UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES ESCUELA DE DERECHO ESTUDIO JURISPRUDENCIAL SOBRE LA FORMA DE REPARTO DE BIENES COMUNES AL TÉRMINO DE LA UNIÓN DE HECHO AMARLY JAZMÍN VALLEJOS MORA MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES PROFESORA PATROCINANTE: SUSAN TURNER SAELZER VALDIVIA – CHILE 2010 Índice I. Introducción…………………………………………………………………. pág. 2 II. Uniones de Hecho y sus efectos patrimoniales……………………………... pág. 3 1. Carencia de regulación legal sobre uniones de hecho en Chile………..... pág.3 2. Soluciones de la doctrina………………………………………………... pág. 4 3. Soluciones de la jurisprudencia………………………………………….. pág. 6 4. Normas de la comunidad y su aplicación a las uniones de hecho………. pág. 8 4.1. La comunidad y su marco regulatorio del Código Civil……………. pág. 8 4.2. Comunidad y Uniones de Hecho…………………………………… pág. 10 III. Jurisprudencia 2003-2010 de la Corte Suprema sobre Uniones de Hecho y Comunidad de bienes……………………………………………………... pág. 13 1. Sentencia Rol N° 5183-2003…………………………………………… pág. 13 2. Sentencia Rol N° 46729-2004………………………………………….. pág. 14 3. Sentencia Rol N° 6387-2005………………………………………….... pág. 17 4. Sentencia Rol N° 1381-2005…………………………………………… pág. 20 5. Sentencia Rol N° 3445-2006…………………………………………… pág. 22 6. Sentencia Rol N° 5690-2007…………………………………………… pág. 26 7. Sentencia Rol N° 6365-2008…………………………………………… pág. 29 IV. Conclusiones……………………………………………………………… pág. 33 V. Bibliografía………………………………………………………………… pág. 36 1 Introducción Al no tener aún una ley que solucione los conflictos generados por la ruptura de una unión de hecho, específicamente en el campo patrimonial, han surgido soluciones desde nuestros tribunales de justicia que, ayudados por la doctrina, dan respuesta de forma casuística a los conflictos patrimoniales. Así, la jurisprudencia de nuestros tribunales de justicia ha actuado como una verdadera fuente de Derecho en esta área, creando distintas soluciones para los conflictos y problemas conocidos en sede jurisdiccional. Por esto, se hace necesario un análisis de la jurisprudencia de nuestro máximo tribunal, para intentar extraer de cada sentencia analizada, conclusiones y criterios generales, para hacernos una idea de la forma en que resuelven los conflictos suscitados al momento de la ruptura de la unión de hecho y, sobre todo determinar qué derecho tienen los convivientes sobre los bienes que adquirieron durante la convivencia. Todo esto no sería necesario si nuestra legislación nacional contara con un estatuto que se hiciera cargo de forma general y abstracta de los conflictos de orden patrimonial que acarrea el término de la unión de hecho, ya que ese estatuto nos entregaría una cierta certeza jurídica en la forma como se resolverían los problemas de una manera uniforme. En los siguientes apartados, intentaré ordenar y posteriormente analizar la última jurisprudencia de nuestra Corte Suprema, para así intentar dar una respuesta adecuada a la hipótesis que me he planteado de forma inicial, la cual intenta dar una respuesta anticipada al problema de por qué si bien la Corte Suprema al verse enfrentada a la dificultad distribuir los bienes adquiridos durante la unión de hecho les aplica el régimen de comunidad de bienes, no lo hace distinguiendo el porcentaje de los aportes de cada conviviente y, en cambio, resuelve repartiéndolos en partes iguales entre los convivientes. Mi hipótesis es que el tribunal lo hace porque resulta difícil determinar el monto de los aportes de cada parte, normalmente por la poca aportación de pruebas, pero además, porque asimila la situación de los convivientes a la de los cónyuges que se rigen por las normas de la sociedad conyugal, que reparte de forma igualitaria los gananciales entre los cónyuges. 2 I. Uniones de Hecho y sus efectos patrimoniales 1. Carencia de regulación legal sobre uniones de hecho en Chile En nuestra sociedad es cada vez más frecuente encontrarnos con parejas que deciden convivir de forma estable sin contraer matrimonio, lo que conocemos como uniones de hecho o concubinato. Este tipo de uniones puede ser definido como “aquella formada por un hombre y una mujer que de manera libre, han decidido tener una vida en común, con un carácter de estabilidad y continuidad, con el objetivo de constituir una familia y cumpliendo los demás requisitos establecidos en la ley” 1.Según Martinic y Weinstein, los requisitos para encontrarnos frente a esta institución son la heterosexualidad, cohabitación y comunidad de vida, estabilidad y permanencia, singularidad de la unión y ausencia de solemnidades2. En nuestro país carecemos de una regulación legal específica que solucione los problemas patrimoniales que se plantean una vez terminada la unión de hecho. Sólo tenemos normas aisladas que se refieren a aspectos muy específicos de las uniones de hecho.3 Ante este silencio legal la doctrina se encuentra dividida en el sentido de si es necesario o no legislar sobre los efectos patrimoniales de este tipo de uniones, existiendo diversas posturas en derecho comparado en torno a este tema: la posición abstencionista, la cual señala que el legislador no debe regular las uniones de hecho ya que los convivientes han elegido mantenerse al margen de toda regulación legal, la posición proteccionista, que postula que se deben regular aspectos específicos e importantes de las uniones de hecho y no sería necesario tener una regulación global de esta institución, posición sancionadora que busca desincentivar este tipo de uniones y así incentivar el matrimonio (postura que ya no tiene mucha aplicación) y por último la posición equiparadora que señala que se deben regular global e íntegramente las uniones de hecho para ubicarlas en un plano de igualdad con respecto al matrimonio 4. 1 GONELLE, Patricia. “Regulación para las uniones de hecho”, Proyecto de Ley Boletín n° 4153-18, p. 5, en http://bloglegal.bcn.cl/content/view/472178/Regular-las-uniones-de-hecho.html ; ARANCIBIA, Karina. “Parejas de Hecho y Matrimonios Homosexuales: legislación comparada”, Unidad de Análisis Jurídico de la Biblioteca del Congreso Nacional, http://www.bcn.cl/carpeta_temas/temas_portada.2006-1129.9047758692/documentos_pdf.2006-11-29.5455861918/archivos_pdf.2006-1129.1974459770/archivo1/baja_archivo 2 MARTINIC, Dora y WEINSTEIN, Graciela. “Nuevas tendencias de las Uniones conyugales de hecho”, en KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída (coord..). El Derecho de Familia y los nuevos paradigmas, Tomo III, Rubinzal-Culzoni Editores, Buenos Aires, 1999, pp. 113 a 118; FIGUEROA, Gonzalo. El pacto de convivencia: una alternativa al pacto de matrimonio, en Estudios de Derecho Civil. Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Valdivia, Ed. Lexis Nexis, Santiago, 2005, pp. 435- 436. 3 FIGUEROA, Gonzalo. Op. cit., pp. 436- 437. 4 DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. El Concubinato ante la jurisprudencia chilena, Editorial Lexis Nexis, Santiago, 2007, p.6; AZPIRI, Jorge. Uniones de Hecho, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2003, pp. 17- 22. 3 Frente a la postura adoptada por Chile, sería conveniente y necesaria la regulación de los efectos patrimoniales una vez terminada la unión de hecho5, aún cuando ya es posible dar solución a los conflictos que acarrea el término de la convivencia, gracias a la jurisprudencia de los tribunales de justicia que han actuado como una fuente de Derecho en este sentido.6 Pero no obstante esta posibilidad de dar solución a los problemas patrimoniales al término de la convivencia, considero que es necesario que el legislador de soluciones abstractas y generales a lo ya antes mencionado, para que el ciudadano tenga certeza de las consecuencias jurídicas de su conducta y los derechos patrimoniales que le podría conferir este tipo de unión. 2. Soluciones de la doctrina La doctrina nacional y comparada se ha preocupado de buscar distintas soluciones para lograr así dar respuesta a la interrogante de qué sucede con los bienes comunes una vez terminada la convivencia. A continuación indicaremos estas soluciones doctrinales y explicaremos brevemente cada una de éstas. 2.1. Sociedad de hecho Según Barrientos, quien pretenda demostrar que durante la convivencia existió una sociedad de hecho deberá limitarse a lo señalado en el artículo 2057 7 del Código Civil8. Además deben existir aportes de cada uno de los convivientes destinado a la obtención de utilidades en común, pero sin que existan las formalidades para la constitución de una sociedad 9, y otro requisito que debe existir para que exista una sociedad de hecho sería que los convivientes desarrollen una actividad económica en conjunto10. Para la doctrina estos requisitos deben ser probados por quien los alega ya que la sola convivencia no implicaría la existencia de una TURNER, Susan. “La Unión de Hecho como institución del derecho de familia y su régimen de efectos personales”, en Revista Ius et Praxis, Año 16, N° 1, 2010, Editorial legal Publishing, Talca, 2010, p. 86. 5 BARRIENTOS, Javier. De las Uniones de Hecho, Legislación, Doctrina y Jurisprudencia, Editorial Legal Publishing, Santiago, 2009, p. 9; TURNER, Susan. “Uniones de hecho y su regulación legal”, en Estudios de Derecho Civil III, Jornadas Nacionales de Derecho Civil, Ed. Lexis Nexis, Santiago, 2007, pp. 171- 172. 7 Art. 2057 inc. 1: “Si se formare de hecho una sociedad que no pueda subsistir legalmente, ni como sociedad, ni como donación ni como contrato alguno, cada socio tendrá la facultad de pedir que se liquiden las operaciones anteriores y de sacar sus aportes”. 8 BARRIENTOS, Javier. Op. cit., , p. 67. En este mismo sentido, NOVALES, Aránzazu Y BARRIENTOS, Javier. Nuevo Derecho Matrimonial Chileno, Ed. Lexis Nexis, Santiago, 2004, pp. 90-91. 9 DONOSO, Florencia Y RIOSECO, Andrés. Op. cit., pp. 30-31. En este mismo sentido, MEZA BARROS, Ramón. Manual de Derecho de la Familia, Tomo I, Ed Jurídica de Chile, Santiago, 1989, pp. 427-428. 10 MESA MARRERO, Carolina. Las Uniones de Hecho, Análisis de las relaciones económicas y sus efectos, Ed. Aranzadi, Navarra, 2000, p.195. 6 4 sociedad de hecho11, ya que como debemos recordar la unión de hecho por sí sola no genera efectos jurídicos de orden patrimonial. 2.2. Prestación de servicios Esta solución doctrinal tiene aplicación en el caso en que uno de los convivientes ha prestado servicios personales al conviviente, correspondiéndole una remuneración y no siendo remunerada por este último12, además debe agregarse como requisito que el otro conviviente se haya enriquecido con estos servicios. Esta solución doctrinal es utilizada también en los casos en que uno de los convivientes prestó servicios en el hogar común, pero sin considerar los servicios de contenido sexual13. Además, se utilizaría esta solución cuando uno de los convivientes no está en situación de demostrar que existió una comunidad de bienes o una sociedad de hecho.14 2.3. Enriquecimiento sin causa Este principio del Derecho Civil, es utilizado para dar solución al destino de los bienes comunes, y así lograr equiparar la situación de quien se enriqueció durante la unión de hecho, con aquel que sufrió un empobrecimiento por causa del primero15. Uno de los convivientes alega que se empobreció por el enriquecimiento del otro, ya que este último se vio favorecido al tener la titularidad de los bienes adquiridos en común. 16 Lo que en definitiva se quiere lograr es equiparar la situación patrimonial de los convivientes para así evitar una injusticia. 2.4. Comunidad de bienes Solución con más acogida por parte de la doctrina. Los elementos de la comunidad como un efecto patrimonial del concubinato, son según Donoso y Rioseco los siguientes: la comunidad es un cuasicontrato, a título universal y que es consecuencia del esfuerzo común de los convivientes. Sus requisitos son: 1) la existencia de bienes, 2) existencia de una unión de hecho entre los comuneros, 11 BOSSERT, Gustavo. Régimen jurídico del concubinato, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1997, pp. 59 a 61. En este mismo sentido, NOVELLINO, Norberto. La pareja no casada, Derechos y obligaciones, Ed. La Rocca, Buenos Aires, 2006, p. 64. 12 DONOSO, Florencia Y RIOSECO, Andrés. Op. cit. p. 30 13 BARRIENTOS, Javier. Op. cit. pp. 84-85. 14 SOMARRIVA, Manuel.. Derecho de Familia, Tomo I, Ediar Editores Ltda., Santiago, 1983, p.173. 15 Unidad de Apoyo al Proceso Legislativo, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. “Uniones de Hecho en el Derecho Comparado”, Valparaíso, abril de 2002, Documentos UAPROL/BCN/AÑO II N°055, en http://biografias.bcn.cl/alegislativo/pdf/cat/docs/4153-18/716.pdf 16 DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit., pp. 32-33. 5 3) que ambos convivientes hayan hecho sus aportes (aporte que puede ser hecho con bienes, trabajo en el negocio común y trabajo doméstico en el hogar común), 4) que los bienes comunes se hayan adquirido durante la convivencia, 5) que ninguno de los comuneros se encuentre casado en sociedad conyugal con una tercera persona y 6) que sea declarada judicialmente17. La convivencia no genera por sí misma efectos jurídicos por lo que es necesario que quien cree estar ante una comunidad de bienes, pruebe valiéndose de cualquier medio probatorio 18 ante los tribunales que cumple con los requisitos anteriormente señalados. Sintetizando mejor los requisitos para la procedencia del régimen de bienes en común son: la adquisición de bienes en común, los aportes en común, y el incremento de los bienes adquiridos o aportados en común19. Por último, la consecuencia más importante de que sea declarada la comunidad de bienes entre los convivientes, es el derecho a solicitar la división de los bienes comunes de acuerdo al artículo 2313 del Código Civil20, esto es de acuerdo a las reglas sobre partición de la herencia de los artículos 1317 y siguientes del mismo código. Esta solución doctrinal tiene un punto a favor por sobre la sociedad de hecho, ya que esta última puede recaer sólo sobre cosas determinadas, en cambio, la comunidad de bienes puede recaer sobre una cosa universal. Por lo que se vuelve más tentadora para los convivientes al momento de demandar ante los tribunales de justicia. 3. Soluciones de la Jurisprudencia Los Tribunales de Justicia se han encargado de llenar el vacío legal en materia de los efectos patrimoniales producidos por el cese de la unión de hecho, es decir, han dado respuesta a la interrogante de qué sucede con los bienes comunes al término de la convivencia. Por lo que sus decisiones para cada caso concreto, han ayudado a dar respuesta y soluciones a la problemática antes mencionada. Mencionaremos las tres soluciones más utilizadas por los Tribunales chilenos, que han servido para formar criterios generales. 3.1. Prestación de servicios 17 Ídem, pp. 47-53. BARRIENTOS, Javier y NOVALES, Aránzazu. Op. cit., pp. 98-99. 19 BARRIENTOS, Javier. Op. cit., pp. 71 a 79. 20 Artículo 2313 : La división de las cosas comunes y las obligaciones y derechos que de ella resulten se sujetarán a las mismas reglas que en la partición de la herencia. 18 6 Se ha aceptado por la jurisprudencia, el derecho a demandar al otro conviviente cuando se han prestado servicios y estos no han sido remunerados. Lo que ha hecho la jurisprudencia es imponer reglas para poder reclamar esta remuneración: una primera regla sería no solo haber prestado los servicios y que estos no hayan sido remunerados, sino que con éstos el otro conviviente se haya enriquecido. La segunda regla es que en sede judicial se puede pedir la remuneración de los servicios prestados y no de los “cuidados” o atenciones hechos al otro. Una tercera regla dice relación con que la obligación de remunerar los servicios prestados no alcanza a los servicios de cierto contenido sexual. Una cuarta regla es que como no pueden ser los servicios de contenido sexual, no pueden adolecer de causa ilícita. Por último, una quinta regla sería que los servicios prestados en el hogar que compartieron los concubinos, deben ser remunerados y no ser vistos como gratuitos21. 3.2. Sociedad de hecho Esta solución tuvo acogida por la jurisprudencia nacional en las primeras décadas del siglo XX22. Ha sido declarada por nuestra jurisprudencia, cuando existiendo una unión, los convivientes hacen aportes en común con el fin de obtener utilidades, pero sin las formalidades legales que se requieren para la constitución de una sociedad23, por lo que debería sujetarse a lo prescrito en el artículo 2057 del Código Civil antes mencionado24. En un principio la jurisprudencia desestimó la posibilidad de aplicar una sociedad de hecho a este tipo de unión, ya que al tenor del artículo 2053 del Código Civil 25, esta sociedad es un contrato, por lo que si no existe estipulación expresa de las partes de formar una sociedad, no se podría pretender la posibilidad de formar una sociedad26. Décadas después, la jurisprudencia lo fue admitiendo, sin la necesidad de que haya existido convención o estipulación expresa, apoyados en los artículos 578 y 1547 del Código Civil, que sustentan el origen de la sociedad en un hecho voluntario causal de obligaciones27. Hay que tener presente también, que quien reclama la existencia de una sociedad de hecho, debe hacerlo sobre bienes determinados y no sobre una universalidad ya que el artículo 2056 del Código Civil28 prohíbe toda sociedad a título universal con una sola salvedad, la sociedad entre cónyuges29. BARRIENTOS, Javier. Op. cit., pp. 83 a 86. DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit., p. 30. 23 Ibídem. 24 BARRIENTOS, Javier. Op. cit. p. 67. 25 Artículo 2053 inc. 1 :La sociedad o compañía es un contrato en que dos o más personas estipulan poner algo en común con la mira de repartir entre sí los beneficios que de ello provengan. 26 BARRIENTOS, Javier. Op. cit., p. 67. 27 Ibídem. 28 Artículo 2056 : Se prohíbe toda sociedad a título universal, sea de bienes presentes y venideros, o de unos u otros. Se prohíbe asimismo toda sociedad de ganancias, a título universal, excepto entre cónyuges. Podrán con todo ponerse en sociedad cuantos bienes se quiera, especificándolos. 29 BARRIENTOS, Javier. Op. cit., p.68. 21 22 7 Por tanto, nuestra jurisprudencia nacional ha aceptado la sociedad de hecho cuando los demandantes han logrado probar los aportes que hicieron en común, independiente de si existió una unión o convivencia, ya que como debemos recordar la unión de hecho en sí, no tiene efectos jurídicos patrimoniales30. 3.3. Comunidad de bienes La mayoría de nuestras sentencias dictadas sobre que sucede con los bienes una vez terminada la unión de hecho, acogen esta solución31. La aplicación de sus normas dependerá de que se logre probar “la existencia de una voluntad de los interesados de hacer comunes los bienes adquiridos durante la unión” 32. Además de que ambos convivientes hayan hecho aportes mientras duró la convivencia. Según Meza Barros la comunidad entre convivientes “… se originará por la sola presencia de bienes que son fruto del esfuerzo común”33. Siendo declarada judicialmente la comunidad de bienes, se procederá a la repartición de los bienes, por lo que analizaré en el siguiente capítulo jurisprudencia reciente de la Corte Suprema, para determinar la forma como reparte los bienes y en qué porcentaje lo hace, y si esto depende de los aportes realizados por los comuneros o no. Como esta comunidad de bienes puede recaer sobre una cosa universal, es la solución jurisprudencial más conviene para quien desee demandar a quien fue su conviviente, ya que no tendrá que detallar cada bien que se adquirió por ambos convivientes. 4. Normas de la comunidad y su aplicación a las Uniones de Hecho 4.1. La Comunidad y su marco regulatorio del Código Civil La comunidad puede ser definida como el derecho de dos o más personas sobre una misma cosa, y que corresponde a cada una de ellas en una parte alícuota, ideal o abstracta 34. Podemos hacer una clasificación de la comunidad atendiendo al objeto sobre el cual recae, que puede ser sobre cosa universal o sobre cosa singular, lo que se desprende del artículo 1317 del Código Civil al señalar que no existe obligación de los coasignatarios de 30 Ídem, p.69. DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit., p. 32. 32 MESA MARRERO, Carolina. Op. cit., p. 209. 33 MEZA BARROS, Ramón. Op. cit., p. 428. 34 CLARO SOLAR, Luis. Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado, Volumen III, Tomo VI, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1992, p.503. En este mismo sentido, MAZEAUD, Henri. Lecciones de Derecho Civil, Derechos Reales principales: el Derecho de Propiedad y sus desmembraciones, Parte Segunda, Volumen IV, Ed. Jurídicas Europa-América, Buenos Aires, 1959, p. 31. 31 8 una cosa universal o singular de permanecer en la indivisión. Su origen puede estar en un hecho, un contrato o la ley35. Los comuneros tienen una cuota en la comunidad la cual puede ser definida como la porción o derecho que tiene cada comunero sobre la cosa común, de la cual es considerado dueño exclusivo, por lo que puede disponer libremente de ella, según artículos 1812 y 1320 del Código Civil que señalan que no es necesario el consentimiento de los otros comuneros para disponer de la cuota.36 Al ser el comunero dueño de su cuota puede pedir la partición de los bienes comunes, vender su cuota, cederla, hipotecarla, darla en prenda, legarla, y además puede ser embargada por los acreedores37. Se debe agregar que en la comunidad se admite la figura de la coposesión que tiene lugar cuando dos o más personas poseen, con ánimo de dueño un mismo objeto, señalado esto en los artículos 718 y 687 de nuestro Código Civil. 38 Además de tener derechos sobre la cuota, los comuneros tienen obligaciones, la primera es la de contribuir a las expensas necesarias para la conservación y reparación de la comunidad, la segunda es la prohibición de hacer innovaciones en los bienes comunes, y por último la obligación de restituir a la comunidad todo lo que se ha sacado de ella. 39 En cuanto a la administración de la comunidad hay que distinguir si existe o no un administrador que gestione los intereses comunes. a) Si no existe un administrador, la administración se decide de común acuerdo por todos los comuneros, contando cada uno de ellos con el ius prohibendi, que es el derecho de cada comunero a vetar u oponerse a los actos o gestiones que quieran realizar los demás comuneros. Entre los comuneros no existe el mandato tácito y recíproco de administración que si tienen los socios de una sociedad de acuerdo al artículo 2081 del Código Civil que señala que no habiéndose escogido un administrador, cada uno de los socios tendrá el poder de administrar la sociedad. Hoy la tendencia de las legislaciones más modernas es darle mayor valor a la voluntad de la mayoría de los comuneros, ya que obtener la unanimidad se vuelve complejo para realizar las gestiones de administración.40 b) Si existe un administrador, que es la regla general para así evitar complicaciones, este será elegido por la unanimidad o la mayoría de los comuneros. Existen además casos especiales de ALESSANDRI, Arturo; SOMARRIVA, Manuel y VODANOVIC, Antonio. Tratado de los Derecho Reales, Bienes, Tomo I, 5° edición, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1993, pp. 111-112. 36 Ídem, pp. 112-113. 37 SOMARRIVA, Manuel. Indivisión y Partición, 5° edición actualizada, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 2002, p. 110. 38 PEÑAILILLO, Daniel. Los Bienes, La Propiedad y otros derechos reales, Ed, Jurídica de Chile, Santiago, 2006, p. 175. 39 SOMARRIVA, Manuel. Op. cit., pp. 204-207. 40 SOMARRIVA, Manuel. Op. cit., pp. 176-184; ALESSANDRI, Arturo; SOMARRIVA, Manuel y VODANOVIC, Antonio. Op. cit., pp. 113-115. 35 9 comunidad en que está estipulado por ley quien será el administrador de ésta, como es el caso del albacea que administra la indivisión hereditaria con tenencia de bienes. 41 Otro punto importante a estudiar dentro de la comunidad es la responsabilidad de los comuneros42, y aquí hay que distinguir distintas situaciones: a) Responsabilidad por deudas contraídas con anterioridad al nacimiento de la comunidad: cada comunero responde del pago de las deudas que afectan a los bienes de la comunidad a prorrata de sus cuotas. Si la cosa es universal, cada comunero va a ser obligado a las deudas de la cosa común, y si la cosa es singular, cada comunero va a ser obligado al pago de las deudas de los bienes comunes a prorrata de su cuota en la comunidad. b) Responsabilidad por deudas comunes contraídas durante la comunidad y en beneficio de ella: en esta situación es obligado el comunero que contrajo la obligación, el cual tiene el derecho de reembolso contra los demás comuneros, todo esto de acuerdo al artículo 2307 del CC. Si la deuda fue contraída colectivamente por los comuneros, sin expresar cuotas y no habiéndose estipulado solidaridad, serán responsables por partes iguales. c) Deudas personales de los comuneros: entendemos por estas aquellas que fueron contraídas en beneficio personal y no en beneficio de la comunidad, no tiene ningún tipo de responsabilidad la comunidad y solo está obligado el que contrajo la obligación. d) Responsabilidad por daños causados en los bienes y negocios de la comunidad: en este caso cada comunero es responsable hasta de culpa leve según el artículo 2308 del CC. e) Por último, hay que mencionar que la cuota del comunero que es insolvente grava las cuotas de los demás comuneros de acuerdo a los artículos 2311 y 1347 que se refieren a esto. Por último mencionaremos las causales de término o extinción de la comunidad 43, que son: 1) Reunión de todas las cuotas en un solo comunero. 2) Destrucción total de la cosa común. 3) Partición del haber común. La partición tiene por objeto entregar a cada comunero uno o más bienes determinados de la comunidad como pago de sus derechos cuotativos y se regirá de acuerdo a los artículos Ídem. Op. cit., p. 185, y p. 115. ALESSANDRI, Arturo; SOMARRIVA, Manuel y VODANOVIC, Antonio. Op. cit., pp. 115-117. 43 SOMARRIVA, Manuel. Op. cit., p. 223. 41 42 10 1317 y siguientes del CC complementadas con los artículos 645 al 666 del Código de Procedimiento Civil.44 4.2. Comunidad y Uniones de Hecho La comunidad de bienes ha sido declarada por nuestros tribunales de justicia como una forma de resolver los conflictos como consecuencia del término de la unión de hecho en el ámbito patrimonial. Así, podemos definir a la comunidad de manera más simple y de acuerdo a sus elementos como un cuasicontrato, a título universal, que procede de la adquisición de bienes a través del esfuerzo común de los partícipes.45 Siguiendo a Donoso y Rioseco, es un cuasicontrato ya que es fuente de obligaciones que se contrae sin convención expresa desprendiéndose esto del artículo 2304 del Código Civil. La comunidad se forma por la adquisición de los bienes gracias al esfuerzo común de los convivientes y no solo por la convivencia, ya que esta no genera efectos jurídicos por sí misma46. Según Donoso y Rioseco, el esfuerzo común puede entenderse como un trabajo en común o a favor del otro partícipe47. Para la conformación de una comunidad entre concubinos, es necesario que concurran ciertos requisitos: existencia de bienes, convivencia entre comuneros, aportes de ambos convivientes, que los bienes hayan sido adquiridos durante el período que duró la convivencia, que ninguno de los comuneros se encuentre casado en sociedad conyugal, y por último, que esta sea declarada por un juez. Es una comunidad a título universal como se desprende de la lectura del artículo 2304 del CC, y ésta es una gran diferencia con la sociedad, la cual tiene prohibido por ley que sea universal. Por lo que tendría similitud esta comunidad de bienes universal con la sociedad conyugal, que también es universal. La prueba de la comunidad de bienes tiene ciertas reglas que debemos mencionar, en primer lugar esta comunidad de bienes debe ser probada por quien alega su existencia, acreditando que se hicieron aportes o trabajo, en segundo lugar puede ser probada por cualquier medio de prueba incluso la prueba testimonial, en tercer lugar cabe mencionar que no se le hace aplicable la regla del artículo 1709 del Código Civil ya que no se trata de probar “actos o contratos que contengan la entrega o promesa de una cosa”, como cuarta regla Ídem, pp. 227-228. DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit., 49-53. 46 BARRIENTOS, Javier. Op. cit., pp. 57-63. 47 DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit., p. 52. 44 45 11 debemos mencionar que la existencia de matrimonio religioso constituye un antecedente o presunción de haberse formado una comunidad de bienes, y por último debemos señalar que la convivencia o unión de hecho no puede ser invocada como prueba de la existencia de una comunidad de bienes.48Por lo que será necesario tener en cuenta estas reglas al momento de interponer una demanda de comunidad de bienes, ya que al tener claro estas reglas se facilitará mucho más que se acoja nuestra pretensión de declaración de existencia de una comunidad de bienes. La principal y más importante consecuencia de la declaración judicial de una comunidad de bienes entre convivientes, es el derecho a solicitar la división de los bienes comunes de acuerdo al artículo 2313 del CC, del cual se desprende que la división se hará de acuerdo a las reglas de partición de la herencia, en donde los bienes comunes se adjudicarán a los comuneros de común acuerdo, y a falta de éste, se hará por un juez partidor.49 Por lo que la partición de la comunidad se hará de acuerdo a los artículos 1317 y siguientes del CC. No está claro si una vez declarada una comunidad de bienes ente concubinos, en el mismo juicio debe determinarse la cuota que le corresponde a cada comunero, o en otro juicio divisorio posterior. La mayoría de la jurisprudencia esta a favor de hacer la determinación de las cuotas en el mismo juicio de declaración de comunidad de bienes.50 BARRIENTOS, Javier. Op. cit., pp.79-82. DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit., pp.82-83. 50 Ibídem. 48 49 12 II. Jurisprudencia 2003-2010 de la Corte Suprema sobre Uniones de Hecho y Comunidad de bienes Analizaremos a continuación, algunos fallos de la Corte Suprema, con el objeto de determinar los siguientes aspectos: a) existencia o inexistencia de la unión de hecho, b) la forma en que se llegó a declarar la existencia o inexistencia de una comunidad de bienes, c) las pruebas rendidas en juicio y su influencia para la determinación de las cuotas de cada comunero (si se acogió la existencia de una comunidad) y d) el fundamento dado por el tribunal con respecto al porcentaje de las cuotas asignadas a cada conviviente. 51 1. Sentencia Rol N° 5183-2003 52 1.1. Existencia o inexistencia de la unión de hecho La Corte Suprema señala que en el tribunal de primera instancia se da por acreditado mediante prueba testimonial, documental y confesional, que entre el demandado y la actora existió una relación de convivencia durante seis años y medio, aportando bienes ambos de acuerdo a sus capacidades económicas. 1.2. Forma en que se llegó a declarar la existencia o inexistencia de una comunidad de bienes Se da por establecido también en primera instancia una comunidad de bienes a través de las pruebas testimonial, documental y confesional, las cuales acreditan que las partes adquirieron bienes con la intención de hacerlos comunes, y también que una de la partes hizo su aporte en trabajo mayormente, por lo que a juicio del tribunal de primera instancia sí se acreditó una comunidad de bienes, por lo que declara su existencia. 1.3. Pruebas rendidas y su influencia para la determinación de las cuotas de cada comunero Fueron acreditados los aportes, mediante la prueba documental, testimonial y confesional. Además, el mayor aporte a la comunidad por parte de la demandante fue su trabajo y el demandado aportó mayormente bienes materiales, cuestión que es tomada en cuenta por el tribunal al momento de determinar las cuotas de los comuneros, por lo que no se puede considerar la petición de la demandante de repartir en mitades iguales los bienes. Hay que dejar constancia que los demandados en primera instancia, son los herederos del demandado, ya que como se colige, este último falleció. CORRAL TALCIANI, Hernán. Familia y Derecho, Estudios sobre la realidad jurídica de la Familia, Ed. Universidad de los Andes, Santiago, 1994, pp. 63-65. 52 Corte Suprema, 2 de noviembre de 2005, Legal Publishing N° 33239. Rol N° 5183-2003, “Orellana con Mechasqui”. Disponible en http://productos.legalpublishing.cl/NXT/publishing.dll?f=templates&fn=JOLLOL/default.htm&3.0&Tit=A_Juridica/ CL_JOL01/CL_JOLL1C&vid=LNChile:159&dtaid=1910336&docID= 51 13 1.4. Fundamento dado por el tribunal con respecto al porcentaje de las cuotas asignadas a cada conviviente Se determina en primera instancia que el porcentaje que le corresponde a la actora es de un 30% de los bienes comunes, de acuerdo al artículo 2069 que señala si uno de los socios contribuyó solo con su trabajo, y no existiere estipulación que determinara su cuota, se fijará esta última por el juez, y no existiendo estipulación que determine la cuota que debe soportar de las pérdidas, se entenderá que le corresponde la de su trabajo. Por lo que de acuerdo a este artículo es el juez quien en definitiva determina la cuota o porcentaje que le corresponde a la parte que aportó solo con su trabajo. Se recurre de casación en la forma y en el fondo. Se estima por los recurrentes (hijos del demandado) que el tribunal de primera instancia debió aplicar el artículo 2068 y no el artículo 2069, ya que la actora además de trabajo, también aportó bienes materiales, por lo que también debe soportar las pérdidas, y al aplicar el artículo 2069, no debería soportar las perdidas sino solo obtener los beneficios. Esta petición de los recurrentes tiene su fundamento en que al determinar el juez que la actora solo aportó su trabajo, se ve liberada de soportar las pérdidas producidas por la comunidad, lo que consideran injusto los recurrentes ya que según ellos, si bien el mayor aporte de bienes a la comunidad lo realizó el causante, la demandante también realizó aporte en bienes, pero considerablemente menores a los que realizó el causante. La Corte Suprema, al considerar que en primera instancia fueron acreditados los aportes, mediante la prueba documental, testimonial y confesional, decidió confirmar la sentencia de primera instancia, y declarar que la comunidad de bienes debe dividirse en un 30% para la demandante y un 70% para el demandado , quedando este porcentaje para los recurrentes. De este fallo se puede desprender que acreditándose los aportes por todos los medios probatorios, la Corte Suprema hace la repartición de las cuotas, de acuerdo a lo probado por las partes, decisión acorde al régimen de comunidad aplicado en este fallo, en donde no se toma en cuenta la situación de hecho en la que se encuentran las partes, sino que solo se considera el porcentaje aportado por las partes y su acreditación en el juicio. 2. Sentencia Rol N° 46729 -2004 53 En el fallo de primera instancia, el demandado pide que se declare la nulidad absoluta del pacto de liquidación de la sociedad conyugal y adjudicación de bienes celebrado en el año 1997, petición que es acogida por el tribunal. Corte Suprema, 29 de junio de 2004, Revista de Derecho y Jurisprudencia, T. CI, sec. 1°, p. 169, “Montoya con Osses”. 53 14 Apelada la decisión por la demandada, el tribunal de alzada la confirma. Se interpone recurso de casación en la forma y el fondo. 2.1. Existencia o inexistencia de la unión de hecho En primera instancia declararon testigos que daban fe del hecho de la existencia de la convivencia anterior al matrimonio y la comunidad de bienes que se formó, señalan que ambas partes antes de contraer matrimonio, convivían de forma estable y permanente, y que adquirían bienes con la intención de hacerlo comunes. 2.2. Forma en que se llegó a declarar la existencia o inexistencia de una comunidad de bienes La recurrente de casación, estima que en primera instancia no se consideró para la decisión, las pruebas rendidas por su parte, las cuales considera de gran importancia para la decisión del caso. Además señala que no fue tomada en cuenta por el tribunal la sociedad de hecho (usada nuevamente como sinónimo de comunidad de bienes54) que existió antes del matrimonio y que liquidaron junto con la sociedad conyugal. La Corte Suprema acoge el recurso y dicta una sentencia de reemplazo, la que reconoce una comunidad de bienes como consecuencia de la convivencia estable y permanente y del esfuerzo común realizado por ambas partes para la adquisición de dichos bienes, situación ocurrida antes del matrimonio. Se señala claramente en el fallo en su considerando cuarto: “Que de la prueba testimonial rendida en autos, por la demandada, sólo enunciada en el considerando octavo del fallo de primer grado y la documental referida en el considerando precedente, se colige la existencia de una comunidad o sociedad de hecho habida entre don … y doña… , anterior al matrimonio que estos celebraron el 25 de noviembre de 1982, iniciada por una convivencia en común, la que databa del año 1961 y durante la cual y con el esfuerzo común adquirieron los bienes motivo de la liquidación de que da cuenta la escritura pública de fecha 14 de noviembre de 1997. Tal instrumento comprende los bienes inmuebles que fueron adquiridos en el año 1982, dentro del período de convivencia, los que en virtud del pacto de separación de bienes y liquidación de sociedad conyugal fueron adjudicados a la demandada. Luego, puede concluirse que estos pasaron a formar parte de la comunidad de bienes o sociedad de hecho que al efecto existió entre el señor… y la Sra.…., no siendo pertinente sostener que no puedan formar parte del pacto de separación de bienes y liquidación de la sociedad conyugal por haber sido adquiridos con anterioridad al matrimonio, pues como se dijo, lo fue durante el período de convivencia de los mismos, y por lo demás producto del trabajo conjunto de ellos;…” 54 BARRIENTOS, Javier. Op. cit., pp. 69-71. 15 2.3. Pruebas rendidas y su influencia para la determinación de las cuotas de cada comunero No existen pruebas rendidas por las partes para la determinación de las cuotas que le correspondería a cada uno de los convivientes, sólo existen pruebas que acreditan la existencia de una comunidad de bienes antes del matrimonio entre ambos, y pruebas que acreditan aportes realizado por las partes, por lo que se vuelve difícil y por no decirlo imposible determinar el porcentaje o cuota que le corresponde a cada parte ya que no es suficiente probar esto sino que además las partes deberían haberle acreditado al tribunal qué bienes fueron los que aportó cada uno, para que así al tribunal no le quedara duda sobre el porcentaje que le correspondía a cada comunero y realizar una repartición acorde al régimen de comunidad de bienes aplicado en el fallo. 2.4. Fundamento dado por el tribunal con respecto al porcentaje de las cuotas asignadas a cada conviviente Se menciona además por el tribunal, que aún no teniendo reconocimiento jurídico la unión de hecho, como ya es dicho por la doctrina55, ni menos efectos patrimoniales derivados de ella, la jurisprudencia es quien ha reconocido la existencia de una comunidad de bienes, y además menciona el tribunal, se le reconoce el derecho a la mujer a la mitad de los bienes habidos en la misma y lo hace sin otro argumento más que una sentencia anterior de los tribunales de justicia. Por lo que nos encontramos ante la decisión de dividir las cuotas de los comuneros en partes iguales, sin justificar de ninguna forma mediante pruebas, el porqué de esa decisión. Por lo que al hacerlo, pensamos que esta implícitamente aplicándole las reglas de la sociedad conyugal56 a una situación parecida en los hechos pero distinta en sus consecuencias jurídicas. Lo hace, a mi juicio, para llenar un vacío que no ha sido resuelto aún por nuestro legislador. Pero pensamos que no es una decisión adecuada ya que no se aplicaron las reglas de la comunidad contenidas en el Código Civil, sino que se aplicó un criterio de igualdad de otra institución como lo es la sociedad conyugal, y no las reglas de la comunidad en donde es determinante para la repartición de los bienes, saber los aportes que realizaron los comuneros durante la vigencia de esta comunidad. Podemos por lo tanto, concluir que la Corte Suprema no tiene un criterio uniforme y general de decisión, ya que al verse enfrentada a situaciones parecidas en los hechos, resuelve aplicando la comunidad de bienes, pero fundamentando la repartición de bienes de forma distinta en cada cao. TAPIA, Mauricio. Código Civil 1855-2005, Evolución y Perspectivas, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 2005, p.113. 56 FIGUEROA, Gonzalo. Persona, Pareja y Familia, Ed, Jurídica de Chile, Santiago, 1995, p.74. 55 16 3. Sentencia Rol N° 6387-2005 57 3.1. Existencia o inexistencia de la unión de hecho Se señala en primera instancia por la parte demandante, que él mantuvo una relación de convivencia con la demandada, por varios años. Que durante la relación compró un inmueble con el dinero de su indemnización por años de servicio, ya que había trabajado por varios años en una empresa, y que ese inmueble lo inscribió a nombre de la demandada, a pesar de haber pagado con su dinero la compra de ese bien. Se considera en la sentencia que la unión de hecho puede ser probada por todos los medios de prueba legales, según lo ha dicho la doctrina58, por lo que al tribunal de casación le queda claro, gracias a las pruebas rendidas en primera instancia, testimonial y documental, que sí existió una relación de convivencia. Así lo expresa la Corte Suprema en este fallo: “…es útil anotar que el concubinato invocado por el actor es un hecho jurídico de carácter lícito no vedado por la ley, de suerte que su existencia como antecedente de una comunidad, ha podido ser admitida por los Jueces, sobre la base de los elementos probatorios acompañados al pleito. Si bien esa forma de convivencia ciertamente no significa por sí sola que se produzca una comunidad sobre bienes singulares, la formación de este cuasicontrato puede, a su vez, ser reconocida por los Jueces mediante la valoración de los medios de convicción que se les hagan valer con ese propósito, desde el instante que la comunidad es igualmente un hecho lícito, conforme lo dice el inciso segundo del artículo 2284 del Código Civil”. 59 3.2. Forma en que se llegó a declarar la existencia o inexistencia de una comunidad de bienes Que durante todo el tiempo de convivencia se produjo una sociedad de hecho (en la sentencia de primera instancia se usan como sinónimos sociedad de hecho y comunidad de bienes) a la cual hizo un 80% de los aportes en bienes materiales, con los que se formó esa sociedad. Vemos en esta sentencia que nuevamente el tribunal utiliza como sinónimos la comunidad de bienes y la sociedad de hecho. En el año 2003, luego del término de la relación de convivencia, la demandada expulsó del inmueble al demandante, sin reconocerle derecho alguno sobre este bien. Por lo que en definitiva, el actor pide al tribunal de primera instancia que se declare que existió una comunidad de bienes entre ambos. Corte Suprema, 9 de septiembre de 2007, Legal Publishing N° 36774, Rol N° 6387-2005, “Lemus con Milla”. Disponible en http://productos.legalpublishing.cl/NXT/publishing.dll?f=templates&fn=JOLLOL/default.htm&3.0&Tit=A_Juridica/ CL_JOL01/CL_JOLL1C&vid=LNChile:159&dtaid=1910336&docID= 58 RAMOS PAZOS René. Op. cit., p. 649. 59 Corte Suprema, 9 de septiembre de 2007, Legal Publishing N° 36774, Rol N° 6387-2005, “Lemus con Milla”, cons. 9°. 57 17 La demandada, se defiende señalando que ella es dueña exclusiva del inmueble, por lo que rinde prueba documental acompañando el contrato de compraventa entre ella y el antiguo dueño del inmueble, para así acreditar que fue ella quien compró ese bien, además de acompañar el certificado de dominio vigente del inmueble, y el certificado de avalúo fiscal. El demandante mediante prueba documental, trata de acreditar que existió convivencia y durante esta se formó una comunidad de bienes. Además rindió prueba testimonial, que a juicio del tribunal es inútil para determinar los hechos sustanciales y controvertidos. Al no tener por acreditado el tribunal de primera instancia la existencia de una comunidad de bienes, sino sólo una relación de convivencia, rechaza la demanda interpuesta por el demandante. El fallo del tribunal de primera instancia fue apelado por el demandante, y la Corte de Apelaciones declaró lo siguiente: considera que en primera instancia el demandante sí logró demostrar la existencia de una comunidad de bienes, ya que mediante la prueba testimonial, la cual no fue considerada en primera instancia, se puede desprender que la demandada el año en que adquirió el bien donde vivía la familia y del cual fue expulsado el actor, no tenía trabajo remunerado ya que era dueña de casa, por lo que no tenía dinero con el cual adquirir el bien inmueble. Por lo que en definitiva, el tribunal de alzada acoge la petición del demandante, al tener por acreditado el hecho de que con el dinero del actor se realizó la compra del inmueble y declara la existencia de una comunidad de bienes sobre el inmueble en disputa, por lo que manda a hacer una subinscripción de este fallo, al margen de la inscripción de dominio. La demandada interpone recurso de casación en la forma y en el fondo en contra la sentencia del tribunal de alzada, al considerar que se invirtió la carga de la prueba, al obligarla a probar algo (la comunidad de bienes) que correspondía probar a la otra parte. Pero la Corte Suprema considera que esto no sucedió: El fallo, en su considerando séptimo así lo expone: “Que la infracción del artículo 1698 del Código Civil, que constituye el primer defecto que el recurso atribuye al fallo, tiene lugar cuando se obliga a uno de los litigantes a producir una probanza que corresponde a su contraparte, es decir, se altera el principio que recoge esa disposición para repartir la carga de la prueba. La verdad es que el análisis de los antecedentes conduce a concluir que esa falta no se ha perpetrado en la especie, desde el instante que la demandada no fue obligada a acreditar la inexistencia de la comunidad que alegó el actor, al margen que los Jueces hayan desestimado sus defensas derivadas de la inscripción de propiedad del inmueble sobre el cual consideraron que se había formado tal condominio, lo que no implica haber invertido el peso de la prueba.” 60 60 Corte Suprema, 9 de septiembre de 2007, Legal Publishing N° 36774, Rol N° 6387-2005, “Lemus con Milla”, cons. 7°. 18 También podemos ver que la Corte Suprema, a través de la convicción, reconoce la existencia de una comunidad de bienes, y deja en claro que la sola presencia de la unión de hecho no acarrea como consecuencia necesaria la formación y existencia de una comunidad de bienes, sino que a través de los medios de convicción, se puede probar la existencia de esta comunidad y así ocurrió en este fallo. 3.3. Pruebas rendidas y su influencia para la determinación de las cuotas de cada comunero Se rinde por el demandante prueba documental para acreditar que hizo un aporte de un 80% a la comunidad en viene materiales. Esta prueba consiste en documentos que señalan que luego de finalizar su trabajo recibió una suma considerable de indemnización por años de servicio y lo que intenta es demostrar que con este dinero compró los bienes inmuebles que forman la comunidad, ya que son dos los bienes inmuebles en disputa, pero solo uno es considerado por el tribunal. Además rinde prueba testimonial para acreditar que al momento de la adquisición del inmueble, la demandada no tenía un trabajo remunerado. 3.4. Fundamento dado por el tribunal con respecto al porcentaje de las cuotas asignadas a cada conviviente Lo que no deja claro este fallo y no se resuelve en el mismo, es el porcentaje que le corresponde a cada comunero, y solo debe entenderse que al rechazar el recurso de casación en la forma y en el fondo, y estimar que el fallo del tribunal de alzada no incurre en vicios, se tendría que realizar la subinscripción de esta sentencia al margen de la inscripción de dominio del inmueble anteriormente mencionado, pero sin hacer ningún tipo de detalle de los bienes que forman esta comunidad ni de los porcentajes que le corresponden a cada comunero. En conclusión, en este fallo de la Corte Suprema faltó que se determinaran por parte de los jueces, los derechos de los comuneros sobre los bienes y se detallaran los bienes que iban a ser objeto de la partición, para así luego determinar las cuotas de cada uno de los comuneros.61Podemos ver que en esta sentencia sí se acreditan por las partes los aportes que realizaron, pero el tribunal no lo toma en consideración para la decisión del caso por lo que se deja ver es que el criterio de decisión de la Corte Suprema no es uniforme ya que anteriormente acreditándose los aportes de las partes, había repartido los bienes de acuerdo a esto, pero en esta sentencia no ocurre así y además no se hace cargo de la repartición de los bienes, sino que solo de la existencia de la comunidad. Nuevamente el criterio jurisprudencial no es uniforme, ya que en las anteriores sentencias, la Corte Suprema sí se hace cargo de la repartición de los bienes y el porcentaje que le corresponde a cada comunero. 61 DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit., pp. 82-86. 19 4. Sentencia Rol N° 1381-2005 62 4.1. Existencia o inexistencia de la unión de hecho La demandante, pide que se declare una comunidad de bienes universal como consecuencia del concubinato y el trabajo en común con el demandado para la adquisición de los bienes. Señala que convivieron durante 16 años, y dentro de este período existió intención de compartir los bienes adquiridos en beneficio de ambos. Además agrega que ella fue quien administró los negocios del demandado haciéndolos prosperar durante este período. Que luego de terminada esta convivencia, el demandado hace abandono del hogar que compartían, el cual estaba inscrito a nombre de una de las sociedades en que el demandado es el mayor accionista, y pide judicialmente que la demandante haga abandono de esta propiedad. Al contestar el demandado, señala que nunca existió entre ambos una convivencia o concubinato, sino una relación comercial y laboral, de la cual nació una relación de amistad y sentimental en donde esporádicamente existieron períodos de cohabitación, pero que en ningún caso configuran el concubinato. Además señala que antes de conocer a la actora, ya contaba con una fortuna considerable, que no correspondería en ningún caso compartir con ésta. La parte demandante como la demandada rinden prueba documental en primera instancia, para acreditar que existió una relación de convivencia. El tribunal determina que existió convivencia desde el año 1983 a 1992. 4.2. Forma en que se llegó a declarar la existencia o inexistencia de una comunidad de bienes Se rinde prueba testimonial para demostrar que no existió una comunidad de bienes ya que las propiedades del demandado fueron adquiridas con anterioridad a la relación sentimental y comercial que mantuvieron. El tribunal de primera instancia concluye que entre la actora y el demandado existió convivencia con comunidad de bienes, en la cual cada comunero tiene un derecho respecto de los bienes comunes. El fallo de primera instancia, es apelado por el demandado y este se revoca al considerar que entre la demandante y el demandado existió una relación laboral que es probada en segunda instancia mediante un certificado de imposiciones de una AFP, en que el demandado aparece como empleador de la demandante. Además se agrega que la actora tuvo la representación de las empresas del demandado mediante el uso de mandatos, lo que Corte Suprema, 26 de septiembre de 2007, Legal Publishing N° 37399, Rol N° 1381-2005, “Díaz con Troncoso”. Disponible en http://productos.legalpublishing.cl/NXT/publishing.dll?f=templates&fn=JOLLOL/default.htm&3.0&Tit=A_Juridica/ CL_JOL01/CL_JOLL1C&vid=LNChile:159&dtaid=1910336&docID= 62 20 refuerza la relación laboral y comercial. Por lo que en definitiva se rechaza la existencia de una comunidad de bienes al considerar que no existió convivencia entre ambos Se señala por la Corte Suprema que queda evidentemente demostrado que existió una relación laboral entre demandante y demandado mediante el certificado de imposiciones de AFP: Así se señala en la sentencia: “a. Que el demandado incorporó a la actora a sus negocios, según consta del extracto de constitución de la Sociedad Anónima Compañías Rentas Inmobiliarias Condell S.A. en la que el demandado tiene, por sí, 900 acciones y la actora una, en la que aquel controla en forma absoluta la propiedad y la administración; que en la referida escritura la demandante se individualiza como “empleada , mención que ha de referirse a una relación laboral, precisamente, con el demandado. b. Que el certificado de imposiciones de la A.F.P. ING. Santa María, no impugnado de contrario, acredita que el demandado aparece como empleador, de la actora y da cuenta de imposiciones depositadas casi interrumpidamente desde el mes de marzo de 1982 hasta diciembre de 1991, por “Claudia Díaz Osorio , “Fernando Troncoso M. y , “Empresa Hotelera de Valparaíso “Real Tahona S.A. y “Hotelera del Pacífico documento que, unido a la prueba testimonial de la demandada hace plausible la alegación de esta última parte, de que hubo una relación laboral y no de comunidad de vida entre las partes.”63 Contra la sentencia del tribunal de alzada, la demandante interpuso recurso de casación en la forma y en el fondo. Se puede desprender que la Corte Suprema considera que es suficiente la prueba que demuestra que existió una relación laboral y no así una relación de convivencia que pudiera dar origen a una comunidad de bienes, ya que no existe prueba, según el tribunal, para considerar que hubo esfuerzo en común para la adquisición de bienes, y tampoco una convivencia permanente y estable, y sostiene que aún si hubiese acreditado la convivencia, ésta no genera por sí sola una comunidad de bienes, lo que es reafirmado por la doctrina nacional64, y queda además claramente demostrado en el fallo analizado. También lo menciona el tribunal en el fallo: “…resulta conveniente recordar que para la doctrina el concubinato no constituye una presunción de existencia de comunidad entre concubinos, no crea el concubinato, por sí sólo, comunidad alguna. La comunidad se formará si hay aportes, consistan en bienes, trabajo, industria o cualquiera otra actividad conjunta, que haya sido la causa de la existencia de la masa de bienes que forma la comunidad que se pretende establecer”. 65 Corte Suprema, 26 de septiembre de 2007, Legal Publishing N° 37399, Rol N° 1381-2005, “Díaz con Troncoso”, cons. 7°. 64 BARRIENTOS, Javier. Op. cit., p.57; DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit., p.48. 65 Corte Suprema, 26 de septiembre de 2007, Legal Publishing N° 37399, Rol N° 1381-2005, “Díaz con Troncoso”, cons. 10°. 63 21 La decisión de la Corte Suprema, en definitiva, es desechar el recurso de casación en la forma y en el fondo, por lo que se mantiene la decisión del tribunal de alzada de no admitir la existencia de una comunidad de bienes entre la actora y el demandado. 4.3. Pruebas rendidas y su influencia para la determinación de las cuotas de cada comunero Las pruebas rendidas por las partes son en definitiva para demostrar la existencia o inexistencia de una relación de convivencia y de una comunidad de bienes y solo la parte demandada acredita que los bienes que se dice son comunes, los adquirió antes de conocer a la demandante. 4.4. Fundamento dado por el tribunal con respecto al porcentaje de las cuotas asignadas a cada conviviente En la sentencia de primera instancia se señala que todo lo concerniente al porcentaje de bienes que le corresponde a cada comunero, deberá determinarse en otro juicio, de lato conocimiento. El tribunal de alzada declara la inexistencia de una comunidad de bienes, decisión que es confirmada por la Corte Suprema. 5. Sentencia Rol N° 3445-2006 66 5.1. Existencia o inexistencia de la unión de hecho El demandante funda su demanda en que por más de 40 años fue pareja de la causante y además administraba los bienes de ésta, incrementándolos y formando así una comunidad de bienes entre ambos. El demandado fue quien solicitó la herencia yacente de la causante, adjudicándosela durante el juicio en primera instancia, siendo por tanto, el único heredero de la causante y dueño de todos sus bienes. El demandado considera que el actor no logra acreditar la convivencia que dice mantuvo con la causante, ya que sólo acredita que él solventaba los gastos de esta última y no que existió convivencia entre él y la fallecida, además de un hogar o techo común en donde habitaran ambos y tampoco prueba los otros requisitos para encontrarnos frente a una relación de concubinato67, entre los que se encuentran domicilio común, afectividad de contenido sexual, etc., por lo que no podría declararse una comunidad de bienes por la falta de convivencia entre ambos. Corte Suprema, 24 de marzo de 2008, Legal Publishing N° 38587, Rol N° 3445-2006, “ Deik con Fisco”. Disponible en http://productos.legalpublishing.cl/NXT/publishing.dll?f=templates&fn=JOLLOL/default.htm&3.0&Tit=A_Juridica/ CL_JOL01/CL_JOLL1C&vid=LNChile:159&dtaid=1910336&docID= 66 NOVELLINO, Norberto. Op. cit., pp. 51-60; AZPIRI, Jorge. Op. cit., pp. 61-69; TORRADO, HELÍ Abel. Unión Marital de Hecho de la Sociedad Patrimonial entre compañeros permanentes, 2° edición, Ed. Universidad Sergio Arboleda, Bogotá, 2008, pp. 39-55. 67 22 5.2. Forma en que se llegó a declarar la existencia o inexistencia de una comunidad de bienes El demandante pide que se declare la existencia de una comunidad de bienes entre él y la causante, sobre todos los bienes que figuren a nombre de ésta última y que constituyen la herencia que ha quedado luego de su fallecimiento. El actor rindió prueba testimonial y documental, en donde se acreditaban los bienes de la causante quedados a su fallecimiento, la administración por parte de él de los bienes de ésta última, y prueba además que él solventaba la mayoría de los gastos de la fallecida. Pero no rinde prueba que acrediten la relación de convivencia que mantuvo con la causante ni la formación de una comunidad de bienes entre ambos. El tribunal de 1° instancia rechaza la demanda ya que considera que no se logra acreditar una comunidad de bienes entre el actor y la causante. Apelado el fallo de primera instancia, la Corte de Apelaciones lo confirma en todas sus partes. Se interpone recurso de casación en el fondo por el demandante al considerar que el fallo recurrido olvida los efectos que pudo tener la convivencia mantenida por él y la causante y los gastos en que incurrió durante esa etapa. Así lo expone claramente en el recurso: “…el fallo recurrido ha desconocido los efectos patrimoniales de esta comunidad de vida, al privar de consecuencias jurídicas al desplazamiento que existió desde el patrimonio del actor al patrimonio de la causante. Expone que este desplazamiento patrimonial se produjo tanto por la vía del ahorro del gasto, esto es, por la evitación de una disminución en el patrimonio de doña…, como a través de la adquisición de derechos.”68 El demandado se defiende nuevamente al considerar que no es él a quien debió demandarse en 1° instancia ya que al iniciarse el juicio, él aún no obtenía la calidad de heredero de la causante: “…el Fisco no es legítimo contradictor en este juicio, pues la pretensión del actor es que se declare la existencia de una comunidad de bienes entre él y una persona diferente. Agrega, además, que la supuesta calidad de heredero a la época de esta demanda y de su notificación , no le había sido reconocida aún al Fisco mediante resolución judicial de posesión efectiva, de modo que el hecho de convertirse el demandado en heredero de doña … era sólo una expectativa, situación jurídica que haría improcedente, a su juicio, la interposición de esta acción en su contra. Añade que durante la secuela del juicio el Fisco obtuvo efectivamente la calidad de heredero de la causante, en ausencia de otras personas con derecho a ser considerados dentro de la comunidad hereditaria y que, desde ese momento en que la herencia fue deferida, pasó el Fisco 68 Ibídem. 23 de pleno derecho a ser dueño de los bienes que son objeto de la demanda por el modo de adquirir sucesión por causa de muerte, dominio que excluye a cualquier otro propietario”. 69 Otro punto mencionado en el fallo es que no existe un conjunto de reglas que permitan solucionar los conflictos de orden patrimonial que se derivan de las uniones de hecho, por lo que quien soluciona este vacío legal es la doctrina y la jurisprudencia. Además se sostiene que la unión de hecho no genera efectos jurídicos patrimoniales por sí sola70, por lo que debe entenderse y la doctrina así lo ha dicho, que la sola convivencia no produce la existencia de una comunidad de bienes71. Otra parte del recurso a analizar y que menciona nuevamente un fallo de la Corte Suprema es que quien pretende alegar la existencia de una comunidad de bienes tiene la carga probatoria72, ya que como se dijo anteriormente al no tener la unión de hecho por sí sola consecuencias jurídicas patrimoniales debe ser probada su existencia por quien la alega y mediante todos los medios de prueba legales73. “Este tipo de relación marital no constituye una presunción de existencia de comunidad entre quienes la mantienen, ya que no crea el concubinato, por sí solo, comunidad alguna. Esta se formará si hay aportes consistentes en bienes, trabajo, industria o cualquiera otra actividad conjunta, que haya sido la causa de la existencia de la masa de bienes que forma la comunidad que se pretende establecer. Quien pretenda sostener la existencia de tal comunidad deberá acreditarla.”74 Se agrega por el recurrente que para la acreditación de la existencia de una comunidad de bienes se permiten todos los medios de prueba y a los testigos presentados por él, no se les otorgó valor probatorio.75Pero hay que tener en cuenta que los testigos presentados en juicio no lograron dejar en claro que existió convivencia permanente y estable entre la causante y el demandante y menos que se formó durante ese periodo una comunidad de bienes. Agrega el demandado que no es posible considerar la existencia de una comunidad, ya que no se logra acreditar ésta por el actor, sino que este último acredita otros aspectos que no serían relevantes para la comprobación de la existencia de una comunidad de bienes 76, como lo son la administración de los bienes de la causante, y lo gastos en que incurrió en el tiempo que compartió con la causante. Corte Suprema, 24 de marzo de 2008, Legal Publishing N° 38587, Rol N° 3445-2006, “ Deik con Fisco”. Ídem, cons. 3°. 71 DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit. p.48; BARRIENTOS, Javier. Op. cit. pp. 60-63; MESA MARRERO, Carolina. Op. cit., p.203. 72 Corte Suprema, 24 de marzo de 2008, Legal Publishing N° 38587, Rol N° 3445-2006, “ Deik con Fisco”, cons. 3°. 73 RAMOS PAZOS, René. Derecho de Familia, Tomo II, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1989, p. 649. 74 Corte Suprema, 24 de marzo de 2008, Legal Publishing N° 38587, Rol N° 3445-2006, “ Deik con Fisco”. 75 Ídem, cons. 1°. 76 Ibídem. 69 70 24 En la sentencia de la Corte Suprema se señalan claramente los requisitos necesarios para la formación de una comunidad de bienes, cuales son la adquisición de bienes en común, el aporte de esos bienes adquiridos en común y por último el incremento de esos bienes con el esfuerzo y trabajo de ambos77, por lo que debemos desprender que en el caso en comento debió necesariamente acreditarse que los bienes inscritos a nombre de la causante, fueron adquiridos por el esfuerzo de ambos, cosa que no sucede ya que el actor sólo prueba que él administraba los bienes de la causante, y que solventaba algunos gastos de ésta. Los hechos relatados por el recurrente y en donde queda claro lo anterior, son: “…por más de cuarenta años y hasta el fallecimiento de doña Inés Casanova Bunster …agrega que durante toda su vida en común, almorzaron y cenaron juntos, viajaron y realizaron diversas actividades de esparcimiento, en el desarrollo de las cuales siempre a pesar de tener ella una buena situación económica, él pagó todos los gastos. Afirma que durante todo el tiempo en que permanecieron juntos, administró los bienes y negocios de doña Inés Casanova Bunster, patrimonio que fue incrementado con el producto de su ejercicio profesional como abogado de la plaza...”78. 5.3. Pruebas rendidas y su influencia para la determinación de las cuotas de cada comunero Se trata de demostrar por el actor, es que existió un traspaso de bienes desde su patrimonio al de la causante, pero el tribunal de casación señala que ésta no es la sede para demostrar hechos que ya fueron asentados por el tribunal de primera instancia, ya que estos hechos son inamovibles para el tribunal de casación, de acuerdo al artículo 785 del Código de Procedimiento Civil. Claro queda esto último, declarado por la Corte Suprema: “…los Jueces del fondo son soberanos para apreciar las pruebas, dentro del marco establecido por las normas pertinentes. Por ello, no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación las decisiones de los sentenciadores basadas en disposiciones que entregan libremente la justipreciación de los diversos elementos probatorios”. Pero lo anterior no deja claro cual fue el porcentaje que aportó el demandante a la supuesta comunidad de bienes que dice formó con la causante. 5.4. Fundamento dado por el tribunal con respecto al porcentaje de las cuotas asignadas a cada conviviente La Corte Suprema rechaza el recurso de casación en el fondo, y por tanto no acepta la petición del recurrente de declarar una comunidad de bienes, al no lograr acreditar en primera instancia el concubinato que dijo mantener con la causante, y tampoco la comunidad de bienes que dice se formó entre ambos, por lo que no podemos analizar en esta sentencia las cuotas asignadas a cada conviviente, ya que no se acogió la comunidad de bienes. 77 78 Ídem, cons. 3°. Corte Suprema, 24 de marzo de 2008, Legal Publishing N° 38587, Rol N° 3445-2006, “ Deik con Fisco”. 25 6. Sentencia Rol N° 5690-2007 79 6.1. Existencia o inexistencia de la unión de hecho La demandante interpone demanda de comunidad de bienes en contra de los demandados. Los hechos en este fallo son: la actora sostiene que convivió por más de cuarenta años con el causante, durante el período de convivencia nacieron tres hijos, además de formarse una comunidad de bienes producto del esfuerzo mancomunado de ambos. Luego del término de esta larga convivencia, el causante se casa con una de las personas demandadas, y luego de un año y medio de matrimonio fallece. La demandada rindió la prueba documental, testimonial, y confesional, para demostrar que convivió por más de diez años con el causante antes de contraer matrimonio. 6.2. Forma en que se llegó a declarar la existencia o inexistencia de una comunidad de bienes La demandante pide se reconozca la existencia de una comunidad de bienes entre ella y el causante (más bien entre ella y los herederos del causante) ya que considera que durante los más de cuarenta años que convivió con el causante, adquirieron bienes y los incrementaron con el esfuerzo y perseverancia de ambos. Una de las demandadas (quien contrajo matrimonio con el causante), pide que se rechace la demanda, al sostener que antes de contraer matrimonio ella convivió por diez años con el causante, y que este último ya estaba separado de la actora, que luego decidieron contraer matrimonio, ya que el causante consideraba que estaba muy débil de salud, y pretendía dejar asegurada a su cónyuge. Hay que tener presente que los otros demandados, a pesar de ser notificados no comparecieron a la instancia, siguiendo el juicio en su rebeldía. En primera instancia, la demandante rindió prueba documental, testimonial y confesional, para acreditar el concubinato y la formación de una comunidad de bienes. Al ser de mejor calidad la prueba rendida por la demandante, a juicio del tribunal de primera instancia, sobre todo la testimonial, que es de mayor número y mejor calidad que los testigos de la demandada, el tribunal acoge la demanda y declara la existencia de una comunidad de bienes, que deberá dividirse en partes iguales entre los comuneros. Corte Suprema, 21 de enero de 2009, Legal Publishing N° 41600, Rol N° 5690-2007, “León con Chipana”. Disponible en http://productos.legalpublishing.cl/NXT/publishing.dll?f=templates&fn=JOLLOL/default.htm&3.0&Tit=A_Juridica/ CL_JOL01/CL_JOLL1C&vid=LNChile:159&dtaid=1910336&docID= 79 26 La sentencia de primera instancia es apelada por uno de los demandados, pero ésta es confirmada por la Corte de Apelaciones. Se interpone recurso de casación en el fondo ante la Corte Suprema, en donde la recurrente, sostiene que al momento del fallecimiento del causante, ya se encontraba liquidada la comunidad entre éste y la demandante, al estar inscrita a nombre de esta última una propiedad adquirida en el período de convivencia ente el causante y la demandante. Además señala que no se ha logrado probar la existencia de una comunidad ya que los bienes dejados al fallecimiento del causante fueron adquiridos por él solamente. Los jueces de casación estiman que no existe fundamento para interponer el recurso de casación en el fondo, y más bien creen que la recurrente no quedó conforme con el valor que se le dio a la prueba rendida por ella en primera instancia, no siendo un motivo para recurrir de casación.80 6.3. Pruebas rendidas y su influencia para la determinación de las cuotas de cada comunero La demandante solicita al tribunal de primera instancia que se realice la división de los bienes comunes en partes iguales ya que según la actora, en vida el causante realizó verbalmente junto a ella la división de los bienes comunes en partes iguales. Por lo que los bienes quedados al fallecimiento del causante no pertenecen exclusivamente a sus herederos. No fueron rendidas en este juicio pruebas que acreditaran el porcentaje que aportó cada conviviente. 6.4. Fundamento dado por el tribunal con respecto al porcentaje de las cuotas asignadas a cada conviviente Como los jueces de casación no pueden alterar los hechos establecidos en primera instancia, dan por acreditado que entre la parte demandante y el causante existió una relación de concubinato probándose sus requisitos esenciales81, donde se formó una comunidad de bienes, en la cual la parte demandante aportó un 50% de su trabajo y dinero. Así se lee en el fallo de la Corte Suprema: “Que, en consecuencia, teniendo en consideración que no procede alterar los presupuestos de hecho establecidos por los magistrados del fondo, que adquieren un carácter definitivo, ha de tenerse en consideración, en el caso de autos se fijó como hecho de la causa que la actora, … , convivió por más de cuarenta años con don … , período en el cual se adquirieron bienes muebles e inmuebles inscritos a nombre del causante… , habiendo aportado la actora el cincuenta por ciento de su trabajo y dinero;” Corte Suprema, 21 de enero de 2009, Legal Publishing N° 41600, Rol N° 5690-2007, “León con Chipana”, cons. 4°. 81 SAMBRIZZI, Eduardo. Daños en el Derecho de Familia, Ediciones La Ley, Buenos Aires, 2001, pp. 251-255. 80 27 Esta decisión es muy recurrente en los tribunales de justicia, al dividir en partes iguales los bienes comunes, sin establecerse con exactitud si realmente cada comunero aportó 50% de los bienes que forman la comunidad.82 Además para la Corte Suprema es muy complicado, sino imposible, determinar los bienes que aportó cada comunero, ya que sólo se debe basar en los hechos que da por establecido el tribunal de primera instancia, y aún en este caso, siendo dudoso el aporte que hizo cada conviviente, la Corte Suprema da por hecho que cada uno de ellos aportó la mitad de los bienes. A mi juicio debe ser indispensable la determinación exacta de los aportes realizados por los comuneros83, ya que de esta forma existiría mayor justicia al momento de repartir los bienes comunes. Del fallo anterior se puede sostener que los tribunales resuelven no teniendo exactitud de los aportes realizados, y liquidando la comunidad en partes iguales, sin justificar su decisión, por lo que en definitiva lo que hace es asimilar esta situación cuasicontractual a la sociedad conyugal, ya que la situación fáctica es bastante parecida, por lo que le atribuye efectos similares. La Corte Suprema, en definitiva, sitúa a las uniones de hecho en el ámbito patrimonial, en el derecho de las obligaciones, y al hacer esto deja de lado otros efectos como por ejemplo los personales, pero al dar solución a los conflictos lo hace de forma parecida a una institución propia del derecho de familia como lo es la sociedad conyugal. 84 Por lo que se puede ver, existe una contradicción por parte de la Corte Suprema, ya que resuelve de acuerdo al derecho de las obligaciones, pero en su decisión existe una lógica del derecho de familia como lo es repartir los bienes comunes en partes iguales, al igual que en la sociedad conyugal, todo esto para no generar así un desequilibrio entre los convivientes que si bien decidieron no contraer matrimonio, se ven inmersos en una situación de hecho muy similar sino igual a la de los cónyuges, en donde la convivencia de años hace que se genere una situación que no puede ser resuelta del todo por el derecho de las obligaciones. Pero insisto en que la Corte Suprema debería transparentar su decisión de resolver en definitiva de forma parecida al régimen de sociedad conyugal, ya que es su obligación fundamentar su decisión con el respaldo de norma legales, las cuales expresa en sus fallos pero de forma errada, ya que al hacerlo menciona las normas de la comunidad de bienes que DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit., p. 85. BOSSERT, Gustavo. Op. cit., pp. 62-63. 84 TURNER, Susan. Op. cit., p. 90. 82 83 28 se encuentran en nuestro Código Civil, pero en definitiva el fundamento para la resolución de la mayoría de sus fallos, es de acuerdo a criterios de otra institución jurídica. 7. Sentencia Rol N° 6365-2008 85 7.1. Existencia o inexistencia de la unión de hecho En este caso, la parte demandante, dedujo acción de comodato precario en contra de la demandada, ya que esta última ocupaba desde el año 1999 una habitación interior del inmueble de propiedad del demandante. La demandada señala en su defensa que entre el actor y ella existió convivencia por más de 25 años, de la cual nacieron dos hijas. Que el título que ampara el uso y goce de esa habitación es un usufructo de hecho, por lo que se niega a hacer abandono del hogar que compartió todos esos años con el demandante. 7.2. Forma en que se llegó a declarar la existencia o inexistencia de una comunidad de bienes El tribunal de 1° instancia rechazó la demanda de comodato precario en todas sus partes y declaró, en su lugar, la existencia de una comunidad de bienes entre el demandante y la demandada y dentro de esta comunidad se consideró el inmueble anteriormente mencionado. El fallo del tribunal de 1° instancia fue apelado por el actor, pero éste fue confirmado sin modificaciones por la Corte de Apelaciones. En contra de este último fallo, la parte demandante dedujo recurso de casación en el fondo. El recurso de casación en el fondo en lo pertinente a nuestro tema, lo fundamenta el recurrente en que la convivencia que mantuvo con la demandada no tiene como consecuencia necesaria la formación de una comunidad de bienes, y menos que dentro de esta se encuentre incluido el inmueble mencionado, ya que se necesitan otros requisitos que concurran copulativamente con la convivencia: En este sentido, esta jurisprudencia señala lo siguiente: “que el concubinato con que se justifica la decisión adoptada no es suficiente argumento para declarar la existencia de una comunidad entre las partes de este juicio, ni menos que ella afecte el inmueble sub lite. La comunidad, se sostiene en el recurso, se genera por el aporte de bienes, trabajo o alguna actividad conjunta, que Corte Suprema, 10 de noviembre de 2009, Legal Publishing, N° 42785, Rol N° 6365-2008, “Aravena con Vicencio”. Disponible en http://productos.legalpublishing.cl/NXT/publishing.dll?f=templates&fn=JOLLOL/default.htm&3.0&Tit=A_Juridica/ CL_JOL01/CL_JOLL1C&vid=LNChile:159&dtaid=1910336&docID= 85 29 devienen en la adquisición de bienes determinados o que, en su origen, forman una universalidad jurídica.”86 Otro punto a analizar es la existencia de la comunidad de bienes, la cual debe ser probada por quien alega su existencia87, es decir, en este caso quien debe probarla es la parte demandada: Así, en este fallo la Corte suprema declara que “…la comunidad, en tanto cuasicontrato, supone que conjuntamente dos o más personas son dueñas o propietarias de una cosa singular o universal, es decir, que tienen sobre ella el derecho real de dominio que les permite usar, gozar y disponer de ella a su arbitrio, no siendo contra la ley ni contra derecho ajeno. Consecuencia necesaria de la conclusión anterior es que quien se dice comunero debe justificar la existencia de un título del que ese dominio derive…”. 88 El recurrente demuestra en 1° instancia que el inmueble fue adquirido con anterioridad a la convivencia, por tanto mal podría pertenecer a una comunidad de bienes, ya que estos bienes deben ser adquiridos con el esfuerzo y trabajo de ambos mientras dure esta convivencia89. En definitiva, la Corte Suprema, en este fallo, no acoge la comunidad de bienes, ya que no se logra acreditar ésta por ningún medio de prueba, porque la intención de la parte demandante era ejercer la acción de comodato precario, y la de la demandada fue justificar su permanencia en la habitación del inmueble del actor mediante un usufructo de hecho, por lo que a la Corte no le queda más opción, de acuerdo a las pruebas aportadas por las partes, que acoger la acción de comodato precario, y desestimar una comunidad de bienes. 7.3. Pruebas rendidas y su influencia para la determinación de las cuotas de cada comunero No existen pruebas que intenten acreditar las cuotas y los bienes aportados a una posible comunidad, por lo que en este apartado no es posible analizar esto. 7.4. Fundamento dado por el tribunal con respecto al porcentaje de las cuotas asignadas a cada conviviente Al no haberse acogido la comunidad de bienes por no haberse acreditado su existencia por cualquier medio legal, ya sea prueba documental, testimonial, confesional, etc., no podemos analizar el fundamento dado por el tribunal en este punto, ya que éste acogió la acción de comodato precario y por lo tanto desestimo la existencia de una comunidad de bienes entre la parte demandante y la parte demandada. Por lo que aquí sucedió, queda claro Corte Suprema, 10 de noviembre de 2009, Legal Publishing, N° 42785, Rol N° 6365-2008, “Aravena con Vicencio”, cons. 1°. 87 BARRIENTOS, Javier. Op. cit. p.80. 88 Corte Suprema, 10 de noviembre de 2009, Legal Publishing, N° 42785, Rol N° 6365-2008, “Aravena con Vicencio”, cons. 4°. 89 BARRIENTOS, Javier. Op. cit., pp. 73-76; DONOSO, Florencia y RIOSECO, Andrés. Op. cit., p. 52. 86 30 que se hace indispensable que las partes aporten pruebas para demostrar que existió una comunidad de bienes. Quien quiera que sea declarada la existencia de una comunidad de bienes que se formó durante la convivencia en primer lugar debe probar que se formó una unión de hecho con todos los requisitos que eso implica, ya sea estabilidad, permanencia, cohabitación, comunidad de lecho, etc. Podemos mencionar de acuerdo a lo anterior, que se hace indispensable entonces que luego de acreditar la existencia de una unión de hecho, se acredite por parte de los convivientes que se generó una comunidad de bienes, primero acreditando que existió aporte de bienes, trabajo o industria por parte de ambos, que estos bienes fueron adquiridos durante la convivencia, y que fueron hechos con la intención de hacerlos comunes. Solo así, el tribunal podrá declarar la existencia de una comunidad de bienes y posteriormente proceder a su partición y la consecuente adjudicación de los bienes, que en realidad es lo que buscan quienes demandan la declaración de existencia de una comunidad de bienes. Podríamos decir que en definitiva hay que primero probar la existencia de una unión de hecho, luego la existencia y formación de una comunidad de bienes, y por último y lo más importante los aportes realizados por cada conviviente, para así acreditar frente al tribunal qué bienes fueron aportados por cada parte y en definitiva hacer la repartición de los bienes comunes de acuerdo a lo anterior. Todo esto para evitar que el tribunal de forma arbitraria, distribuya en partes iguales los bienes quedados al término de la unión de hecho, ya que como hemos podido ver a través del análisis jurisprudencial, ésta sería la tendencia seguida por la Corte Suprema, que sin ningún asidero legal y sin mencionarlo explícitamente realiza la repartición y liquidación de la comunidad de bienes aplicando la lógica de la distribución igualitaria de la sociedad conyugal generada por el matrimonio. Por lo que necesitamos, en definitiva, uniformar las decisiones y por sobre todo los fundamentos finales utilizados por los tribunales de justicia y en especial los de nuestra Corte Suprema, para que así el ciudadano tenga certeza jurídica de cuales serán en realidad las normas que le serán aplicadas al resolver sus conflictos y no encontrarnos con situaciones como la anteriormente analizadas, en donde el tribunal al no tener un estatuto jurídico donde apoyar sus decisiones, mezcle normas e instituciones jurídicas, y más grave aún, oculte el fundamento último de su resolución e intente dar respuesta así a situaciones de hecho que no tienen aún una repuesta completa por parte de nuestro legislador y que necesitan ser resueltas de una u otra forma. 31 Por tanto necesitamos un estatuto jurídico que regule de forma adecuada los efectos patrimoniales y personales de la unión de hecho tomando en cuenta las características únicas que posee esta institución del derecho de familia. 32 Conclusiones Una vez finalizado el análisis jurisprudencial sobre comunidad de bienes y uniones de hecho, podemos extraer las siguientes conclusiones: 1) Del análisis jurisprudencial se puede concluir que la Corte Suprema acoge una comunidad de bienes, cuando las partes logran acreditar no sólo que ha existido una convivencia permanente y estable entre ellos, sino que además deben haber probado que cada uno de ellos hizo aportes a la comunidad mientras duró la unión de hecho, ya que si no se logra acreditar esto último no puede declararse una comunidad de bienes porque debemos recordar que la convivencia no genera efectos jurídicos por sí misma. 2) En las sentencias analizadas en las cuales se acoge la comunidad de bienes, queda demostrado por las partes que existió convivencia permanente y estable, aportes realizados por ambas partes, pero lo que no queda acreditado en algunas de las sentencias estudiadas es el aporte y el porcentaje que realizó cada uno de los convivientes durante la existencia de la comunidad. 3) En una de las sentencias estudiadas en que se acreditó los porcentajes y bienes que fueron aportados por cada conviviente, los cuales no eran similares porcentualmente, el juez finalmente determinó que la comunidad de bienes debió dividirse en partes iguales, por lo que se deja ver una cierta incongruencia entre la decisión y el régimen aplicado para resolver el conflicto, ya que como se explicó anteriormente en la comunidad de bienes y su posterior partición es importante tener en cuenta los aportes realizados por los comuneros, cuestión que no tomó en cuenta el tribunal para su decisión y simplemente dejó de lado las pruebas rendidas en este aspecto. 4) Se puede concluir que cuando la jurisprudencia ha determinado las cuotas en el mismo juicio, la tendencia que ha tenido es dividir en partes iguales los bienes de la comunidad, esta decisión tendría su fundamento en los artículos 1098 y 2307 del CC, que señalan que siendo muchos los herederos que no se les ha designado cuota, se dividirá la herencia o la parte que les toque por partes iguales y el artículo 2307 en su inciso 2° señala que si en la deuda contraída colectivamente por los comuneros no ha hecho expresión de cuotas, ni se ha estipulado solidaridad, serán obligados al pago por partes iguales. Por lo que de los anteriores artículos se puede desprender que si no se logra acreditar en juicio el porcentaje de los aportes realizados por cada conviviente, el juez dividirá en partes iguales los bienes de la comunidad, aún cuando las partes realmente no hayan aportado la mitad de los bienes a la comunidad. 33 5) Por otra parte, y en contra de las conclusiones de los artículos anteriores, parece importante mencionar que al declararse una comunidad de bienes, esta decisión descansa en el hecho de que se acreditó que existieron aportes de los convivientes, los cuales pueden haber sido muy distintos en proporción, por lo que al liquidar y repartir los bienes comunes no debería ser hecho por partes iguales. 6) Por otra parte se puede concluir que, al contrario del punto anterior, la razón última por la que la Corte Suprema divide los aportes de la comunidad en partes iguales, es que de una u otra forma considera que la unión de hecho y la comunidad de bienes generada durante esta convivencia, tiene muchas similitudes con la sociedad conyugal formada durante el matrimonio, la cual descansa en un principio de igualdad entre los cónyuges, los cuales al término de ésta, merecen igual porción de los bienes reunidos durante la sociedad conyugal. Por lo que al momento de realizar la partición de los bienes de una comunidad formada por lo convivientes, lo hace implícitamente de forma como si estuviese frente a un matrimonio con un régimen de sociedad conyugal. 7) Del análisis jurisprudencial realizado anteriormente, se colige que las partes son quienes deben necesariamente acreditar qué bienes fueron los que aportaron a la comunidad, porque si no queda acreditado esto, lo más seguro es que la Corte Suprema resuelva haciendo una repartición de los bienes en partes iguales siguiendo el criterio utilizado últimamente por este tribunal. 8) La tendencia de nuestra Corte Suprema en los últimos años, ha sido resolver el conflicto patrimonial generado por el término de la unión de hecho, de acuerdo a la comunidad de bienes y ha dejado de aplicar otras soluciones doctrinales, como lo son la prestación de servicios, el enriquecimiento sin causa y la sociedad de hecho. 9) Al resolver la Corte Suprema de acuerdo a la comunidad de bienes, institución patrimonial propia del derecho de las obligaciones, deja de lado y no se preocupa de los efectos personales derivados de una convivencia estable y permanente, los cuales van más allá de lo estrictamente patrimonial, y como consecuencia de la aplicación de la comunidad de bienes, vulnera 10) Por lo tanto y en definitiva lo que hace la Corte Suprema y los demás tribunales de nuestro país es resolver los problemas patrimoniales de las uniones de hecho con soluciones propias del derecho de las obligaciones, sea que se probó el monto de los aportes o no, pero aplicando la lógica de la distribución igualitaria de la sociedad conyugal. 11) Se hace necesaria la regulación de esta materia tan importante como lo es el destino de los bienes una vez terminada la unión de hecho, para uniformar los criterios utilizados por los tribunales de justicia y así evitar causar perjuicios y desigualdades a quienes fueron 34 convivientes. Por lo que necesariamente debemos concluir que deben ser regulados los efectos patrimoniales y personales de estas uniones de hecho. 35 Bibliografía ALESSANDRI, Arturo; SOMARRIVA, Manuel y VODANOVIC, Antonio. Tratado de los Derecho Reales, Bienes, Tomo I, 5° edición, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1993. ARANCIBIA, Karina. “Parejas de Hecho y Matrimonios Homosexuales. Legislación comparada”, Unidad de Análisis Jurídico de la Biblioteca del Congreso Nacional, p. 115. Disponible en: http://wwwbcn.cl/carpeta_temas/temas_portada.2006-11- 29.9047758692/documentos_pdf.2006-11-29.5455861918 AZPIRI, Jorge. Uniones de Hecho, Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2003. BARRIENTOS, De las Uniones de Hecho, Legislación, Doctrina y Javier. Jurisprudencia, Editorial Legal Publishing, Santiago, 2009. BOSSERT, Gustavo. Régimen jurídico del concubinato, Editorial. Astrea, Buenos Aires, 1997. CLARO SOLAR, Luis. 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