Santiago, doce de marzo de dos mil trece. A fojas 251

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Santiago, doce de marzo de dos mil trece.
A fojas 251:
Visto, con el mérito de los antecedentes y teniendo presente que los
fundamentos expuestos en el recurso de reposición no logran desvirtuar las
argumentaciones que sustentan la decisión ahora impugnada, no ha lugar a lo
solicitado.
Nº 161-13.-
Proveído por la Primera Sala de la Corte Suprema, integrada por los Ministros Sres. Segura,
Araya, Silva, Fuentes y Abogado Integrante Sr. Baraona.
En Santiago, a doce de marzo de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario
la resolución precedente.
Santiago, veintinueve de enero de dos mil trece.
VISTO Y TENIENDO PRESENTE:
1°.- Que en estos autos rol 1.562-2010, del Primer Juzgado de Letras de
Punta Arenas, juicio en procedimiento ordinario de indemnización de
perjuicios, caratulado “Ivanovich Segovia, Livia Diola con Isapre Banmédica
S.A.”, la parte demandada recurre de casación en la forma y en el fondo en
contra de la sentencia dictada por una de las Salas de la Corte de Apelaciones
de esa ciudad que confirma la sentencia de primer grado que, a su vez, hizo
lugar a la demanda, sólo en cuanto ordena a esa litigante a pagar a la actora la
suma de $10.000.000, por concepto de daño moral, por incumplimiento de
contrato de salud previsional, con el reajuste e intereses que el fallo indica;
EN CUANTO AL RECURSO DE CASACION EN LA FORMA:
2°.- Que la recurrente sostiene que la sentencia impugnada habría
incurrido en la cuarta causal de nulidad formal contemplada en el artículo 768
del Código de Procedimiento Civil, por cuanto, estima, fue extendida ultra
petita, al haber considerado para efectos de condenar a la demandada al pago
de una indemnización de perjuicios por daño moral una licencia médica que
no integra el objeto de pedir solicitado por la demandante, en concreto, la
licencia médica número 31773948, a la vez que omite pronunciarse respecto
de otra licencia médica cuyo rechazo efectivamente fue alegado como objeto
de autos, específicamente, la licencia número 31279800.
Según quien recurre, ese vicio reviste trascendencia pues ha
determinado radicalmente el contenido de la sentencia, el que resulta
perjudicial a la demandada, debido a que se ha acogido la demanda teniendo
en consideración una licencia médica que no es parte del juicio, omitiendo
otra que lo era, apartándose de los hechos de la causa y del derecho aplicable a
los mismos;
3º.- Que con arreglo a lo prevenido en el artículo 771 del Código de
Procedimiento Civil, es presupuesto del recurso de casación es que éste sea
interpuesto por la parte agraviada con la decisión que se intenta eliminar.
Pues bien, aunque la recurrente se explaya acerca de la incongruencia
que detectó en la sentencia impugnada –no alegada antes de alzarse para ante
esta Corte Suprema-, lo cierto es que no deja en claro de qué modo ese
equívoco lesionaría sus derechos e intereses. Resulta ostensible que la sola
existencia de ese yerro no es bastante, por sí sola, para acarrear la invalidación
del fallo cuestionado, de suerte tal que al no puntualizarse cómo es que el
presupuesto de la casación en referencia se presentaría en relación a la
litigante que recurre, no queda sino concluir que el recurrente no reviste el
carácter de agraviado, en los términos que prescribe el citado artículo 771;
EN CUANTO AL RECURSO DE CASACION EN EL FONDO:
4º.- Que en el recurso de casación en el fondo, fundamentando su
solicitud, la impugnante expresa que en el fallo cuestionado se infringe el
artículo 1551 del Código Civil. Al efecto, argumenta que los sentenciadores
entendieron que su parte –la demandada- incumplió la obligación de pago que le
fue impuesta por la COMPIN, al no haber pagado las licencias médicas
reclamadas en la demanda dentro del espacio de tiempo que la resolución de
dicho organismo le impuso al respecto, hecho que habría generado perjuicios a
la actora. Agrega que, con arreglo a la normativa que rige en la materia, los
subsidios deben pagarse con la misma periodicidad que la remuneración cuando
ellos son aprobados inmediatamente por la Isapre, dado que si se reclama a la
COMPIN, se rige por el plazo, condiciones y modalidades que fije la misma
resolución, acto que será obligatoria para las partes desde su notificación.
En el libelo de casación se reprocha que, para efectos de computar el
plazo para el pago de las licencias a la demandante, los juzgadores consideraron
que la demandada había incurrido en mora desde la fecha de la resolución y no
desde que ésta le fue notificada;
5º.- Que lo reseñado en el motivo que antecede, revela que las alegaciones
sobre las cuales la demandada funda su recurso refieren a las hipótesis de mora
del deudor en el cumplimiento de sus obligaciones, con las particularidades que
contemplan los tres numerales que el precepto que se dice conculcado prevé. En
cambio, es ostensible que la recurrente ha omitido extender la infracción legal a
los preceptos que en la especie han tenido un carácter decisorio litis, es decir,
aquéllos que al ser aplicados sirvieron a los jueces del fondo para resolver la
cuestión controvertida, especialmente, los artículos 1545, 1547, 1556 y
siguientes, todos del Código Civil, que reglan la fuerza vinculante del contrato y
en los que se encaminan los presupuestos del régimen de la responsabilidad
contractual en el que se asienta la acción resarcitoria interpuesta y el fallo que se
impugna, cuya decisión de acoger la demanda obedece, esencialmente, en la
constatación en autos de un incumplimiento contractual imputable a la
demandada;
6º.- Que esa situación implica que la impugnante no cuestiona, ergo
acepta, la decisión contenida en la sentencia cuya nulidad postula, en cuanto al
acogimiento de la demanda basada en la responsabilidad en régimen contractual
que se le imputó y se ha tenido por comprobada. Lo anterior pues, aún en el
evento de que esta Corte concordara con quienes recurren en el sentido de
haberse producido los yerros que denuncian, tendría no obstante que declarar
que éstos no influyen en lo dispositivo de la sentencia, desde que la preceptiva
que gobierna el estatuto de responsabilidad civil por el que discurrió el pleito, no
son aspectos considerados dentro del error de derecho que se acusa;
7º.- Que las consideraciones que anteceden traen por consecuencia que el
recurso de casación en el fondo en análisis adolece de manifiesta falta de
fundamento, condición en la que no podrá prosperar.
Y de conformidad, además, a lo prevenido en los artículos 781 y 782 del
mencionado Código de Procedimiento Civil, se declara inadmisible el recurso
de casación en la forma y se rechaza el de fondo, deducidos ambos en la
presentación de fojas 216, por el abogado don Jorge Plaza Oviedo, por la parte
demandada, en contra de la sentencia de veintiocho de noviembre de dos mil
doce, escrita a fojas 203.
Regístrese y devuélvase, con sus agregados.
Nº 161-13.-
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros
Sres. Juan Araya E., Guillermo Silva G., Juan Fuentes B., Carlos Cerda
F. y Abogado Integrante Sr. Víctor Vial del Río.
Autorizado por la Ministra de fe de la Corte Suprema.
En Santiago, a veintinueve de enero de dos mil trece, notifiqué en
Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.
Punta Arenas, veintiocho de noviembre de dos mil doce.
VISTOS:
I.- En cuanto al recurso de casación en la forma presentado por la
parte demandada:
PRIMERO: Que en lo principal del escrito de fojas 168 y siguientes, el
abogado don Jorge Plaza Oviedo, por la parte demandada, interponer recurso de
casación en la forma en contra de la sentencia definitiva de primera instancia
dictada con fecha 18 de mayo de 2012, solicitando la invalidación del mencionado
fallo, en razón de los argumentos siguientes:
Explica que en la especie, se presentó una demanda de indemnización de
perjuicios por responsabilidad contractual, sin pedir previamente la resolución o
el cumplimiento del contrato. Sostiene que de acuerdo a la jurisprudencia
unánime de los tribunales superiores de justicia, y a la doctrina nacional, no es
procedente pedir indemnización de perjuicios en forma aislada, sin solicitar
también la resolución o el cumplimiento del contrato de salud, de acuerdo al
artículo 1489 el Código Civil. Añade que la acción de indemnización de perjuicios
en nuestro derecho no es una acción autónoma sino debe vincularse
necesariamente a los conceptos antes enunciados. Cita al efecto jurisprudencia.
SEGUNDO: Que fundado en lo anterior, sostiene que la sentencia ha
incurrido en la causal del artículo 768 N° 4 del Código de Procedimiento Civil, en
relación al artículo 160 del mismo texto legal. Es decir, estima que fue dada ultra
petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a
puntos no sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio de la facultad que
éste tiene para fallar de oficio en los casos determinados por la ley. En relación a
lo anterior, el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil, refiere que las
sentencias se deben pronunciar conforme el mérito del proceso, y no podrán
extenderse a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a juicio por las
partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales proceder de
oficio.
Con lo dicho, estima se han transgredido principios formativos del proceso,
tales como la pasividad y el impulso procesal de las partes, puesto que la parte
demandante no ha pedido expresamente que se declare un incumplimiento de
contrato de salud previsional por parte de la demandada. Sin embargo de lo
anterior, el fallo cuestionado condenó a la demandada al pago de la suma de 10
millones de pesos, como indemnización por el daño moral causado por el
incumplimiento del contrato de salud provisional, en circunstancias que ningún
tribunal ha declarado dicho incumplimiento. Del mismo modo, la sentencia se
fundamenta en el hecho de que la demandada habría incumplido el contrato de
prestación de salud al pagar las licencias médicas fuera de los plazos que tenía
para ello, o no haberlas pagado con la misma periodicidad que la remuneración,
es decir por cumplimiento tardío, circunstancia que jamás fue alegada como
fundamento de la demanda por el actor.
TERCERO: Que solicita entonces la invalidación del fallo recurrido y, acto
continuo y sin nueva vista, se dicte la sentencia que corresponda con arreglo a la
ley, o en su caso, se determina el estado que queda la causa, declarando que se
rechaza la demanda interpuesta por la demandante y que esta última debe pagar
las costas de la causa.
CUARTO: Que el recurso de casación en la forma es un instrumento
procesal concedido a las partes, mediante el cual se pretende la invalidación de la
sentencia definitiva dictada, cuando esta ha incurrido en alguna de las causales
establecidas al efecto por el artículo 768 del Código de Procedimiento Civil. A fin
que el tribunal superior, conociendo del respectivo recurso, resuelva que la
causal de casación formal se da en y en consecuencia se decrete la invalidación
solicitada.
QUINTO: Que en la especie, la parte recurrente alega la causal N° 4 del
artículo 768 ya citado, es decir, la de ultra petita, esto es, otorgar más de lo
pedido por las partes, o extender el fallo a puntos no sometidos a la decisión del
tribunal. Asimismo, cita en su beneficio el artículo 160 del Código De
Procedimiento Civil.
Sobre el particular, la parte demandante, como petición concreta de la
demanda, pide se condene a la demandada al pago de una indemnización de
perjuicios por concepto de daño moral, con reajustes e intereses, alegando
cumplimiento negligente del contrato de prestaciones de salud suscrito con la
actora. Lo mismo refiere en la aclaración de la demanda de fojas 25 y siguientes,
añadiendo ahora que por el obrar culposo de la demandada, al ser negligente en
el cumplimiento del contrato de prestaciones de salud, ha producido una
situación que amerita su pretensión indemnizatoria.
SEXTO: Que en concordancia con lo expresamente solicitado por el actor,
la sentencia recurrida de casación, en su considerando décimo tercero y décimo
cuarto, tiene por establecidos incumplimientos contractuales por la parte
demandada, correspondiendo por ello resarcir los daños ocasionados por su falta
de diligencia, especificando luego la entidad y concurrencia del daño moral
demandado.
Posteriormente, en la parte resolutiva del fallo, decisión primera, la
sentencia acoge la demanda presentada, y condena a la demandada al pago, a
título de indemnización de perjuicios por el daño moral ocasionado en razón del
incumplimiento del contrato de salud previsional celebrado entre las partes, al
pago de la suma de dinero que se indica. Esta decisión, se fundamenta en los
incumplimientos contractuales de que da cuenta el considerando decimo tercero
del fallo cuestionado, cuyo contenido se encuentra acorde con los hechos
expuestos en la demanda y que se tienen por establecidos en el considerando
duodécimo, los cuales, a su vez, se encuentran acordes y concordantes con las
decisiones de la sentencia.
En la especie no se trata de exigir fórmulas sacramentales o contenidos
dogmáticos al tenor literal de las presentaciones judiciales de las partes. En ese
orden de ideas, del contexto de la demanda, fluye con meridiana claridad que por
la parte demandante se alega un incumplimiento de contrato de prestaciones de
servicios de salud, explicitado a través de los eventos que indica, específicamente
las licencias médicas que le han sido rechazadas, las evaluaciones realizadas por
el Compin y las reiteradas decisiones de éste, a su favor, las constantes demoras
en los pagos por parte de la demandada, la mora en el cumplimiento de las
obligaciones de esa parte, y el retraso en el pago de licencias que le afecta,
circunstancias todas que han sido consideradas por el sentenciador al resolver,
estableciendo un incumplimiento contractual del contrato de salud previsional,
que ha tenido como consecuencia el daño hacia la parte demandante.
Del modo indicado, el Juez a quo ha dictado su sentencia en forma
concordante y coherente con el mérito de la demanda presentada, completamente
de acuerdo a las peticiones formuladas por el actor en su libelo, en armonía con
ellas y acorde a los hechos controvertidos y que se probaron en el juicio. Por las
razones mencionadas, no es posible concluir que se ha fallado otorgando más de
lo pedido por las partes –en rigor otorgó menos- o extendiendo el fallo a puntos no
sometidos a la decisión del Tribunal, razón por la cual el vicio alegado no se da en
la especie y el recurso de casación en la forma carece de sustento.
II.- En cuanto al recurso de apelación interpuesto por la parte
demandada:
Se reproduce la sentencia en alzada.
Y SE TIENE ADEMÁS PRESENTE:
SEPTIMO: Que en el tercer otrosí y del escrito de fojas 168 y siguientes, la
parte demandada interpone recurso de apelación en contra de la sentencia
definitiva dictada con fecha 18 mayo 2012, alegando la improcedencia de la
acción indemnizatoria en la forma planteada por la actora. En efecto, la acción de
indemnización de perjuicios se basa en la responsabilidad contractual que
afectaría a la demandada, indicando que ésta había incurrido en mora en el
cumplimiento de sus obligaciones. También se señaló que fue negligente en el
cumplimiento del contrato de prestaciones de salud, y se dijo que el daño moral
se produjo por el incumplimiento de una obligación contractual imputable a la
demandada.
Al efecto, reitera que no procede solicitar indemnización de perjuicios en
forma aislada, sin pedir también la resolución o el cumplimiento del contrato de
salud, de acuerdo al artículo 1489 del código civil. Reitera los argumentos
presentados al interponer el recurso de casación en la forma, señalando que se
trata de una causa en que la materia discutida no fue el incumplimiento del
demandado, sino el cumplimiento tardío de sus obligaciones, siendo el
fundamento del incumplimiento utilizado por el tribunal distinto al planteado por
la parte demandante.
Asimismo, alega que el rechazo de las licencias es una facultad de la
Isapre, consagrada en la ley y reglamentos, en las normativas que cita. En estas
condiciones, señala que la demandada se apegó a las facultades que le otorga la
normativa legal, que complementa el contrato de salud suscrito con la
demandante.
Expone además que en la especie no se podía condenar al pago de
indemnización por daño moral, pues éste no se acreditó fehacientemente durante
la causa. No se rindió prueba testimonial ni otro elemento de prueba concluyente
acerca de la aflicción sufrida por la actora y lo único que al efecto existe es el
informe médico que no constituye plena prueba del daño moral, al no concurrir
como testigo quien emitió dicho peritaje.
En subsidio alega que el daño moral es absolutamente excesivo, huesos y
una prueba precisa y categórica se otorgó un monto que supera con creces las
aflicciones que eventualmente y sufrido la parte demandada, razón por la cual
pide que se reduzca el monto a que se condenara a su parte por concepto de daño
moral, a la suma de 2 millones de pesos o a la que el tribunal estime pertinente.
OCTAVO: Que la parte apelante cuestiona por esta vía la plausibilidad de
una indemnización por daño moral en relación a una demanda que no ha pedido
expresamente la resolución o cumplimiento del contrato respectivo.
En cuanto este planteamiento, esto es, la necesidad de demandar conforme
al artículo 1489 del Código Civil, tal alegación carece de sustento, por diversas
razones, la principal de las cuales consiste en que, como lo señala correctamente
la sentencia cuestionada en su considerando décimo, en la especie se está ante
una obligación de hacer, regida por el estatuto legal contenido, entre otros, por
los artículos 1553 y 1556 del Código Civil, normativa conforme a la cual, en caso
de incumplimiento de un contrato de esta clase, el acreedor tiene como facultad
pedir diversas prestaciones, entre ellas, derechamente las indemnizaciones que
sean pertinentes.
Además, de conformidad a la última norma citada, en casos como el que
nos ocupa, los perjuicios que se demandan pueden provenir derechamente no
haberse cumplido la obligación, o de haberse cumplido imperfectamente, o
incluso de haberse retardado el cumplimiento. Pues bien, de la lectura de la
demanda incoada, fluye de modo evidente un contenido fáctico que da cuenta de
un incumplimiento negligente, cumplimiento imperfecto y la existencia de
retardos, con lo que formalmente, las exigencia legales se encuentran satisfechas,
al basarse el actor justamente en las circunstancias que habilitan para demandar
los perjuicios en esta clase de asuntos.
En lo que respecta a haber actuado conforme a las facultades legales. No
se trata en la especie de desconocer el derecho que tienen las instituciones de
salud para evaluar y discernir acerca de la procedencia de una licencia médica.
Sólo que el rechazo de estas licencias debe ser suficientemente preciso fundado
en antecedentes que sean objetivamente plausibles, a fin de asegurar que no
exista arbitrariedad, pues lo contrario puede incluso importar una afectación de
derechos constitucionales hacia la parte afectada. En la especie, existen diversos
informes médicos emanados de diversos facultativos, como Luis Álvarez López,
Víctor Ruiz Burdiles, y María Soledad Hernández Figueroa, que analizados en
conjunto, constituyen antecedentes que habilitan para resolver acerca de las
licencias presentadas de un modo favorable. La demandada, al rechazar o
modificar –restando tiempo- las señaladas licencias, ha incurrido en conductas
que constituyen un incumplimiento del contrato, en los términos expresados por
la normativa legal ya indicada.
Por otra parte, no obstante el tenor literal del artículo 1556 del Código
Civil, ya desde el año 1994, nuestra jurisprudencia reconoce la posibilidad de
indemnizar el daño moral en sede contractual. Al respecto, los perjuicios pueden
ser patrimoniales o extra patrimoniales, siendo los primeros el daño emergente y
el lucro cesante y el segundo el daño moral, que motiva la demanda presentada.
Hoy en día, analizada la legislación desde un punto de vista integrativo, cabe
concluir que se aprecia una ampliación en la aceptación de resarcimiento de
perjuicios por daño moral, en términos tales que incluso la Constitución Política
de 1980, en su artículo 19 Nº 6 letra i), reconoce la posibilidad de indemnizar los
perjuicios
morales,
en
casos
de
errores
judiciales.
Éste
reconocimiento
constitucional, sirve también de fundamento para concluir que el daño moral no
puede quedar sin reparación, en el ámbito de la responsabilidad civil contractual,
atendida la entidad de las normas respectivas, so pena de afectar ciertas
garantías, como los Nº 1 y 4 del mismo artículo 19, sobre todo si se considera el
reconocimiento creciente de la plausibilidad de indemnizar esta clase de
perjuicios, contenida en diversas normativas, tales como la ley 19,628, sobre
protección de la vida privada, la ley 19,733, sobre libertad de opinión e
información y periodismo, y la ley 19,966, sobre responsabilidad de los órganos
del Estado en materia sanitaria, todo lo cual lleva a concluir que se trata de
ampliar al máximo los campos en que el daño moral resulta indemnizable.
En lo que toca a la prueba del daño moral, este, como todo daño, debe ser
cierto, real, y efectivo. Es así como el dolor, o el sufrimiento causado, debe ser
objetivamente cuantificable, de acuerdo a la prueba rendida el juicio. Se trata de
la determinación del llamado “pretium doloris” o precio del dolor, sin perjuicio de
la consideración de otros elementos también importantes a la hora de resolver
acerca de su entidad y avaluación, como la gravedad del perjuicio causado, la
modificación
de
las
condiciones
de
existencia
de
la
persona
afectada,
especialmente atendiendo a su edad y sus condiciones físicas y patologías,
conceptos expresamente previstos, a modo ejemplar, por la ley 19,966.
En la especie, se ha rendido prueba suficiente al efecto, consistente los
informes médicos antes señalados y especialmente la documental consistente en
informes de los profesionales Luis Álvarez López, María Soledad Hernández
Figueroa, y Víctor Ruíz Burdiles, manifestando este último incluso, a fojas 107,
que existe una descompensación del cuadro de la afectada, producto de rechazos
de sus licencias y por los peritajes a los que ha tenido que someterse, sufriendo
retraumatización, y persistiendo con crisis de angustia, conductas anoréxicas,
duelo en etapa de ira, y períodos depresivos, entre otros, circunstancias todas
que, naturalmente, implican concluir que se ha sufrido una aflicción o dolor
considerable, en razón de los eventos descritos por el actor y que fueron
probados.
Con todo lo anterior, resulta procedente tener por acreditado el dolor
sufrido por la demandante Lidia Ivanovich Segovia, como resultado del
incumplimiento
contractual
de
la
demandada,
el
cual
fue
regulado
prudencialmente por el Tribunal de origen en la suma de diez millones de pesos,
avaluación que de acuerdo a las circunstancias del caso concreto, a las
condiciones de existencia de la persona afectada, a su situación física y a su
edad, se comparte por este tribunal.
III.- En cuanto a la adhesión a la apelación de la parte demandante:
NOVENO: Que dentro del plazo para comparecer en la segunda instancia,
la parte demandante presentó a fojas 186 y siguientes, escrito de adhesión a la
apelación, solicitando la confirmación de la sentencia de primer grado, con
declaración que se eleva el monto fijado por concepto de daño moral a la suma de
20 millones de pesos, por causar un agravio solamente enmendable mediante el
pago de una suma como la señalada.
Expone que en octubre del año 2010 se diagnosticó a la demandante
diversas patologías como artrosis, trastornos de pánico, pancolitis ulcerosa y
depresión, lo que ocasionó el otorgamiento de diversas licencias médicas
debiendo incluso viajar a Santiago la demandada rechazó cinco licencias, que
refiere en su presentación, en forma absolutamente injustificada motivando
reclamos al Compin, los cuales fueron todos acogidos, revelando que más que
una equivocación constante, la demandada incurre en actos culposos y
arbitrarios en contra de la actora, afectando la esfera moral y provocándole
trastornos en su economía personal. Este retraso en el pago le afectó, pues no
tenía dinero para comprar sus remedios ni asistir al médico, provocando un
deterioro en su salud, un severo daño psicológico y trastorno en su vida diaria.
Por lo anterior, solicita una indemnización de veinte millones de pesos, por
tratarse de un agravio sólo enmendable mediante el pago de una suma como la
referida.
DECIMO: Que en cuanto a las peticiones contenidas en la adhesión a la
apelación, corresponde remitirse a los fundamentos contenidos en los dos últimos
párrafos del considerando octavo de la presente sentencia, argumentos de
acuerdo a los cuales, especialmente considerando la situación específica de la
demandante,
así
como
la
naturaleza
de
los
perjuicios
causados,
sus
enfermedades, las consecuencias del incumplimiento contractual, la alteración de
las circunstancias cotidianas de existencia de la afectada, especialmente
atendiendo a su edad y sus condiciones físicas y patológicas, motivan a esta
Corte para mantener la indemnización establecida por el a quo, por estimarse
juiciosa y condigna con los daños causados y con las circunstancias del caso.
Por estas consideraciones, y teniendo presente lo establecido en los
artículos 186, 217, 223, 764, 768 y 783 del Código de Procedimiento Civil, se
resuelve:
I.- En cuanto al recurso de casación en la forma interpuesto por la
parte demandada:
QUE SE RECHAZA el recurso de casación en la forma presentado por la
parte demandada en lo principal de fojas 168 y siguientes, en contra de la
sentencia de 18 de mayo de 2012, escrita a fojas 137 y siguientes y,
II.- En cuanto al recurso de apelación interpuesto por la demandada
en el tercer otrosí del escrito de fojas 168 y siguientes y a la adhesión a la
apelación de la demandante, de fojas 186 y siguientes:
QUE SE CONFIRMA la sentencia apelada, de fecha 18 de mayo de 2012,
escrita a fojas 137 y siguientes.
Se deja constancia que no firma la Ministro Sra. Ortiz, no obstante haber
concurrido a la vista y al acuerdo, por encontrarse haciendo uso de licencia
médica.
Regístrese y devuélvase.
Redacción del Ministro suplente Sr. Rojas.
Rol Civil Nº 139-2012.
FOJA: 137 .- .NOMENCLATURA
JUZGADO
CAUSA ROL
CARATULADO
: 1. [40]Sentencia
: 1º Juzgado de Letras de Punta Arenas
: C-1562-2010
: IVANOVICH / ISAPRE BANMEDICA S.A.
Punta Arenas, dieciocho de mayo de dos mil doce.
VISTOS:
A fojas 1 –y complementación de fojas 25- doña LIVIA DIOLA CONSUELO
IVANOVICH SEGOVIA, empleada, domiciliada en calle Errázuriz N° 695, segundo piso,
Punta Arenas, representada por el abogado don JUAN JOSÉ ARCOS SRDANOVIC,
domiciliado en calle Señoret N° 320 de esta ciudad, dedujo demanda en juicio ordinario
de indemnización de perjuicios en contra de ISAPRE BANMÉDICA S. A., representada
legalmente por don LEONARDO BURBOA QUINTANA, domiciliado en calle
O’Higgins N° 901, Punta Arenas, en virtud de los antecedentes de hecho y de derecho que
siguen:
Aproximadamente un año atrás –a la fecha de interposición de la demanda, en
octubre de 2010- se le diagnosticaron por especialistas de esta ciudad diversas patologías,
entre ellas artrosis, trastorno de pánico, pancolitis ulcerosa y depresión, enfermedad esta
última que dio lugar al otorgamiento de diversas licencias médicas, sucesivamente
rechazadas por la demandada. Para tratar dichas dolencias debió viajar a Santiago,
desarrollando a su regreso y producto de la situación descrita, un cuadro de depresión
severo y una agudización de su trastorno de pánico.
Indicó que las licencias rechazadas fueron cinco:
La primera, N° 30531737, extendida por un total de 20 días, de fecha 27 de mayo de
2010, por diagnóstico de trastorno depresivo y trastorno de pánico, otorgada por el doctor
Víctor Ruiz Baldires, rechazada por la ISAPRE por la causal de reposo injustificado, lo que
motivó su reclamo ante el COMPIN (Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez), que
fue acogido con fecha 15 de junio de 2010, por lo que la Isapre debió autorizarla;
La segunda, N° 30799406, extendida por un total de 15 días a contar del 16 de junio
de 2010, por diagnóstico de depresión severa, otorgada por el doctor Víctor Ruiz Baldires,
rechazada por la ISAPRE por la causal de reposo injustificado, lo que motivó su reclamo
ante el COMPIN, que fue acogido con fecha 23 de julio de 2010;
La tercera, N° 3129776, extendida por un total de 15 días a contar del 31 de julio de
2010, por diagnóstico de depresión severa y trastorno de pánico, otorgada por el mismo
doctor Ruiz, rechazada por la ISAPRE por la causal de reposo injustificado, situación
revertida por el COMPIN, debiendo la Isapre autorizarle la licencia;
La cuarta, N° 31279800, extendida por un total de 15 días a contar del 31 de julio de
2010, por diagnóstico de depresión severa y trastorno de pánico, otorgada por el doctor
Ruiz, rechazada por la ISAPRE por la causal de reposo injustificado, situación revertida
por el COMPIN, debiendo la ISAPRE autorizarle la licencia. En este caso, además, la
institución de salud arbitrariamente señaló que la presentación de ella había sido fuera de
plazo, lo que no era así, lo cual reveló una acción negligente e intencional de su parte, y
La quinta, N° 31283886, extendida por un total de 15 días a contar del 31 de julio de
2010, por diagnóstico de depresión severa y trastorno de pánico, otorgada por el doctor
Víctor Ruiz Baldires, rechazada por la ISAPRE por la causal de reposo injustificado.
Todas las licencias anteriores fueron rechazadas en forma absolutamente
injustificada, motivando una serie de reclamos al COMPIN, los cuales fueron todos
acogidos, revelando claramente que, más que una equivocación constante, la demandada
cometió una serie de actos culposos y arbitrarios en contra de la actora, afectándola en su
esfera moral y generándole trastornos en su economía personal.
A raíz del rechazo de sus licencias, debió ser evaluada por el COMPIN en dos
oportunidades, estableciéndose que sus patologías son verídicas, habiéndosele señalado por
el médico tratante –y confirmado por el COMPIN- que lo relatado le hizo sufrir una
retraumatización de todas sus patologías, especialmente las de su sistema nervioso, todo lo
cual además le acarreó un estado económico delicado, debido a las demoras en el pago de
las licencias por la demandada, que le significaron incumplir con sus compromisos
financieros –teniendo incluso un protesto de $20.000- y la necesidad de renegociar sus
créditos morosos.
Incluso la demora de la Isapre en cumplir sus obligaciones llegó al punto de que no
pudo internarse para tratar su Pancolitis Ulcerosa –como le había recetado el doctor Luis
Álvarez-, por no tener la certeza de que ésta efectuara su copago. En suma, el retraso
explicado la afectaba pues no tenía dinero para comprar sus remedios ni asistir al médico,
redundando en un deterioro de su salud.
Entre las partes existe un contrato legalmente celebrado, en virtud del cual la
demandante tiene el carácter de cotizante de un Instituto de Salud Previsional y la
demandada la de prestadora, siendo ambas obligadas a cumplir con sus obligaciones
recíprocas de acuerdo a lo establecido por los artículos 1.545 y siguientes del Código Civil.
A su vez, el DFL N° 44 del Ministerio del Trabajo, que fija normas para subsidios por
incapacidad laboral de los trabajadores dependientes del sector privado, dispone en su
artículo 20 que los subsidios se pagarán, por lo menos, con la misma periodicidad que la
remuneración, sin que pueda ser, en caso alguno, superior a un mes.
El actuar culposo de la ISAPRE, que conociendo los peritajes persistió en objetar el
pago de las licencias, evadiendo la obligación que le impone la norma citada del DFL, al
tenor del artículo 1.556 del Código Civil –que establece que “la indemnización de
perjuicios comprende el daño emergente y lucro cesante, ya provengan de no haberse
cumplido la obligación, o de haberse cumplido imperfectamente, o de haberse retardado su
cumplimiento”, implicó un daño moral a la actora que debe ser resarcido.
La indemnización solicitada se basa en que la demandante, como consecuencia del
rechazo de sus licencias médicas, debió recurrir constantemente al COMPIN, implicando
ello una serie de trastornos en su vida diaria, sumado a las enfermedades diagnosticadas,
por lo que en vez de poder realizar el reposo a que tenía derecho, debió estar realizando
trámites administrativos lo que desde luego le ocasionó una serie de malestares que no
estaba obligada a soportar, además de una serie de gastos producto de la demora en el pago
de las licencias, debiendo enfrentar cortes de suministros básicos, sobregiros en sus cuentas
corrientes, protestos comerciales, pago de intereses y mora en el pago de sus obligaciones.
Citó jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema, indicando que dicho tribunal
resolvió un caso similar en el fallo dictado en la causa Rol N° 3.291-2005.
Agregó que el daño moral contractual relatado se había producido como
consecuencia del incumplimiento o cumplimiento defectuoso de una obligación
imputable a la demanda. La existencia íntima de un daño moral se exteriorizaba
normalmente en elementos como la sensación de pérdida de una expectativa y, como en
este caso, en repercusiones físicas o psicosomáticas. Para su exacta valoración y tasación,
debían tenerse en cuenta los siguientes factores: el nivel económico previo de la actora, el
bien jurídico perjudicado y el origen del daño moral, el restablecimiento de su normal
actividad y convivencia y, finalmente, la intrínseca capacidad de cada uno para superar el
perjuicio acaecido, siendo para la demandante una justa indemnización la única forma de
superar el perjuicio sufrido.
Como petición concreta indicó que, por todo lo anterior y especialmente por el
obrar culposo de la ISAPRE demandada, al ser negligente en el cumplimiento del contrato
de prestaciones de salud, que le acarreó una situación de constante ansiedad que le significó
un deterioro de su salud y repercutió directamente en la evolución de sus patologías,
solicitó se acogiera su acción y se condenara a la demandada, declarando el tribunal que le
debe pagar la suma de $20.000.000 o lo que determine, por concepto de indemnización del
daño moral, con más los reajustes legales a partir de la fecha de interposición de la
demanda, los intereses a partir de la fecha en que la sentencia quedara ejecutoriada y las
costas de la causa.
A fojas 38 se tuvo por contestada la demanda.
A fojas 42 y 478 se tuvieron por evacuados los trámites de réplica y dúplica.
A fojas 92 se citó a las partes para oír sentencia.
A fojas 103 se decretó medida para mejor resolver.
A fojas 134 se tuvo por cumplida la medida decretada y se ordenó regir la citación
para oír sentencia.
CON LO RELACIONADO Y CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que, a fojas 1 y siguientes y fojas 25- doña LIVIA DIOLA
CONSUELO IVANOVICH SEGOVIA, representada por su abogado don JUAN JOSÉ
ARCOS SRDANOVIC, dedujo demanda en juicio ordinario de indemnización de
perjuicios en contra de ISAPRE BANMÉDICA S. A., representada legalmente por don
LEONARDO BURBOA QUINTANA, por las razones de hecho y fundamentos de derecho
expuestos en la parte expositiva, los que se dan por reproducidos, por economía procesal.
SEGUNDO: Que, a fojas 32 y siguientes JORGE PLAZA OVIEDO, abogado,
domiciliado en José Nogueira N° 1496 de esta ciudad, en representación de ISAPRE
BANMÉDICA S. A., institución de salud previsional, domiciliada en O’ Higgins N° 901,
Punta Arenas, contestó la demanda interpuesta en contra de su representada, solicitando
su rechazo, con costas, en virtud de lo siguiente:
En primer lugar, que la acción indemnizatoria, en la forma planteada por la actora –
emanada de responsabilidad contractual- es improcedente, como sostiene unánimemente la
doctrina nacional y se ha fallado reiteradamente por los tribunales superiores de justicia, en
el sentido de que no puede solicitarse aisladamente, sin pedir en forma previa la resolución
o el cumplimiento del contrato -de salud, en este caso- pues las acciones optativas del
artículo 1.489 llevan envuelta la indemnización de perjuicios y estos últimos no pueden
pedirse como consecuencia del simple incumplimiento de un contrato pues no son
accesorios a este sino a dichas acciones optativas, esto es, la acción entablada no es
autónoma, razón por la que no puede prosperar, según la jurisprudencia que invocó.
Sostuvo que la acción de indemnización de perjuicios en el Derecho Civil chileno
tiene un carácter accesorio y consecuencial a la declaración de resolución o a la condena
del cumplimiento forzado del contrato, siendo la única excepción a este principio el caso de
las obligaciones de no hacer, en las que no es posible deshacer lo hecho, de conformidad
con lo que al respecto se manda en el artículo 1.555 inciso primero del Código Civil.
Estimó que en nuestro sistema impera la idea de que en materia contractual, nadie
puede hacerse justicia por su mano, decidiendo que hubo un incumplimiento o un
cumplimiento tardío, siendo siempre necesaria la intervención de un juez para que constate
los hechos alegados y declare si ello ha existido o no y de lo cual, por vía de consecuencia,
se haya producido un daño. Sólo una vez que el tribunal declare que ha existido un
incumplimiento, recién en ese momento nace el derecho de demandar la indemnización por
responsabilidad contractual.
Al no haber solicitado la demandante que el tribunal declarase que su parte
incumplió o cumplió negligentemente el contrato de salud –no ejerciendo acción
declarativa de lo anterior- éste no puede declararlo en la sentencia y si así lo hiciera,
incurriría en ultrapetita, agregando que, habiéndose trabado la litis en el juicio, el
demandante no podía ya mejorar la demanda ejerciendo nuevas acciones. Tampoco puede
pronunciarse sobra la justificación o no del rechazo de las licencias, por no haber sido ello
demandado.
Señaló que los rechazos de las licencias médicas efectuados por su parte, encuentran
su fundamento en facultades legales y reglamentarias y, por ende, su ejercicio no hacía
nacer para ella la obligación de indemnizar.
En efecto, tanto el DFL N° 1 del año 2005 del Ministerio de Salud, que fijó el texto
refundido, coordinado y sistematizado del DL N° 2763 del año 1979 y de las leyes N°
18.993 y 18.496, así como el Decreto Supremo N° 3, de Salud, del año 1984, que fijó el
Reglamento de Autorización de Licencias Médicas por las COMPIN e ISAPRE, eran claros
al manifestar que era una facultad de las ISAPRE el autorizar o rechazar una Licencia
Médica y, en el caso de rechazo, obviamente se contemplaba el derecho del afiliado para
reclamar de éste ante la COMPIN.
Así, su parte, apegándose a las facultades que allí se le otorgan, que no hacen más
que complementar el contrato de salud suscrito con la actora –no pudiendo así existir factor
de imputación- se limitó a rechazar ciertas licencias médicas de ésta, pero luego de que ella
ejerciera el derecho de reclamo ante el organismo competente y cada vez que la COMPIN
autorizó su licencia, dio cumplimiento a lo resuelto, efectuando el pago pertinente.
Erróneamente la actora estima que el recurrir al COMPIN debido al rechazo de las
licencias efectuado por su parte, con las consecuentes gastos de tiempo y molestias que
conlleva un reclamo, la hacía responsable de los perjuicios sufridos, argumento que no
resistía análisis, pues de esa forma, cada vez que un Tribunal dictara una sentencia, el juez
debería indemnizar al agraviado que recurriese de apelación con el objeto de revertirla, lo
que era absurdo, situación que era análoga a la planteada en la demanda, siendo el rechazo
de las licencias por la ISAPRE parte del juego procesal por el cual se debían regir los
interesados.
En consecuencia, su parte no incurrió en un incumplimiento o un cumplimiento
defectuoso de su obligación. Su parte cumplió con su obligación al pagarle sus cinco
licencias reclamadas, eso sí, sólo una vez que nació la obligación de cumplir con dicho
pago, esto es, al autorizar una licencia médica o, luego de rechazarla, al acoger el COMPIN
el reclamo respectivo. Dicho de otro modo, no existió mora de su parte en el cumplimiento
de sus obligaciones y ellas se cumplieron, obviamente, en cuanto le fueron exigibles.
De las cinco licencias médicas que la demandante indicó le fueron rechazadas por la
ISAPRE, algunas fueron autorizadas parcialmente, reduciendo el número de días indicado
en ellas y en contra de dicha reducción la actora reclamó al COMPIN y, resuelto el reclamo
por ésta, su parte cumplió como debía ser.
Por último, habiendo cumplido su parte con su obligación, los daños reclamados por
la demandante no son ciertos ni directos y tampoco existe nexo causal entre el supuesto
incumplimiento y el supuesto daño, siendo su monto además absolutamente excesivo por lo
que reiteró su solicitud de rechazo de la acción deducida, con costas y, en subsidio, se
condenara al pago de los daños morales probados, rebajando considerablemente su
monto.
TERCERO: Que, replicando a fojas 39, la demandante señaló que el contrato de
salud sí había sido resuelto, desde que ella no se encontraba en la actualidad trabajando,
debido precisamente a la situación materia de su acción y, por ende, tampoco estaba
cotizando.
Agregó que malamente podía exigir la demandada que se accionara para obtener el
cumplimiento del contrato de salud, debido a que a raíz de las resoluciones de la autoridad,
Banmédica había sido compelida a cumplirlo. Así, considerar que los perjuicios eran
accesorios al incumplimiento o la resolución del contrato, significaría derechamente
expropiarle el derecho establecido en el artículo 1.556 del Código Civil, a ser indemnizada
de los perjuicios causados por la acción culpable de la parte morosa.
A su entender, la demandada no había negado su negligencia ni el incumplimiento
del contrato en la forma estipulada en él, sino que más bien buscaba, a través de un
subterfugio legal, eludir sus responsabilidades.
Así, al no estar en discusión el incumplimiento contractual por parte de la ISAPRE,
sólo restaba establecer si dicho hecho había causado daño o no.
Si bien la demandada fundamentó su actuación en estar facultada por Ley para
poder efectuar el rechazo de una licencia, nadie podía aprovecharse de su propio dolo y
estaba claro que la ISAPRE sabía de las enfermedades que padecía doña Livia Ivanovich que estaban corroboradas luego de que la Superintendencia de Salud forzara a la
demandada a cumplir con lo decretado y a pagar las licencias- pese a lo cual
recalcitrantemente siguió rechazándolas. Al invocar el ejercicio de una facultad legal, no
había hecho otra cosa que reconocer un abuso del derecho, escudándose para producir una
lesión moral a la actora, cuantificable a través del daño que se le había causado, tratando de
resultar impune de su actuación.
Había sido una actuación culpable pues no podía sino conocer que efectivamente la
demandante padecía de las enfermedades que se señalaban en las licencias médicas, desde
que, habiendo sido sometida al COMPIN, se había podido corroborar su efectividad.
Entonces, su rechazo en ningún caso había obedecido a algún fundamento sino que había
correspondido a una acción antojadiza, negligente y culpable, donde, debiendo hacerlo,
dejó de cumplir sus obligaciones en tiempo y forma, rechazando las licencias médicas.
Se preguntaba si la ley facultaba a la ISAPRE para rechazar una licencia o todas las
que se le presentaban; o si, una vez que el COMPIN establecía la existencia de una
enfermedad y que la ISAPRE se había equivocado al rechazarla, la autorizaba para volver a
hacerlo y por los mismos motivos, obligando al Estado a tener que intervenir nuevamente
para subsanar la situación, concluyendo que lo anterior atentaba contra toda lógica e
implicaba un incumplimiento que no se compadecía con el cuidado que debía ejercer todo
padre de familia en sus asuntos.
De seguirse el raciocinio de la ISAPRE, su negligencia no debería tener ninguna
sanción, lo que era ilógico y ameritaba que la acción deducida fuese acogida en todas sus
partes, con expresa condenación en costas.
CUARTO: Que, evacuando su dúplica a fojas 43, la demandada, haciéndose
cargo de lo indicado por la actora en su réplica, expuso que no existía resolución judicial
alguna que hubiese declarado resuelto el contrato de salud celebrado entre las partes y su
parte ni siquiera había invocado, habiendo podido hacerlo, el término del contrato por el no
pago de cotizaciones, por lo que éste se encontraba plenamente vigente, reiterando la
necesidad de haberse demandado previamente la resolución o el cumplimiento del contrato,
más la indemnización de los perjuicios que se hubiesen estimado pertinentes.
Además, no era cierto que su parte no hubiese negado su negligencia ni el no
cumplimiento de la forma estipulada en el contrato, pues había aseverado expresamente,
por el contrario, que no había incurrido en un incumplimiento o en un cumplimiento
defectuoso de su obligación.
Hizo hincapié que la actora no amplió, adicionó o modificó en su réplica las
acciones formuladas en su demanda, por lo que en definitiva no pidió que se declarara que
su parte había incurrido en incumplimiento del contrato o en un cumplimiento tardío o
negligente y, habiéndose trabado la litis –sin que fuese parte de ella la determinación de
haber incurrido en un factor de imputación- no podía ya el tribunal ordenar el pago de suma
alguna que se fundara en ello.
QUINTO: Que, a fojas 52 se llamó a las partes a conciliación, sin que esta
prosperara atendida la inasistencia de la demandada.
SEXTO: Que, a fojas 55 se recibió la causa a prueba, fijándose como hechos
sustanciales, pertinentes y controvertidos, los siguientes:
1.-
Efectividad que las partes de este juicio celebraron un contrato de salud;
naturaleza de él, data, cláusulas y estipulaciones;
2.-
En la afirmativa del punto anterior, efectividad que las partes cumplieron las
obligaciones impuestas. Hechos que constituyen dicho cumplimiento.
3.-
En la afirmativa del punto 2 precedente, efectividad que dicho contrato fue
resuelto, causal y data de ello;
4.-
En la negativa del punto 2 precedente, efectividad que de ello se siguió
perjuicio moral a la actora, circunstancias fácticas que lo conforman y su monto.
SÉPTIMO: Que, para acreditar su pretensión, la parte demandante rindió la
siguiente prueba documental –guardada en custodia-, no objetada de contrario:
1.-
Informes médicos de fechas 14 y 27 de septiembre de 2010, emitidos por los
doctores Luis Álvarez López y Víctor Ruiz Burdiles, respectivamente, donde se diagnosticó
a la actora pancolitis ulcerosa severa, trastorno de pánico severo y síntomas depresivos;
2.-
Resolución médica N° 30531737, donde consta el rechazo de la licencia
médica solicitada por el período de 20 días a contar del 27 de mayo de 2010, por la causal
de reposo injustificado y de la respectiva Resolución Exenta N° 1341 de fecha 15 de junio
de 2010 del COMPIN, donde se acogió el reclamo de la actora, autorizando la licencia,
debiendo pagar el correspondiente subsidio la ISAPRE;
3.-
Resolución médica N° 30799406, donde consta el rechazo de la licencia
médica solicitada por el período de 15 días a contar del 16 de junio de 2010, por la causal
de reposo injustificado;
4.-
Resolución médica N° 31279776, donde consta el rechazo de la licencia
médica solicitada por el período de 15 días a contar del 31 de julio de 2010, por la causal de
reposo injustificado y de la respectiva Resolución Exenta N° 1964, de fecha 12 de agosto
de 2010, donde se acogió el reclamo de la actora, autorizando la licencia, debiendo pagar el
correspondiente subsidio la ISAPRE;
5.-
Resolución médica N° 31279800, donde consta el rechazo de la licencia
médica solicitada por el período de 15 días a contar del 15 de agosto de 2010, por la causal
de reposo injustificado;
6.-
Resolución médica N° 31279800, donde consta el rechazo de la licencia
médica solicitada por el período de 15 días a contar del 15 de agosto de 2010, por la causal
de reposo injustificado y de la respectiva Resolución Exenta N° 2151 de 27 de agosto de
2010, que acogió el reclamo de la actora, autorizando la licencia, debiendo pagar el
correspondiente subsidio la ISAPRE;
7.-
Resolución médica N° 31282886, donde consta el rechazo de la licencia
médica solicitada por el período de 15 días a contar del 30 de agosto de 2010, por la causal
de reposo injustificado y de la respectiva Resolución Exenta N° 2236 de 7 de septiembre de
2010, que acogió el reclamo de la actora, autorizando la licencia, debiendo pagar el
correspondiente subsidio la ISAPRE;
8.-
Resolución médica N° 31773948, donde consta el rechazo de la licencia
médica solicitada por el período de 15 días a contar del 14 de septiembre de 2010, por la
causal de reposo injustificado;
9.-
Estado de cuenta personal de Livia Ivanovich, emitido por el Banco
Santander sucursal Punta Arenas con fecha 12 de octubre de 2010;
10-
Aviso de vencimiento de deuda, emitido por el Banco Itau con fecha 18 de
octubre de 2010;
11-
Liquidaciones de sueldo desde el mes de agosto de 2009 hasta el mes de
enero de 2010;
12-
Cartola de movimientos de Fondos Mutuos por concepto de ahorro e
inversión del Banco Santander;
13-
Cartola de movimientos de la Tienda La Polar, donde consta el crédito
impago de la demandante;
14-
Liquidación de intereses desde el 01 de marzo de 2010 hasta el 30 de
septiembre de 2010 en la Súper Línea de Protección de Sobregiros, donde consta el nivel de
intereses atrasados por concepto de capital impago;
15-
Estado de Cuenta Nacional del período septiembre-octubre en la tarjeta de
crédito Visa;
Además, solicitó y obtuvo que se oficiara a la Superintendencia de ISAPRE, a fin
de que informara sobre la totalidad de los reclamos presentados ante dicha institución, al
tenor del D.F.L. N° 1 del año 2005, por doña Livia Ivanovich Segovia. Dicha entidad
contestó a fojas 101, mediante oficio N° 2514 de 21 de noviembre de 2011, evacuado por el
abogado de su fiscalía, don Gabriel Rabanales González, informando que allí sólo se
registra una presentación de la mencionada cotizante, de fecha 24 de agosto de 2010,
tramitada en la Agencia Regional de Magallanes de esa Autoridad Administrativa y que, en
su reclamo, pidió que la ISAPRE Banmédica S. A. cumpliera el dictamen de la COMPIN
de Punta Arenas (resolución N° 1964 de 12 de agosto de 2010), que le ordenó pagar el
subsidio por incapacidad laboral correspondiente a su licencia médica N° 31279776,
emitida con fecha 31 de julio de 2010. Agregó que dicha presentación fue derivada a la
referida ISAPRE para que lo conociera en primera instancia, mediante el Oficio A12R/N°
364 de 24 de agosto del mismo año, institución que informó a la reclamante, con fecha 30
del mismo mes y año, con copia a esa Superintendencia, que el pago del subsidio se
encontraba a su disposición en la sucursal de Punta Arenas, con lo que se dio por concluido
el trámite de rigor y se archivaron los antecedentes del reclamo. Los documentos referidos
en su oficio los adjuntó, rolando de fojas 98 a 100.
OCTAVO:
Que, a su vez, la parte demandada, para probar sus asertos, rindió
la siguiente prueba documental –también guardada en custodia- no objetada de
contrario:
1.-
Certificado de Subsidios de Incapacidad Laboral de fecha 20 de diciembre
de 2010, donde consta el pago de todos los subsidios de incapacidad laboral pagados por la
parte demandada a la actora, en donde se especifica, entre otras cosas, el monto de cada
pago y su fecha;
2.-
Partes pertinentes de las cartolas históricas números 280, 305, 354, 362, 373,
383, 393, 415, 428, 431, 45 y 469 de la cuenta corriente de ISAPRE BANMÉDICA S. A.,
donde consta el cobro de los cheques que en cada ocasión recibió la demandante en pago de
sus licencias médicas;
3.-
Copia del contrato de Salud Provisional celebrado entre la demandante y la
demandada, de fecha 17 de noviembre de 2009.
4.-
Copia de 13 colillas de comprobantes de pago de subsidio por incapacidad,
efectuados por la demandada a la actora, debidamente firmados por ella;
5.-
Copia de 1 colilla de comprobante de pago de subsidio por incapacidad
efectuado por la demandada a la actora, que no tiene la firma de esta última, pues se le
depositó directamente en su cuenta corriente;
6.-
Copia de comprobante de depósito por la suma de $287.709, efectuado por
la demandada en la cuenta corriente de la actora, mediante el cual se le depositó el monto
de la colilla cuya copia se acompaña a través del número que antecede.
NOVENO:
Que, el tribunal, como medida para mejor resolver, ofició a la
Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (COMPIN) de Punta Arenas, para que
remitiera todos los antecedentes que obraran en su poder respecto de los reclamos
formulados por la actora en razón del rechazo efectuado por la ISAPRE Banmédica S. A.
de las licencias médicas números 30531737, 30799406, 31279776, 31279800, 31283886 y
31773948, entidad que dio cumplimiento a lo ordenado a través del Ord. N° 19 de 23 de
enero de 2012, suscrito por el Presidente (S) del COMPIN, doctor Luis Mayorga Vladilo,
especificando que no fue apelada ante dicha comisión la licencia N° 31283886 y
adjuntando todos los antecedentes que motivaron la autorización de las licencias médicas
de la actora, que rolan de fojas 105 a 132 y que son los siguientes:
DÉCIMO: Que, para resolver adecuadamente la controversia planteada en estos
autos, resulta indispensable precisar la competencia específica del tribunal, fijada por
los escritos fundantes de la discusión, haciéndose cargo, de paso, de lo señalado por ambas
partes al respecto.
La acción impetrada en autos, en cuanto solicita la indemnización del daño moral
contractual, se estima ajustada a derecho, no obstante no haberse solicitado previamente
la resolución o el cumplimiento del contrato –discrepando en este punto de lo afirmado por
la demandada- por así autorizarlo los artículos 1556 en relación con el 1553, ambos del
Código Civil, en cuanto establece el primero que “la indemnización de perjuicios
comprende el daño emergente y el lucro cesante, ya provengan de no haberse cumplido la
obligación, o de haberse cumplido imperfectamente, o de haberse retardado el
cumplimiento”, en tanto el segundo estatuye que “si la obligación es de hacer y el deudor
se constituye en mora, podrá pedir el acreedor, junto con la indemnización de la mora,
cualquiera de estas tres cosas, a elección suya:… 3ª. Que el deudor le indemnice de los
perjuicios resultantes de la infracción del contrato”.
Como señala una parte importante de la doctrina, “la tendencia predominante en la
actualidad es a la aceptación de la indemnización del daño moral en la responsabilidad
contractual” (René Abeliuk Manasevich, en su obra “Las Obligaciones”, Tomo II,
apéndice N° 2, N° 4, año 2008, Editorial Jurídica de Chile, pág. 1329), en la medida que
“nuestra legislación positiva no distingue entre daños morales y daños patrimoniales; luego,
no nos corresponde como intérpretes distinguir, rechazando unos y aceptando otros. Se
refiere únicamente al daño inferido y a la obligación de indemnizarlo. Esto en el art. 2314,
que por su contenido amplio tiene cabida perfecta en las dos formas de responsabilidad, la
extracontractual y la contractual. El art. 2329, del mismo Título, armoniza con el recién
citado; en el art. 2329 se habla de todo daño. Por otra parte, en lugar alguno ha dicho la ley
que la indemnización del perjuicio patrimonial libera de la satisfacción de los perjuicios
morales. Tampoco puede pensarse que, en materia contractual, la división de los daños
reparables en daño emergente y lucro cesante puede excluir la posibilidad de reparación
amplia, pues esta división atiende a un ángulo de actualidad o futureidad del perjuicio en
cuanto a su ocurrencia. La equidad, por otra parte, conduce a la acentuación de esta
conclusión, pues de otro modo habría un perjuicio injusto ajeno a compensación. La
ejecución de buena fe de los contratos, que encauza sus efectos hacia la obtención de lo
legítimamente esperado, sin detrimento de los bienes patrimoniales o extrapatrimoniales del
contratante, confirma igual conclusión de ser reparables ambas formas” (Fernando Fueyo
Laneri, en su obra “Cumplimiento e Incumplimiento de las obligaciones”, capítulo IV,
Sección II, Subsección III, N° 20.1, Editorial Jurídica de Chile, año 2004, pág. 384).
De igual forma, la jurisprudencia reiterada de nuestra Excma. Corte Suprema ha
venido reconociendo la procedencia de la indemnización por daño moral contractual.
A modo meramente ejemplar, la sentencia dictada con fecha 19 de enero de 2001 en
la causa Rol N° 3.992-2009 seguida ante ese excelentísimo tribunal, actuando de oficio
anuló la sentencia de la Corte de Apelaciones de Valparaíso de 6 de mayo de 2009, que
había revocado la sentencia de primera instancia que había condenado al pago de una
indemnización por concepto de daño moral, dictando sentencia de reemplazo en la que
reprodujo, entre otros, el considerando Cuarto de la sentencia en alzada, que consigna “que,
en efecto, y en relación con el daño moral impetrado por el actor, y que concede la
sentencia en alzada, teniendo presente la tendencia mayoritaria y reiterada de nuestros
tribunales superiores de justicia, así como lo sostenido por la doctrina, en materia
contractual la indemnización del daño moral es perfectamente procedente, pero ello
siempre y cuando concurra como requisito sine qua non prueba de que quien lo demanda
efectivamente ha sufrido perjuicios en el ámbito extrapatrimonial como consecuencia del
incumplimiento de la obligación, o bien, de su incumplimiento imperfecto o tardío”,
teniendo además presente, en el fundamento 7° de la sentencia de reemplazo “que esta
Corte comparte la conclusión arribada por el tribunal a quo en el sentido que resulta
acreditado que la demandada incumplió su obligación contractual…”, mientras que en su
basamento 9° consignó “que, del mismo modo, se comparte el razonamiento duodécimo, en
virtud del cual el tribunal de primer grado tiene por acreditado el daño moral sufrido por el
demandante consistente en las angustias o aflicciones que padeció producto del
incumplimiento de la demandada…”
En tanto, la sentencia dictada con fecha 25 de enero de 2011 en la causa Rol N°
3.738-2009 allí también seguida, estableció, en el párrafo final de su considerando primero
que “en ese contexto y, atendido que debió acogerse la demanda, declarando la existencia
de la responsabilidad contractual de la demandada por el cumplimiento imperfecto del
contrato de cuenta corriente, debió analizarse su responsabilidad en cuanto al daño moral
causado a las dos actoras, por la angustia y desesperación ocasionada a la señora Osorio y
el descrédito a la sociedad demandante, atendido que la correcta interpretación del artículo
1556 del Código Civil, permite la inclusión del daño moral en la responsabilidad
contractual”
Así, en el caso sub-lite –y de acuerdo a las normas que se analizarán en detalle en el
basamento siguiente- la obligación de hacer de la ISAPRE demandada consiste, grosso
modo, en dar fiel cumplimiento a las normas que regulan el proceso mediante el cual dichas
instituciones autorizan las licencias médicas –previamente extendidas por el profesional
médico pertinente- que les presentan sus contratantes –en este caso, cotizante trabajadora
dependiente- para poder acceder al pago de los subsidios por incapacidad laboral
respectivos –equivalentes a un porcentaje de su remuneración- en la medida que cumplen
todos los requisitos para su procedencia. Dentro de dicho procedimiento, la ISAPRE está
facultada para reducir o rechazar las licencias, caso en el cual su contraparte puede recurrir
a la Compin (Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez) competente, la que debe
resolver el reclamo y, en caso de acogerlo, la ISAPRE está obligada a pagar lo convenido
en el tiempo y plazo que la Compin establezca.
Aclarado lo anterior, se estima asimismo que la demandante ha fundado su
demanda en el incumplimiento de su obligación por parte de la Isapre demandada. Lo
anterior, al solicitar el pago de las indemnizaciones reclamadas, expresa y precisamente
fundada en el párrafo que intituló “DE LA PETICIÓN CONCRETA, en el que basa su
petitorio en el obrar culposo de la Isapre al ser negligente en el cumplimiento del contrato
de prestaciones de salud suscrito por la actora, en la forma latamente explicada en su libelo,
consistente en el rechazo sucesivo de sus licencias, en forma absolutamente injustificada, y
la mora en el cumplimiento de sus obligaciones, al no permitirle contar con los fondos de
las licencias en tiempo y forma –con la misma periodicidad que la remuneración- según la
normativa que citó. Con lo razonado se disiente de la opinión en contrario formulada por la
demandada.
Habiéndose en consecuencia fundado la pretensión de la actora en dicho supuesto y
habiéndose negado éste enfáticamente por la parte demandada –pues negó todo
incumplimiento, aseverando haber cumplido el contrato, pagando las respectivas licencias,
cada vez que la COMPIN las autorizó y que, en consecuencia, nació para ella la obligación
de hacerlo- deberá la demandante necesariamente probar aquello en el presente juicio, de
acuerdo a las normas del onus probandi.
Por último, no obstante haberse dejado establecida la pertinencia de la acción
deducida, esto es, que el daño moral contractual puede y debe ser resarcido, la pretensión
de la actora sólo podrá prosperar en la medida que, obviamente, dicho daño sea probado y
se cumpla el requisito de causalidad entre incumplimiento y daño.
UNDÉCIMO:
Que, para determinar el cumplimiento o incumplimiento
de las obligaciones derivadas del contrato de salud previsional suscrito entre las
partes, es necesario precisar su marco legal:
1.-
El D.F.L. N° 44 del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, publicado en
el DO el 24 de julio de 1978, Fija Normas para los Subsidios por Incapacidad Laboral de
los Trabajadores Dependientes del Sector Privado.
En su artículo 1°, regula que “Este decreto establece normas comunes, respecto de
los trabajadores dependientes del sector privado, para los subsidios… y para los demás
subsidios por incapacidad laboral, excepto los regidos por la Ley 16.744 sobre seguro
social obligatorio contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales…”;
Su artículo 4°, que “Para tener derecho a los subsidios se requiere un mínimo de seis
meses de afiliación y de tres meses de cotización dentro de los seis meses anteriores a la
fecha inicial de la licencia médica…”;
Su artículo 19°, que “El pago de los subsidios corresponde a la entidad que deba
otorgarlos o al empleador, si lo ha convenido con la entidad otorgante”;
Su artículo 20°, que “Los subsidios se pagarán, por lo menos, con la misma
periodicidad que la remuneración, sin que pueda ser, en caso alguno, superior a un
mes”.
2.-
Por su parte, el DFL N° 1 de 24 de abril de 2006 del Ministerio de Salud
fijó el texto refundido, coordinado y sistematizado del DL N° 2.763, de 1979 y de las Leyes
N° 18.933 y 18.469, y regula, en su Libro III, el Sistema Privado de Salud Administrado
por las Instituciones de Salud Previsional.
En su Título II, De las Instituciones de Salud Previsional, su artículo 171 establece
que “Las Instituciones de Salud Previsional financiarán las prestaciones y beneficios
de salud, con cargo al aporte de la cotización legal para salud o una superior convenida, a
las personas que indica el artículo 135 de esta Ley”, en tanto este último artículo dispone
que “tendrán la calidad de afiliados al Régimen: a) Los trabajadores dependientes de los
sectores público y privado”, cual es el caso de marras;
Su artículo 184, que “Los afiliados al Régimen que establece el Libro II de esta ley
que opten por aportar su cotización para salud a alguna Institución (ISAPRE),
deberán suscribir un contrato de acuerdo a lo establecido en esta Ley”;
Su artículo 189, que “Para el otorgamiento de las prestaciones y beneficios de
salud que norma esta ley, las personas indicadas en el artículo 184 deberán suscribir un
contrato de plazo indefinido, con la Institución de Salud Previsional que elijan”;
Su artículo 196, que “Las licencias médicas que sirvan de antecedente para el
ejercicio de derechos o beneficios legales que deban ser financiados por la Institución
con la que el cotizante haya suscrito el contrato a que se refiere el artículo 189, deberán
otorgarse en los formularios cuyo formato determine el Ministerio de Salud y ser
autorizadas por la institución de salud previsional respectiva. La institución deberá
autorizar la licencia médica en el plazo de tres días hábiles, contado desde la fecha de
presentación de la respectiva solicitud, vencido el cual se entenderá aprobada si no se
pronunciare sobre ella. Si la Institución rechaza o modifica la licencia médica, el
cotizante podrá recurrir ante la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez
(COMPIN) correspondiente, de conformidad con lo dispuesto en el inciso segundo del
artículo 194…
Los aspectos procesales del ejercicio de las facultades establecidas en el inciso anterior,
contenidos en el Reglamento correspondiente, serán fiscalizados por la Superintendencia”;
3.-
Finalmente, el Decreto N° 3 del Ministerio de Salud publicado en el DO el
28 de mayo de 1984 –cuya última modificación es de 16 de marzo de 2006- aprobó el
Reglamento de Autorización de Licencias Médicas por las COMPIN e ISAPRE.
En su Título I, Disposiciones Preliminares, su artículo 1° dispone que “Para los
efectos de este reglamento, se entiende por licencia médica el derecho que tiene el
trabajador de ausentarse o reducir su jornada de trabajo, durante un determinado lapso de
tiempo, en cumplimiento de una indicación profesional certificada por un médicocirujano, cirujano-dentista o matrona, en adelante “el o los profesionales”, según
corresponda, reconocida por su empleador en su caso, y autorizada por la Comisión de
Medicina Preventiva e Invalidez, en adelante “Compin”, de la Secretaría Regional
Ministerial de Salud, en adelante “Seremi”, que corresponda o Institución de Salud
previsional según corresponda, durante cuya vigencia podrá gozar de subsidio de
incapacidad laboral con cargo a la entidad de previsión, institución o fondo especial
respectivo, o de la remuneración regular de su trabajo o de ambas en la proporción que
corresponda”;
Su artículo 2°, en su inciso primero, que “Las normas de este reglamento serán
aplicadas a la tramitación de todas las licencias médicas que den origen a los
beneficios sobre protección del riesgo de enfermedad e incapacidad temporal
reguladas en las leyes N° s. 16.744, 18.469, 18.834, 18.458, 18.883, 19.070, 19.378 y
Código del Trabajo, cuya autorización corresponda a las Compin y a las Instituciones de
Salud Previsional, en adelante indistintamente ISAPRE. Su inciso tercero, en tanto, que
“En el caso de trabajadores dependientes afiliados a una ISAPRE, la tramitación y
autorización de las licencias corresponderá a la oficina de la ISAPRE en la cual
suscribió su contrato el trabajador o en aquella oficina de la misma Institución más cercana
al lugar donde presta sus servicios el trabajador, a elección de este último”;
En su Titulo II, Del Otorgamiento de las Licencias, su artículo 5° consigna que “La
licencia médica, es un acto médico administrativo en el que intervienen el trabajador, el
profesional que certifica, la Compin o ISAPRE competente, el empleador y la entidad
previsional o la Caja de Compensación de Asignación Familiar, en su caso”;
Su artículo 6°, que “La dolencia que afecte al trabajador, y el reposo necesario
para su recuperación deberán certificarse por un médico-cirujano, cirujano-dentista o
matrona, esta última en caso de embarazo y parto normal. Los profesionales mencionados,
considerando la naturaleza y gravedad de la afección, el tipo de la incapacidad que ésta
produzca y la duración de la jornada de trabajo del trabajador, podrán prescribir reposo
total o parcial”;
Su artículo 7°, que “Corresponderá al profesional certificar, firmando el
formulario respetivo, el diagnóstico de la afección del trabajador; establecer el
pronóstico, fijar el período necesario para su recuperación; el lugar de tratamiento o
reposo con su dirección, y teléfono; el tipo de éste, si constituye o no prórroga de uno
anterior; la fecha de concepción y la del nacimiento del hijo; la fecha y hora del accidente si
es del caso y el tipo de licencia. Asimismo, deberá dejarse constancia de los datos
profesionales y personales del otorgante”;
En su Título VI, De la Autorización de las Licencias por las Instituciones de Salud
Previsional (ISAPRE), su artículo 32 establece que “Corresponderá a las ISAPRE la
tramitación y autorización de las licencias médicas por enfermedad… y que sirven de
antecedente para el ejercicio de los derechos o beneficios legales que deben ser financiados
por ellas, respecto del trabajador que hubiere celebrado contrato de acuerdo a lo
establecido en los artículos 33 y siguientes de la Ley N° 18.933”;
Su artículo 33°, que “Para la debida calificación y autorización de las licencias
médicas, el control del correcto goce de este beneficio y las otras funciones que la ley y el
presente reglamento asignan a las ISAPRE, éstas deberán contar con el apoyo técnico de
médicos cirujanos y otros profesionales que ellas determinen”.
Su artículo 36°, que “El médico cirujano autorizado por la ISAPRE para
pronunciarse sobre la autorización, modificación o rechazo de las licencias, deberá
consignar bajo su firma, en el formulario de licencia…”. “De dicho pronunciamiento
deberá enviarse copia timbrada, por correo certificado a los domicilios registrados por el
trabajador y su empleador… dentro del plazo de dos días hábiles, contados desde la fecha
del pronunciamiento, sin perjuicio de mantener en archivo la resolución original…”;
Su artículo 37°, que “Autorizada la licencia por la ISAPRE… la ISAPRE estará
obligada a pagar al trabajador los subsidios estipulados contractualmente para el caso
de reposo preventivo o de incapacidad laboral temporal…”;
Su artículo 39°, que “En caso que una ISAPRE rechace o modifique la licencia
médica, el trabajador… podrán recurrir ante la Compin que corresponda....”;
Su artículo 40°, que “Es competente para conocer de estos reclamos la
Compin… El plazo para interponer estos reclamos, será de quince días hábiles contados
desde la recepción del pronunciamiento de la ISAPRE…”;
Su artículo 41°, que “El reclamo deberá ser presentado por escrito directamente a la
Compin..., señalando en forma precisa sus fundamentos…”;
Su artículo 42°, que “Recibido el reclamo la Compin requerirá informe a la
ISAPRE reclamada… La ISAPRE deberá informar, a más tardar dentro de los tres primeros
días hábiles siguientes al requerimiento. Transcurrido el plazo de 10 días, contados desde
la fecha de presentación del reclamo, la Compin emitirá su resolución con o sin el
informe de la ISAPRE reclamada”;
Su artículo 43, que “La Compin conocerá del reclamo en única instancia y su
resolución será obligatoria para las partes. Ella se notificará al reclamante y a la
ISAPRE para su cumplimiento en el plazo, condiciones y modalidades que fije la
misma resolución…”
Su artículo 45°, que “Corresponderá a la Superintendencia de Salud de acuerdo a
sus atribuciones, velar por la correcta aplicación por parte de las ISAPRE del presente
reglamento y fiscalizar la forma como ellas hacen uso de la facultad de autorizar las
licencias médicas que se someten a su trámite”.
Su artículo 46°, que “El pago al trabajador del subsidio a que da origen la
licencia médica, deberá efectuarse por las ISAPRE a lo menos con la misma
periodicidad que se pagan las remuneraciones del trabajador, no pudiendo en caso
alguno exceder de un mes…”
En su título VIII, De las Sanciones, su artículo 62° estatuye que “El pago de las
remuneraciones o subsidios a que da origen la licencia médica sólo podrá disponerse
una vez que la Compin respectiva o la ISAPRE, en su caso, hayan autorizado la
correspondiente solicitud de licencia, o haya transcurrido el plazo que tienen para
hacerlo, sin pronunciarse sobre ella”.
DUODÉCIMO:
Que, con la prueba rendida en autos, toda documental y que
no fue objetada por las partes, apreciada en forma legal, se tiene por acreditados los
siguientes hechos, que se han ordenado cronológicamente, para su mejor comprensión:
1.-
Que, entre las partes de este juicio, doña Livia Diola Consuelo Ivanovich
Segovia e ISAPRE Banmédica S. A. se celebró, con fecha 17 de noviembre de 2009, un
contrato de salud provisional indefinido, en conformidad con lo dispuesto en la Ley N°
18.933 y sus modificaciones, contenidas en el D.F.L. N° 1 de 2005 del Ministerio de Salud
y en las Circulares emitidas por la Superintendencia de Salud, la ex Superintendencia de
Isapres y sus modificaciones. Forman parte integrante del mismo, además de la normativa
legal y administrativa, los siguientes antecedentes (según se lee de su encabezado): a) Las
Condiciones Generales del Contrato de Salud Previsional; b) El Formulario de Declaración
de Salud; c) Las Garantías Explícitas de Salud (GES); d) El Plan de Salud
Complementario; e) La Cobertura Adicional para Enfermedades Catastróficas en Chile
(CAEC); f) El Formulario Único de Notificación (F.U.N.) tipo 1 y los demás que se
suscriban durante la vigencia del contrato; y g) Arancel o Nómina de Prestaciones
Valorizadas.
En lo que a la litis se refiere, ninguna cláusula especial contiene, debiendo regirse el
tema debatido, en consecuencia, por el marco legal expuesto en el fundamento que
antecede.
Dicho contrato, por último, se encuentra vigente, por no haberse rendido prueba
alguna que permita tener por acreditada su terminación o deshaucio, regulados, por lo
demás, en su artículo 17.
2.-
Que, el médico Víctor Ruiz Burdiles extendió en favor de la actora, la
Licencia Médica N° 30531737 de fecha 26 de mayo de 2010 (rolante a fojas 131 y
siguiente), por el período de 20 días de reposo laboral total a contar del 27 del mismo mes
y año (hasta el día 15 de junio de 2010), en base al diagnóstico principal de “trastorno
depresivo mod. (moderado) y trastorno de pánico”, además de “trastorno conversivo”.
Según consta de la misma licencia indicada en el párrafo anterior –en la parte
señalada como de uso exclusivo de la Isapre-, como asimismo de la Resolución Médica N°
001-531737, emanada de la ISAPRE Banmédica S. A., de fecha 2 de junio de 2010
(rolante a fojas 128), se redujo la referida licencia –autorizándosela sólo por 10 díasfundándose el rechazo del período no autorizado en la causal de “reposo injustificado”,
especificándose en ella “período de reposo solicitado no justificado con antecedentes
médicos aportados en licencia, se requiere que concurra a peritaje médico para resolver”.
Con fecha 27 de mayo de 2010, el médico tratante extendió un informe médico
complementario (rolante a fojas 127), informando en síntesis, con respecto al reposo
médico de la actora, que “la paciente, de 46 años, separada, 4 hijos, que tiene antecedentes
de T. de Pánico, Colitis Ulcerosa, Osteo Artrosis y Artritis, iniciando un nuevo cuadro,
cursando con diagnósticos de T. de Pánico, T. Ansioso con crisis conversivas,
encontrándose en tratamiento farmacológico con Sertralina y Clonazepam, persistiendo su
sintomática por el momento y habiendo surgido otras complicaciones de salud, por lo que
requiere estudio, tratamiento y permanecer en reposo hasta volver a ser evaluada”.
Con fecha 15 de junio de 2010 la actora presentó a la COMPIN la apelación de
la reducción de la licencia (rolante a fojas 126), adjuntando el informe médico antes
especificado.
La COMPIN de Punta Arenas, mediante Resolución Exenta N° 1341 de 15 de
junio de 2010 (rolante a fojas 125), resolvió “acoger el reclamo, debiendo La Isapre
autorizar la licencia individualizada, pagando el correspondiente subsidio en un plazo no
mayor a 7 días hábiles”.
Con fecha 17 de junio de 2010, la Doctora María Soledad Hevia Lago, de
Contraloría Médica de Isapre Banmédica S. A., informó a la COMPIN (mediante carta
rolante a fojas 129) –en respuesta a solicitud de antecedentes N° 222 de fecha 15 de junio
de 2010- que la licencia N° 30531737 fue reducida por el motivo “período de reposo
médico no está justificado con los antecedentes médicos aportados en dicha licencia, por
lo que se solicita que concurra a peritaje médico para mejor resolver” y que, dado que
dicho informe no había sido recepcionado por esa Contraloría Médica, se mantenía
reducida la licencia médica reclamada, en espera del resultado del informe de peritaje
mencionado, citado para el día 29 de junio de 2010, con el doctor Hernández. Acompañó a
su presentación el documento denominado histórico de licencias que rola a fojas 130.
De acuerdo con el certificado de subsidios de incapacidad laboral, de fecha 20 de
diciembre de 2010, acompañado por la propia parte demandada y que se encuentra en
custodia, la licencia N° 30531737 se pagó de la siguiente forma: el 10 de junio de 2010,
mediante dos pagos de $95.903, correspondientes a cinco días de subsidio cada uno (por los
períodos del 27 al 31 de mayo y del 1 al 5 de junio, del año 2010, respectivamente) y el 29
de junio de 2010, mediante un tercer pago de $191.806, correspondiente a diez días, por el
período del 6 al 15 de junio de 2010.
3.-
Que, por Resolución Médica N° 001-799406, emanada de la ISAPRE
Banmédica S. A., de fecha 21 de junio de 2010 (rolante a fojas 124), se rechazó la
licencia N° 30799406 extendida en favor de la actora por el período de 15 días de reposo
laboral total, a contar del 16 de junio de 2010 (hasta el 31 del mismo mes y año)
fundándose el rechazo en la causal de “reposo injustificado”, especificándose en ella
“período de reposo solicitado no justificado médicamente”.
Con fecha 16 de junio de 2010 el médico tratante, doctor Víctor Ruiz Burdiles,
extendió un informe médico complementario (rolante a fojas 123), informando en síntesis,
con respecto al reposo médico de la actora, que “la paciente, de 46 años, separada, 4 hijos,
tiene antecedentes de T. de Pánico, Colitis Ulcerosa, Osteo Artrosis y Artritis, iniciando un
nuevo cuadro, cursando con diagnósticos de T. de Pánico, T. Ansioso con crisis
conversivas, existiendo eventos nuevos en su vida que han aumentado la sintomatología y
descompensado sus patologías, encontrándose en tratamiento farmacológico con
Sertralina y Clonazepam, persistiendo su sintomática por el momento y habiendo surgido
otras complicaciones de salud, por lo que requiere estudio, tratamiento y permanecer en
reposo hasta que pase el período crítico”.
Con fecha 29 de junio de 2010, la actora fue además peritada por la Isapre, por
la médico psiquiatra doctora María Soledad Hernández Figueroa, suscribiendo dicho
informe además el Supervisor Técnico de Peritajes doctor Juan Pablo Osorio (rolante a
fojas 118 y siguientes),que fue remitido a la COMPIN -y recibido allí el 6 de julio de 2010que concluyó, respecto al reposo médico de la demandante: “Días acumulados de reposo a
la fecha de hoy día (incluye licencia médica actual): 49; fecha de inicio de última licencia:
16-06-2010; días de reposo indicados en la última licencia: 15; Respecto a última licencia
otorgada, corresponde reposo: sí, por un período completo; conclusión respecto del
reintegro laboral al examen actual del paciente: reposo bien indicado. Al momento de la
entrevista la paciente presenta un compromiso moderado de su capacidad funcional.
Podría estar en condiciones de reincorporarse a sus funciones laborales dentro de 14 días
a contar de hoy (es decir, a partir del 13 de julio de 2010)”.
Con fecha 7 de julio de 2010 la actora presentó a la COMPIN la apelación del
rechazo de la licencia (rolante a fojas 122), adjuntando el informe médico complementario
de su médico tratante, antes especificado.
La COMPIN de Punta Arenas, mediante Resolución Exenta N° 1582 de 23 de
julio de 2010 (rolante a fojas 121), resolvió “acoger el reclamo, debiendo La Isapre
autorizar la licencia individualizada, pagando el correspondiente subsidio en un plazo no
mayor a 7 días hábiles”.
De acuerdo con el certificado de subsidios de incapacidad laboral, de fecha 20 de
diciembre de 2010, acompañado por la propia parte demandada y que se encuentra en
custodia, la licencia N° 30799406 se pagó el 15 de julio de 2010, mediante un pago de
$287.709, correspondiente a 15 días de subsidio por el período del 16 al 30 de junio de
2010.
4.-
Que, el médico Víctor Ruiz Burdiles extendió en favor de la actora, la
Licencia Médica N° 31279776 de fecha 31 de julio de 2010 (rolante a fojas 116 y 117),
por el período de 15 días de reposo laboral total a contar del 31 del mismo mes y año
(hasta el 14 de agosto de 2010), en base al diagnóstico principal de “trastorno ansioso
reactivo con crisis de pánico, además de trastorno conversivo descompensado”.
Según consta de la misma licencia indicada en el párrafo anterior –en la parte de uso
exclusivo de la Isapre-, como asimismo de la Resolución Médica N° 001-279776,
emanada de la ISAPRE Banmédica S. A., de fecha 4 de agosto de 2010 (rolante a fojas
113), se rechazó la referida licencia, fundándose en la causal de “reposo injustificado”,
especificándose en ella “peritaje realizado no justifica solicitud de nuevo período de
licencia”.
Con fecha 31 de julio de 2010, el médico tratante extendió un informe médico
complementario (rolante a fojas 112), informando en síntesis, con respecto al reposo
médico de la actora, que “la paciente, de 46 años, separada, 4 hijos, tiene antecedentes de
T. de Pánico, Colitis Ulcerosa, Osteo Artrosis y Artritis, iniciando un nuevo cuadro,
cursando con diagnósticos de T. Ansioso reactivo con crisis conversivas, T. de Pánico
Colitis Ulcerosa descompensada, existiendo nuevos eventos en su vida que han aumentado
la sintomatología y descompensado sus patologías, encontrándose en tratamiento
farmacológico con Sertralina y Clonazepam, persistiendo su sintomática por el momento y
habiendo surgido otras complicaciones de salud, ha requerido trasladarse a Santiago para
tratamiento especializado y permanecer en reposo hasta volver a ser evaluada”.
Con fecha 12 de agosto de 2010, la actora presentó a la COMPIN la apelación
del rechazo de la licencia (rolante a fojas 111), adjuntando el informe médico antes
especificado.
La COMPIN de Punta Arenas, mediante Resolución Exenta N° 1964 de 12 de
agosto de 2010 (rolante a fojas 110), resolvió “acoger el reclamo, debiendo La Isapre
autorizar la licencia individualizada, pagando el correspondiente subsidio en un plazo no
mayor a 7 días hábiles”.
Con fecha 19 de agosto de 2010, la Doctora Noelle Salí Illanes, de Contraloría
Médica de Isapre Banmédica S. A., informó a la COMPIN (mediante carta rolante a
fojas 114) –en respuesta a solicitud de antecedentes N° 296 de fecha 13 de agosto de 2010)
que la licencia N° 31279776 fue invalidada por el motivo período de reposo no se justifica
debido a que es prórroga de reposo, el cual no está justificado con los antecedentes
médicos aportados y peritaje médico hecho por especialista, no justifica un nuevo período
de licencia. En cuanto a las razones técnicas para tomar esa determinación, señaló: 1.- Cabe
destacar que afiliado cursa reposo ininterrumpido por diagnóstico Episodio Depresivo a
contar del 12 de mayo de 2010, de los cuales se le han autorizado 80 días por igual
patología médica;2.- Se realizó peritaje médico el 29 de junio de 2010, el que concluye que
al momento de la entrevista corresponde reposo médico solicitado, estaría en condiciones
de reintegrarse a su trabajo al término de licencia médica N° 3080138, vale decir, el 31 de
julio de 2010. Al examen mental paciente presenta un compromiso moderado de su
capacidad funcional, tratamiento corresponde pero debe agregarse psicoterapia y requiere
mayor dosis de ansiolítico. 3.- Bajo todos estos conceptos se considera injustificado y
excesivo reposo solicitado. Adjuntó a la respuesta a la COMPIN el documento denominado
histórico de licencias, que rola a fojas 115.
Con fecha 24 de agosto de 2010 la actora presentó el reclamo N° 951099 a la
Superintendencia de Salud (rolante a fojas 98), donde estampó, como descripción del
problema, que “la Isapre no ha dado cumplimiento a la resolución de la COMPIN, dicen
que no la han recibido y que tendría fecha de pago para septiembre, esta situación se ha
repetido con todas mis licencias, lo que me tiene con grandes dificultades económicas, que
incluso me impiden comprar los medicamentos que requirió (sic), para mis otras
enfermedades, formulando como solicitud concreta que la Isapre cancele en las fechas que
corresponde”. Dicho reclamo, de acuerdo al ORD /A12R N° 364 (rolante a fojas 99)
dirigido con esa misma fecha a la reclamante por doña Nelly Jeldres Molina, Agente
Regional de Magallanes y la Antártica Chilena de la Superintendencia de Salud, fue
sometido al procedimiento especial de tramitación de reclamos establecido en la Circular IF
N° 4 de 6 de mayo de 2005, siendo notificado electrónicamente a la Isapre, para que dentro
de 5 días informara por escrito y diera total cumplimiento a lo resuelto por la COMPIN.
Finalmente, la propia demandada –representada por la Jefe Gestión Clientes de
Isapre Banmédica S. A., doña Soledad Arceu Reyes- con fecha 30 de agosto de 2010,
mediante carta dirigida a la demandante (rolante a fojas 100) le informó que, luego de
efectuar el debido análisis de los antecedentes que obraban en su poder, confirmaron que
con fecha 24 de agosto de 2010, recepcionaron la resolución N° 1964 de la COMPIN, la
que fue validada oportunamente y, acorde con lo anterior, el pago respectivo se encontraba
disponible para su retiro en su sucursal Punta Arenas. En su último párrafo agregó que
“Con todo, lamentamos las molestias que esta situación le haya ocasionado, por lo que
quedamos a su disposición a través de nuestras Sucursales de Atención de Público, Call
Center… o página web… a fin de atender cualquier duda o inquietud relacionada con su
contrato de salud”.
De acuerdo con el certificado de subsidios de incapacidad laboral, de fecha 20 de
diciembre de 2010, acompañado por la propia parte demandada y que se encuentra en
custodia, la licencia N° 31279776 se pagó de la siguiente forma: el 31 de agosto de 2010,
mediante dos pagos, el primero de $19.181 y el segundo de $268.709, correspondientes a
uno y quince días de subsidio, respectivamente, por los períodos respectivos del día 31 de
julio de 2010 y de los días 1 al 14 de agosto del mismo año.
5.-
Por resolución médica N° 001-283886 de fecha 2 de septiembre de 2010,
emanada de la ISAPRE Banmédica S. A., de fecha 4 de agosto de 2010, rechazó la
licencia N° 31283886 (emitida por 15 días a partir del 30 de agosto de 2010) por la causal
de “reposo injustificado”, específicamente por la causa de “peritaje médico realizado no
justifica solicitud de nuevo período de licencia”, según copia simple acompañada por la
demandante en su presentación de fojas 74, bajo el N° 7 y que se encuentra en custodia.
Por Resolución Exenta N° 2236 de la COMPIN, suscrita por el doctor Luis
Mayorga Vladilo, de fecha 7 de septiembre de 2010, refiriéndose a la reclamación de la
demandante en contra de la demandada, por el rechazo de dicha licencia, extendida por un
total de 15 días a contar del 30 de agosto de 2010, resolvió “acoger el reclamo, debiendo
La Isapre autorizar la licencia individualizada, pagando el correspondiente subsidio en un
plazo no mayor a 7 días hábiles”, según consta también de copia simple acompañada por la
actora y que también está en custodia.
De acuerdo con el certificado de subsidios de incapacidad laboral, de fecha 20 de
diciembre de 2010, acompañado por la parte demandada y que se encuentra en custodia, la
licencia N° 31283886 se pagó de la siguiente forma: el 24 de septiembre de 2010,
mediante dos pagos, el primero de $38.361 y el segundo de $249.348, correspondientes a
dos y trece días de subsidio, respectivamente, por los períodos respectivos del día 30 al 31
de agosto de 2010 y del 1 al 13 de septiembre del mismo año.
En este punto en particular, es necesario precisar que se han tenido por acreditados
los hechos descritos en este punto específico, no obstante que el mismo doctor Luis
Mayorga Vladilo, presidente de la COMPIN de Magallanes, al dar cumplimiento a la
medida para mejor resolver decretada por el tribunal, al remitir todos los antecedentes que
motivaron la autorización de licencias médicas de doña LIVIA IVANOVICH
SWEGOVIA, informó que la licencia N° 31283886 “no ha sido apelada ante esta
COMPIN”, pues dicha aseveración, con el mérito de los documentos ya especificados,
resultó desvirtuada.
6.-
Que, por Resolución Médica N° 001-773948, emanada de la ISAPRE
Banmédica S. A., de fecha 16 de septiembre de 2010 (rolante a fojas 108), se rechazó la
licencia N° 31773948 extendida en favor de la actora por el período de 15 días de reposo
laboral total a contar del 14 de septiembre de 2010 (hasta el 28 del mismo mes y año)
fundándose el rechazo en la causal de “reposo injustificado”, especificándose en ella
“peritaje médico realizado no justifica solicitud de nuevo período de licencia, prórroga de
reposo no justificado con antecedentes se solicita concurrir a peritaje”.
Con fecha 14 de septiembre de 2010, el médico tratante, doctor Víctor Ruiz
Burdiles, extendió un informe médico complementario (rolante a fojas 107), informando
en síntesis, con respecto al reposo médico de la actora, que “la paciente está enfrentando
una separación conyugal reciente, con 4 hijos, una de las cuales se encuentra con un
embarazo de alto riesgo por AR juvenil, agregando que tiene antecedentes de T. de Pánico,
Colitis Ulcerosa, Osteo condritis, T. conversivo, debido a lo que ha presentado síntomas
depresivos, somatizaciones que la han llevado a descompensación de sus patologías (vista
en Santiago) y reagudización de su T. de Pánico ya presentado. Ha tenido duelos
importantes con pareja, hijos, casa, que la llevan a plantearse dejar la ciudad y comenzar
de nuevo en otra, lo que debe resolver a la brevedad. Cursa con diagnósticos de T.
Depresivo Severo, T. de Pánico, Colitis Ulcerosa descompensada, habiendo tenido una
descompensación de su cuadro, producto de rechazos de su licencia por parte de su
ISAPRE y peritajes a los que ha tenido que someterse, sufriendo retraumatización. Se
encuentra en tratamiento farmacológico con antidepresivos, Sertralina, Valpax, Reflejan y
polivitamínicos. Persiste crisis de angustia, conducta anoréxica por carencias vitamínicas,
duelo en etapa de ira, retraimiento y períodos depresivos, por lo que no puede volver a su
trabajo por el momento”.
Con fecha 27 de septiembre de 2010, el médico tratante, gastroenterólogo don Luis
Álvarez López, extendió un informe médico (rolante a fojas 109), informando, en resumen,
que “la paciente diagnostica el año 2009 de Pancolitis ulcerosa severa que requirió uso de
altas dosis de 5-ASA y esteroides para control de crisis. En control con Azulfidine, consulta
nuevamente el 22 de septiembre por reactivación de patología por subtratamiento con
Azulfidine. Se inicia nuevo curso de esteroides orales, régimen y reposo hasta control de
crisis. Esta patología es de curso crónico con control médicos y exámenes en forma
regular”.
Con fecha 29 de septiembre de 2010 la actora presentó a la COMPIN la
apelación del rechazo de la licencia (rolante a fojas 106), adjuntando los informes
médicos antes especificados.
La COMPIN de Punta Arenas, mediante Resolución Exenta N° 2417 de 29 de
septiembre de 2010 (rolante a fojas 105), resolvió “acoger el reclamo, debiendo La Isapre
autorizar la licencia individualizada, pagando el correspondiente subsidio en un plazo no
mayor a 7 días hábiles”.
De acuerdo con el certificado de subsidios de incapacidad laboral, de fecha 20 de
diciembre de 2010, acompañado, como se ha dicho, por la parte demandada y que se
encuentra en custodia, la licencia N° 31773948 se pagó el 25 de octubre de 2010, por un
total de $287.709, correspondiente a 15 días de subsidio, por el período del 14 al 28 de
septiembre de 2010.
DÉCIMO TERCERO:
Que, establecidos los hechos consignados en el
considerando anterior, debe calificarse si, de acuerdo a su mérito, se ha probado el
cumplimiento o incumplimiento de las obligaciones que el contrato de salud
previsional celebrado entre las partes, impuso.
1.-
En relación a la licencia N° 30531737, habiendo sido ésta reducida por la
ISAPRE –dentro de sus facultades- y reclamada dicha reducción por la actora a la
COMPIN, ésta última acogió el reclamo el 15 de junio de 2010, fijando a la ISAPRE un
plazo no mayor a siete días hábiles para el pago del subsidio respectivo (en este caso,
correspondiente a los 10 días originalmente reducidos), lo que no cumplió, pues pagó al
undécimo día hábil, el 29 de junio de 2010. Consta además, del documento enviado por la
ISAPRE a la COMPIN el 17 de junio –dos días después de que se acogiera el reclamo- que
dicha institución, no obstante lo resuelto, a la fecha de su informe mantenía reducida la
licencia reclamada, en espera del resultado de un peritaje médico por ella dispuesta, fijado
precisamente para el 29 de junio de 2010, con lo que el no pago en la fecha ordenada le es
absolutamente imputable. Además de incumplir lo ordenado por la Compin, se incumplió
con la obligación de pagar las licencias con la misma periodicidad que la remuneración y
en ningún caso superior a treinta días, pues transcurrió más de un mes desde la fecha en que
se extendió la licencia y el pago completo de la misma.
2.-
En relación a la licencia N° 30799406, habiendo sido ésta rechazada por la
ISAPRE –dentro de sus facultades- y reclamada de igual forma por la actora, no obstante
haber sido acogido el reclamo por la COMPIN el 23 de julio de 2010, la ISAPRE ya la
había pagado al día 15 del mismo mes, en el tiempo intermedio entre la apelación de la
demandante y la resolución del COMPIN. En consecuencia, si bien no incumplió lo
resuelto por la COMPIN, la ISAPRE, habiendo peritado a la paciente el 29 de junio –a
propósito de la licencia anterior- y concluido la pericia que su reposo era procedente hasta
al menos el 12 de julio, estando consecuencialmente en pleno conocimiento de que también
era procedente ésta licencia N° 30799406, pues abarcaba hasta el 31 de junio, retardó su
pago hasta el 15 de julio. Vale decir, habiendo cumplido sus propios procedimientos
internos para revisar el diagnóstico médico de la actora y constándole la procedencia
de su reposo, al menos hasta el 12 de julio, no obstante ello y estando obligada a
hacerlo, no pagó la licencia 30799406 sino el día 15 del mismo mes, esto es, con catorce
días hábiles de retraso, situación que le es plenamente imputable.
3.-
En relación a la licencia N° 31279776, habiendo sido también ésta
rechazada por la ISAPRE –dentro de sus facultades- y reclamada por la actora a la
COMPIN, ésta última acogió el reclamo el 12 de agosto de 2010, fijando a la ISAPRE un
plazo no mayor a siete días hábiles para el pago del subsidio respectivo, lo que no
cumplió, pues pagó al décimo quinto día hábil, el 31 de agosto de 2010. Consta además,
del documento enviado por la ISAPRE (suscrito por la doctora Noelle Salí Illanes, de
Contraloría Médica de la ISAPRE) a la COMPIN el 19 de agosto de 2010, a requerimiento
de esta última –siete días después de que se acogiera el reclamo- que Banmédica S. A., no
obstante lo resuelto por la COMPIN, informó que la licencia había sido invalidada por los
motivos allí señalados, conceptos bajo los cuales consignó se considera injustificado y
excesivo reposo solicitado, con lo que el no pago en la fecha ordenada le es imputable.
Además, tampoco cumplió con la obligación de pagar las licencias con la misma
periodicidad que la remuneración, pues no obstante tratarse de quince días de
remuneración, su pago tomó más de un mes.
Cobra especial relevancia respecto de esta licencia que, debido al no pago en la
fecha ordenada por la COMPIN, la actora reclamó a la Superintendencia de Salud, la
que lo derivó a la propia ISAPRE, institución que respondió a la demandante, mediante
carta de fecha 30 de agosto de 2010 –suscrita por la Jefe Gestión Clientes de la ISAPRE,
doña Soledad Arceu Reyes- señalándole que habían recepcionado la resolución de la
COMPIN el 24 del mismo mes, lo que, de acuerdo al documento suscrito por Contraloría
Médica de la misma institución, referida en el párrafo anterior, no era efectivo, pues ya
tenían conocimiento de la misma a lo menos el día 19 de agosto. Por último, en este
documento dirigido a doña Livia Ivanovich, la representante de la demandada expone “con
todo, lamentamos las molestias que esta situación le haya ocasionado, por lo que
quedamos a su disposición…”, reconociendo así su responsabilidad en el incumplimiento
señalado.
4.-
En relación a la licencia N° 31283886, también rechazada por la ISAPRE –
dentro de sus facultades- y reclamada por la actora a la COMPIN, ésta última acogió el
reclamo el 7 de septiembre de 2010, fijando a la ISAPRE un plazo no mayor a siete días
hábiles para el pago del subsidio respectivo, lo que no cumplió, pues pagó al décimo
quinto día hábil, el 24 del mismo mes y año. Huelga decir que tampoco cumplió con la
obligación de pagar las licencias con la misma periodicidad que la remuneración, pues no
obstante tratarse de quince días de remuneración, su pago tomó veinticinco días.
5.-
Finalmente, en relación a la licencia N° 31773948, rechazada por la ISAPRE
–siempre dentro de sus facultades- y reclamada por la demandante a la COMPIN, ésta
última acogió el reclamo el 29 de septiembre de 2010, fijando los mismos siete días hábiles
de plazo a la ISAPRE para el pago del subsidio, lo que nuevamente incumplió, al pagar
sólo el 25 de octubre del mismo año, esto es, al vigésimo segundo día hábil, incumpliendo
sobradamente la periodicidad máxima establecida para el pago de las licencias, igual a la
de la remuneración.
DÉCIMO CUARTO:
Que, lo concluido en el basamento anterior, sin
duda constituye, a juicio de este sentenciador, incumplimiento de las obligaciones
emanadas del contrato de Salud Previsional, para la ISAPRE Banmédica S. A.
En términos simples, dicho contrato impone a la ISAPRE la obligación de pagar los
subsidios de salud del cotizante, para cubrir sus licencias médicas –que implican que pueda
faltar a su trabajo en caso de enfermedad, para recuperar su salud, recibiendo una suma
equivalente a un porcentaje de su remuneración para su subsistencia, no obstante no
desarrollar sus labores- a cambio del precio consistente en el pago de las respectivas
cotizaciones de salud previsional –porcentaje mensual de su remuneración- a dicha
Institución.
El Sistema Privado de Salud Administrado por las Instituciones de Salud
Previsional, permite que las personas puedan afrontar sus gastos de salud en forma más
racional, procurando descontar mensualmente montos fijos de su remuneración –
cotizaciones legales- que se pagan a la ISAPRE para que, en el evento de encontrarse
incapacitados para generar remuneración por motivo de enfermedad, les pague los
respectivos subsidios, que se establecen en directa relación al plan de salud que hubiesen
contratado, esto es, a mayor cotización, mayor cobertura y beneficios.
Así, lo esperable para un cotizante es que, cumpliendo los requisitos –acreditando
su enfermedad- se le pague el subsidio convenido.
Dada el gran volumen de contratantes y los montos de dinero comprometidos –la
cantidad de recursos y requisitos exigidos para que una ISAPRE funcione como tal- casi
todas las normas que regulan este tipo de contratos, buscan resguardar a la Institución del
posible mal uso de los subsidios por parte de los cotizantes. Basta ver al respecto las
causales de terminación del contrato acompañado en autos.
Sin embargo, a pesar de su profusa regulación, pocas sanciones existen para la
Institución de Salud Previsional en caso de incumplimiento, quedando sujeta la supervisión
de la corrección de su proceder a la Superintendencia de Salud, sin perjuicio, por cierto, de
la posibilidad del cotizante, como contratante, de demandar la indemnización de los
perjuicios que pudiese sufrir a raíz de aquello.
En el caso de marras, lo esperable para la actora era al menos que, extendida la
licencia médica por su médico tratante, en base al diagnóstico por él efectuado, el subsidio
respectivo le fuera pagado oportunamente, es decir, o bien autorizándose de inmediato su
pago o, reducida o rechazada por la ISAPRE la licencia, una vez cumplidos los requisitos
exigidos por dicha institución o bien, habiendo reclamado de la reducción o rechazo ante la
COMPIN y acogido por esta última el reclamo respectivo, en el plazo que ella fijara y, en
todo caso, con la misma periodicidad que su remuneración.
En consecuencia, los atrasos reiterados que se han acreditado en el proceso, ya
explicitados, se estiman no simplemente constitutivos de mora en estricto rigor -en
cuanto cumplimiento tardío- sino que de cumplimiento imperfecto o incumplimiento
propiamente tal, pues aparece que el pago de los subsidios, en tiempo y forma, fijado
además por la ley, es parte del cumplimiento cabal e íntegro de la obligación –más que un
elemento de la naturaleza del contrato, en los términos del artículo 1.444 del Código Civil,
que se entiende pertenecerle sin necesidad de una cláusula especial-, pues en este caso, se
insiste, las normas que fijan la periodicidad del pago se consideran parte integrante del
mismo contrato. En lo particular, constituyen infracción al artículo 20 del D.F.L N° 44 del
Ministerio del Trabajo y Previsión Social, publicado en el DO del 24 de julio de 1978, a los
artículos 37, 43 y 46 del Decreto N° 3 del Ministerio de Salud, publicado en el DO de 28 de
mayo de 1984 y por extensión al artículo 196 del D.F.L N° 1 del Ministerio de Salud
publicado en el DO de 24 de abril de 2006.
Además, debe tenerse en consideración que, de acuerdo a los artículos 1.546 y 1.547
del mismo código, los contratos deben ejecutarse de buena fe y el deudor es responsable de
la culpa leve en los contratos que se hacen para beneficio recíproco de las partes, como es
este el caso.
Así, estos atrasos reiterados e imputables a la ISAPRE –que en el caso de los
números 2 y 3 del basamento anterior, consta además expresamente que se produjeron con
pleno conocimiento de la irregularidad de su propia actuación- ciertamente son
incumplimientos del contrato o cumplimientos imperfectos del mismo, que implican
culpa leve –falta de aquella diligencia y cuidado que los hombres emplean ordinariamente
en sus negocios propios- y autorizan, consecuencialmente, al resarcimiento de los daños
causados.
Por otra parte y sin perjuicio de que ya se afirmó la procedencia de la petición
directa de la indemnización de daños morales sin necesidad de solicitar el cumplimiento o
la resolución del contrato, esto último, en el caso particular del Contrato de Salud
Previsional, resultaría impracticable en la práctica pues, requiriendo la demandante
precisamente el pago de los subsidios debido a su enfermedad –evento que le impidía
transitoriamente generar ingresos- y dada toda la normativa que impide que las ISAPRES
cubran enfermedades preexistentes, malamente se puede exigir a la actora que, para pedir el
resarcimiento de daño moral, previamente debiese pedir la resolución del contrato, que le
implicaría quedar en un estado de desvalimiento e indefensión, sin posibilidad de cubrir
dicha contingencia a través de un nuevo contrato con una ISAPRE distinta, es decir,
quedando más expuesta al daño; en tanto, pedir su cumplimiento forzado es precisamente lo
que hizo cada vez que reclamó ante el COMPIN o la Superintendencia de Salud y tampoco
podía exigírsele que lo hiciera en esta sede, desde que el contrato seguía vigente, según
confirmó la propia demandada.
Como consideración adicional, es necesario destacar lo dificultoso que se ha
evidenciado el interpretar y entender cabalmente, para una persona lega, la documentación
a través de la cual se va dando cumplimiento al procedimiento establecido para la
autorización de las licencias médicas, consistente en formularios tipo, llenos muchas veces
con frases lacónicas y otras tantas con errores u omisiones, al punto que, en el caso de
autos, sólo fue posible llegar a una reconstrucción cabal de los hechos –los que finalmente
se han tenido por acreditados- a través de aquéllos remitidos por un tercero ajeno a la litis,
que no obstante intervino en dicho proceso, como es la COMPIN, sin perjuicio de lo cual,
incluso dicha entidad informó erróneamente en relación a una de las licencias en estudio,
según ya se explicó.
Como ha sostenido reiteradamente la jurisprudencia de la Excma. Corte Suprema, la
existencia de una obligación determina un estado jurídico que el legislador se encuentra en
la necesidad de proteger. Por otra parte, las prestaciones nacidas del contrato tienen para las
partes la misma eficacia que una ley, según reza el artículo 1.545 del Código Civil y, en
consecuencia, su incumplimiento importa en realidad la comisión de un acto ilícito, en el
sentido de que es contrario a Derecho.
Así las cosas, no cabe más que estimar que la responsabilidad fruto del accionar de
la ISAPRE produce la obligación de indemnizar los perjuicios ocasionados por dicho actuar
negligente.
DÉCIMO QUINTO: Que, establecidos los incumplimientos contractuales de la
parte demandada y la obligación de la ISAPRE de resarcir los daños ocasionados por su
falta de diligencia, corresponde dilucidar si se acreditó el daño moral invocado por la
actora, así como el nexo causal que tendría con dichos incumplimientos.
Si bien el daño moral no está definido en nuestra legislación, siguiendo a doña
Carmen Domínguez (citada por don René Abeliuk en la pág. 1.238 de la obra citada supra),
puede decirse que está constituido por el menoscabo de un bien no patrimonial, que irroga
una lesión a un interés moral por una que se encontraba obligada a respetarlo… y será
calificado como derivado de contrato, cuando sea una consecuencia del incumplimiento de
un contrato por aquél que estaba obligado a cumplirlo”.
El mismo autor, citando una definición dada por la Excma. Corte Suprema con
fecha 18 de abril de 2006 (pág.1239 de la misma obra), señala que “La jurisprudencia
reiterada de esta Corte de casación afirma que el daño moral es la lesión efectuada
culpable o dolosamente, que significará molestias en la seguridad personal del afectado,
en el goce de sus bienes o en un agravio a sus afecciones legítimas de un derecho subjetivo
de carácter inmaterial e inherente a la persona e imputable a otra. Dado que sin duda no
es de naturaleza propiamente económica y no implica, en consecuencia, un deterioro o
menoscabo real en el patrimonio de la misma… posee una naturaleza eminentemente
subjetiva”.
En el caso de marras, dicho daño moral, como estado de aflicción, desesperación y
dolor de doña Livia Diola Consuelo Ivanovich Segovia, así como su producción debida al
incumplimiento contractual imputable a la ISAPRE demandada, puede colegirse sin lugar a
dudas del hecho de habérsele retardado injustificada y reiteradamente el pago de los
subsidios correspondientes a sus licencias médicas, precisamente cuando estas mismas le
exigían guardar reposo y se referían, además, a patologías mentales –depresión, ataques de
pánico-, cuya recuperación le exigía mantener un estado de sosiego y estabilidad que le fue
injustamente perturbado . Sin perjuicio de lo anterior, dicho estado prolongado de aflicción,
así como el nexo con el incumplimiento de la demandada, ha quedado acreditado en forma
irrefragable a través del documento rolante a fojas 107 –remitido por la Compin de Punta
Arenas-, consistente en el informe médico complementario elaborado por su médico
tratante, don Víctor Ruiz Burdiles, con fecha 14 de septiembre de 2010 –al justificar el
otorgamiento de la quinta licencia médica cuestionada por la ISAPRE-, que consignó, en la
parte que interesa, que “la paciente… tiene antecedentes de T. de Pánico, Colitis Ulcerosa,
Osteo condritis, T. conversivo, debido a lo que ha presentado síntomas depresivos,
somatizaciones que la han llevado a descompensación de sus patologías (vista en Santiago)
y reagudización de su T. de Pánico ya presentado… Cursa con diagnósticos de T.
Depresivo Severo, T. de Pánico, Colitis Ulcerosa descompensada, habiendo tenido una
descompensación de su cuadro, producto de rechazos de su licencia por parte de su
ISAPRE y peritajes a los que ha tenido que someterse, sufriendo retraumatización…”.
Como se ha dejado asentado en el fundamento que antecede, el incumplimiento o
cumplimiento imperfecto del contrato –al retrasar injustificada y reiteradamente los pagos
por licencias que eran procedentes- causaron entonces un agravamiento de las patologías de
la actora, causándole un daño moral que debe entonces forzosamente ser resarcido por la
demandada.
En cuanto a su monto, no siendo susceptible, por sus características y naturaleza,
de prueba directa, considerando las especiales circunstancias del caso, ya descritas, se
regula prudencialmente en la suma de $10.000.000 (diez millones de pesos), que deberá
ser pagado en la forma que se dirá en lo resolutivo.
DÉCIMO SEXTO: Que la prueba que no se analizó –la aportada por la
demandante, señalada en los números 9 a 15 del considerando octavo y la acompañada por
la demandada, consignada en los números 2 y 4 a 6 del fundamento noveno- no permitió
concluir cosa alguna distinta respecto a los hechos controvertidos, por lo que en nada
altera lo concluido.
DÉCIMO SÉPTIMO: Que, la parte demandada será además condenada al pago
de las costas de la causa, por haber sido completamente vencida.
Y VISTO, además, lo dispuesto en los artículos 144, 253 y siguientes, 346 N° 3 y
426 del Código de Procedimiento Civil, 44, 1.437, 1.439, 1.545, 1.546, 1.547, 1.553, 1.556,
1.560 y siguientes, 1.698 y 1.702 del Código Civil, artículo 20 del D.F.L N° 44 del
Ministerio del Trabajo y Previsión Social, publicado en el DO del 24 de julio de 1978,
artículos 37, 43 y 46 del Decreto N° 3 del Ministerio de Salud, publicado en el DO de 28 de
mayo de 1984 y artículo 196 del D.F.L N° 1 del Ministerio de Salud publicado en el DO de
24 de abril de 2006, SE DECLARA QUE:
I.-
SE ACOGE la demanda deducida por doña LIVIA DIOLA CONSUELO
IVANOVICH SEGOVIA en contra de ISAPRE BANMÉDICA S.A., representada por don
JORGE PLAZA OVIEDO, ya individualizados y, en consecuencia, SE CONDENA a esta
última a pagar a la primera, a título de indemnización del daño moral causado por el
incumplimiento del contrato de salud previsional que liga a las partes –explicitado en
los considerandos décimo tercero y décimo cuarto del presente fallo- la suma de
$10.000.000 (diez millones de pesos).
II.-
La suma ordenada pagar deberá serlo reajustada según la variación que
experimente el Índice de precios al Consumidor a contar de que la sentencia se encuentre
ejecutoriada y hasta su pago efectivo, con más los intereses corrientes para operaciones
reajustables, sólo en el evento de la mora y hasta la fecha de su pago efectivo, todo según
liquidación que se efectuará en su oportunidad.
III.-
La parte demandada deberá además pagar las costas de la causa, por haber
resultado completamente vencida.
Anótese, regístrese, notifíquese y, en su oportunidad, archívese.
C-1562-2010.
PRONUNCIADA POR DON GUILLERMO CÁDIZ VATCKY, JUEZ TITULAR.
AUTORIZA DON GONZALO CELEDÓN BULNES, SECRETARIO TITULAR.
En Punta Arenas, a dieciocho de Mayo de dos mil doce, se notificó por el estado
diario, la resolución precedente
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