En Buenos Aires, a los 10 días del mes de marzo del año 2006, se reúnen los miembros de la Sala “D” del Tribunal Fiscal de la Nación, Dres. Ethel Eleonora Gramajo (Vocal Titular de la Vocalía de la 10a. Nominación), María Isabel Sirito (Vocal Titular de la Vocalía de la 11a. Nominación) y Sergio Pedro Brodsky (Vocal Titular de la Vocalía de la 12a. Nominación) para resolver en el Expte. Nº 24.780-I, caratulado “FABBRI CARLOS A. s/recurso de apelación – Impuesto a las Ganancias”. El Dr. Brodsky dijo: I – Que a fs. 11/23 vta. el Sr. Carlos A. T. Fabbri interpone recurso de apelación contra la resolución de fecha 29 de septiembre de 2004, dictada por la Jefa de la División Jurídica de la Dirección Regional Norte de la A.F.I.P. – Dirección General Impositiva, por la que se le aplica una multa de $24.475,59.- equivalente a un tercio de dos veces el gravamen omitido de ingresar oportunamente en el impuesto a las ganancias, por los períodos fiscales 2001, 2002 y 2003, con sustento en los artículos 46, 47 inciso b) y 49 de la ley N° 11.683 (t.o. 1998 y modif.). Señala que con fecha 24/10/2001 vendió cuatro fracciones de campo ubicadas en el partido de Baradero, las que habían sido adquiridas como un todo indiviso, del cual durante el año 2001 se tramitó la correspondiente subdivisión. Asimismo indica que junto con el campo se adquirieron mejoras, maquinarias e instalaciones de tipo industrial todas estas necesarias para su explotación. Explica que a raíz de las demoras del trámite de subdivisión, la inestabilidad política y económica del país, como así también ante la indecisión de uno de los compradores -sobre la adquisición o no de las instalaciones, mejoras y maquinarias incorporadas a una de ellas-, se manejaron distintos precios de venta. Expone que la diferencia de precio de venta consignada en las declaraciones juradas originales y rectificativas obedeció a un error del profesional que lo asesoraba contablemente, quien omitió considerar el precio de venta de las maquinarias, mejoras e instalaciones, tomando en cuenta solamente el monto de la tierra. Manifiesta que si bien repasaba los conceptos incluidos en las declaraciones juradas que el contador confeccionaba, no entraba en detalle ya que carece de conocimiento técnico en materia impositiva, razón por la cual alega no advirtió dicho error. Finalmente sostiene que la conducta de dicho profesional, debe ser considerada como error excusable, sin por ello pretender desconocer su propia responsabilidad. Argumenta que el ajuste también es consecuencia de la incorporación de intereses provenientes de un crédito correspondiente al saldo del precio de venta de los inmuebles. Sostiene que si bien éstos fueron reconocidos como tales en las declaraciones rectificativas, carecen de justificación, toda vez que -como consecuencia de la pesificación y posterior negociación con el comprador- al cobrarse la totalidad de las cuotas pendientes no se llegó a recuperar ni siquiera el capital inicial, con lo cual, estima, menos puede sostenerse la existencia de intereses sobre una deuda respecto de la cual se ha concedido una quita de capital. Alega la improcedencia de la sanción aplicada, toda vez que no se ha dado ninguno de los supuestos que prevé el art. 46 de la ley N° 11.683. Señala que no ha existido ninguna maniobra ardidosa tendiente a perjudicar al Fisco Nacional, menos aún cuando no tuvo conocimiento de los datos que fueran volcados en las declaraciones. Agrega que al no tratarse de un delito de configuración automática, la intención dolosa debe ser probada por quien invoca el ilícito fiscal, situación que no se ha dado en autos. A mayor abundamiento sostiene que mal puede imputarse la ocultación de datos, cuando informó voluntariamente los valores de escrituración de los inmuebles mediante la presentación de una nota al organismo fiscal con fecha 22/10/2001. Con lo cual estima que no se ha verificado en autos la presunción sobre la cual se basa la configuración del tipo descripto por el art. 46 de la ley de rito y por lo tanto considera que de ninguna manera se ha incidido en la determinación de la materia imponible. Sin perjuicio de los argumentos esgrimidos, en forma subsidiaria, solicita se aplique la sanción que prevé el art. 45 de la ley N° 11.683 puesto que rectificó voluntariamente las declaraciones conformando el ajuste fiscal antes que se corriera la vista del art. 17 del citado cuerpo normativo, evitando de ese modo se diera inicio a un proceso determinativo, por lo que concluye no se puede concebir que toda rectificación lleva implícita la intención de defraudar. Asimismo, señala que a tal efecto se debe tener en cuenta la ausencia de antecedentes. Por las razones que expone, la doctrina, jurisprudencia que invoca y la prueba ofrecida, peticiona se revoque la multa impuesta, con costas. Hace reserva del caso federal. II – Que a fs. 38/46 vta. se encuentra agregada la contestación del Fisco Nacional al traslado conferido y manifiesta que la multa aplicada tiene su fundamento en la verificación realizada, donde se constató la presentación de las declaraciones juradas del impuesto a las ganancias -períodos fiscales 2001, 2002 y 2003- consignando datos que no reflejaban su verdadera situación impositiva, practicándose un ajuste como consecuencia de ello. Argumenta que la conducta desplegada por el contribuyente revela un ocultamiento malicioso, toda vez que no aportó pruebas que permitieran desvirtuar la existencia de los hechos que llevaron a presumir el dolo imputado y más aún cuando tal inexactitud fue reconocida por la propia recurrente al presentar las rectificativas, conformando dicho ajuste, hecho éste que implica un reconocimiento de la conducta sancionada, sin eximirla de responsabilidad alguna. Indica que los elementos que sirven de base para que puedan ser aplicadas las presunciones contenidas en el art. 47 de la ley N° 11.683, se encuentran plasmados en el informe de inspección. Resalta que la conducta desplegada por la recurrente genera un perjuicio fiscal, dado que no depositó en término el monto de la obligación tributaria y agrega que dicho perjuicio no puede ser resarcido con el posterior y extemporáneo ingreso de la suma adeuda. Por lo tanto considera que -en virtud de los hechos expuestos- queda configurada la conducta defraudatoria tipificada por el art. 46 del citado cuerpo normativo. A mayor abundamiento señala que quien ejerce una actividad comercial, conoce las obligaciones tributarias que la misma genera y por lo tanto sostiene que todo comerciante debe saberse responsable por sus incumplimientos, correspondiéndole adecuar su actividad al respecto. Así también, sostiene que carece de sustento el reencuadre peticionado por la recurrente, ya que a lo largo de las actuaciones administrativas se encuentra comprobada la comisión del ilícito imputado. En cuanto al error excusable, indica que el mismo no resulta aplicable al caso bajo análisis, dado que no existe oscuridad de las normas ni de su interpretación. Por los argumentos que desarrolla, la doctrina y jurisprudencia que invoca, solicita se confirme la resolución apelada, con costas. Hace reserva del caso federal. III – Que a fs. 49 se elevan los autos a conocimiento de la Sala “D” y a fs. 56 se ponen los autos para dictar sentencia. IV- Que la sanción recurrida se origina en el sumario DJNM/352/2004 a raíz de la verificación iniciada al contribuyente con fecha 26 de abril de 2004, por la que se estableció como diferencia del impuesto a las ganancias por los ejercicios fiscales 2001, 2002 y 2003 la suma de $36.713,38. Que en el informe de inspección (cuya copia se encuentra agregada a fs. 13/14 de las actuaciones administrativas) surge que la recurrente presentó las declaraciones juradas del citado tributo por los períodos referidos consignando datos que no reflejaban su verdadera situación impositiva, ingresando tributos inferiores a los que le correspondía. Que con motivo de la inspección se detectó que durante el período fiscal 2001 el importe exteriorizado como resultado de la venta de un establecimiento rural no se corresponde con el que surge de la documentación respaldatoria. Y como consecuencia de tal venta el contribuyente otorgó al comprador un crédito con garantía real, (omitido en su declaración jurada original), del cual operaba el vencimiento de la primera cuota durante el ejercicio 2002, razón por la que el contribuyente lo incorporó en sus declaraciones juradas rectificativas como ingresos de 2° categoría provenientes del cobro de los intereses generados por dicho préstamo. Por lo tanto, la inspección actuante llevo a cabo el ajuste correspondiente y como consecuencia de ello el contribuyente procedió a conformarla, presentando con fecha 29/6/2004 las declaraciones rectificativas relativas a dicho tributo por los ejercicios fiscales 2001, 2002 y 2003, cancelando la deuda resultante mediante la adopción del régimen de asistencia financiera. V - Que el artículo 46 de la ley Nº 11.683 (t.o. en 1998 y sus modificaciones) dispone que “el que mediante declaraciones engañosas u ocultación maliciosa perjudicare al Fisco con liquidaciones de impuestos que no correspondan a la realidad, será reprimido con multa de dos (2) hasta diez (10) veces el importe del tributo evadido”. A su turno, el artículo 47 en su segundo inciso establece: “Que se presume, salvo prueba en contrario, que existe voluntad de producir declaraciones juradas engañosas o de incurrir en ocultaciones maliciosas ... b) Cuando en la documentación indicada en el inciso anterior se consignen datos inexactos que pongan una grave incidencia sobre la determinación de la materia imponible.” Si bien la recurrente invoca en su favor la falta de elemento subjetivo, la ausencia de culpa debe ser probada toda vez que haber incurrido en un error de hecho o de derecho es causal de absolución si el mismo es excusable. Que la rectificación voluntaria que en la especie se ha operado no supone una acción espontánea, toda vez que la misma –como se dijera- se concretó a raíz, con motivo de y durante la actuación fiscalizadora, lo que debe ser tomado en consideración como ratificatorio de la concurrencia del elemento subjetivo requerido para tener por cometido el ilícito que se le imputa, toda vez que, habiendo conformado oportunamente el procedimiento practicado por la inspección actuante, no puede ahora la recurrente alterar las consecuencias de sus propios actos, ya que la conformidad dada supone el claro reconocimiento de que las declaraciones juradas originales presentadas no se ajustaban a la realidad. Que las presunciones establecidas en el artículo 47 admiten prueba en contrario y en tal sentido es resorte de la actora proponer y ofrecer las pruebas que hagan a su derecho a fin de desvirtuar las afirmaciones vertidas por el ente recaudador, sin que la documental aportada ante esta instancia sirva para desvirtuar la sanción aplicada. Que si bien el art. 164 de la ley Nº 11.683 -t.o. en 1998- ordena al Tribunal Fiscal impulsar de oficio las causas sometidas a su consideración y lo autoriza, para establecer la verdad de los hechos, a apartarse de lo alegado por las partes, ello no supone que deba ser el juzgador quien tome la iniciativa en la producción de las pruebas que a ellas corresponde, ni que su misión sea la de reemplazarlas en esa actividad. A mayor abundamiento, cabe poner de resalto que el hecho de que la recurrente haya presentado las declaraciones rectificativas antes que se corriera la vista establecida en el art. 17 de la ley N° 11.683, evitando así que la AFIP recurriera al procedimiento determinativo de oficio, no resulta ser un planteo procedente para eximir o atenuar la responsabilidad del contribuyente, toda vez que tal procedimiento es aplicable en los casos en los que éste no conforma el ajuste fiscal, lo que no sucedió en el caso bajo examen, ya que el mismo cumplió con dicha exigencia, y si bien se cierra la vía de determinación, ello no implica que el contribuyente no haya cometido ninguna infracción. Asimismo es dable agregar que el haber rectificado las declaraciones trajo aparejado que el procedimiento de determinación de oficio no se iniciara, situación ésta que habilita al fisco a exigir el ingreso de los importes conformados y, a su vez y como consecuencia de ello, la aplicación de la multa se orientó siguiendo el procedimiento reglado por los arts. 70, 71 y concordantes de la ley de procedimiento tributario, con la instrucción del sumario que ahora nos ocupa. Que lo expuesto deja sin sustento el argumento invocado por la actora de haber procedido sin dolo, por lo que el pedido de reencuadre de la sanción en la previsión legal del art. 45 de la ley 11.683 no resulta atendible, a lo que debe agregarse que tanto el hecho de haber conformado el ajuste practicado, como la ausencia de antecedentes fue evaluado por el juez administrativo al graduar la sanción impuesta en el mínimo legal con la reducción a un tercio, es decir un tercio de dos tantos del importe del tributo, de acuerdo con el art. 49 de la ley Nº 11.683 (t.o. en 1998). VI - Que párrafo aparte merece el error excusable en el que intenta ampararse el recurrente. Que nuestra jurisprudencia ha reconocido que hay error excusable si la conducta del infractor proviene de la aplicación de normas fiscales de difícil interpretación, en tanto que no hay dispensa de sanción si existen normas claras con respecto a la materia en cuestión, que no permitan albergar dudas respecto de la forma de liquidar correctamente el impuesto, o que frente a un comportamiento normal y razonable del sujeto frente al evento en que se halla, si la persona procedió con la prudencia que exigía la situación y pese a ello incurrió en omisión, no se la puede condenar (conf. Giuliani Fonrouge- Navarrine - Procedimiento Tributario, pág. 238). Que la razón en la que se basa la recurrente, para lograr la exención de la sanción difiere de las causales previstas por la figura del “error excusable”, puesto que el hecho de que el asesor impositivo hubiese obrado mediante error al confeccionar las declaraciones impugnadas, no es atenuante de los supuestos contemplados por el inciso b) del art. 47 de la ley de rito. Así también resulta pertinente aclarar que la presentación de una declaración rectificativa no hace desaparecer la responsabilidad del declarante en cuanto a la exactitud de los datos que contengan las declaraciones presentadas con anterioridad, toda vez que los errores aún los involuntarios, son producto de conductas negligentes, llevadas a cabo por impericia o imprudencia, las cuales no pueden ser tomadas como causales de exención, por lo que considero que no resulta aplicable al caso de autos la teoría del error excusable que invoca a su favor. VII - También se agravia la recurrente de la incorporación de los intereses al ajuste practicado. En relación a ello cabe poner de resalto que los argumentos vertidos por la recurrente en dicho planteo, están orientados a reabrir la discusión respecto de la cuestión de fondo que diera origen a tales ajustes y que son los que sirven de base para el cálculo de la sanción aplicada, pero lo cierto es que éstas no son aptas para acreditar la falta de dolo en su obrar, que es lo que tiene por objeto el presente proceso, a fin de dilucidar si resulta ajustada a derecho o no la sanción recurrida en autos. VIII - Que por lo expuesto debe concluirse que las razones invocadas por la recurrente no resultan relevantes a los efectos de eximirla de responsabilidad, corresponde confirmar la multa aplicada. Las costas se imponen a la vencida. La Dra. Gramajo dijo: Que adhiere al voto precedente. La Dra. Sirito dijo: Que adhiere a las conclusiones del voto del Dr. Brodsky. Del resultado de la votación que antecede; SE RESUELVE: Confirmar la resolución apelada en todas sus partes. Costas a la vencida. Regístrese, notifíquese, oportunamente administrativos acompañados y archívese. devuélvanse los antecedentes Fdo.: Dres. Ethel Eleonora Gramajo, María Isabel Sirito, Sergio Pedro Brodsky. VOCALES.