“Decálogo del desarrollo” de Octavio Mavila Medina

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“Decálogo del desarrollo”
de Octavio Mavila Medina
Michelle Arenas González
Dra. Ícela Lozano
Hermosillo, Sonora a 14 de noviembre de 2011
Decálogo del desarrollo
El presente trabajo tratará sobre el libro “El decálogo del desarrollo” de Octavio
Mavilo Medina. Este libro busca ayudar a cambiar la vida de las personas con una
serie de puntos que va desarrollando a lo largo de su contenido. Ayudara a cada
persona a progresar, a obtener mayores beneficios y sobre todo a ser más feliz.
Cada persona que adecue su vida al decálogo del desarrollo, mejorará espiritual y
materialmente además de superarse como persona independientemente del nivel
socio económico en el que se encuentre.
El autor menciona los deseos primarios que tiene toda persona, estos
se
sustentan en el esfuerzo que realizan todos los seres por obtener una mejor
posición en todas sus aspiraciones, sin embargo, debido a la situación que se
presenta en el país la gente no puede progresar porque no gana lo suficiente y no
tiene la oportunidad de cubrir sus necesidades.
La diferencia entre los países pobres y los países ricos no es la antigüedad del
país. Lo demuestran casos de países como India y Egipto, que tienen miles de
años de antigüedad y son pobres. En cambio, Australia y Nueva Zelanda, que
hace poco más de 150 años eran casi desconocidos son hoy, sin embargo, países
desarrollados y ricos.
La mayoría de las personas, alguna vez han estado en un país ajeno. La
impresión que se queda de ese país se queda grabada en la memoria de la
persona y es así como se describe. Hay países extremadamente pobres y otros
muy ricos, sin embargo, no se puede llamar a un país rico solamente por sus
grandes riquezas naturales o materiales, también va incluida la cultura de la gente.
El autor menciona la impresión que se llevo cuando visito Japón, y narra toda la
experiencia que tuvo, como fue conociendo el país, admirando sus autopistas, y
sobre todo la tecnología.
Este lugar le reflejo orden, desde la forma en que los autos circulaban, hasta la
documentación y los archivos de las oficinas.
La limpieza de las calles, los hoteles, restaurantes y el vestir de la gente le
pareció impactante, esta actitud en las personas resalta el país.
Al recorrer la ciudad, se percató de la puntualidad que manejan, todo se cumple
a la hora señalada, cada cita, cada salida del ferrocarril y cada espectáculo
programado.
Todas las personas son responsables en todos y cada uno de sus trabajos, todos
cumplen con sus responsabilidades, nadie abandona ninguna actividad. La
responsabilidad es una de las actitudes más destacadas en la gente de los
países desarrollados.
La mayoría de las personas están tratando siempre de aprender algo más, de
perfeccionarse en su ocupación, pues su deseo de superación siempre esta
presente.
La honradez es una actitud maravillosa en sus pueblos, con gran libertad se
pueden dejar bicicletas y motocicletas en la calle, incluso algunas con paquetes.
Inmediatamente el autor se vio impresionado al ver la forma en que respetan las
personas las filas que realizan, dando su lugar a quien llega primero. El respeto
hacia el derecho de los demás es algo sobresaliente.
El respeto a la ley y a los reglamentos se cumple casi a la perfección, son
pocas las excepciones que confirman la regla. Tanto en las reglas de tránsito
como en el pago de impuestos.
Existen records de trabajadores que durante años asistieron al trabajo sin fallar un
solo día ni llegar un minuto tarde. El amor al trabajo es algo que practican todos
los ciudadanos.
La gente comprende la forma en que se debe trabajar el capital para producir
intereses o dividendos que cada año les permiten ganar más. Este mecanismo
practicado por casi toda la gente en esos países se traduce en un afán por el
ahorro y la inversión.
Con este último punto el autor cuestiona e invita a los lectores, a fomentar estas
10 actitudes para lograr ser un mejor país. El asunto no es ser así cuando seamos
un país desarrollado, sino lograr estas diez actitudes para ser un país
desarrollado.
Es un libro muy interesante, sobre todo pasado en las experiencias de una
persona, que ayudan a comprender la forma en que debemos actuar los
ciudadanos para tener un país mejor, siempre se culpa a los jefes gobernantes y a
los presidentes, pero si cada quien empieza aportando su granito de arena, la
diferencia se va a notar. Poco a poco con actitud se puede lograr ser un mejor
país.
Bibliografía:
“El decálogo del desarrollo” Autor: Octavio Mavila Medina
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