Entrada Vienen con alegría, Señor / cantando vienen con alegría, Señor, los que caminan por la vida, Señor, / sembrando tu paz y amor. Vienen trayendo la esperanza / a un mundo cargado de ansiedad, a un mundo que busca y que no alcanza / caminos de amor y de amistad. Iglesia de San Pablo PP. DOMINICOS Tel. 983 351 748 Plaza de San Pablo, 4. Valladolid 29 de junio, 2014. Solemnidad de San Pedro y San Pablo Interleccional El Señor me libró de todas mis ansias Comunión Como brotes de olivo / en torno a tu mesa, Señor, así son los hijos de la Iglesia. El que teme al Señor será feliz, / feliz el que sigue su ruta. Como brotes de olivo / en torno a tu mesa, Señor, así son los hijos de la Iglesia. Y tu esposa en el medio del hogar será como viña fecunda. Como brotes de olivo / en torno a tu mesa, Señor, así son los hijos de la Iglesia. Salida Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene / nada le falta. Nada te turbe, nada te espante, / Solo Dios basta. ¡ Feliz tiempo de descanso ¡ Quien a Dios tiene nada le falta Viene de la pp 1: No es en absoluto una respuesta retórica sino ejemplar que necesita de nuestro apoyo explícito y de nuestra conversión católica, es decir, universal que no puede quedarse en el Papa y en esa minoría misionera que trabaja heroicamente siguiendo a Jesús y que también seguiría siendo heroica sin este Papa. Francisco necesita que le sigan: los cardenales, obispos y laicos así como tantísimas personas de buena voluntad agnósticos o de otras religiones que se sienten removidos por el mensaje y su actitud. Nuestro papa necesita seguidores. Los que ya se impacientan porque Francisco no imprime más celeridad a sus reformas anunciadas, deben reconsiderar qué velocidad han puesto en la conversión de sus propias vidas y en la transformación de sus entornos familiares y sociales. Nos hemos convertido en espectadores de la vida en lugar de sus transformadores, como nos pide el Maestro. ECLESALIA, 19/06/14.- Gabriel Mª Otalora, [email protected] Bilbao. Vizcaya ¿QUIÉN SIGUE A ESTE PAPA? En el latín clásico, papa (del griego páppas), significaba “padre” o ‘”papá”, un término utilizado para referirse a los obispos en el Asia menor y que desde el siglo XI, se utiliza tan solo para designar al Papa de la iglesia católica. Es una buena definición como cabeza de la iglesia porque indica un ascendente amoroso de cuidado y guía incondicional... En el caso de Francisco, pese al poco tiempo que lleva en esta difícil misión, se ha ganado por derecho propio al menos dos consideraciones: la de ser creíble (ejemplar, generador de confianza) y la de su humildad que para nada le impide actuar con audacia evangélica. A la gran mayoría de creyentes y no creyentes nos ha sorprendido por su amor a los más pequeños y por su denuncia profética dentro y fuera de la iglesia. Algunos le piden más celeridad en los cambios que ya ha comenzado de puertas a dentro, mientras que otros asisten con preocupación cada vez que reivindica el evangelio frente a prácticas intolerables, incluidas las del neoliberalismo como sistema injusto a superar. “Esta economía mata”, ha llegado a decir”. Pero la pregunta sigue en pie: ¿quién sigue a este papa? Porque una cosa es aplaudir sus manifestaciones y su coherencia, y otra bien diferente subirse a ese carro incómodo de la coherencia y denuncia profética que implica necesariamente cambios reales en nuestras actitudes y relaciones humanas. Parece como si quisiéramos que Francisco fuese capaz de cambiar las cosas y hasta las conductas humanas pero de manera que no nos salpique mucho. Una especie de admiración la nuestra que se rinde a su capacidad de comunicador que nos transmite lo que Cristo quiere ahora de nosotros, pero deseando encarecidamente que sea él y solo él quien lleva a cabo la colosal tarea de lograr un mundo mejor. Lo que nos gustaría en realidad es que sea capaz de cambiar lo que haga falta pero sin que ello implique nuestra conversión e implicación real en dicha tarea. El papa ha generado montones de titulares sorprendiendo a propios y extraños. Ha cultivado la compasión y la misericordia zarandeando el entramado legal a la manera de Jesús de Nazaret. Nos ha esponjado el camino de la salvación poniendo el acento en la implantación del Reino y su justicia (las dos cosas) para que vuelvan a brotar la alegría de vivir y la esperanza. Los católicos le hemos escuchado entre sorprendidos y admirados... ¿Hemos pasado de ahí? La prioridad de la Iglesia hoy: Francisco responde que “Lo que más se necesita es la misericordia, misericordia y valentía apostólica”. Continúa en pp. 4 “Échate el manto y sígueme”. Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle, se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: “Pues era verdad: El Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos”. Palabra de Dios. Palabra de Dios Hechos de los Apóstoles 12, 1-11. En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo, pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él. La noche antes de que lo sacara Herodes estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: “Date prisa, levántate”. Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió: “Ponte el cinturón y las sandalias”. Obedeció, y el ángel le dijo: Salmo responsorial 33, 2-9. R/. El Señor me libró de todas mis ansias. Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias. Contempladlo y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gustad y ved qué bueno es el Señor; dichoso el que se acoge a él. Segunda carta del Apóstol San Pablo a Timoteo 4, 6-8. 17-18. Querido hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día, y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. ¡A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén! Palabra de Dios. Evangelio según san Mateo 16, 13-19. En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesaréa de Filipo Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Ellos contestaron: “Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”. Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro tomó la palabra y dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.. Jesús le respondió: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!. Porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el Cielo”. Palabra del Señor. ATENCIÓN AL HORARIO DE VERANO: Desde el 1 de julio al 1 de septiembre MISAS: Días festivos: Mañana: 9:30, 12:30 y 13:30 Tarde: 19:30 y 20:30 Sábados y víspera de festivos: Mañana: 8:00 y 13:15 Tarde: 19:30 y 20:30 Diarios: Mañana: 8:00 y 13:15. Tarde: 20:30. Rosario, todos los días: 20:00 h. -------DURANTE EL VERANO SE SUPRIMEN LAS LAUDES, previas a la misa concelebrada, y las VÍSPERAS COMUNITARIAS DE CADA DÍA _________________ Iglesia de San Pablo ----------------------------------------------------