SJ 30043 040209

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Proceso No 30043
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL
Magistrada Ponente:
MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE LEMOS
Aprobado Acta No. 027.
Bogotá D.C., Febrebro cuatro (4) de dos mil nueve (2009).
VISTOS
Una vez realizada la diligencia de audiencia de sustentación del recurso
de casación, resuelve la Sala la impugnación extraordinaria interpuesta por el
defensor de DIUSLEY DELGADO HERNÁNDEZ contra el fallo de segunda
instancia dictado por el Tribunal Superior de Manizales el 15 de febrero de
2008, confirmatorio de la sentencia proferida el 4 de octubre de 2005 por el
Juzgado Penal del Circuito Especializado de la misma ciudad, sólo en cuanto se
refiere a la condena del mencionado ciudadano como cómplice del concurso de
delitos de homicidio agravado en el Representante a la Cámara José Oscar
González Grisales y porte ilegal de arma de fuego de defensa personal.
HECHOS
Los hechos que motivaron este diligenciamiento fueron sintetizados por
el ad quem en los siguientes términos:
“El día 18 de marzo de 2005, después de las dos de la tarde, el
congresista José Oscar González Grisales quien se hallaba en la sede del
Directorio Liberal Barquista, situada en el centro de esta ciudad
(Manizales, se aclara), fue atacado por dos personas que ingresaron
abruptamente portando sendas armas de fuego, uno de los cuales
disparó en varias ocasiones contra su humanidad causándole la muerte
de manera inmediata. En el mismo hecho resultó herido de gravedad el
médico Ricardo Augusto Serna Bedoya quien se encontraba dialogando
con el político, falleciendo minutos más tarde en un centro asistencial a
donde fuera trasladado de inmediato”.
“Sucedido el hecho criminal y por los datos aportados por el conductor
Oscar Andrés Cardona García, ‘informante’ de la policía judicial, se pudo
establecer que los señores Ramírez Gómez y Delgado Hernández habrían
tenido participación directa en ese crimen, pues el primero lo contrató
en su condición de taxista para que transportara a los que considera
autores materiales del mismo, mientras el segundo prestó colaboración
eficaz guardando en su residencia las armas que había observado portar
a los sujetos ‘Jorge’ y ‘Camilo’, situación que condujo a su vinculación”.
ACTUACIÓN PROCESAL
En audiencia realizada ante el Juzgado Quinto Penal Municipal con
función de control de garantías de Manizales el 20 de marzo de 2005, la
Fiscalía imputó a Andrés Felipe Ramírez y a DIUSLEY DELGADO HERNÁNDEZ la
comisión del delito de homicidio agravado, la cual no aceptaron.
La Fiscalía presentó escrito de acusación el 27 de abril de la referida
anualidad imputando a los incriminados la realización del concurso material de
doble homicidio agravado y porte ilegal de armas de defensa personal a título
de coautores. El 10 de mayo siguiente se realizó la respectiva audiencia de
formulación de acusación, cuyos cargos no aceptaron los sindicados.
La etapa del juicio oral fue adelantada por el Juzgado Penal del Circuito
Especializado de Manizales, despacho que una vez surtido el rito dispuesto
para dicha fase profirió fallo el 4 de octubre de 2005, a través del cual condenó
a Andrés Felipe Ramírez Gómez a la pena principal de cincuenta y dos (52)
años y seis (6) meses de prisión y a la accesoria de inhabilitación para el
ejercicio de derechos y funciones públicas por veinte (20) años, además de la
indemnización de perjuicios morales, como autor penalmente responsable del
concurso de delitos objeto de acusación. En el mismo proveído le negó la
condena de ejecución condicional.
A su vez, condenó a DIUSLEY DELGADO HERNÁNDEZ a la pena
principal de veintiséis (26) años y tres (3) meses de prisión, a la accesoria de
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por veinte (20)
años y a la respectiva indemnización de perjuicios morales, como cómplice del
concurso de conductas punibles por las cuales fue acusado. En dicha decisión
le negó la suspensión condicional de la ejecución de la pena.
Al conocer de la impugnación de la sentencia propuesta por los
defensores, el Tribunal Superior de Manizales decidió mediante fallo del 15 de
febrero de 2008 absolver a los acusados por la comisión del delito de homicidio
agravado en Ricardo Augusto Serna Bedoya y confirmar la decisión atacada en
cuanto se refiere a los otros delitos concursantes, de modo que tasó la sanción
en treinta y siete (37) años de prisión para Andrés Ramírez y en dieciocho (18)
años y diez (10) meses respecto de DIUSLEY DELGADO. A su vez, revocó la
condena en perjuicios morales.
Entonces, los defensores de los acusados interpusieron recurso de
casación
contra
el
proveído
del
ad
quem
y
allegaron
las
demandas
oportunamente, las cuales fueron inadmitidas mediante auto del 2 de
septiembre de 2008, salvo el tercer cargo del libelo presentado en nombre de
DIUSLEY DELGADO, referido al quebranto del debido proceso y el derecho de
defensa por incongruencia entre la formulación de imputación y la acusación.
La audiencia de sustentación del recurso de casación extraordinario se
llevó a cabo el 20 de octubre de la referida anualidad.
EL CARGO ADMITIDO
En el reproche cuya admisión dispuso la Sala, el recurrente plantea el
quebranto del debido proceso y el derecho de defensa por incongruencia entre
formulación de imputación y acusación, pues en la primera se le imputó el
delito de homicidio agravado del Representante a la Cámara José Oscar
González Grisales en razón de la condición de servidor público de la víctima,
sin que fuera precisado su grado de participación, ni se le imputó el homicidio
del galeno Ricardo Augusto Bedoya o el delito de porte ilegal de arma de
fuego.
No obstante, en la audiencia de formulación de acusación se le imputó a
título de coautor la comisión del delito de homicidio agravado por las
circunstancias establecidas en los numerales 4º, 7º y 10º del artículo 104 de la
Ley 599 de 2000 y la genérica del numeral 10º del artículo 58 del mismo
ordenamiento, amén del delito de porte ilegal de arma de fuego.
Cita en apoyo de su planteamiento lo expuesto por esta Sala en fallo del
28 de noviembre de 2007 dentro del radicado 27518, así como lo dicho por la
Corte Constitucional en sentencia C-1194 de 2005 sobre el particular y destaca
que si se le hubieran imputado los referidos comportamientos a título de
cómplice, se habría acogido a la culminación anticipada del proceso.
También dice que en el alegato de conclusión la Fiscalía solicitó la
condena de DIUSLEY DELGADO como cómplice y en tal sentido fue proferido el
fallo, pero no se tuvo en cuenta la circunstancia de agravación punitiva
derivada de la promesa remuneratoria, decisión a la postre confirmada por el
ad quem.
Citando apartes de la sentencia del 25 de abril de 2007 en el radicado
26309, afirma que la constante variación de la calificación jurídica sobre los
mismos hechos representa inseguridad al opositor, todo ello en desmedro del
debido proceso y el derecho de defensa del acusado, pues en el juicio oral la
Fiscalía planteó una teoría principal solicitando condena para el procesado
como autor, y otra teoría subsidiaria deprecando condena para aquél como
cómplice, amén de que ab initio no precisó que se trataba de complicidad, todo
lo cual habría determinado el acogimiento a culminación antelada de la
actuación.
AUDIENCIA DE SUSTENTACIÓN
1.
Intervención del demandante
Adicional a la reiteración de los planteamientos ofrecidos en su libelo de
casación, el defensor manifestó que la variación en la imputación a lo largo del
proceso dificultó la defensa de su asistido.
En desarrollo de su aserto precisó que en la audiencia de formulación de
imputación la Fiscalía imputó a DIUSLEY DELGADO la comisión del delito de
homicidio
en
el
Congresista
José
Oscar
González
Grisales,
sin
incluir
agravantes de esta conducta, amén de que tampoco incluyó el homicidio del
médico Ricardo Augusto Bedoya.
En la audiencia de formulación de acusación el ente investigador le
imputó la comisión de los dos homicidios agravados, y luego, en el juicio oral
la Fiscalía pidió se lo condenara como coautor de aquellos comportamientos y
subsidiariamente, como cómplice.
De lo expuesto concluyó que se violó el principio de congruencia entre
acusación y fallo, de modo que fue quebrantado el debido proceso y el derecho
de defensa del acusado, circunstancia que impone declarar la nulidad del
trámite.
2.
Intervención de la Fiscalía
El señor Fiscal Delegado ante esta Colegiatura expresó que el cargo
admitido
debe
prosperar,
en
cuanto
se
violó
la
estructura
procesal,
circunstancia que impone excluir el delito de porte ilegal de arma de fuego de
defensa personal y efectuar la correspondiente redosificación de la sanción
impuesta DIUSLEY DELGADO como cómplice del delito de homicidio agravado.
Puntualizó que si en la audiencia de imputación se atribuyó al procesado
el delito de homicidio agravado conforme a la circunstancia establecida en el
numeral 10º del artículo 104 de la Ley 599 de 2000, esto es, atendiendo la
calidad de servidor público de la víctima, pero ya en la audiencia de acusación
le fueron deducidos cargos por el doble homicidio agravado (artículos 103, 104
numerales 4º, 7º y 10º, y 50 numeral 10º) en concurso con el delito de porte
ilegal de armas, es claro que se introdujo un delito de homicidio, dos causales
de agravación específicas y una causal de agravación genérica, además del
delito contra la seguridad pública.
Indicó que si de conformidad con el artículo 339 de la Ley 906 de 2004
el Fiscal puede aclarar, adicionar o corregir la acusación, tal proceder no
corresponde
a
alterar
de
manera
sustancial
los
hechos
jurídicamente
relevantes de que trata el artículo 288, esto es, los deducidos en la
imputación, norma concordante con el artículo 337 ibídem.
Luego de citar fragmentos del fallo del 25 de abril de 2007 dentro del
radicado 26309, el Delegado afirma que como lo ha dicho esta Sala1[1],
también debe mediar congruencia entre imputación y acusación a fin de
garantizar el derecho de defensa reconocido en la ley, la Constitución y el
Bloque de Constitucionalidad.
Finalmente dice que si el procesado hubiera querido acogerse a
terminación anticipada del proceso así habría podido realizarlo acudiendo a la
figura de los preacuerdos en el lapso instructivo, pero no hay constancia de
ello.
Reitera su solicitud de casar parcialmente el fallo atacado, en el sentido
de marginar el delito de porte ilegal de arma de fuego de defensa personal, así
como las circunstancias de agravación no incluidas en la formulación de
imputación, efectuando el correspondiente ajuste punitivo.
3. Intervención del Ministerio Público
El Procurador Cuarto Delegado para la Casación Penal comienza por
señalar que el acto de imputación es de naturaleza fáctica con connotaciones
jurídicas, en el cual se deben relacionar de manera clara y sucinta los hechos
jurídicamente relevantes, de manera que el vinculado conozca el delito cuya
autoría o participación se le endilga.
Precisa que la Fiscalía puede realizar cuantas imputaciones considere
necesarias
y
convenientes,
amén
de
que
si
varía
los
hechos
y
sus
circunstancias debe efectuar la correspondiente adición a la imputación.
Puntualiza que las connotaciones jurídicas de la imputación fáctica
pueden ser variadas por la Fiscalía hasta el acto jurídico de formulación de
acusación, sin necesidad de audiencia especial ante el juez de control de
garantías, ya sean favorables o gravosas al acusado, quien puede allanarse a
1[1]
Sentencias del 17 de octubre y 28 de noviembre de 2007. Rads. 20026 y 27518.
tales cargos, caso en el cual no puede con posterioridad revisarse tal
imputación, salvo yerros en la adecuación, pero sin efectos retroactivos, al
punto de no poder reclamar que si en la imputación se le hubiera calificado
como cómplice se habría allanado.
También dice que la congruencia entre imputación y acusación es de
índole fáctica, pudiendo ser variadas las connotaciones jurídicas de esos
hechos inmodificables, sin necesidad de que la Fiscalía realice una nueva
imputación.
Entonces, el Delegado concluye que en este asunto la Fiscalía explicó
íntegramente al procesado la imputación fáctica en la audiencia de imputación,
referida al doble homicidio del Congresista González Grisales, el médico Bedoya
Serna y el porte ilegal de armas de fuego, sin que pueda importar que la
Fiscalía sólo se haya referido jurídicamente a un homicidio agravado por el
numeral 10º del artículo 104 del código Penal.
Igualmente precisa que de la dinámica de dicha imputación fáctica se
colige que se trató a los procesados como coautores, sin que por ello prospere
la censura del casacionista en el sentido de que no se les definió el grado de
participación o de autoría.
Añade que si la Fiscalía adicionó en la acusación una causal de
agravación del homicidio, ello se encuentra dentro de su facultades sin derivar
quebranto para los derechos de los procesados, como tampoco ello ocurre al
acusar a DIUSLEY DELGADO durante el debate oral como cómplice.
Con soporte en las consideraciones precedentes, el Ministerio Público
considera que no de debe ser casado el fallo objeto de impugnación.
CONSIDERACIONES DE LA SALA
Ab inicio es pertinente recordar que el artículo 448 de la Ley 906 de 2004
establece: “el acusado no podrá ser declarado culpable por hechos que no
consten en la acusación, ni por delitos por los cuales no se haya solicitado
condena”, lo cual supone que en la acusación deben ser precisados los aspectos
fácticos y jurídicos de la conducta punible por la que se procede, señalando su
respectiva calificación jurídica.
Acerca del principio de congruencia la Sala ha señalado que su
quebranto se produce “por acción o por omisión cuando se: i) condena por
hechos o por delitos distintos a los contemplados en las audiencias de
formulación de imputación o de acusación, ii) condena por un delito que no se
mencionó fáctica ni jurídicamente en el acto de formulación de imputación o de
la acusación, iii) condena por el delito atribuido en la audiencia de formulación
de imputación o en la acusación, pero deduce, además, circunstancia, genérica
o específica, de mayor punibilidad, y iv) suprime una circunstancia, genérica o
específica, de menor punibilidad que se haya reconocido en las audiencias de
formulación de la imputación o de la acusación”2[2] (subrayas fuera de texto).
Sobre la misma temática se ha indicado:
“Esto equivale a decir que los jueces no pueden derivar consecuencias
adversas para el imputado o acusado, según sea el caso, ni de los
elementos que no se derivan expresamente de los hechos planteados por
la Fiscalía ni de los aspectos jurídicos que no hayan sido señalados de
manera detallada y específica por el acusador so pena de incurrir en grave
irregularidad que deslegitima e ilegaliza su proceder; dicho en forma
simple: el juez solamente puede declarar la responsabilidad del acusado
atendiendo los limitados y precisos términos que de factum y de iure le
2[2]
Sentencia de casación del 6 de abril de 2006. Rad. 24668.
formula la Fiscalía, con lo cual le queda vedado ir más allá de los temas
sobre los cuales gira la acusación”.
“La congruencia se debe predicar, y exigir, tanto de los elementos que
describen los hechos como de los argumentos y las citas normativas
específicas. Esto implica (i) que el aspecto fáctico mencionado en la
acusación sí y sólo sí es el que puede ser tenido en cuenta por el juez al
momento de dictar sentencia. Si la prueba demuestra que los hechos no
se presentaron como los relata la Fiscalía en el escrito de acusación, al
juez no le quedará otro camino que el de resolver el asunto de manera
contraria a las pretensiones de la acusadora; y, así mismo, (ii) la
acusación debe ser completa desde el punto de vista jurídico (la que, en
aras de la precisión, se extiende hasta el alegato final en el juicio oral),
con lo cual se quiere significar que ella debe contener de manera expresa
las normas que ameritan la comparecencia ante la justicia de una
persona, bien en la audiencia de imputación o bien en los momentos de la
acusación, de modo que en tales momentos la Fiscalía debe precisar los
artículos del Código Penal en los que encajan los hechos narrados, tarea
que debe hacerse con el debido cuidado para que de manera expresa se
indiquen el o los delitos cometidos y las circunstancias específicas y
genéricas que inciden en la punibilidad”3[3].
También ha puntualizado la Sala sobre el particular:
“No obstante tratarse de delitos pertenecientes a un mismo capítulo,
existir identidad en el bien jurídico tutelado y de la sanción punitiva,
como quiera que los argumentos defensivos se encaminan a desvirtuar
los presupuestos que la descripción típica del delito imputado contiene,
una variación en torno de ella que suponga la existencia de elementos
delictivos diversos, de contenido jurídico, o extrajurídico y en relación
con los cuales, en todo caso, no se habría ocupado de ser desvirtuados a
3[3]
Sentencia del 25 de abril de 2007. Rad. 26309
través de las pruebas con dicho cometido solicitadas en el juicio, dado
que no hacían parte de la acusación, es incuestionable la vulneración del
derecho de defensa”4[4].
Adicionalmente se advierte que por igual respecto del anuncio del sentido
del fallo ha dicho esta Colegiatura por mayoría, que al configurar un acto
complejo con la sentencia, hacer parte de la estructura del proceso y tener
carácter vinculante para el juez, debe existir coincidencia entre ambos actos
(anuncio y fallo)5[5].
A manera de conclusión se ha expuesto más recientemente que “en el
trámite ordinario se genera la imposibilidad de modificar el aspecto fáctico
consignado en la formulación de acusación, sin perjuicio de que las pruebas
practicadas en el debate oral den lugar a una tipicidad que conserve
equivalencia con el núcleo básico de la imputación y que, además, no implique
deterioro de los derechos de las partes e intervinientes”6[6].
Una vez efectuadas las anteriores precisiones en punto del ámbito de
cobertura del principio de congruencia, a fin de abordar el planteamiento de la
censura es necesario efectuar un recuento de la actuación procesal, con el
propósito de establecer con precisión en qué consistió la imputación efectuada
por la Fiscalía a lo largo del diligenciamiento, y de esa manera constatar si el
fallo mantuvo o no consonancia con aquella.
En tal cometido se observa que en la audiencia de formulación de
imputación la Fiscalía imputó a DIUSLEY DELGADO HERNÁNDEZ y Andrés
Felipe Ramírez la comisión del delito de homicidio agravado (artículos 103 y
104 numeral 10º del Código Penal).
La Fiscalía imputó a los mencionados ciudadanos durante la audiencia de
formulación de acusación la comisión del concurso de delitos de homicidio
Sentencia del 27 de julio de 2007. Rad. 26488.
Sentencia del 17 de septiembre de 2007. Rad. 27336.
6[6] Sentencia del 28 de noviembre de 2007. Rad. 27518.
4[4]
5[5]
agravado (artículos 103 y 104 numerales 7º y 10º de la Ley 599 de 2000) en
el Congresista José Oscar González Grisales y en el galeno Ricardo Augusto
Bedoya Serna, amén del delito de porte ilegal de arma de fuego de defensa
personal (artículo 365 ejusdem). En la misma oportunidad les fue imputada la
circunstancia genérica de mayor punibilidad establecida en el numeral 10º del
artículo 58 de la citada legislación por obrar en coparticipación criminal.
Durante el debate oral el ente acusador solicitó para aquellos sentencia
condenatoria; respecto de Andrés Felipe Ramírez como coautor del referido
concurso de punibles, mientras que con relación a DIUSLEY DELGADO en
calidad de cómplice de los mismos comportamientos.
En el fallo de primer grado se condenó a los acusados como
coautor y cómplice, respectivamente, del concurso de delitos de doble
homicidio agravado (artículos 103 y 104 numerales 7º y 10º del Código Penal
y porte ilegal de arma de fuego de defensa personal (artículo 365 ejusdem),
teniendo
en
cuenta
para
ello
la
circunstancia
de
incremento
punitivo
establecida en el numeral 10º del artículo 58 del citado ordenamiento.
En la sentencia del Tribunal se absolvió a los procesados por el delito de
homicidio en el médico Ricardo Augusto Bedoya Serna, de manera que se los
condenó como coautor y cómplice, del homicidio agravado en el Congresista
José Oscar González Grisales (artículos 103 y 104 numerales 7º y 10º) en
concurso con el punible de porte ilegal de armas de fuego de defensa personal
(artículo 365) y se ponderó en la dosificación punitiva el artículo 58 numeral
10º de la Ley 599 de 2000.
Del anterior recuento de la actuación procesal advierte la Sala sin
dificultad que no asiste razón el recurrente por las siguientes razones:
1.
Que en la acusación se imputara a los procesados el delito de
homicidio agravado en el médico Ricardo Augusto Bedoya, el cual no fue
indicado en la audiencia de imputación, es una circunstancia por completo
intrascendente, toda vez que en el fallo de segundo grado ambos acusados
fueron absueltos por el referido punible contra la vida.
2.
Que en la audiencia de acusación se haya adicionado el
agravante punitivo específico establecido en el numeral 7º del artículo 104 de
la Ley 599 de 2000, así como la circunstancia genérica de mayor punibilidad
reglada en el numeral 10º del artículo 58 de la misma legislación, amén del
delito de porte ilegal de arma de fuego de defensa personal, no comporta
irregularidad alguna, en atención a que el principio de congruencia no se
materializa
entre
la
formulación
de
imputación
y
la
acusación,
como
erradamente lo entiende el casacionista, sino entre la acusación y el fallo, al
punto que no en vano el artículo 446 ejusdem señala acerca del contenido de
la sentencia que “la decisión será individualizada frente a cada uno de los
enjuiciados y cargos contenidos en la acusación” (subrayas fuera de texto), sin
que de modo alguno se refiera a la formulación de imputación.
En efecto, dado el carácter progresivo del proceso penal, resultaría
inconsistente dentro de criterios de razón práctica exigir a la Fiscalía que la
inicial imputación formulada en la audiencia dispuesta para ello tuviera
carácter inmutable, inmodificable y vinculante con carácter definitivo para el
mismo ente acusador y el trámite, pues con una tal postura se olvidarían las
etapas de conocimiento por las cuales transita el proceso penal.
En el desarrollo de aquellas se tiene que la imputación fáctica y jurídica
formulada por la Fiscalía en la audiencia establecida para tal efecto, precedida
de la noticia criminal y el adelantamiento de las pesquisas correspondientes, se
ubica en el ámbito de la posibilidad (si ocurre A, puede ocurrir B), entendida
por regla general como una situación de incertidumbre propia de lo incipiente
del diligenciamiento, momento en el cual se hace necesario ahondar en la
búsqueda de diversos elementos materiales probatorios y evidencia en procura
de constatar o infirmar la acreditación de la materialidad del delito y la
responsabilidad del incriminado.
Ya cuando se trata de la acusación, el grado de conocimiento es
sustancialmente diverso, pues opera según el artículo 336 de la legislación
procesal penal de 2004 en el terreno de la “probabilidad de verdad”,
(siempre o casi siempre que se presenta A, entonces, sucede B), motivo por el
cual, como acto culminante de la investigación adelantada por la Fiscalía, cobra
un especial carácter de inmutabilidad, salvo las expresas excepciones definidas
por el legislador (v.g. La petición de absolución perentoria contenida en el
artículo 424 de la Ley 906 de 2004 o las aclaraciones, adiciones o correcciones
a las que se refiere el artículo 339 de la misma normatividad), en cuanto se
convierte en ley del proceso, a la vez que delimita el contexto dentro del cual
habrá de librarse el debate oral.
Finalmente, el fallo de condena debe edificarse a partir de la certeza
racional7[7] (si ocurre A, entonces, necesariamente acontece B), esto es, desde
la convicción sobre la responsabilidad del procesado “más allá de toda duda”
(artículo 7º de la Ley 906 de 2004), pues tratándose de una providencia
absolutoria, bastará la presencia de dudas sobre la materialidad y existencia del
delito investigado o sobre la responsabilidad del acusado, siempre que, en todo
caso, aquellas tengan entidad y suficiencia como para crear incertidumbre sobre
tales aspectos que deben ser suficientemente acreditados con medios de prueba
reales y posibles en cada caso concreto, no con elementos de convicción ideales o
imposibles, para acudir a la aplicación del principio in dubio pro reo, esto es,
resolver la vacilación probatoria en punto de la demostración de la verdad, a
favor del acusado.
Así las cosas, es claro que la imputación fáctica y jurídica de que trata la
audiencia establecida inicialmente para su formulación, la cual corresponde
según el artículo 286 de la Ley 906 de 2004 a un “acto a través del cual la
7[7]
En este sentido sentencia C-609 del 13 de noviembre de 1999.
Fiscalía General de la Nación comunica a una persona su calidad de imputado,
en audiencia que se lleva a cabo ante el juez de control de garantías”, siempre
que “de los elementos materiales probatorios, evidencia física o de la
información legalmente obtenida se pueda inferir razonablemente que el
imputado es autor o partícipe del delito que se investiga”, no tiene la aptitud
de constituirse en extremo objeto de constatación en punto del principio de
congruencia entre acusación y fallo.
Al respecto ha dicho la Sala en providencia reciente:
“La formulación de la imputación en el sistema procesal actual constituye
además de un acto de formalización de la investigación, ante todo un acto
de comunicación que se hace a una persona (capturada o no) de su
calidad de imputada, sin que por tanto se pueda confundir y menos
identificar este señalamiento delimitador preliminar del episodio fáctico y
su fisonomía jurídico penal-o lo que es igual este marco fáctico jurídico de
imputación-, con los cargos, que pertenecen a un ámbito de la actuación
procesal posterior y que se viene a consolidar con la formulación de la
acusación, dado no solamente su disímil contenido y alcance, sino la
diversa fundamentación que la ley exige para la composición de uno y otro
acto”8[8] (subrayas fuera de texto).
Y conclusivamente se precisó en la misma decisión:
“Ninguna ligazón o efecto condicionante de congruencia o consonancia
jurídica- salvo desde luego que el marco de referencia fáctico sea
naturalísticamente el mismo-, puede existir entre el acto de formulación
de la imputación y la acusación o la sentencia, toda vez que dicha sujeción
sólo puede ser comprendida entre el pliego de cargos y el fallo, pues el
acusado no puede ser declarado culpable por hechos que no consten en la
acusación, ni por delitos por los cuales no se haya solicitado su condena
(artículo 448 C. de P.P.)”.
8[8]
Sentencia de casación del 8 de octubre de 2008. Rad. 29338.
Los argumentos precedentes permiten afirmar que si las adiciones
jurídicas, no fácticas, que a la imputación inicial efectuó la Fiscalía al momento
de acusar a los procesados sirvió de base a los falladores para dictar la sentencia
de condena ahora cuestionada, es evidente que se preservó el principio de
congruencia entre acusación y fallo, sin que entonces la queja del censor tenga
vocación de prosperidad.
3.
De otra parte se tiene que como también el recurrente se duele de
que si a su asistido le hubieran imputado los referidos comportamientos a
título de cómplice se habría acogido a la culminación anticipada del proceso,
encuentra la Sala, como lo ha dicho en otras oportunidades9[9], que se trata de
“un argumento eminentemente oportunista y sofístico, pero además, revelador
de que la postura defensiva fue fallida pretendiéndose a posteriori cargar a la
administración de justicia un defecto de trámite-inexistente según queda visto, cuando lo único cierto es que en procura de dinamizar en toda su eficacia y
oportunidad el empleo de aquellos instrumentos de contradicción el caso fue
enfocado bajo una perspectiva que al final no ofreció resultado alguno
adecuado a los intereses propugnados”.
Es claro que, como con acierto lo dijeron el Fiscal y el Procurador
delegados ante esta Corporación en la audiencia de sustentación del recurso, si
tal hubiera sido la pretensión de la defensa, a lo largo de la actuación le
asistieron oportunidades para por lo menos así proponerlo a la Fiscalía en
procura de arribar a un preacuerdo, sin que en el expediente obre constancia
sobre el particular, de modo que no resulta procedente ahora, de manera
tardía, alegar lo expuesto en precedencia como yerro de los funcionarios
judiciales.
4.
Como además el casacionista alega que en la sentencia del juez
de primer grado, confirmada por el ad quem, no se tuvo en cuenta la
9[9]
Sentencia de casación del 8 de octubre de 2008. Rad. 29338.
circunstancia específica de agravación derivada de la promesa remuneratoria
(numeral 4º del artículo 104 de la Ley 599 de 2000), baste señalar que carece
de interés para proponer tal censura, pues en caso de prosperar haría más
gravosa la situación de su asistido.
Las consideraciones anteriores emergen como suficientes para colegir
que el cargo admitido no está llamado a prosperar.
Por lo expuesto, la SALA DE CASACIÓN PENAL DE LA CORTE SUPREMA
DE JUSTICIA, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad
de la ley,
RESUELVE
NO CASAR el fallo objeto de impugnación.
Contra esta decisión no procede recurso alguno.
Notifíquese, cúmplase y devuélvase al Tribunal de origen.
JULIO ENRIQUE SOCHA SALAMANCA
JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ
SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ
ALFREDO GÓMEZ QUINTERO
AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN
MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ DE LEMOS
JORGE
LUIS
MILANES
YESID RAMÍREZ BASTIDAS
JAVIER ZAPATA ORTÍZ
TERESA RUIZ NÚÑEZ
Secretaria
QUINTERO
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