La vida sin violencia doméstica derecho: es un Herramientas para romper el silencio Abarca Quesada Ana María – Chinchilla Serrano Hellen Abril 2015 Heredia, Costa Rica I. Consideraciones sobre la violencia ¿QUÉ SABEMOS SOBRE LA VIOLENCIA? Una razón determinante en la existencia de la violencia se fundamenta en el desarrollo y establecimiento del sistema patriarcal. Este es un sistema social basado en estratificaciones que generan relaciones de poder desiguales, que repercuten en situaciones de discriminación, violencia y exclusión. Este sistema ha designado lo “masculino” como parámetro de humanidad posicionando a hombres y mujeres en categorías significativamente distintas. La violencia es un tema que no es completamente desconocido para nosotras y nosotros, pues de diversas maneras, hemos sufrido agresiones y –en ocasiones reproducimos conductas– que pueden ser consideradas nocivas para una sana convivencia. La Organización Mundial de la Salud (citado por Giusti, s. f., p. 21) define violencia como: El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra sí mismo, otra persona o un grupo o comunidad que cause o tenga muchas probabilidades de producir lesiones, muerte, daños psicológicos, subdesarrollo o de privación. 3 Si analizamos esta información, podemos determinar que la violencia se presenta en cualquier esfera de la vida y sus formas de manifestación son múltiples: desde los golpes que dejan marcas visibles, hasta palabras que hieren en lo invisible ante los ojos ajenos. Todo esto nos conduce a identificar que la violencia y sus manifestaciones se presentan en diferentes espacios de la vida, ya que puede evidenciarse en contextos profesionales, académicos, laborales, y uno de los más delicados: la familia, espacio relacionado principalmente con recibir seguridad, confianza y cariño, razones por las cuales nos interesa su comprensión. ¿QUÉ ES LA VIOLENCIA DOMÉSTICA? Como se menciona con anterioridad, la familia no es un espacio ajeno a la posibilidad de desarrollar prácticas violentas entre sus integrantes, es así como Giusti (s. f., p. 7) conceptualiza la violencia intrafamiliar como “cualquier acto, llevado a cabo por un miembro de la familia o por una persona cercana a esta, con más poder, con quien existe un vínculo afectivo o parentesco, que afecta de manera negativa su integridad física, sexual psicológica o patrimonial”. Tomando en consideración todo el escenario social que envuelve la temática de la violencia, la Universidad Nacional, por medio del Instituto de Estudios de la Mujer, en el segundo ciclo lectivo del año 2009, desarrolló un estudio con el objetivo 4 de determinar la prevalencia y manifestaciones de la violencia intrafamiliar en la población estudiantil de la UNA. Este estudio demostró que, efectivamente, la violencia intrafamiliar es un fenómeno más constante de lo que se suele pensar y que, en gran parte de las ocasiones, el hecho de que existan lazos afectivos y de parentesco entre la persona que agrede y la que es agredida hace que la situación sea más compleja y existan más limitaciones para romper el silencio. Cualquier manifestación de violencia contra las mujeres constituye una situación que va en detrimento de la dignidad humana, debido a que genera impotencia e inseguridad, y promueve que la persona que maltrata perpetúe sus actos violentos y someta aún más a la persona agredida. ¿SUFREN VIOLENCIA TODAS LAS PERSONAS DE LA FAMILIA POR IGUAL? La violencia intrafamiliar, a pesar de que puede ser sufrida por todas las personas que conforman la familia, afecta de manera distinta a sus diferentes integrantes, debido a la desigualdad social que permea las relaciones familiares. Existen personas más vulnerables a la violencia en razón de su edad, sexo, orientación sexual, situación de discapacidad, entre otras condiciones. En el estudio anteriormente mencionado (Giusti, s. f.), se puede visualizar esta desigualdad en la que se destaca que el 78% de la población estudiantil que participó en el estudio indicó haber sufrido violencia en su niñez y adolescencia y un 5 55% en su vida adulta, lo que muestra que la edad es un factor que pone en mayor riesgo a las personas. Un aspecto importante desde esta perspectiva es que la Ley contra la Violencia Doméstica, en su numeral primero, solicita a las autoridades brindar protección especial a las mujeres, personas menores de edad, personas adultas mayores y personas que presenten alguna condición de discapacidad. La violencia intrafamiliar es un problema que afecta tanto a hombres como a mujeres; sin embargo, el origen de la violencia contra las mujeres se da por el hecho de ser mujeres. A esta variable de género se entrecruzan otros factores sociales que les posicionan en situaciones de mayor vulnerabilidad tales como la edad, condición social, escolaridad, dependencia económica, entre otras. De manera contraria, los hombres no son agredidos por su género, sino por otros componentes sociales que los colocan en una posición desigual de poder. Asimismo, las formas en que se manifiesta la violencia contra las mujeres es diferente de la que se comete contra los hombres: las mujeres reportan mayor prevalencia de manifestaciones de tipo sexual, patrimonial y psicológica. Según los datos que resultan de la Sección de Estadística, Dirección de Planificación del Poder Judicial sobre Violencia Doméstica para el 2013 (Poder Judicial, 2013), de un total de 63 889 personas violentadas, 50 237 corresponden a mujeres, 6 13 184 a hombres y 468 se desconoce el sexo. Es evidente que son mayoritariamente las mujeres las más afectadas por esta problemática social. ¿QUÉ HACE QUE LAS MUJERES PERMANEZCAN EN RELACIONES DE VIOLENCIA? Socialmente hemos escuchado que mucha gente se pregunta, cuando una persona cercana o conocida se encuentra en una situación de violencia, por qué no logra salir de esta, y a pesar de que en ocasiones se piensa que quiere terminar su relación y salir de ese escenario, nuevamente regresa. Incluso, algunas veces hemos escuchado las frases “parece que le gusta que le peguen” “Seguro está esperando a que la maten”. Es importante, antes de hacer una afirmación de este tipo, comprender que la persona maltratada se encuentra inmersa en una dinámica de violencia que le dificulta salir de ella por diversas razones, entre estas el miedo, la dependencia económica o afectiva, los sentimientos de culpa e impotencia, así como la esperanza de que la violencia desaparezca y sean una familia feliz, entre otras razones. Existe un fenómeno denominado indefensión aprendida (Giusti, s. f), en el que la persona cae en una obediencia pasiva al entorno; esta es producto de la desesperanza y el fracaso repetido en frenar la violencia. Sumado a ello, en el caso de la violencia de pareja, se pasa por un ciclo (Poder Judicial, 2008), en el cual, quien agrede 7 atraviesa por una fase de tensión; posteriormente, ocurre una fase de explosión en la que sucede algún episodio violento, luego una fase de distanciamiento y minimización de lo ejercido y, al final, una fase de “luna de miel” o “reconciliación”, en la cual le promete a la pareja cambiar y que dicha situación no volverá a ocurrir. Las fases mencionadas se suelen repetir constantemente y esta es la razón por la que muchas mujeres se mantienen en esta situación pensando que las cosas van a cambiar y que sus parejas serán las mismas de las que se enamoraron tiempo atrás. Fase de tensión Fase de reconciliación Fase de explosión Figura 1. Ciclo de la violencia. 8 ¿QUÉ AVANCES HA REALIZADO EL ESTADO COSTARRICENSE PARA ENFRENTAR LA VIOLENCIA DOMÉSTICA? Costa Rica ha pretendido fortalecer su sistema normativopolítico, que regula la materia de violencia intrafamiliar, de género, contra las mujeres y cualquier otro grupo en desventaja social. Dentro de los instrumentos jurídicos de carácter internacional, ratificados por el Estado costarricense, destacan: Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969) Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación hacia las Mujeres (CEDAW) (Ley No. 6968 del 2 de octubre de 1984) Convención sobre los Derechos del Niño (1990), -declara el derecho de todo niño y niña de crecer en una familia, sintiéndose seguro, amado y comprendido, libre de malos tratos y crueldades Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer -Convención de Belem Do Pará- (1995) Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de Toda Forma de Discriminación contra la Mujer (2001) Declaración y la Plataforma de Beijing (1995) 9 Y en el contexto nacional encontramos: La Constitución Política (1949), como estandarte de libertades y garantías humanistas Ley contra la Violencia Doméstica (Ley No. 7586 del 10 de abril de 1996) Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres (Ley No. 8589 del 25 de abril de 2007) Ley de Creación del Sistema Nacional para la Atención y Prevención de la Violencia contra las Mujeres y la Violencia Intrafamiliar (No. 8688, del 2008) Código Penal (1970). 10 II. Ley contra la violencia doméstica (N°7586) ¿EN QUÉ CONSISTE ESTA LEY? La Ley contra la Violencia Doméstica (LEY N° 7586) fue aprobada por el parlamento en el año 1996, y responde a la necesidad de atender a las personas afectas por la violencia. Además, es un mecanismo a través del cual el Estado costarricense da cumplimiento a los compromisos adquiridos en las convenciones internacionales de protección a los derechos humanos, asimismo tutela los enunciados del artículo 51 de la Constitución Política, el cual establece la protección especial a la familia por parte del Estado. Esta ley brinda, de primera mano, una herramienta del derecho para proteger a las personas que sufren violencia doméstica, mediante un sistema que se ha denominado “medidas de protección”. Esta ley dirige su accionar básicamente a lo que es la aplicación de medidas de protección para personas víctimas de violencia con el objetivo de garantizar la vida, integridad y dignidad de las personas afectadas por la violencia doméstica (art. 1). Es de vital importancia señalar que la violencia doméstica también se comprende en otras leyes, como lo es la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres, Ley N° 8589 del 25 de abril de 11 2007, la cual señala los tipos de manifestaciones de violencia física, psicológica, patrimonial y sexual, contra una mujer con quien se mantenga o haya mantenido relación de pareja (unión de hecho) o matrimonial, y se configuran en delito. Particularmente esta ley, en su artículo 21, penaliza la máxima expresión de violencia contra las mujeres: dar muerte a una mujer con la que se mantenga o haya mantenido una relación, es decir, el femicidio. ¿CUÁLES RESPONSABILIDADES GENERA ESTA LEY PARA ALGUNAS INSTITUCIONES COSTARRICENSES? Mediante la aprobación de la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres, se estableció el mandato legal expreso que obliga a la Fuerza Pública a intervenir en situaciones de violencia doméstica. Además, se delegó al Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU) como el ente encargado de brindar asesoramiento para cumplir el fin de la ley, junto con la responsabilidad de ofrecer los servicios de acompañamiento, asesoramiento jurídico y representación legal, necesarios para realizar los trámites contemplados en la ley, para las personas maltratadas. Con este último propósito, el INAMU podrá intervenir en el procedimiento, con el fin de garantizar los derechos de las personas violentadas y representarlas legalmente con las mismas facultades y atribuciones otorgadas a la Defensa Pública en materia penal (art. 17, Ley 7586). 12 ¿CUÁLES SITUACIONES DE VIOLENCIA TUTELA ESTA LEY? Específicamente, la Ley contra la violencia doméstica (Ley N° 7586), en su artículo segundo, conceptualiza tanto la violencia doméstica como los tipos de agresiones que pueden presentarse: a) Violencia psicológica: Acción u omisión destinada a degradar o controlar las acciones, comportamientos, creencias y decisiones de otras personas; por medio de intimidación, manipulación, amenaza, directa o indirecta, humillación, aislamiento o cualquier otra conducta que implique un perjuicio en la salud psicológica, la autodeterminación o el desarrollo personal. !¿Qué van a pensar mis amigos si te ven así en la calle?! Son manifestaciones de violencia psicológica los gritos, insultos, descalificaciones, trato indiferente, celos, las amenazas de terminar la relación si no se hace lo que la pareja dice, revisión del celular por parte de la pareja, solicitarle contraseñas de redes sociales o correo electrónico para controlar sus conversaciones, impedirle salir o realizar alguna actividad, limitar su grupo de amistades o personas conocidas, ordenar la atención inmediata con aspectos como la comida, ropa limpia, limpieza del hogar, entre otras acciones. 13 b) Violencia física: “Cualquier acción que desencadena en un daño físico interno o externo, y que puede ocasionar la muerte. La violencia física puede manifestarse a través de golpes, empujones, mordiscos, jalones de pelo, entre otros” (Claramunt en Giusti, s. f., p. 7-8). Son manifestaciones de violencia física los pellizcos, golpes, empujones, rasguños, entre otros. c) Violencia sexual: Acción que obliga a una persona a mantener contacto sexualizado, físico o verbal, o a participar en otras interacciones sexuales mediante el uso de fuerza, intimidación, coerción, chantaje, soborno, manipulación, amenaza o cualquier otro mecanismo que anule o limite la voluntad personal. Igualmente, se considerará violencia sexual el hecho de que la persona que maltrata obligue a la agredida a realizar alguno de estos actos con terceras personas. Son manifestaciones de violencia sexual: el ignorar las necesidades y sentimientos sexuales de su pareja, hacer burlas con respecto al comportamiento sexual, obligar a mantener relaciones sexuales sin consentimiento, presionar a la pareja a mantener relaciones sexuales bajo la amenaza de terminar la relación, obligar a la pareja a realizar actos no deseados en la relación sexual, entre otras. 14 d) Violencia patrimonial: Acción u omisión que implica daño, pérdida, transformación, sustracción, destrucción, retención o distracción de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores, derechos o recursos económicos destinados a satisfacer las necesidades de alguna de las personas mencionadas en el inciso a) anterior. Son manifestaciones de violencia patrimonial: el quitarle las cosas a la persona agredida, esconderle sus objetos personales, romperle objetos, tirar sus cosas, entre otras acciones. Debido al análisis específico que se realiza de la violencia doméstica, el mismo artículo define parentesco como: Relación de adopción, afinidad o consanguinidad hasta tercer grado inclusive, por vía ascendente, descendente o colateral, originada en un vínculo jurídico, biológico o de unión de hecho. El vínculo por afinidad subsistirá aun cuando haya finalizado la relación que originó. 15 Lo anterior constituye un marco amplio de protección en el que se incluyen esposos, esposas, convivientes, padres, madres, hermanos, hermanas, abuelos, abuelas, sobrinos, sobrinas, nietos, nietas, primos, primas, padrastros, madrastras, hijastros, hijastras, entre otras personas. 16 III. Consideraciones sobre las medidas de protección Las medidas de protección establecidas en la Ley contra la violencia doméstica (N° 7586) son también conocidas como órdenes de restricción emitidas por un juez o jueza, en las cuales le indica a la persona que maltrata, que debe mantener distancia respecto a la persona que ha sido agredida, así como respetar cada una de las prohibiciones que se le establezcan. ¿CUÁLES SON LAS MEDIDAS DE PROTECCIÓN? El numeral tercero de la Ley contra la Violencia Doméstica enumera dieciocho medidas de protección que pueden ser impuestas por la autoridad competente, con el objetivo de proteger la vida de las personas que sufren las agresiones; sin embargo, esto no restringe para que el juez o la jueza pueda dictar cualquier otra medida que considere necesaria para el caso que analiza. Dentro de las medidas de protección más utilizadas, destacan: Ordenar a la presunta persona que maltrata salir inmediatamente del domicilio común y, de acuerdo con las particularidades de la situación de violencia, limitarla a un área distante al de la presunta persona agredida. Autorizar a la presunta persona agredida un domicilio diferente del común. 17 Se podrá allanar el domicilio donde residan la persona que maltrate y la agredida, a cualquier hora, cuando por violencia doméstica se arriesgue gravemente la integridad física, sexual, patrimonial o psicológica de cualquiera de sus habitantes. Prohibir que la presunta persona que maltrata posea o porte armas de fuego punzocortantes. Se podrá suspender provisionalmente a la presunta persona que maltrata el ejercicio de la guarda, crianza y educación de sus hijos e hijas menores de edad. Prohibirle a la presunta persona que maltrata que agreda, perturbe o intimide a cualquier integrante de la familia de la presunta persona agredida de violencia doméstica. Prohibirle el acceso a la presunta persona que maltrata al domicilio, permanente o temporal, de la persona agredida y a su lugar de trabajo o estudio. De igual manera, acercarse a dichos lugares a una distancia razonable a criterio de la jueza o el juez. Fijar una pensión alimentaria provisional en favor de la presunta persona agredida y de los demás dependientes, según corresponda. Otorgar el uso exclusivo del menaje de casa a la persona agredida. Emitir una orden de protección y auxilio policial dirigida a la autoridad de seguridad pública de su vecindario. 18 ¿QUÉ SUCEDE SI SE INCUMPLE UNA MEDIDA? En caso de que la persona que maltrata incumpla una o varias de las medidas de protección (art. 3), las cuales fueron dictadas por un juez o jueza, se remitirá al Ministerio Público; la orden es un medio de prueba para proceder con un juzgamiento por delito de incumplimiento. ¿QUIÉNES PUEDEN SOLICITAR MEDIDAS DE PROTECCIÓN? El artículo 7 de la ley detalla quiénes son las personas legitimadas para solicitar el establecimiento de medidas de protección. Estas corresponden a: a. Personas mayores de doce años. Cuando se trate de menores de doce años o de personas con discapacidad física o mental, la medida deberá ser solicitada por su representante legal, el Patronato Nacional de la Infancia, una autoridad de policía o una persona mayor de edad. b. Las instituciones públicas o privadas que lleven a cabo programas de protección de los derechos humanos y la familia, cuando la persona agredida lo solicite, se encuentre grave o presente alguna discapacidad que le impida solicitar la protección o tener conciencia de la agresión que se le inflige. c. Los mayores de edad, cuando la persona agredida esté imposibilitada para solicitarlas por encontrarse grave como producto de una situación de violencia doméstica. 19 ¿CUÁNTO DURAN DE LAS MEDIDAS DE PROTECCIÓN? Indica la ley que estas se mantendrán por un año (art. 4), sin embargo, pueden ser levantadas (art.5) bajo los siguientes supuestos: a. Si la persona que lo solicitó indica que desea suprimirlas. b. Si la autoridad competente evidencia que la ley está siendo utilizada en contra de sus fines. c. Si la persona agredida es menor de edad, el cese de la medida solo procederá si se realiza por medio de una persona representante del Patronato Nacional de la Infancia o por recomendación suya. d. Puede ordenarse el levantamiento por parte del juez o jueza, o a solicitud de parte, cuando se evidencie que la ley está siendo utilizada en contra de sus fines. Es importante tener en cuenta que en razón del ciclo de la violencia, explicado páginas atrás, muchas mujeres solicitan el cese anticipado de las medidas de protección, aun cuando esto no signifique que la situación de violencia haya terminado. ¿CUÁLES SON LAS OBLIGACIONES DE LA POLICIA? La Ley contra la Violencia Doméstica, en el artículo 20, indica las potestades de la policía administrativa, la cual tiene el deber de intervenir en las situaciones de violencia doméstica, ya sea de oficio o por requerimiento de las personas maltratadas o de terceras personas. Dentro de sus funciones se encuentran: 20 a. Socorrer a las personas agredidas aun cuando se encuentren dentro de su domicilio. b. Detener a las presuntas personas que maltratan y llevarlas a la autoridad competente, en un plazo de veinticuatro horas. c. Levantar un acta sobre los hechos ocurridos (recoger información de familiares, personas vecinas o de otras presentes con sus nombres, calidades y lugar donde puedan localizarse para requerirles en un posible proceso judicial). d. Decomisar las armas y los objetos utilizados para amenazar o agredir y ponerlos a la orden de las autoridades. e. Declarar como testigos en un posible proceso judicial. f. La policía administrativa tiene la obligación de vigilar el cumplimiento efectivo de las medidas de protección, por todos los medios que sean necesarios. ¿CÓMO PUEDO SOLICITAR LAS MEDIDAS DE PROTECCIÓN? Podrán ser solicitadas por escrito o en forma verbal (art. 8). Únicamente se requiere autenticación cuando quien las solicita por medio escrito no sea la persona que directamente las requiere. Cuando exista peligro inminente para la integridad física de las personas protegidas por dicha ley, de inmediato el juez o jueza dictará las medidas de protección pertinentes, a fin de evitar que el daño se produzca o continúe produciéndose. 21 1 2 Solicitud de medidas de protección Entrevista del personal judicial 4 3 Notificación de las medidas a la presunta persona agresora 4.1 Antecedentes y posible audiencia Dictado de medidas de protección 5 6 Solicitud de comparecencia por la presunta persona agresora Realización de comparecencia 7 8 Apelación de la presunta persona agresora Resolución del juzgado Figura 2. Proceso de tramitación de solicitud de medidas de protección en un juzgado de violencia doméstica. 22 1 El proceso inicia con la solicitud de medidas de protección, para lo que debe acudirse a: Juzgados especializados en violencia doméstica Juzgados de familia Juzgados mixtos o contravencionales En caso de no existir estos juzgados, se podrán solicitar a los juzgados penales. Cuando sea atendida por la instancia penal, esta deberá remitir el expediente a la autoridad que corresponda. Si los hechos descritos constituyen delito, el juzgado remitirá el testimonio de piezas al Ministerio Público. En estos juzgados se interpone la solicitud de forma oral o escrita. 2 Una persona servidora judicial entrevistará para conocer los hecho. Dicha entrevista se debe realizar en cubículos independientes para efectos de privacidad. 3 El juez o jueza encargada conocerá el caso y dictará las medidas de solicitud de protección. 4 El despacho judicial coordinará con la Fuerza Pública la notificación de las medidas de protección a la persona obligada a cumplirlas. 4.1 Si la persona solicitante de medidas de protección posee antecedentes como persona ofensora, el Juz23 gado procede a citar a una audiencia oral, para que el juez o jueza valore y dicte la resolución del caso. 5 Una vez que se notificó a la presunta persona ofensora, esta posee 5 días hábiles para presentarse al juzgado y, de manera escrita o verbal, puede solicitar una comparecencia frente al juez o jueza. De no presentarse en el plazo, el juez o jueza dictará sentencia y mantendrá las medidas de protección durante un año. 6 La comparecencia consiste en una audiencia con ambas partes ante un juez o una jueza para que se les escuche, puedan exponer sus posiciones respecto a los hechos denunciados y a las medidas impuestas. La persona solicitante de las medidas tiene el derecho de que la persona ofensora no se encuentre presente en la comparecencia al momento de declarar (ver art.12). Si solicita la comparecencia (ver art. 12 de la Ley contra la violencia doméstica), esto debe ser notificado de manera personal o escrita a quien solicitó las medidas. Entre la notificación y la realización de la audiencia no debe haber más de cinco días. 7 Si alguna de las partes no se encuentra conforme con lo dictado por el juez o jueza, se tiene el derecho de apelar la resolución. Este recurso debe presentarse en el mismo despacho y tiene un plazo de tres días para ser formulado. 24 8 El plazo para resolver la apelación es dentro de los quince días siguiente a la fecha en que finalizó su tramitación. ¿QUÉ DEBO TOMAR EN CUENTA PARA EL DÍA DE LA COMPARECENCIA? Es indispensable que al momento de la comparecencia se presente puntualmente, con los documentos de identificación y aporte todas las pruebas que se consideren oportunas para el caso. ¿QUÉ PRUEBAS PUEDO PRESENTAR? Respecto a las pruebas, puede presentarse todo material, testimonios, documentos, entre otros, que permitan comprobar las agresiones sufridas. Concluida la comparecencia, el juez o jueza, dictará resolución definitiva. ¿CUÁLES REQUISITOS DEBE CONTENER LA SOLICITUD? Para que las medidas puedan ser recibidas y declaradas, la solicitud respectiva debe contar con una serie de requisitos accesibles (art. 9): a) El nombre, los apellidos, las calidades y el vecindario de la persona agredida y la persona que maltrata, si los conoce. 25 b) Los hechos en que se funda. c) Las pruebas, si existen, en las que fundamenta los hechos expuestos en la solicitud. La falta de indicación de pruebas no impedirá que la autoridad judicial dé curso a la solicitud. d) Las medidas de protección solicitadas. Eventualmente, el juez o jueza podrá ordenar la aplicación de otras medidas distintas a las solicitadas. e) El señalamiento de la casa o el lugar para recibir notificaciones. Una vez recibida la solicitud de medidas, deberá notificarse y no cabrá recurso alguno contra ella. Cuando lo estime necesario, la persona agredida o la solicitante de la medida podrá pedir a la autoridad competente que se le practique un examen médico y psicológico que permita valorar los daños físicos y psicológicos sufridos. GUÍA DE INSTITUCIONES DONDE PUEDE ACUDIR EN BUSCA DE AYUDA En caso de estar sufriendo una situación de violencia o conocer a alguien que esté enfrentando esta situación puede pedir ayuda a las siguientes instituciones: Línea de emergencias 9-1-1. Delegación de la Mujer del INAMU: Brinda atención especializada en materia de violencia contra las mujeres. Teléfonos: 2255-1368 / 2233-7895. Ubicada 75 metros 26 al sur de la entrada principal del Museo Nacional, sobre el bulevar del Circuito Judicial en San José. Juzgados de Violencia Doméstica más cercanos o Juzgados de Familia en caso de no existir los primeros. Centro de Orientación e Información del PANI: Para consultas y denuncias en materia de violencia contra personas menores de edad. Teléfonos: 2523-0700 / 2523-0800/ 2523-0900. Ubicado en Avenidas 10 y 12B, calle 21, Barrio Luján, 100 metros al este de la Escuela República de Chile, San José, Costa Rica. Nadie tiene la potestad de silenciar nuestras voces. Tenemos el derecho a romper el silencio, y merecemos una vida libre y sin violencia. ¡Denuncie! 27 REFERENCIAS Asamblea Legislativa de Costa Rica. (1970). Código Penal. Recuperado de http://www.pgrweb.go.cr/scij/Busqueda/Normativa/ Normas/nrm_norma.aspx?param1=NRM&nValor1=1&nValor2=5027 &nValor3=98548&strTipM=FN Asamblea Legislativa de Costa Rica. (1996). Ley contra la Violencia Doméstica, Ley No. 7586. Recuperado de http://www.pgrweb. go.cr/scij/Busqueda/Normativa/Normas/nrm_norma.aspx?nValor1=1&nValor2=27926&nValor3=84069&param2= 1&strTipM=FN&lResultado=3&strSim=simp Asamblea Legislativa de Costa Rica. (2007). Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres, Ley No. 8589. 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Juzgado de Violencia Doméstica de Heredia, despacho acreditado por el Sistema de Gestión de Calida 28