QUE REFORMA EL ARTÍCULO 48 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO, A CARGO DEL DIPUTADO FELIPE BORREGO ESTRADA, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PAN El que suscribe, Felipe Borrego Estrada, diputado federal integrante del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional, con fundamento en la fracción II del artículo 71 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en la fracción II del artículo 55 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, somete a consideración del Congreso de la Unión iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforma el artículo 48 de la Ley Federal del Trabajo, al tenor de la siguiente Exposición de Motivos Establecer en la Constitución y sus leyes reglamentarias los derechos de los trabajadores y de los patrones en las relaciones laborales ha sido resultado de innumerables debates cuyo tema central es fundamentalmente la desigualdad. Es por eso que uno de los principales principios rectores de la normatividad laboral radica en el equilibrio de los derechos y obligaciones de las partes, cuya finalidad es disminuir la brecha existente en las relaciones obrero-patronales, lo cual ha constituido una asignatura pendiente de resolver y debe ocupar un lugar preponderante dentro de la agenda nacional. El Título Sexto de nuestra Carta Magna consagra múltiples garantías, con la finalidad de hacer más justas y equitativas las relaciones entre el patrón y los trabajadores, así como revertir la pobreza y marginación en las que se encontró la clase trabajadora mexicana durante el siglo XIX y principios del XX. Actualmente, seguimos reconociendo la gran importancia que representan las garantías laborales, establecidas en el artículo 123 constitucional, así como en la Ley Federal del Trabajo; sin embargo, dadas las circunstancias sociales y económicas actuales, se hace necesario realizar modificaciones legales que permitan más y mejores condiciones de igualdad entre los generadores del empleo y los trabajadores. Consideramos que uno de los temas en donde es necesario proponer modificaciones es en el de los salarios vencidos. En términos generales, el salario es una institución fundamental del derecho del trabajo que representa la base del sustento material de los trabajadores y una aspiración a su dignificación social, personal y familiar.1 A pesar de la claridad que se tiene sobre la definición, beneficios y regulación del salario en México, encontramos que el concepto específico de salarios vencidos no corre la misma suerte. Dicho concepto no encuentra regulación en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sino que es la Ley Federal del Trabajo la que se encarga de mencionar y delinear esta figura sin definir su naturaleza jurídica. La doctrina mexicana ha dedicado breves referencias al problema. Así, encontramos que el maestro Mario de la Cueva hace referencia de manera general a los salarios vencidos equiparándolo a una especie de "costas judiciales". El maestro en términos generales prefiere hablar de indemnización.2 En realidad, el problema radica en la imprecisión de la ley que, partiendo del supuesto de que los salarios vencidos constituyen una indemnización generada por la supuesta violación patronal de los derechos de los trabajadores, en ocasiones, señala el autor, se trata realmente del pago de salarios, a los que se agrega la no muy clara calificación de "vencidos"3 Nosotros consideramos que la naturaleza de los salarios vencidos es resarcitoria, ya que se constituyen como la compensación equivalente al importe de los salarios que habría devengado el trabajador, de no haber sido despedido de manera injustificada, y no como el pago o contraprestación de un trabajo o servicio que, en la realidad, no se llevó acabo. Es necesario hacer una distinción en cuanto al carácter resarcitorio que tiene el pago de los salarios vencidos, ya que dicho término, si bien se basa en el principio de estabilidad en el empleo, como derecho que tiene el trabajador a conservar su fuente de trabajo, también se trata de una institución que implica que durante el lapso en que se lleva a cabo el juicio, el trabajador se encuentra con el ánimo y la disposición de ser restituido en su empleo, en este punto radica la naturaleza del citado concepto, por lo que, en el caso de que se demuestre al término del respectivo Juicio, promovido ante la Junta de Conciliación y Arbitraje correspondiente, la existencia del despido de manera injustificada y que en el cuerpo de la demanda el trabajador solicite la reinstalación a su empleo, el patrón estará obligado al pago de lo que se denomina salarios vencidos. Por otro lado, cuando un trabajador, en términos del artículo 48 de la Ley Federal del Trabajo, demanda la indemnización constitucional de tres meses de salario y el pago de los salarios vencidos desde la fecha del despido hasta que se cumplimente el laudo, el Poder Judicial de la Federación ha determinado, mediante criterio jurisprudencial, que debido a que la acción del trabajador va encaminada a obtener una declaratoria de rescisión de la relación laboral por causas imputables al patrón, únicamente se le deberán cubrir las prestaciones señaladas en la demanda interpuesta contra el patrón. En tal virtud, al dejar de existir la relación laboral, el patrón no está obligado a cumplir con las prestaciones derivadas del vínculo laboral concluido.4 En el caso del concepto de las indemnizaciones, el problema de determinación y alcances no corre la misma suerte que el concepto referido a los salarios vencidos, a pesar de que no se produzca como regla general un rigor terminológico en el artículo 123, inciso "A", fracción XXII, y en la Ley Federal del Trabajo. Sin embargo se puede advertir la intención de cuantificar la indemnización con el importe de tres meses de salarios (artículo 123) o en una cantidad igual al importe de los salarios (artículo 50, fracciones I y II), lo que convierte al salario en una medida, pero no lo identifica con la indemnización. Este problema de interpretación ha generado polémica en cuanto al pago de salarios vencidos que deberá hacer el patrón en caso de que el trabajador pruebe su acción en el juicio laboral por despido injustificado, toda vez que de conformidad con lo que establece el artículo 48, segundo párrafo, si el patrón no comprueba la causa de rescisión de la relación laboral, el trabajador tendrá derecho, además, cualquiera que hubiese sido la acción intentada, a que se le paguen los salarios vencidos desde la fecha del despido, hasta que se cumplimente el laudo, tiempo que generalmente se traduce en muchos años después de haber iniciado el juicio correspondiente, lo cual genera en gran cantidad de los juicios laborales, que la parte demandada (el patrón) se vea imposibilitado a cubrir dicha obligación, debido a la insolvencia económica que genera el seguimiento de dichos conflictos. Aunado a lo anterior, nos enfrentamos a un panorama de excesiva lentitud en el desahogo de los procedimientos laborales antes los órganos jurisdiccionales competentes. Por ejemplo, el hecho de que en las juntas de conciliación y arbitraje el período de tiempo en el que se resuelven los procedimientos rebasa el límite que en realidad debería de durar un juicio, fijando de manera deliberada y no regulada tiempos interminables para la celebración de cada audiencia, de cada una de las etapas del Juicio, o el desahogo de cada prueba; lo mismo sucede al momento de dictar el laudo respectivo, teniendo asuntos cuya duración va desde los 2 hasta los 20 años, sin tomar en consideración que existen casos en los que su período de duración se alarga por presiones de carácter económico o social, lo cual, además de afectar a los trabajadores, genera una afectación grave e irreversible al propio patrón al ver aumentados los salarios vencidos, dificultando además que las partes puedan llegar a un acuerdo, debido a que el paso del tiempo, hace que el seguimiento del juicio caiga en indiferencia por alguna de las partes o simplemente no se confíe en el principio de inmediatez en el ámbito de la justicia laboral. Por ello no es raro encontrar casos en que el abogado patrono, asesor o apoderado del trabajador, o el trabajador mismo, promuevan incidentes, recursos o medios de impugnación notoriamente improcedentes, que solo buscan entorpecer el juicio o motivar su dilación, para así elevar día a día el monto por concepto de salarios vencidos. En estos casos, es claro que el actor del juicio, o su asesor, tienen mayor interés en reclamar los salarios vencidos generados hasta en tanto se resuelve el conflicto planteado, que una sentencia justa que derive en la reinstalación, o bien, en el pago de la indemnización constitucional. También, están los casos de los trabajadores cuyo modus vivendi consiste en emplearse y "mañosamente" demandar ante las juntas de conciliación y arbitraje un despido injustificado, para entonces volverse a emplear y hacer lo mismo una y otra vez con diferentes empleadores. Dichas situaciones nos permiten sostener que los salarios vencidos han sido empleados, en muchas ocasiones, como instrumento de presión hacia el patrón. Así, según cifras del INEGI, de 1991 a 2006, de 1 millón 98 mil 367 asuntos laborales, de jurisdicción local, resueltos en todo el país por las 32 juntas de conciliación y arbitraje que existen en el país, el 49.29 por ciento de los asuntos se resolvieron por convenio (es decir, se llegó a un acuerdo ante la junta de conciliación). En tanto que el restante 50.71 por ciento de los asuntos siguieron el juicio respectivo, de los cuales, en 6 de cada 10 casos (62.73 por ciento), el trabajador se desistió, lo cual refuerza la hipótesis de que existen arreglos externos y paralelos al procedimiento laboral entre el patrón y el trabajador a través de su apoderado o abogado patrono, cuyo origen puede ser, por una lado, la presión que el patrón siente sobre el aumento desmedido, día a día, del probable pago que la Junta le ordenará realizar en concepto de salarios vencidos; y, por otro lado, la necesidad de terminar lo más pronto posible un proceso que, debiendo durar unos cuantos meses, puede prolongarse de manera indefinida. Es de llamar la atención que sólo 3 de cada 10 asuntos llevados a juicio (32.1 por ciento) se resolvieron mediante laudo arbitral, de los cuales 1 de cada 10 fueron laudos absolutorios (10 por ciento); uno de cada 10 fueron laudos condenatorios (10.8 por ciento); uno de cada 10 laudos tuvieron carácter mixto. En tanto que en el 5.17 por ciento de los casos, no se especificó el sentido del laudo. Así se observa, que de la totalidad de asuntos concluidos mediante laudo arbitral, sólo en la mitad de los mismos el trabajador prueba su acción. Esta situación se propicia, además, por la falta de profesionalización en la defensa de los trabajadores, debido a que la legislación laboral establece que la defensa de los trabajadores no requiere de cédula profesional. De esta manera, hay personas que se dedican a asesorar a los trabajadores de forma maliciosa, para con ello obtener mayores ganancias dentro del proceso. Esta realidad acarrea, para los patrones, el cumplimiento de resoluciones que en muchos de los casos resultan irrazonables a sus capacidades económicas, con lo que se frena el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas que son consideradas las principales fuentes de empleo en México. La presente iniciativa parte de la idea de abatir las prácticas informales y extraprocesales de negociación generadas por el monto de los salarios vencidos, sin descuidar por su parte los derechos de los trabajadores, con el fin de proporcionar condiciones que permitan conservar el adecuado desarrollo de las empresas y por ende, las fuentes de trabajo que generan, que en muchas ocasiones se ven amenazadas en su estabilidad económica por la emisión de laudos que ponen en riesgo su sustentabilidad futura. En nuestro país las micro, pequeñas y medianas empresas son clave para la economía nacional, ya que generan seis de cada diez empleos; concentran el 99.7 por ciento de las empresas del país y contribuyen con el 42 por ciento del producto interno bruto.5 De hecho, son las microempresas6 las que representan el 95 por ciento de los establecimientos mercantiles totales y generan el 44 por ciento de los empleos a nivel nacional. Paradójicamente, este segmento está sometido a un ciclo de apertura y quiebra, que muchas de las veces se vuelve inevitable, por eso resulta inaplazable reconocer su papel como un sector estratégico para el desarrollo económico y social del país, mediante reformas tendientes a incentivar su bienestar financiero. Del anterior análisis, deriva la necesidad de la creación de condiciones jurídicas necesarias para que la justicia social sea impartida en igualdad de condiciones tanto para el patrón como para los trabajadores, sin que implique derechos desproporcionados para alguna de las partes, por eso es indispensable establecer un límite máximo al pago de los salarios vencidos, tomando como base de dicha limitación el tiempo promedio de duración de un juicio laboral ordinario. De esta manera, se atacará de fondo la corrupción que pudiese existir en estos juicios, sin transgredir derechos elementales de la clase trabajadora, sino de buscar un justo equilibrio entre los factores de producción, redundando en una mayor seguridad jurídica de ambas partes, para terminar con el gran rezago que generan los procesos tan largos y costosos que se originan en perjuicio del crecimiento de las pequeñas y medianas empresas principalmente e incentivar la impartición de justicia pronta y expedita. Es por ello que la finalidad de la presente Iniciativa consiste en establecer como límite razonable y equitativo tanto para el trabajador como para el patrón, el pago de seis meses por concepto de salarios vencidos, contados a partir de la fecha en que se produjo la rescisión de la relación laboral sin responsabilidad para el trabajador, mejor conocida como "despido injustificado". Con la modificación propuesta no dejamos de reconocer el derecho que tiene el trabajador a ser indemnizado por el incumplimiento del contrato de trabajo y de los perjuicios ocasionados, o bien, ser reinstalado en su trabajo, pues estos derechos permanecen intocados. Finalmente, con el objeto de de dar mayor protección y seguridad jurídica a los juicios que actualmente siguen su curso en las juntas de conciliación y arbitraje respectivas, se establece en los artículos transitorios de la presente iniciativa que todas las demandas anteriores a la publicación de la misma, se regirán por el sistema establecido previamente a esta propuesta en el artículo 48 de la Ley Federal del Trabajo. Por lo anteriormente expuesto, se somete a consideración de esta honorable asamblea, el siguiente proyecto de Decreto por el que se reforma el segundo párrafo del artículo 48 de la Ley Federal del Trabajo Artículo Único. Se reforma el segundo párrafo del artículo 48, para quedar como sigue: Artículo 48. … Si en el juicio correspondiente no comprueba el patrón la causa de la rescisión, el trabajador tendrá derecho, además, cualquiera que hubiese sido la acción intentada, al pago de salarios vencidos hasta por seis meses, contados a partir de la fecha en que se configuró el despido del trabajador. Transitorios Primero. El presente decreto entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Segundo. Todas las demandas en materia laboral que hayan sido presentadas conforme al anterior sistema de pago de salarios vencidos, y se encuentran en trámite, se resolverán conforme a aquél. En tanto que el nuevo sistema se aplicará a los asuntos iniciados posteriormente a su entrada en vigor. Notas 1. Diccionario jurídico mexicano, México, IIJ-Porrúa, 1997, V. 4, décima edición, p. 2868. 2. De la Cueva Mario, Derecho mexicano del trabajo, sexta edición, editorial Porrúa, México, 1961, tomo 1, pp. 832-833. 3. De Buen Néstor, Derecho del trabajo, decimoséptima edición, editorial Porrúa, México, 2003, Tomo II, p.112. 4. Sexto Tribunal Colegiado en materia del trabajo del Primer Circuito, amparo directo 7376/2004, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, novena época, tomo XXI, marzo de 2005, tesis aislada. 5. Bardán Esquivel, Chuitláhuac (coordinador), Mico, pequeñas y medianas empresas en México. Evolución, funcionamiento y problemática, Instituto de Investigaciones Legislativas del Senado de la República, 2002, 6. Aquellas que tienen menos de 15 empleados y generan ventas de hasta 900 mil pesos anuales. Diputado Felipe Borrego Estrada (rúbrica)