Maltrato contra la mujer

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Maltrato contra la mujer
El 59 % de los 117 países analizados en el estudio realizado por el centro Reina Sofía, no hay
leyes específicas que regulen la violencia familiar. En España el 67 % de los femicidios se
producen a partir del momento en el que la mujer decide separarse.
Sanmartín asegura que "cuando la mujer se queda embarazada por primera vez, en lugar de
ser cuidada, es objeto de ataque y hablo de tasas superiores al 30 %."
Frenar la violencia doméstica pasa fundamentalmente por la educación en la igualdad de sexos
y la puesta en práctica de leyes para reprimir y disuadir el maltrato.
La Comisión Regional contra la Violencia hacia la Mujer desempeña las siguientes funciones:
a) Coordinar las actuaciones en la materia llevadas a cabo por las diferentes Administraciones
Públicas en el territorio de la Comunidad Autónoma de Castilla y León.
b) Proponer las medidas que considere conveniente a las diferentes Instituciones implicadas.
c) Impulsar, seguir y evaluar los Programas de Atención a las mujeres que han sufrido malos
tratos contenidos en el Plan Regional contra la Violencia hacia la Mujer en Castilla y León
(2002-2005).
d) Elaborar Protocolos de Actuación en casos de violencia doméstica para los diferentes
sectores profesionales implicados.
e) Impulsar la realización de Programas de Formación especializada dirigidos a los
profesionales que intervienen en casos de maltrato a mujeres.
f) Cualquier otra función relacionada con el ámbito de su competencia.
A pesar de que en la actualidad las cifras de incidencia en lo relativo a la violencia contra la
mujer ejercida por esposos o compañeros sentimentales, o en el marco de relaciones afectivas
de otro tipo, están ganando en publicidad progresivamente con respecto a épocas anteriores, lo
cierto es que aún queda mucha realidad oculta por conocer.
La mujer maltratada, vive situaciones emocionales perturbadoras:
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Perdida de la autoestima.
Ambivalencia hacia el maltratador por el que siente miedo, agresividad y amor (durante las
remisiones).
Ansiedad de la marcha que conlleva la responsabilidad del fracaso familiar y, en la mayoría
de los casos, hacerse cargo de los hijos.
Presiones del medio, que la culpabiliza por su posición de víctima y por el fracaso conyugal,
por ejemplo, las amistades presionan para que le abandone, mientras que la madre para
que le aguante.
Consecuencias económicas de una marcha.
Ineficiencia de apoyos jurídicos para protegerla y el temor permanente a ser agredida de
nuevo por la pareja que sigue persiguiéndola.
Estos son algunos de los aspectos que se viven en una situación de agresión, otros son:
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Malestar, incomodidad.
Tristeza.
Vergüenza.
Retraimiento, repliegue sobre sí misma.
Reticencia al intercambio de opiniones, de experiencias, por ejm. en la entrevista.
Tendencia a desvalorizarse y culpabilizarse.
Somatizaciones diversas: depresión, insomnio, consumo exagerado de medicamentos,
alcoholismo, problemas digestivos, problemas sexuales, etc…
Actitud temerosa.
Indecisión.
Agresividad desproporcionada hacia los profesionales que le preguntan.
Reacciones de huida.
Prisa.
Aislamiento, deberán afrontar la soledad, pocas mujeres han sido preparadas para vivir ellas
mismas, solo se van funcionando ligadas a un hombre.
Sólo el 5% de los malos tratos familiares son denunciados, es decir sólo se denuncia el maltrato
cuando es brutal o muy reiterado. Existen condicionamientos importantes por los que no se
denuncia el maltrato:
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La dependencia económica y afectiva de la víctima con el agresor.
El miedo.
La no aceptación del fracaso matrimonial o de pareja, queriendo sostener la relación hasta
límites insoportables.
La falta de conciencia de estar siendo maltratada (solo se debe denunciar cuando hay
lesión). El sentimiento de culpa a la hora de denunciar el padre de sus hijos.
El desánimo al ser conscientes de que no va a servir para nada.
Falta de recursos económicos.
No tener donde ir, etc.
La falta de respuesta de la propia familia de la víctima y de las Instituciones en general.
La ocultación del problema por vergüenza.
La baja autoestima de la víctima que impide dar respuesta a ala agresión.
La tolerancia del maltrato por parte de la víctima.
La violencia familiar se produce en todas las clases sociales y por tanto en todos los estamentos
económicos, incluso en aquellos de alto nivel cultural. No obstante cuando se extraen datos de
denuncias, encontramos principalmente mujeres de clases sociales desfavorecidas. Pero si
hacemos el análisis de datos obtenidos en despachos de abogados privados, encontramos que
muchas de las mujeres que acuden a separarse pertenecientes a clases sociales acomodadas, han
sido objeto de malos tratos físicos y psíquicos.
Muchas mujeres retiran la denuncia antes del Juicio, casi siempre por miedo y bajo amenazas. Un
factor que hay que tener también presente es la dificultad que tiene la víctima de probar los hechos,
estos siempre se producen en la intimidad, sin testigos o con testigos que dependen del agresor por
razones de parentesco. Tampoco le resulta fácil a la víctima llevar testigos de la agresión tales como
vecinos, ya que normalmente no quieren ir. Por otra parte, los certificados de lesiones aportados no
siempre tienen el poder probatorio de la existencia de la violencia familiar, ya que si bien certifican
las lesiones, no acreditan quien las produce. En definitiva en la mayoría de los casos las mujeres
que se animan a denunciar, tienen otra dificultad añadida: "la carga de la prueba siempre recae
sobre la víctima siendo en la mayoría de los casos difícil de romper la tan argumentada presunción
de inocencia del art. 24 de la Constitución Española".
El delito de la habitualidad en el maltrato fue introducido en nuestro código en la reforma del 95 y
dice: "el que habitualmente ejerza violencia física sobre su cónyuge o persona a la que se halla
ligado de forma estable por análoga relación de afectividad… será castigado con la pena de prisión
de 6 meses a tres años". La Jurisprudencia exige 3 agresiones para que se considere la
habitualidad y se requiere también la convivencia del agresor con la víctima. Dado que los
mecanismos legales no actúan con rapidez, la mujer maltratada debe irse del domicilio familiar con
sus hijos a una casa de un familiar, de una amiga, o a una casa de acogida, mientras el agresor
queda en el domicilio.
La nula protección a la víctima hace que sobre ella recaiga el peso de coordinar los distintos
procedimientos civiles y penales a los que debe acudir, meta difícil de obtener con los resortes
legales existentes.
Dificultades que la mujer evalúa en su ruptura:
a.
Riesgo de buscar ayuda o decidirse, la violencia física y el daño psicológico: riesgo de
un aumento de amenazas y de la violencia física (hijos, familia, víctima), de que el agresor amenace
con suicidarse, de hostigamiento continuo, de secuestro de los hijos, etc…
b. Riesgo económico: riesgo de poder adquisitivo, de perder ingresos o trabajo o relaciones,
miedo a sentirse sola (el agresor la ha separado de sus amistades y familiares poco a poco,
en algunos casos), etc…
c. Miedo de las actitudes de los amigos, familiares, profesionales, ...: Riesgo de no ser creída,
de que tengan una actitud crítica con ella, etc…
Tipos de ruptura:
1.
Ruptura rápida: La mujer se va en cuanto aparecen las primeras manifestaciones de
violencia.
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Tiene el grado de estudios necesario para encontrar un trabajo.
Tiene amigos con los que contar.
No tiene pasado familiar de violencia.
Tiene alternativas, conoce recursos y tiene acceso a ellos.
Tiene una buena autoestima.
2.
Ruptura a disgustos: Se separa tras varios años de soportar violencia, después de haber
intentado salvar la relación. Reduce su culpabilidad puesto que ha hecho todo lo que ella
pensaba que podía salvar su pareja.
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Ha puesto medios para poner fin a la violencia.
Ha buscado ayuda: psiquiátrica, alcohólicos anónimos, etc…
Ha intentado salvar su matrimonio.
Su decisión ha sido pensada y meditada.
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Evalúa que el precio del abuso es demasiado alto para ella y los niños, y decide irse.
3.
Ruptura evolutiva: Abandona la relación y vuelve sucesivas veces, hasta adquirir el
convencimiento de que es preferible afrontarlos problemas derivados de la separación que
soportar la tortura de semejante relación. La violencia se añade a la dificultad de irse.
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Tiene baja autoestima
No conoce los recursos.
Tiene dificultades económicas.
Tiene pocas posibilidades de trabajar fuera de casa.
Comulga con los estereotipos femeninos (muy arreglada, conforme le gusta al hombre).
Tiene la responsabilidad de los hijos teme la soledad.
Se siente aislada.
Así pues la experiencia de la ruptura debe haber permitido algunas adquisiciones o aportado
respuestas importantes a la mujer maltratada. Por su parte, el agresor, se siente reforzado por el
regreso de su víctima (hace lo que quiere, de todos modos ella vuelve siempre). Se siente con
autoridad para reiniciar, en algún momento, comportamientos violentos puesto que sabe que la
víctima le pertenece.
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