Leer más - Sociedad Venezolana de Hematología

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BANCO MUNICIPAL DE SANGRE (BMS)
El pasado 24 de julio de 2016 se cumplieron 71 años de la fundación del Banco Metropolitano de Sangre del
Distrito Capital. Para no pasar la fecha por alto, quisimos que algunos hematólogos contaran de forma amena,
alguna anécdota relacionada con su “primer día” en ese Centro. De tal manera que, aquí van los testimonios de
algunos profesores, colegas y amigos que no hacen más que revelar su afecto y sentido de pertenencia por una
Institución a la que Venezuela le debe tanto…
CARMEN LUISA AROCHA DE PIÑANGO:
Tendría muchas anécdotas del Banco Municipal de Sangre, ya que no recuerdo si estuve allí 1 o 2 años de
estudiante, como transfusionista junto a Camarillo, Núñez Montiel y Hands, luego hice el post-grado. Fui la
primera en graduarse como hematóloga en Venezuela en el Banco Municipal de Sangre, después de mí
vinieron Lula Gallango, Jesús Linares y no me acuerdo de una que ya tenía tiempo de graduada de médico y no
se quedó en Caracas. Era muy gracioso el que cada año, la única que estaba cerca del Banco era yo, de tal
manera que yo recibía el título de los nuevos graduandos, el bachiller Sepúlveda me llamaba la “poligraduada”. Norma vino después ya que estaba haciendo la especialidad en USA. Espero escoger alguna o más,
si quieren de las anécdotas ya que creo son muchas… trataré de recordarlas para escoger la más cómica…
CARLOS MENDOZA:
Pensar en el Banco Municipal de Sangre, es pensar de manera automática en la Doctora Norma de Bosch. Nos
contaban que en los exámenes orales la Doctora Norma preguntaba con el Libro de Hematología de Wintrobe
abierto... Eso yo no lo podía creer y estaba completamente tranquilo porque en ese momento la biblioteca del
Banco de Sangre (que era formidable) tenía tiempo sin recibir la última edición del citado texto. La tranquilidad
duró poco, porque antes de culminar el primer año del post-grado, vimos como momentos previos al examen
promocional para el año siguiente, la Doctora subía las escaleras con los 2 tomos de la última edición del
Wintrobe en sus brazos, como quien carga a un bebé recién nacido. Todo lo que hasta ese instante había
estudiado se me olvidó, y lo que pasó después "no lo recuerdo", excepto que Osiris (Da Costa) rindió un
examen brillante.
CHRISTIANE SALTIEL:
No puedo precisar con certeza el día que fui por primera vez al BMS, pero fue empezando enero de 1988
cuando iniciaba el postgrado de Medicina Interna en el Hospital Vargas. Yo no conocía nada del Hospital ni sus
alrededores, ya que venía de estudiar pregrado en el HUC. Para mi buena fortuna, “mis” internos fueron unos
ángeles que me ayudaron a aprender los múltiples caminos y rutas por las que transitaba el R1: A llevar tubos
con muestras al laboratorio, biopsias a Anatomía Patológica (por allaaaaaá lejos), interconsultas a los Servicios,
muestra de gases arteriales a Sala 1, a rogar que le hicieran una ecosonografía gratis a un paciente (en esa
época se cobraban), a explicarle a la Dra. Nieves González que yo creía que la paciente tenía lupus y necesitaba
un antiDNA, a espantar gatos en los patios y a almorzar al cafetín del Banco Municipal de Sangre una vez a la
semana con mis compañeros R1 (los otros 6 días me salía comedor). El paseo gastronómico devino a los pocos
días en una estación más de interconsulta: “Llegó una leucemia, corre y avísale al Banco de Sangre, buscas a la
Dra. Rodríguez y le presentas el caso”. Claro, facilito. Con suerte llegaba a hablar con Apsara Boadas y con
Mercedes Mijares, que eran las R2 de Hematología, recibía las instrucciones correspondientes y luego, a
esperar la revista que a partir de las 5 pm pasaba Angelina con su clapclap de tacones por las salas del Vargas,
seguida de sus residentes.
NORMA DE BOSCH:
Están muy buenos los recuerdos de Carmen Luisa... Yo no tengo tan buena memoria... O será que son tantos,
que me parecen el Pan Nuestro de Cada Día... Lo que sí se puede mencionar es que para la formación de
Carmen Luisa y la mía, el Dr. Layrisse nos llevaba a su consulta privada del Centro Médico en las tardes y allí
veíamos y discutíamos casos de hemofilia, y veíamos las láminas de leucemia, trombocitopenia, y otros
trastornos que él seguía. Esto durante nuestra formación. Después que se fue al IVIC (cuando salió Pérez
Jiménez) ya no tuvimos más contacto clínico. Pero siempre fue muy constante con su amistad personal y
cuando algún hematólogo importante era invitado, contaba con nosotros para acompañarlo (o ayudarlo!) en
sus compromisos sociales...
MERCEDES PRIETO:
Como hematóloga venezolana y egresada del postgrado del Banco Municipal de Sangre, no puedo dejar pasar
esta fecha sin expresar el orgullo que siento por ver que esta querida Institución llega a los 71 años haciendo, a
pesar de las durísimas circunstancias, la misma labor docente y asistencial con la cual la concibieron sus
fundadores. Mi reconocimiento a todo el personal, quienes con mucha mística contribuyen a seguir adelante
con esta importante tarea. Es propicia la ocasión para recordar mi primer día en el postgrado. Entré a las
modernas instalaciones del Banco Municipal de Sangre pensando que me pasaría los próximos años
trabajando, al fin!, en un hermoso y confortable centro, y que atrás quedaban los días de las duras guardias de
medicina interna en el viejo Hospital Vargas de Caracas. Me recibieron la Dra. Bosch y el Dr. Linares, una dupla
capaz de amedrentar a cualquiera... pero no a mí. Con el desparpajo que da la juventud y la inexperiencia, me
lancé a hablar, y a explicarles a esos dos seres (que me miraban sin decir ni una palabra) que yo venía de hacer
medicina interna, de ser la jefa de residentes y jefa de equipo de guardia en el Hospital Vargas, y que por lo
tanto, deseaba empezar mi entrenamiento como hematólogo por la rotación del Banco, donde todos se
beneficiarían de mi experiencia en el manejo de los pacientes hospitalizados, bla, bla, bla... Acto seguido se
miraron entre ellos, y la Dra. Bosch se dirigió a mí con una voz muy dulce (que después supe en qué momentos
la utilizaba) y me dijo: “Doctorcita... usted empieza hoy por la rotación de la Maternidad”, por lo que me pasé
los siguientes 4 meses en el sótano de la Maternidad Concepción Palacios aprendiendo a ver cresiles... También
recuerdo que el Doctor Argimiro Torres llegaba al examen diciendo “hoy voy a preguntar puro journal”... y lo
hacía!... Recuerdo que me preguntó por qué el rango de normalidad plaquetaria es tan amplio?... y comenzó
con una explicación larguísima de lo aparecido en el último número del journal of… no sé qué cosa?, mientras
yo trataba de exprimir mi mente a ver qué salía… Bromas aparte, los grandes maestros que tuve como
docentes en mi postgrado, me enseñaron mucho más que hematología, por lo que va mi eterno
agradecimiento para una institución que es del tamaño de sus miembros: GIGANTE.
JOSÉ LUIS LÓPEZ:
Haciendo memoria mi primer encuentro con la Institución fue en Enero de 1986 cuando de Medicina Interna
me enviaron a que discutiera un caso con el Dr. Argimiro Torres, al final resultó un inhibidor lúpico, pero me
impresionó como interrogando a la paciente y realizándole 2 pruebas él mismo, allí en el laboratorio, salimos
con diagnóstico y tratamiento. Desde aquel momento pensé que yo quería trabajar así, en 1988 decidí hacer
hematología y al ingresar al Banco lo sentí como mi hogar, la Institución y sus personas hicieron de mí lo que
soy.
OSIRIS DA COSTA:
Muchas anécdotas del Banco de Sangre. Pero, con lo que escribió Mercedes me acabo de acordar de una.
Tenía examen con el Dr. Argimiro Torres y me pregunta: Por qué pasantía está rotando? y le contesté por
pediatría en el Hospital de Niños. Y me sentí bien porque dije “no me va a preguntar de coagulación”… Acto
seguido me dijo: Hábleme de las anemias en el adulto…
ANGELINA RODRÍGUEZ MORALES:
Cursaba el primer año, en las tardes los 3 residentes (Abraham Sumoza, Teresita Torrealba y yo) asistíamos a la
Unidad Central del Banco, donde impartían enseñanza la Dra. Bosch, el Dr. Linares y otros hematólogos y
bioanalistas. Trabajando en el laboratorio de coagulación, esa tarde, se me acercó la Dra. Norma y me dijo: Dra.
realice a este paciente, una generación de tromboplastina; en ese momento me quedé en el sitio y le pregunté
a mis compañeros ¿ustedes saben cómo se realiza esa prueba?, me contestaron no (teníamos pocas semanas
en el postgrado); rauda y veloz, por el temor de que me llamara la atención, me dirigí a la Lic. Raquel, quien
me explicó la prueba; enseguida me coloqué enfrente de la gradilla con cualquier cantidad de tubos, y pude
realizarla. El otro hecho no fue agradable: Empecé mi primera pasantía por el Hospital Vargas, lo cual me
parecía resultar fácil pues acababa de finalizar la residencia de Medicina Interna. La pasantía de hematología,
en la mañana, era dirigida por el Hematólogo Dr. Elio Chamate quien a su vez era Director del Banco Municipal
de Sangre. Una mañana era necesario hacer una punción de médula ósea en una paciente de la sala 5. Tomé la
bandeja de las agujas y lo acompañé a realizar el procedimiento. Él lo realizó aunque yo traía experiencia del
Servicio de Medicina 2. A la vuelta para la consulta, me dijo: ¿Dra. y porque no trajo la bandeja? Sepa usted
que tiene que lavar las agujas (en tono altisonante delante de otros residentes de medicina interna), a lo cual le
respondí: Dr. Chamate, yo vine a aprender y no a cargar bandejas ni a lavar agujas usadas por otros (mi
contestación fue estimulada por el regaño delante de los colegas). Me sentí molesta, pero a la vez asustada
porque pensaba que me iba a retirar del postgrado. Me dirigí a la Dra. Norma, le comenté lo acontecido y me
contestó: No te preocupes que yo no permitiré que te retire. Cuando salí de esa pasantía respiré profundo.
Debo reconocer que mi aprendizaje inicial de Hematología lo realicé en la residencia con el Dr. Herman Wuani,
los 2 años de postgrado me dieron una buena enseñanza en las diferentes sub-especialidades de la
hematología, gracias a la Dra. Norma, al Dr. Camarillo, al Dr. Linares a otros hematólogos integrados a la
docencia, así como a varias bioanalistas expertas en diferentes áreas y manejo del laboratorio hematológico.
MARISELA MORALES GUINART:
Como ustedes saben, yo no pertenecía al selecto grupo de residentes del BMS del momento, yo venía
importada del HUC. Pero ustedes imaginaran el terror con que pisé esas instalaciones, pues mis compañeros R2
se encargaron de sembrarme ese “TERROR”, así que no puedo por nada del mundo recordar ese primer día.
Pero mi anécdota, que siempre recuerdo es una tarde en que la Dra. Bosch me pidió, que ya que tenía carro,
buscara un cerebro para preparar cefalina??!! Al día siguiente fui al mercado de Guaicaipuro y no tenían, luego
de mucho preguntar, terminé en un matadero municipal en los Teques. Llegué como a la una de la tarde al
Municipal, me incorporé en la consulta, y cuando me iba (a las 5-6 pm), me llama: Doctorcita venga conmigo
que le voy a enseñar a preparar cefalina??!! Terminé licuando el cerebro y salí como a las 9 de la noche,
“rodilla en tierra con ELLA”. Además terminé con mi tesis de grado en el área de coagulación, en el BMS con la
Dra. Bosch como tutora, y con amigos entrañables en mi grupo como Carlos y Osiris.
GRACIELA LEÓN DE GONZÁLEZ:
Pero nada como la teoría del caos (Dr. Torres) para explicar la cascada de coagulación!!!
Yo recuerdo tantas anécdotas que podría hacer un libro. Cuando estaba en 1er año me tocó mi correspondiente
hemofílico con un problema quirúrgico. La Dra. Bosch me llamó a las 2:00 am para que me fuera al Vargas
porque posiblemente había que operar al paciente de emergencia. En aquel tiempo se podía salir a esa hora
pero yo tenía a Clarita de meses y el gordo estaba de guardia. Total tuve que pedirle ayuda a mi mamá y papá
para que me cuidaran a la bebé y para que me llevara (mi papá al Vargas). Lo sorprendente es que cuando
llegué a la sala 18 del hospital, ya la Dra. Bosch había requete-llegado!! Siempre tan solidaria y preocupada al
máximo por sus pacientes!! Eso me impactó sobremanera. Estuve con el paciente todo ese largo día. Entre
muestras, títulos de FVIII y tratamientos. Al día siguiente (lunes) ya no me correspondía su cuidado sino al
residente de 2º año. Lo cierto es que la dosis del factor que tocaba a las 8:00 am, nadie se la administró.
Cuando la Dra. Bosch fue a visitarlo como a las 10:00 am se dio cuenta que el factor estaba preparado en sus
inyectadoras en la gaveta de la mesita de noche. Minutos más tardes, Tamara (personaje particular, exsecretaria de la Dra. Bosch) me dice: Ay!! Doctorcitaaaa!! la Dra. Bosch está bravísima!! le va a formar un rollo
porque no le puso el tratamiento al paciente. Le dije que eso ya no me correspondía y que hablaría con ella. Al
desocuparme fui hasta el laboratorio de coagulación (del Banco viejo, obviamente) y con voz firme le dije: Dra.
Bosch, Tamara me informó que usted me estaba buscando para algo relacionado con el tratamiento del
paciente, ¿qué será? Con su voz dulce y cariñosa (como dice Mercedes) me dijo, nooo ya eso está resuelto. Me
contó cómo había conseguido al paciente, etc. ¿Qué pasó? ¿Cuál fue el cambio de timón? ¿o serían invenciones
de Tamara? ja ja. Tiempos aquellos!! entre el terror y el respeto. Llevo al Banco en la sangre y en mi corazón a
todos los profesores maravillosos, ejemplos profesionales y humanos. Grandes y queridos amigos, también a
mis compañeros y alumnos. Todos forman parte de mi vida, de mi experiencia y de mis vivencias.
RAFAEL GÓMEZ:
Creo que la Dra. Bosch es el centro de todas las anécdotas. La mía sucedió en el primer año del postgrado, en la
sede vieja. La Dra. Bosch me mandó a hacer una determinación de la masa eritrocitaria con cromo, a un
paciente. Ella estaba en su escritorio en lo que era el laboratorio de coagulación, y yo quería preguntarle algo
en relación con la prueba, pero cada vez que quería hablar con ella estaba ocupada, hablando por teléfono y no
me hacía caso. Luego de varios intentos fallidos, me fui a la oficina de la secretaria del director y le dije que me
hiciera el favor de llamar por teléfono a la Doctora Bosch, y así lo hizo. Una vez al teléfono ella me preguntó
¿dónde está usted?, a lo que le respondí: Tratando de hablar con usted para que me explique algo de la
prueba, pero como estaba tan ocupada hablando por teléfono, se me ocurrió llamarla a mí también.
Finalmente me explicó lo que yo debía hacer. Luego de haber realizado el postgrado, siempre quise trabajar en
el BMS. Fue por allá en 1987, siendo jefe del Banco de Sangre del Hospital Militar, cuando mi querido profesor
y amigo, el Dr. Jesús Linares, me llamó para decirme que la Comisión Técnica del BMS, me había seleccionado
para sustituirlo a él como Director, ya que él quería retirarse; le dije soy un teniente coronel asimilado y tendría
que tener un permiso del ministro de la defensa para ir en comisión de servicio. A través de la gobernación del
Distrito Federal se hicieron las gestiones ante el Ministerio de la Defensa y me destacaron en comisión de
servicio como director del BMS y luego de pedir la baja del ejército, al año siguiente, permanecí por 17 años
como director. Fueron 17 años maravillosos, en los cuales impulsamos el desarrollo de nuevas tecnologías,
como la adquisición y puesta en servicio del primer citómetro de flujo para hacer diagnósticos en hematooncología, convirtiéndose en centro de referencia nacional; apoyamos el proyecto de la producción de
monoclonales de Graciela León; adquirimos y pusimos en funcionamiento la cámara de flujo laminar, para la
preparación de quimioterapias; apoyamos a José Luis López para la creación de su laboratorio de biología
molecular; establecimos una unidad de plasmaféresis terapéutica con monitoreo para el paciente; laboratorio
de hemoglobinopatías manejados por Oly Pérez e Hilda Camarillo; convenio con Quimbiotec para la instalación
de máquinas para plasmaféresis para la producción de hemoderivados. Conseguimos una donación de la
Fundación Polar para implementar un sistema de bancos de sangre computarizado (Delphin); implementación
de las técnicas de gel en inmunohematología; pioneros en pruebas de detección del HIV, hepatitis C y HTLV. No
puedo dejar de mencionar a Fundasangre, una idea de la Dra. Bosch y de Jesús Linares, con al apoyo entusiasta
de Consuelo Perera, creada para conseguir donaciones (el citómetro de flujo, la más importante) y lograr con el
cobro de unas módicas tarifas, poder sostener los laboratorios para la adquisición de reactivos, en beneficio de
los pacientes; los cuales eran totalmente gratis, para los que no tuviesen los recursos; en esa forma hicimos
una extraordinaria labor social. Y muchas otras cosas, que sería muy largo detallar, pero que me produjeron
una gran satisfacción por la labor cumplida en beneficio de la comunidad, manteniendo un elevado nivel ético
y humanitario en el desempeño de nuestras funciones administrativas. Valga la oportunidad para agradecer a
todos mis profesores, por haberme preparado profesionalmente en lo científico y en lo moral; a los colegas
que trabajaron conmigo, a los residentes que se formaron durante ese período y en general al personal de
hemoterapistas, administrativo y de mantenimiento, por haber colaborado a mantener al Banco Municipal de
Sangre, como la institución rectora de la hematología venezolana. Gracias, muchas gracias a todos!
ANNARBELYS GONZÁLEZ:
Orgullosa del Banco Municipal de Sangre, Institución caracterizada por reunir un Personal excelente de
Hematólogos, Docentes y Profesionales afines que cumplen su trabajo con mística y abnegación. Agradecida
con todos por tantas enseñanzas... Dos anécdotas (quien haya egresado de esa institución tiene miles): Mi
primera guardia como R1 de hematología y llega un paciente hemofílico de Mérida al hospital Vargas, me llamó
la Dra. Boadas que por favor corriera con los factores hacia la emergencia del hospital, antes que llegara a la
salida del BMS, entró ella, tomó los factores y subió conmigo a pie, casi corriendo hacia el Vargas, tal
abnegación con el paciente me indicó con toda certeza que estaba en la Mejor Casa de Estudio… Mi primer día,
algo asustada por tantos jefes por todos lados, de pronto me corresponde conocer a la jefa de Hematooncología, la Dra. Angelina Rodríguez, para mi asombro me ha dicho: “Mira muchachita siéntate aquí para que
almorcemos juntas, yo principiante tenía temor de que preguntara asuntos de hematología en pleno almuerzo,
pero fue un almuerzo ameno en el cafetín del BMS, me brindó enseñanza, humildad y nobleza; desde ese día
la querida Doctora Rodríguez motivó mi mayor compromiso con la hematología!
MILDRED BORREGO:
Ha sido muy divertido leer las anécdotas de grupo y yo debo decir que mi primer día en el BMS fue un viernes
17 de diciembre, que en otro centro hubiese sido feriado, pero que en mi caso fue la convocatoria para
bienvenida a los R1 y fiesta de fin de año. Ese día presentaron sus tesis Hong, Ana Bastardo y Yasmin. Por
supuesto no entendí nada de lo que expusieron, pero las preguntas de todos los profesores me dieron un poco
de escalofríos. La fiesta fue muy linda y vi con asombro como cantaban y bailaban aguinaldos al son del cuatro
del Dr. Teodoro las secretarias, las licenciadas y las doctoras, me pareció un lugar muy cálido, solo que el lunes
20 de diciembre se acabó la fiesta y el hechizo también. Tanto, que todos mis compañeros R1 fueron
renunciando y me quedé como 4 meses como R1 única. Gracias a Dios y a mis compañeras, especialmente
Carmen Yánez sobreviví el primer año. Siempre he admirado como en el BMS se trabaja con rigurosidad, pero
con calidez entre todo el personal. Hablando de rigurosidad, recuerdo en el primer año de postgrado,
atendiendo la consulta de historias de primera (que eran muchas), la mamá de dos niños hemofílicos llevó los
niños y se le ocurrió que podía dejarlos al cuidado de Yajaira, la enfermera de la tarde y de mi persona. Yo muy
ofuscada llamé a Marielena (secretaria en Hemofilia) y le pedí que llamaran a la mamá porque yo estaba muy
ocupada para cuidar niños, al rato mandan a subir a los niños al piso 3 y yo sigo con mi consulta; al cabo de las
horas subo a presentarle los casos a la Dra. Bosch y la consigo en su oficina con los niños almorzando y
dibujando con ella... la verdad me sentí un poco mal y pude ver el lado más humano de mi profesora. Ese día, la
clase no fue de coagulación... Y así tantas vivencias... El día de los inocentes a cargo de la Dra. León, la
complicidad con Lucy que me encantaría compartir. Tantos sueños y momentos con maestros y compañeros
fuera de serie. Han sido unos años muy lindos, de mucho crecimiento personal y doy gracias Dios de ser parte
del BMS.
NELLY VÁSQUEZ DE MARTÍNEZ:
Era dos de enero de 1978. Me presenté al Banco Municipal de Sangre a las 8 am, en la sede vieja del Hospital
Vargas. Después de caminar sobre las poncheras con hielo seco donde preparaban los crioprecipitados llegué a
la oficina de la Dra. Norma de Bosch. Luego de darme la bienvenida me dijo: Bueno doctorcita usted debe
aprenderse el Wintrobe (en inglés) de tapa a tapa, el primer año solamente se ocupará de aprender
laboratorio, así que debe tomar todas las muestras a los pacientes, hacer las hematologías, ver los frotis,
contar los reticulocitos, etc., etc. Además hoy se queda hasta que atienda el último donante. Al mediodía
todo el mundo desapareció, mi única compañera de primer año no asistió, los de segundo no sé dónde
estaban. Estaba sola con la hemoterapista y los donantes. De repente, una donante al terminar de donar,
prendió un cigarro y antes de que pudiéramos decirle algo, se desplomó hasta el piso, pálida como un papel.
Menudo susto!, que recibimiento, pensé. Total llegué a mi casa como a las 6 de la tarde, aterrorizada. A pesar
de todo me quede para ser hematólogo. De esa época recuerdo la merienda de los donantes: Café con leche
KLIM, jugo Yukery de lata y el almuerzo de la Dra. Bosch en una lonchera metálica que cuando la abría lo único
que llevaba era una manzana. Hoy en el 71 aniversario del Banco Municipal, es oportuno reconocer el valor
más profundo de esta Institución, que más allá de los desafíos y obstáculos que ha debido enfrentar, nunca se
ha resignado a cambiar su verdadera esencia y el objetivo que motivo a sus fundadores. Mi respeto y
agradecimiento eterno a mis profesores que además de conocimientos, fomentaron siempre la excelencia y
elevados valores éticos y morales. Me siento orgullosa y honrada de formar parte de tu historia Banco
Municipal. Feliz aniversario!
OLIMPIA C. PÉREZ-BÁNDEZ:
Hablar del Banco Municipal de Sangre es hablar de "Escuela" y excelencia. Si bien me formé como hematólogo
en el servicio de Hematología del Hospital Universitario de Caracas me siento muy orgullosa de haber trabajado
en el BMS desde el año 1981 hasta el 2005, allí aprendí muchísimo no solo de la Dra. Bosch sino también de
mis compañeros (médicos, bioanalistas, residentes, personal administrativo y personal obrero), aprendí no
solo de hematología sino también de la vida, de esa época tengo muy buenas amigas y amigos los cuales
considero un verdadero tesoro. ¿Anécdotas? muchísimas, tantas como para escribir un libro pero narraré solo
dos de ellas. A mediados de mayo de 1981, quince días después de mi renuncia al cargo que ejercía en el IVIC,
con mi cartera al hombro me disponía a salir rumbo al Hospital Universitario de Caracas atendiendo a un
llamado del Dr. José María Guevara quien me ofrecía el cargo de adjunto del Servicio de Hematología, el timbre
del teléfono de la casa me obligó a devolverme, era la Dra. Bosch quien con su tono grave de voz
característico me dijo " Dra. Pérez, la Dra. Piñango me comentó que usted renunció al cargo en el laboratorio
del Dr. Arends, me gustaría que se acercara al Banco Municipal de Sangre para que conversemos. ¿Cuándo
puede venir? ". Voy saliendo para allá, le respondí. La Dra Bosch me ofreció un cargo de cuatro horas en
contraposición a las 6 horas en el HUC, mi obligación sería la creación de la consulta de hemoglobinas
anormales y contaría con la colaboración con la Lic. Hilda de Camarillo (QEPD), también me ofreció dos cosas
más, darme permiso al año siguiente para que realizara el trabajo de grado para optar al título de MSc en
Biología, mención Bioquímica (IVIC) y trabajar en una nueva sede que sería un sueño. El primer ofrecimiento
lo cumplió al año siguiente y lo de la sede se dio en el año 1983 cuando la Dra. Angelina Rodríguez, directora
del BMS, recibió la edificación de parte del entonces presidente de la República Dr. Luis Herrera Campins.
Demás está decirles que aquel día después de hablar con la Dra. Bosch me dirigí al HUC para agradecerle al
Dr. Guevara el haber pensado en mí para el cargo y a explicarle él porque no lo aceptaba, a ambos se nos
aguaron los ojos, sentimentalmente estaba ligada y sigo ligada al HUC. La otra anécdota tiene que ver con
Angelina y las unidades móviles. Como dijera anteriormente en aquel entonces el Banco Municipal de Sangre
del Distrito Federal estaba bajo la dirección de la Dra. Angelina Rodríguez quien a pesar de su cargo tenía por
obligación asistir a las unidades móviles, de allí que a la semana de mi ingreso me pidió que la acompañara
para que me entrenara en la mecánica de las mismas, cabe destacar que las unidades móviles se realizaban
bajo la figura de un "fondo cooperativo", asistía mucha gente a donar. En lo que respecta a la serología nos
referíamos al antígeno Australia para denominar lo que hoy conocemos como AgsHB, comenzábamos a oír
sobre un virus denominado HTLV III que ocasionaba inmunodeficiencia, ni que decir del virus de hepatitis C. Me
impresionó favorablemente la logística de la unidad móvil, el material de trabajo se transportó hasta el sitio el
día anterior, salimos del BMS a las 7 A.M. Cuando llegamos a no recuerdo que ministerio, todo estaba listo
para comenzar a trabajar, nadie daba órdenes todos conocían y cumplían con sus obligaciones, admiré la
mística y el amor con que todos hacían su trabajo, creo que en ese momento me enamoré del BMS. Después
de una larga y dura jornada, mientras las enfermeras y el resto del personal recogían el material de trabajo,
Angelina me llamó y me hizo entrega de cuatro bolívares, ante mi cara de asombro me explicó que al finalizar
la jornada cada persona recibía siete bolívares por concepto de desayuno, me negué a aceptarlos
argumentando que había desayunado en casa pero ella insistió. En un gesto de equidad y de bondad Angelina
se quedó con tres bolívares y me dio cuatro de los siete bolívares para el desayuno, este gesto se quedó
grabado en mi mente y en mi corazón. Un abrazo para todos. BMSista hasta la muerte!!
APSARA BOADAS DE SÁNCHEZ:
La anécdota que voy a narrar no fue durante el postgrado sino ya en mi rol de especialista. Era una tarde
alrededor de las 4 y estaba Andrés Galarraga, uno de mis ídolos, en el BMS grabando un video para
promocionar la donación altruista, cuando justo en el intermedio pido a alguien que me tome una foto con él y
ya posando con él... oigo un grito desgarrador de una enfermera: Dra. Boadas, venga corriendo que un
paciente está convulsionando! Por supuesto, se perdió foto y abrazo para ir corriendo a atender al hemofílico
que tenía un traumatismo en la cabeza de 5 días de evolución y se le ocurrió venir en ese momento. Debo
referir que durante mi primer año me tocó enclaustrarme por 5 días (con sus noches) en la Maternidad
Concepción Palacios con una paciente muy querida y complicada, justo ese quinto día la paciente me da
permiso para irme a mi casa en la noche, con tan mala suerte que a las 2 am me llama la hemoterapista de
guardia avisándome que la paciente estaba sangrando profusamente. Por supuesto, salí en carrera y al llegar a
la Maternidad, a los primeros que me consigo son a la Dra. Bosch con el Dr. Bosch (empijamado pero con un
blazer) y a Nelly. Afortunadamente, todo salió bien y por ella decidí hacer mi tesis en Enfermedad de von
Willebrand. Me recordó mi amiga Damaris que en una unidad móvil en el Hotel Tamanaco y estando yo
embarazada me caí y rodé por el salón, se imaginarán que salió todo el mundo a tratar de levantarme y yo
muerta de la pena por el espectáculo brindado. Esas unidades allí eran buenísimas porque se atendían
bastantes donantes y además nos brindaban desayuno, almuerzo y yo creo que hasta merienda. Por último,
quiero decir que el primer día que vine al BMS para la entrevista del postgrado quedé impresionada con la
infraestructura de la institución y luego al iniciar el PG quedé maravillada por el nivel de conocimiento de los
profesores y por la calidad de atención brindada a los pacientes por todo el personal.
HERCILIA VALECILLOS:
Cuando fui a la entrevista inicial al Banco, como estructura me pareció horrible. Cuando ya comencé me
repetía constantemente cómo hace el personal para trabajar allí? Se realizaban todas las actividades es un
espacio inhóspito: Era como “sálvense quien pueda”. Con el tiempo, como siempre ocurre me adapté un poco.
No totalmente. Desde hace años me digo, esa Institución fea, tenía lo mejor: Excelente calidad humana del
personal a todo nivel, comprometidos y la vocación de enseñanza de: Hemoterapistas, Bioanalistas, y
Hematólogos. No menciono a los Auxiliares de Laboratorio porque no existían. Todos los días doy gracias por
ser egresada del Banco y haber podido vivir los mejores momentos que como Institución de investigación y
atención médica tenía, la que nos proyectó aún más, fuera de Venezuela.
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