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Capitulo 6.
Pesquería mexicana de Túnidos en el Océano Pacífico
con Buques Cerqueros
Martín Botello Ruvalcaba y Raúl Villaseñor Talavera
Dirección General de Ordenamiento Pesquero y Acuícola. CONAPESCA. Camarón Sábalo s/n esq.Tiburón,
Fracc. Sábalo Country Club. C.P. 82100, Mazatlán, Sinaloa.
Resumen
La pesquería de túnidos con redes de cerco está en niveles cercanos al máximo sostenible. Se aprovecha
de manera intensiva el atún aleta amarilla, complementariamente el barrilete y recientemente el atún
aleta azul. Los esfuerzos técnicos, regulatorios y operacionales de la flota para disminuir, y prácticamente
eliminar la mortalidad incidental de delfines han sido exitosos. Sin embargo, la mortalidad de juveniles en
la pesca de cardúmenes no asociados a delfines, puede causar una baja en el Rendimiento Máximo
Sostenible (RMS) y efectos sobre otras especies pelágicas. Un objetivo a corto plazo es continuar la
perspectiva de manejo orientándose a mantener el RMS, disminuir la mortalidad de atunes juveniles y
mejorar su control, mantener los niveles de captura incidental de delfines, disminuir la mortalidad asociada
a la captura incidental de otros recursos en operaciones de pesca sobre objetos flotantes y brisas así
como la mortalidad sobre Atún Aleta Azul y establecer alternativas ecosistémicas como medidas de
largo.
1. Introducción
La pesca de túnidos (atunes y especies afines) constituye un conjunto de importantes pesquerías en todos los
océanos del mundo. La producción sobrepasa tres millones de toneladas métricas anuales, de las cuales se
extrae aproximadamente el 65 % del océano Pacífico, tanto por pesca industrial, semi-industrial, como
artesanal. En la producción mundial, la especie más importante es el barrilete (Katsuwonus pelamis) con una
contribución de 45 a 49%, pero otras especies alcanzan mayor valor comercial por su calidad y demanda en
el mercado. En años recientes el atún aleta amarilla (Thunnus albacares) ha contribuido con el 32%, el
patudo (T. obesus) con 10%, el albacora (T. alalunga) 6% y el atún aleta azul (T. thynnus) 3%. En el
Océano Pacífico Oriental (OPO) se captura aproximadamente el 13% del total mundial de túnidos y se ha
enfocado históricamente a la producción de atún aleta amarilla capturado con redes de cerco, que ha
representado en los últimos 10 años, el 60% de la producción en esa zona, interviniendo barcos de 16 países,
principalmente de México, Ecuador, Panamá, España y Colombia. La flota mexicana es la más importante
por su capacidad de pesca, eficiencia tecnológica y ambiental y por su capacidad de carga o acarreo.
La pesquería de túnidos utilizando buques cerqueros en aguas de la actual Zona Económica Exclusiva (ZEE)
de México, comenzó a fines de los años veinte (1927) con embarcaciones extranjeras, incorporándose barcos
de bandera nacional a partir de 1950 para desarrollar una flota cerquera que pasó de 11 unidades en 1970 a
88 en 1985 (Polanco et al., 1987), siendo en la actualidad 69 buques cerqueros, con una variación del 5%
bianual, lo que constituye más del 70 de las unidades de pesca reconocidas regionalmente por la Comisión
Interamericana del Atún Tropical (CIAT). La planta industrial, la capacidad portuaria y las utilidades por
exportación también se incrementaron en ese periodo, lo cual está relacionado con la producción.
Los procesos de captura se llevan a cabo principalmente en aguas oceánicas de la parte central de la ZEE,
frente a la costa occidental de la península de Baja California, cerca de la entrada del Golfo de California,
alrededor de las islas Revillagigedo y afuera de la ZEE en aguas internacionales entre los 30º de Latitud Norte
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y los 10° de Latitud sur y hasta aproximadamente los 140º de Longitud Oeste (Figura 1), incluyendo el Golfo
de Tehuantepec. Esta pesquería ocupa el segundo lugar en producción de captura y en valor a nivel nacional,
después de los pelágicos menores y del camarón, respectivamente. El atún aleta amarilla constituye entre 75%
y 90% de la captura anual; el barrilete contribuye actualmente con más del 25%, mientras que las otras
especies conforman menos del 5%, registrándose en los últimos años una captura importante de atún aleta azul
para abastecer la demanda de maricultura en la región noroeste de México. Estos porcentajes varían en
función de la intensidad de pesca, condiciones oceanográficas interanuales, abundancia de las especies y
efectos del mercado.
Figura 1. Área de Regulación de la Comisión del Aleta Amarrilla (ARCAA)
conforme a la clasificación de pesquerías de atún aleta amarilla asociado a delfines,
para efectos de evaluación de la CIAT.
A pesar de su importancia regional y alta eficiencia, la pesquería y el sector conexo ha sido afectada por la
imposición de embargos por parte de EUA. No obstante, la pesquería se ha mantenido básicamente por el
abasto de la producción para consumo nacional, cada vez mayor demandante de este producto en diversas
presentaciones.
2. Biología Pesquera
Los túnidos pertenecen a la familia Scombridae que agrupa a 49 especies, que en su mayoría son epipelágicos
marinos y grandes nadadores que realizan también largas migraciones alimenticias y reproductivas agrupados
en cardúmenes, lo que los caracteriza por ser prácticamente cosmopolitas, aunque existen diferencias entre las
especies por las preferencias de temperatura, que determinan patrones de distribución regional, superficiales y
por profundidad.
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Este grupo de peces incluye a cuatro géneros con una característica única entre los teleósteos: poseen un
sistema de contracorriente circulatorio para el intercambio y retención de calor metabólico, lo cual les permite
tener una temperatura más alta que el agua circundante (Collette, 1978). El mecanismo de termoregulación
además de permitirles mantener un nivel adecuado de actividad metabólica, les da la posibilidad de extender
su hábitat: el atun aleta amarilla se distribuye en aguas tropicales y subtropicales entre los 40° de Latitud
Norte y sur, en un rango de temperaturas de 18°C a 31°C, pero constituye en el Océano Pacífico Oriental
tropical (OPO) una población bien diferenciada de otras del O. Pacífico. Su distribución vertical parece estar
afectada por la estructura térmica del agua, generalmente por arriba de la termoclina. (Cole, 1980, Collette y
Nauen,1983). Alcanzan una longitud furcal de hasta 200 cm, con un peso máximo es de 178.5 Kg, siendo el
intervalo de talla de 40 a 160 cm y el peso promedio de 20 Kg en la captura comercial. Esta especie se
reproduce todo el año, pero existen registros de su diferenciación reproductiva zonal y por época (Cole,
1980), registrándose dos épocas de reproducción claramente marcadas en abril-mayo y de octubre a diciembre.
El desove del atún aleta amarilla se realiza en aguas tropicales y subtropicales neríticas, en donde se desarrollan
los huevos y las larvas que son planctónicos; otros túnidos desovan en aguas oceánicas y tienen una amplia
dispersión de huevos y larvas. Algunos valores de los parámetros que reflejan su biología pesquera, entre
ellos los de crecimiento, fecundidad y potencial reproductivo, incluyendo la época reproductiva y zona de
desove se presentan en la Tabla 1 en donde se comparan con los de otros túnidos del Océano Pacífico,
incluyendo algunos con poblaciones enlistadas como vulnerables como el patudo (Thunnus obesus).
Los organismos adultos son depredadores activos que se alimentan de grandes presas, pequeños peces,
crustáceos y calamares, existiendo una dieta preferencial respecto a la talla y edad de los individuos. Las
presas más frecuentes son langostilla (Pleuroncondes planipes) en más de 50%, cefalópodos como Argonauta
spp (25 %), así como peces Vinciguerria spp y Auxis thazard y Auxis spp. La dieta de los organismos de
menos de 70 cm de longitud furcal está conformada por peces y cefalópodos, en tanto que los organismos de
mayor talla consumen un mayor espectro trófico, con excepción de los ejemplares adultos de más de 145 cm
de longitud furcal, cuya dieta predominante son crustáceos pelágicos. Recientes estudios sobre la homogeneidad
y variabilidad genética de fracciones poblacionales del atún aleta amarilla capturado al norte y al sur del
Ecuador en el O. Pacífico oriental muestran diferencias estadísticamente significativas, que podrían considerarse
como evidencia de una estructura genética diferenciada del atún aleta amarilla en el Pacífico oriental, lo cual
también está relacionado con nuevas evidencias de limitados movimientos migratorios de las fracciones
poblacionales distribuidas en el OPO, pero se requieren mayores estudios, aplicación de nuevas técnicas y
mayor cobertura de los mismos. Otro aspecto poco claro es la relación parentela-progenie, ya que aunque
debiera existir dependencia entre la biomasa de reproductores y el reclutamiento, no se ha encontrado una
relación directa o dependiente.
El barrilete (Katsuwonus pelamis) tienen una mayor distribución presentando tallas frecuentes de 30 a 80
cm, con máximo de 108 (Tabla 2); se alimenta de eufásidos (Nyctiphanes sp) y pequeños crustáceos pelágicos
como la langostilla. Esta especie tiene una amplia zona de reproducción y desove en las aguas neríticas
tropicales, alcanzando los valores más altos de fecundidad y potencial reproductivo por la edad más temprana
y cantidad de huevos por desove respecto a otros túnidos, como puede apreciarse en la Tabla 3. En el
Pacífico Oriental Tropical, se localiza una amplia dispersión de huevos y larvas desde el Golfo de California,
hasta el Golfo de Tehuantepec en México y en el Golfo de Fonseca.
Finalmente en biología pesquera de los pelágicos menores aprovechados en el OPO, destaca para
consideración en manejo pesquero que ha existido un efecto de la pesca asociada a FAD (Dispositivo para
la agregación de peces, por sus siglas en inglés) en las poblaciones de patudos en el sur del OPO, principalmente
por la captura de juveniles.
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126
Secretaría de Pesca, 1994. B Bianchi et al.1999. C Blackburn y Serventy, 1981. D SAGARPA, 2006. E Collette, 2001. F Collette, 1986. G Collette y Nauen., 1983. H
FAO, 1994. I IGFA, 2001. J Kailola et al., 1993. K Le Guen y Champagnac,1968. L Nikaido et al., 1992. M www.fishbase.org. Nwww.iattc.org/AchotinesLab
/Feeding-and-growth-rateSPN.htm Ñ www.caranx.net/especies_melva.htm, O www.fao.org/figis/servlet/species?fid=2491, P Myers, Blanchard y Thompson. 1990. Q
Myers, Bridson y Barrowman. 1995.
A
Tabla 1. Algunos parámetros de la biología pesquera de especies de túnidos en el Océano Pacífico
Tabla 2. Tallas y pesos máximos, frecuentes en las principales especies de túnidos
Tabla 3. Valores del potencial reproductivo de las principales especies de túnidos
El patudo (T. obesus) es escaso en las capturas de la flota cerquera, aunque tiene una amplia distribución en
aguas tropicales principalmente oceánicas. Está considerado con un recurso en situación de riesgo, dado que
su población es vulnerable a los efectos ambientales y de la pesca. Se ha estimado, observado o inferido una
reducción significativa de su población a partir de los indicadores de abundancia específicos y de los actuales
niveles de explotación (www.fishbase.org). Esta especie alcanza tallas hasta de 180 cm, siendo frecuentes las
de 70 a 180 cm; también presenta un periodo reproductivo serial, alcanzando la edad de madurez sexual a los
3 años y 100 cm de talla, con un amplio intervalo de fecundidad que va de 4 a 60 millones de huevos en
función de la talla y edad. El albacora (T. alalunga) es una especie cosmopolita más frecuente en mares
subtropicales y templados; presenta una talla máxima de 127 cm, pero es más frecuente en el intervalo de 40
a 100 cm en la captura comercial; tiene un menor potencial reproductivo que otras especies de túnidos
alcanzando la madurez sexual a los 5 años de edad y 90 cm de longitud furcal, llegando a desovar de 2 a 3
millones huevos anuales.
El atún aleta azul (Thunnus thynnus), alcanza mayor tamaño con tallas promedio de 200 cm y máxima de
hasta 300 cm (Tabla 2); presenta migraciones transpacíficas hasta llegar a las costas de Baja California entre
junio y septiembre; su biología y ecología ha sido menos estudiada, pero diversas investigaciones dan cuenta
de que hay una sola población que desova en el sur de Japón. Los ejemplares adultos pueden poner hasta 10
millones de huevos por temporada. Los hábitos alimenticios del atún aleta azul implican la búsqueda de presas
tanto de peces como moluscos, de hecho la principal presa encontrada en ejemplares de esta especie, en
aguas frente a la costa occidental de la península de Baja California, incluye alrededor del 70% de calamar
gigante (Dosidicus gigas), además de pelágicos menores principalmente macarela (Scomber japonicus) y
anchovetas en 10%, langostilla (7 a 9 %) y otros crustáceos (hasta 5 %).
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3. Estadística de la producción
En el OPO (en donde participan 16 países), México y Ecuador capturan cerca de 50 % de Atún Aleta
Amarilla y más del 75% de Barrilete. Aunque en México, la pesca artesanal data de épocas ancestrales, la
pesca industrial del atún tuvo sus orígenes en California en 1903, debido al enlatado del albacora, pero como
su captura era accesible sólo durante verano y otoño y la demanda de la industria iba en aumento, en 1916 se
inició el procesamiento de atún aleta amarilla, y posteriormente de barrilete, extendiéndose la pesca a las
costas de California y a Baja California, en donde el atún aleta amarilla y el barrilete se encontraban en mayor
abundancia. En México, la captura comercial de atún se inició en el año de 1927, poco después de que fue
establecida en 1923 la planta empacadora de Cabo San Lucas, destinada en principio a procesar el producto
de los barcos vareros de la flota californiana. Para 1940 había sólo cuatro barcos atuneros (vareros);
posteriormente en 1958, se estableció la empresa Atún Mex en Ensenada, B. C., para dedicarse a captura y
procesamiento del atún (Pedrin, 1962). La pesquería de túnidos por la flota cerquera con embarcaciones de
altura, de bandera mexicana empezó formalmente a finales de los 60’s, pero fue en los años 80’s en que
alcanzó la mayor cobertura de operaciones oceánicas.
La producción de atún aleta amarilla obtenida en el OPO por las flotas de todos los países participantes
experimentó un rápido crecimiento alcanzando en 1989 un máximo de 289,375 t que luego descendieron a
218,387 t en 1994, con un promedio anual cercano a los 242,200 t. Para 1998 fue de aproximadamente
256,600 t (CIAT, 1999a). La producción obtenida por la flota de bandera mexicana en el OPO también
creció pasando de unas cuantas decenas de toneladas en 1970, a 168,000 t en 1997, año que había sido
considerado como el de máxima producción, hasta que en 2003 se capturaron 183,000 toneladas de túnidos
en peso vivo (Figura 2), constituyendo la captura récord no obstante que hubo indicios de desabasto para la
capacidad instalada de la industria. De esa captura, el atún aleta amarilla conforma la mayor parte presentando
un registro con fluctuaciones que, a su vez, determinan las variaciones de la producción total de túnidos
(Figura 3). Para el periodo que comprende los últimos 10 años, la producción anual promedio de atún aleta
amarilla es de aproximadamente 117,000 toneladas, lo cual contrasta con los volúmenes de captura de las
otras especies que representan en promedio menos del 16% (Figura 4). Sin embargo, para el 2007, la producción
fue de alrededor de 78,000 toneladas lo que implicó la importación de materia prima para mantener la producción
de la industria procesadora.
Actualmente la producción presenta un descenso significativo que podría llegar en los próximos años al 30%
(Punsly et al., 1994), debido a una combinación de efectos oceanográficos y de interacciones poblaciones en
el ecosistema, fluctuaciones poblacionales intrínsecas y de pesca, especialmente por la captura de atunes
juveniles. No obstante se han mantenido los valores de captura por unidad de esfuerzo (CPUE) por zonas
principales de pesca, así como mortalidades de delfines por debajo de los niveles establecidos en los límites de
mortalidad de delfines (LMD). La mortalidad de delfines es un parámetro variable en función de las condiciones
oceanográficas de la zona de pesca, el tamaño y condiciones de las agrupaciones de delfines sobre la cual se
hace el lance y principalmente la pericia de los técnicos de pesca, capitán y tripulantes, así como de las
medidas técnicas adoptadas durante el cerco para la liberación de los delfines.
Estas capturas se llevan a cabo principalmente bajo la modalidad de “lances sobre delfines” (más del 85% de
las operaciones de pesca y entre 2004 - 2007 alrededor del 90% de los lances), “lances sobre brisas” (<10%
de lances) y en menor medida “lances sobre objetos flotantes” (<3% de lances). Esto implica que en la
producción de esta pesquería mexicana a diferencia de las flotas de otros países con menor eficiencia ecológica,
la mayor parte de la producción esté soportada por organismos adultos de alrededor de 20 Kg/individuo.
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Figura 2. Producción nacional histórica de túnidos y producción de túnidos en la ZEE
frente al litoral del O. Pacífico (en toneladas)
Figura 3. Producción de túnidos de la flota cerquera mexicana en el O. Pacífico Oriental durante
el período 1995- 2007: a) Producción total del litoral y producción de atún aleta amarilla,
b) Producción de atún aleta azul, barrilete y bonito
fuente:Anuarios Estadísticos de Pesca, SAGARPA).
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Figura 4. Producción promedio anual de las principales especies de túnidos en el OPO
durante el periodo de 1995 a 2007 (fuente: Anuarios Estadísticos de Pesca, SAGARPA).
4. Recursos pesqueros
Además del barrilete, atún aleta amarilla, bonito y más recientemente atún aleta azul, también son capturados
por las operaciones con redes de cerco otras especies de túnidos, como el patudo y el albacora. En la figura
5 se presenta información técnica de la CIAT en donde se reconoce a partir de datos históricos y para toda la
temporada de pesca, “extensiones espaciales de las pesquerías” (zonas de pesca) para efectos de la estimación
de los stocks de túnidos en el OPO, en donde ocupa una amplia cobertura la flota mexicana: Además de las
extensiones identificadas para las operaciones de pesca relacionadas con la asociación atún-delfín, se reconoce
una amplia zona de pesca sobre patudo, patudo asociado a delfines y barrilete (a), captura de todas las
especies sobre objetos flotantes (b) y capturas “no asociadas” de atún aleta amarilla y barrilete (c).
La captura de atún aleta azul en comparación con la captura de atún aleta amarilla es escasa en volumen y
ocurre desde mediados del año hasta octubre, debido a su mayor presencia y disponibilidad, representando
interés para fines de cultivo por lo que se captura vivo en operaciones de pesca sobre brisas, frente a las
costas de la península de Baja California entre los 20° y 32° N y entre 110° y 120° O, desplazándolo a las
zonas de maricultura. Las capturas son mayores entre abril y junio, incrementándose en función de la latitud
conforme transcurre el segundo semestre del año y hay disponibilidad del recurso por su migración transpacífica.
En el OPO los cardúmenes de tallas grandes de atún aleta amarilla se encuentran asociados particularmente al delfín
manchado (Stenella attenuata), delfín tornillo (S. longirostris) y delfín común (Delphinus delphis); es por eso que
la mayor parte de las operaciones de pesca de la flota mexicana se realizan sobre cardúmenes identificados a partir
de la presencia de agrupaciones de delfines, cubriendo una amplia zona de pesca (Figura 6). Las causas de la
asociación atún-delfín se constriñen hasta donde se sabe a conductas de beneficios mutuos en ejemplares
adultos, especialmente en los aspectos alimenticios y de protección del cardumen y agrupación de delfines.
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Figura 5. Áreas de pesca de túnidos en el OPO de acuerdo a la clasificación de la CIAT para efectos de
evaluación de los stocks y la relacion entre grupos de especies (las divisiones delgadas corresponden
a subzonas, excepto para pesca asociada a delfines, que abarca toda el área).
Algunas hipótesis (como la de González - Mandujano, 1989), pueden reformularse en lo siguiente:
1. Concurrencia por hábitos alimenticios similares del atún aleta amarilla y del delfín manchado (Stenella
attenuata) y oportunismo del atún y su habilidad para aprovechar la detección de cardúmenes de
presas por parte de los delfines. Sin embargo, se ha comprobado que los hábitos alimenticios del atún
aleta amarilla y de los delfines con los que se asocia pueden ser diferentes. En un estudio de contenido
estomacal de atunes y delfines (Galván-Magaña y Olson, 1998), se encontraron estómagos vacíos y
otros llenos a diferentes horas del día.
2. Protección contra depredadores al asociarse atunes y delfines de tallas similares, lo que disminuye la
probabilidad de ataque de tiburones y orcas. Se asocia a la idea de que para los delfines el cardumen
de atún serviría como un “falso fondo” en aguas profundas, lo que daría seguridad a la agrupación de
delfines.
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Figura 6. Zonas de Pesca de la flota atunera mexicana utilizando redes de cerco en el OPO.
La pesca de cardúmenes de atún asociados con delfines se considera altamente selectiva por capturar
principalmente atunes aleta de tallas grandes que se han reproducido. Este es uno de los factores que determinan
la sustentabilidad del aprovechamiento de los túnidos. Otros factores importantes que se relacionan con la
sustentabilidad de la pesquería son los bajos niveles de descarte de atunes juveniles u otras especies,
mantenimiento del empleo, tanto en flota como en procesos industriales, producción y su contribución alimentaria
a la población mexicana, mayor valor en el mercado de exportación, medidas de protección de delfines y
escasa mortalidad de los mismos por lance.
Los estudios sobre evaluación de stocks de delfines en la zona tropical del Océano Pacífico Oriental demuestran
que sus poblaciones se encuentran estables, sin presentar ningún indicio de declinación a causa de la mortalidad
incidental ejercida por la flota atunera cerquera internacional. De los delfines que caen en redes de cerco, más
del 99.9% son liberados y la tasa de mortalidad de delfines de la flota mexicana es menor a 0.12 delfines
muertos por lances efectuados con delfines encerrados. Esta cifra es la menor registrada por otras flotas,
incluso a la mortalidad por lances impuesta por los E.U. Por otra parte, las operaciones de cerco asociadas
a objetos flotantes, están relacionadas con un mayor número de atunes juveniles que tienen menor valor
comercial, captura de otros pelágicos como tiburones (tiburón sedoso (Carcharhinus falciformis) y punta
negras (Carcharhinus limbatus)), picudos, dorados, petos, jureles e incluso tortugas marinas, que en su
mayoría son devueltos al mar. En general los ejemplares son de menor tamaño que los encontrados en otras
operaciones de pesca de túnidos (como en lances sobre brisas y en palangres), como en el dorado (Coryphaena
hippurus), macarela caballa (D. macarellus), peces de la familia Kyphosidae (Sectator ocyurus, Kyphosus
elegans, K. analogus), entre otros. Asimismo, las tasas de captura incidental de picudos por lance, son
mayores respecto a la incidentalidad en operaciones sobre brisas, lo cual explica parcialmente que existan
diferencias significativas en cuanto a especies y tallas por tipo de lance y zona de pesca.
En el caso de pesca de atún sobre cardúmenes libres, el problema de los descartes y captura incidental es
significativo y tiene efectos sobre descartes (desperdicio económico) e impactos en el ecosistema. Según
Punsly et al. (1994) la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) estimó que si se aplicara la pesca de
atún únicamente sobre objetos flotantes y cardúmenes libres, se induciría un daño a la población de atún de
aleta amarilla y al ecosistema en su conjunto, además del correspondiente perjuicio económico.
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En general, los indicadores de los stocks de túnidos presentan valores que permiten diferenciar su estado de
aprovechamiento: El atún aleta amarilla en el océano Pacífico tropical oriental está aprovechado muy
próximamente del nivel del Rendimiento Máximo Sostenible (RMS), que se ha estimado es de 369,000 t
anuales (CNP, 2006), lo cual contrasta con las estimaciones de RMS en la década de los 70’s, que eran de
alrededor de 170,000 t, sin embargo, algunos modelos de estimación del RMS considerando los resultados
de modelos de biomasa en equilibrio, no toman en cuenta la estructura de la población (Figura 7), ni los
efectos de las capturas de organismos juveniles, cuya mayor proporción se ha registrado en los últimos años.
No obstante que el estatus del atún aleta amarilla indica que se está aprovechando cerca del nivel máximo
sustentable, podría aumentarse la productividad de la pesquería si la captura se orientara a organismos de talla
cercana al rendimiento máximo por recluta.
Figura 7. Estructura poblacional en tallas del atún aleta amarilla capturado entre 1996 y 2006
en el OPO (a) y barrilete capturado en la misma área entre 2000 y 2006.
Los valores horizontales están en centímetros de longitud
y los verticales en toneladas métricas estimadas.
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Tabla 4. Crecimiento y abundancia
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En la Tabla 4 se presenta una síntesis de información de crecimiento y abundancia de las principales especies
de túnidos del OPO. El atún patudo se encuentra en situación de vulnerabilidad, dado que sus stocks están
sobreexplotados. En el caso del atún aleta azul no se tiene una estimación de RMS pero la captura de la flota
mexicana depende en gran medida de las condiciones oceanográficas. Para el barrilete, se ha estimado potencial
de explotación debido a su disponibilidad actual, pero algunas evaluaciones indican tendencias decrecientes
de mantenerse los niveles de aprovechamiento, ya que se ha convertido en los últimos años en la especie
objetivo de los buques que pescan sobre objetos flotantes. La pesca de la flota cerquera mexicana sobre
cardúmenes asociados a palos es insignificante (alrededor del 3% de los lances) y los descartes de atún juvenil
son mínimos. A diferencia del atún aleta amarilla, que cumple su ciclo de vida en el Pacífico oriental, el barrilete
no es residente en esta zona, influyendo su presencia en los niveles estacionales de captura. No se dispone de
suficientes estimaciones sobre el tamaño del stock.
5. Oceanografía pesquera
No obstante su característica de adaptabilidad termoreguladora, la abundancia de los túnidos está determinada
por una serie de factores del ecosistema, entre ellos las perturbaciones climáticas como el fenómeno “El NiñoOscilación del Sur” (ENOS), la disponibilidad de alimento y las condiciones de desarrollo larvario que determinan
las probabilidades de supervivencia. Se ha registrado que dos años posteriores a cada uno de los eventos de
El Niño entre 1969 y 1983 ha habido reclutamiento de atún aleta amarilla superior al promedio en el Océano
Pacífico Oriental (Jap. Soc. Fish. Ocean., Bull. 53). Es tal el efecto ambiental, que existe la hipótesis de que
las tasas de captura en el Pacífico Oriental disminuyeron a causa de condiciones anómalas del Océano en el
periodo 1982-1993, lo cual también puede estar asociado a los efectos de la pesca intensiva, particularmente
de fracciones poblacionales juveniles por parte de flotas de otros países que pescan mediante el método de
lances sobre brisas y objetos flotantes.
La influencia de variables ambientales en las capturas de atún aleta amarilla a partir de la relación de los datos
de captura por unidad de esfuerzo (CPUE) considerada como captura por lance, y la información y datos
ambientales obtenidos por percepción remota satelital en el periodo de 1985 a 2006 (Figuras 8 y 9), analizados
usando modelos aditivos generalizados indican una mayor actividad de la flota en los límites de las zonas norte
y sur de la pesquería en Latitudes mayores a los 5°N y desde las aguas costeras hasta los 140°O entre 1985
y 1999 y posteriormente mayor actividad productiva en las proximidades de las Islas Revillagigedo y Clarión,
respecto de zonas netamente oceánicas entre 1990 y el 2006. También las capturas se pueden agrupar debido
a los efectos ambientales: el atún aleta amarilla, barrilete, patudo y barrilete negro; disminuyeron en años
cuando se presentó la fase caliente de ENOS, en tanto que el bonito, atún aleta azul y el albacora aumentaron.
En los años con presencia de la fase fría del ENOS el comportamiento se invierte. Esto tiene su posible
explicación en la influencia ambiental sobre langostilla, calamar y pelágicos menores.
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Figura 8. Distribución promedio de captura en el verano, en relación con la temperatura
superficial del agua de mar ponderada para años consecutivos: a) Promedios de captura
en septiembre de 1986 y 1987, b) Promedios de captura en agosto de 1989 y 1990.
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Figura 9. Distribución promedio de captura en invierno, en relación con la temperatura superficiales
del agua de mar ponderada para años consecutivos: a) Promedios de captura en febrero
de 1985 y 1986, b) Promedios de captura en febrero de 1990 y 1991.
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6. Sistemas de captura
Régimen de pesca, métodos y técnicas de captura.
La pesquería de túnidos por la flota cerquera con buques de altura de bandera mexicana, empezó formalmente
a finales de los años 60’s con un tonelaje bruto (GT) total de 46,000 t y una alta eficiencia a la cual contribuyeron
la invención y uso de la pasteca hidráulica, el desarrollo de las fibras sintéticas y el mejoramiento de los
sistemas de refrigeración (Mcneely. L. R., 1961), así como al ingreso de nuevos buques o a la sustitución de
buques. Entre 1970 y 1998 los requerimientos de la flota originaron una rápida evolución técnica en cuanto a
dimensiones principales y maquinaria pesquera, registrándose incrementos en sus principales relaciones de
dimensión y tecnología de equipo electrónico, de navegación y comunicación. En los años 70’s las embarcaciones
presentaban una eslora principal (Loa) de 54 m, para los 80’s se registró un valor máximo de 61.7 m; a finales
de los 80’s se registró un Loa de 68.1 m. En cuanto a la potencia nominal de la maquina principal, cambió de
cerca de los 2,900 ps en los 70’s a cerca de 3,900 ps en los 90’s. También la capacidad de tiro de los winches
principales y de la polea viradora creció en ese mismo período, pasando de 19,800 Kgf a 24,000 Kgf para
el winche y de 17,400 Kgf a 27,000 Kgf para la polea viradora (Polanco et al., 1987; Flores y Machii, 1997).
Las fluctuaciones del GT total están relacionadas, en los años 80’s, con el traslado de parte de la flota al
Pacífico Occidental en 1982 y su reincorporación al Pacífico Oriental en 1985, así como con el ingreso de
nuevas embarcaciones en 1987 (Secretaría de Pesca, 1993). En la década de los 90’s y hasta el 2006, el
número de embarcaciones y el GT total han sufrido cambios, pasando de 77 embarcaciones en 1990, a 56 en
1994 y a 69 en 2006, incluyendo a los buques transportadores de atún vivo para cultivo. No obstante ello, el
registro de la capacidad total de acarreo de la flota nacional se ha mantenido prácticamente constante (Figura
10).
Figura 10. Número de buques atuneros cerqueros activos de la flota mexicana con capacidad
de acarreo de entre 170 y 1,270 t
La temporalidad de la pesca y la rehabilitación de los buques estaban condicionadas a programas
gubernamentales de operación de flota hasta inicios de los 90’s. Hasta 1999, la flota atunera cerquera operaba
prácticamente todo el año, incluso en aguas internacionales distantes, pero en los últimos años y especialmente
desde 2003, ha operado entre los meses de enero y octubre, atracando para dar lugar a la veda de invierno.
138
El sistema de captura como infraestructura y método de pesca (Figura 11), se basa en embarcaciones de
altura de mediano y gran porte, equipadas con redes de cerco y con 5 a 8 embarcaciones menores de apoyo
como unidades auxiliares conocidas como “lanchas rápidas”, y eventualmente helicópteros, y se caracterizan
por disponer de un subsistema de frigorífico moderno. El buque cerquero actual tiene autonomía para la pesca
de cuatro meses o más; está impulsado por motores diesel de 2,875 a 3,900 HP que le permiten desarrollar
velocidades de más de 9 m/s (18 nudos). En la Tabla 5 se presenta la evolución de las características técnicas
de los buques que operan con una tripulación aproximada de 25 personas.
La red de cerco mide entre 1,000 y 1,550 m de relinga superior y más de 180 m (100 brazas) de altura de
trabajo, y está constituida por varias secciones de paño de red (de 12 a 18 paños de profundidad que va de
132 a 190 m) de acuerdo al tamaño y capacidad de la embarcación. Adicionalmente cuenta con un paño más
fino conocido como “paño de protección”, que tiene el objetivo de contribuir a disminuir la captura incidental
de delfines. Este paño tiene una malla de 3.1 cm (1 ¼ pulg.).
La flota de bandera mexicana utiliza tres técnicas de captura: lances sobre delfines, lances sobre objetos
flotantes y lances sobre brisas. De ellas, los lances sobre delfines, son los más aplicados en la actualidad (Tabla
6) y han resultado altamente eficientes en cuanto a rendimientos, por estar asociadas las agrupaciones de
delfines a cardúmenes de atunes que presentan tallas mayores que las que tienen los organismos de cardúmenes
asociados a objetos flotantes y a pesca sobre brisas. Para capturar un cardumen identificado como de interés
por el técnico de pesca, una vez detectado por los medios visuales y electrónicos, en algunas embarcaciones
con apoyo aéreo (helicóptero), se lanza la red formando un semicírculo, que se transforma en encierro completo
cuando la relinga inferior provista de anillas por las que pasa un cable llamado jareta, es reducida cerrando la
red. De esta forma queda atrapado el cardumen de atún, el cual es posteriormente subido y depositado en las
bodegas de refrigeración a base de salmuera y mantenido a una temperatura aproximada de –17º C. Durante
el proceso que se realiza a luz de día (el cerco más vespertino debe hacerse antes de media hora previa a la
puesta de sol), se llevan a cabo varias acciones por parte de la tripulación, para asegurar una buena captura y
la liberación de los delfines, tal como la verificación de la adecuada colocación del paño protector (antes se
utilizaba uno conocido como Paño Medina) en la red, la maniobra de retroceso (Figura 12) y el rescate
obligado de delfines que no hubiesen podido escapar de la red durante la maniobra de retroceso.
139
140
Figura 11. Componentes del sistema de pesca de cerco
141
Tabla 5. Evolución de las características de los buques cerqueros mexicanos en comparación con los de EUA (adaptado de Flores y Machii, 1997)
Tabla 6. Variación en el uso de técnicas de captura de la flota atunera mexicana
entre 1990 y 2006 en porcentajes ponderados (0.5) y sus efectos en la captura
Debido al desarrollo tecnológico y a una serie de medidas de ordenación, la captura incidental y la mortalidad
de delfines se ha reducido a niveles que los hacen tanto poco significativos para sus poblaciones, como
estadísticamente no representativos. La tecnología desarrollada en el uso del paño de protección, maniobras
de liberación (maniobra de retroceso, uso de lanchas rescatadoras y acciones de nado para liberación), uso
de artefactos (reflectores, bengalas, etc.) han permitido la reducción de la mortalidad de delfines por lance de
pesca, lo cual constituye un gran éxito en la pesca responsable
142
Figura 12. Operación de encierro de cardumen de atún en lance sobre agrupación de delfines:
Movimiento de las lanchas rápidas (a), inicio de largado de la red (b), encierro (c y d),
maniobra de retroceso (e) y esquema de liberacion de delfines
(f). Adaptado de Villaseñor et al. 1995)
143
7. Procesamiento
A nivel mundial la producción de preparaciones y conservas de tuúnidos tiene una participación de entre 40 y
45%. En orden de importancia le siguen los túnidos congelados: bonitos (20%), túnidos diferentes al aleta
amarilla (14%), atún de aleta amarilla (13%), Patudo (5%) y atún azul de captura (3%). Los atunes refrigerados
originados por las flotas artesanales no alcanzan el 1%. En México, aunque el atún se descarga congelado en
salmuera, la mayor parte de la producción se destina al procesado para preparaciones y conservas que tienen
como destino el consumo nacional, particularmente el atún enlatado en presentaciones que en promedio tienen
170 gr en peso neto y 120 gr en peso drenado, la cual se ha constituido por la demanda del mercado nacional
en la principal modalidad de presentación y venta. A diferencia de la producción mundial, en donde se destina
hasta un 45% de la misma a las preparaciones y conservas, en México más del 70% de la producción se
destina al enlatado para consumo humano, existiendo otras presentaciones en latas de mayor tamaño, incluso
“lonjas de atún fresco, congelado o ahumado para unas cuantas semanas de “vida de anaquel” y apenas entre
el 18 y 24 % se exporta en diversas modalidades de producto, principalmente congelado.
Los principales puertos de descarga y procesamiento son Mazatlán, Sin. (área geográfica principal), seguido
de Manzanillo, Col. y Puerto Madero, Chis. Estos puertos han acumulado más del 70% de las descargas. La
industria procesadora se encuentra instalada en dichos lugares, así como en Ensenada, B.C., La Paz, B.C.S.
En Mazatlán se procesa más del 50% de la producción en 1998. La eficiencia en términos de producción
obtenida, se incrementó de un 55% en 1989 hasta 74% en 1998, año a partir del cual se ha mantenido con
pequeñas fluctuaciones.
A principios de los 80’s, la industria enlatadora estaba integrada por 16 plantas, con una capacidad instalada
de 460 tm/turno de ocho horas, es decir de 110 mil toneladas anuales. En 1986 las plantas registradas eran 18,
con una capacidad disponible de 668 tm/turno de horas, correspondientes a una capacidad anual de 167 mil
toneladas de manejo de producto. Entre 1992 y 1995, se incrementó en forma considerable la producción de
las plantas enlatadoras mejorando su eficiencia y rendimiento, sobresaliendo las plantas ubicadas en Mazatlán
que crecieron en un 65%, en tanto que otras plantas del país tuvieron una reducción de hasta 30%. Actualmente,
se cuenta con una infraestructura de procesamiento con 20 plantas enlatadoras para procesar alrededor de
200 t/hora.
Entre 1980 y 2004, la producción de atún aleta amarilla enlatado ha crecido de 20,000 toneladas hasta llegar
a más de 70,000 toneladas, existiendo algunos periodos específicos con disminución de crecimiento o
decrecimiento de la producción del enlatado: entre 1980 y 1982, de 1985 a 1988, 1992 a 1995 y en 1999, lo
cual ha estado relacionado con los efectos de los embargos a la importación en EUA y a la operación de la
flota. A pesar de esos altibajos, durante los últimos 25 años la producción de atún enlatado ha estado creciendo
a mayor ritmo, comparativamente a la producción de otros pescados y mariscos, como los congelados (Figura
13). Recientemente los efectos de la disminución de la producción y la baja captura registrada en el 2006 está
forzando a la industria a importar varias decenas de toneladas para poder mantener operativa y en rentabilidad
la capacidad de proceso.
144
Figura 13. Valores comparativos de producción histórica de túnidos enlatados respecto
a diversos productos congelados (fuente: Anuarios Estadísticos de Pesca, SAGARPA).
8. Comercialización y exportación
Hasta entes de los años 80’s se exportaba más del 80% de la producción de túnidos, teniendo como principal
destino los EUA, ya fuera como destino para distribución y consumo, o para proceso y envío al mercado
oriental. Para 1981, los principales compradores de tún proveniente de la ZEE eran Italia, Francia y Japón. En
México se consumían apenas 82 millones de latas de atún en 1982. Pero debido a que fueron detenidos y
confiscados algunos barcos cerqueros de los EUA pescando en aguas patrimoniales (dentro de la ZEE), el
gobierno de los EUA decidió aplicar un boicot al mercado de atún proveniente de México, prohibiendo la
entrada de producto y constituyendo el primer embargo atunero que afectó el comercio internacional con
pérdidas para México por el orden de 200 millones de dólares de EUA y alteró la operación de las flotas, ya
que la flota de EUA cambió de áreas de pesca desplazándose al Pacifico Central y Occidental.
El primer embargo se levantó en 1986, pero prácticamente 10 años después se generó un segundo embargo
denominado “Embargo Secundario”, el cual fue establecido bajo argumentos de protección de las poblaciones
de delfines. En ese lapso, creció el mercado interno y se buscaron mercados extranjeros alternativos como los
países europeos y orientales (en 1989 se exportó aproximadamente 80% de la producción a Europa y
Japón). El embargo afectó las exportaciones de productos enlatados y congelados ya que México no pudo
exportar 70,000 t de atún a Europa y Asia, resultando en un fuerte obstáculo para el desarrollo de la industria
atunera mexicana que no obstante, favoreció el consumo interno que creció entre 115,000 y 124,000 toneladas
en la segunda mitad de los 90’s registrándose un consumo per capita de 1.23 Kg (SEMARNAP, 1999).
El valor de las exportaciones ha tenido un comportamiento variable como consecuencia de los embargos: en
1981 alcanzaron un valor de 55.8 millones de dólares de EUA, pero se redujeron a 8.6 millones de dólares en
1984. En 1986 se recuperó el valor hasta 57 millones de dólares, alcanzando una cifra récord de 82 millones
de dólares a fines de los 80’s, que no se volvió a obtener debido al embargo de los 90’s, lo cual originó un
descenso del valor de las exportaciones a niveles inferiores a 30 millones de dólares hasta 1995 en que se
mejoró la exportación para generar ingresos por 59 millones de dólares.
145
En los años 90’s el consumo nacional de latas de atún superó los 400 millones de latas, con lo que el resultado
fue superior a países como España, Estados Unidos, Japón e Italia. Las exportaciones promedio de atún aleta
amarilla en los últimos 5 años, que corresponde a alrededor del 30% de la producción de la flota mexicana,
tienen como destinos finales los mercados de España, Tailandia, Costa Rica, EUA, Japón, China y menos del
1% a otros países. En la figura 14 se aprecian las proporciones de exportación por tipo de producto exportado,
siendo los productos congelados los que ocupan la mayor parte con alrededor del 73%, los productos frescos
refrigerados 14% y las conservas el 4%.
Figura 14. Exportaciones de atún aleta amarilla por país de destino (a) y proporciones por tipo
de producto entre 2004 y 2006 ( b)
La demanda creciente de alimentos de origen marino, especialmente de atún enlatado, han hecho que el
mercado interno del atún sea atractivo para las transacciones comerciales que también se reflejan actualmente
en importación de producto para proceso y comercio. Es necesario garantizar el abasto en el mercado interno
una vez que se reinicien las actividades de exportación de este producto.
146
Sin embargo, la industria está enfrentando también el problema de la oferta excesiva de atún proveniente de
otros países, lo cual tiene consecuencias en cuanto a precios bajos y dificultad de acceso a mercados
internacionales.
9. Manejo Pesquero
Las medidas de ordenación pesquera abarcan disposiciones administrativas y medidas técnicas y económicas
de manejo pesquero que han cambiado durante las últimas dos décadas. La pesquería de atún se está explotando
a niveles alrededor del máximo rendimiento sostenible, y su acceso se encuentra controlado mediante el
régimen de permisos y concesiones de pesca comercial, que constituyen los primeros elementos del sistema
legal de regulación y control.
La flota internacional que opera en el OPO, está actualmente sobredimensionada, pero hasta este momento la
flota nacional está operando con adecuados niveles de rentabilidad y no ha alcanzado los niveles máximos que
llegó a tener en cuanto al número de embarcaciones, estimándose que difícilmente podrán incorporarse
embarcaciones de gran autonomía y poder de pesca, por sus efectos sobre la capacidad pesquera global que
se ejerce en el OPO.
Hasta mediados de los años 70’s, las medidas administrativas que regulaban la operación de la flota cerquera
de bandera mexicana se referían a regulaciones sobre las dimensiones de las artes de pesca y obligaciones de
los permisionarios. En 1977, las reglamentaciones para la protección del delfín en la pesca de atún con red de
cerco (Circular No. 20) ya incluían medidas para evitar la mortalidad de los delfines, pues las redes de cerco
deberían integrar un paño protector (paño Medina), cuya característica es que la luz de malla de 2 pulgadas;
se estableció el uso de la balsa rescatadora, observadores a bordo y la obligación de realizar la maniobra de
retroceso para facilitar la salida de delfines. En 1990 se prohibió la realización de lances nocturnos y el uso de
explosivos como auxilio a la pesca y se cambió el uso del paño Medina por un paño de seguridad con malla de
1.25 pulgadas, cuya longitud fue regulada en 180 brazas (329.5 m) y dos paños de altura (21.96 m).
En el segundo semestre de 1991, fue establecido el primer límite de mortalidad de delfines por lance, con
reducciones sucesivas de tasas de mortalidad a partir de ese años, para quedar desde 1994 en 1.5 delfines
por lance. Sin embargo esta medida quedó en desuso al establecerse a fines de los años 90’s nuevas medidas
de ordenación como consecuencia de los acuerdos internacionales de que México forma parte.
En cuanto a los procesos de seguimiento y evaluación, desde el 20 de mayo de 1991 se estableció el Comité
de Expertos que evalúa y califica el desempeño semestral de la flota atunera. En septiembre de 1991 se creó
el Programa Nacional de Aprovechamiento del Atún y Protección al Delfín, con una cobertura de observadores
a bordo de la flota del 100% en los viajes de pesca. El año siguiente se elaboró la Norma Oficial Mexicana
NOM-PESC-001-1993, publicada en diciembre de 1993, la cual contenía las regulaciones específicas sobre
sistemas de pesca, uso de paño protector, uso de bengalas, prohibición de lances nocturnos, uso de lanchas
rescatadoras, horario de operación de lances, entre otros. En ese mismo año, México suscribió el “Acuerdo
de La Jolla”, en el cual se estableció un límite de mortalidad incidental de delfines (LMD) para cada barco que
opera en la zona de pesca tropical del OPO.
Actualmente el aprovechamiento de los túnidos con embarcaciones cerqueras en el litoral correspondiente al
OPO está regulado a través del “Acuerdo sobre el Programa Internacional para la Conservación de Delfines
(APICD)” y asimismo, se atienden las resoluciones de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT)
147
de la que México volvió a ser parte en 1999, y que se refieren a los límites de captura, vedas, sistema de
seguimiento y verificación del atún (desde el momento de su captura hasta su comercialización), indicando que
el producto deberá ser etiquetado al almacenarse en bodega, donde se encontrarán debidamente separados
los lotes como: “atún capturado en lances en los que no resulten delfines muertos ni gravemente heridos” y el
“atún capturado en lances en los que sí resulten delfines muertos o gravemente heridos”. El lote con etiqueta
“atún capturado en lances en los que no resultaron delfines muertos ni gravemente heridos” podrá ser exportado
y deberá estar acompañado de un certificado que avala la etiqueta “Dolphin safe”.
El cumplimiento de todos estos elementos garantiza simultáneamente la sustentabilidad de la pesquería de atún
y la disminución de la mortalidad incidental de delfines, como objetivos del gobierno federal. Esta pesquería se
encuentra bajo el régimen de permisos y concesiones para la explotación de atunes y especies afines en la
Zona Económica Exclusiva del océano Pacífico.
La Tabla 7 es una síntesis del conjunto de medidas de ordenación de la pesquería derivadas de varios
instrumentos regulatorios como el APICD y la veda temporal que constituye una medida técnica de manejo
pesquero para el control de la mortalidad por pesca aplicable entre noviembre y diciembre de los últimos tres
años. Antes, en el 2000 se acordó una veda de 3 meses que inició el 15 de septiembre de ese año, debiendo
cesar también la pesca sobre objetos flotantes naturales y artificiales. Esta veda se relaciona con el acuerdo de
la CIAT en el 2000 sobre la cuota global para el atún aleta amarilla, correspondiente a la estimación de
Rendimiento Máximo Sostenible de 265,000 t.
Actualmente, en caso de cubrirse la cuota global o aunque ésta no se haya alcanzado, los países integrantes de
la CIAT pueden adoptar entre una veda en verano o una a fin de año (o de invierno). México ha establecido
la veda de fin de año (invierno) a partir del 20 de noviembre, con excepción del 2008, año en que se inició la
veda el 1° de diciembre, restringiendo la pesca en el Área de Regulación de la Comisión del Aleta Amarilla
(ARCAA), considerando se requiere reducir el esfuerzo de pesca aplicado para el atún aleta amarilla (Thunnus
albacares) y patudo o atún ojo grande (Thunnus obesus), por presentar niveles que lo sitúan por encima del
correspondiente al rendimiento máximo sostenible promedio en las aguas de operación de la flota multinacional.
Particularmente para el patudo o atún ojo grande (Thunnus obesus), el rendimiento depende fuertemente del
nivel de desove de esas especies, por lo que la suspensión temporal de las operaciones de pesca de la flota
atunera disminuye la mortalidad por pesca y contribuye a mantener las poblaciones de las especies de atún en
niveles que puedan producir el máximo rendimiento
En el seno de la CIAT y sus grupos técnicos, continúan los análisis y discusiones sobre implicaciones de vedas
espacio-temporales en áreas de alta mortalidad de túnidos juveniles y sobre los efectos de limitar el esfuerzo
dirigido a cardúmenes asociados a palos. Con base en el APICD que emana de la Declaración de Panamá, se
han definido límites de mortalidad de delfines (LMD) por stock, en función del tamaño de las poblaciones de
delfines. Para el 2001, la mortalidad por stock no debe sobrepasar e l 0.01% del límite inferior del intervalo de
confianza de la estimación de abundancia. En la actualidad la flota cerquera mexicana no ha alcanzado en su
conjunto esos límites, ni individualmente los LMD asignados.
148
149
Tabla 7. Medidas de ordenación pesquera
A principios del 2000 se modificó la definición “Dolphin safe”, ya que pasó de estar definida en numero de
viajes sin operaciones de pesca sobre delfines, a una definición que incluye a todos los lances asociados a
delfines sin mortalidad. Más del 80% de los lances sobre mamíferos marinos implican la liberación de delfines
y prácticamente nula mortalidad pesca incidental. La nueva definición está sujeta a una aprobación de los
Estados Unidos.
Esta pesquería podría beneficiarse con el uso de cuotas individuales transferibles (CIT), ya que se trata de una
pesquería enfocada a un grupo reducido de especies con predominancia de una sola especie, con disponibilidades
biológicas bien definidas para periodos de 2 a 3 años, flota pequeña y una base sólida de información
científico tecnológica, así como recursos financieros para fomento y control. Se estima que podría mejorarse
la eficiencia de la flota y la generación de ingresos; no obstante debe cuidarse el control y seguimiento por
parte del estado, especialmente sobre la producción nacional, que debiera corresponder a una cuota global
por país.
10. Problemática de la pesquería
Los embargos han sido aplicados para impedir las importaciones a EUA, debido a intereses económicos,
competencia de las flotas, e intereses comerciales amparados bajo argumentos de afectación a los delfines,
especies asociadas a los cardúmenes de atún. El primer embargo data de 1980 cuando México ejerció sus
derechos de soberanía territorial (Castro, 1989). El embargo de 1990 tuvo su origen al considerarse que
México y otras naciones, tenían altas tasas de captura incidental de delfines, en niveles mayores a la registrada
por la flota estadounidense, de acuerdo con la Ley de Protección a los Mamíferos Marinos de ese país. Desde
ese año, México demandó la liberación del embargo y en 1991, solicitó al entonces Acuerdo General de
Aranceles y Comercio (GATT) el análisis de las restricciones impuestas por EUA. Pese a obtenerse un fallo
favorable, las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica fueron factor clave para no
continuar con la demanda (McLaughlin, 1994); sin embargo, las negociaciones se siguieron efectuando y el 30
de julio de 1997, el Congreso de EUA votó a favor del proyecto legislativo para modificar la Ley de Protección
de Mamíferos Marinos que permitiría la importación de atún procedente de México a partir del primer trimestre
de 1998; esa legislación contemplaba la modificación del etiquetado “Dolphin safe” para marzo de 1999, con
lo cual se estaría asignando una clave de eficiencia a las capturas bajo estándares de protección de delfines.
Antes de ello, ya se había logrado exportar atún sujetándose al termino “Dolphin safe” que ha ocasionado
mayor esfuerzo de pesca y búsqueda del recurso, evitándose la pesca sobre agrupaciones de delfines, pero
esas operaciones no han resultado ser la forma más eficiente ni responsable de pesca, ya que disminuye la
eficiencia de pesca, y al capturarse atunes juveniles, tampoco hay una adecuada eficiencia ecológica, ya que
además de capturar gran cantidad de ejemplares juveniles (que tienen menor valor en el mercado), se descartan
un elevada cantidad de fauna asociada e incidental de diversas especies (tiburones, picudos, dorados, petos,
jureles e incluso tortugas marinas).
La modificación del etiquetado se hizo efectiva a partir del año 2000, pero además de la poca aceptación del
etiquetado, la resolución depende de los resultados de los estudios del Servicio Nacional de Pesquerías
Marinas de los EUA (NMFS) sobre las poblaciones de delfines. La evaluación de las poblaciones de delfines
en la zona tropical del OPO, demuestran que se encuentran estables, sin indicios de declinación a causa de la
mortalidad incidental ejercida por la flota atunera internacional. La tasa de mortalidad de delfines de la flota
cerquera durante las operaciones de cerco de túnidos es de menos del 0.12%, con más del 99.9% de liberación
150
de ejemplares vivos. Sin embargo, en años recientes, un juez federal en EUA prohibió al gobierno de ese país
levantar el embargo bajo argumentos de protección a los delfines, que en realidad tienen una connotación de
protección de intereses económicos.
Otro problema relativo al esfuerzo de pesca es el crecimiento de la flota, con su consecuente exceso de
capacidad de pesca a nivel regional, debiéndose establecer límites al tamaño y operación de las flotas que
operan en el ARCAA, especialmente a los barcos con bandera de conveniencia, muchos de los cuales realizan
operaciones de pesca sobre brisas y objetos flotantes naturales y artificiales, como los agregadores de peces
o FADs (fish agregating device) lo cual incrementa la captura de atunes juveniles y de otras especies
incidentales.
El tamaño de la flota regional puede generar problemas por la asignación de límites de mortalidad de delfines
(LMD) para buques poco operativos, incrementos en la mortalidad de atunes juveniles y deterioro de algunas
especies de túnidos, especialmente de las que son actualmente vulnerables.
Por otra parte, las medidas de ordenación deben continuarse aplicando de modo que el aprovechamiento de
túnidos siga siendo responsable, tanto para asegurar su uso en el largo plazo, como para mantener las medidas
de protección de delfines, de modo que las poblaciones y subpoblaciones de estos conjuntos de especies se
mantengan en equilibrio.
El estado del conocimiento general de la pesqueria puede ser apreciado en la tabla 8.
Tabla 8. Estado del conocimiento de la pesqueria de atun en el Pacifico mexicano
151
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