MARIA DEL REFUGIO ELIZABETH RODRIGUEZ COLIN

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PRIMERA REUNION NACIONAL DE JUECES, CONSEJOS
DE LA JUDICATURA, ÓRGANOS ADMINISTRATIVOS Y
ESCUELAS JUDICIALES
PROCEDIMIENTO Y CRITERIOS PARA RATIFICACION DE
FUNCIONARIOS JUDICIALES
CASO ESTADO DE MÉXICO
LIC. MA. R. ELIZABETH RODRIGUEZ COLIN
CONSEJERA DE LA JUDICATURA DEL ESTADO DE
MÉXICO
AGUASCALIENTES, 24 Y 25 DE JUNIO DE 2011.
PROCEDIMIENTO Y CRITERIOS PARA RATIFICACION
DE FUNCIONARIOS JUDICIALES. CASO ESTADO DE MÉXICO.
Una de las funciones más importantes del Consejo de la Judicatura, como el
órgano encargado de la administración, disciplina y vigilancia, lo es sin duda, la
designación y ratificación de los integrantes del poder judicial.
En el esquema federal, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
en el artículo 97 párrafo primero establece, que los Magistrados de Circuito y los
Jueces de Distrito serán nombrados y adscritos por el Consejo de la Judicatura
Federal, con base en criterios objetivos y de acuerdo a los requisitos y
procedimientos que establezca la ley. Que durarán seis años en el ejercicio de su
encargo, y que al término de los cuales si fueran ratificados o promovidos a cargos
superiores, sólo podrán ser privados de sus puestos en los casos y conforme a los
procedimientos que establezca la ley.
Esta máxima constitucional ha sido adoptada por las entidades en los procesos de
designación y ratificación de funcionarios judiciales, el Estado de México no es la
excepción, al efecto, la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de
México, en el artículo 88 en lo conducente señala, que el Poder Judicial contará
con jueces de control que tendrán las atribuciones que la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, la propia Constitución y las normas secundarias
les atribuyan. Que la ley establecerá las bases para la formación y actualización
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de funcionarios, así como para el desarrollo de la carrera judicial, la que se regirá
por los principios de excelencia, objetividad, imparcialidad, profesionalismo e
independencia.
Lo anterior indica que para la ratificación de los servidores judiciales, deberá
observarse el mismo procedimiento que para su designación; sin embargo, es
precisamente este aspecto el que más problemática genera, en primer término
porque transcurrido ya un periodo de ejercicio en el cargo se presume la
existencia en el servidor judicial de una actuación que se rige por los principios de
excelencia, objetividad, imparcialidad, profesionalismo e independencia.
Esta presunción de ser del todo aceptable, no nos hubiera llevado a la necesidad
de una nueva evaluación para una posible ratificación, sin embargo constituye una
oportunidad para obtener información, sobre si el funcionario judicial que aspira a
una ratificación satisface o no el perfil que exigen los principios constitucionales
antes señalados, independientemente de sus derechos personales y de sus
garantías como juzgador, bajo la luz de un interés superior, consistente en una
justicia pronta, completa, imparcial y gratuita.
Visto de esta forma, resulta claro que cada una de estas premisas,
necesariamente constituye un binomio con los principios que debieron observarse
para su designación.
Al margen de lo anterior, resulta importante considerar que existen diferencias
trascendentes en la forma en la que se imparte justicia entre la federación y las
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entidades federativas, en las que influyen factores de diversa índole como la de
los recursos económicos y humanos con los que cuentan, la mayor o menor carga
de trabajo de los diferentes órganos, denotando que la instancia federal cuenta
con más y mejores recursos que cualquier entidad federativa.
Bajo este contexto, la sociedad debe tener claro cuáles deben ser los requisitos
mínimos para la ratificación de los servidores judiciales locales encargados de
hacer efectivas las premisas constitucionales que prescribe el artículo 17; garantía
que también debe prevalecer a favor del funcionario judicial – de estabilidad en el
cargo que detentan-; es decir, debe tener la certeza sobre qué aspectos, el órgano
de gobierno basará su dictamen de ratificación o no ratificación para un nuevo
periodo; entre los que sin duda debe ser incluida la existencia de una verdadera
carrera judicial, que tenga su basamento no sólo en los principios ya señalados excelencia, objetividad, imparcialidad, profesionalismo e independencia- , sino en
aquellos principios en los que el servidor judicial haya podido desarrollar su
función durante el periodo sujeto a evaluación en condiciones dignas de vida y de
trabajo, con un sistema transparente en los mecanismos de investigación e
imposición de sanciones formales y no formales, como las de cambio de
adscripción a lugares lejanos a su residencia, la certeza de la periodicidad e
indicadores aplicables en la función de vigilancia por parte del órgano de gobierno,
la garantía de la dotación suficiente de los recursos materiales y humanos que le
permitan desarrollar su función de una forma eficaz y eficiente, de tal forma que en
un grado próximo de certeza, permita al órgano evaluador, la posibilidad de
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ponderar que cualquier desvío o alejamiento en la observancia de dichos
principios, constituye una causa imputable a su persona y no a las exigencias de
cargas laborales y a la limitación de los recursos que para tal efecto le son
proporcionados.
En el Estado de México, la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de
México, respecto a la ratificación de los funcionarios judiciales únicamente
contempla la categoría de jueces de primera instancia y de cuantía menor,
señalando que los primeros durarán en su encargo seis años y los segundos tres
años, que en ambos casos podrán ser ratificados por el Consejo de la Judicatura,
por períodos iguales, previa aprobación de exámenes de actualización, de
acuerdo con los mecanismos y demás requisitos que señale la ley, y únicamente
podrán ser suspendidos o destituidos en sus funciones conforme a la misma.
Como se advierte, en ambos casos, se realiza la remisión expresa a la ley
secundaria para el proceso de los exámenes de ratificación. En este sentido, el
Reglamento de la Escuela Judicial del Estado de México que data del 2007,
establece como instrumentos o mecanismos para el proceso de evaluación
integral de ratificación de jueces los siguientes:
I. Examen escrito de conocimientos teórico-práctico-jurídico. Constituido con
reactivos de opción múltiple, temas a desarrollar, resolución de asuntos o
casos.
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II. Examen oral de conocimientos teórico-práctico-jurídico. Los sustentantes son
examinados por orden alfabético y para su aplicación se integran uno o varios
sínodos de cinco personas. Se lleva a cabo mediante réplica con cada uno de
los integrantes, ya sea sobre conocimientos teórico-jurídicos o de aplicación a
casos concretos.
No obstante de la aprobación de estos exámenes por los jueces sujetos a
ratificación, otro de los mecanismos impuestos por el propio ordenamiento lo
constituyen las apreciaciones específicas en torno a la escolaridad, el perfil
profesional, evaluación del desempeño y compromiso institucional de los
interesados, así como de cualquiera otra consideración que el Consejo estime
pertinente.
Son precisamente, estos otros mecanismos los que han generado diversidad de
interpretaciones, en consecuencia, falta de certeza al juzgador que es sometido a
un proceso de ratificación, produciendo desconfianza en los mismos. Se afirma lo
anterior, porque como ya se dijo, el marco constitucional impone la obligación de
que la función jurisdiccional se apegue a principios mínimos de excelencia,
objetividad, imparcialidad, profesionalismo e independencia; sin embargo, en la
actualidad no se cuenta con ítems que permitan otorgarles una evaluación
objetiva, pues estos principios necesariamente llevan implícitos actitudes,
aptitudes, habilidades y destrezas del juzgador que para ser medibles requieren
de una valoración humana.
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Es por ello, que a manera de un primer ejercicio, ante la falta de claridad en los
instrumentos utilizados en los procedimientos de ratificación de funcionarios
judiciales locales; las exigencias de los nuevos modelos procesales –oralidad en
materia penal, familiar y mercantil-, en los que cobran importancia el uso de
tecnologías de la información, las destrezas del juzgador en el entendimiento
jurídico de los planteamientos sometidos a su consideración, la claridad en la
exposición de sus resoluciones y la capacidad de respuesta inmediata en atención
al principio de inmediación e inmediatez que los rige, por señalar sólo algunos
ejemplos; motivando quizá la necesidad de la elaboración de un diagnóstico y
análisis profundo sobre cuáles serían los indicadores mínimos a ponderar por los
órganos de gobierno encargados de la designación y ratificación de los
funcionarios judiciales, es que me permito poner a su consideración algunos
tópicos que podrán contener los aspectos generales tales como la conducta,
idoneidad, calidad de las resoluciones sobre los cuales podría empezarse a
desarrollar sobre su contenido y valor para ser tomados en consideración en los
procedimientos de ratificación de funcionarios judiciales.
1. Inicio y duración del procedimientos de ratificación.
2. La documentación que deba presentarse para la actualización del
expediente personal.
3. Dictamen por el órgano jurisdiccional revisor sobre una muestra periódica
que comprenda los años sujetos a evaluación de las resoluciones que
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hubiere emitido, ponderando la claridad en la exposición, solidez
argumentativa y congruencia lógica, en su caso la aplicación de la
jurisprudencia o instrumentos internacionales.
4. Asistencia y puntualidad a su centro de trabajo.
5. Productividad conforme a la carga de trabajo ingresada al Juzgado de su
adscripción.
6. Los informes sobre las quejas o denuncias presentadas por los usuarios y
el personal del órgano de su adscripción; así como el resultado de los
procedimientos a los que hubiere sido objeto durante su encargo.
7. Cursos de actualización durante el periodo a evaluar, el resultado de los
mismos y su relación con la función jurisdiccional.
8. La opinión fundada que de su actuación se tenga por los foros de
abogados.
9. Los resultados de las visitas de supervisión practicadas durante el periodo
sujeto a evaluación.
10. La transparencia y rendición de cuentas sobre su patrimonio.
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CONCLUSIONES
PRIMERA. La ratificación de los funcionarios judiciales es una facultad
constitucional otorgada al Consejo de la Judicatura, como órgano de gobierno del
Poder Judicial.
SEGUNDA. La ratificación de los jueces constituye un acto discrecional, sin que
ello implique que no deban conocerse previamente por los juzgadores los
indicadores mínimos que orientarán en la toma de decisión por parte del órgano
de gobierno, para renovar la confianza mediante la obtención de un nuevo
periodo.
TERCERA. El mecanismo del actual proceso de ratificación de jueces, es muy
escaso en instrumentos de medición que permitan evaluar con mayor certeza y
objetividad el cumplimiento de los principios de excelencia, objetividad,
imparcialidad, profesionalismo e independencia.
CUARTA. Es necesario modernizar los instrumentos de evaluación para los
procesos de ratificación de jueces acorde a las nuevas exigencias de los modelos
procesales, so riesgo de generar el debilitamiento de la institución por intereses
particulares o criterios subjetivos sobre su permanencia.
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RESÚMEN EJECUTIVO
El Consejo de la Judicatura es el órgano encargado de la designación y
ratificación de los integrantes del poder judicial, con base en criterios objetivos y
de acuerdo a los requisitos y procedimientos que establece la ley, con la premisa
de que su actuación debe regirse, bajo los principios de excelencia, objetividad,
imparcialidad, profesionalismo e independencia.
Lo anterior indica por una parte que la sociedad debe tener claro cuáles deben ser
los requisitos mínimos para la ratificación de los servidores judiciales locales
encargados de hacer efectivas las premisas constitucionales que prescribe el
artículo 17; garantía que también debe prevalecer a favor del funcionario judicial –
de estabilidad en el cargo que detentan-; es decir, debe tener la certeza sobre qué
aspectos, el órgano de gobierno basará su dictamen de ratificación o no
ratificación para un nuevo periodo; entre los que sin duda debe ser incluida la
existencia de una verdadera carrera judicial, que tenga su basamento no sólo en
los
principios
ya
señalados
-
excelencia,
objetividad,
imparcialidad,
profesionalismo e independencia- , sino en aquellos principios en los que el
servidor judicial haya podido desarrollar su función durante el periodo sujeto a
evaluación en condiciones dignas de vida y de trabajo, con un sistema
transparente en los mecanismos de investigación e imposición de sanciones
formales y no formales, como las de cambio de adscripción a lugares lejanos a su
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residencia, la certeza de la periodicidad e indicadores aplicables en la función de
vigilancia por parte del órgano de gobierno, la garantía de la dotación suficiente de
los recursos materiales y humanos que le permitan desarrollar su función de una
forma eficaz y eficiente, de tal forma que en un grado próximo de certeza, permita
al órgano evaluador, la posibilidad de ponderar que cualquier desvío o alejamiento
en la observancia de dichos principios, constituye una causa imputable a su
persona y no a las exigencias de cargas laborales y a la limitación de los recursos
que para tal efecto le son proporcionados.
Por lo anterior, si bien es cierto, actualmente generalmente se establecen como
instrumentos para la evaluación del procedimiento de ratificación exámenes
escritos y orales teórico-práctico-jurídicos, se estima que el mecanismo del actual
procedimiento de ratificación de jueces, es muy escaso en instrumentos de
medición que permitan evaluar con mayor certeza y objetividad el cumplimiento de
los principios de excelencia, objetividad, imparcialidad, profesionalismo e
independencia.
Bajo este contexto, se considera que es necesario modernizar los instrumentos de
evaluación para los procesos de ratificación de jueces acorde a las nuevas
exigencias de los modelos procesales, so riesgo de generar el debilitamiento de la
institución por intereses particulares o criterios subjetivos sobre su permanencia.
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