PONENCIA INDIVIDUAL SUB-TEMA I CONTROL CONSTITUCIONAL DE LAS NORMAS TRIBUTARIAS MAURICIO R. MUÑOZ-NÁJAR BUSTAMANTE * I “No se trata únicamente de prestarles amparo frente a las extralimitaciones de los funcionarios, sino, esencialmente, de evitar que las normas y principios jurídicos resulten desvirtuados en los hechos”. Carlos M. Fonrouge (1.1) Giuliani El maestro brasileno Geraldo Ataliba (2.1) nos enseñó que la Constitución de un país es la ley que el pueblo elabora para establecer cómo quiere que se ejerza el poder; esto es, cómo, de qué manera y con qué intensidad los gobernantes van a ejercer sus funciones. Ataliba (2.2), citando al jurista argentino Gordillo, concluye que la * Constitución es una ley que el pueblo crea para contener y detener el poder del Estado, es decir, para establecer límites al poder de aquél. Entonces podemos afirmar que la Constitución contiene normas y principios jurídicos que, por ser límites al poder del Estado, no pueden desvirtuarse en los hechos. Las normas jurídicas, provengan del Poder Legislativo o Ejecutivo, resultan intolerables para la sociedad cuando violan la Constitución o preceptos jurídicos de mayor jerarquía. Según explica Duguit la inconstitucionalidad de las leyes (3.1) es la consecuencia necesaria y lógica de la jerarquía de las leyes, ergo, cualquier norma que transgreda a una de mayor jerarquía es inconstitucional (articulo 87° de la Constitución). Abogado; Miembro del Instituto Peruano de Derecho Tributario; Funcionario de la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria. 109 La afirmación del párrafo precedente al anterior es apreciada cotidianamente con mayor claridad en materia tributaria. Puede decirse que los medios de impugnación contra los mandatos de quien detenta el poder de imperio de obligar a los sujetos que conforman una sociedad al pago de un tributo, han variado a través de la historia de la misma forma como variaron los medios para hacer justicia. La actitud de los barones ingleses, en el año 1215, de obligar al rey Juan Sin Tierra, por la fuerza de sus espadas, a firmar el compromiso por sí y sus descendientes de no exigir tributo a ninguno de sus súbditos sin el consentimiento de éstos (2.3), bien podría ser una muestra clara de lo que históricamente conocemos como la etapa de autodefensa, es decir, cuando los hombres apelaban a la fuerza para defender sus derechos. Hoy en día las Constituciones de los Estados y sus leyes, regulan los medios para oponerse a las normas legales que se dictan como consecuencia del abuso del poder que detenta el mismo Estado, eliminando la autodefensa como posibilidad. Es lo que se conoce como Jurisdicción o Justicia Constitucional, términos que la doctrina utiliza indistintamente al referirse a la necesidad de garantizar la constitucionalidad de las leyes y demás actos legislativos y administrativos. 110 García Belaúnde (4.1) distingue acertadamente entre uno y otro término. Señala que “El estudio de los aspectos sustantivos atingentes a los valores que encierra el texto constitucional”, se denomina Justicia Constitucional y Jurisdicción Constitucional “al procedimiento que tiene como fin directo garantizar la observancia de la Constitución”. El objeto de la presente ponencia es identificar los medios que el sujeto pasivo del tributo tiene a su alcance para impugnar las normas jurídico tributarias que devienen en inconstitucionales. II “El Derecho Constitucional, por supuesto, es el más importante de todos los Derechos. Cuida del Poder”. Geraldo Ataliba (2.4) “La superioridad de la Constitución es una palabra vana si se puede violar impunemente por los órganos del Estado”. José Pareja Paz Soldán (3.2) La inconstitucionalidad de las leyes nace de la idea de la superioridad de la Constitución sobre éstas, por ser aquella el límite inamovible del poder del Estado. Como resultado de ello, en los Estados Unidos de Norteamérica surge la institución conocida como “Control Constitucional de las Leyes”. personas de derecho público (artículo 295°, in fine); y, Fue el célebre Juez Marshall en la causa Madison C. Marbury quien sustentó que la Constitución por ser la ley suprema y soberana, no puede ser modificada por medios ordinarios. Entonces una ley contraria a la Constitución no es tal. De lo contrario, es decir, si la Carta Magna estuviera a nivel de las leyes ordinarias y como todas las demás leyes puede ser modificada, por otras leyes, la Constitución como tentativa del pueblo de limitar el poder seria absurda. Marshall concluía diciendo, que el Juez puede declarar derecho en los conflictos entre una ley y la Constitución considerando como nula una ley contraria a la Constitución (3.4). 3) La declaración de incompatibilidad entre una norma constitucional y una norma legal ordinaria, así como entre una norma legal y otra norma subalterna (artículo 236°). Nuestra Constitución vigente, en el caso de incompatibilidad entre una norma legal y aquella, distingue entre: 1) La declaración de inconstitucionalidad parcial o total de las leyes, Decretos Legislativos, normas regionales de carácter general y ordenanzas municipales que contravienen la Constitución en la forma o el fondo (artículo 298° numeral 1) ). 2) La declaración de inconstitucionalidad o ilegalidad parcial o total de los reglamentos, normas administrativas, resoluciones y decretos de carácter general que expiden el Poder Ejecutivo, los Gobiernos Regionales y Locales y demás En el primer caso se recurre ante el Tribunal de Garantías Constitucionales; en el segundo, ante el Poder Judicial mediante Acción Popular; y, en el último, ante el Poder Judicial con el objeto de que el Juez cumpla con el principio de prelación de las normas jurídicas. En los dos primeros el resultado es la no aplicación en general de la norma impugnada, mientras que en el tercero, la consecuencia es la declaración de incompatibilidad en el caso concreto del accionante, quedando vigente dicha norma (como se verá más adelante esta función, si bien es cierto, es privativa del Poder Judicial, en materia tributaria, el Tribunal Fiscal también la ostenta conforme al artículo 112° del Código Tributario). No obstante es correcto afirmar que en todos estos casos se cumple con el control constitucional de las leyes y demás normas de menor jerarquía. Cabe anotar que para el ponente no es factible discriminar una norma inconstitucional de una ilegal (en el entendido de que el primer término se utilice sólo para las leyes que vulneran la Constitución y el segundo se utilice para identificar a las normas de menor jerarquía que la Ley, que violan ésta 111 última). En efecto, el Decreto Supremo que transgrede una ley es al fin y al cabo tan inconstitucional como la ley que viola la Carta Magna. y demás actos normativos, como “Jurisdicción Constitucional” (el proceso que tiene como fin directo la observancia de la Constitución (4.1)). Recordemos que; como afirma Duguit, la inconstitucionalidad es la consecuencia necesaria y lógica de la jerarquía de las leyes (3.1). En relación al órgano encargado de controlar la Constitucionalidad de las Leyes y demás normas jurídicas, en doctrina y en derecho comparado se reconocen hasta tres sistemas (3.5) (4.2) (5.1): El Control Constitucional de las leyes puede revestir formas que le dan alcance diferente: 1° Control no Jurisdiccional. El derecho a incoar la acción sólo está reservado a los órganos gubernamentales, excluyéndose a los ciudadanos. Tiene por objeto mantener el reparto de competencias entre el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, permitiendo que el primero pueda impedir la aplicación de leyes inconstitucionales. 2° Control Jurisdiccional. Parte de la premisa de que el Control Constitucional de las leyes debe asegurar la protección de las libertades, por ello es preciso que los ciudadanos puedan también ponerlo en marcha. “Esto conduce a un control jurisdiccional, es decir, un control ejercido por un órgano que tenga la cualidad de Tribunal” (6.1) En general, dentro del control constitucional, debernos denominar al conjunto de procedimientos que garantizan la constitucionalidad de las leyes 112 a) El denominado Americano que defiende la posición que la atribución de controlar la constitucionalidad debe ser inherente al Poder Judicial, “ya sea en su totalidad, a un sector del mismo o sólo al tribunal más elevado” (4.2). b) El llamado Sistema Austríaco o Europeo, el que sostiene que la facultad de declarar la inconstitucionalidad de una ley debe atribuírsele a un tribunal especial distinto a las instancias judiciales comunes. c) En opinión del ponente en nuestro país se opta por un tercer sistema mixto (tesis que también sostiene el Dr. Carlos Cárdenas Quiróz (4.3) ), por el que ubicándose en una posición ecléctica se asume los sistemas americano y europeo. El artículo 296° de la Constitución dispone que el Tribunal de Garantías Constitucionales es el órgano de control de la Constitución frente a las normas legales (se aplica el sistema europeo) De otro lado, el artículo 236° de la Carta Magna establece que en caso de incompatibilidad entre una norma constitucional y una legal ordinaria, el Juez prefiere la primera. Igualmente, prefiere la norma legal sobre toda norma subalterna (sistema americano). deben exhibir una probada ejecutoria democrática y de defensa de los Derechos Humanos. Estos Magistrados no están sujetos a mandato imperativo y no responden por los votos u opiniones emitidos en el ejercicio de su cargo (artículo 297° de la Constitución). Atendiendo al sentido de la institución, es que concluimos que en el Perú se ha optado por un sistema mixto, toda vez que el Tribunal de Garantías Constitucionales como el Poder Judicial (en todas sus instancias) ejercen la función de control constitucional. Mediante el procedimiento de declaración de inconstitucionalidad, el Tribunal garantiza la primacía de la Constitución, y declara si son constitucionales o no, por la forma o por el fondo, las leyes, decretos legislativos, normas regionales de carácter general y ordenanzas municipales (artículo 19° Ley 23385). Nuestro derecho positivo, en materia de jurisdicción constitucional prevé distintos procedimientos que buscan la declaración de inconstitucionalidad de la norma jurídica. En los siguientes capítulos se tratará sobre cada uno de estos instrumentos legales. III “El Tribunal de Garantías Constitucionales es el órgano de control de la Constitucion” Constitución del Estado, art. 296°. La Constitución de 1979 crea (a iniciativa de los Doctores Ramírez del Villar y Valle Riestra), con jurisdicción especial, el Tribunal de Garantías Constitucionales como el órgano de control de la Carta Magna. Los miembros del Tribunal, que además de reunir los mismos requisitos exigidos para ser vocal de la Corte Suprema, Las normas son declaradas inconstitucionales cuando: - Infrinjan la Constitución (por el fondo); y, - No hayan sido aprobadas o promulgadas o publicadas en la forma prescrita por la Constitución (por la forma, artículo 20° Ley 23385). El artículo 299° de la Constitución dispone que están facultados para interponer acción de inconstitucionalidad: 1) El Presidente de la República. 2) La Corte Suprema de Justicia. 3) El Fiscal de la Nación. 4) Sesenta Diputados. 5) Veinte Senadores; y, 6) Cincuenta mil ciudadanos. En el caso de que la acción de inconstitucionalidad sea incoada por ciu- 113 dadanos (comunes) las firmas deben ser comprobadas por el Jurado Nacional de Elecciones, patrocinados por letrado y conferir su representación a uno sólo de ellos (artículo 26° in fine, Ley 23385). La sentencia recaída en los procesos de inconstitucionalidad tiene: a) La calidad de cosa juzgada, cuando es denegatoria de inconstitucionalidad, impide la interposición de una nueva acción, fundada en idéntico precepto constitucional. b) Cuando es procedente no deja sin efecto parcial o totalmente la norma en forma inmediata, sino que como consecuencia de ella, el Congreso aprueba la ley que derogue la norma inconstitucional (se salva así el principio de que ninguna ley se deroga sino por otra ley), excepto cuando la acción de inconstitucionalidad esté referida a normas regionales o municipales, en cuyo caso, si deja sin efecto las mismas en forma inmediata mediante su publicación oficial (arts. 301° y 302° de la Constitución; arts. 34° y 36° Ley 23385). Llama la atención de que la declaración de inconstitucionalidad de una norma en todo o en parte no tenga efecto retroactivo (artículo 30°, Constitución.) Enrique Chirinos Soto (5.1) comenta que el precepto constitucional es una aplicación del principio general de 114 la irretroactividad de la ley. La ley no es retroactiva, ergo, la sentencia que declara su inconstitucionalidad tampoco puede serlo. Los constituyentes olvidaron que de acuerdo al segundo párrafo del artículo 187° de la Constitución por excepción, es retroactiva la Ley Penal, laboral o tributaria, cuando es más favorable al reo, trabajador o contribuyente, respectivamente. Empero, reflexionemos, la acción de inconstitucionalidad es interpuesta cuando la norma perjudica a quien la incoa. Entonces la ley no es benigna y por tanto no puede ser retroactiva, ni el fallo que la declara sin efecto legal. No obstante, en nuestra opinión, la norma que deroga la primera, por ser más benigna para el contribuyente sí puede ser retroactiva en materia tributaria (penal y laboral). Si partimos del hecho de que en el Perú el número de personas que tributan no supera los quinientos mil contribuyentes, concluiremos que limitar el recurso de inconstitucionalidad de una ley, capaz de librar a todos los contribuyentes afectados por la norma, no es prudente. Su ejercicio no debe condicionarse a cincuenta mil ciudadanos. Hubiera sido más aceptable optar por una solución similar a la que establece el artículo 264° numeral 4 de la Constitución de Guatemala de 15 de setiembre de 1965, que permite iniciar la acción de inconstitucionalidad a cualquier persona o entidad a quien afecte directamente la norma jurídica impugnada. IV “Hay acción popular ante el Poder Judicial, por infracción de la Constitución o la ley, contra los reglamentos y normas administrativas y contra las resoluciones y decretos de carácter general que expiden el Poder Ejecutivo, los Gobiernos Regionales y locales y demás personas de derecho público”. Artículo 295°, in fine, de la Constitución. La Acción Popular tiene también por finalidad defender los principios de constitucionalidad y legalidad. El artículo 2° de la Ley N° 24968 “Ley Procesal de la Acción Popular” de 22 de diciembre de 1988, textualmente señala: “El proceso de acción popular tiene por finalidad el control jurisdiccional de la constitucionalidad y la legalidad de las normas a que se refiere el artículo precedente (reglamentos y normas administrativas, y resoluciones y decretos de carácter general que expiden el Poder Ejecutivo, los gobiernos regionales y locales y demás personas de derecho público), a través de la declaración y la ejecución de inconstitucio- nalidad o ilegalidad, en todo o parte de las mismas”. Esta institución tiene antecedente en el artículo 133° de la Constitución de 1933, el cual prescribía que “hay acción popular ante el Poder Judicial contra los reglamentos y contra las resoluciones y decretos gubernativos de carácter general que infrinjan la Constitución y las leyes, sin perjuicio de la responsabilidad política de los Ministros”. Para los doctores Marcial Rubio y Enrique Bernales (8.1) la Acción Popular es complementaria de la inconstitucionalidad, con la diferencia de que ésta se halla referida a las leyes y normas de un mismo rango jerárquico. La demanda de Acción Popular puede dirigirse tanto a normas publicadas, como aquellas que hubieren sido formalmente aprobadas pero no oficialmente publicadas. En este último caso, se recurre ante el Poder Judicial, cuando se tiene conocimiento extraoficial de la existencia del dispositivo violatorio. Empero, se deja sin efecto la demanda cuando se ha subsanado el contenido de la norma (artículo 5° Ley N° 24968). Se trata de un medio jurisdiccional de control de la Constitución cuyo conocimiento compete exclusivamente al Poder Judicial. El segundo parágrafo del artículo 10° de la Ley N° 24968 establece que 115 son competentes para conocer de las demandas de Acción Popular: a) La Sala de Turno que corresponde, por razón de la materia, de la Corte Superior del Distrito Judicial al que pertenece el órgano emisor, cuando la norma objeto de la acción popular es de carácter regional o local; y, b) La Sala correspondiente de la Corte Superior de Lima, en los demás casos. Para entablar la acción es necesario distinguir si la norma impugnada se trata de una disposición del Poder Ejecutivo, del Gobierno regional o local. Puede afirmarse que en la generalidad de casos el accionante se verá obligado a recurrir ante la Corte Superior de Lima para interponer el recurso, salvo que sean normas regionales o municipales. Contra la resolución expedida por la Corte Superior, cabe interponer recurso de apelación ante la Sala de la Corte Suprema que conoce de los asuntos contencioso-administrativos. En el supuesto que no se interpusiere recurso de apelación contra las sentencias que amparan las demandas, los actuados se elevan obligatoriamente en consulta a la Corte Suprema (artículo 18° Ley N° 24968). Las sentencias recaídas en los procesos de acción popular tienen las 116 siguientes características (artículo 25° Ley N° 24968): 1) Constituyen cosa juzgada. 2) No tienen efecto retroactivo; y, 3) No permiten fenecidos. revivir procesos V “En caso de incompatibilidad entre una norma constitucional y una legal ordinaria, el Juez prefiere la primera. Igualmente, prefiere la norma legal sobre toda otra norma subalterna”. Artículo 236° de la Constitución. Se trata de la aplicación del principio de Jerarquía de las normas jurídicas contenido en el artículo 87° de la Constitución. Dentro de los sistemas de control constitucional responde al denominado “americano” por cuanto libra al Poder Judicial, en su totalidad, la facultad de declarar la inconstitucionalidad de las normas jurídicas. Los constituyentes de 1979 elevaron al rango de norma constitucional el precepto que introdujera el jurista Alfredo Solf y Muro en el Código Civil de 1936 (artículo XXII del Título Preliminar). En virtud del artículo 236° de la Constitución el Juez se ve obligado a preferir una norma de mayor jerarquía frente a otra de menor jerarquía, no pudiendo rehuir de este deber. Algunos juristas de nuestro medio afirman, en nuestra opinión erróneamente, que para poder aplicar el principio de Jerarquía de las normas legales es necesaria la interposición de una acción de garantía. Por otro lado, también hay quienes sostienen que la aplicación del principio sólo puede concretizarse en un proceso ordinario. El punto ha sido tratado por Alberto Borea Odría (9.1), enfocándolo como un problema consistente en precisar, si es necesario apreciar la inconstitucionalidad de la norma en un juicio ordinario o especial; o si se puede hacer esta operación a través de una acción de garantía. A nuestro juicio el Juez que conoce una causa, cualquiera fuese el procedimiento, se encuentra obligado a respetar la supremacía de la Constitución frente a cualquier norma legal y de la ley frente a otra norma de menor jerarquía. El deber que establece el artículo 236° de nuestra Carta Magna no distingue entre un procedimiento u otro. Recordemos que un principio general del derecho no admite hacer distingos donde la ley no distingue. Concluimos, entonces, que la declaración de inconstitucionalidad o ilegalidad puede efectuarse en cualquier procedimiento. Empero, es necesario precisar que tal declaración sólo alcanza al causa sub-litis. La norma sigue teniendo vigencia, ésta no es derogada ni anulada por la resolución que declara la inconstitucionalidad o ilegalidad. No obstante lo afirmado, es obvio que las acciones de garantía son medios más idóneos para pretender la aplicación del artículo 236° de la Constitución. El artículo 1° de la Ley N° 23506 establece que el objeto de las acciones de garantía es reponer las cosas al estado anterior de la violación o amenaza de violación del derecho constitucional. Las acciones de garantía proceden aun en el caso que la violación o amenaza se base en una norma que sea incompatible con la Constitución. En este supuesto, la inaplicación de la norma se apreciará en el mismo procedimiento (artículo 3° Ley 23506). Este artículo fue en el seno de la Comisión que preparó el anteproyecto de ley, uno de los de mayor discusión. Al revisar el artículo 4° del anteproyecto de Reglamento de la Ley 23506, se advierte que el citado artículo 3° no tiene por objeto que la sentencia en una acción de garantía derogue o anule la norma. El efecto de la resolución es declarar su no aplicación al caso concreto, en concordancia con el artículo 236° de la Constitución. Sostenemos que las acciones de garantía son medios más idóneos toda vez que conforme al artículo 31° de la Ley 23506 modificado por el artículo 1° de la Ley 25011 de 08 de febrero de 1989, a solicitud de parte y en 117 cualquier etapa del proceso, por cuenta, costo y riesgo del solicitante, podrá disponerse la suspensión del acto que dió origen al reclamo. Ello no sucede en las acciones de inconstitucionalidad o en la Acción Popular, así como, en un juicio ordinario. Asimismo, de acuerdo al artículo 9° de la Ley de Acciones de Garantía, las resoluciones de Habeas Corpus y Amparo sentarán jurisprudencia obligatoria cuando de ellas se puedan desprender principios de alcance general. Por ello, aun cuando la resolución que resuelve una acción de garantía planteada al amparo del artículo 3° de la Ley 23506, sólo es aplicable al caso concreto (la no aplicación de la norma), sienta precedente en relación a la inconstitucionalidad o ilegalidad de la norma recurrida. Quizá el punto más importante que podemos tratar en el presente trabajo es el de la facultad que otorga al Tribunal Fiscal el artículo 112°, in fine, del Código Tributario-Principios Generales. El artículo acotado a la letra dice: puede hablar de un control jurisdiccional, por ser un tribunal administrativo. En verdad esta facultad del Tribunal Fiscal en cierta forma excede su naturaleza. El artículo 236° de la Constitución se refiere a una obligación del juez de preferir la norma constitucional frente a la norma legal ordinaria y la última sobre otra norma subalterna. Nos toca criticar el hecho de que, hasta hoy, no se ha delimitado claramente los alcances del precepto. La Resolución del Tribunal Fiscal N° 17421 de 08 de noviembre de 1982, estableció que al no haber declarado el Poder Judicial la inconstitucionalidad de la Ley N° 16900 o de su reglamento, la Administración Tributaria y el Tribunal Fiscal están obligados a aplicarla, por lo que las resoluciones apeladas eran conformes. No obstante el pronunciamiento del Tribunal Fiscal en la Resolución N° 17421 muy distinto al de la Resolución N° 18057 de 20 de diciembre de 1983. El párrafo glosado fue incorporado por el Decreto Legislativo N° 187 de 15 de junio de 1981. En aquel caso, el Tribunal determinó que la liquidación hecha por la Administración Tributaria sustentada en norma legal que crea un tributo violando el principio de legalidad (artículo 139° de la Constitución) es un acto nulo. En virtud de este precepto, el Tribunal Fiscal se encuentra facultado a ejercer el control constitucional de las normas tributarias. Sin embargo, no se No podemos dejar de preguntarnos, qué diferencia existe entre una u otra alzada. En rigor el fondo del asunto es el mismo. En nuestra opinión el “Al resolver el Tribunal Fiscal preferirá la norma de mayor jerarquía”. 118 Tribunal Fiscal debió, en el caso de la Resolución N° 17401, pronunciarse sobre la violación de la Constitución. Recientemente con Resolución N° 23247 de 08 de marzo de 1990 el Tribunal Fiscal se pronunció en el mismo sentido de la Resolución N° 17421 (a pesar de que el texto vigente del artículo 112° del Código Tributario dispone que este cuerpo debe aplicar, en el caso de incompatibilidad de normas, el principio de prelación de las mismas). Resolvió la instancia declarando que por ser Tribunal Administrativo está obligado a aplicar la ley. El objeto del siguiente Capítulo es, precisamente, estudiar casos y supuestos, que requieren el conocimiento de los medios de control constitucional que en los anteriores hemos tratado, a fin de unificar criterios para la correcta aplicación de los preceptos que sobre la materia, se encuentran vigentes en nuestra legislación. VI “El diablo, amigo Sancho, es un ignorante y un grandísimo bellaco”. “Buscando las aventuras por ente las duras peñas, maldiciendo entrañas duras que entre riscos y entre breñas halla el triste desventuras”. Don Quijote de la Mancha Miguel de Cervantes Saavedra. Qué mejor ejemplo sobre inconstitucionalidad de un Tributo, que el del Impuesto a la Renta. En efecto, el Impuesto sobre la Renta considerado, sin exageración alguna según Roque García Mullín, como el tributo más importante de la primera mitad del presente Siglo (6.1) fue declarado en sus orígenes inconstitucional. En Estados Unidos de Norteamérica, en 1864, durante la Guerra Civil apareció como un impuesto de guerra. Al culminar ésa fue derogado. Luego, en 1894, mediante ley reaparece, siendo declarado inconstitucional por la Suprema Corte basándose en que no respetaba la regla constitucional sobre el reparto proporcional de cargas. Sólo una vez culminado un largo trámite de enmienda constitucional que levantó el impedimento emergente de dicho fallo, pudo sancionarse una nueva ley del Impuesto a la Renta en los Estados Unidos. Comentario aparte, nótese en este caso un inquietante precedente, cual es, enmendar la Ley fundamental de un Estado a fin de permitir la existencia de un tributo que antes fue declarado inconstitucional. Ahora bien, como señaláramos en la parte final del Capítulo anterior, desarrollaremos, para concluir la ponencia, algunos casos y supuestos que en los hechos hemos tenido la oportunidad de apreciar, a fin de unificar criterios. 1. Resolución del Tribunal Fiscal N° 21132 de 15 de marzo de 1988. 119 En el caso tratado, el contribuyente reclama contra una Resolución de Giro Provisional de la Dirección General de Contribuciones (hoy Superintendencia Nacional de Administración Tributaria-SUNAT) por recargo e intereses girados sobre el menor tributo abonado en las tres primeras cuotas del Impuesto al Patrimonio Empresarial del Ejercicio Gravable 1984. El recurrente sostuvo en su recurso, entre otras cosas, que el Decreto Supremo N° 050-84-EFC en el que se sustenta el giro, es ilegal, por cuanto modifica una norma de mayor jerarquía como es el Decreto Ley N° 19654. La Dirección de Reclamaciones mediante Informe N° 009-87 se pronunció de la siguiente forma: - La Administración Tributaria es incompetente para calificar la ilegalidad del Decreto Supremo N° 050-84-EFC, toda vez que al amparo del último párrafo del artículo 295° ésta sólo puede ser declarada por el Poder Judicial como resultado de la interposición de un recurso de Acción Popular. Recordemos que, por otro lado, el artículo 78° del Código Tributario-Principios Generales dispone que: “El personal de la Administración Tributaria está obligado a 120 aplicar los tributos o las sanciones que correspondan de acuerdo con las leyes y reglamentos de la materia”. En tal sentido, la Dirección de Reclamaciones como parte de la Administración Tributaria no se encuentra posibilitada, al resolver un reclamo, a preferir la norma de mayor jerarquía y declarar la ilegalidad de las disposiciones tributarias - Conforme a la Resolución del Tribunal Fiscal N° 17421, el Decreto Supremo N° 050-84EFC debía seguir aplicándose mientras no se declare su inconstitucionalidad. El contribuyente en su recurso de apelación reiteró los fundamentos de su reclamo. El Tribunal Fiscal resolvió instancia declarando que: la - Tanto la Administración Tributaria como el Tribunal Fiscal están en la obligación de aplicar las disposiciones legales, mientras su ilegalidad, como en el caso alegado del artículo 47° del Decreto Supremo N° 050-84EFC, por la apelante, no ha sido declarada judicialmente. - No obstante, puede apreciarse que lo dispuesto en el artículo 47° del Decreto Supremo N° 050-84-EFC, excede lo previsto en una norma de mayor jerarquía como es el Decreto Ley 19654 artículo 10°, por lo que su no acatamiento por parte del contribuyente, que ciñó su actuación a lo dispuesto en la ley, no puede ser objeto de sanción administrativa desde que no se ha producido una inobservancia de la ley sino un no acatamiento de un Decreto Supremo. Al respecto cabe hacer las siguientes observaciones: 1.1 Aún cuando el Decreto Supremo 050-84-EFC tiene fuerza de ley por haber sido dictado en mérito a la delegación contenida en el artículo 8° del Decreto Ley 21694 (RTF N° 21181), el contribuyente pudo optar por: a. Iniciar un procedimiento de Acción Popular contra el Decreto Supremo N° 050-84-EFC; o, lo establecido en el artículo 31° de la Ley 23506, la suspensión del acto que viola su derecho constitucional (en este caso el cobro de la deuda tributaria), mientras que, para reclamar el giro provisional se requiere el pago previo de la deuda (artículo 121° del Código Tributario). 1.2 La afirmación de que el Tribunal Fiscal está obligado a aplicar las disposiciones legales mientras el Poder Judicial no declare la inconstitucionalidad o ilegalidad se encuentra en cierta forma reñida con lo establecido en el último párrafo del artículo 112° del Código Tributario. 2. Resolución del Tribunal Fiscal N° 23247 de 8 de marzo de 1990. La Administración Tributaria gira al contribuyente Resolución de Acotación por el Impuesto General a las Ventas correspondientes al ejercicio 1983. En el caso de Resoluciones de Giro Provisional sustentadas en normas inconstitucionales o ilegales es preferible iniciar una acción de amparo antes que entablar una reclamación. La Superintendencia Nacional de Administración Tributaria no reconoció el crédito fiscal por adquisición de bagazo, concedido por el artículo 172° de la Ley 23556, toda vez que el beneficio fue suspendido por el Decreto Supremo 123-83EFC (dictado al amparo de las facultades conferidas al Poder Ejecutivo por el inciso 20) del artículo 211° de la Constitución). En efecto, el contribuyente en la acción de garantía puede solicitar según La empresa interpone reclamación contra la Resolución de Aco- b. Interponer acción de amparo contra el Decreto Supremo N° 05084-EFC teniendo como base legal el artículo 3° de la Ley 23506. 121 tación argumentando en su recurso que de acuerdo al principio de prelación de las normas legales del artículo 87° de la Constitución, la ley está por encima de toda norma subalterna. Señaló que en su caso la Ley 23556 “Ley Anual de Presupuesto del Sector Público Nacional”, en su artículo 172° crea un beneficio a favor de las empresas que adquieren bagazo de caña de azúcar para su industrialización. Resaltó que el sentido teleológico de la norma es impedir que sea objeto de una doble imposición tributaria; una al comprar el bagazo y otra al vender el producto manufacturado. Finalmente manifestó, recurriendo al artículo 87° de la Constitución, que el indicado Decreto Supremo resulta inaplicable, y agrega que en ese sentido debe prevalecer el artículo 172° de la Ley 23556. Al resolver el recurso el Tribunal Fiscal confirma la apelada considerando que: - Conforme a reiterada jurisprudencia, como la Resolución N° 17421 de 8 de noviembre de 1982, el Tribunal Fiscal es un tribunal administrativo por lo que está obligado a aplicar la ley. - Si bien el artículo 112° del Código Tributario establece que al resolver el Tribunal Fiscal preferirá la norma de mayor jerarquía, en este caso, teniendo en cuenta que el 122 referido Decreto Supremo fue dictado al amparo del inciso 20) del artículo 211° de la Constitución, por ende con fuerza de ley (es decir, jerárquicamente igual que la ley), la suspensión del beneficio que la administración aplicó debe confirmarse. El Tribunal Fiscal se pronunció, a diferencia de la Resolución N° 17421, sobre el fondo del asunto. El Contribuyente recurrió al control constitucional de las normas jurídicas apelando al artículo 112° in fine del Código Tributario. Empero, no procedía aplicar tal precepto por cuanto, los Decretos Supremos de Urgencia son jerárquicamente iguales a la ley. Tal afirmación merece ser analizada. En efecto, los llamados Decretos Supremos de Urgencia han dado lugar a distintas opiniones respecto a si tienen o no fuerza de ley. Más allá de cualquier discusión doctrinaria, pensamos que legislativamente o jurisprudencialmente debe definirse los alcances de la facultad que otorga al Poder Ejecutivo el inciso 20) del artículo 211° de la Constitución. El Poder Judicial en la sentencia de primera instancia que declaró fundada la acción de amparo interpuesta por Casa Editora “El Comercio” contra el Decreto Supremo N° 144-88-EF, expresa: “(...) que es manifiesto que el Decreto Supremo mencionado establece un tributo y suprime una exoneración tributaria; que resulta evidente que el Decreto Supremo número ciento cuarenta y cuatro ochenta y ocho-EF de inferior rango que el Decreto Legislativo ciento noventa y la Ley veinticuatro mil setenta y dos, modifica éste; que conviene precisar que no se trata en el caso de autos de un Decreto Legislativo con fuerza de ley que podría haber sido dictado por el Presidente de la República previa delegación de facultades por parte del Congreso, como lo permite el inciso décimo del artículo doscientos once de la Constitución, sino simple y llanamente de un Decreto Supremo que se sustenta en la facultad que confiere el inciso veinte del numeral constitucional acotado, que contempla la potestad de administrar la hacienda pública y dictar medidas extraordinarias en materia económica y financiera cuando así lo requiere el interés nacional con cargo de dar cuenta al Congreso; que ello necesariamente conlleve que el Ejecutivo no puede transgredir ni desnaturalizar el ordenamiento jurídico de la Nación, pues los limites para la actuación del Ejecutivo no sólo son implícitos sino explícitos en virtud de la limitación a las atribuciones presidenciales impuesta por el inciso once del artículo 211° de la Constitución; que el limite de los Decretos Supremos es siempre la ley y traspasado este limite el citado Decreto deviene en inconstitucional e inaplicable; que no puede sustituirse mediante un Decreto Supremo lo que ha sido materia de un tratamiento específico de una ley ordinaria”. La resolución glosada no es jurisprudencia de observancia obligatoria (artículo 9° Ley 23506) toda vez que no ha sido consentida ni ejecutoriada, pero nos lleva a concluir que no existe una opinión uniforme respecto a estos Decretos Supremos. A nuestro juicio los Decretos Supremos de Urgencia que modifiquen leyes, son inconstitucionales (violan los principios de legalidad y jerarquía de las normas) mientras no les dé fuerza de ley otra ley. Los Decretos Supremos dictados al amparo del inciso 20) del artículo 211° de la Constitución no tienen per se, fuerza de ley, sino que éstos tienen como característica principal contener aspectos que están reservados a la Ley (artículo 139° de la Constitución y Norma IV del Título Preliminar del Código Tributario), sin que ello implique que la norma sea una ley o tenga fuerza de tal. En este sentido, el texto del inciso 20) del artículo 211° de la Constitución no hace la indicación que estas normas tengan el rango de ley. En rigor se trata de una facultad similar a la que concede el inciso 22) del artículo 211° de la Constitución. 123 Es muy conocida aquella frase: “Todos los caminos conducen a Roma”. Aún cuando existe esta facilidad para llegar a la Ciudad Eterna, el buen caminante debe procurar que la senda que tome sea la más acertada. Llegar al final del camino con rapidez y seguridad, sin tropiezo alguno, debe ser el objetivo del caminante. - 4.2 Acción Popular: - Se incoa ante el Poder Judicial. - Tiene por objeto declarar la inconstitucionalidad o ilegalidad de reglamentos y normas administrativas, y resoluciones y decretos de carácter general que expiden el Poder Ejecutivo, los Gobiernos regionales y locales y demás personas de derecho público. CONCLUSIONES 1. El Control Constitucional está referido a la necesidad de garantizar la constitucionalidad de las leyes y demás actos legislativos y administrativos. 2. El Control Constitucional puede ser no jurisdiccional (reservado sólo a los órganos gubernamentales) y jurisdiccional (ejercido por un órgano que tiene la calidad de Tribunal y al cual pueden recurrir los ciudadanos). 3. El Control Constitucional jurisdiccional en el Perú se da bajo un sistema mixto o ecléctico que asume los Sistemas americano y europeo (artículos 236°, 295° in fine y 296° de la Constitución). 4. Los medios que el sujeto pasivo del tributo tiene a su alcance para impugnar las normas jurídico-tributarias que devienen en inconstitucionales son: 4.1 Acción de Inconstitucionalidad: - 124 Se entabla ante el Tribunal de Garantías Constitucionales. Tiene por objeto declarar la inconstitucionalidad de leyes, decretos legislativos, normas regionales de carácter regional y ordenanzas municipales. 4.3 Juicio Ordinario (o cualquier otro procedimiento) - Se inicia ante el Poder Judicial. - Tiene por objeto declarar la inconstitucionalidad o ilegalidad de una norma legal en el caso sub-litis (no deroga o deja sin efecto la norma) en aplicación del principio de jerarquía de las normas (artículo 236° de la Constitución). - Dentro de estos procedimientos las acciones de garantía (artículo 3° Ley 23506), son más idóneos por cuanto: * Permiten la suspensión del acto que dió origen al reclamo. * Las resoluciones que las resuelven sientan jurisprudencia de observancia obligatoria que constituye un precedente para casos análogos (se puede decir que en cierta forma se logra la derogación de la norma impugnada). cumplir con el control constitucional de las normas tributarias al amparo del artículo 112°, in fine, del Código Tributario-Principios Generales. No obstante hasta hoy no se ha delimitado claramente los alcances de este precepto, que en rigor excede la naturaleza al tribunal como ente administrativo. 5. El Tribunal Fiscal también debe Lima, Perú, Octubre 1990. BIBLIOGRAFIA 1 2 3 4 5 Giuliani Fonrouge, Carlos M. Derecho Financiero, Volumen II, Ediciones Depalma, 4ta. Edición - Bs. As. 1987. 1.1 Ob. cit. pág. 799. Revista del Instituto Peruano de Derecho Tributario. Volumen N° 11 - Diciembre, 1986. Geraldo Ataliba. 2.1 Op. cit. pág. 28. 2.2 Op. cit. pág. 28. 2.3 Op. cit. pág. 27. 2.4 Op. cit. pág. 28. Derecho Constitucional Peruano y la Constitución de 1979 Apreciación y Comentarios. José Pareja Paz Soldán, J. Valenzuela V. Editor, Lima - Perú. 7ma. Edición - 1981. 3.1 Ob. cit. pág. 371. 3.2 Ob. cit. pág. 369. 3.4 Ob. cit. pág. 369. 3.5 Ob. cit. pág. 370 y ss. Revista del Foro. Colegio de Abogados de Lima, Carlos Cárdenas Quiroz. Año LXVIII N° 2. Julio - Diciembre 1981. Lima. 4.1 Op. cit pág. 9. 4.2 Op. cit. pág. 13. 4.3 Op. cit. pág. 16. La Nueva Constitución al alcance de todos. Enrique Chirinos Soto. AFA Editores Importadores - 3era Edición. Lima, 1984. 5.1 Ob. cit. pág. 360. 125 6 7 8 9 Manual de Impuesto a la Renta. Juan Roque García Mullin. Centro Interamericano de Estudios Tributarios –CIET, Doc, 872 - Buenos Aires. 6.1 Op. cit. pág. 5. Derecho Constitucional General. Carlos Blancas Bustamante. Marcial Rubio Correa. Colección de Textos Jurídicos de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial 1987. Maurice Duverger. Jurisdicción Constitucional ob. cit. pág. 336. Constitución y Sociedad Política. Marcial Rubio Correa, Enrique Bernales Ballesteros, Mesa Redonda Lima Perú. 8.1 Ob. cit. pág. 205. El Amparo y el Habeas Corpus en el Perú de Hoy. Alberto Borea Odría. Biblioteca Peruana de Derecho Constitucional. Mayo, 15 de 1985. Lima - Perú. 9.1 Ob.cit. pág. 35 y ss. 126