exto completo Una Buena Noticia I Etapa

Anuncio
SERÁN MIS TESTIGOS
ITINERARIO DE FE PARA ADULTOS 1
LLAMADA Y CONVERSIÓN
UNA BUENA NOTICIA
PRE-CATECUMENADO
PRESENTACIÓN
La Comisión Episcopal de Catequesis y Pastoral Bíblica, así como su Departamento Ejecutivo,
ofrecen con gran esperanza a los Catequistas de Adultos, Sacerdotes y demás Agentes de Pastoral
los textos de Iniciación Cristiana para Adultos.
El término Iniciación significa aquí, entrar en un proceso que lleva por etapas hacia la conversión,
para ser un verdadero cristiano. Proceso que lleva al descubrimiento, antes o después del
bautismo, del ser cristiano y del ser Iglesia; lleva a seguir un camino en el que se abandona el estilo
de vida presente para comenzar a vivir algo nuevo; lleva a la apropiación de un sistema de valores,
principios y actitudes que manifiestan ser discípulo en la escuela de Cristo.
El itinerario se llama “SERÁN MIS TESTIGOS”, título que expresa la finalidad del proceso de
Iniciación Cristiana.
Ahora se presenta la primera etapa, que corresponde al período de pre-catecumenado o el tiempo
del primer anuncio, de cara a la conversión, el cual lleva por nombre: “UNA BUENA NOTICIA”.
Este texto abre una nueva etapa en la catequesis de nuestro país, al comienzo del Tercer Milenio,
en el momento histórico en que se realiza el Concilio Plenario de Venezuela.
Es el fruto de un esfuerzo sostenido durante tres años en los que los Directores Diocesanos de
Catequesis fueron dando sus valiosos aportes. Gracias muy sinceras a ellos y al equipo que elaboró
los temas.
A María, Reina de los Apóstoles, que vio nacer a la Iglesia en Pentecostés, encomiendo este
proyecto de itinerarios de fe. Que su maternal intercesión disponga a los adultos católicos a recibir
el don del Espíritu que los transformará en testigos del Señor.
Caracas, 03 de Junio de 2001
Solemnidad de Pentecostés
+ Diego Padrón Obispo de Maturín
Presidente de la Comisión Episcopal
de Catequesis y Pastoral Bíblica
INTRODUCCIÓN
La renovación de la Catequesis que anima el Directorio General para la Catequesis, y se ofrece en
la Propuesta Nacional para los Itinerarios Catequísticos de Iniciación Cristiana, (ICIC), tiene una
expresión concreta en “Serán mis Testigos” (Hch 1,8), el itinerario de fe para los adultos. El cual se
estructura, según las etapas del catecumenado bautismal, como lo propone el mismo Directorio
en el N° 88.
Las cuatro etapas son:
•
El precatecumenado, en el que se presenta el primer anuncio, como llamada a la fe e
invitación a la conversión (texto: “Una Buena Noticia”).
•
El catecumenado propiamente dicho, período de catequesis integral, en el que se
busca profundizar la fe inicial, nacida de la respuesta a la llamada de la conversión (“Luz para
todos los Pueblos”).
•
El tiempo de purificación e iluminación, catequesis en torno al bautismo; es el
momento del compromiso bautismal y de la vivencia cristiana (“Felices los que…..”).
·
El tiempo de la mistagogía, o catequesis de la comunidad, implica la profundización
de la vida creyente en la comunidad cristiana por la vivencia sacramental, y el testimonio (“Un
Solo Corazón”).
Con este itinerario se quiere ofrecer a los adultos las orientaciones, ámbitos y medios que
favorecen la conversión y la adhesión a Cristo, el crecimiento y maduración de la fe, la
participación en la comunidad eclesial y la opción de un proyecto cristiano de vida, según el
Evangelio (ICIC Pág.17).
El presente texto, “UNA BUENA NOTICIA”, corresponde a la primera etapa del Itinerario, etapa del
Precatecumenado, tiempo para el primer anuncio, llamado también anuncio del kerigma, el cual
trata sobre el anuncio del núcleo de nuestra fe: Cristo, murió por nuestros pecados y resucitó por
nuestra salvación, en él se realiza la salvación, él nos muestra el amor inagotable de Dios.
El objetivo de esta etapa es: descubrir el sentido de la vida en el encuentro con Jesucristo vivo,
como llamada a la fe y a la conversión.
De una vez es necesario dejar en claro que no se trata ni de un texto de catequesis, ni de una guía
para el catequista. El libro “UNA BUENA NOTICIA” es complementario a la experiencia de fe que
supone cada encuentro catequístico con adultos. No es, por tanto, un “texto de estudio”, ni una
“guía práctica”, ni mucho menos sirve para hacer una “lectura guiada” o “comentada”, por el
catequista.
Ofrece elementos de reflexión, de cuestionamiento, que apoyan el diálogo generado por el
catequista y el grupo de adultos con “El Interlocutor”, que es Cristo mismo, con su palabra y en el
testimonio creyente de la comunidad.
Para que su utilización sea realmente de provecho es conveniente que después de cada
encuentro, se lea detenidamente el tema. Que el lector/a se deje interpelar por los hechos de la
vida que se proponen, y sobre todo que sea motivo para ahondar en la propia experiencia
(“Partimos de la realidad”). Esta aproximación a la vida se completa con el apartado
“Profundizando en las preguntas” con el que, como su nombre lo indica, se quiere ahondar en el
tema, sin llegar a ser un tratado de antropología ni de filosofía; es una constatación de la
búsqueda que cada persona va viviendo, aún sin ser muy consciente de ello.
El mensaje cristiano (“Nos abrimos al Mensaje Cristiano”), en esta etapa, es una propuesta de la
presencia del Señor Jesús en la vida de cada hombre y mujer que lo sabe descubrir, para ir
abriendo el corazón para el encuentro, la conversión y la aceptación. Se ha escoghL el texto bíblico
de “los discípulos de Emaús” para unir los temas, como expresión concreta de la pedagogía del
Señor en el encuentro personal. Lo fundamental, por tanto, es descubrir la persona de Jesús a
través de la lectura y profundización en la propia vida.
A esto ayudan las preguntas que se proponen en “Respondemos con la vida”. Las respuestas
pueden dar lugar a un intercambio de experiencias en el encuentro siguiente, o ser un recurso
para el catequista, para animar al grupo a dar respuestas de fe.
Cada tema finaliza con una expresión compartida y celebrada de lo vivido, con los demás
participantes. Se ha denominado “Celebremos nuestra vida”, porque se quiere iniciar
gradualmente a la oración, partiendo del gozo de celebrar la propia vida, para luego abrirla al
encuentro con el Señor presente en ella.
En la elaboración, los redactores han tenido en cuenta que cada tema “conecte con la vida
concreta, teniendo presente sus inquietudes y sus interrogantes, sus hechos y sus esperanzas”.
Por medio del texto escrito se espera producir en los interlocutores de la catequesis “un
conocimiento mayor de los misterios de Cristo en orden de una verdadera conversión y a una vida
más conforme con el querer de Dios” (CT19).
La renovación eclesial impulsada por el Concilio Plenario de Venezuela, encuentra en el itinerario
“SERÁN MIS TESTIGOS”, un camino de fe para que los adultos vivan a plenitud su compromiso
bautismal y su pertenencia a la Iglesia, para la gloria del Padre, por Cristo, en el Espíritu Santo.
Caracas, 02 de agosto del 2002
María Irene Nesi, fma
Directora del Departamento de Catequesis SPEV
ESQUEMA GLOBAL DEL ITINERARIO DE INICIACIÓN CRISTIANA CON ADULTOS:
“SERÁN MIS TESTIGOS”
Etapa \ Área “UNA BUENA NOTICIA”: LLAMADA Y CONVERSIÓN
Texto bíblico: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él? (Sal 8,5)
Antropológica: ¿Quién soy? Busco una respuesta: Sentido de la vida y apertura a la
trascendencia
Bíblica
Cristológica: Cristo da sentido a mi vida, Primer anuncio de Cristo: llamada a la conversión.
Comunitaria: “¿Qué tenemos que hacer?” El Despertar de la fe
Litúrgica:
Espiritualidad:
Moral:
Etapa \ Área LUZ PARA TODOS LOS PUEBLOS”: CATECUMENADO
O CATEQUESIS INTEGRAL
Texto bíblico: Y según ustedes, ¿quién soy yo? (Mc 8.29).
Antropológica: Por amor creó Dios al hombre y a la mujer. Este amor se refleja en la familia y
la comunidad.
Bíblica El amor de Dios se hace presente en un pueblo: le habla, lo elige, hace alianza con el, y
el pueblo no es fiel.
Cristológica: Por amor, nos envió a su Hijo Único. Jesús realiza la nueva Alianza.
Comunitaria: La Iglesia es el pueblo de la nueva alianza, continuadora de la misión de Cristo.
Litúrgica:En los sacramentos se realiza la salvación en nosotros.
Espiritualidad: Llamados a vivir la vida cristiana la conversión y la fe.
Moral: La experiencia de pecado y reconciliación. Vivir según la voluntad de Dios.
Etapa \ Área “FELICES LOS OUE…”: PURIFICACIÓN E ILUMINACIÓN
Texto bíblico: “Si conocieras el don de Dios.., yo te daría agua viva” (Jn 4,10).
Antropológica: El amor de Dios hace todo nuevo en Cristo.
Bíblica La experiencia de Israel, figura de Cristo, y de nuestra historia
Cristológica: Jesús nos muestra el camino
Comunitaria: La confesión de fe en la comunidad eclesial.
Litúrgica: Por el bautismo nacemos a una nueva vida.
Espiritualidad: Renovados en Cristo, somos criaturas nuevas.
Moral: Una nueva alianza y una nueva vida: las bienaventuranzas.
Etapa \ Área “UN SOLO CORAZÓN”: MISTAGOGÍA O CATEQUESIS DE LA
COMUNIDAD
Texto bíblico: Serán mis testigos” (Hch 1,8).
Antropológica: Colaboradores de Dios: La transformación de la sociedad y de la historia.
Bíblica
Cristológica: Pascua: Jesús resucitado permanece entre nosotros.
Comunitaria: Somos miembros de la comunidad de fe: la Iglesia.
Litúrgica: En los sacramentos vivimos la Alianza y fortalecemos los vínculos comunitarios.
Espiritualidad: Llamados a vivir una vocación y una misión
Moral: La vida en el Espíritu: Ley y libertad cristiana.
OBJETIVO DE LA 1° ETAPA:
Descubrir el sentido de la vida en el encuentro con Jesucristo vivo, como llamada a la fe y a la
conversión.
¿QUIÉN SOY?
Objetivo del área:
Entrar en contacto con el misterio más profundo del ser humano y su apertura a la trascendencia
1. En búsqueda de mi identidad.
2. En búsqueda de la felicidad.
3. ¿Éxito o fracaso?
1. EN BÚSQUEDA DE MI IDENTIDAD
A. Partimos de la realidad
¡Hola, amiga! ¡Hola, amigo! Bienvenido a esta experiencia de formación como persona, como
cristiana, como cristiano. Delante de ti se abre un camino que te va a llevar al encuentro con Jesús,
el Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre por nosotros. Eso es lo que quiere decir “Itinerario de Fe”.
No estaría de más que, antes de dar inicio a este proceso, revisaras tus motivaciones: ¿Qué te
movió a asistir a estos encuentros? ¿Te interesa llegar a vivir la vida cristiana en serio? ¿Qué
esperas de estos encuentros y de estas lecturas?
Quizá todo empezó con una decisión muy personal.
Te bautizaron siendo niño o niña, y ahora que eres adulto, adulta, te das cuenta que no has
entendido muy bien todo el sentido del bautismo. En el fondo es que no estás muy enterado de
qué ser cristiano, ser cristiana, qué es pertenecer a la Iglesia.
También es posible que no te hayas bautizado, y ahora quieres hacerlo; o también es probable que
tus hijos vayan a comenzar su catequesis de iniciación en la parroquia o comunidad y te han
puesto como condición asistir a unas charlas.
Aquí tienes una propuesta: paso a paso irás encontrando elementos que te ayudarán a crecer
como persona y a encontrarte con un Jesús vivo que te invita a seguirle. ¿Qué te parece el
proyecto? ¿Te animas a participar?
Empecemos de una vez con el primer paso en este camino. Se trata de preguntarte sobre ti, sobre
tu persona: ¿Quién soy? ¿Por qué vivo? ¿Para qué vivo?
B. Profundizando en las preguntas
Parece que tantas preguntas causan algo de molestia o fastidio. Incluso es posible que no te hayas
hecho nunca estas preguntas.
Vives día tras día sin preocuparte demasiado de las cosas o acontecimientos de tu alrededor.
Algunas personas hacen lo imposible para evitar que se presenten estas inquietudes. Se pierden
en el activismo, en cualquier tipo de diversiones, y hasta en los vicios del alcohol y la droga.
De esta manera no es necesario buscar respuestas a preguntas que no se hacen; sin embargo,
tarde o temprano salen a flote y exigen una respuesta.
La vida está llena de interrogantes. Al ser sincero contigo mismo reconoces que hay unas
inquietudes profundas. Por lo general no se refieren a cosas sencillas sino que tienen que ver con
algo muy adentro de la persona. Lo más grave de este planteamiento es que los medios modernos
de alta tecnología o de comunicación social no dan la respuesta adecuada; a veces funcionan más
bien para silenciar dichos interrogantes.
En este contexto, puede servir lo que dice un documento de la Iglesia:
“En nuestros días, la humanidad, admirada como está de sus propios descubrimientos y de su
propio poder, con todo se formula con frecuencia preguntas angustiosas sobre la evolución
presente del mundo, sobre el puesto y misión del hombre dentro de todo el universo, sobre el
sentido de sus esfuerzos personales y colectivos, sobre el destino último de las cosas y de la
humanidad.” 1
Piensa en tu propia experiencia, ¿no te parece que el texto tiene razón?
¿Qué haces tú, cuando todos los días tienes que buscar el alimento para tu familia? Así fue ayer e
igual será mañana, y todo eso desde hace más de un año, cuando a lo mejor perdiste el empleo
por la “reorganización interna de la empresa”. Es angustioso, hace perder la calma; se termina
gritando y exclamando: ¡¿cómo es posible?!
Después de algún tiempo te preguntas acerca de ti mismo: ¿Qué hago yo aquí en este mundo?
¿Qué o quién me da ánimo? De esta manera sientes la gran necesidad de responder y a la vez de
dar sentido a esta vida. Muchas veces va acompañado con otro tipos de preguntas como: ¿Hasta
cuándo soportaré todo eso?
De esta manera no se reduce a un planteamiento superficial, llega hasta más adentro del tuétano
de los huesos. Está involucrado todo el ser. Encontrar una respuesta o un camino hacia una
solución es importante. Lo bueno del proceso que se te propone es que te vas a dar cuenta que tú
no estás solo con tal planteamiento. Otros integrantes de tu grupo se encuentran en situaciones
similares y hacen las mismas preguntas. ¿No sería posible encontrar una solución en común?
Incluso entre todos se puede alcanzar alguna respuesta a las preguntas fundamentales: ¿quién soy
yo? y ¿para qué vivo yo en este mundo?
Esta búsqueda es ponerse en camino, es aceptar la posibilidad de encontrar una solución. En esta
tarea puedes sentir el apoyo de los otros del grupo, y, por qué no, el acompañamiento del mismo
Señor Jesús.
C. Nos abrimos al mensaje cristiano
Nos venimos refiriendo al itinerario como un camino de fe. Por esta razón, la primera etapa la
vamos a recorrer teniendo como referencia un texto del Evangelio de Lucas que nos narra la
experiencia de dos discípulos.
Después de la muerte de Jesús en la cruz, sus discípulos no sabían qué hacer. Todo el esfuerzo
para entender a Jesús se les esfumó cuando vieron cómo murió. Habían estado con él durante tres
años. ¿Y ahora qué...? Lucas narra que en varias oportunidades los discípulos de Jesús se
encerraron en una casa por miedo, buscando cómo reorganizar la vida. Dos de ellos quieren
apartarse del lugar del desastre. Su vida no tiene más sentido. Caminan cabizbajos y desanimados.
No encuentran una respuesta a las preguntas fundamentales. Ahora ellos dos tiene una nueva
experiencia:
“Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, que dista de
Jerusalén unos once kilómetros. Iban hablando de todos estos sucesos. Mientras hablaban y se
hacían preguntas, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos estaban
tan cegados, que no eran capaces de reconocerlo” (Lc 24, 13-16).
En los dos discípulos se encuentra la imagen de tu vida... Muchos acontecimientos están sin tener
las debidas explicaciones. No se entiende y uno se queda con las inquietudes. En este camino se
hace presente Jesús. Lo maravilloso está en que no son los discípulos que buscan a Jesús, sino es
Jesús quien se acerca a ellos... Jesús les acompaña, pero no lo reconocen por todo lo que ha
pasado.
Ya has caminado mucho tiempo solo, sola, en la vida, deja ahora que Jesús se haga compañero de
camino.., que te pregunte... Qué le vas a responder?
D. Respondemos con nuestra vida
Estás invitado, estás invitada, a detenerte un poco. A encontrar un tiempo para ti en medio de
esta vida que no deja espacio para nada...
*
De todo lo planteado en el texto, ¿cuál o cuáles son tus inquietudes? ¿Con cuáles te
identificas?
*
Anota algunas de tus inquietudes fundamentales. ¿Cuáles están sin respuesta?
*
¿Continúas la búsqueda tú solo(a)? ¿Quién(es) te acompañarán?
*
Jesús, a través de estos encuentros quiere acompañarte. ¿Permites que Jesús se acerque a tu
vida?
E. Celebramos nuestra vida
El camino que inicias no lo vas a hacer solo, sola, hay a tu lado otras personas que como tú quieren
descubrir su identidad y dar una respuesta desde lo más hondo. Por eso estás invitado, estás
invitada, a compartir con ellos los sentimientos que se van despertando en tu corazón al
responder las preguntas fundamentales de la vida y así descubrir nuevos horizontes.
Con el catequista, puedes compartir qué sientes al tomar conciencia de tu ser, llamado a vivir en
plenitud y a alcanzar su fin.
Para concluir este encuentro se propone la recitación de un poema del poeta indio R. Tagore:
“Inquieto estoy”.
Inquieto estoy y sediento de cosas lejanas,
y el alma se me abre
en un anhelo de llegar al fin
de las remotas vaguedades.
Y tu flauta me llama penetrante,
¡oh, más allá sin nombre!,
y yo me olvido de que estoy sin alas,
preso en esta cárcel para siempre.
Ando ansioso y desvelado;
como un extranjero soy, en tierra dura.
Tu aliento me llega, susurrando en una lengua
que mi corazón entiende como suya,
una esperanza imposible.
Y tu flauta me llama penetrante,
¡oh, secreto lejano!,
y yo me olvido de que no sé la senda,
de que el alado corcel no está conmigo.
Desganado, voy peregrinando por mi propio corazón.
En la niebla soleada de las horas lánguidas,
¡qué inmensa visión de Ti se alza en el azul del cielo!
Y tu flauta me llama penetrante,
¡oh, último fin!,
y yo me olvido de que esta casa en que vivo solo
tiene cerradas todas sus puertas.
2. EN BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD
A. Partimos de la realidad
Existe algo emocionante en la vida del ser humano: buscar incansablemente la felicidad. La
persona humana quiere ser feliz. Hace de todo para encontrarla, a veces con éxito, otras veces,
más bien acabando con una desilusión.
El sentido de la propia vida tiene que ver con la felicidad. Cuanta más felicidad se logra, tanto
mayor calidad de vida se alcanza.
Y, ¿ quién no quiere ser feliz? Es el anhelo profundo de todo ser humano.
Y tú, ¿cuántas veces no te preguntaste cómo puedes alcanzar la felicidad?
Algunos estudiosos del tema afirman que se descubre el sentido de la vida a través de tres
experiencias fundamentales: el amor a una persona, el servicio a un ideal y el enfrentarse al
sufrimiento inevitable. Entonces, ¿es ese el camino para alcanzar la felicidad? Parece que sí, en la
medida que exista un verdadero amor hacia otro, una disponibilidad para la lucha por un ideal o
una actitud constante para superar los malos ratos y sufrimientos.
B. Profundizando en las preguntas
El deseo de la felicidad está presente en el hombre y la mujer. Esta búsqueda es fundamental para
todo ser humano; todos quieren ser felices.
Ahora es bueno preguntarse: ¿es fácil encontrar la felicidad?
Algunos piensan que sí. Sin embargo, la experiencia común, en la sociedad actual, es como para
creer que no es tan sencillo. Implica una lucha, además, los momentos de verdadera felicidad son
difíciles de lograr y más aún conservarlos.
En las conversaciones diarias se encuentra pocas veces personas que afirman ser felices. Casi
siempre se escucha un sin fin de lamentaciones, de pequeños accidentes, de contratiempos, que
demuestran la falta de felicidad. Estas experiencias no tan buenas inducen fácilmente a la
depresión y a la conclusión: “la felicidad no existe”.
¿Esa es tu experiencia?
Lo cierto es que no se consigue la felicidad ofrecida en una bandeja de plata. Es necesario trabajar
para descubrirla y cultivarla.
Menos mal que la vida no se presenta sólo como un montón de nubarrones, sino también
aparecen las luces, las pequeñas alegrías de cada día, las pinceladas de felicidad. No hay que
ocultar que existe en la vida momentos de una profunda felicidad: el nacimiento del primer hijo, la
inauguración de la casa, el logro de un título... Y también en las cosas no tan exteriores: el
encuentro con un ser querido, el arreglo de un problema con el vecino, el retorno de la paz en la
familia...
Importante en la búsqueda de la felicidad es tener un norte, una meta que lograr. Así se puede
decir que la entrega de tu tiempo o energía a otra persona con el olvido de ti mismo proporciona
felicidad. La dedicación a la realización de una meta propuesta produce felicidad. ¡Qué bien! ¡Se
puede ser feliz!
¿Tú lo percibes de esta manera? ¿Estás dispuesto(a) colaborar día tras día para construir tu
felicidad y la de los que te rodean?
A veces se presentan caminos que no llevan a la verdadera felicidad. Sólo producen una
satisfacción momentánea válida por un tiempo corto. Más bien funcionan como escapatoria del
quehacer diario. Así por ejemplo, la embriaguez de una noche de fiesta, la música al ritmo violento
de moda, la entrega a un “viaje bueno” por medio de la droga, y otros. Todas son maneras para
escapar de la realidad.
Por eso, para encontrar la felicidad hay que retornar a la vida misma y en ella al corazón. Algo te
indica que la vida puede ser diferente, que tú estás en condiciones para alcanzar una meta:
encontrar el sentido de la vida.
El ser humano aspira a lograr la felicidad, la cual no se consigue sino alcanzando ese ideal de vida
que se ha propuesto. Frente a él, la persona se siente responsable de su actuar cotidiano. El ideal
resulta ser la última razón de la vida. Y, ¿dónde se consigue este ideal? Quizá la propuesta de Jesús
te pueda iluminar.
C. Nos abrimos al mensaje cristiano
Ahora te das cuenta que la búsqueda de la felicidad no es cualquier cosa. Tiene que ver con lo más
profundo de la existencia. Además es indispensable para dar sentido a la vida. En el tema anterior
conociste a estos dos hombres que completamente desanimados deben reorientar su vida, los
llamados “discípulos de Emaús”. Ellos lo perdieron todo. No ven ninguna luz, todo es oscuridad y
tristeza.
El relato del evangelio nos dice lo siguiente:
“Jesús les dijo:
- ¿Qué es lo que vienen conversando por el camino?
Ellos se detuvieron entristecidos, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió:
- ¿ Eres tú el único en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado allí estos días?
El les preguntó:
- Qué ha pasado?” (Lc 24, 17-19)
Jesús se interesa por la situación de estos dos hombres. Quiere acercarse a ellos para conocer las
preocupaciones y las razones de esta tristeza tan profunda. No es mera curiosidad, es más bien la
manifestación del deseo de compartir con ellos. No los deja solos. Sigue junto a los dos hombres y
se pone en sintonía con ellos. Deja que le cuenten lo sucedido, sus inquietudes, su falta de
felicidad. Jesús se dispone a escuchar el planteamiento ajeno, les ofrece un espacio vital, les
permite hablar.
Los encuentros que has comenzado, quieren ser para ti una oportunidad de descubrir a tu lado a
este “caminante” al que todavía quizá no conoces bien, pero que se interesa por tu vida, que te
escucha, que quiere caminar contigo, compartir tu búsqueda y si se lo pides, darte una respuesta.
D. Respondemos con nuestra vida
El tema, sobre la felicidad, te lleve a enfrentar preguntas, situaciones que no has resuelto del todo.
Situaciones que hasta ahora estás evadiendo, sumergiéndote en tu trabajo, en la actividad, en el
hogar... Sin embargo tienes esta oportunidad, ¿la dejarás pasar?
* ¿Cuáles han sido los momentos de mayor felicidad en tu vida?
* ¿Tuviste algún momento de fracaso o desgracia que te hizo tambalear en la vida? ¿Quién te
acompañó en aquel momento?
* El sentido de tu vida no se opone a la búsqueda de la felicidad, ¿puedes encontrar esta relación
en este momento?
E. Celebramos nuestra vida
Para celebrar lo que vas descubriendo, puedes poner en común con los demás participantes del
grupo lo que has experimentado: ¿cómo te sientes en esta búsqueda de felicidad? ¿quieres
compartir alguna experiencia con los demás miembros de tu grupo?
Aquí tienes un texto de Martín Luther King 2, que te ayudará a continuar la reflexión. ¿Qué es lo
que más te llama la atención de esta lectura?
“Me gustaría que alguien contase, en el día de mi muerte, que Martín Luther King trató de vivir en
el servicio al prójimo.
Me gustaría que alguien dijera aquel día que Martín Luther King trató de amar a alguien.
Ese día quiero que puedan decir que traté de ser justo y que quise caminar junto a los que
actuaban en justicia, que puse mi empeño en dar de comer al hambriento, que siempre traté de
vestir al desnudo. Quiero que digan ese día que dediqué mi vida a visitar a los que sufrían en las
cárceles. Y quiero que digan que intenté amar y servir a los hombres.
Sí, y, si quieren, digan también que fui un heraldo. Digan que fui un heraldo de justicia. Digan que
fui un heraldo de la paz. Que fui un heraldo de la equidad.
Y todas las otras cosas superficiales no tendrán importancia.
No tendré dinero para dejar cuando me vaya. No dejaré tampoco las comodidades y los lujos de la
vida. Porque todo lo que quiero dejar a mi partida es una vida de entrega.
Y eso es lo que les tengo que decir. Si a alguien pude ayudar al encontrarnos a lo largo del
sendero, si a alguien pude hacerle ver que había escogido el mal camino, entonces mi vida no
habrá sido en vano.
Si consigo cumplir mis deberes tal corno debe cumplirlos un cristiano, si consigo llevar la salvación
al mundo, si consigo difundir el mensaje que enseñó el Maestro, entonces mi vida no habrá sido
en vano.” 3
3. ¿ÉXITO O FRACASO?
A. Partimos de la realidad
Encontrar la felicidad, parece ser la meta de la vida. Sin embargo con frecuencia encuentras que es
difícil conseguirla y que muchas veces la búsqueda termina en fracaso.
¿Cómo reaccionas ante el fracaso? ¿Cómo te sientes cuando los demás dicen de ti que eres un(a)
fracasado(a) en la vida? A nadie le gusta tal calificativo.
Y, ¿si no son los demás los que dicen eso de ti... si eres tú el que se siente que todo está perdido?
La primera reacción es hacer el intento de esconder la realidad. Empiezas a estar demasiado
ocupado para pensar, te refugias en la bebida para olvidar... Son formas de escapar al miedo de
enfrentar el fracaso, el dolor.
Sin embargo, no se soluciona nada, sólo te vas alejando cada vez de tu verdad y te llenas de
angustia y ansiedad. Te enfermas, te deprimes... no levantas cabeza.
También has podido constatar, a lo largo de la historia humana, tantas proyectos buenos, que
empezaron bien, pero que no lograron su fin creando sólo decepción y amargura. ¡Cuántas
promesas de gobernantes de turno sin cumplir! ¡Cuántos proyectos de cambios sociales, políticos,
económicos, culturales que no llegaron a ser realidad!
Puede ser un negocio que has montado con esfuerzo, pero que has tenido que cerrar porque
producía más pérdida que ganancias.
O la ruptura en tu familia.., con las consecuencias de dolor, abandono que implica para todos,
pero en especial para los niños.
¿Qué sentido puede tener en tu vida el sufrimiento? ¿Cómo se compagina con la búsqueda de
felicidad?
¿No habrá una respuesta positiva que ayude a superar y salir de esta situación?
B. Profundizando en las preguntas 4
Lo que produce felicidad también puede ser causa de sufrimiento. Te invito a revisar algunas
situaciones. Piensa en la convivencia familiar. Puede endulzarte la vida, en el compartir y lograr
juntos construir en un hogar. Pero también puede amargarse la vida de todos. ¡Y qué amargura
cuando se defrauda la mutua confianza, con culpa o sin ella!
Vivir juntamente con otros produce felicidad, pero también es causa de grandes sacrificios y
renuncias... por eso decimos que hay que aprender a convivir.
El amor, que comienza en ternura, alegría, respeto, puede llegar a transformarse en pasión y
degenerar en crueldad inhumana. ¡Cuántas mujeres, cuántos niños, cuántos hombres no sufren
las consecuencias de la violencia familiar!
El trabajo es otra fuente de dolor y frustración, cuando debería ser ocasión de gozo y realización.
El trabajo debería servir para el desarrollo y progreso de la persona, así como el bienestar de la
familia. Sin embargo, qué duro puede resultar, qué monótono y opresor.
¿Y el dolor y destrucción corporal? La enfermedad, los vicios, el envejecimiento.., todo esto va
dejando sus huellas en el cuerpo.
Incluso la libertad y la conciencia que sitúa al ser humano por encima de los animales, que tendría
que ser su gloria.., cuántas veces se ve limitada por la ignorancia, cegada por la pasión o la
opresión. ¿Hasta qué punto la libertad puede dominar los impulsos irracionales? ¡Cuántas veces
experimenta que hace el mal que no quiere y no alcanza el bien que anhela!
C. Nos abrimos al mensaje cristiano
¿Es una visión pesimista? A primera vista pudiera parecer así, sin embargo, en el fondo de tu
corazón has tropezado con alguna de estas limitaciones. Son situaciones reales, que de una u otra
manera tienen que ver la posibilidad del fracaso en la vida.
Ahora, si todo esto es así, ¿no habrá una palabra de aliento, una salida? ¿Dónde encontrar esa
palabra?
Volvamos a la experiencia de los dos discípulos de Emaús, que ya reflexionaste en el tema
anterior, cómo estaban entristecidos y desconcertados y cómo Jesús se les acercó. El dolor, el
sufrimiento, la experiencia de vacío hace que no se tenga la suficiente claridad para entender.
Ellos lo vivieron así:
“Pero sus ojos estaban tan cegados que no eran capaces de reconocerlo”. (Lc 24,16)
Incapacitados, imposibilitados, inhabilitados, estas personas no puedan reconocer a la otra
persona. ¿Qué sucede?
Recuerda; dos discípulos de Jesús luego de su muerte se dirigen a un pueblo llamado Emaús. Y van
por el camino discutiendo tristes, deprimidos, con el fracaso a la espaldas, pensando que luego de
la muerte de Jesús todo había acabado.
El dolor les cierra el horizonte, el futuro no tiene sentido.
Lo que a los discípulos de Emaús les sucede, a lo mejor lo vives tú; esperas de los demás, de ti
mismo, de la vida, de Dios, otra cosa, te haces una idea equivocada.
Sin embargo, del dolor puede nacer la vida y del fracaso una nueva oportunidad. No es el dolor lo
principal, el sufrimiento no tiene la última palabra. Jesús está con ellos, y no se queda en su
desaliento, en su sensación de fracaso. Él los escucha para crear un nuevo espacio, un espacio de
vida.
Jesús, está dispuesto a caminar contigo, para que puedas abrirle tu corazón y dejar que él entre a
cambiar tu desesperanza y dolor.
D. Respondemos con nuestra vida
El dolor asusta, el sufrimiento paraliza... sin embargo, del fracaso puede nacer una nueva
oportunidad.
*
Cuando te has equivocado, cuando has fracasado, ¿cómo reaccionaste? ¿Buscaste a alguien
para pedir ayuda o te encerraste en tu sufrimiento?
*
En medio de la angustia y la ansiedad que genera el fracaso y en medio de la euforia que
genera el éxito, ¿eres capaz de pedir ayuda o agradecer a Dios?
E. Celebramos nuestra vida
Al llegar a este tema, probablemente quieres ya encontrar respuestas. Puedes leer el testimonio
de un hombre, Jaques Loew 5 quien nos habla de su actitud ante el Señor a quien siente vivo y
presente.
CONFIDENCIA DE UNA EXPERIENCIA VIVIDA
“A la edad de veinticinco años descubrí a Dios.
Y desde entonces —hace ya veinte años de esto- no he cesado de encontrar un gozo que se
renueva cada día, una fuerza y una felicidad que renacen sin cesar en medio de esta gran certeza:
Dios existe, esto es cierto; Dios existe y me ama. Sin embargo, veo a mi alrededor a la inmensa
mayóría de mis compañeros de trabajo o de barrio que dudan de la existencia de ese Dios. ¿Puedo
esperar que llegaré algún día a hacerles compartir mi seguridad y mi dicha?
La verdadera búsqueda de Dios se parece a la actitud de un hombre que, después de haberse
sentado, escucha. Y es lógico que sea así, porque en definitiva, Dios no es algo que hay que
construir o hacer, sino que es alguien a quien hay que recibir.
Y cuando se recibe a alguno, hay que empezar por sentarse y escuchar.
Sentarse y escuchar no supone abandono ni pereza. Siempre lo hacernos cuando queremos
dejarnos impregnar por una verdad que nos parece demasiado grande para nosotros.
Para saber el secreto de un amigo, yo no tengo más que un medio, que es el de escucharle, sobre
todo cuando adivino que este amigo tiene que decir cosas grandes que yo ignoro.
Pero si yo hablo todo el tiempo, no encontraré jamás el secreto de mi amigo, aunque mis palabras
giren desde el principio hasta el fin de nuestra conversación en torno a su secreto». 6
Aquí tienes un testimonio de alguien que en su juventud encontró respuestas en Dios... después
de comentar lo que más te ha llamado la atención del texto, ¿no te sientes animado a compartir
con el grupo tu propio testimonio y tu propia búsqueda?
“TÚ, ¿QUIEN ERES?”
(Jn 8,25)
Objetivo del área:
Encontrar a Dios en la persona de Jesús.
4. Les anuncio una buena noticia.
5. Yo creo, pero aumenta mi fe.
4. LES ANUNCIO UNA BUENA NOTICIA
A. Partimos de la realidad
¿Cómo te sientes en esta búsqueda de la felicidad? En un camino largo y a veces difícil. Las
respuestas que te ofrecen los demás no te satisfacen. Parecen explicaciones baratas. Si enciendes
el televisor, las contradicciones te rodean: las noticias, raras veces son buenas... y las propagandas
comerciales te ofrecen un mundo irreal: cualquier cosa, desde comida a un carro, desde un
refresco a una lavadora.., te proporcionan una “gran felicidad”, hacen de ti una “persona única”...
A pesar de todo, ¿es posible una buena noticia?
B. Profundizando en las preguntas
¡Menos mal que te estás dando cuenta que necesitas de alguna buena noticia de vez en cuando!
Parece que da ánimo para seguir luchando y trabajando. Un error bastante común es buscar estas
buenas noticias en acontecimientos extraordinarios. Sin embargo, forman parte de la vida, si las
sabes descubrir.
Un matrimonio, lleva ya 12 años de casados y están sin hijos. Querían tener uno, pero no lo
lograron. Se acostumbraron a esta situación, aunque no acababan de perder del todo la
esperanza. Y cuando menos lo esperaban, ocurrió: el médico certifica el embarazo. ¿No es una
buena noticia para esta pareja?
Todos los días tienes el mismo trajín: levantarte temprano, preparar desayuno, despachar los
niños para la escuela, ir para el trabajo, regresar a casa... y así, siempre la misma rutina. A la larga,
una tarea que parece que no tener fin. Sin embargo, ocurre algo que no es de todos los días, el
hijo mayor, en pleno desarrollo, se te acerca y te dice: “Mami, te quiero”. ¿No es una buena
noticia para ti?
C. Nos abrimos al mensaje cristiano
¿Qué te parece si continuamos la narración que hemos venido profundizando en estas páginas? Lo
que les pasó a los des discípulos que se fueron de camino a Emaús. Como ellos, sientes la
necesidad de una respuesta, pero ahora todo parece estar oscuro. Puedes continuar la lectura del
texto:
“Jesús les preguntó:
- Qué ha pasado?
Ellos contestaron:
- Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo
el pueblo. ¿No sabes que los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que
lo condenaran a muerte, y lo crucificaron? Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de
Israel. Y sin embargo, ya hace tres días que ocurrió esto. (...) Algunos de los nuestros fueron al
sepulcro y lo encontraron todo como las mujeres decían (vacío), pero a él no lo vieron.
Entonces Jesús les dijo:
- ¡Qué torpes son para comprender, y qué duros son para creer lo que dijeron los profetas! ¿ No
era necesario que el Mesías sufriera todo esto para entrar en su gloria?
Y empezando por Moisés y siguiendo por todos los profetas les explicó todo que decían de él las
Escrituras” (Lc 24, 19-27).
Los dos amigos que van de camino, habían puesto su esperanza en un hombre que apareció por
los caminos de Galilea y Judea. 7 Lo llaman un profeta poderoso en el que todos creían. Sin
embargo, su muerte los dejó sin nada; no quieren creer la noticia de que estaba vivo. Por eso el
reclamo de Jesús: “¡qué duros son para creer...!”
¡Sí! ¡Esta es la buena noticia! Jesús está vivo. Murió crucificado y al tercer día, resucitó.
De esto son testigos sus apóstoles y esto es lo que anuncian a todos los que los quieren oír:
“Yo les trasmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados
según las Escrituras, y que fue sepultado; que resucitó al tercer día según las Escrituras; y que se
apareció a Pedro y luego a los Doce” (1 Co 1,25,3-5).
Este anuncio es para ti, que estás viendo cómo todo se acaba, que sientes que algo le falta a tu
vida. Alguien se preocupó de cada uno de nosotros, de ti, y dio su vida para darte vida. Murió por
tus pecados, te amó, hasta dar la vida por ti.
Afirma Pablo con plena convicción: “Pues bien, Dios nos ha mostrado su amor ya que cuando aún
éramos pecadores Cristo murió por nosotros” (Rm 5,8).
Sin embargo, la muerte no tuvo la palabra definitiva en su historia. Por nosotros RESUCITO. Jesús
está vivo. Es la experiencia de los de Emaús, camina a su lado, les explica lo que no habían
entendido, les da razón para recuperar su esperanza. Jesús está vivo, lo han visto los apóstoles y
dan testimonio, y los que creen encuentran la salvación.
El relato que has seguido describe los sentimientos de los caminantes, cuando Jesús, aún
desconocido, quiere seguir su camino:
“Al llegar al pueblo donde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron
diciendo:
- Quédate con nosotros, porque es tarde y está anocheciendo.
Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaba sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, lo
bendijo, lo partió y lo dio a ellos. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Jesús
desapareció de su lado y se dijeron uno a otro:
- ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc
24, 28-32)
Jesús transforma, rehace, da sentido a la vida. Por eso es buena noticia. ¡Su persona, su vida, su
mensaje es buena noticia! Eso quiere decir la palabra “evangelio”: buena noticia.
D. Respondemos con nuestra vida
Estás invitada, estás invitado, a recibir no sólo un mensaje, sino a alguien vivo. Es Jesús. Él te ama
hasta entregar su vida por ti: “Me amó y se entregó por mí” (Ca 2,20). Con su resurrección abre
ante ti un nuevo horizonte, una nueva vida. ¿Quieres encontrarte de veras con Jesús?
*
Los discípulos de Emaús, aunque no descubrieron al principio quién iba con ellos, sin
embargo afirmaron que “su corazón ardía mientras les hablaba”... ¿Puedes decir lo mismo tú al
escuchar la palabra de Jesús?
*
Tanto tiempo has buscado una respuesta, y ahora la tienes frente a ti, ¿quieres abrir tu
corazón para encontrarte con Jesús que ha hecho el camino contigo, aunque no lo sabías?
E. Celebramos nuestra vida
Has llegado a un momento importante del camino, Jesús se hace presente. Es bueno ahora
detenerse un momento y profundizar qué significa todo esto para ti y para el grupo. Puedes volver
a leer ahora todo el texto de los discípulos de Emaús, (Lc 24,1-32) y compartir con los otros
participantes cómo se da en tu vida esa experiencia.
Si quieres otro texto que también puede ayudar a interiorizar el encuentro con Jesús, puedes
hacerlo a partir de Lc 19, 1-9. Es el encuentro con Zaqueo. Puedes encontrar algunos elementos
que pueden parecerse a lo que tú vives. Zaqueo quiere ver a Jesús. Se sube en un árbol para poder
mirarlo a gusto, sin que la multitud lo moleste. Jesús lo mira. Lo llama por su nombre. Le dice que
quiere ir a su casa. Y el encuentro cambia la vida de Zaqueo... “Hoy ha llegado la salvación a esta
casa (...) Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido” (Lc 19, 9).
Después de leer el texto y compartir, pueden terminar cantando: “La noticia”.
5. YO CREO, PERO AUMENTA MI FE
A. Partimos de la realidad
Te has dado cuenta que en tu vida, ha resonado una buena noticia que lo puede cambiar todo. Así
lo fue para los dos discípulos de Emaús. Al encontrarse con la buena noticia obtuvieron un nuevo
aire, su vida adquirió un nuevo sentido. Fue un encuentro con alguien. Confiaron en él, creyeron
en él.
Antes de continuar es bueno que revises tu experiencia personal: ¿crees en alguien? A lo mejor, lo
primero que respondes es: “Sí, desde luego. Yo creo en Dios...” No vayas tan a prisa. Te invito a
mirar a tu alrededor, a tu familia, a tus amigos, a las personas que admiras.
¿Crees en alguien? ¿Confías en alguien?
Cuando amas de verdad, el amor y la confianza están unidos. Si no, simplemente no hay amor
verdadero.
Fíjate, por ejemplo, cuánto te hiere la traición de alguien amado. Es porque habías puesto la
confianza en esa persona.
Amor y confianza forman un todo.
Hay otra dimensión de la fe, llamémosla humana para entendernos. La que se pone en un
proyecto, sea político o social, educativo o cultural... En un líder, en un jefe.
¿Qué tienen en común todos estos ejemplos? Pudiera resumirse en la palabra “confianza” y
“adhesión”. Confianza de que no va a fallar. Adhesión que es lo mismo que decir: “cuentas
conmigo”.
B. Profundizando en las preguntas
¿Qué implica esta fe, esta confianza? Implica salir del propio círculo de vida y abrirse a otro.
Permitir al otro entrar en tu vida; ofrecerle un espacio vital. Esta experiencia facilita el camino de
la vida. No se está solo. Hay otra(s) persona(s) que contigo apuntan a una misma meta.
Todo eso es bien bonito, sin embargo queda una pregunta fundamental: ¿Por qué crees en
alguien?
No es por deporte, ni por favoritismos o simpatías, es más bien porque hay suficientes indicios que
te permiten tener fe en esta otra persona. Se podría decir que la fe en el otro tiene que ver con un
amor profundo. Le amas, estás dispuesto(a) a compartir tu vida con él (ella). Existe sintonía entre
ambos, das oportunidades y confías en el éxito de la tarea. Esta otra persona representa algo
grande para ti.
Por lo que puedes observar, esta confianza en el otro es un gran desafío, más aún en la sociedad
de hoy día en la que te das cuenta del engaño y la falsedad, del acercamiento a la otra persona
solamente por intereses mezquinos.
Tú puedes ser diferente, puedes abrirte al otro, y por qué no, abrirte también a ese “Desconocido”
que has descubierto en esta búsqueda.
Ahora puedes caer en la cuenta de que hablar de fe en Jesús tiene que ver con todo esto: amor,
confianza, adhesión.
C. Nos abrimos al mensaje cristiano
Todavía puedes seguir profundizando en el relato de los dos discípulos de Emaús y su encuentro
con Jesús. Al llegar a Emaús ellos le invitan para quedarse, porque ya estaba oscureciendo. Jesús
acepta y cena con ellos. En esta cena ocurre algo especial: se les abren los ojos definitivamente, lo
que quizá sospechaban ahora lo ven:
“Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaba sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, lo
bendijo, lo partió y lo dio a ellos. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Jesús
desapareció de su lado y se dijeron uno a otro:
- ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc
24, 29-32)
El camino recorrido con el “Desconocido” favoreció el contacto, el diálogo y la confianza, por eso
piden al caminante que se quede con ellos. Aun no lo reconocen, pero algo les ha llenado el
corazón de esperanza. Y cuando lo reconocen, en el signo de la bendición del pan, él desaparece a
su vista, pero no a su corazón; se queda con ellos. Los transforma: “en aquel mismo instante se
pusieron en camino y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once y a todos los
demás” (Lc 24, 33).
En el proceso que vivieron los discípulos puedes encontrar descrito la búsqueda de cada persona
que desde su situación existencial: de esperanza y vida; o de frustración y muerte, se encuentra
con el Señor Jesús en un momento dado de su vida. Ya no se puede seguir igual. Semejante
encuentro causa un verdadero impacto, impulsa a cambiar de dirección. El camino que habían
hecho los dos, agobiados por el desencanto, ahora lo recorren de vuelta, a toda marcha... porque
habían reconocido a Jesús “al partir el pan” (Lc 24, 35).
A ti, te está llegando el momento de detenerte y darte cuenta que hay alguien que está contigo. Es
el “Desconocido” que te ha acompañado hasta ahora. ¿Estás dispuesto(a) a reconocer en este
desconocido a Jesús? ¿Cuál es tu respuesta?
Ahora te toca dar una respuesta, una respuesta de fe. Mucho depende de ti. ¿Te animas?
Entonces, puedes ponerte en marcha con Jesús. Él te dará suficiente fuerza para descubrir un
nuevo camino en tu vida. La fe en Jesús es la condición básica para entrar en su proyecto, como lo
irás comprendiendo poco a poco.
Al comenzar su misión, anunció esta novedad: “El plazo se ha cumplido. El reino de Dios está
llegando. Conviértanse y crean en el evangelio (buena noticia)” (Mc 1,15). ¿Lo aceptas?
La fe es un proceso vital, de aceptación, de adhesión a Jesús, y al Dios que él nos da a conocer.
Hay muchos personajes del evangelio que son testigos de este encuentro y adhesión. Aquí tienes
algunos:
El ciego de nacimiento, curado por Jesús, cuando se lo encuentra, después que fue echado fuera
por los fariseos que no querían creer en su curación, le dice:
“- ¿ Crees en el Hijo del hombre?
El ciego le preguntó:
- Y, ¿ quién es, Señor, para que pueda creer en él?
Jesús le contestó:
- Ya lo has visto. Es el que está hablando contigo.
Entonces aquel hombre dijo:
- Creo, Señor» (Jn 9, 35-39).
El padre de un muchacho epiléptico. Dolido por la situación de su hijo que varias veces ha estado
al borde de la muerte le pide a Jesús que...
“- Si puedes hacer algo, compadécete de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo:
- ¿Qué es eso de «si puedes»? Todo es posible para el que tiene fe. El padre del nifio gritó al
instante:
- ¡Creo, pero ayúdame a tener más fe!” (Mc 9, 22-24).
¿Cuál es tu experiencia?
D. Respondemos con nuestra vida
*
Como al ciego de nacimiento, Jesús te mira a los ojos y te hace la pregunta: “Crees en el Hijo
del Hombre? ¿Crees en mí?” ¿Cuál es tu respuesta?
*
Has descubierto que durante todo este tiempo, a tu lado, estaba alguien que no te
abandonó, ¿cómo te sientes al darte cuenta que Jesús está contigo?
E. Celebramos nuestra vida
Este es un momento muy oportuno para que, personalmente y con tu grupo, descubras la
presencia del Señor Jesús, que te ha acompañado todo este tiempo y que ahora te invita a que lo
reconozcas y le des tanto tu confianza, como tu adhesión, que creas en él.
Puede ayudar la lectura del texto que narra el hecho de los discípulos desesperados. Puedes
detenerte en los detalles de la narración:
¿qué es para ti la barca y la tempestad? ¿Quiénes son estos discípulos? ¿Qué significa que Jesús se
durmió? ¿Tú también estás en la barca?
“Jesús subió a una barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desencadenó una gran
tempestad en el lago de tal manera que las olas cubrían la barca, pero Jesús estaba dormido. Los
discípulos se acercaron y lo despertaron diciéndole:
- Señor, sálvanos, que nos hundimos.
Él les dijo:
- ¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?
Entonces se levantó, ordenó calmarse a los vientos y al lago, y sobrevino una gran calma. Y
aquellos hombres, maravillados se preguntaban: ¿ Qué clase de hombre s éste, que hasta los
vientos y el lago le obedecen?” (Mt 8, 23-27).
“QUÉ TENEMOS QUE HACER?”
(Hch 2,37)
Objetivo del área:
Encontrar a Jesús en la comunidad de los creyentes.
6. Hermanos, ¿qué tenemos que hacer?
6. HERMANOS, ¿QUÉ TENEMOS QUE HACER?
A. Partimos de la realidad
Desde hace algún tiempo estás en un camino de búsqueda de la felicidad. No estás solo, te
acompañan otros que quieren alcanzar la misma meta. Tú ya te diste cuenta que el camino
propuesto aquí no es el más fácil. Va a exigir una toma de decisión como pasó con los dos
discípulos de Emaús.
Ante el abanico de propuestas, tú has de elegir.
La decisión y la respuestas son tuyas, sin embargo, te puedes dejar ayudar y acompañar por otros.
En tu entorno hay variedad de respuestas a la propuesta cristiana. Algunos expresan su completa
adhesión, otros se contentan con un mínimo o la rechazan. Están los indiferentes, los
oportunistas...
El encuentro con Jesús, cuando se da con profundidad, produce un cambio radical. No se puede
seguir igual. Se caracteriza por la apertura a los demás, la disponibilidad a compartir la lucha para
encontrar soluciones a los problemas. Busca la comunicación y acepta la diversidad de criterios.
Corno puedes darte cuenta, en cualquier de las situaciones descritas siempre se llega a la
formulación de una respuesta, a la manifestación de la aprobación o del rechazo. No hay forma de
escapar. Hoy te piden a ti tu respuesta ante este proyecto de fe. ¿Qué harás tú?
B. Profundizando en las preguntas
Ya estás llegando a la hora de la verdad. No puedes dar más vueltas. Ya has recibido elementos
para ponerte en camino. Y ahora todo está listo para que tú tomes una decisión.
Es posible que sientas temor a lo que pueda venir después. Sin embargo, es el momento preciso
para ti. No se te exigen actividades o recursos, nada de eso; la respuesta afecta tu vida. ¿Qué vas a
hacer con ella?
Ya escuchaste la noticia de Jesús. Tú también puedes ser discípulo. Puedes dar tu adhesión a Jesús.
La respuesta es personal... De esta decisión depende el futuro de tu vida.
Te darás cuenta de lo que es el acompañamiento de Jesús. Una vez tomada la decisión, vas a
desmantelar los caprichos que te impidieron el verdadero seguimiento de Jesús. El te anima para
cambiar el rumbo. Sin embargo, la respuesta que vas a dar es libre, no es una obligación, no es una
orden.
Tú eres adulto, adulta. Hoy te toca a ti. ¿Cuál va a ser tu respuesta? ¿No piensas que estás en
condiciones para asumir el seguimiento de Jesús?
C. Nos abrimos al mensaje cristiano
Volvamos a los dos discípulos de Emaús. Al reconocer a Jesús en el acompañante desconocido, les
pasa algo especial. Ya no se preocupan por la hora, el tiempo, el hambre o la sed, angustia o
desencanto. No podían aguantar más: regresaron de una vez a Jerusalén. Sentían la urgencia de ir
a contar a los otros lo que les había sucedido, a compartir con los demás discípulos la alegría de
haber visto a Jesús, la alegría de que Jesús estaba vivo.
“Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Jesús desapareció de su lado. Y se dijeron uno
a otro:
- ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?
En aquel mismo instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén...” (Lc 24, 31-33).
La experiencia vivida en carne propia por los discípulos de Emaús les modifica el horizonte donde
se desenvuelve la historia de sus vidas: cuando abandonan Jerusalén van tristes y decaídos. Sin
embargo el final es muy distinto.
¿Qué ocurrió? ¿Qué pasó para que cambiaran de actitud (de la tristeza al entusiasmo)? ¿Para que
cambiaran el destino del final (Jerusalén - Emaús / Emaús — Jerusalén)? ¿Para que la incapacidad
de reconocer a Jesús en el fracaso de la Cruz se cambiase en reconocimiento del Jesús resucitado?
¿Qué pasó realmente? ¡El encuentro con Jesús les cambió la vida!
Has llegado al final de esta primera etapa: de llamada y conversión. Como los que escucharon a
Pedro y a los apóstoles anunciar la noticia de que Jesús había resucitado por nuestra salvación, tú
también puedes pedir a la comunidad cristiana: “hermanos, ¿qué tengo que hacer?”
Es lo que de ahora en adelante irás conociendo y viviendo.
D. Respondemos con nuestra vida
*
¿Cuál es tu respuesta a la invitación de Jesús?
*
¿Estás dispuesto, dispuesta, a iniciar este itinerario, este camino, para conocer mejor en qué
crees, cómo crees y en quién crees?
*
¿Cómo percibes la ayuda de Jesús y de otras personas en este proceso de fe?
E. Momento de paz
Estás invitado, invitada, a encontrar un momento de serenidad en tu vida, en un lugar tranquilo o
en el que te sientas cómodo.
Trata de hacer silencio interior. Para ello, repite alguna frase que te inspire paz. Se te sugiere decir
en voz baja “Jesús, tú eres mi amigo, tú estás conmigo; tú me acompañas”. Repítela de tal forma
que vayas logrando silencio interior, paz y sosiego.
Se te invita a que hagas una oración personal espontánea de acción de gracias a Jesús, por el
regalo de la vida, de su amistad, su compañía. También agradecerle el haberte dado el cuerpo que
tienes, tus padres, tus familiares, tus amigos. En fin, darle gracias por todo y por todos. Puedes
escribir esta oración.
Si estas reunido en grupo, al final, cada miembro del grupo lee su oración.
Se termina con esta oración a dos voces:
Catequista: A ti, Jesús, que no te cansas de damos tus dones, que nos prometes tu amor, te
pedimos con fe:
Lector: Para buscar cada día la felicidad.
Todos: Hazte presente, Señor Jesús.
Lector: Para aprender a amar.
Todos: Hazte presente, Señor Jesús.
Lector: Para vivir la vida con ilusión y valentía.
Todos: Hazte presente, Señor Jesús.
Lector: Para escuchar tu palabra.
Todos: Hazte presente, Señor Jesús.
Lector: Para reconocerte como compañero de camino.
Todos: Hazte presente, Señor Jesús.
Lector: Para encender nuestro corazón.
Todos: Hazte presente, Señor Jesús.
Lector: Para creer en el Evangelio.
Todos: Hazte presente, Señor Jesús.
Lector: Para seguir tus huellas.
Todos: Hazte presente, Señor Jesús.
CELEBRACIONES CELEBRACIÓN DEL SI:
PRIMERA ADHESIÓN PASO A LA SEGUNDA ETAPA: CATEQUESIS INTEGRAL O CATECUMENADO
Esta celebración se realiza con el grupo que quiere “renovar” su fe. En el caso de adultos no
bautizados, se ha de tener en cuenta lo mandado por el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos,
en el que se inspira este momento celebrativo de paso de etapa.
La celebración se divide en dos partes, la primera tiene lugar en el salón de encuentros y la
segunda en la puerta de entrada al templo. Es de desear que el grupo de catequistas y otros
miembros de la comunidad estén presentes. El párroco o quien hace sus veces, recibe a los que
piden ser aceptados a la catequesis. Para ambientar el salón se puede trazar un camino, que les
recuerde el camino de Emaús, y poner una mesa con un pan y una copa, como signo del encuentro
con Jesús.
Catequista: Queridas amigas, queridos amigos, bienvenidos a esta celebración en la que queremos
situamos frente al camino que venimos recorriendo, para dar una respuesta personal al Señor
Jesús que se ha hecho compañero de camino.
Varias preguntas nos han inquietado, interrogantes que hasta este momento, tal vez, no nos
habíamos planteado. ¿Quién soy?...
Algunos participantes pueden repetir algunas frases del poema de Tagore (pág. 23). Por ejemplo:
“Inquieto estoy y sediento de cosas lejanas, y el alma se me abre, en un anhelo de llegar al fin de
las remotas vaguedades...”
Catequista: En este anhelo de profundizar en el misterio de nuestra propia existencia hemos ido
en búsqueda de la felicidad. ¿La hemos encontrado? ¿Aún estamos en su busca?
Dos o tres los participantes pudieran dar brevemente su testimonio.
Catequista: Ciertamente hemos vivido la experiencia del fracaso, pero no como actitud de derrota
y pesimismo sino con el ánimo abierto a la pregunta fundamental: ¿qué sentido tiene el dolor?
Otros testimonios...
Catequista: Hemos descubierto que alguien nos está acompañando y sale espontánea la pregunta:
¿quién eres tú Señor? Como los discípulos de Emaús nuestros ojos se abrieron, y, como ellos
sentimos “que ardía nuestro corazón”...
Canto: Háblame.
Catequista: En nuestros encuentros nos hemos acercado a la experiencia de los dos discípulos de
Emaús, en los pasos sucesivos desde su desaliento hasta el reconocimiento de la persona de Jesús.
Desánimo y frustración (Lc 24, 13-18); desconocimiento del hecho salvador (19-24); anuncio (2527); reconocimiento (28-32).
Lectura del Evangelio: Lc 24, 13-33 (Puede hacerse dialogada: narrador, Jesús y los discípulos,
puede ponerse una música de fondo...).
Al finalizar la lectura, se organiza un momento para compartir la resonancia del texto, si son
muchos se subdividen en grupos. Un catequista o el celebrante resume luego las resonancias que
han expresado.
Finalizar cantando el estribillo de “La calzada de Emaús”
Comienza la segunda parte, en la puerta de entrada al templo. Allí los recibe el párroco o quien
hace sus veces, acompañado de otros miembros de la comunidad.
Párroco: Sean bienvenidos a la casa del Señor. Como animador de esta comunidad los recibo y los
invito a que expresen públicamente, ante la Iglesia aquí reunida, su adhesión a Jesucristo.
Presentación de los candidatos a iniciar la segunda etapa del itinerario de fe o el catecumenado, si
no son bautizados.
Catequista: NN. Estos son los creyentes en Cristo que confiados en la gracia divina y ayudados con
las oraciones y el testimonio de la comunidad, piden ser admitidos a continuar el camino de su
conversión y seguimiento de Cristo: profundizando la fe, ahondando en el sentido de la esperanza
cristiana y haciendo la experiencia de vivir la caridad de Cristo en la acogida al hermano.
Párroco: ¿Están ustedes preparados para iniciar hoy este camino?
Candidatos: Sí, estamos preparados.
Párroco: Expresen entonces su adhesión a la persona de Cristo.
(A cada uno) ¿Cómo te llamas?
Candidato: (Dice, en voz alta, su nombre)
Párroco: ¿Qué pides a la Iglesia de Dios?
Candidato: La fe.
Párroco: ¿Qué te da la fe? (o con otras palabras)
Candidato: (expresa en forma espontánea por qué se adhiere a la fe).
Párroco (al finalizar todos los candidatos): Dios ilumina a todo hombre que viene a este mundo y le
manifiesta lo que permaneció invisible desde la creación del mundo, para que aprenda a dar
gracias a su Creador. A ustedes, pues, que han seguido su luz, he aquí que ahora se les abre el
camino del Evangelio, para que, sobre el fundamento de la fe, conozcan al Dios vivo, que habla en
verdad a los hombres, y para que caminen en la luz de Cristo, confíen en su sabiduría y pongan su
vida en sus manos cada día, y puedan creer de todo corazón en él. Este es el camino de la fe, por el
cual Cristo los conducirá en la caridad para que tengan la vida eterna.
Los presentes aplauden y reciben a los catequizandos o catecúmenos, con el abrazo de la paz.
El párroco bendice a los presentes y terminan con el canto: Alabaré.
CANTOS
LA NOTICIA
Jesús, cada mañana,
despertaba, presuroso,
y a todo el que veía
su noticia le anunciaba.
Y cuando anochecía,
y regresaba sudoroso,
junto con sus amigos
su noticia comentaba.
¿Qué noticia es, Señor Jesús? (4 veces).
Jesús, con su noticia,
los caminos recorría.
¡Tres años eran pocos,
para el fuego que llevaba!
Los cerros y los valles
a pie los caminaba
y, con su gran noticia,
los lagos navegaba.
«Que Dios ama a los pobres»,
¿qué noticia es?
«Que Dios ama al que lucha»,
¿qué noticia es?
«Que Dios ama esta tierra»,
¿qué noticia es?
«Que sólo al pobre escucha»,
¿qué noticia es?
Los pobres, tras de sí,
con su palabra reunía.
Jesús, con su noticia,
la esperanza despertaba.
La gente descubrió
que era verdad lo que decía;
pero los poderosos
su muerte preparaban.
LA CALZADA DE EMAÚS
«Qué llevabas conversando?»,
me dijiste, buen amigo;
y me detuve, asombrado,
a la vera del camino:
«,No sabes lo que ha pasado,
allá en Jerusalén,
con Jesús de Nazaret,
a quien clavaron en cruz?
Por eso me vuelvo, triste,
a mi aldea de Emaús».
Por la calzada de Emaús
un peregrino iba, conmigo.
No le conocí al caminar;
ahora sí, en la fracción del pan.
«¡Qué tardíos corazones,
qué ignorancia a los Profetas!
En la Ley ya se anunció
que el Mesías padeciera
y, por llegar a su gloria,
escogiera la aflicción...»
En la tarde de aquel día
yo sentí que, con Jesús,
nuestro corazón ardía
a la vista de Emaús.
ALABARÉ
¡Alabaré! (4 veces)
¡Alabaré a mi Señor!
Todos unidos, alegres cantamos
gloria y alabanzas al Señor.
¡Gloria al Padre, gloria al Hijo,
y gloria al Espíritu de Amor!.
Somos tus hijos,
Dios, Padre eterno.
Tú nos has creado por amor.
Te alabamos, te bendecimos
y todos cantamos en tu honor.
NOTAS
1 Documento del Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral sobre la Iglesia y el mundo, Gaudium
et Spes (por su título en latín).
2 Martín Luther King fue un pastor protestante de Estados Unidos. Fue merecedor del Premio
Nobel de la Paz en 1964 por su lucha pacífica para conquistar el respeto de los derechos civiles y la
igualdad para la población de raza negra, de la que formaba parte. Mu rió asesinado por defender
a su gente.
3 Loidi, P./ Regl, M.: Gritos y Plegarias. Canciones, plegarias, salmos, testimonios, páginas fuertes.
Bilbao, 1978, pág. 4
4 Cfr. Nuevo Catecismo para adultos. Versión íntegra del Catecismo Holandés, Barcelona, 1982.
Pág 7-8
5 Jacques Loew es un Sacerdote obrero francés que comparte su vida y su fr con os trabajadores
del puerto de Masella (Francia). Su conversión ocurrió a los 25 años, según su propio testimonio.
6 Loidi, P./ Regal, M.: Gritos y Plegarias. Canciones, plegarias, salmos, testimonios, páginas
fuertes. Bilbao, 1978. Pág. 329-330
7 Judea y Galilea son dos provincias de la tierra de Jesús. Nació en Belén (en Judea) y vivió la
mayor parte en Nazaret (Galilea) y de allí comenzó su predicación, hasta llegar a Jerusalén (Judea),
donde fue crucificado y resucitó.
Descargar