Mañongo No 24, 2005, pp. 57-76 LOS CONFLICTOS POR LA PROPIEDAD Y OCUPACIÓN DE LA TIERRA EN LA VILLA DE SAN JUAN BAUTISTA DEL PAO (Siglos XVII-XVIII) Juan María J. Prieto Resumen El proceso de ocupación y propiedad de la tierra en todo el territorio nacional a sido complejo y largo, no escapa de este hecho la Villa de San Juan Bautista de El Pao en donde dos grandes familias, los Mijares de Solórzano y los Tovar, formaron y constituyeron todo un latifundio aprovechando los altos cargos que ocuparon en el Cabildo de Caracas y mantenido por alianzas matrimoniales endogámicas para no disgregarlo o desmembrarlo que hoy en día ocuparía el territorio del actual municipio de El Pao de San Juan Bautista (Edo. Cojedes) más las de las otras bandas de los ríos Chirgua y Tinaco, por lo que se apropiaron de las leguas de resguardo de la Villa. Todo esto genera grandes conflictos, sobre todo por el sitio de Paraima, entre el Tovar y paoeños que comienzan en 1732 y continúan aún en 1784. Palabras clave: ocupación, propiedad, litigio. Summary The occupation process and property of the earth in the whole national territory had been complex and long, don't escape from this fact the Villa of Saint John the Baptist of The Pao where two big families, the Mijares of Solórzano and the Tovar, formed and they constituted all one latifundio the high positions that occupied in the Town council of Caracas taking advantage and maintained by alliances matrimonial endogámicas for not to disintegrate it or to dismember it that today in day would occupy the territory of the current municipality of Saint John the Baptist Pao (Edo. Cojedes) more those of the other bands of the rivers Chirgua and Tinaco, for what they appropriated of the leagues of receipt of the Villa. All this generates big conflicts, mainly for the place of Paraima, among the Tovar and paoeños that begin in 1732 and they still continue in 1784. Key Words: Occupation, property, litigation. Juan María J. Prieto I.- LA FORMACIÓN DE LA PROPIEDAD TERRITORIAL La topografía llanera era transitada por diferentes comunidades indígenas de vida nómada o seminómadas, las cuales por los largos períodos de lluvia o sequía estaban obligados a realizar grandes recorridos, abandonando, intermitentemente, regiones o áreas, a veces restringidas, que según las circunstancias o realidades del medio no les permitió desarrollar el vínculo de cohesión con la tierra, menos el sentido de propiedad o apropiación individual, pues el escaso desarrollo de las fuerzas productivas no permitían obtener excedentes en beneficio de una minoría, lo que hacía que la producción se sustentara sobre la base de la cooperatividad comunitaria. De haber existido ese tipo de cohesión o algún tipo de ganado en estas tierras, seguramente, la conducta, el apego y los modos de producción hubiesen estado en etapas superiores y las condiciones de enfrentamiento y resistencia indígena no hubieran permitido, tan fácilmente el dominio colonial: Si antes de la llegada de los españoles hubiesen estado los llanos y las pampas colmadas de esos numerosos rebaños que hoy pasen allí Colón hubiera encontrado la especie humana en un estado muy diferente. Pueblos de pastores que se alimentan de leche y queso, verdaderos NOMADES, hubieran recorrido estas vastas llanuras que se comunican unas con otras. Hubiéraseles visto, en la época de las grandes sequías, y aún en las de las inundaciones combatir por la posesión de los apacentaderos, subyugarse mutuamente y unidos por un vínculo de costumbres, de lenguaje y de culto, elevarse a ese estado de semi-civilización que en los pueblos de raza mongola y tártara nos sorprende. (Humboldt, 1941, Tomo III; p. 223) Encontradas, por los conquistadores, las realidades sociales y económicas de las comunidades indígenas de los llanos, sin ninguna percepción del sentido de propiedad y percibiendo la gran riqueza del medio geográfico con sus grandes pastizales y abundante fuentes hidrográficas; se proyectó la región para desarrollar la ganadería, pero para ello era necesario ocupar la tierra y apropiarse de la misma, que quedó en manos de un mínimo reducido de particulares, logrando el monopolio absoluto a través de diferentes y complejas figuras jurídicas diseñadas, especialmente, con el firme propósito de adueñarse de la inmensidad del llano. Largo y complejo es el proceso de ocupación y propiedad de la tierra, tiene gran variedad jurídica establecida en las Leyes de Indias. Desde sus inicios se Los conflictos por la Propiedad y Ocupación de la Tierra en la Villa de San Juan Bautista del Pao (Siglos XVII-XVIII) diseña una jurisprudencia de la propiedad tierra, que iba o pretendía controlar la corona española por temor a que se fundasen pequeños feudos, sin embargo, la realidad americana va imponiendo sus métodos y una clase privilegiada logra el dominio y apropiación de la tierra. En un principio el dominio absoluto de las tierras descubiertas en las Indias Occidentales correspondía por derecho al Estado Metropolitano y se legisla con especificidad las otorgadas a las primeras poblaciones y las pertenecientes a la Corona: … ‘fuera de las tierras, prados, pastos, montes y agua QUE POR PARTICULAR GRACIA O MERCED se hallaren concedidas a las ciudades, villas o lugares de las Indias o a otras comunidades o persona, todo lo demás de este género, y especialmente lo que tuviesen por romper ocultivas ES Y DEBE SER DE SU REAL CORONA’ (Brito Figueroa, 1963; p. 141) Pero la formación de la propiedad territorial en las colonias hispanoamericanas, con carácter de propiedad privada se ha de buscar en las primeras bases jurídicas como fueron las mercedes para así legalizar las ocupaciones fraudulentas de las tierras cuyo proceso comienza a manifestarse en la última década del siglo XVI; acompañada con repartos de tierras ya que hubo repartimiento o mercedes de tierra y repartimiento de indios para los trabajos, pero una y otra institución se diferenciaban claramente: Las mercedes de tierra solían estar a cargo de los cabildos, en tanto que la institución de la encomienda siempre dependió de los gobernadores o de los virreyes. Cuando estas últimas autoridades ejercían la facultad de distribuir tierras, no confundían los títulos territoriales con los de las encomiendas. La propiedad del suelo entrañaba derechos de disposición hereditarios que no regían en las encomiendas. Además, la merced de tierras, como su nombre lo indica tenía por objeto la propiedad de la tierra, en tanto que los títulos de encomienda no solían hablar del dominio del mismo. (Arcila Farias, 1966; p. 284) Aparentemente, el problema se ve claro, según las especificaciones y atribuciones que le compelía a ambas instituciones; ya que se sobreentendía que lo que se daba era el señorío sobre las tierras poseídas por los indígenas y no la Juan María J. Prieto propiedad lo que habría equivalido a un despojo en perjuicio de los naturales y esto estaba severamente vedado por la legislación de Indias; lo que equivale que el origen del régimen propiamente territorial se ha de buscar en las mercedes de tierras, fórmula que posteriormente viene acompañada con otras tales como: composiciones, confirmaciones, remates y compra-ventas de tierras. II.- LOS AMOS DEL SUELO PAOEÑO Desde finales del siglo XVI se comprueba la presencia de dueños de tierras en El Pao, se trata de los primeros encomenderos liderizados por el capitán Antonio Zapata y familia. Antonio Zapata hace la petición – previa ocupación – de unas tierras en el valle de El Pao en 1581 y en 1597 ante Gonzalo de Piña Ludueña (Gobernador de la Provincia de Venezuela) es avalada por Real Cédula de 1592 y ejecutada por Diego de Osorio, la cual estipula y autoriza: “… bendiesen en los lugares e parte de nuestro reino (…) las tierras que no han sido ocupadas ni repartidas…”. Y en 1599 hizo acto de posesión ante el alcalde ordinario de la ciudad de Valencia, Antonio Diaz Barbosa. … e dio la posesion de las dichas sabanas e tierras al dicho Antonio Zapata, el cual la tomo le haprendio de mano del dicho alcalde y en señal Della se paseo a pie y a caballo por las dichas tierra y echo mano a una hespada y corto un arbol ni que persona alguna se lo contradijese y ansi quedo en la dicha posesion quieta e pacificamente. (Concejo Municipal de Valencia, 1970, Tomo I; p. 40) Estas tierras son heredadas por Francisca Pereira Ribadeneira (viuda de Antonio Zapata) y pasa, aparentemente, por venta real a Esteban Matheus del Barrio, su yerno: … esta presente carta que doy en benta real, por juro de heredad, para agora y para siempre jamas, perpetuamente, e Esteban Matheus del Barrio (…) mi yerno, para el y sus herederos y sucesores (…) todas las tierras y balles del Pao (…) execto las que tengo dadas en dote y casamiento ha Maria Sapata Ribadeneira, mi hija, que hes, la quebrada de los aguacates (…) por precio y quantia de ciento noventa pesos de oro de ocho Los conflictos por la Propiedad y Ocupación de la Tierra en la Villa de San Juan Bautista del Pao (Siglos XVII-XVIII) reales por todo ello me dio el dicho Esteban Matheus del Barrio con plata y moneda acuñada… (Concejo Municipal de Valencia, 1970, Tomo I; p. 40) Otro modelo de ocupación eran las acciones o auciones de hatos y este mecanismo debe verse como un hecho concreto pre-antecedente para tener accesibilidad a la tenencia de la tierra, ya que la estrategia seguía unos pasos muy precisos y efectivos; primeramente, la acción de hato que consistía en escoger un sitio, introducir algunas reses, aumentarlas con la caza de ganado y las que se agregaban al rebaño y cuando el número de éste era representativo solicitaban la composición y en el último paso se confirmaban las tierras. ¿De qué cantidad se posesionaba el invasor? En un determinado lugar fundaba casas y corrales, lo demás era llano abierto, sabanas y montes donde el ganado de todos pastaba libremente. El hierro o señal en la oreja que se le afincaba a las reses, “iba marcando la propiedad del ganado que en definitiva era el hato” (Castillo Lara, 1984, Tomo I; p. 218) Por medio de estos primeros actos de ocupación se infiere que la mayor parte de las tierras de El Pao fueron ocupadas bajo este procedimiento, por uno de los fundadores del clan económico Mijares-Tovar. Don Francisco Mijares de Solórzano y Rojas declara en su testamento (1667) además de los hatos consolidados en El Pao denominado de La Candelaria y colindando este con el de Chirgua poseía entre ambos; 17.000 reses, entre ellas 2.000 vacas mansas, 400 yeguas, 100 caballos “más potros y crías”, 8 burros, 100 ovejas y “cantidad de ganado de serda la que pareciere” y de las acciones de hatos declaradas, manifiesta: Las auziones de ganado bacuno siguientes = en el partido de las palmas querenta orejanos = el de aricapano dozcientas treinta y cinco = en caycara dies = en la cruz veinte y sinco = en paya veynte = en San Antonio sinco y en el dho aricapano donde asiste mi gente mas de zien caballos de baqueria. (AHAC, Sección Testamentaría, Carpeta Nº 6; f. orig. 216) La familia o clan económico de los Tovar y Mijares de Solórzano representa el mejor ejemplo de los que se posesionaron y se convirtieron en los Dueños del Suelo Paoeño; la declaración de tierras que poseían o decían poseer, manifiesta la magnitud extensiva de dichas posesiones heredadas de su abuelo, el provincial Don Francisco Mijares de Solórzano: Juan María J. Prieto Don Domingo Tovar (…) paresco y digo que por fin y muerte de Don Francisco de Solorzano (…) mi abuelo se partieron por quinta parte las tierras que le conzedio Don Pedro de Porras y Toledo capitan general y de tierras fueron para criar ganados mayores que son las que desde el desembocadero del Rio Chirgua que sale de los llanos lindando dho Rio Chirgua todas las tierras que estan en medio del y del Pao con todas sus Aguas Vertientes de una vanda y otra hasta las serranias que vierte a Chirgua de una vanda y otra con la loma que esta en dha tierra a la vanda del Caiman quebradas y aguas que en ella [roto] todas las que estan desde las Cabezadas de la montuosa hasta llegar a lindar con dho rio que base asi a la Valencia. Con todos los valles y cañadas sabanas y montes que base al calle que llaman la Caldera hasta dar con las que se concedieron al cap. Tomas de Aguirre en la Platilla con las que ai en el rio Pacaragua y Mucaria Aragua con todo lo que vierte en los llanos y sus cabezadas hasta dar de la otra con dho Chirgua donde tenia fundado hato el dho Don Francisco Solorzano y Roxas y de la otra vanda del dho Pao las que ai hasta Tiramuto [hasta el] desembocadero del dho Pao… (AGN, Sección Tierras, Letra Ch, año 1770) Otras tierras declaradas, manifiesta el documento, ser adquisición por compra que hicieron los abuelos difuntos de los Tovar al: … Lizdo Dn Andres Vera Roman clerigo presbitero (…) que son desde nace el rio de Mucaria hasta donde el pierde el nombre que es en el Pao con todos sus altos y vajos serros quebradas y amagamientos y desde el dho rio del Pao hasta el rio Chirgua con todos sus altos y vaxos con las faldas de los llanos terminos y jurisdizion de la ciudad de Valencia y de la Nirgua (…) con los titulos de data y mercedes que le despacharon al Capn. Andres Roman de Vera padre del Lizdo (…) Como también otra posesion de tierras que le vendio Sebastián Geronimo y Anna de Aquinagua su muger (…) en el citio del Tinaco (…) con todo lo anexo a ello con el citio de hato de Gaspar Matute y ai a la Galera hasta el Pao (…) Como también otras que vendio Da. Jazinta Servían y Cardona viuda del cap. Juan Sanchez Morgado al dho prov. Don Francisco de Solorzano. (AGN, Sección Tierras, Letra Ch, año 1770) Los conflictos por la Propiedad y Ocupación de la Tierra en la Villa de San Juan Bautista del Pao (Siglos XVII-XVIII) También los primos hermanos de los Tovar, los Mixares de Solorzano, heredaron de su abuelo Don Francisco Solorzano y Roxas, grandes cantidades de tierras y la parte cedida al pueblo de El Pao, donde en la actualidad se encuentra, con la condición que desalojaran la otra banda del río que seguramente eran las tierras de Paraima; esta interesada transacción refleja a grosso modo tales inmensidades de posesiones en donde la iglesia también quería participar de semejante festín: El Marquez de Mixares, de Caracas, tiene muchas tierras a una y otra banda de este rio del Pao (…) la cesion de estas tierras la hizo hace poco (…) a estos vecinos con la condición que le sacassen a todos los que le ocupaban las tierras de la otra banda de este rio Pao (…) Parece dicho Marquez revocar dicha cession y hazerla a favor de San Juan Bautista titular de esta Iglesia parroquial. (Martí, 1969, Tomo I; pp. 230-231) La ocupación, mantenimiento y reproducción de estas grandes propiedades se logró a lo largo de dos siglos, destacándose entre estas dos familias la formación de un gran grupo endogámico, a través de alianzas matrimoniales como forma de protección del capital para no disgregar o desmembrar la riqueza lograda por sus antepasados. Estas alianzas matrimoniales constituían, en fin, alianzas territoriales que en consecuencia originaban la formación y constitución del latifundio familiar; por otra parte, también se aprovecharon de los altos cargos que ocuparon en el Cabildo de Caracas para así aplicar estrategias que le permitieron la apropiación y garantización de sus posesiones y desde el año de 1662 ya figura como el primer juez de llano el fundador de este gran clan económico. En Cabildo de cinco de henero se nombro al Provincial Don Francisco de Solorzano por juez privativo y absoluto de los llanos (…) y este nombramiento se hizo en virtud de una Real Cedula en que su Magestad manda se nombre por el Cavildo todos los años persona de satisfacción que juez y asista a todo lo conveniente para la conservación de los llanos. (Oviedo y Baños, 1967; p. 41) Los linderos que declaraban los Tovar y Mijares de Solórzano de las grandes posesiones ocupadas en las comarcas paoeñas, según la documentación ya referida, abarcaban desde las serranías del norte de El Pao que surcadas por los río El Caimán, Mucaria, Pacaragua, entre otros, además por quebradas y riachuelos y éstos cayendo en los del Pao, Chirgua y Tinaco, cuyas tierras se Juan María J. Prieto encontraban establecidas a “ambas bandas” hasta sus “desembocaderos”, puede decirse que estas tierras que decían poseer vendrían siendo todo el actual municipio Pao de San Juan Bautista con una extensión territorial de 5.089 Km2 más las de la otras bandas de los ríos Chirgua y Tinaco que no reflejan linderos fijos, lo que no permite dar cifras aproximadas de las tierras usurpadas por este grupo económico familiar, que no conforme con éstas solicitaban: El de la Montuosa, la Galera y el hato de Doña Ignes de Silva = Asi mesmo en que nuevamente le conzeda un sitio de hato que esta en las Riberas del dho Chirgua, que llaman el Roble Lindando entre el caño de las Animas, el rio Pao el de Chirgua y el de la Portuguesa. (AGN, Sección Tierra, Letra Ch, Año 1770) La organización de los espacios de las tierras de la comarca paoeña queda integrada por cantidades de sitios y hatos dominando el área “urbana” de la Villa de El Pao, pero el hato es el que le da sentido de imposición territorial, privada, ya sea como unidad de producción o como unidad geográfica de ocupación ya que en ambos casos en base al ganado se procedía a ocupar la tierra para componer y confirmar, proceso repetitivo y estratégico para así apoderarse de las inmensas llanuras de las tierras paoeñas. Para finales del siglo XVIII se puede apreciar cómo quedó ocupada la comarca de El Pao, posiblemente reducidos sus vecinos y disminuida, la jurisdicción territorial de la Villa que le fue otorgada. En el cuadro siguiente, el cual se trata de un censo ganadero levantado en 1791 por su teniente justicia, Don Esteban Bernard se aprecia con claridad la gran cantidad de hatos con su número de reses, además de la calidad de sus propietarios. Los conflictos por la Propiedad y Ocupación de la Tierra en la Villa de San Juan Bautista del Pao (Siglos XVII-XVIII) Cuadro Nº 1 Padrón de hacendados de la Villa de San Juan Bautista del Pao – 1791 Fuentes: Adelina Rodríguez Mirabal (1987). La Formación de Latifundio Ganadero en los Llanos de Apure. (p- 76) En Archivo Registro Principal de Caracas. Tierras C-1794 Manuel Pinto (1980). Un Censo Ganadero en 1791. Contribución a la Historia de la Ganadería. (p. 48) En conclusión, el régimen de tenencia de la tierra de El Pao en un extenso territorio de los llanos se resume en la: … conformación de una modalidad de organización social y familiar, que centra en el hato: unidad de producción, explotación. La función económica precisa sobre la cual se erige el latifundio ganadero como viva expresión de poder político, económico y Juan María J. Prieto social de una minoría: AMOS DEL SUELO LLANERO, sobre esa población móvil, dispersa, en su mayoría integrante de la gran maza de desarraigados que deambulan escoteros por la sabana… (Rodríguez Mirabal, 1987; pp. 187-188) Y en cuanto a la gran mayoría que constituían los pequeños propietarios tenían sus pocos ganados diseminados por las sabanas que por no estar cercadas; compartían pastos y abrevaderos, el panorama no es nada halagador como bien lo manifiesta el mismo teniente Esteban Bernard: “… tampoco van incluidos en la antecedente nómina ninguno de los muchos, que por remedio de sus escaseces tienen tal cual rebañito dentro de esta jurisdicción” (Pinto, 1980; p. 48). Estos pequeños propietarios que estaban desarraigados de la tierra, dispersos y ambulantes por la llanura del cual viene la figura del peonaje, de quien, hasta los momentos la historiografía venezolana no se ha ocupado. III.- LOS CONFLICTOS TERRITORIALES POR LA PROPIEDAD Y OCUPACIÓN DELSUELO PAOEÑO El primer conflicto por la propiedad de la tierra paoeña se presenta desde sus primeros invasores, ya en 1654 los indígenas de apellido Guarate, encomendados de Antonio Zapata enfrentan un litigio con Esteban Matheus del Barrio, regidor del Cabildo de Valencia y encomendero del valle de El Pao, el cual manifiesta que las tierras de donde fueron expulsados los Guarate eran propias por venta pública que le hizo Dña. Francisca Pereira de Rivadeneyra, viuda de Zapata. Según declaraciones de testigos y vecinos de Valencia y próximos a la comarca paoeña, entre ellos: Francisco Peres de Sejas, Diego Suares de Villega, Domingo Peres, Jose Antillano; todos manifestaron conocer tres generaciones de los Guarate (Francisco Guarate, abuelo; Diego Guarate, padre y Marcos Guarate, hijo de Diego), los cuales eran oriundos del lugar desde los tiempos de su primer encomendero: “… y estaban halli poblados en vida del capitan Antonio Sapata, su primer encomendero y alli hasian sus conucos y tenian sus ganados abrá más de cuarenta años…” (Actas del Cabildo de Valencia, 1970, Vol. I; pp. 30-31) Los conflictos por la Propiedad y Ocupación de la Tierra en la Villa de San Juan Bautista del Pao (Siglos XVII-XVIII) Un pariente cercano, don Diego Gomes Sandoval, vecino y administrador de la Caja Real de Valencia, casado con una nieta del capitán Zapata referíase acerca de los Guarate y declaraba en esta contienda: … que sabe que siempre han estado en las tierras del Pao (…) y que sabe que tiene sus ganados bacunos y de yeguas y conucos y que sabe por aberlo oydo a otros de ser de aquellas sus tierras y natural donde demas de sesenta años a esta parte han asistido y bibido… (CMV, 1970, Tomo I: p. 45) Tales argumentos, los contradijo don Esteban Matheus del Barrio manifestando que Marcos Guarate residía en el valle de Don Diego y lo cierto es, que este indígena lo encontramos junto con otros personajes como fundador del pueblo de San Diego de Alcalá, actual capital del municipio San Diego del Estado Carabobo. Con respecto a la propiedad por venta manifestada por Esteban Matheus del Barrio, cabe la duda de la autenticidad y veracidad de la misma al considerarse las declaraciones de los testigos en este litigio. Se deduce que, al igual que muchos encomenderos, Barrios se las usurpó y apropió para sí por la vía del engaño con la supuesta y referida venta, ya que las Leyes de Indias eran claras al estipular que: “‘… cuando se concedían en encomienda indios se solía especificar que se encomendaban los naturales con las tierras y aguas que les pertenecían’ y en dichas disposiciones legales los escribanos eran muy cuidadosos y repetitivos en la redacción en todas y cada una de estas concesiones”. (Vila, Pablo, 1969, Tomo II; p. 336) Otros procesos conflictivos por las tierras paoeñas, se encuentran relacionados con las jurisdicciones territoriales adjudicadas por las autoridades provinciales para la fundación de la Villa, la cual fue aprobada en 1702; pero es en 1727 con el nombramiento de su primer justicia mayor, don Diego Morillo Frisero, cuando se reinicia el proceso de la estabilización definitiva del pueblo. Apenas a un año de su refundación ocurre una confrontación por la demarcación territorial concedida a la Villa (4 leguas), con sus vecinos de la Villa de San Carlos de Austria que se oponían a esta fundación y el capitán gobernador de la Provincia de Venezuela, don Lope Carrillo Andrade Sotomayor y Pimentel emite dos resoluciones para que no sobrepasen en sus jurisdicciones y hagan sus respectivas demarcaciones: Juan María J. Prieto Hago saber a Dn Juan Estevan Gutierrez de Aguilar Juez de llanos del Partido de Tiznados (…) tratar con el capitan Dn Melchor de flores teniente y justicia mayor de la Villa de San Juan [Bautista] de el Pao con las justicias y oficiales militares dela de San Carlos sobre que se mantengan en sus Distritos y Jurisdicción y arreglen a la Demarcación que está echa de la referida Villa de el Pao y abstengan de exerser otro Acto de jurisdicción en ella con conocida ynquietud de sus vezcinos… (AGN, Sección Tierras, Tomo 2, 1726, Letra S, Nº 1, f. orig. 1) Otro conflicto con iguales características, ocurrió con los alcaldes de San Luis de Cura, en donde los fundadores de la Villa de El Pao se quejaban de la introducción de éstos en sus tierras, por las mismas circunstancias, el gobernador emite dictámenes similares. (AGN, Sección Tierras, Tomo 2, 1729, Letra M, Nº 1) Las tierras concedidas para la fundación de la Villa en las cédulas reales de 1702 y 1727 queda claramente confirmada la concesión del sitio de Paraima cercano a las riberas del río Pao como parte jurisdiccional de ella. Sin embargo, desde 1732 empieza la larga disputa de los fundadores con los grandes terratenientes del clan de los Tovar. En este año se quejaban de la primera autoridad de la Villa por las reparticiones de tierras: ... ahora Dn Diego Morillo Frizero, con mano de Theniente del pueblo del Caiman Violenta y de su propia authoridad ha fundado en esta cassa y corrales para hato de ganado mayor pasandose asi mismo a distrivuir y senalar citio a otras personas vezinas del dho pueblo del Caiman cedisionandolos y alentandolos para exposernos de dhas tierras en grabe perjuicio de nuestro derecho y lo que es mas abusando de su jurisdizion y atribuendose la facultad de distribuir tierras pues quando fuesen realengas. [Sic] (AGN, Sección Tierras, Tomo 2, 1732; f. orig. 61) Presentando títulos, los Tovar, salen favorecidos y logran el desalojo de los vecinos que se encontraban en las tierras repartidas por el teniente justicia mayor de El Pao y en el dictamen se especifica: ... y assi mismo se notifique a dho theniente no inquiete ny perturbe a estas partes por medio de los vezinos de dho pueblo ny se passe a repartir dhas tierras pena de dossientos ps aplicados a la Los conflictos por la Propiedad y Ocupación de la Tierra en la Villa de San Juan Bautista del Pao (Siglos XVII-XVIII) firma [ordenada] y apersevimiento de que prosedera contra su persona a lo que aya lugar por razon de atribuirse jurisdizion y facultad que no le toca aun quando fuesen realengas y no pertenecientes a estas partes dhas tierras de Parayma. [Sic] (AGN, Sección Tierras, Tomo 2, 1732; f. orig. 62) Para 1745, el problema se presenta por el uso del espacio y la influencia del ganado de los espacios de pastoreo. Un vecino de la Villa de San Carlos, el capitán Bentura Sanches al pretender fundar un sitio de hato entre los linderos del río Tinaco Abajo, los Gamelotales y Tiramuto; a esto se opone el capitán Francisco Gonzales, teniente de la Villa, alegando no tener domicilio ni vecindad en la misma y el argumento principal es del tipo y número de ganado introducido: … a todo el besindario se le sigue grave daño por ser la tierra corta y los ganados de los besinos mui mansos y tres mil que tiene a meter de primera y despues o tratar y ser los ganados quasi alsados... [Sic] (AGN, Sección Tierras, Tomo 2, 1745, Tierras G, N° 1) Transcurriendo el año de 1752, nuevamente, un prominente miembro de los Tovar arremete contra los vecinos de El Pao, poblados en las tierras de Paraima, reclamando la propiedad de este sitio: “… con justo título, buena fe y sin contradicción alguna”, pero el teniente justicia mayor, don Joseph Isidro Sabedra justifica esta población y ocupación, de acuerdo a los linderos perteneciente a la Villa y concedidos por el gobernador Diego Portales y Meneses: ... por Comicion del Sr Governador Dn Diego Portales y Meneses que desta provincia fue y costandome por dicha menzura y medida parece a la parte ser tierra de llanos paraje que llaman Zaladillo con Caño Rico donde paso la raya de dicha mensura y medida de quatro leguas a los quatro vientos y por el mismo termino y derechura ce alla el citio que ce henuncia Parayma, tierra dentro, potrero Charcote por dicha linia declarando como declaro que desde el dicho paraje Zaladillos con Caño Rico con los demas terminos que llevo dichos es el terreno de jurisdicion que ce le a dado a esta dicha Villa por citada menzura a que me remito. [Sic] (AGN, Sección Tierras, Tomo 2, 1752, Letra Ch, N° 1; f. orig. 12) Juan María J. Prieto El pleito por las tierras paraimeras seguía sustentándose, pero don Francisco de Tovar logra una sentencia a su favor. Los vecinos gestionan y apelan, logrando dos provisiones a su favor en 1762 y 1763 por las cuales fueron amparados para que no se ejecutase la orden de desalojo del referido sitio. Estas provisiones se apoyaron en un informe privado del maestro apostólico fray Francisco Millier que manifestaba los atropellos y vejámenes que recibían “los indios del Pao no permitíendosele andar por la sabana y cuidar sus animales”, oídas las razones y el informe, recibieron clemencia de su alteza real y logran un amparo de las dichas tierras. Pero, don Matías Chartre, apoderado y representante de don Manuel Felipe de Tovar, tutor y curador de los menores hijos de don Francisco de Tovar, solicita declarar desierto el recurso de amparo, logrado por el teniente justicia mayor de El Pao, negando la forma como fueron adquiridas las provisiones referidas y solicita la sentencia definitiva del litigio, la cual logra, argumentando las siguientes razones: … pido se declare por nula (…) y de ningun valor ni effecto las dos Reales Provisiones alcanzadas [de su Alteza] con doloso fraudulento y contrarios informes como de ellas mismas comparadas con los autos resulta y para impedir semejante fraudes mandar que el presente [escribano] compulse desde luego todas las piezas de [autos] que concierne este juicio [no] la pongan en la scritura... para que nottifique a dichos vezinos dan razon por que no deba ser declarado el recurso de apelacion que intterpusieron por desierto y desamparo como assi mismo por que no deban ser nulas abrectticias las dos reales Providencias que con falso y siniestro informes ganaron de su Alteza... [Sic] (AGN, Sección Tierras, Tomo 3, 1770, Tierras Ch, N° 1; ff. 52 y ss) La defensa argumentada por los vecinos de El Pao no prosperó y fracasa por las siguientes razones: 1ª- Quisieron refugiarse como pueblos de indios y no como villa de negros y mulatos como de verdad fue fundada. 2ª- La pretensión de su apoderado de gozar de los privilegios de la etnia indígena para no pagar el juicio, lo cual fue denegado. 3ª- Las diligencias del juicio, tasadas en 250 pesos y dos reales nunca fueron canceladas, por tal motivo, el litigio se consideró desierto. Los conflictos por la Propiedad y Ocupación de la Tierra en la Villa de San Juan Bautista del Pao (Siglos XVII-XVIII) 4ª- La influencia de la familia Tovar sobre las autoridades provinciales. La inminente sentencia prosperó y los vecinos que quisieron utilizar a los indígenas que vagaban por las sabanas de El Pao, además de los reducidos del pueblo de San Miguel Arcángel de las Bocas del Tinaco (El Baúl), para salir favorecidos por las Leyes de Indias que, como pueblo de indios, les protegían, especificando la legua de contorno que se les asignaba. Y, a todo este escenario conflictivo, un mayordomo de la familia Tovar, Joseph Joachin García del Castillo informaba de lo que sucedía en Paraima: Sr Dn Manuel Phelipe Thobar Muy mi estimado compae notifico a Vd, como en la dentrada del monte del Paso de las Cocuisitas, en la otra banda del Rio del lado de Paraima en frente de ato de casa se an aposentado ciento y treinta yndios con el motivo de fundar pueblo (conosidos) de los mismos besinos de Paraima con el motivo de no perder ellos el derecho en las tierras a lo que di queja al Sr theniente… (AGN, Sección Tierra, Letra Ch, 1770, N° 1) Ese mismo día, 15 de mayo de 1770, envía una carta el teniente justicia mayor Alexandro de Roxas Queipo al Gobernador de la Provincia en donde informaba de la gravedad del caso y la posible unión de los sambos que habitaban las tierras de Paraima y de los esclavos de la familia Tovar: Sr Govor y Capn Gen Senor Pongo en noticia de V.S. como el dia quinse de este presente m [es] de Mayo seaparecio en el citio de Paraima Jurisdicion desta dha Villa siento y treinta Yndios entre hombres mugeres y chicos, de los dhos setenta de macana bien peltrechados de sus armas dhos Yndios bienen huidos de la Micion de S Migl Arcan! boca del tinaco… Senor sin la determinacion de Ud no [dis]pongo lo que devo aser pues meprecabido de aquel besindario pr las noticias de que estos estan protegiendoles y advisandoles pues no poniendo en remedio mas pronto q V.Sa. tenga pr conbeniente seesperimentaran muchas recinas pues aquel sitio todos sus abitadores son sanbos y el perjuicio tan conciderable que seles sigue a los caballeros thobares q son los interesados q ai mas in mediato a dho sitio pues estos Caballeros mantienen sus atos con porciones de es- Juan María J. Prieto clavitud ago a V.Sa. esta ad[verten] cia para su determinacion. (AGN, Sección Gobierno y Capitanía General, Tomo IV; ff. 41-42) En 1770, definitivamente quedan los vecinos de El Pao notificados, con prorroga de gracia de 30 días para sacar sus ganados, frutos y enseres y desocupar los sitios pertenecientes a la posesión Paraima, 19 en total y 194 cabezas de familia (Prieto, 2000; pp. 475 y ss) que multiplicado por 5 del grupo familiar, el producto es de 970 habitantes que vieron frustrados sus derechos, como genuinos primeros pobladores de la Villa de San Juan Bautista de El Pao, de establecerse en el sitio que le fue asignado, Paraima, según consta en la Real Cédula del 5 de agosto de 1702 y corroborada con la de 1727 (De Carrocera, 1972). El conflicto que se inició en el año 1732 aún continuaba en 1784, evidentemente estos vecinos volvieron a sus tierras de Paraima y repoblaron los sitios, evidentemente a los antiguos de donde fueron desalojados en 1770. El año más violento fue el de 1784, los Tobar buscaron a hombres a los cuales les pagaron, semejantes a los mondragones de Doña Bárbara, para que quemaran “… 200 casas y se perdieron entre 5.000 y 6.000 cabezas de ganado”, además de las plantaciones de maíz, demoliciones de cercas y pérdidas de otros rubros agrícolas. (AGN, Sección Diverso, 1784, Tomo LIX, ff. 202 y ss) Durante este nuevo litigio los vecinos exponían las grandes presiones a que habían sido sometidos desde tiempos “inmemoriales” y manifestaban los graves daños y pérdida de la jurisdicción territorial de la Villa. … este vecindario ha padecido y esta padeciendo gravísimo inconveniente por el motivo de no tener el simiento principal de posesión de tierras para sus habitaciones y fabricar sus casas en seguridad, pues a mas tiempo de veinte años que nos hallamos [circunvalados] de diferentes contradicciones que nos han invadido con repetidas demoliciones. Una por el capitan don Cornelio Hidalgo, teniente que fue de esta villa, por la parte sur a pedimento de los señores Thovares, vecinos de la ciudad de Caracas, otra por la parte del poniente por los señores tenientes de la villa de San Carlos a pedimento de los señores Herreras, vecinos de esta villa. Otra por la parte del naciente que se hizo por don Alejandro de Rojas, teniente que fue de esta villa a pedimento de los herederos del señor marqués de Mixares y otra por don Thomas Garaban teniente que actual rije esta villa a pedimento de estos dichos Los conflictos por la Propiedad y Ocupación de la Tierra en la Villa de San Juan Bautista del Pao (Siglos XVII-XVIII) herederos mixares, llegando algunas de estas demoliciones hasta las propias galeras (…) cuya calificación de demolición y demarcación de la jurisdicion de esta villa, no hacemos presente al tribunal por no habersenos dada, aunque se ha pedido judicial dejandonos sumamente estrechos en un corto terreno como de un cuarto de legua poco mas o menos por la parte del poniente… [Sic] (AGN, Sección Diverso, 1784, Tomo LIX; ff. 216-217) El obispo Martí (1969) en las relaciones de su visita a la Villa de El Pao no refleja las protestas de sus vecinos, aunque si se hace referencia de una cesión de tierras por parte del marqués de Mijares que pensaba hacerle a estos vecinos con la condición de que desalojasen las tierras de la otra banda del río; se infiere que era una parte de las de Paraima. Sin embargo, existen testimonios de que estos vecinos le manifestaron sus quejas y las realidades en que se encontraban y de su desatención por parte de las autoridades, realidades planteadas durante su visita y estadía del día 2 de mayo de 1781, cuyos aspectos más importantes se extraen de este largo documento: … vamos ahora a decir de nuestra residencia en los terminos de nuestra propia villa en los parges, sitio Parayma, Santa Lucia, Aceytes, Garcitas, aberados a la galera paarribar asi al norte de instancia a las galeras de esta villa, lo mas retirado cuatro leguas en esta con la extensión, nos hallamos los presentes con el mayor numero de vecinos que alli mismo residen como dicen acorralados, de modo que compendan el total de vecinos que en el terreno citado se hallan de doscientas casas para arriba, de suerte que cada casa compondra su familia la menos de cinco a seis personas para arriba (…) su mejor fomento como les acredita el número de animales, de sus crias, asi ganados mayores bestias caballares y mulares al pie de cinco o seis mil cabezas (…) el mas retirado habitador de esta villa tendra de distancia de esta villa, su residencia cuatro leguas de latitud y ha los inmediatos hatos de los Tovares mediara la distancia de cinco leguas para adelante (…) hallandonos en el caso tan ajustiados, por no tener ni aun ejidos esta villa, para en este caso ni siquiera podernos acoger… [Sic] (AGN, Sección Diversos, 1784, Tomo LIX; ff. 220-221) Juan María J. Prieto Esta larga disputa por las tierras paraimeras obedeció a sus excelentes cualidades geográficas de altitud que hace el clima más moderado, en una situación piemontana de estratégica localización, además de contar con llanuras altas de poca inundación que hacen posible la explotación de sus suelos para doble propósito, su cercanía al río Pao que la hacen más importante ya que en este trayecto es navegable, como bien lo refiere Altolaguirre (1954): La tierra es fertil en toda la Jurisdicción pero más fértil, en el sitio, que nombran Parayma, por modo que si dicha situación no se hallara en Litis pendencia con los Caballeros Thovares, se pudieran labrar muchas Haziendas de Cacao, Caña, y otras lauores, prometiendo, en su altura, el que con corta Industria, se podrian regar. [Sic] (p. 50) Las cualidades referidas debieron ser tomadas en cuenta para la creación del municipio San Antonio de Monagas a finales de la octava década del siglo XIX; proyecto que no se pudo concretar porque dentro de sus linderos se encontraba la posesión Paraima, y en ésta se encuentran las cuatro leguas adjudicadas a la Villa de El Pao, porque una descendiente y heredera directa de los Tovar, Dolores Blanco de Tovar, alegando ser la propietaria de dichas tierras, manifiesta que: “… están las cuatro leguas que fueron dadas por el Gobierno para la erección del [Municipio] San Antonio de Monagas” (RPSC, Expediente, 1888; f. orig. 1) Como testimonio histórico de este largo litigio por las tierras de Paraima, todavía persiste como signo ejemplar del latifundio el hato Paraima y apartado, casi olvidado, pero en sus proximidades también subsiste el CASERÍO PARAIMA, esperando buenas nuevas para recuperar la territorialidad que le fue onferida para la fundación de la otrora Villa de San Juan Bautista de El Pao. BIBLIOGRAFÍA Primarias: AGN – Archivo General de la Nación Sección Encomienda Tomo XLVIII Sobre la existencia de un pueblo de encomienda en el Valle del Pao. Los conflictos por la Propiedad y Ocupación de la Tierra en la Villa de San Juan Bautista del Pao (Siglos XVII-XVIII) Tomo VIII Sobre los indios vacantes por muerte de su encomendero Esteban Mateo del Barrio. Sección Diversos Tomo LIX Los vecinos de aquel Pueblo [El Pao] contra los Herreras y Solanos sobre demoliciones de casa y destrozos de poblaciones. Fecha: 20-07-1784. Sección Tierras Año 1729, Tierras, Letra M, Nº 1. Madrid Dn Marcos de, a nombre de los fundadores de la Villa de San Juan Bautista del Pao, quejándose de los Alcaldes de San Luis de Cura, sobre la introducción que han hecho en sus tierras. (5 folios) Año 1745, Tierras, Letra G, Nº 3. González Capitán José Francisco, como apoderado de todos los vecinos blancos y pardos de la Villa de San Juan Bautista del Pao sobre una hacienda y posesiones de tierras en la misma villa. (10 folios) Año 1754, Tierras, Letra T, Nº 3. Tovar Dn Francisco de, Maestre de Campo, con los vecinos de la Villa del Pao, sobre tierras del sitio de Paraima. (65 folios) Año 1770, Tierras, Letra Ch, Nº 1. Chartre Don Matías, como representante de Dn Manuel Felipe Tovar, contra los vecinos del Pao, sobre la posesión de Paraima. (52 folios) AHAC – Archivo Histórico Arquidiocesano de Caracas Sección Testamentaría Testamentaría de Don Francisco de Mijares y Rojas y de Doña Catalina Hurtado de Monasterio. Año 1667-1673. (Carpeta Nº 6, ff. 207-373) -CONCEJO MUNICIPALDE VALENCIA Actas del Cabildo de la Nueva Valencia del Rey (1970) Tomo I Actas del Cabildo de la Nueva Valencia del Rey (1971) Tomo II REGISTRO PRINCIPAL DE SAN CARLOS Expediente, 1888 Secundarias: Altolaguirre y Duvale, Ángel (1954). 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