revista taurina - Hemeroteca Digital

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AÑO
XI.
MADRID.—Lunes 25 de Julio de 1892.
NÚM.
REVISTA TAURINA
PRECIO PARA LA VENTA
25 números ordinarios
Ptas.
25
id. extraordinarios.. .
»
7/'f-'
NUEVA CAMPANA
PRECIÓ DE SUSCRIPCIÓN
MADRID: trimestre
PROVINCIAS: trimestre.
EXTRAKiERQ: año.
NÚMEROS ATRASADOS
Ordinario
Ptas.
Extraordinario
* >
0,25
0,50
La Correspondencia al Administrador, calle del Arenal, 27, Madrid.
Parece increíble que entre tantos mozos que por último, desaprobar siempre la prensa el acto
en los modernos tiempos se han dedicado al to- de matar «por sorpresa y á tiro rápido», tan en
icE mi buen amigo Verduguillo en su reo con verdadera afición, no haya habido uno boga actualmente. Aplaudiéndoles al intentar
acreditado periódico El Toteo de siquiera que haya intentado ejecutar la suerte solo el conato de recibir, disculpándoles cualde recibir, sabiendo que con sólo el conato, se quier defecto en esta suerte, hasta que á ella se
Barcelona^ que
•consigue un aplauso. No se explica semejante acostumbren, y alentándolos á proseguir el caTenor que no dé el do,
proceder, porque, aunque digan como disculpa mino de la verdad, tal vez llegue un día en que,
matador que no reciba...
que no ]a han visto practicar, y por eso no la resucitada suerte tan magnífica, cause el deleite
¿Para qué los quiero yo?
y con este motivo endereza una buena filípica intentan, lo cierto es que tampoco han visto de los aficionados.
contra los matadores de toros que, sin los re hacer otras suertes, y, sin embargo, las intentan
Los espadas que con más empeño se apliquisitos necesarios de inteligencia, salen alter- y ejecutan á su modo, á veces con excelente quen á recibir toros, deben pensar que una vez
nando por esas Plazas de Dios, como salen á la éxito.
tomado el tino al modo de ejecutarla, ha de padesbandada pájaros espantados.
¿Quién le «nseñó al Gordito á poner bande- recerles facilísima, aunque no lo sea en sí; porTambién el no menos acreditado periódico rillas quebrando? ¿A quién había visto el Gallo que el que se acostumbra á la práctica continua
La Muleta, de Sevilla, clama, en bonitos ver- dar el cambio en rodillas? ¿Y Reverte, de quién de una suerte determinada, cuéstale poco trasos, contra esos espadas que nacen sin escuela, ha aprendido esos lances, capote al brazo, que bajo mientras que no acierta, á *dar pie con
que viven de milagro, que no quieren aprender son tan aplaudidos? No es, por lo tanto, discul- bola», como suele decirse, en las que no intenta
pa aceptable la que queda expuesta.
y cobran dics mil reales para empezar.
nunca. Y tengan presente el ejemplo de MaComo esos colegas piden otros y reclaman
El mal, á mi modo de ver, hay que achacarle nuel Domínguez en la historia taurina. Los que
muchos aficionados verdaderos, que se ejecute á esa funesta manía que en la gente moderna le conocimos, vimos en él un hombre valiente,
y no veamos proscripta, como lo está siendo se ha desarrollado, de convertir en Circos acro- pero pesado; entendido, pero sin agilidad; que
hoy día, la hermosa suerte de recibir toros.
báticos las Plazas de Toros. Los saltos y brin- por falta de ligereza no podía acudir á los quiSe ha extendido, y cada vez se extiende más, co-i, los recortes con el capote á dos manos, no tes de picadores; que jamás hizo mérito en su
el deseo mencionado, sobre todo desde que ve- á cuerpo limpio, que si así fueran, al menos ten- carrera de la suerte de banderillas, y que la mumos inundar los Circos esa nueva torería, que drían mérito, ya que causaran daño; las posturas leta no le servía más que de auxiliar, poco impor lo numerosa es ya desconocida individual- académicas y el estragado gusto del ignorante portante en sus manos, para preparar la buena
mente, formando un montón ó grupo en el cual populacho, son las causas de que se contenten colocación de las reses. En un palabra: que Donada se vé que no sea atolondramiento, des- con ver la muerte de un toro ejecutada sin arte mínguez, sin su inteligencia y valor, era en el
y sin conciencia, y aplaudan al que tenga la ruedo, especialmente desde que volvió de Améplantes y pretensiones.
rica, una masa de carne que costaba trabajo
La opinión se abre paso pronunciándose re fortuna de dar una sola estocada.
Es preciso que se interrumpa de una vez, moverla, en términos de que nunca le vimos
sueltamente en favor de la suerte de recibir, que
es la suprema del toreo. Reiterando y confir- para siempre, esa fastidiosa monotonía de ma- correr delante del toro, ni saltar la bañera; y,
mando, cada vez con más empeño, mis afirma- tar toros de un solo modo; es indispensable ya sin embargo, ¡con qué facilidad mataba los tociones de antiguos tiempos, he dicho y sostengo que á cada uno se le dé lo que sus condiciones ros recíbiendol
que no es completa el matador de toros que no indiquen; y es muy importante reformar el gus] Qué precisión en el cite con la muleta muy
sepa recibirlos; y como en esa afirmación no to público, haciéndole entender que no son vo- en corto, con los pies clavados y juntos, y qué
excluyo ni á los que empiezan ni á los que aca- lapiés los que así llama cuando ve al matador exactitud en dar la salida y colocar el estoque!...
irse al toro, si éste arranca también hacia el Pues bien: eso sólo que hacía Domínguez una
ban, la consecuencia sáqueía el lector.
Vemos frecuentemente atrevimientos invero- torero, y que los volapiés, aun siendo legíti- ó dos veces en cada corrida, valía más que cuansímiles, valentías espeluznantes, arrojos que nos mos y tales como Costillares ios inventó, no son to hacen ahora los modernas matadores que
tienen con el alma en un hilo, quiebros a dos más que estocadas de recurso, y valen menos, tantas pretensiones tienen. Hay hombre de éspasos de la cabeza del toro, desplantes rascán- mucho menos, que las dadas recibiendo. La tos que lleva diez, veinte ó treinta años estodole el testuz y limpiándole la baba; vemos... prensa taurina no debe dejar el asunto de la queando toros, y no ha recibido uno en su vida,
que sé yo; demostraciones de ausencia del mie- mano, y excitando el amor propio de los espa- y querrá que la historia le líame y considere
do, pero no vemos á nadie que pare, se repare, das que hoy valen algo y están en condiciones matador de primera nota.
y parando, mate toros recibiendo. ¿A qué atri- para ello, debe exigirlos que reciban toros muy
Ya sabemos que los espadas que desde ahora
buir semejante rareza? ¿Es que no hay agallas á menudo, tanto, que de cada seis, bien pueden se paren con vergüenza ante el testuz de las recon
uno
ejecutar
la
suerte:
que
lo
hagan
ahora
para esperar tranquilos la acometida del toro,
ses, las esperen y las reciban, pincharán muchas
ó es que no hay arte para saberle guiar con la más que nunca, puesto que para ello les dan fa- veces en los bajos y otras en que ladearán y
muleta? Ambas cosas son motivo bastante para cilidades los ganaderos criando reses pequeñas, aún cruzarán las estocadas: ¿pero, acaso no hay
de poca armadura y de ningún respeto: y debe,
darlas como verdad inconcusa.
golletazos, pescueceras y atravesamientos en
fcatal). Tipíslitcgr&íico
da J. Pala.ol03, Arenal.
Manuel, P-odas.
LA
4
los.'vülapies, en los cuarteos y en los rápidos
arranques? En estos últimos casos pueden consistir más fácilmente los defectos en el torero
que en el toro, porque aquél es quien dirige su
voluntad contra éste, al pasa-qae en la suerte
de recibir, como es el toro el que únicamente sé
mueve, hay que aceptar su
Protección, pues, para el matador de toros
que reciba más frecuentemente los que en Plaza
se le presenten; censuras para todos los que, sin.
saber por donde andan, salen saltando y brin cando para colocar la espada como quien clava
una banderilla; y. más prudencia y parsimonia
en el público para aplaudir lo que no merece
elogio. Con esto y con buena voluntad de parte
de tres ó cuatro matadores que pudiéramos señalar con el dedo por sus especiales condiciones, lograremos ver restablecida, elogiada y
cada vez más aplaudida, la suerte de recibir.
A ver quién es el torero que inicia la campaña.
J. SÁNCHEZ DS NSIRA.
NUESTRO DIBUJO
MANUEL RODAS
Positivamente et arte taurino
atraviesa por una crisis lamentable, cuya Eoíucion no es fáeií
preveer; pero que ñn atenuaciones de ningún género, ]e toloca en ano de loe períodos más
decadentes de sus largos anales. Podrá venir la reacción más
ó menos pronto, y así lo esperarnos; sin embargo, aira alentados con esta esperanza, sería
temerario negar ia gravedad del momento.
Y no porque los elementos que principalmente componen ó constituyftn la lidia, ee gasten ó escaseen
hasta el punto de*limit«r su desarrollo; anfes al contrario, nunca como ahora ha desfilado por lo8'Cír«os
serie tan numerosa y variada de lidiadores, ni ha pastado en las feraces dehesas tan considerable cantidad
de reses bravas. No obstante, esa misma exuberancia
resulta perjudicial en la presente ocasión, y desvanece
el fondo práctico de verdad que, como todas nuestras
sencillas yfilosóficasfrase» proverbiales, encierra la de
qne lo que abunda no daña.
Hay que convenir, á pesar de todo, qne eatwí láráta
maleza, suele brotar de cuando en cuando aig«üft: planta, qne bien cultivada, puede dar fxo.eleac» fn.no, ó
dejándonos de metáforas, qne entre tai pelotón de
diestros, que lo BOU uiiieasueirté' efl el nouibre, despunta siempre alguno, ewyae mismas disposiciones naturales le señalan más ancho campo donde moverse.
Ue todos los toreros <jue de tres 6 cuatro años á esta
parte han venido, cotí- sobra de atrevimiento y de ignorancia, á abrumar &A& tauromaquiaeon eua desaciertos, uno tan solo Im eunienailo á rebasar e! ordinario
nivel en que se han estableado, y del que puede decirse
en el lenguaje conjunte'* para esta ciase de achaques,
que se trae algo. Nos E^Ceiimos al joven espada Reverte; y no aseguraremos nosotros todavía que éste muchacho sea una especialidad ya formada en su oficio,
cuando comienza á aprender y practicar; pero no cabe
duda, que el público 15a encontrado «se algo en su manera de ser, cuando 4*ífe<le fines de la temporada anterior, y muy particulambiente en lo que va de la actual,
ha entrado su cuadif|fe á compartir con laa de más
Hombradía, el trabKJjy«l íxito.
A esa cuadrilla, figurando en ella cor&fj primer banderillero, por antigüedad, pertenece Manuel Rodas y
(SjnsíAlesi, reproducido en e¡ dibujo del presente número. Tan joven y tan muchacho como el matador, i'aé
bantistado el año 1871, en la parroquia de San Bartolomé de Sevilla, dedicándole susjfcttdres, modestos industriales, una vea terminada la primera enseñanza, al
olido de guantero, en el que adquirió reputación de
buen oficial, y llegó á ganar un jorfial muy aceptable,
puro poco, wn embargo, porque la afición taurina se
iba apoderando de su vohintad, y sin previo aprendixaje en wataderosj cerrados y aldeas, se lanzó a la pelea, banderilleando por primera vea en Lebrija.
BreVe y concisa la hoja de servidos de este diestro
(como que es ©1 tercer año que torea), merecen, sin emlmrgo, consignarse algunos det&lles. Toda la temporada
de 18Sí)} trabajó con el espada novillero Antonio Escobar (el P.oto'i, alcanzando buen éxito en la novillada
de presentación, e» .Sevilla, y más tarde, en las de Valladolidj en una de las cuales tuvo que banderillear
solo uno de los bichos, A petición del público.
Formó parte luegT de la cuadrilla delfícijano,con
la qae se estrenó fu Madrid; de la del Gordito, al que
acompañó eu las últimas corridas que toreó en Portugal, y algunas otras, ingresando, por ultimo, el mismo
año I8WÜ, eu la de Reverte, ai que acompañó en las novilladas que precedieron a su alternativa en la capital
de la Nación. Ea la del 10 de Julio de 1891, después
de poner dos buenos parea al tercer toro, de Colme-
LIDIA
nar, hizo un quite muy arriesgado á su espada, que
había sido derribado, colgándose á uno de los pitones
de la liera, mientras el Litri la coleaba, salvando asi
entre ambos al compañero. Otro quite por el estilo le
había hecho el 12 del mismo mes, en Sevilla, coleando
al sexto toro, de Miura, que había cogido A Reverte al
entrar á. matar.
En Mayo del año pasado, toreando en ba& iernanoo fue alcanzado por un toro de D. Anastasio Martín,
que le ocasionó una herida en la ingle, y el 25 de Septiembre, en Madrid, lidiándose ganado del Sr. Moreno
Santamaría, fue herido por el segundo, por descuido,
al tomar un burladero, resultando con un puntazo grave en la pared externa de 3a axila ó sobaco del lado
izquierdo, qne le privó, sin embargo, por pocos días,
de volverá sus tareas.
.
Rodase como banderillero, y atendiendo á eus pocos
años es alegre, y se va á los to*wr«» decisión. Le
Iiemo* vista citar en corto, cuartear y quebrar, lo que
permite asegurar que es genera* ea la auerte, y la
practica pin esas eternas precauciones i ^ e nos tienen condeuadoB.los banderilleros viejo» y .muchos jóvenes, llevando ei Aburrimiento y í» EjeeaSeí
al segundo
tercio de la lidia.
' •J , , , ,
Fino de tipo, proporcionado y córSpasafeo,. deade el
momento en que está entrando en la profesión, puede
sacar un partido inmenso de sus ventajosas condiciones, parando, á imitación, de su matador, que para lo
inverosímil; alegrando, como io da de « a edad, y
adornándose, sin esfuerzo alguno; aportando de este
modo su voluntario concurso- para sacar la suerte oe
banderillas del abyecto estado en que se encuentra.
Este es el joven banderillero, Manuel Rodas, cuyo
retrato, juntamente con algunos de los sucesos consignados, en que intervino como actor, ha recogido en el
dibujo, con el gusto que tiene acreditado, nuestro distinguido artista Daniel Perea.
M. DEL TODO Í HERRERO.
Dentro de poco tiempo, seguramente, esto que
hoy constituye una excepción, curiosa por lo inesperada, será una costumbre general, y de enhorabuena estarán los aficionados y los que trabajan, un
día y otro, por el engrandecimiento y la perfección
del arte taurino,
Porque, es indudable que la afición ha de tener
gran número de prosélitos hembras... Hl mundo
marcha, que dijo ti otro; en este siglo del placer y
de la luz eléctrica, donde se vive tan de prisa, es
necesario romper antiguos moldes, buscando, por
todos los medios imaginables, diversiones que dul~
c i f r e n los pesares de la vida y amengüen las horas de horrible hastío...
Las damas de nuestra aristocracia, que son mujeres españolas ante todo, olvidando rancias preocupaciones, saltan sobre el caballo, tiran al suelo
el delicado guante que cubre manos finas de piel
sedosa y suave, bajo ¡a cual circula la sangre que
se extiende en azuladas ramificaciones, y allá \Ax\,
locas de placer, en seguimiento de las aeras A quienes acosan.
Por cierto que el periódico sevillano, de donde
tomamos ia noticia, no cuida de decirnos el traje
que llevaban las valientes amazonas; y seguramente es una lástima esa omisión. Indiscreto por una,
indiscreto por mil. Puesto á levantar el velo, alzarlo del. todo.
••
Sin embargo, sin muchos recursos imaginativos
que derrochar, apelando sólo ú. la lógica, fácil es
asegurar que las nobles señoras vestirían el tcaie
adecuado para la fiesta, dejando en el fondo del
armario de nogal, por inservible é impropio, la falda negra de cola, el cuerpo estrecho y ajustado y
el sombrero de copa que tanto las desfigura y tan
poco las favorece, fcn un cortijo donde todo es luz
y colores, placer y alegría, no cabe lo negro, símnueva.
bolo de la tristeza. Para marco tan hermoso, no hay
nada más apropiado que la figura de una mujer
Están de enhoramala los detrac- liada y española, ataviada con el tiraje; pintoresco
tores de las corridas de toros. El es- de nuestras antiguas manólas...
pectáculo nacional se impone y enConviene no detenerse en detalles: basta comsancha s$t Esfera de acción. Hasta
hace-poco tiempo las nobles y her- prender la importancia y la originalidad de la nueva
mosas damas de la aristocracia es- fiesta, para adivinar que será pronto admitida entre
pañola, habían Hmitado sus aficio- las personas de buen tono, sin que se discutan sus
nes taurinas & presenciar desde el palco, lujosamen- ventajas ni los inconvenientes... ¿Se trata de una
te ataviadas, una tiesta que, como asegura el perso- diversión expuesta y arriesgada?... jMejor 1... Si no
tuviera estos alicientes, no gustaría. Tal como es
naje de cierta zarzuelilla popular,
responde, perfectamente, al modo de ser del tem-k's una fiesta española
peramento español.
que corre de prole en prole,
En fin, verán los lectores como no nos equivocay ni el gobierno ia abóle
l
rnos al señalar el excelente porvenir á la diversión
SÉÍÜ8i
*
Hay, y ea esto podemos reconocer - que ios inaugurada por las nobles señoras condesa de Patiempos cambean y que el progreso modifica cos- rís y duquesa de Alba, para quienes guardamos el
tumbres añejas, algunas damas que abandonan las aplauso más entusiasta y la consideración más discomodidades de su lujoso camarín, trocándolas, tinguida.
gustosas, por asistir al encierro de los toros, montaJ. ADÁN BERN6D.
das en briosos caballos, y exponiéndose á que algún bicho les proporcione serio disgusto...
*
* *
Hace unos meses un colega daba noticia dé que
dos apuestas amazonas, pertenecientes ambas á la
ariatocracia de la sangre y del dinero, presenciaron,
•Elegido ¡mss&q-qu*rk!o compañero D. José Sánchez de
en una población andaluza, el encajonamiento de OSlWra para formar parte del jurado que hade adjudicar el
seis toros destinados á lidiarse en la Plaza de Ma- g r e m i o de s.iwu pesetas al ganadero que mejor corrida predrid. Las damas á que nos referimos, dignas del sente en Valencia, no ha poüido trasladarse á la ciudad del
mayor respeto por su hermosura, por su educación Cid, por encontrarse bastante <;ueWníado de salud hace
y por sus sentimientos caritativos y nobles, demos- unos días.
Invitado para el mismo objeto nuestro igualmente queritrados muchas veces, presenciaron las complicadas
do compañero de Redacción, D. Mariano del Todo, tampoco
operaciones á caballo y á tres pasos de las íieras.
ha podido aceptar el encargo, por retenerlo ü n Madrid peUn periódico de Sevilla, Jil Progresa, nos dio rentorias ocupaciones.
Cuenta también de algo parecido, con el suelto siAmbos «flores agradecen vivamente la deferenesa, y
sienten que dichas circunstancia* les priven 'Sel placer de
guiente
Motas sueltas
corresíxxuier como hubieran deseado, a taa delicada aten«La condesa de París, acompañada del duque de
y-tie !a 4uijucsa da Alba, estovo anteayer «n Citarlos,, l o mando partt; activa en el acoso de rustis bravas del ganadero
Sr. Muíra (D. Antonio), derribando dos becerros.»
La corrida qne anunciamos en el número pasado para üJ y
Según el periódico sevillano, los nobles persona- de Agosto, ea Alicante, no ha podido combinarse en aquella
jes que citaj no se ¡imitaron A presenciar la opera- forma, por tener compromisos contraídos los espadas ea que
ción del acoso — expuesta y arriesgada cuando el se había pensado.
....
becerro tiene sangre, y en vez de huir, se lanza conEn su defecto, se verificara dicha día, con toros del D u tra quien le persigue; — sino que tomando parte que de Veragua, lidiados por las cuadriüas del Ecljan© y
activa en la fiesta ¡derribaron dos becerros!, y este Pepe te.
detalle bien merece que los aficionados á tofos se
* •
fijen en él y mediten.
El if> del corriente falleció éa Dos Hermanas (Sevilla),
Nosotros no comentamos el hecho, pero aplaudi- ol Coronel de Infantería retirado, 1). Tomás Gómez de Le—
mos el valor de las iffl§í|£s damas y sus aficiones sacü, padre de\ espada novillero del mismo apellido.
Descanse en paz, y nuestro sincero pésame al diestro
genuinamente españolearnos señoras que, por sir
posición social, tanto inn'ftyen en las commuas evo- mencionado.
luciones de la moda, capfichusa y tirana, buscando
nuevo procedimiento para divertise, han empuñado,
con sus manos finas y delicadas, la tosca y pesada
garrocha, conteniendo con la izquierda, y merced A
la dobíe rienda, los impulsos del noble bruto que
corría desentrenado, saltando obstáculos por el accidentado terreno del cortijo de Cuartos,
* *
Una de las primeras corridas que se lidiarán en Madrid
al empezar la segunda temporada, será la que la Hmpresa
tiene adquirida del reputado ganadero, presbítero D. Agustín Soiís, procedente del Marqués viudo de Salas.
Imp. y Lit. de J. Palacios. Arenal, 37 .—Madrid.
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