Dr. CESAR AUGUSTO LERENA

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Dr. CESAR AUGUSTO LERENA
LA REFORMA DEL CÓDIGO CIVIL REDUCIRÍA AÚN MÁS, NUESTROS DERECHOS
SOBERANOS EN EL ATLÁNTICO SUR
Por el Dr. César Augusto Lerena
El anteproyecto de Reforma al Código Civil, elaborado por la Comisión de Reformas1
establece en su articulo 235, que son bienes pertenecientes al dominio público, excepto
lo dispuesto por leyes especiales: “a) el mar territorial hasta la distancia que
determinen los tratados internacionales y la legislación especial, sin perjuicio del poder
jurisdiccional sobre la zona contigua…d) las islas formadas o que se formen en el mar
territorial…”.
¿Habrán intervenido Expertos en Derecho Internacional Público en la elaboración de
este artículo 235?, donde los bienes pertenecientes al dominio público del Atlántico
Sudoccidental se limitan al Mar Territorial en lugar de al Mar Territorial y la Zona
Contigua; la Zona Económica Exclusiva (ZEE); la Plataforma Continental, el lecho del
mar y el subsuelo de las áreas submarinas adyacentes a su territorio, según se
establece en la Convención del Mar2; y más allá de la ZEE sobre las especies
migratorias3, o sobre las de Alta Mar que intervienen en la cadena trófica de las
especies de la ZEE; y a los propios territorios antárticos.
Es fácil de imaginar que los británicos; los kelpers; los buques extranjeros que pescan
clandestinamente o con licencias inglesas; los que realizan exploraciones
hidrocarburígenas o se imaginan explotando recursos energéticos, minerales u otros en
el Atlántico Sur, estén muy interesados, en que la extracción de estos recursos
naturales, sea libre y gratuita.
Este interés, es anterior a la Comandancia de Luis Vernet en Malvinas; que al
pretender controlar la captura de ballenas y lobos marinos que realizaban ingleses y
estadounidenses, éstos atacaron la población; dando lugar a la ocupación de Malvinas
por parte del Reino Unido el 2 de Enero de 1833.
Ahora bien; nadie podría pensar, que algún argentino pueda estar interesado en
regalar nuestros espacios marítimos y sus recursos naturales. Sin embargo, los hechos
estarían demostrando todo lo contrario.
El 29 de diciembre de 1966 por Ley 17.094 -fundada en que las actividades extractivas
de naves extranjeras en aguas argentinas, constituían un hecho grave que no se podía
ignorar y que la soberanía debe ser una e indivisible- se estableció “que la soberanía de
la Nación Argentina se extiende al mar adyacente a su territorio hasta una distancia de
200 millas marinas, y también al lecho del mar y al subsuelo de las zonas submarinas
adyacentes a su territorio, hasta una profundidad de las aguas suprayacentes que
permita la explotación de los recursos naturales de dichas zonas”. En dicha Ley,
también se dispuso que el Poder Ejecutivo determinara las condiciones en que se
desarrollarían las actividades de exploración y explotación de los recursos del mar.
Lamentablemente, a un grupo de Embajadores argentinos -influidos por la presión de
los países desarrollados4- opinaban que esta Ley era irreverente y poco universal5, y
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Decreto 191/11.La Plataforma Continental Argentina varía de 165 millas entre los cabos San Antonio y Corrientes y su parte más ancha en la latitud 51° Río Chico
alcanza las 850 millas2; mientras que la Convención del Mar (CONVEMAR) limita las plataformas a sólo 350 millas.
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La Convención del Mar (CONVEMAR) no contempla temas básicos de la pesca, en especial, relativos las poblaciones de peces transzonales y los
recursos migratorios, como el caso del calamar (Illex argentinus) o la merluza (merluccius hubbsi), por ejemplo.
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Cuando se firmaba la Convención, 130 países “en desarrollo” pescaban el mismo volumen que 28 países desarrollados y en este marco, pensar en
acuerdos de protección de los recursos migratorios o asociados era una utopía.
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promovieron su derogación. No podían aceptar que la Argentina en 1966 se declarara
soberana hasta las 200 millas mar adentro; donde todas las flotas imperiales (inclusive
la española) y las asiáticas, pescaban libremente.
En esta línea de pensamiento, el Canciller Cavallo –asesorado por embajadores
radicales, pese a ser Canciller del gobierno menemista, y para ponerse a tono con las
exigencias internacionales- logró la sanción el 14 de agosto de 1991 de la Ley N°
23.968 por la que se fijaron las líneas de base y se redujo el Mar Territorial Argentino
de 200 a sólo 12 millas marinas; estableció una Zona Contigua argentina de 24 millas,
y una Zona Económica Exclusiva (ZEE) que se extiende hasta las 200 millas marinas.
Medidas que luego facilitarían la implantación por parte de los ingleses, de una ZEE
alrededor de Malvinas.
Estos cambios en los derechos y en las denominaciones –a mi juicio, adversos a los
intereses nacionales- ya estaban previstos en la Convención de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar, que la Argentina aún no había ratificado en 1991 -pese a
haberla firmado en 19846- porque demolía su estrategia geopolítica, y ni siquiera
contemplaba la protección y explotación de sus recursos naturales; en especial, de
aquellos fundamentales para su economía pesquera, que interactúan en su ecosistema,
que migran a Alta Mar y a Malvinas, y que son el sostén de los Malvinenses.
Con la aprobación de aquella ley, la ratificación de la citada Convención del Mar era un
hecho, y ello ocurrió con la sanción de la Ley 24.543 el 13 de septiembre de 1995.
Por su parte la Ley 24.922 promulgada el 12 de enero de 1998, en concordancia con la
Convención del Mar estableció el dominio de las provincias hasta las 12 millas y el
dominio y jurisdicción exclusiva de la Nación de los recursos vivos marinos existentes
en las aguas de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) Argentina y en la plataforma
continental; pudiendo adoptar las medidas de conservación necesarias en la ZEE y en el
área adyacente a ella, sobre los recursos transzonales y altamente migratorios, o los
que pertenezcan a una misma población o a poblaciones de especies asociadas a las de
la Zona Económica Exclusiva argentina.
Esta reforma del Código Civil no ha tenido en cuenta los cambios lingüísticos de la
legislación del mar, porque al momento de la aprobación del artículo 2340 del Código
Civil, reformado por la Ley 17.711 del 22.4.68 -que hoy sería sustituido por el artículo
235- tenía plena vigencia la citada Ley 17.094 que establecía la soberanía de la Nación
Argentina a un mar territorial hasta una distancia de 200 millas marinas; denominación
que hoy, según los tratados internacionales y nuestra propia legislación se limita a las
12 millas. Se trata de un grave error, o por el contrario ¿existe oscuros intereses de
reducir nuestros derechos soberanos en el Atlántico Sur?.
Urge la intervención de Expertos en Derecho Internacional Público interesados en
proteger nuestra soberanía nacional.
Dr. César Augusto Lerena ([email protected])
Ex Secretario de Estado. Autor de los libros “Industria Pesquera Argentina. Reafirmación o decadencia” (1989); “Malvinas. Biografía de la Entrega.
Pesca la moneda de cambio” (2009); “Hacia una Soberanía plena en el Atlántico Sur” (2010).
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Sostenían esta posición Argentina (1966), Uruguay y Brasil; Chile (1952), Perú (1970) y Ecuador; y de Centro América, Santo Domingo (1972).
Ciudad de Nueva York el 30 de abril de 1.982, firmada por Argentina el 5.10.84. Acuerdo Relativo a la Aplicación de la Parte XI de la Convención del
Mar, adoptada el 30.04.82. Anexo de la Res. 48/263 de la Asamblea General de la NU, adoptado en Nueva York el 28.0794. La Convención se firmó,
pese a la Declaración escrita del Gobierno argentino que indicaba “que tal resolución resultaba inaceptable para la Argentina, y que de haberse
procedido a votar en forma separada los distintos documentos, habría votado en contra de la misma”; a ello se sumó la opinión del Director Nacional
de Pesca, de no refrendar la Convención y, en lugar de condicionar la ratificación, a la resolución del diferendo de Malvinas, y ratificar la plena vigencia
de la ley 17.094, la Argentina procedió a confirmar la Convención, efectuando una declaración complementaria.
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