CASOS SEGUNDO SEMESTRE: CASO UNO: –Pedro, Juan y

Anuncio
CASOS SEGUNDO SEMESTRE:
CASO UNO:
Un miércoles, aproximadamente las 11:00 hrs., tres amigos –Pedro, Juan y
Diego- decidieron entrar a una casa a sustraer especies. Merodeando un sector
residencial de la ciudad, eligen una casa que está más apartada de las otras y al
parecer sin moradores. Para ingresar, Diego rompió el vidrio de una pequeña ventana
de la parte posterior de la casa, para luego abrirla y entrar por ella accediendo al baño.
Luego se dirige a la cocina, que también se ubica en la parte posterior de la casa y
abre la puerta para el ingreso de sus compañeros. Estando los tres dentro de la
vivienda proceden a su revisión y elección de especies –topas, joyas y artículos
electrónicos- las que reúnen en bolsos que estaban en la misma casa, todo avaluado
en $1.000.000 (un millón de pesos). Los jóvenes abandonan el lugar saliendo por la
puerta posterior, cada uno de ellos portaba un bolso con especies sustraídas.
La dueña de casa sorpresivamente regresó
a la vivienda, advirtiendo lo
sucedido lo relacionó con el grupo de jóvenes que vio caminando con bolsos cerca de
su casa, salió a mirar y los vio detenidos a unos 50 metros de la casa, los increpó
pidiéndoles la devolución de sus cosas, Pedro se acercó groseramente le dijo que se
callara y le dio un palmazo en la cara, que le causó lesiones leves, un hematoma. La
mujer ingresó a su vivienda y llamó a carabineros.
Diego es un menor que aún no cumple 14 años y ha sido detenido con
anterioridad por hechos similares.
Pedro, tiene 22 años, sin antecedentes penales, acusado por otro hecho
similar. No trabaja y estudio hasta segundo año de enseñanza media. Vive con su
padre, obrero de la construcción, sin consumo de alcohol o drogas problemático.
Juan, tiene 20 años, cursó enseñanza media completa y está estudiando una
carrera técnica. Tienen un hijo de meses y trabaja ocasionalmente. Vive con sus
padres -ella dueña de casa, él taxista- su pareja e hijo, y dos hermanos menores. No
tiene anotaciones penales.
Decidieron no declarar en juicio.
Depositaron $50.000 cada uno para reparar con celo el mal causado.
CASO DOS
Una tarde de verano Gonzalo se dirigió a la zona costera, con la intención de
sustraer especies para luego venderlas. Para ello fue hasta un sector en donde había
varios vehículos estacionados, procediendo a verificar cautelosamente si estaban con
seguros. En la búsqueda encontró uno que no los tenía por lo que ingreso a éste y
procedió a registrarlo en búsqueda de especies de valor, sustrajo unos CDs, unas
gafas, un quitasol, una polera y un manojo de llaves, luego se retiró. Continuando con
su recorrido, pero estaba vez usando las llaves que sustrajo, logró abrir un segundo
vehículo, del que sustrajo una mochila con un computador en su interior. Con ese
botín se retiró
hacía su domicilio, pero fue interceptado por carabineros que
patrullaban el lugar.
Los afectados indicaron que dejaron sus vehículos debidamente cerrados. Las
pericias no encontraron indicios de fuerza en las chapas.
Gonzalo tiene 23 años, no trabaja y no estudia, cursó hasta 1° medio. Vive con
sus abuelos paternos, un tío, su pareja y dos sobrinos. Tiene dos anotaciones por
hurtos del 446 n°3, condenados a 61 de presidio, sus penas están cumplidas.
En juicio declaró, señalando que los dos vehículos de los que sustrajo
especies, estaban sin seguro.
CASO TRES:
Josefina, de 13 años, estaba viendo en la televisión un programa sobre abuso
sexual a menores de edad, motivándola a contarle a su madre lo que a ella le sucedía.
Le dijo que su tío Juan –hermano de su madre- cuando iba de visita a su casa y
cuando quedaban solos, se acercaba a ella le decía que era bonita y que le gustaba.
En las primeras ocasiones –dos o tres- le daba besos en la boca, luego comenzó a
tocarle los senos, los glúteos y la vagina, por debajo de sus ropas. En una ocasión, le
pidió que le tocara el pene, al negarse, el tío le tomó la mano y la puso sobre su pene,
por encima de la ropa. La última vez, la lanzó sobre el sofá se puso sobre ella y
mientras trataba de bajarle la ropa, sintieron ruidos de personas por lo que la dejó, y
ella huyó.
La madre no creyó el relato de la menor, le dijo que su hermano no era capaz
de algo así, que ella mentía seguramente para proteger a su pololo. La menor insistió
en la verdad de su relato.
Pasados unos días y viendo el mal estado de ánimo de la niña, su profesora se
acercó a hablarle y la menor le contó lo mismo que a su madre, agregando que ella no
le creyó. La profesora dio cuenta a la directora y ambas efectuaron la denuncia.
Al declarar la niña en la PDI, agregó que estos hechos ocurrían cuando su tío
iba de visita y se quedaba dos o tres días, aprovechando que sus padres salían y sus
hermanos iban con ellos o se quedaban jugando en la casa. Que empezó cuando
tenía once años y la última vez fue como un mes antes de contarle a su madre.
Hecho el examen psicológico de credibilidad, éste concluye que su relato es
creíble y válido. Lo que la niña contó a su madre –que finalmente decidió declarar- a la
profesora y funcionarios de la PDI es, esencialmente, lo mismo.
Juan: tiene 30 años, es empleado en una tienda, terminó 4° medio, es soltero,
vive sólo, pero tiene un hijo de 5 años. Tiene una anotación por lesiones leves. Al
saber de la acusación en su contra, reconoció declarando en la PDI que una sola vez
se acercó a su sobrina y la besó en la boca, que ella es muy linda y él estaba ebrio,
pero que no es verdad todo lo que dice la menor. Lo mismo dijo en juicio.
Descargar