Número de registro: 839 Octava Época Instancia: Tribunales

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AMPARO EN REVISION 344/93.
Número de registro: 839
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Tomo XIII, Marzo de 1994
Página: 172
AMPARO EN REVISION 344/93. CARLOS FLORES ROSALES.
CONSIDERANDO:
TERCERO.-El recurrente dice que el Juez de Distrito violó en su perjuicio sus garantías
individuales al haber sobreseído el juicio de amparo que promovió.
En la especie, es pertinente ante todo aclarar al agraviado, que los Jueces de Distrito en
relación con los juicios de amparo, actúan como órganos de control constitucional, con la
específica finalidad legal de tutelar las garantías individuales, contra las transgresiones en que
pudieran incurrir las autoridades en ejercicio de sus funciones públicas, por lo que aquéllos
no pueden violar garantías, que es precisamente lo que están diluciendo a través de su
actividad jurisdiccional, para en el caso de existir, preveer a la restitución en el goce de las
mismas. Por ello, en todo caso lo único que dichas autoridades podrán infringir, serán las
disposiciones de la Ley de Amparo que reglamentan la apuntada función tutelar.
Es aplicable la tesis de jurisprudencia número 11, 3o., 4; visible en la página 221, de la
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, número 23-24 Octubre-Diciembre de 1989,
que dice: "SENTENCIAS DE AMPARO, NO PUEDE SER VIOLATORIA DE
GARANTIAS.-No puede constituir expresión de agravios en la revisión, el razonamiento de
que el Juez de Distrito en su sentencia viola los preceptos constitucionales que consagran las
garantías individuales, pues resulta inadmisible desde el punto de vista jurídico, que sea
precisamente el órgano jurisdiccional a quien se encarga tutelar los derechos subjetivos
públicos mediante el juicio de garantías, quien lleve a cabo la aludida violación. Por tal
motivo, su proceder siempre debe ser analizado a través de la Ley de Amparo.".
Por otra parte, el quejoso aduce como violación a las leyes del procedimiento constitucional,
que el Juez de Distrito le causó agravio, al no haber acordado su escrito inicial mediante el
cual ofreció la prueba documental y pericial.
Lo alegado es infundado.
En efecto, el ahora agraviado en su demanda constitucional ofreció como pruebas; la pericial
en materia grafoscópica y documental, consistente en los recibos originales expedidos con
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motivo de la compraventa respecto del inmueble en litigio. (Sin anexar los recibos).
El Juez de Distrito mediante acuerdo de diecisiete de agosto de mil novecientos noventa y
tres, admitió la demanda de amparo, sin proveer respecto de las pruebas de mérito. (f.20).
El solicitante del amparo por ocurso presentado ante el Juzgado Sexto de Distrito del Estado
de México, el nueve de septiembre de mil novecientos noventa y tres, ofreció como prueba la
pericial en materia de grafoscopía; la que fue desechada el diez de ese mes y año por no estar
ofrecida en términos del artículo 151 de la ley reglamentaria de los numerales 103 y 107
constitucionales. (f.120 y 122).
El agraviado CARLOS FLORES ROSALES en la audiencia constitucional ofreció como
prueba documental, tres recibos de pago, la que el Juez tuvo por admitida y desahogada en
razón de su propia y especial naturaleza.
Ahora bien, aun cuando es cierto que el Juez de Distrito al admitir la demanda de amparo no
acordó nada respecto de las pruebas que ofreció el quejoso en su ocurso inicial, también lo es,
que esa omisión no causó perjuicio alguno al impetrante, en virtud de que éste insistió
nuevamente con el ofrecimiento de las pruebas en comento, mediante escrito presentado el
nueve de septiembre de mil novecientos noventa y tres y en la audiencia constitucional, y el
Juez de Distrito acordó lo procedente respecto a esas probanzas y de donde se desprende que
sí le fue acordada su solicitud, sin que ahora en los agravios para nada alegue que ese acuerdo
sea ilegal, pues lo único de que se duele es que no fue acordada a su solicitud de ofrecimiento
de pruebas.
Es fundado lo alegado por el quejoso en el sentido que el Juez de Distrito violó en su
perjuicio el artículo 73, fracción IX de la Ley de Amparo al haber estimado que los actos
reclamados eran consumados de modo irreparable, lo que es incorrecto, en virtud de que el
acto reclamado es reparable, toda vez que en términos del artículo 80 de la Ley de Amparo, el
acto reclamado es susceptible de restituir al quejoso en el goce y disfrute de la situación
jurídica, es decir, restablecer las cosas al estado que guardaban antes de la violación a las
garantías individuales.
En efecto, el Juez de Distrito en la sentencia que se revisa consideró, que del análisis de las
constancias integrantes del juicio de garantías, se desprende que ante el Juez responsable se
radicó el juicio ordinario civil número 97/93, sobre desocupación y entrega del inmueble en
litigio, promovido por LILIA ESPARZA MOSQUEDA en contra del ahora quejoso
CARLOS FLORES ROSALES, en cuyo juicio se dictó sentencia condenando al demandado
a la desocupación del inmueble motivo de la controversia, ante lo cual el hoy impetrante
interpuso recurso de apelación ante la Segunda Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia
del Estado de México, la que declaró desierto el recurso por no haber sido continuado;
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además de que dicha persona promovió incidente de nulidad de actuaciones, sin que se
hubiese admitido a trámite por no haberse planteado conforme a derecho, motivo por el cual
la actora solicitó la ejecución de la sentencia, ordenándose por auto de fecha dieciséis de
junio de mil novecientos ochenta y nueve, poner en posesión a la parte actora del inmueble
que motivó la controversia, cuya diligencia se llevó a cabo el dieciséis de marzo del presente
año; actuación por la que el Juez de Distrito estimó, que en el caso se daba la causal de
improcedencia establecida en la fracción IX del artículo 73 de la Ley de Amparo, ya que se
trataba de actos que son consumados de un modo irreparable.
Lo anterior es incorrecto, pues si bien es cierto que la fracción IX del artículo 73 de la Ley de
Amparo establece que el juicio de garantías es improcedente contra actos consumados de
modo irreparable; también lo es que no basta que el acto se consume de manera material para
que por ese solo hecho se tenga por irreparable; ya que sólo tiene ese carácter, de acuerdo con
la doctrina y la jurisprudencia, aquellos actos en que físicamente sea imposible que vuelvan
las cosas al estado que guardaban antes de la violación, pero no lo son los que, en virtud del
amparo, pueden quedar insubsistentes y sin efecto alguno, volviendo las cosas al estado que
tenían antes de la violación, como sucede en el caso, en que como el impetrante se ostenta
como tercero extraño a juicio, pues dice que no fue oído ni vencido en el mismo, al no haber
sido emplazado al procedimiento ordinario civil y de ser fundado este concepto de violación,
se otorgaría al impetrante la protección constitucional para que se le notificara correctamente
la demanda y ocurriera al juicio para hacer valer lo que a su derecho convenga, y como
consecuencia de la protección federal, se anularía todo el procedimiento hasta la ejecución de
la sentencia reclamada, volviendo con ello las cosas al estado que guardaban antes de la
violación, como lo establece el artículo 80 de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y
107 Constitucionales, razón por la que los actos reclamados no son consumados en un modo
irreparable como incorrectamente lo estimó el Juez de Distrito.
Sin embargo, este Tribunal Colegiado del Segundo Circuito advierte una diversa causal de
improcedencia, la que debe ser examinada de oficio como lo obliga el último párrafo del
artículo 73 de la Ley de Amparo, atendiendo a las reglas contenidas para su estudio en el
numeral noventa y uno del mismo ordenamiento legal.
En efecto, CARLOS FLORES ROSALES interpuso demanda de garantías contra actos del
Juez Quinto de lo Civil de Ciudad Nezahualcóyotl, México, consistentes en todas las
actuaciones practicadas en el expediente 97/88 relativo al juicio ordinario civil de rescisión
de contrato de compraventa promovido por LILIA ESPARZA MOSQUEDA en contra del
ahora quejoso, hasta la diligencia de lanzamiento del inmueble en controversia, mediante la
cual se dio posesión del mismo a la tercero perjudicado.
Manifestó como hechos: que LILIA ESPARZA MOSQUEDA, instauró juicio ordinario civil
en su contra ante el Juzgado Quinto de lo Civil de Ciudad Nezahualcóyotl, México.
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Que el Juez responsable el dieciocho de enero de mil novecientos ochenta y ocho, dictó auto
de radicación y ordenó notificar a las partes el proveído, auto que no fue notificado al
quejoso, pues si bien es cierto, que en el instructivo aparece que le fue notificado el auto,
también lo es, que su firma fue falsificada.
Que el Juez de Primera Instancia el tres de agosto de mil novecientos ochenta y ocho, ordenó
notificar la admisión de la prueba confesional ofrecida por la actora a cargo del impetrante,
sin que le fuera notificada el proveído, razón por la que fue declarado confeso de la prueba.
Que el Juez responsable el veintiuno de octubre de mil novecientos ochenta y ocho, dictó
sentencia la que no fue notificada personalmente; además de que se practicó la diligencia del
inmueble, sin que hubiera sido oído y vencido en juicio.
Del juicio ordinario civil número 97/88 se desprende que Lilia Esparza Mosqueda demandó
del hoy quejoso Carlos Flores Rosales las siguientes prestaciones: la rescisión de contrato de
compraventa celebrado entre las partes; la desocupación y entrega del inmueble motivo del
contrato y el pago de daños y perjuicios. (f. 32).
El Juez de Primera Instancia el veintiuno de octubre de mil novecientos ochenta y ocho, dictó
sentencia en el sentido de que había sido procedente la vía ordinaria civil de rescisión de
contrato de compraventa promovido por Lilia Esparza Mosqueda en contra del hoy
solicitante de garantías Carlos Flores Rosales; que la actora había probado su acción y que la
demandada aunque contestó la demanda, no había ofrecido pruebas ni justificado sus
excepciones; en consecuencia, declaró rescindido el contrato de compraventa y condenó al
demandado a la desocupación y entrega del inmueble.
Carlos Flores Rosales, inconforme con la resolución de primer grado, interpuso recurso de
apelación, por conducto del Juez de Primera Instancia, el quince de noviembre de mil
novecientos ochenta y ocho, quien admitió el recurso el diecisiete de ese mes y año. (f. 74 y
75).
La Segunda Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, el cinco de
marzo de mil novecientos ochenta y nueve declaró desierto el recurso de apelación y declaró
que la sentencia recurrida había causado ejecutoria por no haberse continuado el recurso. (f.
78).
El ejecutor del Juzgado Quinto Civil de Primera Instancia del Distrito Judicial de Texcoco,
México, a fin de cumplimentar la sentencia de primer grado, se constituyó en el domicilio del
demandado hoy quejoso, poniendo en posesión el ejecutor a la ahora tercero perjudicado del
inmueble en litigio.
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Ahora bien, de las constancias anteriormente descritas, se advierte, que el hoy impetrante
consintió la ejecución de la sentencia de primera instancia, pues aun cuando interpuso recurso
de apelación contra esa sentencia, también lo es, que al no haber continuado el recurso de
apelación ante el tribunal de alzada, se declaró desierto, causando ejecutoria la sentencia
recurrida, auto que al no haber sido impugnado mediante el juicio de amparo, el impetrante
consintió la resolución que declaró desierto el recurso y la que declaró ejecutoriada la
sentencia del Juez que ordenó que el demandado desocupara el inmueble materia del juicio,
de lo que resulta, que la ejecución de esa sentencia, es consecuencia lógica y natural de ese
consentimiento, el amparo es improcedente cuando se endereza contra actos que no son sino
una consecuencia de otros que la ley reputa como consentidos.
Sirve de apoyo a la anterior consideración en términos del artículo 192 de la Ley de Amparo,
la tesis de jurisprudencia número 70, visible en la página 116, segunda parte del Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación, relativo a los años 1917-1988, que dice: "ACTOS
DERIVADOS DE ACTOS CONSENTIDOS, IMPROCEDENCIA.-El amparo es
improcedente cuando se endereza contra actos que no son sino una consecuencia de otros que
la ley reputa como consentidos.".
Consecuentemente, procede confirmar la sentencia que se revisa y sobreseer en el juicio de
garantías.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.-Se CONFIRMA la sentencia que se revisa;
SEGUNDO.-Se SOBRESEE en el presente juicio de garantías, promovido por CARLOS
FLORES ROSALES contra actos y autoridades precisados en el resultando primero de esta
ejecutoria.
Notifíquese, con testimonio de esta resolución, vuelvan los autos al lugar de su procedencia y
archívese el presente como concluido.
Así, lo resolvió el Tercer Tribunal Colegiado del Segundo Circuito, por unanimidad de votos
de los señores Magistrados presidente licenciado José Angel Mandujano Gordillo, licenciado
Darío Carlos Contreras Reyes y licenciado Fernando Narváez Barker, siendo ponente el
tercero de los nombrados.
Firman los Magistrados en unión del secretario de Acuerdos que autoriza y da fe.
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