Sistema de reproducción humano

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SISTEMA REPRODUCTOR DE LA MUJER.
El sistema reproductor de la mujer es el encargado de generar el óvulo, o huevo, almacenar el óvulo
fertilizado y nutrir el embrión y el feto durante la gestación. Los órganos principales incluyen los ovarios, el
útero, la vagina y las trompas de Falopio. Los órganos externos (vulvares) incluyen el labio mayor, el labio
menor, el monte de Venus, el clítoris, el vestíbulo y el bulbo del vestíbulo. El óvulo, o huevo, contiene la
aportación de la mujer al material genético que conformará el nuevo niño, y se genera en los ovarios. El óvulo
recién generado pasa a través de las fimbrias de la región ampular de la trompa y allí lo fertiliza un
espermatozoide (o célula germinal). Durante la excitación sexual, las vesículas seminales del hombre y la
glándula prostática crean un fluido que se combina con las células germinales para formar el semen, que se
transporta a través de la uretra y sale de la apertura, o meato, al final del pene erecto. Cuando se ha depositado
el semen en la vagina de la mujer, los espermatozoides nadan a través del útero hacia la trompa de Falopio,
donde fertilizan al óvulo, o huevo. El huevo fertilizado baja por la trompa de Falopio durante los tres días
siguientes y se asocia a la pared del útero. Allí, durante el embarazo, el huevo fertilizado se nutrirá y
desarrollará el embrión y, posteriormente, el feto. Después de que se haya desarrollado completamente
(aproximadamente a los 9 meses), las contracciones musculares (parto) expulsarán el feto fuera del útero.
El cuello del útero se extiende desde la parte inferior del útero hasta proyectarse en la vagina. Su apertura
superior se denomina orificio interno, mientras que su parte inferior, la apertura vaginal, se denomina orificio
externo.
Después de que el folículo de Graaf desprende el óvulo maduro, la cavidad que ocupaba el huevo se
reemplaza por células lúteas formadas por material lipoideo. Los folículos de Graaf y su coágulo de células
lúteas componen el cuerpo lúteo. Si se fertiliza el óvulo, el cuerpo lúteo finalmente creará hormonas que
regulan el desarrollo de la placenta, la supresión de la menstruación, el crecimiento de las glándulas mamarias
y el desarrollo final de más óvulos maduros. Si no se fertiliza el óvulo, los capilares sanguíneos
interpenetrarán el cuerpo lúteo y se desintegrarán para dejar una pequeña cicatriz denominada cuerpo
albicans. En este contexto, lúteo significa amarillo, mientras albicans significa blanco.
El orificio externo es una pequeña apertura circular del cuello del útero donde se proyecta en la vagina. Se
distingue del orificio interno, que es la apertura interna de la parte inferior del útero en el cuello del útero. El
término orificio se utiliza en el sentido de "boca" en estos ejemplos.
Las trompas de Falopio (también denominadas trompas uterinas) son los conductos a través de los que pasa el
huevo (óvulo) al útero. Cuando el ovario desprende un nuevo huevo, se introduce por las fimbrias de la región
ampular de la trompa y se transporta por una trompa de Falopio. Allí, lo fertilizan los espermatozoides
(células germinales) que ha aportado el hombre. El óvulo fertilizado, denominado cigoto, baja por la trompa
de Falopio hacia el útero impulsado por cilios que revisten la trompa. El nombre de estas trompas se debe a
Gabriele Fallopio, que fue uno de los primeros que estudiaron su función.
Las fimbrias de la porción ampular de la trompa es la estructura de bordes irregulares situada al final de cada
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trompa de Falopio. El óvulo recién generado, o huevo, se introduce en esta franja y baja por la trompa de
Falopio, donde lo fertilizará un espermatozoide (célula germinal).
El fondo del útero es la parte del tracto reproductor femenino que sirve para albergar y nutrir al embrión y al
feto durante su desarrollo. El útero es un órgano de pared gruesa, que conecta con las trompas de Falopio y se
extiende, como el cuello, hasta la vagina. Durante la menstruación, el revestimiento de mucosa del útero,
denominado endometrio, aumenta su grosor y se enrolla. Este cambio se produce de forma que el huevo
fertilizado, o cigoto, tendrá una mucosa gruesa de soporte a la que se asociará. Durante la fase secretora, o
última fase del ciclo menstrual, si no se ha fertilizado el huevo, el endometrio se desprenderá y se expulsará
del útero mediante contracciones del miometrio o pared muscular. Estas contracciones y el posterior
desprendimiento de la mucosa endometrial justifican los dolores menstruales, las variaciones de la secreción
hormonal y la pérdida de flujo durante la fase menstrual. Dado que el endometrio tiene un alto nivel de
vascularidad (densidad de los vasos sanguíneos), su desprendimiento produce una hemorragia con pérdida de
sangre de los vasos superficiales. La sangre constituye la menor parte del flujo que se expulsa, no obstante, la
mayor parte de éste es revestimiento de mucosa. En la fase de menopausia, se atrofia el útero y los ovarios
producen menos hormonas, haciendo que la menopausia sea el cambio psicológico que más afecta a la vida de
la mujer adulta.
Los óvulos inmaduros, o huevos, se mantienen en pequeños sacos, denominados folículos de Graaf, dentro de
los ovarios hasta que alcanzan la madurez. En este período, denominado ovulación, los folículos que
contienen los óvulos maduros salen de los ovarios y el óvulo pasa a la trompa de Falopio. Si se fertiliza el
óvulo, el folículo de Graaf se desarrolla en un cuerpo lúteo. Si no se fertiliza el óvulo, el folículo se desintegra
en una pequeña cicatriz, denominada cuerpo blanco.
El hímen es un pliege de revestimiento de mucosa de la vagina que normalmente cubre la apertura inferior de
la vagina. En dichos casos, la primera vez que se tiene una relación sexual se romperá este pliegue, seguido de
un pequeño derrame de sangre.
El labio mayor lo constituyen los largos plieges de la piel que componen el borde externo del vestíbulo de la
vagina. El labio mayor se extiende longitudinalmente desde el monte de Venus hasta el ano.
La mucosa del cuello es similar a la mucosa del útero superior. El revestimiento de mucosa del cuello, al
contrario que el del útero superior, no interviene en la menstruación y no se desprende durante la última fase
de la menstruación, la fase secretora.
Los ligamentos de los ovarios son fibras de tejido conectivo que unen los ovarios a las trompas de Falopio y el
borde superior exterior del útero.
Los ovarios son estructuras en forma de lóbulo que se encargan de generar los óvulos maduros, o huevos, en
el sistema reproductor femenino. Tienen aproximadamente el mismo tamaño que los testículos del hombre,
con 1,5 cm de ancho, 3,8 cm de largo y 1 cm de espesor aproximadamente. Los ovarios están situados a
ambos lados de la cavidad pélvica y están unidos a las trompas de Falopio y el borde superior del útero
mediante los ligamentos del ovario. Dentro de los ovarios hay unos pequeños sacos, denominados folículos de
Graaf, que contienen los óvulos maduros. Los ovarios producen óvulos maduros una vez al mes. En este
proceso denominado ovulación , el folículo que contiene el óvulo maduro sale de la superficie del ovario y el
óvulo pasa a la trompa de Falopio. Si se ha fertilizado el óvulo, el folículo de Graaf se desarrolla en un cuerpo
lúteo. Si no se ha fertilizado el óvulo, el folículo se desintegra en una pequeña cicatriz, denominada cuerpo
blanco.
Además de generar el óvulo maduro, los ovarios producen hormonas sexuales femeninas, como la estrona y el
estradiol, que regulan el crecimiento mamario, el desarrollo de la placenta y la menstruación.
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La vejiga urinaria es un órgano en forma de saco compuesto de fibra muscular. Está situada en la pelvis y
almacena la orina hasta que se excreta. La orina pasa por la vejiga a través de los uréteres de cada riñón
mediante movimientos peristálticos (contractivos). Durante la excreción, se abre el orificio de la uretra situado
debajo de la vejiga y la orina pasa a través de la uretra. Aunque el impulso de vaciar la vejiga de orina ocurre
normalmente cuando contiene de 250 a 300 milímetros, la vejiga humana puede retener por término medio
casi dos veces esta cantidad. Un ser humano excreta por término medio de uno a dos litros de orina diarios,
aunque esto depende principalmente de la salud, la dieta y el nivel de actividad del adulto. El agua ingerida
normalmente se excreta en un período de cuatro horas a partir de la ingestión.
La orina es normalmente clara o amarilla, aunque esto depende de la dieta y de la salud del individuo. La
orina tiene un distintivo olor a amoniaco que se debe fundamentalmente a los restos nitrogenados que
constituyen el 5 % de la orina. El principal constituyente de estos desechos es la urea, aunque también están
presentes el amoniaco, el ácido úrico, la creatinina y otros muchos productos de desecho.
El cóccix está compuesto por tres a cinco vértebras elementales. Normalmente, la primera de estas vértebras
del cóccix está separada, mientras las restantes están todas unidas. La articulación entre las vértebras
coccígeas y el sacro permite alguna flexibilidad al cóccix, que es principalmente benéfico para amortiguar las
caídas y al sentarse. El cóccix es muy susceptible a las fracturas de conmoción, que pueden deberse a una
caída. Además, dado que algunos conductos nerviosos pasan cerca de esta área, los daños en el cóccix suelen
derivar en daños en los nervios de la parte inferior del cuerpo. La unión de la primera vértebra coccígea con el
sacro ocurre en la faceta inferior del sacro.
La mucosa del cuello es similar a la mucosa del útero superior. El revestimiento de mucosa del cuello, al
contrario que el del útero superior, no interviene en la menstruación y no se desprende durante la última fase
de la menstruación, la fase secretora.
SISTEMA REPRODUCTOR DEL HOMBRE.
El sistema reproductor del hombre tiene la función de generar, almacenar y transportar el material genético
contenido en las células germinales, o espermatozoides. Los órganos principales incluyen los testículos
(testis), el epidídimo, los conductos deferentes, el conducto eyaculador, la uretra y el pene. Los órganos
auxiliares incluyen las glándulas bulborretrales (de Cowper), la glándula prostática y las vesículas seminales.
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Los espermatozoides (células germinales) contienen los cromosomas que se combinarán con los del óvulo, o
huevo (producidos por el sistema reproductor femenino) para formar el embrión de un nuevo ser humano.
Estos espermatozoides se generan dentro de los testículos y se almacenan en el epidídimo. Durante la
excitación sexual, las vesículas seminales y la glándula prostática crean un fluido que se combina con las
células germinales para formar el semen, que se transporta a través de la uretra y sale de la apertura, o meato,
al final del pene erecto. Cuando se ha depositado el semen en la vagina de la mujer, los espermatozoides
nadan a través del útero hacia la trompa de Falopio donde uno o más espermatozoides pueden fertilizar un
huevo, u óvulo.
Las glándulas bulborretrales (de Cowper) son dos lóbulos del tamaño de un guisante conectados al lateral de
la uretra, encargadas de secretar un lubricante en la uretra para facilitar el transporte de los espermatozoides
durante la eyaculación.
El cuerpo de la uretra es el cuerpo del tubo uretral. La uretra pasa desde la base de la vejiga urinaria a través
del cuerpo esponjoso del pene y termina en el meato de la uretra (apertura). La uretra del hombre transporta
tanto la orina (desde la vejiga) como el semen (desde el conducto eyaculador) hacia el exterior del cuerpo.
Debajo de la vejiga urinaria está el tubo membranoso conocido como uretra. La uretra sirve como conducto de
transporte de la orina, transportándola desde la vejiga urinaria a través del pene (en el cuerpo del hombre) o
hasta una apertura con forma de orificio rasgado en el medio de la vulva (en el cuerpo de la mujer). En el
cuerpo del hombre, la uretra también sirve para transportar las secreciones glandulares de los testículos (testis)
a través de la apertura, o meato.
El pene da soporte a la uretra que se extiende desde las vesículas seminales a través del cuerpo cavernoso
hasta el meato (apertura) en el glande del pene. El cuerpo cavernoso está formado de tejido que se llena de
sangre durante la excitación sexual. Cuando la sangre llena estos tejidos el pene comienza a expanderse y a
endurecerse, y este estado se conoce como erección. La erección facilita el transporte del semen dentro de la
vagina de la mujer.
El conducto eyaculador es un túbulo corto situado justo encima de la glándula prostática. Está formado por la
conexión de los conductos deferentes y las vesículas seminales, y sirve para transportar los espermatozoides a
través de la glándula prostática y la uretra.
Los epidídimos son conductillos eferentes testiculares para los espermatozoides recién generados. Están
situados dentro del escroto, contiguos a cada testículo. Los espermatozoides permanecen en el epidídimo (con
forma de cordón) hasta la eyaculación, momento en el que se expulsan hacia los conductos deferentes.
El pene da soporte a la uretra que se extiende desde las vesículas seminales, a través del cuerpo esponjoso
hasta al meato (apertura) en el glande del pene. El glande del pene es el extremo ensanchado, o cabeza, del
pene. En su punta está el meato vertical, o apertura, de la uretra. El glande está cubierto de un pliege de piel
flexible, denominado prepucio, que normalmente se quita a los niños por razones sanitarias o religiosas. La
eliminación del prepucio se conoce como circuncisión.
La glándula prostática está compuesta de músculo liso y tejido glandular y rodea la primera sección de la
uretra, justo debajo de la vejiga urinaria. Con unos 3,8 cm. de diámetro, la glándula prostática se encarga de
secretar un fino fluido dentro de la uretra durante la excitación sexual. Este fluido alcalino precede a las
células germinales y ayuda a reducir la acidez de las secreciones vaginales, de modo que no se destruyan por
esta acidez.
El escroto es la bolsa de piel protectora que contiene los testis (testículos). Está situado en la ingle, en la parte
exterior de la cavidad abdominal. Esta posición permite que los testículos permanezcan a una temperatura
ligeramente por debajo de la temperatura del cuerpo, condición esencial para el desarrollo de espermatozoides
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viables. Después de la pubertad, comienza a crecer vello sobre el escroto y sus alrededores. Este vello púbico
permanece durante el resto de la vida del adulto.
Las vesículas seminales tienen la función de secretar un componente fluido de semen cuando las células
germinales pasan a través de los conductos deferentes. Las dos vesículas parecen pequeñas bolsas bulbosas y
están situadas justo encima de la glándula prostática.
Los cordones espermáticos son los conductos intermedios que comienzan en los conductos deferentes y se
unen para formar el conducto eyaculador. Los nervios, las arterias, las venas y los gánglios linfáticos se unen
a los conductos deferentes para formar estos cordones.
Los testis, también conocidos como testículos, son los principales órganos reproductores de la anatomía
masculina. Tienen la función de generar las células germinales (espermatozoides) y pasarlas por el epidídimo
donde se almacenan hasta la eyaculación. Los testículos son glóbulos ligeramente ensanchados, de
aproximadamente 2,5 cm de ancho y 3,8 cm de largo. Los testículos están situados en el exterior de la cavidad
abdominal, en una bolsa de piel protectora denominada escroto. Esta posición les permite permanecer a una
temperatura ligeramente menor que la temperatura del cuerpo, que es fundamental para el desarrollo de
espermatozoides viables.
Los conductos deferentes son la continuación delgada del canal del epidídimo, y sirven para transportar las
células germinales desde el epidídimo, subiendo a través del anillo inguinal hasta la vejiga urinaria, y luego
hacia el cordón espermático y el conducto eyaculador.
ESPERMATOZOIDE Y OVULO.
Todas las células de nuestro cuerpo tienen origen a partir de una única célula creada por la fusión de un
espermatozoide, célula sexual masculina, y un óvulo, célula sexual femenina. La unión de estas dos células
forman el cigoto, o huevo fertilizado. La fertilización tiene lugar en una de los trompas de Falopio. La célula
resultante de la fertilización se divide, dando lugar a más células. Las primeras células que se crean a partir
del óvulo fecundado son idénticas. Estas células se dividen y subdividen. Se produce una complicada
diferenciación proceso de las células que da lugar a la creación de otras células con formas, tamaños y
texturas diferentes cada una de las cuales tiene una función específica. Al progresar la división celular, el
embrión en desarrollo baja por la trompa de Falopio. Aproximadamente tres días después llega al útero y se
sujeta a la pared uterina, dónde continua el desarrollo del embrión humano.
La vista superficial de la cabeza de un espermatozoide presenta una forma ovalada y mide solamente diez
milésimas de milímetro y se estrecha en su parte final. Contiene ácido desoxirribonucleico (ADN), o la
característica determinante de los genes. Está cubierta por una fina capa de protoplasma llamada acrosoma. Se
cree que el acrosoma contiene una enzima, hialuronidasa, que disuelve la corona radiada, la capa protectora
externa del óvulo, facilitando la penetración del espermatozoide. La enzima del acrosoma de un
espermatozoide es insuficiente para romper la membrana del óvulo, por lo tanto, contrariamente a la creencia
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popular: más de un espermatozoide puede rompe
La corona radiada es un grupo de células foliculares que rodean la zona pelúcida. Es la capa gelatinosa,
protectora exterior del óvulo. La capa fina que rodea la cabeza del espermatozoide, llamada acrosoma,
contiene la enzima hialuronidasa, que es capaz de disolver la corona radiada, facilitando la penetración del
espermatozoide en el óvulo.r la corona radiada, pero sólo uno será capaz de introducir su material genético en
el óvulo.
El citoplasma rodea al núcleo del óvulo, la célula sexual femenina. Es una sustancia acuosa que da volumen y
proporciona el medio en el que tienen lugar los intercambios químicos de la célula. El citoplasma está
compuesto por sustancias disueltas y partículas químicas. Está rodeado por la membrana celular, que mantiene
en su interior el contenido de la célula y presenta poros que filtran los materiales que entran y salen de dicha
célula.
La vista superficial de la cabeza de un espermatozoide presenta una forma ovalada y mide solamente diez
milésimas de milímetro y se estrecha en su parte final. Contiene ácido desoxirribonucleico (ADN), o la
característica determinante de los genes. Está cubierta por una fina capa de protoplasma llamada acrosoma. Se
cree que el acrosoma contiene una enzima, hialuronidasa, que disuelve la corona radiada, la capa protectora
externa del óvulo, facilitando la penetración del espermatozoide. La enzima del acrosoma de un
espermatozoide es insuficiente para romper la membrana del óvulo, por lo tanto, contrariamente a la creencia
popular: más de un espermatozoide puede romper la corona radiada, pero sólo uno será capaz de introducir su
material genético en el óvulo.
Las células de nuestro cuerpo contienen muchas mitocondrias. Las mitocondrias generan energía para la
célula. Contienen enzimas altamente especializadas capaces de producir adenosintrifosfato (ATP) a partir de
grasas y glucosa. El adenosintrifosfato es la fuente de energía de las células.
Los espermatozoides son diminutos cuerpos como hilos que consisten de una cabeza, una parte intermedia y
una cola alargada. Generalmente, a la parte intermedia se la conoce como el cuerpo o el cuello del
espermatozoide. Cuando el espermatozoide y el óvulo se encuentran, la cabeza y el cuerpo del espermatozoide
penetran en el óvulo dejando fuera la cola.
Los pequeños gránulos del núcleo son los nucleolos que contienen el código del ADN del óvulo femenino.
Las fibras enrolladas de ADN están formadas por cromosomas, que transportan el "original" de la células
origen y por lo tanto son el elemento principal de la herencia. El espermatozoide y el óvulo contienen 23
cromosomas cada uno. Cuando éstos se unen, los cromosomas de ambos forman uniones separadas
denominadas pronúcleos. Estos se alargan y mueven el uno hacia el otro, encontrándose en el centro del
huevo. Las membranas que los rodean se unen eventualmente y los grupos de cromosomas respectivos se
juntan para formar el componente completo de 46 cromosomas (la mitad de cada par proviene de cada uno de
los padres).
El núcleo es una esfera pequeña, sólo una fracción minúscula del ancho de un milímetro, en la porción central
de una célula. Es el centro de control de la célula. El núcleo contiene pequeños nucleolos que contienen el
código ADN. La función del ADN (ácido desoxirribonucleico) es pasar las características de una generación
de células a la próxima generación.
La cola de un espermatozoide tiene una longitud cuatro veces mayor que la de la cabeza más el cuerpo (parte
central del espermatozoide). Está formada de fibras cilíndricas y propulsa el espermatozoide mediante
movimientos que recuerdan a los de un látigo. Un espermatozoide puede permanecer en la mujer varias horas
antes de ser capaz de penetrar en el óvulo y fertilizarlo; puede sobrevivir de 24 a 48 horas. Cuando el
espermatozoide y el óvulo se encuentran, la cabeza y el cuerpo del espermatozoide penetran en el óvulo,
dejando fuera la cola. Unas 12 horas después el cigoto, o huevo fertilizado, comienza a dividirse.
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La zona pelúcida es una membrana transparente y estriada que rodea el óvulo y contiene el citoplasma, que da
a la célula su volumen. La zona pelúcida contiene numerosos poros a través de los cuales pasan los nutrientes
a la célula. Una vez que un espermatozoide ha penetrado en la zona pelúcida el huevo (óvulo) se hace
resistente a cualquier otro espermatozoide. A continuación la capa superficial de la zona pelúcida se mueve
hacia afuera para tragarse al espermatozoide. Las membranas celulares del espermatozoide y el huevo se
fusionan para formar una única célula llamada cigoto.
EMBARAZO
El embarazo es el resultado de la fertilización de un óvulo por un espermatozoide. Con la fertilización
comienza la división celular y el huevo fecundado se desarrolla dando lugar a una masa de células llamada
mórula que se desplaza desde el ovario por la trompa de Falopio hasta el útero. La mórula continúa su división
hasta formar un grupo hueco de alrededor de cien células, llamado blastocisto. Siete u ocho días
aproximadamente después de la fertilización, el blastocisto se instala en la pared del útero. Algunas de las
células que cubren el blastocisto, conocidas como trofoblasto, comienzan a alimentarse dentro del
revestimiento del útero y crecen en cordones que sujetan al blastocisto a las paredes del útero. El trofoblasto
dará lugar a la placenta.
El blastocisto se compone de dos capas, la capa superior o ectodermo y la capa inferior o endodermo. En el
blastocisto aparecen una cavidad amniótica y una cavidad vitelina. El amnios bordea la lámina corial, la
cubierta más externa que proporciona protección y nutre al cigoto, como se denomina al huevo fecundado. El
disco embrionario, un área lisa en la hendidura del óvulo en la que se ven los primeros vestigios del embrión,
está suspendida desde la lámina corial y se compone de tres capas celulares, el ectodermo, el mesodermo y el
endodermo. Todos los órganos del embrión se desarrollan a partir de estas tres capas.
A partir del ectodermo se desarrolla el sistema nervioso, los órganos sensoriales y la epidermis, entre otros. A
partir del mesodermo se desarrolla el sistema circulatorio, el aparato excretor, el esqueleto, el sistema
muscular y el sistema reproductivo. A partir del endodermo se desarrolla el sistema respiratorio y el digestivo
junto con sus revestimientos.
Un embarazo dura alrededor de nueve meses y puede dividirse en partes aproximadamente iguales
denominadas trimestres. El primer trimestre es el periodo en el cual se forman las diferentes partes del feto.
Durante el segundo y tercer trimestre se desarrollan y maduran los órganos que el bebé necesitará para
sobrevivir en el exterior, y el feto continúa aumentando de tamaño y peso.
El primer síntoma de embarazo es generalmente la falta de periodo menstrual, puesto que el ciclo menstrual
queda interrumpido a consecuencia de la fertilización e implantación de la célula embrionaria en el útero.
Otros síntomas al principio del embarazo son: náuseas, frecuentes micciones y la sensación de hinchazón o
sensibilidad en las mamas, especialmente alrededor de los pezones. Las náuseas aparecen generalmente por la
mañana temprano y luego desaparecen, pero algunas mujeres pueden sufrir vómitos. Las náuseas y vómitos
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normalmente desaparecen después de los tres meses de embarazo.
Si sospecha que puede estar embarazada, debe ir al médico para que se lo confirme. Existen también varias
pruebas de embarazo, que se pueden realizar en casa, adquiriéndolas en la farmacia. Aunque los resultados
positivos de estas pruebas de embarazo suelen ser precisos, también pueden dar resultados negativos falsos.
Probablemente el médico necesite examinarla físicamente, además de realizar un análisis de orina o de sangre
para confirmar el embarazo. El médico buscará varios síntomas en su reconocimiento: el tejido de los pechos
de una mujer embarazada es firme y puede estar más sensible de lo habitual y un examen interno detectará los
cambios de la forma y tamaño del útero y los cambios en el revestimiento vaginal y en el cuello del útero
(cérvix). En las mujeres embarazadas el revestimiento de la vagina se vuelve azul como resultado del
incremento de la sangre que fluye hasta allí, y el cuello del útero se ablanda, por lo que es posible sentir a
través de él el resto del útero. El útero también se ablanda, se agranda y es más redondeado de lo habitual. Por
el examen interno del médico es posible determinar de cuántas semanas está embarazada una mujer. Durante
el primer trimestre el útero crece rápidamente y se siente con más precisión que en las fases más avanzadas
del embarazo.
El embarazo dura aproximadamente 267 días. Como no siempre se conoce el día de la concepción, se
calcula la fecha de parto desde el comienzo del último periodo menstrual. Cuando no se anota la fecha del
último periodo o previamente se han utilizado métodos anticonceptivos, el médico puede determinar la edad
del feto mediante un examen con ultrasonidos. Incluso si se conoce la fecha exacta de la concepción, el
médico dará un periodo de 2 a 3 semanas en la estimación de la fecha del parto.
A la primera fase de desarrollo se la denomina "embrionaria" y abarca hasta aproximadamente el final del
segundo mes. En el desarrollo del embrión aparece en primer lugar el sistema nervioso central como un canal
en el ectodermo a lo largo de la línea media de la espalda. Este es el sistema nervioso rudimentario, la parte
superior se desarrollará dando lugar al cerebro y el resto formará la médula espinal. Esta comienza a
desarrollarse al final de la sexta semana. La forma más rudimentaria del sistema óseo aparece durante el
segundo mes de vida intrauterina
Aproximadamente al final de la sexta semana comienza en el embrión la formación de los ojos. Durante la 7ª
semana, los ojos se han formado, aunque la piel que los recubre, los futuros párpados, todavía no han
aparecido. En la 8ª semana los ojos ya tienen algo de color. Durante las siguientes semanas la cabeza y la cara
presentan varios cambios, pero no es hasta aproximadamente las 24 semanas cuando los párpados se
despegan, aunque permanecen cerrados. Un poco antes del nacimiento, aproximadamente a las 40 semanas, la
esclerótica es blanquecina y el iris es casi siempre azul. El color de los ojos no es el definitivo en los niños
recién nacidos, la exposición a la luz generalmente cambia este color a las pocas semanas del nacimiento.
Durante la 5ª semana se forma un vaso sanguíneo en el centro del embrión dando lugar al desarrollo del
corazón rudimentario. En la 6ª semana este corazón comienza a latir, aunque todavía no tiene la apariencia de
un corazón. Durante la 7ª semana los vasos sanguíneos comienzan a extenderse por todo el cuerpo y el
corazón tiene una apariencia más compleja. Una exploración por ultrasonidos realizada en la 7ª semana
demuestra que el corazón de un embrión palpita a unos 160 latidos por minuto. El corazón está totalmente
formado al final de las 12 semanas y bombea la sangre por todo el cuerpo del feto y por las dos arterias
situadas en el cordón umbilical de la placenta. A las 18 semanas el corazón del feto puede escucharse con un
estetoscopio especial. Cada examen que se realiza a la madre incluye la comprobación de los latidos del
corazón del feto.
De una única célula, tan pequeña que no se puede ver a simple vista, el embrión crece a lo largo de las
primeras 6 semanas alrededor de 5 mm. Durante la fase embrionaria se forman las partes principales del
cuello y cara, así como los órganos genitales, huesos, nervios, músculos y algunos órganos sensoriales. La
médula espinal, el cerebro, las orejas y los ojos comienzan su desarrollo. También aparece el tejido a partir del
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cual se formarán los pulmones, así como las partes más rudimentarias del estómago, hígado, páncreas,
intestinos y riñones. Aparecen dos pares de brotes de extremidades, que darán lugar a los brazos y a las
piernas. El corazón rudimentario comienza a latir.
A las 16 semanas de vida intrauterina, el feto tiene un tamaño de alrededor de 15 cm. y un peso de alrededor
de 170 gr. Los vasos sanguíneos se pueden ver a través de la delicada piel semitransparente y el color del
cuerpo es rosa brillante. Un vello fino y suave empieza a recubrir toda la superficie de la piel y empiezan a
salir las cejas y las pestañas. Se mueven las articulaciones de todas las extremidades, los dedos de las manos y
de los pies están separados y totalmente formados y empiezan a crecer las uñas. Se puede determinar
claramente el sexo del feto pues los órganos sexuales están totalmente desarrollados. Aunque los pulmones
están aún poco formados, el pecho del feto se mueve de vez en cuando como si respirase. El feto ahora se
mueve mucho, pero es pronto para que la madre lo note.
A las 32 semanas de vida intrauterina, el feto está lo suficientemente desarrollado hasta tal punto que tiene
muchas posibilidades de vivir fuera del útero, con cuidados especiales. La cabeza y el cuerpo casi han
alcanzado las dimensiones de un niño recién nacido. Los pulmones han empezado a madurar y continuarán
haciéndolo durante otras cuatro semanas. El feto ahora pesa alrededor de 1,8 kg.
Se denomina miometrio a la pared de músculo liso que comprende la masa del útero y se considera el músculo
más potente del cuerpo femenino. Es moderadamente suave y compresible y altamente vascular y suave
durante el embarazo. Este músculo hace posible empujar al feto en el momento del nacimiento y también es el
responsable de las contracciones del útero durante el parto.
La placenta está formada por vellosidades coriónicas, pequeñas protecciones que cubren las células exteriores
de los blastocistos. Después de la implantación del óvulo fecundado, las vellosidades coriónicas profundizan
en el revestimiento del útero en busca de alimento. Las que han penetrado profundamente erosionan algunos
de los pequeños vasos sanguíneos del útero y se bañan de sangre materna. En este momento las vellosidades
dejan de profundizar y comienzan a multiplicarse y a formar ramificaciones. Son estas vellosidades las que
forman la placenta.
La placenta es la responsable del intercambio de alimentos de la madre al feto y de los productos de desecho
que produce el feto a la madre, para su eliminación. Hay dos capas de células que mantienen la circulación
fetal en la placenta separada de la sangre materna. A través de estas células se realiza la función vital de
intercambio que tiene lugar en la placenta. Dióxido de carbono, productos de desecho y hormonas pasan del
feto a la madre. Oxígeno, nutrientes y hormonas se transfieren de la madre al feto. La placenta también actúa
como barrera protectora del feto contra sustancias potencialmente dañinas. Sin embargo, muchos
medicamentos pueden atravesar la placenta y dañar al feto. Por esta razón muchas medicinas, así como drogas
o alcohol, no deben ingerirse durante el embarazo.
El cordón umbilical une el embrión con la placenta y se forma al mismo tiempo que ésta. Mientras se forman
los vasos sanguíneos en las vellosidades coriónicas, otros se forman en la masa celular interna del embrión.
Tres vasos sanguíneos (dos arterias y una vena) emergen del embrión y se juntan con los que se desarrollan en
la placenta. Estos forman el cordón umbilical, que se une al embrión por el ombligo.
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EL PARTO.
El parto es el proceso de dar a luz un niño y tiene lugar en tres fases. La primera comienza con contracciones
uterinas regulares de frecuencia creciente, que presionan el saco amniótico hasta que el cuello del útero
(cérvix) está totalmente abierto (dilatado). El fluido amniótico lubrica el canal cervical, facilitando el paso de
la cabeza del feto. En la segunda fase las contracciones del útero son más fuertes, los músculos abdominales
se contraen y ayudan a la expulsión del feto a través de la vagina. El nacimiento del niño tiene lugar en esta
fase en la cuál el cordón umbilical está todavía unido a la placenta y tiene que tratarse adecuadamente. La
tercera fase es la expulsión de la placenta después del nacimiento del niño. Un embarazo a término se refiere
generalmente al que da lugar al parto entre las 38 y las 42 semanas.
Varios conjuntos de músculos soportan e impulsan el torso. Los músculos de la pared abdominal ayudan a
transmitir fuerza entre la parte superior y la inferior del cuerpo, además de proteger los delicados órganos
internos. Su función más importante es la de soportar la espalda. Los músculos del torso se extienden en
varias direcciones. Ayudan a mantener diferentes posturas y colaboran con los músculos de la columna al
doblarse, girarse y realizar otros movimientos.
El amnios es una capa fina que bordea la lámina corial y produce el líquido amniótico, líquido que rodea al
feto durante el embarazo.
El cuello del útero o cérvix tiene alrededor de 2,5 cm. de largo y es un canal que se proyecta hacia el interior
de la vagina. El cérvix se compone de una banda muscular que permanece fuertemente cerrada para mantener
al feto dentro del útero durante el embarazo. En el momento del parto, el papel de el cérvix es crucial. Antes
de que el bebé nazca, el cérvix tiene que acortarse y dilatarse completamente para que el bebé pueda
descender a través de la pelvis.
La lámina corial es la capa más externa del óvulo fertilizado (cigoto), que proporciona una cubierta protectora
y nutritiva y produce el líquido amniótico. Este líquido protege al embrión y después al feto durante el
embarazo y la ruptura del saco amniótico es uno de los primeros síntomas del comienzo del parto. Durante
éste, el líquido amniótico lubrica el canal cervical, facilitando el paso de la cabeza del bebé a través de ese
canal.
Al finalizar el periodo de embarazo, de 38 a 42 semanas, el feto experimenta grandes cambios justo antes de
nacer. Los riñones han madurado y el hígado es capaz de tratar algunos de los productos de desecho
producidos. Ahora el feto llena el útero y hay más líquido amniótico alrededor del bebé que en ningúna otra
fase del embarazo. Hay menos espacio para que se pueda mover el feto y la madre puede notar con frecuencia
los movimientos de los brazos y las piernas. Si el feto es un niño, los testículos descienden al escroto. Los
huesos del cráneo todavía son muy blandos y flexibles, lo que resulta necesario para permitir que la cabeza
pase a través del canal del parto.
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El sacro es la parte de la columna vertebral situada entre las vértebras lumbares y las estructuras del cóccix.
Está formado de cinco vértebras que se unen formando una sola estructura ósea . El sacro presenta una cresta
mediana (que baja por el dorso o parte posterior del sacro) constituida por la fusión de apófisis espinosa de su
componente vertebral. Debajo de esta cresta está el conducto sacro, un tunel que se extiende
longitudinalmente desde la parte superior del sacro hasta el hiato (apertura) junta a la parte inferior. Cuatro
pares de agujeros sacros atraviesan el sacro, flanqueando la línea media (centro) donde se forman las crestas
sacras intermedias mediante el proceso articular fusionado de las vértebras componentes. Hacia el exterior de
las crestas sacras intermedias están las crestas laterales formadas por la apófisis transversa de las vértebras
componentes. En el sacro, al contrario que en las vértebras superiores de la columna vertebral, la fusión de
todos estos procesos sustituye a los ligamentos transversales internos. Las crestas no se representan en la
superficie frontal (pélvica) del sacro, aunque son evidentes los agujeros sacros.
El útero, en donde crece el feto, es un órgano con una pared gruesa, hueca, en forma de pera, con dos partes,
el útero superior y el cuello del útero, más estrecho, que sale hacia la vagina, que se encuentra debajo. Está
localizado entre la vejiga y el recto. El útero se expande al crecer el feto durante el embarazo, aumentando
hasta treinta veces su tamaño al finalizar este periodo. Las contracciones uterinas tienen lugar al comienzo del
parto. Cuando empieza a contraerse, el útero presiona el saco amniótico hacia la cérvix, que rompe este saco.
En la segunda fase del parto, las contracciones del útero son más fuertes y se ayudan con las contracciones de
los músculos abdominales para arrastrar al feto a través de la vagina. Después del nacimiento del bebé, el
útero reduce su volumen y recupera su forma normal.
La sínfisis púbica es el lugar frontal de la articulación entre los dos huesos del pubis. La sínfisis está
compuesta de cartílago endurecido y calcificado. Está cubierta de un grueso tejido adiposo, denominado
monte de Venus, que está justo encima del labio mayor. En la pubertad, el monte de Venus se cubre de vello,
que permanece durante toda la vida de la mujer adulta.
El aborto es la expulsión del embrión o feto del útero ya muerto o provocando su muerte. Un aborto puede
producirse como consecuencia de malformaciones del feto o por las consecuencias que pueden resultar del
estado de salud o psicológico de la madre. El aborto, especialmente el que se realiza por elección voluntaria
de la madre, puede ser considerado como inmoral y, actualmente, su práctica libre es ilegal. Un aborto natural
es la pérdida del feto antes de la vigésima (20) semana de gestación.
Cada mes, se genera un nuevo óvulo que pasa desde el ovario, a través de la extremidad fimbriada de la
trompa de Falopio, al interior de la misma donde puede ser fecundado por un espermatozoide (célula
germinal). Si el óvulo es fecundado, comienza a crecer y dividirse para formar un grupo de células llamado
mórula, que finalmente formará el embrión de un nuevo ser. Si el óvulo no es fertilizado por un
espermatozoide, será expulsado del útero junto con gran parte del epitelio uterino, en la "fase hemorrágica" de
la menstruación.
OTRAS COSAS.
Los espermatozoides (células germinales) contienen los cromosomas que se combinarán con los del óvulo, o
huevo (producido por el aparato reproductor femenino), para formar el embrión de un nuevo ser humano.
Estos espermatozoides se producen en los testículos y se almacenan dentro del epidídimo. Durante la
excitación sexual las vesículas seminales producen y liberan un líquido que se combina en la glándula
prostática con las células germinales para crear el semen, que se transporta por la uretra y sale al exterior por
la apertura, o meato, en el extremo del pene erecto. Cuando se deposita el semen en la vagina de la mujer, los
espermatozoides se deslizan por el útero hasta las trompas de Falopio, donde uno (o más) puede fertilizar el
huevo, u óvulo. La vejiga es un órgano a modo de saco compuesto por fibras musculomembranosas.
Localizada en la pelvis, la vejiga almacena la orina hasta que se excreta. La orina pasa a la vejiga desde los
riñones a través de los uréteres, mediante ondas peristálticas (contráctiles). Durante la excreción, el orificio
uretral en la parte inferior de la vejiga se abre y la orina pasa a través de la uretra. Aunque la urgencia de
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vaciar la vejiga de la orina generalmente se produce cuando hay de 250 a 300 ml, la vejiga humana puede
almacenar casi el doble de esa cantidad. Una persona normal excreta de uno a dos litros de orina al día,
aunque puede variar enormemente dependiendo de la salud, dieta y nivel de actividad del adulto. El agua
ingerida normalmente se excreta a las cuatro horas de la ingestión. El parto es la culminación de nueve
ansiosos meses de embarazo para la pareja. En el nacimiento normal, la cabeza del feto es lo primero que
aparece por la vagina, que se ha dilatado bastante para dejar pasar al feto. Para que el cuerpo viva, cada de sus
células debe recibir un aporte continuo de nutrientes y oxígeno. Al mismo tiempo, el dióxido de carbono y
otras sustancias producidas por las células se recogen para ser eliminadas. El sistema circulatorio realiza un
proceso continuamente. Se puede apreciar cuán complejo es este proceso en el recién nacido. Cuando un
impulso nervioso viaja por un nervio hacia una sinapsis, este impulso hace que se liberen unas sustancias
químicas (como la acetilcolina) de las vesículas que las contienen en la sinapsis. Estos neurotransmisores
cruzan el espacio sináptico y provocan que la membrana que cubre el músculo permita el paso de iones (como
el sodio) a través de ella. Cuando estos iones cruzan la membrana, la fibra muscular se contrae. Los
sonogramas (ecografías que utilizan técnicas de ultrasonidos) son unas herramientas de diagnóstico muy
utilizada. La fecundación se produce cuando los espermatozoides viajan por el útero y uno de ellos encuentra
un ovocito. El embarazo es el resultado de la fertilización de un óvulo por el esperma. Con la fecundación,
comienza la división celular y el huevo fertilizado se desarrolla como una masa de células llamada mórula que
se mueve por la trompa uterina hacia el útero. La mórula continúa dividiéndose, hasta que se forma un grupo
de células huecas de unas cien unidades, llamado blastocisto. Aproximadamente siete u ocho días después de
la fecundación, el |blastocisto| se implanta en la pared uterina. Algunas células que recubren el |blastocisto|,
llamadas trofoblasto, comienzan a invadir el epitelio uterino y crecen en cordones que anclan el blastocisto a
la pared uterina. El trofoblasto finalmente se desarrollará para formar la placenta.
Protozoos, nombre que se aplica a todos los organismos animales unicelulares, algunos de los cuales pueden
formar colonias. En la clasificación que se sigue en esta enciclopedia, los protozoos se incluyen en el reino
Protistas, junto con otros organismos unicelulares cuyo núcleo celular está rodeado de una membrana. Los
protozoos no tienen estructuras internas especializadas a modo de órganos o, si las tienen, están muy poco
diferenciadas. Entre los protozoos se suelen admitir varios grupos: los flagelados del grupo de los
Zoomastiginos, con muchas especies que viven como parásitos de plantas y de animales; los ameboides del
grupo Sarcodinos, que incluyen a los Foraminíferos y Radiolarios, y que son componentes importantes del
plancton; los Cilióforos, que son ciliados, con diversos representantes que poseen estructuras especializadas
que recuerdan a la boca y al ano de los organismos superiores; los Cnidosporidios, parásitos de invertebrados,
de peces y de algunos reptiles y anfibios, y los Esporozoos, con diversas especies parásitas de animales y
también de seres humanos. Se conocen más de veinte mil especies de protozoos, que incluyen organismos tan
conocidos como los paramecios y las amebas.
Muchas especies viven en hábitats acuáticos como océanos, lagos, ríos y charcas. Su tamaño varía desde 2
hasta 70 micrómetros. Los protozoos se alimentan de bacterias, productos de desecho de otros organismos,
algas y otros protozoos. Muchas especies son capaces de moverse utilizando diversos mecanismos: flagelos,
estructuras propulsoras con forma de látigo; cilios de aspecto piloso, o por medio de un movimiento
ameboide, un tipo de locomoción que implica la formación de pseudópodos (extensiones a modo de pie).
Los dinoflagelados son el segundo grupo más importante del fitoplancton, que es el responsable de la
producción de energía en la cadena trófica oceánica. Tienen una estructura semejante a un látigo llamada
flagelo, que actúa como órgano de locomoción y muestran características tanto de vegetales como de
animales. Los dinoflagelados pueden reproducirse de forma rápida, produciendo grandes poblaciones de
forma inmediata; ciertas especies, mediante este tipo de crecimiento, forman las mareas rojas tóxicas que
matan a los peces y contaminan los mariscos.
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Los protozoos ciliados son organismos unicelulares que se impulsan mediante unas diminutas proyecciones, a
modo de pelos, llamadas cilios. Además de servir para la locomoción, los cilios también tienen la función de
crear corrientes que ayudan a arrastrar pequeñas partículas alimenticias hacia el interior de una depresión
pequeña de la superficie del cuerpo, a través de la cual se ingiere el alimento. Los protozoos ciliados viven en
el agua o en el suelo, o establecen relaciones como parásitos o simbiontes de otros organismos. En los suelos,
los ciliados actúan en la descomposición de los organismos, disgregando la materia orgánica en sustancias que
pueden ser utilizadas por otros seres
vivos.
1. INTRODUCCIÓN Fecundación, en biología, fusión de los materiales de los núcleos de dos gametos que
da lugar a la formación de un cigoto, o embrión. La conjugación es un tipo de fecundación que puede ocurrir
en las bacterias, algas y otros organismos inferiores, que se produce por la transferencia o intercambio de
material genético entre dos células , o por su fusión en una. En la mayoría de las formas superiores, la
reproducción es el resultado de la unión de dos gametos distintos, o heterogametos, uno masculino y otro
femenino, y por lo general, el término fecundación se limita a la descripción de este proceso.
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El gameto femenino, llamado huevo, óvulo, o célula germinal femenina, es relativamente grande, contiene
una reserva de nutrientes (yema y en ocasiones clara), y por lo general, carece de movilidad. Los gametos
masculinos, llamados espermatozoides, espermatozoos, o células germinales masculinas, contienen una
reserva muy pequeña de alimento, tienen centrosomas, y son móviles. Los gametos tienen sólo una dotación
de cromosomas y son, por tanto, haploides; el cigoto que resulta de su unión tiene una dotación cromosómica
doble y es diploide.
2. FECUNDACIÓN CRUZADA
La mayoría de las plantas y animales se caracterizan porque los óvulos de un organismo son fecundados por el
espermatozoide de otro. Esta clase de fecundación es muy importante, ya que permite que exista una gran
variedad como consecuencia de la recombinación de genes. La autofecundación, es decir, la fecundación de
un óvulo por un espermatozoide producido por el propio organismo, limita la variedad, ya que no se
introducen caracteres hereditarios nuevos. La mayor parte de las especies de plantas y animales son dioicas es
decir, los espermatozoides y los óvulos se desarrollan en organismos separados. En las especies monoicas, o
hermafroditas, éstos son producidos por el mismo individuo. En dichas especies la autofecundación se evita
debido a que el desarrollo de los óvulos y de los espermatozoides se produce en momentos distintos, o como
en el caso de las lombrices de tierra, a causa de la localización de los órganos sexuales y de la forma de
apareamiento.
Para que la fecundación se lleve a cabo con éxito, la célula germinal femenina y la masculina deben haber
alcanzado un estado de madurez adecuado. Cuando el espermatozoide o el óvulo maduro de especies iguales o
estrechamente relacionadas entran en contacto, la célula espermática se introduce en el óvulo. Los óvulos de
los mamíferos y de muchos otros animales, pueden ser penetrados en cualquier punto de su superficie. Los
óvulos de algunos peces, moluscos, insectos y otros organismos están rodeados por una membrana firme y el
espermatozoide sólo puede acceder a ellos a través de una apertura, llamada micrópilo, que se localiza sobre
la superficie de esta membrana. Por lo general, sólo una célula espermática puede entrar en un óvulo. En la
mayoría de las especies la polispermia, en la que más de un espermatozoide logra con éxito entrar en el huevo,
es anormal. En tales casos, sólo uno de los espermatozoides participa en la fecundación del huevo. Al iniciarse
la mitosis, o multiplicación celular del embrión, el espermatozoide y el núcleo del óvulo se disponen juntos
hasta llegar a confundirse. En muchas especies las células germinales masculinas y femeninas son
complementarias en muchos aspectos; el óvulo proporciona la mayor parte del citoplasma y nutrientes para el
embrión; el espermatozoide aporta el centrosoma activo y el estímulo inicial para la mitosis. Véase
Embriología.
Aunque para dar origen a un embrión casi todos los óvulos necesitan ser fecundados por un espermatozoide,
los óvulos de ciertos invertebrados se desarrollan sin que exista fecundación. Esta forma de reproducción se
denomina partenogénesis. Los descendientes que proceden de progenitores de diferentes especies reciben el
nombre de híbridos y por lo general son estériles, aunque con frecuencia son más grandes y fuertes que
aquellos.
3. CONDICIONES APROPIADAS
La reproducción sexual requiere una serie de condiciones que llevan al desarrollo normal del cigoto y de la
forma joven inmadura. Los padres se comportan de modo que estas situaciones y condiciones se vean
favorecidas. En muchos animales acuáticos, como las medusas, las células sexuales se liberan en el agua y la
fecundación se produce por casualidad. La gran producción de óvulos y esperma aumenta la probabilidad de
que esto ocurra. En otros animales como el salmón, los dos sexos se reúnen durante la época de reproducción
y liberan los óvulos y el esperma cuando están próximos, lo que eleva la probabilidad de que se produzca la
fecundación. En algunas salamandras, el macho deposita su esperma en una masa gelatinosa que la hembra
recoge con los rebordes de su cloaca, de modo que la fecundación de los óvulos es interna. En las ranas y los
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sapos la fecundación se produce por lo general fuera del cuerpo de la hembra. Hay un tipo de conducta
reproductiva especial llamada acoplamiento, durante la cual el macho se coloca sobre el dorso de la hembra, y
aproxima las células sexuales. La copulación, o coito, es una conducta muy especializada en la que las células
germinales del macho se liberan dentro del tracto genital de la hembra. Este depósito de líquido espermático
en el cuerpo de la hembra se denomina inseminación. La copulación es utilizada por muchos gusanos
parásitos, caracoles e insectos, y por todos los reptiles, las aves y los mamíferos. No existe una secuencia
evolutiva lógica de los hábitos reproductivos. Mientras que grupos muy diferentes de animales emplean los
mismos métodos de fecundación, otros relacionados estrechamente difieren mucho en ellos. En general, la
fecundación externa se produce con más frecuencia en los seres acuáticos y anfibios que en los terrestres, ya
que la fecundación debe tener lugar en un medio húmedo, y el embrión resultante debe ser protegido de la
sequedad.
En esencia, la reproducción sexual en las plantas es similar a la de los animales. La inmovilidad de las plantas
ha sido la causa de que en la mayoría de los grupos se haya desarrollado una estrategia compleja, llamada
alternancia de generaciones, para permitir la fecundación. Las plantas que poseen hojas, raíces, troncos y
flores, son esporofitos, capaces de producir descendientes de forma asexual, como en la formación de bulbos.
Esta generación esporofítica a su vez da lugar a la generación gametofítica, que se reproduce de forma sexual.
En las flores de los esporofitos se producen dos clases de esporas. Un tipo es la denominada grano de polen,
que consiste en células que se desarrollan en un gametofito masculino. El otro tipo de espora se desarrolla en
un gametofito femenino y contiene un óvulo. El gametofito femenino permanece protegido en la flor del
esporofito femenino. En la naturaleza, los agentes más importantes que transportan los granos de polen de una
flor a otra son el aire, el agua y los insectos.(véase Polinización). Después de alcanzar el estigma de una flor,
el grano de polen emite una prolongación denominada tubo polínico que se desarrolla por debajo del
gametofito femenino. A través del tubo polínico se libera un núcleo espermático en el saco embrionario que
contiene el óvulo, y se lleva a cabo la fecundación. Entonces, se forma en el óvulo un saco embrionario que
rodea al embrión resultante, formando una semilla. Este embrión es un esporofito joven que permanece latente
hasta que es transportado por el viento, el agua o los animales hacia un lugar adecuado para germinar. Véase
Reproducción vegetal.
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