benjamín subercaseaux y una lectura de chile

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CULTURA
BENJAMÍN SUBERCASEAUX
Y UNA LECTURA DE CHILE
ALFONSO CALDERÓN
Benjamín Subercaseaux hizo una lectura de Chile preocupante
y desafiante. ¿Es el chileno ese ser "impermeable a la
experiencia", "un ser a disgusto", nacido para "estarse
en un sillón", que goza con todo ¡o que tenga sabor a
prohibido", 'raza inútil, testaruda y poco deseosa de aprender"?
"¿En que momento fue Chile, si lo fue, un país llamado Chile?"
El autor es escritor, ensayista. Académico de la Lengua y
ex-profesor de las Universidades de Chile y Católica. Se ha
especializado en literatura chilena.
Se sabe que, evitando los rigores de la revocación del Edicto de
Nantes, en el siglo XVIII, desde
Burdeos y por razones especificas que afectaban a los hugonotes, los Sübercaseaux, sin dilación, huyeron. El primero de la familia que llegó a Chile -en testimonio de Joaquín Edwards Bello- "apareció en Copiapó, durante el rush de la plata, entre las
carpas al aire y los palacetes de
adobe, cuando el champagne valia menos que el guachucho. Poruñeo, cateo y cangalla. Juegan
al monte en mesa de plata maciza. Se casa y se dirige a la capital. Quince carretas cargadas de
plata y otros efectos cruzan cierta
tarde el Puente de Cal y Canto.
Asi comienza la cabalgata. Es la
vertiente, el agua primera en la
base del rio caudaloso".1
Benjamín Subercaseaux Zañartu, nacido en Santiago el 20
de noviembre de 1902, compone
un marco genealógico, del cual
admite variantes y aun pone en
duda ramas diversas. No le parece muy razonable el que hayan
sido señores de Beilocq (con ruinas de castillos al pie de los Pirineos), pero, apoyado en documentos, registra el ennoblecimiento famjüar, por parte de Henri D'Albret, rey del Béarn y de la
Navarra, en el siglo XVI.2
Del primero que vino a Chile,
este país que poseía -según el
350
deslenguado conde de KeyserImg- "un culto a la fealdad", no le
cabe duda: _fue Frangois-Piérre
Pascal de Subercaseaux, teniente gentilhombre de la Marina
Real de Francia. Llegó a nuestro
país en 1784, "antes de que Chile fuera una nación, y antes de
que supieran acá de muchos Soto, Muñoz. Moneada o Barría.
Peleó por España, contra los patriotas, y fue nombrado Coronel
de Milicias Reales. Fue el único
que permaneció en Copiapó
cuando la Gran Peste, transformando su casa en lazareto y curando, en compañía de sus hijas.
a los apestados, mientras toda la
cnollada huía'V*
La infancia y la adolescencia
de Benjamín Subercaseaux pueden seguirse en su obra Niño de
Lluvia (1938). Es el equivalente
nuestro a Pedrín, de Anatole
France; a Pelo de Zanahoria, de
Jules Renard; a Poquita Cosa,
de Alfonso Daudet, y a El Gran
Meaulnes, de Alain-Fournier.
Más tarde, en una crónica, fijará
-con gracia y alacridad- la imagen del abuelo paterno, aquel
hombre de negocios que "se limitaba a asomarse a la ventana del
segundo piso de su casa, allá
frente al Teatro Municipal. Miraba
un rato atentamente por entre los
visillos, con las manos cruzadas
por la espalda, y al cabo de cierto
tiempo lanzaba un ¡íium! humo-
rístico, exclamando entre dientes: Pays de sauvages".'
Ida Zañartu, la madre de Benjamin, fue bella entre las bellas
de Chile, hacía comienzos de siglo. Época de enormes sombreros, de casas de tres patios, de
quintas en Pedro de Valdivia, de
las glorias del paseo en la Alameda o en el Parque Cousiño, de
doña Delia Matte y el Club de Señoras, de "El Incandescente" y
del vals de "La Viuda Alegre". Del
padre, Benjamín Subercaseaux
Browne, hay una imagen fugaz
en Daniel, edición aumentada de
Niño de Lluvia: "Muy hermoso y
gozador de la vida, pasó toda
su juventud en Francia en la
época de mayor derroche que
conoció el mundo: el deslumbrante 1900 de la Exposición
Universal, de los landau con bellas mujeres y del french cancan... Entre tanto lujo, tanto
domingo en Longchamps y tanto
sombrero de copa gris, sólo ten ia
dos aficiones: la esgrima y la Marina. En su pieza de la Rué Tilsit.
sentado en el amplio sillón
Aubusson, soñaba frente a un libro de navegación".s
Halló una formal negativa a su
deseo de enrolarse en la Marina,
por parte del viejo banquero, y
una respuesta tajante: 'Vuélvete
a Chile, mejor, y trabaja en el
1
Un hbto de dofi Julio Subaí tseaw
en La Nación, 22 de dicietnbn
1346
*
Aventuras de un joven que olvido
que era anciano (1970)
3
Interrogaciones: 94 (1965)
*
Subercaseau*. 3en|amín Horrar a lo
bello , en Zig-Zag N° 2585, 9 de
l;rc de 1954
5
Daniel (194?)
MENSAJE N"3aO, JULIO 1963
CULTURA
campo". ¿Fue don Benjamín (padre), sufriendo un mal chileno,
que el hijo definirla más tarde, el
de la "degradación de la energía
síquica, del entusiasmo, de la
perseverancia", que lleva a que
cuanto "el chileno toca, envejece
de diez años por haberlo tocado"?
Los llamados tempranos
¿Qué pasó con ese niño chileno de comienzos del siglo en que
vivimos? ¿Cómo fue afinándose
en él esa sagacidad critica que
sabe evitar toda oblicuidad sn el
juicio? ¿Cómo se formó su idea
de nuestras limitaciones y culto
de la sinrazón, a las que no cabe
atenuar por falsa prudencia?
El invierno "era un largo sueño
con la nariz pegada a los vidrios".
Iba por las cailes deletreando los
rótulos de los almacenes "y los
avisos del Té Demonio". En una
quinta de la calle Pedro de Valdivia, tendido sobre la hierba a la
hora en que las cigarras dejan
caer su lluvia sonora sobre la resolana verde, Benjamín hojeaba
un grueso volumen ¡n quarto,
con litografías, editado por Antonio Bindis. en el cual se narraba
sin abreviar detalles "una larga y
penosa expedición por el África
Central, realizada por un grupo
de hombres ávidos de la aventura y de confraternización con
pueblos desconocidos. ¿Sería
aquel libro un relato de las expediciones del misionero Livingstone? Muchas veces me lo he preguntado sin poder darme respuesta; pero puedo decir que la
narración era interesantísima y
que los expedicionarios muchas
veces estuvieron a punto de ser
asados por tribus antropófagas y
ser devorados como suculento
manjar. Desde entonces prendió
en mi ánimo el deseo de conocer
nuevas tierras, combatir con leones y víboras, montar en elefantes y navegar en frágiles canoas
por ríos misteriosos bajo palio de
montañas vírgenes".6
Por los días de la Gran Guerra
(1914-1918), en los inicios, descubre Los Natchez y los poemas
de Virgilio. Antes ha leído las historias de Julio Verne y del capitán
Mayne Reid. La lectura le apasioMhNSAJE H 320. JULIO 1903
B. Subercjseaux Consagro tos mejores anos tío su vida a esle üdolescente
arisco y desmemoriado que fue su pueblo"
na, como el misterio de las enormes piezas de las casas de antaño o las clepsidras o el ruido de la
lluvia.
Descubrimiento de Chile
Hasta que un día descubre a
Chile, al país, y decide leerlo, de
punta a cabo, porque se sabe
condenado a escribir y una obra
literaria buena y legítima ha de
tener "por carácter fundamental
e! de ser, en cierta lorma, un plaidoyer, un alegato, una defensa o
un ataque que el escritor formula
de manera más o menos encubierta contra su ambiente y su
mundo. Porque si el constituye
una verdadera personalidad y un
hombre superior, estará condenado a vivir perpetuamente desadaptado a su medioambiente".7
Mirada de vigia, expresión lapidaria, juicio duro y muy leal,
disparador de verdades, será,
desde joven "un escritor colocado frente a la imbecilidad victoriosa".8 y no eludirá tema al cual no
clave, por voluntad correctiva,
banderillas. Sí, el chileno, ese
ser 'Impermeable a la experiencia",9 le tratará de pagar con la
supuesta inocencia de juicio que
otorga el mundo de las mediastintas,
Sin embargo, advierte que el
criollo es hombre de extremos,
un conjurador de los opuestos. Si
dice Subercaseaux que en Chile,
lodo es chileno, arguye: "Inestable, como la costra que lo sustenta; cambiante, como el destino de
quien edifica hoy aquí, para tener
que edificar mañana allá; todo es
irresponsable, porque, ¿cómo
buscar culpables si nuestros males del cuerpo y del alma son telúricos, casi metafísicos, puesto
que no admiten razones? ¿O las
tiene sólo en la mente divina, que
no es la más accesible para la
pobre mente humana? De ahí,
quizás, la canción: 'Soy como
soy, y no como tú quieres. ¿Qué
culpa tengo yo de ser así?' "10 Lo
que no es un obstáculo para que
surja su contrario.
Asi. el chileno como hombre
de la sorpresa: "se le cree incapaz, y to prueba, cuando no le da
*
SubercasE-au* Benjamín "Noticias sobra el <_:•
SÍ Zig-Zag N l
926, 5 de mayo de 1961
*
Subercaaeaux. Ben|íin in ¿Cómo ha• i mea para escribir? i r La Nación,
21 de marzo de 1954
*
Subercaseaux, Ben|amin Una doctrin i diotizante", BÍI Zig-Zag ^ 2 4 3 5 , 2-1
de noviembre do 1951
9
Subercaseaux. Beniamm "¿Para qué
la instrucción'". Zig-Zag N 2474, 23
de agaslo de 1952
10
Subercaseaux, Benjamín
no conmemorativo
•••
Un Chile
Zig-Zag
N
289? 9 rifi septiembre de 191
351
CULTURA
la gana de hacer lo que no quiere
hacer. De súbito se torna el hombre más listo, preciso y eficiente.
si la cosa urge, si ésta le place, o
si le va el honor o la diversión en
ello. De sentimientos parece no
entender; hasta se burla de éstos
y suele ser cruel. Pero que algo
tierno, débil, injusto o desagraciado se abala sobre cualquier
prójimo, y ahi está él. abnegado
hasta el sacrificio de su vida, tierno y cariñoso, dulce be cuidados
y prevención".11
Rasgos preocupantes
La sorpresa es un elemento
básico con el cual el chileno
cuenta en sus relaciones con el
mundo. Puede, a veces, ser una
especie de virtud desquiciadora.
pero jamás deja de asignar cada
acto confiriéndole la gracia o la
condenación: "individuos mediocres y poco honestos, llegada la
oportunidad, son capaces de un
heroísmo puro y desinteresado;
hombres venerables y probos
amanecen un día transformados
en estafadores o sátiros; un pueblo perezoso e inconsciente, ante
un peligro nacional, se torna diligente, activo, esforzado: un guerrero admirable. Llevado a tierra
extranjera, el amor propio del chileno lo transforma en un hombre
eficiente como el que más: apto
para cualquier trabajo de fuerza o
precisión. Esto último es una
confirmación de las cualidades
que encierra en potencia y que
no logra desarrollar hasta que se
ha liberado de la depresión lugareña y ambiente".12
Tímido, amarrado a la tierra, el
chileno suele ser agresivo y se
apoya en los prejuicios, como si
constituyesen una tabla de salva
cíón. Es "un ser a disgusto"13 y
posee un 'apetito por la muerte"
Sus conversaciones -anota Subercaseaux- "son reservadas,
cómplices, pecaminosas; no gusta de nada que no tenga sabor a
prohibido, a pecado (muerte del
alma). Sus goces consisten en
excesos: peligros, reyertas, descuidos, imprecisiones que favorecen la muerte del cuerpo. El
hombre del pueblo es un suicida
refinado: un hombre que hace
que su muerte esté ocurriendo
352
durante toda su vida".14
Se descuida el chileno, desproteg¡endose continuamente.
No conoce el apego a la seguridad y asume el riesgo con la alegría del mártir o el desapego del
inconsciente. Es un pueblo 'de
manos de mosca1: "tiesas, sin
prolijidad muscular de ninguna
especie. Seres creados para estarse en un sillón, como el Dalai
Lama, rodeados de una nube de
servidores que les llevan hasta el
bocado a la boca Por esto me
cuesta ser optimista en cuanto al
porvenir de Chile, porque jamás
vi raza más inútil, testaruda y poco deseosa de aprender los menesteres esenciales para la existencia".15
Lo cual hace de cosecha y
Tímido, amarrado a la tierra, e! chileno
suele ser agresivo y se apoya en
los prejuicios
siembra éticas un paralogismo:
"nuestro país es el único, que yo
conozca, donde se siembra eternamente y no se cosecha jamás
11
Interrogaciones: 94.
12
Apuntes oara una aswzolocia ;!•
leño" en Contribución a la realidad.
13
Apuntes para una psicología del
chileno.
14
Sutiercaseéiux Benjafni
Nota
bra medicina an Reportaje a m
mismo (1945).
18
Subercaseaux. Beri|amin "El M •
tro", en Zig-Zag N u 2563. 8 de may
de 1954
MENEA II
l
•
| 10 I
CULTURA
Y donde es también posible la inversa: de cosechar sin haber
sembrado nunca".16 Si la conciencia de la perfección anida en
cada connacional, ello obstaculiza el desarrollo del país verdadero, el que debería llegar a ser.
"Los nuestros no creen honradamente en la ciencia, ni en la experiencia probada, ni en 'lo que
es y debe ser'. Tienen una conducta vaga, dentro de la vía del
menor esfuerzo, con el agravante
de la petulancia que les hace
creer que aquello resultará bien a
pesar de todo, Si se trata de acomodar una inslitución cualquiera,
de poner orden, dignidad, precisión, aunque más no sea en un
club de deportes, surgirán las
protestas, la inquietud de que se
vaya a faltar al 'déjelo asi no
más' ".17
Quehacer sin quehacer
El alcohol es lacra fundamental, y en Chile "no habrá raza, ni
moral, ni país, mientras haya alcohol y la 'gracia' de beber alcohol",18 Del beber surge la comicidad del chileno y ella es más bien
"cáustica, dolorosa, pueril y sin
alegría verdadera".19 Y el alcohol
es refugio, escape y rito de la
mortalidad: "las piezas trágicas o
delicadas se ahogan en la más
franca hilaridad, y los ritos fúnebres, en la cueca y el alcohol".20
El cinismo se encubre en la gracia'. Se admite como tal el "llegar
al trabajo el martes, y leñemos
una sonrisa benévola para el que
'compone el cuerpo' los lunes,
aunque la familia ayune ese día.
Es chistoso el insolente; es chistoso pagar el bien con el mal (eso
se llama ser 'un vivo', pero en el
extranjero lo llaman: 'el pago de
Chile'); es el colmo de la gracia
ser un ocioso simpático, sucio y
dicharachero; es gracioso y demuestra inteligencia el mentir, el
estafar, el no tener conciencia
cívica".2'
Chile es tierra del 'más o menos' y del "si quiere lo hace y si
no lo deja". Pais en donde reinan
la imprevisión y los proyectos sin
remate ni destino: "en invierno
proyectamos; en verano descansamos de la fatiga que nos causó
tanto proyecto, y nos entregamos
MLNSAJtN' 320 JULfO '983
a la más encantadora inconsciencia".22 Imaginar y prever no
constituyen eslabones sólidos o
posibles en el quehacer nuestro.
Patria terrible del "atrasito hay
asiento", una modalidad que entronca con la idea del difunto
Teófilo Cid: en Chile, el real y el
alegórico, todo llega "hasta Mapocho, no más".
El roto ex-civilizado
Subercaseaux ha hecho algunas de las más agudas y trascendentes observaciones acerca del
roto. Comienza filiándolo antropológicamente con el "salvaje".
Este es "un civilizado en tono menor" y, por tanto, "hombre de tradtciones, de mitos rígidos y severos, provisto de una fuerte organización social y familiar a la que
no faltan por ningún motivo". El
de nuestro pueblo, en cambio,
"es un hombre crónicamente
desorientado, sin tradición ninguna, desintegrado fácilmente, sin
creencias estables ni ideales colectivos; es un hombre que no
obedece en nada ni a nadie, como no sea al carabinero, en el
que sólo ve un obstáculo, pero no
una autoridad constituida. El salvaje, en cambio, forma parte de
una colectividad casi fanática a
fuerza de cohesión: una colectividad en evolución lenta hacia una
forma superior. El roto de ciudad (la mayoría de los nuestros)
es un hombre que viene de la civilización, que fracasó en ella o
que nunca entró".'""A
Como criatura solitaria, hecha
a pedazos, tallada, yendo desde
la piedra a la miniatura del artífice, resulta "llena de gracia, despreocupada, irresponsable como
una perpetua lección de inmoralidad o una continua invitación al
valor y la locura. Ei roto es la negación triunfante de todo lo que
el orden, la sabiduría, la religión y
otras cosas severas nos enseñaron a ser, para desgracia o suerte
del hombre civilizado".24 Calmo,
deliberadamente hostil a las resoluciones, el "roto" representa
"a una sabiduría racial, lenta,
profunda, que no le da a la vida
una importancia desmesurada,
porque la conoce demasiado, y
su mirada se ha perdido en los
tiempos milenarios, sin dejar el
mismo suelo. El lleva esta mirada en su sangre, y ella le ha dicho que el tiempo sobra, que el
hombre se afana en demasiadas
cosas, que no por mucho madrugar amanece más temprano, y
que. pensándolo bien, en el mundo y en la vida nada ocurre que
tenga una importancia capital".25
La pereza, la inconstancia, su
falta de capacidad de ahorro de
necesarias energías, su derroche a manos llenas, nos resultan
-al decir de Subercaseaux- un
corolario; "Quien es -o se sienterey, y rey absoluto... no tiene por
qué dar cuenta a nadie de lo que
le venga en gana realizar. El está
fuera de la ley (o mejor, él es la
ley). Y como el trabajar, el cumplir la palabra o compromiso, el
ser responsable, el mantener una
actitud sostenida, son productos
sociales del deber, no veo por
qué habría de poseer estas cosas quien se ha puesto definitivamente en la posición del Demiurgo".26
Subercaseaux. Benjamín. La nistona
del Hambre Inconcluso", en Zig-Zag
N"2988. 13 ÜG julio (Je 1962.
Subercaseaux, Benjamín
Ranr.nnes" enZIg-Zag, 24 dejuniode 19bO
Subercaseaux, Benjamín 'Recite".en
Retorno de USA (1943)
Subercaseaux. Beri|amin."ComiciiJad
cnilena". en La Nación, 1G do mayo
de 1954.
Subercaseaux. Benjamín. "Bamla",
de Carlos Valiier B., en Atenea N° 82.
diciembre de 1931.
Subercaseaux. Benjamín "El 'autodescrédito' de los chilenos", en ZlgZag N'J 2042. 12 de mayo de 1944
Subercaseaux, Benjamín. "Otoño
1944", en Zig-Zag N" 3044. 26 de mayo de 1Q44
Sijoereasfjaux. Benjamín "Apuntes
sobre la pregunta. ¿Sun rulos los salI n Repórtale a mí mismo.
Subercasi IUX, Benji
n ¿Sabe usled qué es un tala7", en Zig-Zag
N" 2046, 9 de junio do
Subercaseaux, Benjamín. "El rolo", en
Zig-Zag N J 2212 15 de agosto de
194/.
Subercaseaux, Benjamín. 'El rotoray", en Zig-Zag N" 2936. 14 de julio
de 1961
353
CULTURA
¿Pais sin destino?
Del hombre al pais. El escritor
-en el posfacio a Contribución a
la realidad (Ed, Letras, Santiago,
1939)- insiste en una idea permanente que debe repetir para
que se le oiga: tiene "la impresión
de que nuestro país carece de
una verdadera finalidad". Quizás
nadie se entrega a una gran causa, "porque no hay poder humano que lleve a un hombre al sacrificio si no ve un fin último y generoso al cuat consagrar su vida".
No sabemos amar y cuidar la
¡ierra. Antes de la avanzada de
los ecólogos, mirando a Chile
comprueba nuestra propensión
al daño visible del patrimonio, de
la tierra en que vivimos. Es un
pais "que se abanica con su naturaleza y con el patrimonio que
Dios le dio, aplicando en todo
una política de tierra arrasada,
como si su suelo fuera el del enemigo y no el propio".27 Odiamos
lo que tenemos a la vista. Existe
"una verdadera preocupación por
destruir, menoscabar, enlodar...
Si una pared esta recién pintada,
la ira popular se encarniza con
ella, y la rayan, maculan, destruyen, pintarrajean con placer sádico. Todo aquello que represente
alguna prueba de orden y limpieza, aunque más no sean los vidrios de las ventanas, es suprimido a la brevedad posible. Los
nuevos troles, las nuevas fuentes
de soda, los jardines, las estatuas, los asientos recién tapizados, son el blanco preferido de
los vándalos".28
Es la tesis del invunchismo
criollo que desarrollara constantemente Edwards Bello. Ir contra
la corriente es antinatural y resulta inadmisible, porque se reputa
como virtud nuestro "morir callado". Un dicho popular como éste
es un reflejo de una summa. y
permite "emular al paciente Job
en una renuncia de (oda defensa".29 Permite ser sometido "a toda vejación", aceptar sin protesta
alguna los abusos y considerar el
quedarse callado como virtud excelsa.
¿No es todo un largo canto de
vida y desesperanza? ¿No hay
en Subercaseaux una mirada
moral que atiende a las lacras, en
desmedro cíe las calidades? El
354
tema le preocupo muy hondamente y supo buscar la explicación. El es. sigue siendo de Chile,
y "no podré olvidarlo sin olvidarme yo mismo. Soy tan vuestro,
que por esto nos hemos disfrazado de contendores aquí dentro,
para ser luego hermanos afuera,
cuando la patria ya sólo sea un
dulce recuerdo. Que este solo
signo baste para recordaros que
éste es un escritor de Chile: severo y malhumorado de cerca;
absurdo de ternura en cuanto se
aleja y os mira enloquecido de
nostalgia por todo lo hermoso
que pudo deciros y que en su
mudez del alma no supo sino callar".30
La ternura puede validar el Inventario de lo que es defectuoso,
examinando el terreno moral en
el cual puede construirse un
mundo nuevo como si fuera una
casa definitiva: "En los días que
corren -escribía en 1945-, no
hay manera de hacer algo positivo por Chile, como no sea mostrarle algunos de sus aspectos
negativos que le roen el alma.
Nunca he creído en el provecho
que habría en reparar las casas
viejas que amenazan ruina, como no sea precipitando esa ruina
y aprovechando los buenos materiales existentes para construir
una nueva; una casa suficientemente sana y sólida para que
pueda hacer frente a los embates
de los tiempos".31
¿Desde cuándo la voluntad de
ser Chile se desactivó como tal?
¿Hubo en el fenómeno del choque entre el conquistador y el indio una grieta colectiva de raiz
moral o antropológica? Según
Subercaseaux, la verdadera causa residió en el conflicto sicológico "entre dos grupos humanos
separados por un periodo no inferior a doce mil años, y puestos
en contado ayer, en la tardía
conquista española".32
¿En qué momento fue Chile, si
lo fue. un país llamado Chile?
Quizás, "desde la mente de Dios.
Por to menos, cuando Dios vio
que no se pueden alzar cordilleras por un lado, mientras que por
el otro se inventan océanos tan
profundos y pesados, que el fondo se les hunde bajo la masa
aplastante de las aguas. Si 'an-
tes' de ocurrir la catástrofe, aquello ya fue Chile, no lo sabemos
Pero no ignoramos... que tal desnivel dio por tierra (o por mar) con
el edificio eniero, del cual no subsistió sino una estrecha cornisa
inestable entre lo que se fue hacia arriba y lo que se derrumbo
hacia abajo. Fue. tal vez, a aquello que permaneció; a aquel saldo
lamentable y tierno como lodo lo
que nos queda cuando se esfuma el resto de nuestra ilusión,
que el Eterno denominó Chile,
usando para ello de esta voz delicada, irresponsable, pero a la
vez severa y terminante como
una voz de mando limitada a dos
silabas".33
Quince o veinte años antes de
morir, en Tacna, el 11 de marzo
de 1973, Benjamín Subercaseaux escribió una suerte de epitafio, detonante y activo, que no
pierde ni fuerza ni empuje ético:
"Consagró los mejores años de
su vida a este adolescente arisco
y desmemoriado que fue su pueblo, al quo cuidó como enfermero
solícito, que debía velar en su terrible convalecencia del no ser"
¿Vale la pena agregar algo más?
Y ahora, el grito de los viejos
franceses, en la estación SaintLazare: tout le monde descend!
O, en español mondo y lirondo:
"Término del viaje".!":
37
Suoercaseaux, Ben|amin "MÍH
sa monslruosidac", en Zig-Zag
N l 2571, 3 de julio de 1954
28
Suoercaseaux. Benjamín • Horror a
be:lo . en Zig-Zag N u 2585. 9 n
h • 195<l
*9
Subercaseai/x. Benjamín "|Favo
i temn uidad!", en Zig-Zag
N° 2579. 23 de agosto de 19b4
™ Subercaseaux. Beniamín 'Adiós a la
Zig-Zag N 2424. 12 dp
enero de 1952.
Benjamín "Advertenl n Reportaje a mí mismo.
32
¡"lubercaseaux, Benjamín 'Apuntes
iybre las llamadas ciases sin. =iii
En Reportaje a mi mismo.
13
SubBfcaaeflux. Benji
Un
no conmemorativo", en Zig-Zag N
289 !
¡ frmbre de 13R0
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