La ciudad de Benavente en el siglo XIX Mª. Concepción Chaguaceda Gutiérrez La ciudad de Benavente en el siglo XIX. ÍNDICE 1.- INTRODUCCIÓN……………………………………………………………..……2 2.- PROCESO DE URBANIZACIÓN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX………….3 3.- LA CIUDAD DE BENAVENTE EN EL SIGLO XIX………………………..…..5 3.1.- POBLACIÓN Y ESTRUCTURA ECONÓMICA………………..……..5 3.2.- EL EFECTO DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN LA CIUDAD………………………………………………………………..……….7 3.3.- IMPACTO DE LA DESAMORTIZACIÓN……………………………9 3.4.- NUEVAS CONSTRUCIONES DECIMONÓNICAS………...……….10 4.- CONCLUSIÓN…………………………………………………………………….14 5.- BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………..…………15 1 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. 1.- INTRODUCCIÓN. No cabe duda que las ciudades se han ido transformando a lo largo de los tiempos. La ciudad ha sido siempre fiel reflejo de la evolución histórica social de la humanidad, así como de sus preferencias estético-artísticas, e incluso, de los regímenes políticos adoptados. Una ciudad actual es el resultado de una evolución histórica, contando con innumerables testigos de su pasado, pero a la vez el presente de una ciudad es un estadio en permanente transformación. La ciudad es un sistema en constante cambio, en constante evolución, que se aprecia en su paisaje urbano, en sus funciones, en su importancia, etc. Se puede considerar a la ciudad como un organismo vivo, que nace, se reproduce y en algunos casos desaparece o queda aletargada en su proceso vital. El artículo que abordamos es el titulado: La ciudad de Benavente en el siglo XIX. Nosotros hemos centrado el estudio en la ciudad de Benavente; en las transformaciones que en ella se producen a lo largo del siglo XIX. No fue este siglo para la ciudad de Benavente un periodo infecundo, lo que nos ha permitido hacer un planteamiento del tema en distintos apartados. En primer lugar hemos hecho una referencia al proceso de urbanización en España en el siglo XIX que nos permita conocer cuales fueron los cambios que se produjeron de modo general en las ciudades españolas y de este modo comprobar si ocurrió algo parecido en Benavente. El segundo apartado, es el núcleo fundamental del estudio, se divide a su vez en cuatro subapartados que hacen posible dar una visión general de lo sucedido en la ciudad desde un punto de vista urbanístico y artístico. Para finalizar, introducimos una conclusión y la bibliografía correspondiente, utilizada para realizar el artículo. En cuanto a la obtención de información hemos recurrido a dos fuentes diferentes; de un lado la bibliográfica y de otro los documentos de archivo. La villa de Benavente apenas si contaba con una bibliografía histórica mínima hasta hace prácticamente una década. Sin embargo, en los últimos años hemos asistido a la aparición de una serie de trabajos que tienen como objeto el municipio de Benavente. Lo que se refiere a la fuente de archivo, nos ha permitido que ha partir del estudio de la información documental de los fondos municipales, hallamos elaborado este trabajo. El Ayuntamiento de Benavente posee un importante archivo, tanto por la cantidad como calidad de sus fondos documentales. Aunque su estado de conservación ha ido mejorando en los últimos años, sin embargo, ha sufrido el descuido, sucesivos traslados y una mala voluntad e intención de algunas personas que ha motivado la desaparición de documentación. Nosotros centramos la investigación en la documentación del siglo XIX y como vemos nos ha permitido hallar algunos documentos de interés, por lo que nuestro trabajo ha de continuar. 2 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. 2.- PROCESO DE URBANIZACIÓN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XIX. Al abordar el siglo XIX desde el punto de vista urbanístico, habitualmente se le relaciona con el epígrafe la ciudad industrial. De este modo, sabemos que la ciudad industrial será más difícil de delimitar, puesto que no tendrá murallas que marquen especialmente una discontinuidad espacial, y muchas veces absorberá otros núcleos urbanos colindantes o cercanos, lo que se llama periferia. Aquí se inician el debate planteado a la hora de marcar la discontinuidad entre lo urbano y lo rural, donde acaba el campo y donde empieza la ciudad. Los primeros intentos de industrialización suponen un aumento de la superficie urbana, como sucede en La Granja a consecuencia de las Fábricas Reales, o en las ciudades de Cataluña como consecuencia de los inicios de la industria textil, y en las vascas debido al inicio de la siderurgia. En este crecimiento urbano influyen también otros hechos, como las desamortizaciones de Mendizabal (1837) y Madoz (1855), que pusieron en manos de grandes propietarios, aristócratas y burgueses gran parte del suelo vacante que se encontraba en el interior de las ciudades y de los arrabales. La creación del Banco Hipotecario de España (1873), la inversión extranjera de finales del XIX y principios del XX, y la nueva división territorial(1833) que elige algunas ciudades como capitales de provincia, dinamizan estas, en muchas ocasiones en detrimento de otras, y ayudaron al crecimiento urbano. El transporte resulta una pieza clave en el crecimiento de la ciudad, ya que permite los desplazamientos interiores. De esta manera se consolida la separación entre el domicilio y el lugar de trabajo, favoreciendo la especialización funcional del suelo con las áreas industriales separadas de las residenciales. Los transportes consumen cada vez más suelo, en muchos casos hasta un tercio de las ciudades (calles, plazas,...) infraestructuras (terminales, aeropuertos, estaciones, etc.). El incremento de los automóviles obliga a reservar cada vez más espacio para estacionamientos en superficie, subterráneos o en edificios. Los primeros transportes colectivos en las ciudades son en tranvías tirados por mulas; después aparecen las líneas de tranvías eléctricos (1899), y en 1919 se inaugura la primera línea de metro en Madrid, con la ventaja de que puede transportar de 50000 a 60000 personas/hora en cada sentido con gran rapidez. El problema radica en el coste de la construcción. Otros transportes colectivos importantes son autobuses, trolebuses, y trenes de cercanías. Esta mejora en los transportes permite los primeros intentos de urbanización periféricos, como la Ciudad Lineal de Arturo Soria, que en 1894 fundó la Compañía Madrileña de Urbanización para llevar cabo su proyecto, del que sólo se construyeron 5 Km. En el proyecto inicial sólo está permitido edificar en el 50% del total de la parcela, con la idea de que “cada familia una casa y en cada casa una huerta y un jardín”. Esto y el hecho de que distara sólo 10 minutos de tranvía del centro eran argumentos utilizados en la propaganda de la época para vender las casas y las parcelas. Su eje principal estaría formado por una calle de 40 m. con los servicios básicos, como 3 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. agua, alcantarillado y electricidad, y sería recorrida por el tranvía, en cuyas estaciones se localizarían los centros comunitarios, comercios y servicios públicos. En la mente del fundador sería una barriada interclasista, casi autosuficiente en servicios, dotaciones y actividades económicas diversificadas. Aunaba lo mejor de la ciudad y del campo. Todas las iniciativas son de carácter periférico y responden a una filosofía de acercar la ciudad al campo. La tipología edificatoria es de vivienda unifamiliar generalmente aislada (casa y jardín), y el contacto con la ciudad se realiza a través de los transportes que circulan sobre diferentes vías de comunicación (líneas ferroviarias, carreteras, primeras autovías). El crecimiento demográfico producido por la Revolución Industrial es enorme, lo que impulsa decisivamente el crecimiento de las ciudades y la necesidad de derribo de murallas y cercas. Los terrenos aumentan de valor ante la presión demográfica existente. Aparecen así los ensanches. Será en la segunda mitad del siglo XIX cuando se realice efectivamente el derribo de cercas o murallas en las poblaciones más importantes. El espacio ocupado por la cerca fue convertido en calles de circunvalación y enlace con los barrios del ensanche. Se generalizan los bloques de viviendas y aparece el ascensor, que permitirá suprimir la diferenciación social en altura. Los ensanches más importantes y que sirvieron de ejemplo a otras ciudades son el de Madrid y el de Barcelona, únicas ciudades que tienen más de 100000 habitantes a principios del siglo XIX. En ambos casos se trata de planos en cuadrícula. Se conciben planificando todos los proyectos de instalación y servicios, es decir, prestando especial atención a la calidad de vida (alcantarillado, espacios verdes, etc.). Está preocupación por la vivienda y la circulación se plasma en la edificación en manzana abierta y ajardinada, que se cierra posteriormente dejando algunos patios interiores. Otra de las realizaciones importantes de estos años es la apertura de grandes vías, que atraviesan los centros de las ciudades y que permiten la conexión de los ensanches con el casco histórico de la ciudad o ciudad preindustrial. Estos primeros intentos de planificación se ven impulsados con la tendencia racionalista de Le Corbusier. Ahora, la forma de crecimiento de las ciudades no sólo es fruto de la actividad inmobiliaria y de la economía en general, sino también la planificación. Con la Revolución Industrial nace el planeamiento en España, que es el marco legal del crecimiento de las ciudades y definirá el desarrollo de éstas hasta la actualidad. A través de lo expuesto observamos como el siglo XIX va a caracterizarse por la ampliación del espacio que hasta ese momento correspondía a la ciudad debido a un aumento de la población producido por el desarrollo industrial. Nosotros hemos centrado nuestro estudio en la ciudad de Benavente la cual no va a estar al margen de algunas de las características que difieren al siglo XIX a nivel 4 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. general. En la ciudad adquiere relevancia la industria harinera, se confirma la existencia de molinos harineros, además de fábrica de curtidos, loza y mantelería; pero también influye el proceso de desamortización como tendremos ocasión de ver. Aspectos, todos ellos, que van a determinar la configuración de su espacio urbano. 3.-LA CIUDAD DE BENAVENTE EN EL SIGLO XIX. 3.1.- POBLACIÓN Y ESTRUCTURA ECONÓMICA. Hacia mediados de siglo Benavente contaba con 616 vecinos y 2464 almas, los contribuyentes eran 279, es decir poco menos de la mitad de los vecinos.1 Puntual descripción económica de la estructura productiva de la ciudad nos proporciona Madoz; refiriéndose a la comarca dice: “la principal ocupación del país es la agricultura, por consiguiente a excepción de los molinos harineros (vemos la importancia industrial harinera en el territorio) y fábrica de curtidos, loza y mantelería que hay en Benavente... lo demás está reducido a telares de lienzo caseros”2 Habría que añadir como importantes según la lista de contribuyentes industriales de 1856 3 una fábrica de aguardiente de don Rafael Mayo, que resulta el segundo contribuyente (694 reales anuales) después de la primera industria harinera, además de alguna actividad adicional de curtidos y vasijas. En nuestro archivo municipal hay documentos que acreditan la existencia de fábricas harineras de entidad. Existen en el término dos grandes molinos, que se emplazan tomando como referencia el Órbigo a uno y otro lado del puente, por el sur sitúa Madoz el “molino de Sorribas, que está a la derecha y la Ventosa a la izquierda”.4 1) Fábrica “molinera titulada de Ventosa, con 8 muelas, en la que dos muelas salen más de seis meses, 2 menos de 6 meses y 4 menos de 3 meses”.5 Figura está harinera como el mayor contribuyente de Benavente, con la cantidad de 772 Reales y 62 maravedíes al año. 2) La fábrica de don Policarpio González: “por una molinera de 9 ruedas” – se trata de la otra gran factoría harinera del momento, la fábrica de Las Sorribas -; que aunque tenía una muela más, su producción era algo inferior a la anterior: “dos muelas 6 meses y 7 restantes menos de 3”. Esta factoría pagaba de 1 MADOZ, P., “Diccionario geográfico histórico y estadístico de España y sus posesiones de ultramar”, T. de Zamora, Madrid 1845-1850. Edic. Ámbito, T. IX, Valladolid, 1984. 2 Ibídem, p. 46. 3 A.M.B.: Lista de contribuyentes industriales de 1856, Leg. 981,8. 4 5 MADOZ, P., Ob. Cit., T.IX, p.45. A.M.B. leg. 981-8, lista de contribuyentes industriales. 5 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. contribución industrial, en 1856, 681 reales y 62 maravedíes, lo que la situaba en el tercer lugar en la lista de contribuyentes, tras la Ventosa, y la fábrica de aguardiente antes indicada. También por datos de 1811 sabemos de algún otro molino en el exterior del término que muele para Benavente. Pero además de estos existían otros molinos menores, con una piedra, generalmente de industriales que además ejercen alguna otra actividad: “fábrica de curtidos, vasijas y un molino”. A través de lo expuesto observamos el hecho de que en Benavente la industria harinera tenía gran relevancia, bien es cierto sin embargo que aquí no dio lugar a concentraciones industriales pero si hubo una clara relación entre la función y la ubicación. Benavente villa zamorana al pie de importante encrucijada de caminos, en la confluencia de dos comarcas: la Tierra de Campos y los Valles de Vidriales y Valverde.6 Esta posición geográfica de la ciudad va a mediatizar las posibilidades económicas y, a la vez, la situación social. La zona de Tierra de Campos es una superficie de relleno de edad terciaria, cuyas características topográficas y edáficas van a hacer de ella una zona idónea para los cultivos agrícolas. La acción de los ríos será de capital importancia, ya que logrará formar amplias vegas que facilitarán el asentamiento humano y la mejora de rendimientos agrícolas.7 Sobre terrenos paleozoicos se localizan una sucesión de valles fluviales. Es ésta una comarca por donde fluyen ríos relativamente importantes en lo que a su caudal medio se refiere. Ello va a incidir positivamente en el número de Ha. de regadío y, por tanto, en el rendimiento agrícola. La red hidrográfica que forman los ríos Esla, Órbigo, Tera y sus afluentes es, con diferencia, el colector fluvial que más cantidad de agua aporta al río Duero. Esta importancia se debe a que estos ríos nacen en unas zonas montañosas donde se registran elevadas pluviometrías, bien en forma de lluvia o nieve que les darán un régimen pluvionival, localizándose los máximos hidrológicos en los meses de marzo y abril. La presencia de esta importante red fluvial va a influir en la localización de las fábricas y molinos asentados, como decíamos antes, en los márgenes de los ríos. Es este un aspecto propio de los primeros momentos del proceso industrial, llevar las industrias a donde se encuentra la fuente de energía, en este caso la energía hidráulica. 6 HERNÁNDZ VICENTE, S. , “El Concejo de Benavente en el siglo XV”. Zamora, 1986. GRUPO CLIO. C.E.P. de Benavente (Zamora), “Aspectos geográfico, histórico, artísticos del Norte de la Provincia de Zamora”. Benavente, 1988. 7 6 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. “La incidencia de la red fluvial sobre el medio geográfico ha dado lugar a paisajes de signo diferente, los cuales han determinado las bases económicas y culturales de los núcleos de población asentados en los diferentes valles de estos ríos...”8 Por lo tanto, la Tierra de Campos que favorece la presencia de cultivos como el trigo, la cebada, el centeno, etc., es el elemento fundamental para que pudieran generarse los espacios industriales. 3.2.- EL EFECTO DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN LA CIUDAD. “Sólo con decir 1800 en la mente de los españoles despierta la figura de Napoleón. Difícilmente se puede encontrar un periodo más movido que el que vivió Benavente en el principio de este siglo. Se puede decir sin temor a equivocarse que Benavente fue en esta época el reflejo de lo que en España entera acontecía. En la primera etapa de este siglo hasta el año 1850 destacan el paso de Napoleón por esta ciudad y su derrota.” 9 La presencia de Napoleón en Benavente va a ser bastante desastrosa para la ciudad. Es el momento de las destrucciones, sobre todo por lo que se refiere a los edificios de carácter monumental. Benavente había sido una ciudad medieval murada abundante en templos y cenobios y presidida por un soberbio palacio-fortaleza. De este modo, y al igual que buena parte de las villas medievales, estuvo rodeada por una muralla en todo su amplio perímetro. Si observamos el plano de la ciudad en el siglo XV vemos la cantidad de iglesias y monasterios con los que contaba, suman un total de dieciocho. La organización de la villa respondía al modelo general del reino castellano-leonés, es decir, se organizaba en collaciones o distritos parroquiales cuya advocación daba nombre a los barrios en torno. Las parroquias eran muy numerosas y tenían un número reducido de feligreses. Cada collación tenía su propia organización política subordinada al concejo. La collación/barrio era también una unidad de carácter fiscal, que asumía ciertas competencias en lo referente a la recaudación y distribución de pedidos y rentas dentro de su distrito. Las collaciones de la ciudad eran las once siguientes: Santa María del Azogue, San Pedro, San Martín, San Nicolás, Santa María de Renueva, San Juan, Santo Sepulcro, San Andrés, Santibáñez y las de San Julián su partido. Más tarde aparecieron dos nuevas collaciones, la de Santiago y la de Santa María de la Ventosa, que sustituyen a las viejas de San Julián y de San Bartolomé.10 8 HERNÁNDEZ VICENTE, S. Op. Cit., p. 42. MUÑOZ MIÑAMBRES, J., “Nueva Historia de Benavente”. Zamora, 1982. 10 A.M.B. Libro de Actas del Concejo. Siglo XV. 9 7 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. Traemos a la memoria esta información sobre la ciudad para poder hacernos una idea de la grandeza que ella tuvo. Posiblemente a la llegada de Napoleón a la ciudad algunas de sus iglesias o monasterios habrían desaparecido por diversas circunstancias: deterioro de los mismos por el paso del tiempo, destrucciones intencionadas para levantar otras construcciones, etc., sin embargo, algunas de las que aún quedaban en pie fueron destruidas por las tropas de Napoleón. También el ejercito ingles al que se enfrento en estas tierras colaboró en dicha destrucción. “Digamos que el castillo residencia, decadente entonces, pero íntegro, fue bárbaramente volado por estos mismos ingleses, con el falacio pretexto de que no sirviera al enemigo.”11 Benavente había contado con un espléndido castillo-fortaleza del que dan cuenta insignes viajeros como Munzer, que visito la villa a finales del siglo XV. “La fortaleza de Benavente es de las mejores y más bellas del reino castellano, y exceptuando las de Granada y Sevilla no hay en toda España ninguna que con esta pueda ser comparada. Alzase en la cima de un montículo que está fuera de la ciudad; su forma es cuadrada, flaqueada cada uno de los cuatro ángulos una robusta torre; rodéala un foso y la protege una muralla sólidamente fortificada. En el interior tiene un patio, también cuadrado; capillas, cámaras y salas adornadas con figuras de diversas clases; áureos artesonados, columnas de mármol, todo, en suma cuanto puede concurrir a la mayor suntuosidad de la ornamentación. Al pie del montecillo en que se yergue la fortaleza corre el río Órbigo. En los sótanos hay profusión de bóvedas, arcos, cuadras, etc., pero todo tan intrincado que quien entra allí se cree estar en el seno de un laberinto. Tiene una larguísima galería en rampa, que va a dar al río., por lo que llevan a abrevar a los caballos, y tantas estancias para molinos, depósitos de agua y otros menesteres, que, sin verlo, no es posible formar cabal idea. De mí puedo asegurar que no conozco otros castillos con tales subterráneos ni con tal riqueza en las habitaciones que alumbra el sol... Añadiré tan sólo que el panorama que se descubre desde lo alto de la fortaleza por la parte que da al río es bello en grado sumo, porque desde allí se alcanza a ver toda la comarca.” 12 Todavía, a fines del siglo pasado, el famoso viajero, arqueólogo e historiador José María Quadrado, describe así sus impresiones sobre el castillo.13 “En el extremo meridional de una meseta denominada de la Mota, asoma, casi reducido a esqueleto, el palacio señorial que tan ilustre hacía a la villa y con cuyas glorias vivió tantos siglos identificada. Muros, arcos, torres coronadas de almenas y matacanes, redondas unas y cuadradas otras, se hallan en aquel desorden precursor de su hundimiento total, que favorece de pronto a lo pintoresco de la perspectiva y parece aumentar todavía sus vastas dimensiones, pero su fábrica, en gran parte de ladrillo, se ha derrumbado al paso de los siglos. En algunas de sus torres mejor conservadas aparecen ventanas góticas de la decadencia y da vista al río una galería de arquitos semicirculares y algo reentrantes, al estilo arabesco, con antepecho abalaustrado. Poco más de cien años han transcurrido del último Pimentel, y vez en qué ha parado el esplendor de su desierta morada...” 11 CORTES VÁZQUEZ, L., “Mi libro de Zamora”. Salamanca, 1975. p. 218. MUNZER, JERÓNIMO: “Itineratum sive peregrinatio per Hispaniam, Franciam et Alemaniam (14941495)”. 13 GRUPO CLIO. C.E.P. de Benavente (Zamora), “Aspectos...”. Op. Cit., pag. 77. 12 8 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. Gala Nuño afirma: “Incendiado en la guerra de la Independencia, desapareciendo artesonados, mármoles y otras maravillas. A partir de 1897, los benaventanos se complacieron en ir tirando a tierra la vasta residencia, empresa que no fue cosa fácil, dada la formidable solidez de sus muros, entonces ya desprovistos de todo ornato. Lo último derribado, ya en años de nuestro siglo, fue lo inmediato a la Torre del Caracol, esto es, grandes muros, un torreón y una puerta con sus grandes cubos flanqueándola, la entrada por arco escarzano con bajo relieve sobre huevo, figurando caballero ecuestre, el caballo al galope y arriba línea de matacanes... sólo ha permanecido la Torre del Caracol, naturalmente también deshecha en su interior y mostrando solamente su gallarda silueta.” 14 El zamorano Victoriano Velasco confirma lo anterior cuando afirma: “Los contratistas de carreteras emplearon para firme de sus obras, mosaicos y tracerías de indiscutible valor...”15 No fue esta la única destrucción llevada a cabo como consecuencia de la presencia de Napoleón en la ciudad. Igualmente fueron destruidos o se vieron seriamente dañados algunos de sus conventos, como fue el caso del de San Francisco y Santo Domingo. A mediados de siglo, Madoz se hace eco del estado de los mismos: “El convento de San Francisco: que está enfrente del Hospital de la Piedad es un montón de escombros.”16 3.3.- IMPACTO DE LA DESAMORTIZACIÓN. En el plano de la ciudad de 1845, prácticamente mediado el siglo, comprobamos que ya no existen conventos, ni la mayoría de las iglesias que veíamos con anterioridad. No solamente la guerra de la Independencia fue la causante del destrozo y deterioro posteriores, tampoco debemos olvidar el impacto provocado por las desamortizaciones eclesiásticas llevadas a cabo durante la etapa isabelina. Efectivamente, dicha desamortización provocó la enajenación de varios conventos de la villa y su consiguiente privatización. Los objetivos desamortizadores no se consiguieron, por el contrario el patrimonio histórico-artístico, principalmente eclesiástico, sufrió irreparables consecuencias. El traspaso de propiedad de los edificios conventuales benaventanos significó, a la larga, la disponibilidad e incremento del suelo urbano edificable. A cerca del efecto del proceso de desamortización se refiere José Muñoz Miñambres en su obra Nueva Historia de Benavente. A este respecto indica: “¿Qué consecuencias trajo la desamortización para Benavente? No debemos olvidar que en Benavente existían tres conventos de monjas de clausura, tres conventos de religiosos, 14 Ibídem, misma pag. VELASCO RODRIGUEZ, V.: “Guía Turística de la provincia de Zamora”. Zamora. 1960, pag. 81. 16 MADOZ, P. , Ob. Cit., pag. 50. 15 9 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. siete parroquias, tres hospitales y además los bienes comunales del ayuntamiento, asociaciones y cofradías. Así, pues, económicamente salió de “las manos muertas” como se llamaban entonces a los poseedores, y en gran parte, pasaron a manos de ricos, que fueron los compradores. Pero muchos de estos eran manos más muertas que las anteriores, porque hicieron producir menos a las tierras. El convento de dominicos con su estudio famoso de latinidad desapareció de la ciudad y allí estudiaban los más pobres. Desapareció el famosísimo convento de San Francisco con su maravillosa iglesia gótica.”17 El convento de Santo Domingo fue destruido parcialmente por las tropas francesas, entró en una fase de decadencia que culminó con la Desamortización del siglo XIX. Entonces pasa a manos privadas, utilizándose sus restos para otros fines: Teatro, cárcel de la villa, escuela, etc. El convento de San Francisco, como otras edificaciones de la villa sufrió el paso de las tropas napoleónicas. La Desamortización y su incendio acabaron con la mayor parte de él, pasando sus restos a servir para distintas funciones. El convento de San Jerónimo, en 1809 fue utilizado como cuartel de las tropas francesas, que lo incendiaron, por lo que quedó destruido en parte. En 1820 se efectuaron inspecciones por comisionados del Ayuntamiento en varios monasterios de la comarca, entre ellos en el San Jerónimo. Los informes indican que fueron reconocidos “los claustros, iglesia, despensa, panera y demás sitios del Colegio de San Jerónimo, extramuros de esta villa, que se halla arruinado, hallándose diversos materiales en el centro de su colegio, destinados a su reedificación”. Desamortizado en el siglo XIX, pasó a manos privadas, pasando a llamarse popularmente “Huerta de D. Pío”, por pertenecer a la familia del que fuera Ministro de Fomento Don Pío Pita Pizarro. El monasterio de Santa Clara parcialmente destruido por las tropas francesas, su desaparición definitiva se debió, además de a su mal estado, a la especulación del terreno, que ya había provocado que parte de la huerta se urbanizara. 3.4.- NUEVAS CONSTRUCCIONES DECIMONÓNICAS. Hasta el momento hemos basado nuestro estudio en dos momentos históricos relevantes; la guerra de la Independencia y las Desamortizaciones, que supusieron a la ciudad de Benavente grandes pérdidas de carácter arquitectónico básicamente eclesiástico, sin olvidar el castillo-fortaleza. Estas destrucciones dieron paso a la aparición de nuevos espacios urbanísticos que a partir de mediados de siglo atrajeron la construcción de nuevos edificios. 17 Muñoz miñambres, j., Ob. Cit. , pags. 229-230. 10 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. Si nos detenemos en los planos del siglo XV y en el de 1845 encontramos como el espacio entorno a la iglesia de San Nicolás cambia totalmente de uno a otro, apareciendo en este último un amplio espacio que conforma la plaza mayor donde se ubica el edificio del ayuntamiento. El Ayuntamiento actual sustituyó al conjunto de edificios que albergaban al Regimiento y la Casa de Procuradores de la Villa, que estaban en el Corrillo de San Nicolás. El proyecto de la Casa Consistorial es de 1835, de Don Manuel Díez Vecino. Lo ejecutó en 1846 el arquitecto Don Pedro Guzmán. La corriente arquitectónica empleada en el Neoclásico. De dos cuerpos de sillería; el cuerpo con arcadas de medio punto, separadas por pilares que se apoyan sobre un podium. Una moldura rectangular sirve al mismo tiempo de remate de la pilastra y de elemento de apoyo al inicio del arco. Sobre los arcos una especie de entablamento muy esquemático a base de arquitrabe y friso lisos y una cornisa saliente. El segundo cuerpo se apoya sobre la cornisa saliente. Lo conforma una sucesión de vanos rectangulares y en su parte central se abre una balconada en la que los vanos aparecen separados por pilastras adosadas y poco salientes, siendo una réplica de las que aparecen adosadas en los pilares del primer cuerpo. Este espacio central se remata con un entablamento corrido sobre las pilastras conformando por un arquitrabe liso, un friso dórico a base de triglifos y metopas y una cornisa saliente. Nosotros hicimos varías visitas al Archivo Municipal de Benavente, tras revisar abundante documentación tuvimos la fortuna de encontrar precisamente el “Proyecto de la Casa Ayuntamiento en la plaza Constitucional de Benavente”. La carpeta que lo contiene tiene la signatura 1027-7. Se trata de un documento en el que figura el plano en planta y alzado del Ayuntamiento. “Corte por la línea A–B; alzado. Corte por la línea CD, planta baja y planta del piso superior”.18 El resto de la plaza está casi totalmente porticada, predominando como material constructor el ladrillo visto, siendo las principales casas del siglo XIX, si bien el lado norte es de reciente construcción. Al igual que se creó este entorno de la Plaza Mayor, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, Benavente se dota de notables edificios, de alguno de los cuales vamos a dar cuenta. Una buena parte del conjunto urbano que se creó era porticado con soportes a la manera como se hizo en la plaza mayor. Un espacio porticado era el llamado Corrillo de San Nicolás. Sus antiguas construcciones han sido sustituidas por otras. De los antiguos edificios sólo han sobrevivido algunas casas del siglo XIX, como la de Regueras. Con soportal de columnas de fuste liso que se apoyan en una escalinata y se remetan con capitel que recuerda el orden jónico. Realizada en ladrillo visto de dos cuerpos sobre los que se abren balcones de vanos rectangulares. 18 A.M.B. Legajo 1027-7. (1835-1860). 11 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. Contigua a esta plaza se abría otra denominada Plaza de los Bueyes, (hoy Plaza de Gonzalo Silvela); era una antigua plaza porticada que fue dando pasos a finales del XIX a edificios de varias plantas. Entre ellos destaca la Casa de los Rodríguez – también llamada Casa de Cervato -, de 1881, obra del arquitecto Segundo Viloria. Se trata de un edificio de tres cueros. En el inferior se abren cinco vanos, los de los extremos se decoran con galerías, los centrales se rematan en arcos de medio punto sobre los que se colocan una moldura recta creando una especie de alfiz que creó enjutas en los extremos. Al cuerpo superior también se da paso a través de una cornisa, menos pronunciada que la anterior, de nuevo cinco vanos rematados con moldura recta. Al arquitecto Segundo Viloria se debe también el diseño de las Escuelas de la Encomienda. Situadas tras el Ayuntamiento y junto a la iglesia de San Juan del Mercado – iglesia de estilo Románico final, se comenzó a construir en el año 1182 -. La investigación realizada en el A.M.B., antes mencionada, nos ha permitido localizar el “Proyecto de escuelas de niños y viviendas de los maestros para la villa de Benavente. Año de 1894” 19 Según indica el propio arquitecto en la Memoria descrita en el Proyecto, el edificio se construyó en el mismo lugar que ocupaban otras escuelas, también construidas a mediados del siglo XIX, pero que se encontraban en estado deplorable. “Constará el edificio de dos cuerpos trapezoidales unidos en ángulo, dejando el espacio angular agudo a la parte anterior para jardines. El cuerpo principal se destina en planta baja para clases, alas de aseo y las de recreo o gimnasio, necesarias para atender a la educación de los niños, y para que puedan permanecer en ellas en días de lluvia, ó de calor excesivos. El otro cuerpo de pequeñas extensiones, se destina en planta baja a los ingresos, correspondiendo como salas citadas una a cada escuela y vestíbulo completamente independiente para la vivienda de los maestros, y en la planta principal a Bibliotecas y desembarque que precede a las mismas y a las viviendas del cuerpo y plantas principales.”20 Es el propio arquitecto, Segundo Viloria, quien da cuenta de la disposición general del nuevo edificio y lo mismo hace con lo que se refiere a su decoración. “Ni se ocultan los materiales que han de emplearse, ni las formas de los elementos constructivos, ni los servicios a cada dependencia asignados, sino que al contrario todo se ha procurado ostentar en las fachadas, acusando convenientemente las líneas y superficies que limitan todas las edificaciones. Se ha buscado la armonía en la correspondencia de las líneas, vuelos de cornisas y de las líneas de zócalos e impostas así como en los detalles decorativos que resultaron exclusivamente de las comunicaciones más o menos estudiadas de los materiales. Por último, para conseguir el ideal propuesto me he centrado en la medida de los recursos de que se dispone, de proporcionar bien los huecos con los macizos y todas las formas constructivas de las formas.”21 19 A.M.B. “Escuela de niños y viviendas de maestros en la plaza de la Encomienda. 1894”. Leg. 967,1. Ibídem. 21 Ibídem. 20 12 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. Al igual que la Casa Regueras y la Casa Rodríguez, las Escuelas de la Encomienda se realizaron en ladrillo al descubierto. Esto no es de extrañar, si tenemos en cuenta que en Benavente existía una fábrica de ladrillo, “muy empleado en la villa y verdadero éxito, no sólo por la excelente calidad del ladrillo sino por las felices disposiciones que revelan los operarios que construyen dicha fábrica.” 22 Otro de los materiales empleados fue el hierro para verjas y balcones. En el diseño realizado por Segundo Viloria para la fachada de las escuelas aparece claramente la disposición y forma de dichas verjas y balcones. Si lo comparamos con el estado actual del edificio observamos que el hierro se trabajo tal como lo propuso el arquitecto. Hasta ahora hemos visto como se van produciendo algunas modificaciones urbanísticas en el plano de la ciudad en base a la construcción de nuevos edificios. Sabemos que la arquitectura del siglo XIX tiene presentes algunos parámetros culturales. En primer lugar, el movimiento romántico, con su gusto por lo pintoresco, lo exótico y lo legendario, incita a los constructores a imitar la arquitectura de ciertos periodos históricos pasados o de épocas lejanas. En segundo lugar, el progreso técnico, económico y social trae consigo la necesidad de solucionar nuevos problemas arquitectónicos nunca planteados antes como los que originan las estaciones de ferrocarril, los puentes, etc. Benavente no parece estar al margen de estas circunstancias que rodean a la arquitectura decimonónica. Veíamos el edificio del Ayuntamiento que hemos clasificado como de estilo neoclásico, también hemos mencionado el empleo de materiales como ladrillos que se utiliza en el modernismo en la ciudad y en otros núcleos de la región. Con el ladrillo buscan ornamentaciones geométricas y caprichosas, o el empleo del hierro, material que define y caracteriza a un siglo de progreso y revolución industrial. La construcción de la Estación del Ferrocarril entra dentro de estos parámetros. Dice Leonardo Benévolo en su obra La ciudad europea: “El aumento de la población y desplazamiento de la población activa del campo a la ciudad provocan el crecimiento de la población del as ciudades. Al mismo tiempo el territorio se cubre de cultivos organizados según su nueva base capitalista, y discurren por él nuevas carreteras, nuevos canales y , a partir de 1830, vías férreas” 23 En Benavente fue proyectado el trazado de la línea férrea hacia 1888, el ferrocarril comenzó a circular en el año 1896, fue construido por la Compañía de Ferrocarriles de España. Entre los cambios que origino la llegada del ferrocarril está el desplazamiento de la ría desde las proximidades de los Cuestos hasta su lugar actual. Además de las que hablamos al principio del estudio. 22 23 Ibídem. BENÉVOLO, L., “La ciudad europea”. Barcelona, 1992. pags. 167-168. 13 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. La construcción del ferrocarril que unía las ciudades de Plasencia y Astorga, junto con otras obras públicas como el Canal del Esla y el Puente de Hierro revitalizaron la zona en la segunda mitad del siglo XIX. La construcción del Puente de Hierro daría repuesta a las necesidades que iban surgiendo. Puede considerarse como un edifico utilitario que ha de satisfacer unas necesidades que exigen soluciones atrevidas que sólo pueden encontrarse utilizando nuevos materiales y desprendiéndose de los viejos prejuicios formales herederos de la tradición académica. Es una arquitectura que vincula a la industria y al progreso técnico. 4. CONCLUSIÓN No queremos terminar nuestro estudio sin traer a la memoria una serie de aspectos que nos resultan de interés y que determinaron el paisaje urbanístico y artístico de la ciudad de Benavente a lo largo del siglo XIX. Sabemos que el siglo XIX supone la introducción de un importante proceso de industrialización en la Península. En Benavente encontramos la existencia de distintos tipos de industrias, fundamentalmente industrias harineras, que se ubican en los márgenes de los ríos, lugar de donde obtienen su fuente de energía necesaria para su funcionamiento. Lógicamente esto produjo un aumento de la población de la ciudad, al atraer a las personas a trabajar en estas fábricas. Esto no produjo concentraciones industriales semejantes a las que se produjeron en otras ciudades españolas, sin embargo, posiblemente condicionó la llegada del ferrocarril, que como indicamos se proyectó su trazado en 1888 y comenzó a circular en 1896. A pesar de ser la ultima década del siglo, la ciudad contó con él en el siglo XIX. Originó, además, el desplazamiento de la ría, una obra de infraestructura de envergadura para Benavente. Sería este un punto a destacar y que podríamos enmarcar en el ámbito de la ciudad industrial y sus necesidades, manteniendo siempre las distancias con los grandes núcleos industriales que se generaron en lugares concretos de nuestro país. Sin embargo, me parece de mayor interés, apuntar el distinto comportamiento que tuvo la ciudad a principios de siglo y a partir de mediados del mismo. Podríamos denominarlos de dos modos diferentes, una primera mitad de siglo: época de las destrucciones y una segunda mitad de siglo: época de las construcciones. Esta primera época se vio afectada por la Guerra de la Independencia y por el proceso de Desamortizaciones lo que generó una situación difícil en lo que a la arquitectura se refiere, sin embargo hacia mediados de siglo todo parece dar un giro positivo que lleva a continuas realizaciones arquitectónicas, de las que aún hoy, como hemos venido viendo, podemos dar cuenta. Finalmente destacar, que ha pesar de las dificultades encontradas para la búsqueda de la información, podemos considerar a lo realizado como el inicio de un trabajo que puede llevarnos a estudios mucho más profundos. 14 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. 5.- BIBLIOGRAFIA − Archivo Municipal de Benavente. a) Leg. 981,8. Padrones de contribuyentes 1856 ( Lista de contribuyentes industriales) b) Leg. 967,1. Escuela de niños y viviendas de maestros en la plaza de la Encomienda.1894. c) Leg. 1027,7. Proyecto de la Casa Ayuntamiento en la plaza Constitucional de Benavente. − BENÉVOLO, L., “La ciudad europea”. Barcelona, 1992. − CORTÉS VÁZQUEZ, L., “Mi Libro de Zamora”. Salamanca, 1975. − FUENTES GANZO, E., “Los Motines del Pan en el noroeste de la meseta en el verano de 1856. Los sucesos de Benavente”. En Brigecio, nº 7, Salamanca, 1996. − GRUPO CLIO. C.E.P. de Benavente (Zamora), “Aspectos geográficohistórico-artísticos del Norte de la Provincia de Zamora”. Benavente, 1988. − HERNÁNDEZ VICENTE, S., “El Concejo de Benavente en el siglo XV”. Zamora, 1986. − MADOZ, P., “Diccionario Geográfico, histórico y estadístico de España y sus posesiones de ultramar”, T. de Zamora, Madrid 1845-1850. Edic. Ámbito. T. IX, Valladolid, 1984. − MÜNZER, J., “Itinerarium sive peregrinatio per Hispaniam, Franciam et Alemaniam (1494-1495)”. − − MUÑOZ MIÑANBRES, J., “Nueva Historia de Benavente”. Zamora, 1982. VELASCO RODRIGUEZ, V., “Guía turística de la provincia de Zamora”. Zamora, 1960. 15 La ciudad de Benavente en el siglo XIX. 16