El Tomás de Aquino que conocí…

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El Tomás de Aquino
que conocí…
Landolfo, el Escribano
Capítulo 5 En el Scriptorium del Sacro Convento
Van pasando los años y me voy haciendo viejo, mientras que Fray Tomás está en plena
madurez y sigue escribiendo y enseñando con ritmo frenético. Algún día se dirán grandes cosas
del Maestro y una de ellas será la que les voy a contar ahora mismo:
En nuestro tiempo, escribir es una tarea muy complicada: hay que preparar con cal y otros
compuestos la piel de carneros y corderillos para hacer el pergamino y con plumas de aves y tintas que nosotros mismos preparamos, tenemos las herramientas para la escritura. En nuestro
gran convento de París tenemos un gran salón, lleno de muebles y proveído de plumas y tintas,
que llamamos Scriptorium. Es lo usual que copiemos textos de otros, como de Aristóteles, por
ejemplo, o que un maestro dicte a varios secretarios un mismo texto para tener varias copias.
Pero no ocurre lo mismo con Fray Tomás, porque en él bullen las ideas como torbellinos o como
grandes oleajes del mar. Él va dictando a varios secretarios al tiempo pero no una sola obra
sino varias obras al tiempo, como si fuera un gran maestro de ajedrez compitiendo contra varios jugadores al tiempo. Va de secretario en secretario, dictándole al uno una parte de una
summa o una sentencia, mientras al otro le dicta un ensayo sobre política o sobre alquimia, o
sobre la forma en que se clasifican los ángeles... Es un verdadero portento verlo en este arte
frenético de escribir con tantas manos pero con una sola inteligencia poderosa y versátil. De
esa mente prodigiosa salieron grandes obras ya de filosofía, ya de teología y de diversas artes,
pero en la filosofía hizo grandes contribuciones, algunas de las cuales quisiera comentar, con
respeto por mi gran maestro, el Aquinate.
Uno de los primeros temas que trató Tomás es el relacionado con el ser. De hecho, su primera obra escrita fue “Sobre el Ente y la Esencia”, escrito en 1252. Para Tomás la idea del ser
es la primera que se viene a la mente humana y quizá por eso es a la primera que se dedica: el
ser y la esencia es lo primero que el entendimiento capta, para evitar las dificultades que el desconocimiento de estas nociones ocasionaría, se ha de establecer el significado de los términos
"esencia" y "ser". El ser o ente, está presente en todas las cosas aunque no necesariamente se lo
pueda identificar con alguna de ellas. Tomás plantea la división del orden del ser, o sea de todo lo existente: Dios, que es un ser infinito y perfecto y los seres creados, contingentes y finitos. Dios es el ser perfecto y las creaturas, que son llamadas seres en forma impropia, reciben el
ser de Dios.
La preocupación de Tomás sobre el problema del conocimiento se relaciona, más bien, con
el problema del conocimiento y sus implicaciones en la teología y la psicología. Los conceptos
de Santo Tomás sobre el conocimiento, igual que los de Aristóteles, servirán de base al desarrollo ulterior de esta ciencia novedosa. Siguiendo al Estagirita, Tomás piensa que el conocimiento proviene de la experiencia sensorial, apartándose así de las doctrinas de Platón quien afirmaba que el conocimiento es una facultad del alma. Tomás afirma que el conocimiento sigue
un proceso, con unos pasos concretos: Los sentidos captan el objeto sensible, la imaginación
graba la imagen de ese objeto (el fantasma, según Tomás), el entendimiento despoja al objeto de
lo particular y concreto y produce la ―especie inteligible impresa, el entendimiento elabora los
datos hasta llegar al concepto universal (especie inteligible expresa) y el entendimiento aplica
el conocimiento universal al objeto concreto. ¡Eso es ciencia! Este proceso lo seguirá con todos
los seres, incluso con los ángeles y con Dios mismo.
En sus ideas sobre el hombre, Tomás recibe, como otras muchas de sus ideas, una doble
influencia: por un lado, la influencia aristotélica de una sola alma compuesta y las consecuencias de esa idea en su discurso sobre el hombre y, por el otro, la influencia cristiana sobre todo
en lo relacionado con la inmortalidad del alma. Estos dos elementos, aristotélico y cristiano,
son dos datos que no podemos olvidar en esta parte del discurso filosófico de nuestro Maestro.
La preocupación de Tomás por la ética y la moral le proviene no solo del hecho de ser sacerdote y, por lo mismo, ministro del sacramento de la penitencia y por sus ocupaciones como
director espiritual y consejero de un sinnúmero de personas, especialmente de clase alta y gobernantes de nuestro tiempo, sino también de su trabajo docente con nosotros los dominicos, de
cuya formación ha estado encargado. La moral de nuestro tiempo se caracteriza por ser casuística, esto es basada en ciertas normas y reglas que se aplican de manera proporcionada a los pecados pero sin considerar las situaciones particulares de las personas y la complejidad de la
conciencia humana. Para Tomás, en contraste, la ética es una ciencia de tipo práctico y ayuda
al hombre a encontrar la perfección y la felicidad. La voluntad tiende a la búsqueda del bien
pero como hay distintas clases de bienes, el hombre debe discernir para escoger el que más le
conviene. La ética, entonces interviene para ayudar al hombre a escoger lo que más le conviene;
para ello se deben conocer las pasiones, se deben cultivar las virtudes y se debe combatir el vicio, con lo cual se obtendrá la felicidad que, mientras estemos en este mundo, es relativa y que
solo tendrá sentido cuando estemos delante de Dios, en la eternidad. Los actos que son objetos
de la moral son los que el hombre realiza libremente, con pleno conocimiento y plena voluntad,
a diferencia de los actos del hombre, que no dependen de su voluntad, como los actos fisiológicos, por ejemplo.
En relación con la política, Tomás parte de Aristóteles y sus consideraciones sobre el hombre como animal social y político, para hacer sus aportes a la ciencia política. Hombre de nuestro tiempo, ve a la monarquía como el ideal de gobierno para los hombres y en varias de sus
obras, especialmente en el opúsculo “Del gobierno de los príncipes” en el que desarrolla sus
principales ideas sobre el Estado, nos deja sus aportes sobre la política.
Preguntas para el viaje:
1.
Haz una reflexión sobre la forma en que ha avanzado la escritura a lo largo de los siglos
hasta llegar a la tecnología que hoy tenemos. Responde a la siguiente cuestión: teniendo
mejores herramientas, ¿somos mejores intelectuales que los de la Edad Media?
2.
Haz un cuadro sinóptico sobre las principales ideas filosóficas de Tomás.
3.
¿Cómo te imaginas el futuro de Tomás? Describe lo que piensas al respecto.
4.
A partir de las ideas de Tomás, ¿cómo juzgas a los políticos de nuestro tiempo?
Imagen:
Crivelli, C. (1746). Saint Thomas Aquinas (Pintura). Londres: The National Gallery. Obtenido de: http://www.nationalgallery.org.uk/paintings/carlo-crivelli-saint-thomas-aquinas
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