IV Jornadas sobre mujeres y medios de comunicación Universidad del País Vasco (Bilbao) 26 y 27 de abril de 2012 Ponencia de la consejera del Consejo del Audiovisual de Cataluña Dolors Comas d’Argemir i Cendra 1 Representación de las mujeres en los medios. Experiencias de coregulación desde el Consejo del Audiovisual de Cataluña Women’s representation in the media: Co-regulation experiences from the Audiovisual Media Council of Catalonia Dolors Comas d’Argemir Consell de l’Audiovisual de Catalunya [email protected] [email protected] Resumen Este artículo plantea las posibilidades y límites de la regulación y de la autorregulación de los medios de comunicación con el objetivo de mejorar la representación de las mujeres. Actualmente disponemos de muchas investigaciones que aportan un diagnóstico sobre la representación de las mujeres en los medios. Necesitamos avanzar en las propuestas y actuaciones que fomenten una representación equilibrada y justa de las mujeres desde el rigor y la profesionalidad. El artículo presenta diversas actuaciones del Consejo Audiovisual de Cataluña: 1) el monitoreo de los medios para hacer visibles los desequilibrios entre hombres y mujeres y valorar su evolución, 2) la elaboración de recomendaciones para mejorar los tratamientos mediáticos y 3) la elaboración de materiales formativos para incorporar la perspectiva de género. El proyecto Género y medios de comunicación: Instrumentos para visibilizar las aportaciones de las mujeres es la realización más reciente como impulso a la formación y a la autorregulación. Palabras clave: género, medios de comunicación, representación de las mujeres, cambio social Abstract This article deals with the possibilities and the limits of regulatory instruments and selfregulatory mechanisms in relation to the objective of improving women’s representation in the media. Many pieces of researches contribute to the diagnosis of gender portrayal and representation in the news media. We need proposals and actions in order to obtain a balanced and diverse representation of women in the media. This action would be in alignment with the rigor and professional criteria of media. The article explains some actions carried out by the Audiovisual Council of Catalonia: 1) monitoring media to highlight the imbalances between men and women; 2) guidelines which serve to improve media quality and treatment of news and 3) the creation of training tools for journalists and universities in order to incorporate gender perspective. The project Gender and media. Tools to make women’s contribution heard 2 is the latest action used to promote gender training and broadcasters self-regulatory mechanisms for gender perspective. Keywords: gender, mass media, women’s representation, social change 0. Introducción: rompiendo esquemas, reproduciendo estereotipos Las mujeres han experimentado una fuerte transformación en sus patrones de vida y participación en la sociedad y están mucho más presentes en el espacio público (mundo laboral, política, cultura, deporte…). Este proceso es fruto de una revolución social acumulativa y de cambios en la hegemonía de valores, de luchas de movimientos sociales como el feminismo y de la incorporación de la noción de igualdad en la agenda política y en la sociedad. Los medios de comunicación, sin embargo, no reflejan suficientemente esta realidad. Las mujeres de hoy han roto con los esquemas “tradicionales” que encorsetaban la vida de nuestras madres y abuelas. Pero los cambios no son homogéneos en la sociedad y, por tanto, afectan de forma desigual. Efectivamente, hay mujeres hoy que tienen poder, o que ejercen parcelas de poder como alcaldesas, ministras, directoras de empresas, profesionales de la medicina, de la economía o de la arquitectura, deportistas de élite, jueces, empresarias, científicas, actrices... Muestran que la igualdad es posible y que, a diferencia de hace unos años, las mujeres pueden alcanzar cotas elevadas de poder, incluso en campos donde habían estado excluidas. Ésta es, sin embargo, una cara de la moneda, porque hay la otra: la mayoría de mujeres ocupan posiciones inferiores a los hombres y son más vulnerables a la precariedad laboral, la inseguridad, la pobreza o la discriminación. No es contradictorio: ambas dimensiones forman parte de una misma realidad. Las mujeres con poder encarnan el valor de la igualdad de oportunidades y de derechos entre hombres y mujeres, y, en cambio, la situación de la mayoría de mujeres muestra la dificultad de conseguir la igualdad real, y que existe una discriminación masiva de las mujeres. Esta última dimensión afecta también a las mujeres con poder, pues muchas veces han de vencer resistencias, estereotipos y desconfianza por el mero hecho de ser mujeres y, como se ha insistido muchas veces, han de aportar un plus de trabajo y de esfuerzo para demostrar su capacidad. Los medios de comunicación expresan estas mismas contradicciones existentes en la sociedad. Por un lado han integrado los cambios que las mujeres han experimentado y han diversificado sus representaciones. La primera presentadora de televisión de la historia, Barbara Mondell, en la ITV de Gran Bretaña en 1955, presentaba las noticias desde una cocina, rodeada de platos y cachivaches (Curran, 2005: 28). Hoy esto sería impensable. Los medios han ido introduciendo progresivamente imágenes más variadas de las mujeres, especialmente a partir de 1980. Hay actualmente series de ficción en que las mujeres son motor de la acción, sea como policías o ejecutando actos criminales, rebelándose contra las injusticias o luchando por su libertad. Intermitentemente se publican o emiten reportajes que explican la situación de las mujeres en ámbitos como la ciencia, los negocios, la cultura o la política y hay que reconocer que los medios han tenido un importante papel en la sensibilización de la sociedad española respecto a la violencia contra las mujeres. Además, podemos encontrar algunas noticias que no hacen un trato diferenciado ni estereotipado cuando se refieren a una mujer, y es que algunos 3 profesionales se están esforzando en incorporar la perspectiva de género en su actividad, aunque esto, hay que subrayarlo, es minoritario. Pero en términos generales, y fuera de las excepciones que hemos comentado, los medios hacen una representación pública de hombres y mujeres diferenciada y asimétrica. En las noticias las mujeres aparecen con roles de poco prestigio y escasamente como expertas, se remarca el hecho de ser mujer, se especifica la condición familiar y los modelos masculinos se toman como referente para medir sus actuaciones. En los programas de entretenimiento y también en la publicidad, frecuentemente las mujeres son presentadas como objetos sexuales, o bien como personas con escaso criterio y falta de autoridad. A menudo las mujeres aparecen como complemento de los personajes masculinos o como meras acompañantes mudas de los mismos. Mencionaré finalmente las series de ficción y los programas específicamente dedicados a las mujeres, que son los que en mayor medida reproducen unos estereotipos tradicionales, tanto de las mujeres como de los hombres, que no se corresponden con la realidad actual y pertenecen de hecho al pasado. Los medios de comunicación no sólo informan o entretienen. También transmiten símbolos, metáforas y representaciones. Construyen referentes sociales y contribuyen a la construcción de la identidad (Comas d’Argemir, 2008). La televisión ocupa un lugar hegemónico debido al efecto de realidad que tiene la imagen. Las características de la producción televisiva y el hecho de dirigirse a un público muy amplio, hacen que el discurso televisivo se asiente en los patrones culturales dominantes y sea poco innovador, siendo un poderoso instrumento en el mantenimiento del orden simbólico (Bourdieu, 1996). Así sucede con los cambios que han tenido lugar entre las mujeres, que los medios no reflejan suficientemente. Muchas mujeres han roto con los esquemas de género tradicionales y representan el ideal de igualdad; a pesar de ello los medios persisten en proyectar determinados estereotipos y prejuicios que no se corresponden con esta nueva realidad y con ello actúan como un freno a nuevos cambios y a su generalización en el conjunto de la sociedad (Subirats, 1998: 68). Las diferencias en las representaciones entre hombres y mujeres en los medios no son necesariamente intencionadas sino fruto de unas rutinas en las que influyen las concepciones de género presentes en la sociedad, pues son las que proporcionan las ideas sobre actitudes, valores, creencias y símbolos que dan significado a las experiencias y contribuyen a la construcción de la identidad (Comas d’Argemir, 1995, del Valle et alii, 2002). Las diferencias de poder entre hombres y mujeres se expresan en la política de representaciones: poder para destacar, asignar y clasificar, poder simbólico, poder para excluir. Uno de los mecanismos es la utilización de estereotipos en la representación de las mujeres, que “reducen, esencializan, naturalizan y fijan la diferencia” (Hall, 1997) y que también contribuyen a inferiorizar, que es una manera de excluir. Otro de los mecanismos es la asimetría en la valoración de las aportaciones de hombres y mujeres. Lo masculino, considerado como neutro y universal constituye la referencia a partir de la cual se observa y juzga la actividad de las mujeres. Son las mujeres quienes penetran en el mundo de los hombres y, al irrumpir en él, se las tolera, protege, critica, o alaba. Son “ellas” frente a un “nosotros”. La dicotomía nosotros/ellas aparece como el marco que expresa las relaciones de poder y la asimetría entre los sexos en los medios de comunicación. 4 Las inercias y rutinas presentes en el funcionamiento de los medios son un obstáculo para introducir cambios en la política de representaciones sobre las mujeres. Pero esto no es inamovible y hay que tener en cuenta que en los medios de comunicación se expresan las dinámicas sociales y políticas asociadas al poder pero también a su contestación.1 Los principales cambios se han producido en los momentos “fuertes”, como fruto de la presión feminista y de la asunción social de la igualdad de derechos. Hay que subrayar que los medios no sólo se limitan a reproducir un determinado statu quo, también pueden potenciar los cambios, tematizando problemas sociales y propiciando que se debatan en la arena pública. De ahí que resulte crucial su compromiso en la representación equilibrada entre hombres y mujeres. 1. Qué puede hacer una autoridad reguladora. Experiencias de corregulación El Consejo del Audiovisual de Catalunya (CAC) es una autoridad reguladora, que ejerce la supervisión y control de las radios y televisiones de competencia autonómica (las de ámbito catalán y las locales, tanto públicas como privadas). Es independiente del gobierno y también de las empresas mediáticas y se creó a semejanza de otros organismos europeos equivalentes. Sus funciones son las de velar por el respeto a los derechos y libertades en el ámbito de la comunicación audiovisual y garantizar el cumplimento de la normativa reguladora de la programación y la publicidad. El CAC también vela por el pluralismo político, religioso, social, lingüístico y cultural, así como por la neutralidad y honestidad informativas. Además, concede las licencias para ejercer el servicio de comunicación audiovisual, y tiene potestad inspectora y sancionadora. 2 Se trata pues de una Administración pública que depende directamente del Parlamento y cuya actividad se ha de ajustar a lo que marca la legislación vigente en materia audiovisual. En este contexto es pertinente plantear el debate sobre la conveniencia de la regulación y de la autorregulación, así como de sus límites. Se trata de avanzar hacia una mayor presencia de las mujeres en los medios y de mejorar su representación, haciendo visibles sus aportaciones. ¿Qué instrumentos proporciona el marco legal a una institución como el CAC? ¿Cuál es su eficacia y cuáles sus limitaciones? ¿No es preferible la autorregulación de los medios, que ellos mismos asuman determinados compromisos y avancen hacia el objetivo de conseguir un tratamiento más equilibrado y real entre hombres y mujeres en los medios? En los años en que he sido consejera del CAC, he podido comprobar que la autorregulación es deseable pero insuficiente, que la regulación permite potenciar determinadas actuaciones y evita excesos, pero apenas modifica pautas fuertemente arraigadas. La corregulación es una vía intermedia interesante, en la que convergen las ventajas de la seguridad que ofrecen las leyes y las resoluciones de los reguladores con 1 Véase Curran (2005), Dines y Humez (1993), Gaunlett (2002), Macé (2006). Las funciones del Consejo del Audiovisual de Cataluña están reguladas por la Ley 2/2000, de 4 de mayo, del Consejo del Audiovisual de Cataluña, la Ley 22/2005, de 29 de diciembre, de la comunicación audiovisual de Cataluña, la Ley 11/2007, de 11 de octubre, de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, la Ley 7/2010, de 31 de marzo, General de la Comunicación Audiovisual, así como por la reciente Ley 2/2012, de 22 de febrero, de modificación de diversas leyes en materia audiovisual. 2 5 las ventajas de las experiencias y aportaciones de los y las profesionales de los medios. Con todo, tiene también limitaciones en su efectividad. Veamos un ejemplo. En el 9 de diciembre de 2004, se firmó el “Acuerdo para el fomento de la autorregulación sobre contenidos televisivos e infancia” entre el gobierno español y las grandes cadenas televisivas (Radiotelevisión Española, Antena 3 de Televisión, Telecinco y Sogecable). Este acuerdo fue impulsado por Maria Teresa Fernández de la Vega cuando era Vicepresidenta del Gobierno y por José Montilla, como Ministro de Industria, Turismo y Comercio. Se trata de hecho de una experiencia de corregulación, pues establece un pacto entre la Administración y las cadenas para evitar la emisión de programas inadecuados en horarios en que niños y niñas puedan estar frente a las pantallas (es decir, “telebasura”). Quienes mayores reticencias tenían para llegar a este acuerdo eran las cadenas privadas, que se quejaban de un exceso de intervencionismo por parte del gobierno. El fracaso de la autorregulación en este caso fue evidente, pues tanto Antena 3 como Telecinco continuaron haciendo el mismo tipo de programas que habían motivado las quejas del Defensor del Pueblo y de muchos telespectadores. Tan sólo tres años después, y a raíz de la muerte de Svetlana Orlova en manos de su expareja quien cinco días antes le había propuesto matrimonio en el programa El diario de Patricia, se volvieron a reunir los firmantes del acuerdo (28 de noviembre de 2007). Era evidente que el Código de Autorregulación no había funcionado y que las cadenas privadas optaban por la búsqueda de audiencia a cualquier precio. En la reunión celebrada en noviembre del 2007, se planteó que la lucha contra la violencia de género tenía que contar con la colaboración de los medios, pero no se alcanzaron grandes objetivos: las cadenas eludieron poner límites a la “telebasura” y asumieron el compromiso de difundir el teléfono de emergencia cuando informaran sobre casos de violencia. Tampoco este acuerdo fue respetado, y en programas de Antena 3 se ha seguido invitando a hombres con antecedentes de malos tratos para intentar una reconciliación ante las cámaras con su expareja maltratada. Y los programas que se intentaba combatir están hoy en pleno auge. Posiblemente ni la regulación aisladamente, ni tampoco la autorregulación por sí sola pueden conseguir avanzar hacia una mejor calidad en los medios. La combinación de ambas puede ser como una lluvia fina que vaya impregnando el quehacer cotidiano de los medios. Sin olvidar, y esto es básico, el poder contar con una sociedad exigente respecto a los contenidos y programas emitidos y, más en concreto para lo que estamos tratando, respecto a la necesidad de que las aportaciones de las mujeres tengan visibilidad. Y en este terreno queda mucho por avanzar. Si nos atenemos a la regulación, es decir, al conjunto de normas y leyes existentes, podemos decir que el CAC tiene entre sus obligaciones garantizar que los medios audiovisuales hagan un tratamiento adecuado de las mujeres, tanto por lo que respecta a su representación, como específicamente al tratamiento de la violencia machista. Además, puede sancionar a los operadores de radio o televisión que difundan contenidos o publicidad que inciten a la violencia machista, la justifiquen o la 6 banalicen.3 En algunos casos muy claros el CAC ha ejercido esta posibilidad coercitiva: cuando ha habido contenidos de programación o publicidad claramente vejatorios y sexistas.4 Es más difícil ejercerla cuando se trata de la reproducción de estereotipos de género, cosa mucho más frecuente, pues ante una sanción, siempre recurrible ante la justicia, se puede argumentar fácilmente que se trata de realidades presentes en la sociedad. En todo caso, la existencia de las normas legales ha permitido realizar toda una serie de actuaciones encaminadas a impulsar la autorregulación de los medios, que podemos clasificar en tres grupos: 1) el monitoreo de los medios para hacer visibles los desequilibrios entre hombres y mujeres y valorar la evolución en el tratamiento mediático, 2) la elaboración de recomendaciones para mejorar los tratamientos informativos de temas especialmente sensibles, y 3) la elaboración de materiales formativos para incorporar la perspectiva de género. En estos dos últimos casos, se cuenta con la colaboración de los profesionales de los medios y pueden considerarse por tanto como experiencias de corregulación, o de impulso a la autorregulación. 2. Los diagnósticos. Datos para hacer visibles los desequilibrios entre hombres y mujeres en los medios. El conocimiento sobre la presencia y representación de las mujeres en los medios audiovisuales se consigue a través de distintos instrumentos de información. En especial, el CAC incorpora la variable sexo en todos los informes de pluralismo que elabora, lo que permite evaluar la presencia de hombres y mujeres en distintos ámbitos (en la política, en el deporte, entre las personas jóvenes, entre las personas inmigradas, etc.). Quiero destacar el valor de los datos que proporcionan los informes del CAC debido fundamentalmente a dos razones: La primera, es que se basan en un medio como la televisión que no es fácil de analizar desde metodologías cuantitativas, y la prueba es que la mayor parte de estudios sobre la presencia de las mujeres en la información se basan en la prensa escrita, más asequible y manejable. La segunda, es el volumen de las muestras utilizadas y por tanto su fuerte representatividad: los informes de pluralismo político, por ejemplo, son mensuales. Implican el análisis sistemático de todos los informativos emitidos por seis televisiones (TV3, 3/24, TVE en Cataluña, 8tv, Barcelona TV y una local rotatoria), lo que implica el vaciado de unas 150 horas de emisión y de unos 2000 inserts (unidades de noticia) y esto todos los meses desde el año 2004. La información que contienen los informes de pluralismo político es por consiguiente muy minuciosa y de gran volumen. Los informes sobre otros tipos de 3 Estas obligaciones no sólo derivan de las leyes audiovisuales, sino también, específicamente de la Ley orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad de los hombres y las mujeres, y de la Ley 5/2008, de 24 de abril, del derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista. 4 La última actuación en este sentido ha consistido en instar al Ministerio de Industria a que realice las actuaciones oportunas respecto al programa ‘¿Quién quiera casarse con mi hijo?’, emitido por la Cuatro. Se trata de una televisión estatal en que el CAC no tiene competencias directas [Enlace]. En el mes de noviembre de 2011, el CAC hizo una advertencia a TV3 porque en el programa Esport Club había la presencia de estereotipos sexistas y la respuesta de la cadena fue positiva asumiendo la necesidad de no incurrir nuevamente en ellos [Enlace]. 7 pluralismos son trimestrales y en este caso hay que multiplicar por tres el volumen de la información analizada en ellos.5 Me referiré a algunos de estos informes específicos. En el año 2009 el CAC hizo un informe específico sobre la presencia de las mujeres en la televisión, con datos del último trimestre del año 2008 (Consell de l’Audiovisual de Catalunya, 2009a). Los resultados son muy parecidos a los que aparecen en otros análisis equivalentes: escasa presencia de las mujeres (un 27,5%), narrativas y textos que refuerzan el papel tradicional de las mujeres y práctica ausencia de modelos alternativos.6 Es llamativo el dato que muestra la doble subrepresentación de las mujeres en la política, pues el informe del CAC no sólo muestra que el tiempo de palabra de las mujeres en la política (un 15,5%) es menor que la del conjunto de la información, sino que revela también un dato hasta entonces desconocido, y es que la duración media de las intervenciones de los hombres políticos prácticamente duplica las de las mujeres políticas: 2 minutos y 1 segundo para los hombres y 1 minuto y 12 segundos para las mujeres. La desproporción se mantiene incluso cuando se descuentan los presidentes de gobierno y alcaldes y se comparan cargos equivalentes (ministras, consejeras, concejales). Otro grupo de datos altamente significativos se relaciona con la escasa diversidad de roles asociados a las mujeres y sobre todo los estereotipos y desvalor con que aparecen. En nuestra sociedad, por ejemplo, las mujeres tienen una fuerte presencia en el ámbito sanitario: un 45% entre la profesión médica y un 70% entre la farmacéutica, pero estos porcentajes se reducen a un 21,2% y a un 34,5% cuando aparecen por televisión. Lo mismo sucede en el ámbito educativo, y se repite el que la presencia de las mujeres en los medios está muy por debajo de su situación real en la sociedad. Pero incluso los porcentajes anteriores son engañosos porque incluyen conceptos muy diversos y resulta que las mujeres aparecen más como usuarias de los servicios sanitarios (un 56,1% respecto al total) que como profesionales (un 27,6%). También aparecen más como estudiantes (un 44,5%) que como profesoras (un 27,1%). Datos que revelan una vez más cómo las mujeres se asocian mayoritariamente a roles de menor prestigio y también más pasivos pues predominan cuando son receptoras de servicios y, en cambio, desciende su presencia como profesionales de los mismos (Comas d’Argemir, 2009). Este tipo de conclusiones se repiten de forma persistente en otros informes, como el dedicado a analizar la presencia de la inmigración (CAC, 2009b), la presencia de las personas jóvenes en la información (CAC, 2010a), o el pluralismo político (ver por ejemplo el del mes de enero último: CAC, 2012). Los datos del informe sobre el pluralismo deportivo (CAC, 2011a) muestran un desequilibrio muchísimo mayor entre hombres y mujeres. Efectivamente, sólo las televisiones locales introducen información referida al deporte femenino, normalmente relacionado con equipos de la zona. En los 5 A partir del año 2012 los informes de pluralismo político incluyen cuatro televisiones y no seis, mientras que los informes específicos de carácter trimestral se unifican en un solo con diversas variables, bajo el título de Análisis de la igualdad y la diversidad en la televisión, en el que se analizará todo tipo de programas y no sólo los informativos. 6 Existen numerosos estudios en España sobre la presencia de las mujeres en los medios. Véase por ejemplo Altès (2000); Bach et alii (2000); Bernardo, Rodríguez y Montiel (2009); Bezunartea, García y Rodríguez (2011); Cóppulo (2008); Equipo de Investigación Género y Medios de Comunicación (2006); Gallego (1998, 2010), López Díez (2001, 2004, 2005), Nash y Vives (2011). También, lógicamente, el Proyecto de Monitoreo Global de Medios 2010 para España. 8 canales de ámbito autonómico, en cambio, la información deportiva es masculina en su práctica totalidad de manera que la presencia de deportistas femeninas es testimonial: un 1,2% en TV3; un 1,3% en el 3/24, un 1,8% en TVE en Catalunya, y un 0% en 8tv. La invisibilidad de las mujeres deportistas es aún mayor en las retransmisiones deportivas, ya que TV3 no incluye ninguna de carácter femenino, mientras que el canal 33, con retransmisiones más diversificadas, llega a un 4,1%.7 La desigualdad en la presencia de los deportes masculinos y femeninos no se justifica en absoluto por la realidad de la competición y de la práctica deportiva pues el deporte femenino cuenta con un 20,7% de las licencias de deporte en Cataluña en el 2009. En este mismo año, además, los deportistas de alto nivel registrados eran 276 hombres y 227 mujeres, un 55% y un 45% respectivamente. Lo cierto es que el deporte mediático excluye a las mujeres y como señala el “Manifiesto de la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña con motivo de la semana deportiva de las mujeres 2010” si el deporte femenino de élite no aparece en los medios, no hay patrocinadores y si no hay patrocinador no hay equipos de élite. Y si no hay equipos de élite femeninos, la falta de referentes dificulta que las niñas y las jóvenes se involucren en el deporte de competición. Éste es uno de los casos claros que plantean hasta qué punto los medios de comunicación reproducen la realidad (deportiva en este caso) o bien, al marcar determinados acentos, contribuyen a generar referentes y aficiones sobre el deporte. No es pues la actualidad informativa lo que cuenta, sino la atención que determinados deportes y no otros merecen en los medios. Me referiré finalmente a los informes periódicos que se realizan cada tres años para valorar el tratamiento de las informaciones sobre violencia familiar y violencia machista, que comparan los datos con las Recomendaciones elaboradas al respecto y también con la evolución de años anteriores. Entre las principales conclusiones del último de estos informes (CAC, 2011b) se consta que, por primera vez en el ciclo analizado, las personas expertas asumen la primera posición en el tiempo de palabra en las noticias. Además, las informaciones sobre programas sociales y de sensibilización, las actuaciones políticas y la crónica judicial superaron el 50% de las noticias, por encima de las descripciones concretas de las agresiones. Estos aspectos permiten establecer que se ha ido producido una mejora en la calidad de la información aunque ciertamente haya aspectos que todavía necesiten adecuarse (por ejemplo, imágenes sensacionalistas o el recurso a opiniones de vecinos o vecinas puramente anecdóticas que no aportan nada a la comprensión del problema). 3. Las recomendaciones. Las recomendaciones son un conjunto de normas y criterios de actuación elaboradas por el CAC, a menudo con la colaboración de profesionales de los medios y de personas expertas en la temática desarrollada. Toman como punto de referencia el tratamiento mediático de temáticas o géneros especialmente relevantes en la esfera pública audiovisual. La finalidad última de las recomendaciones es que sean adoptadas y asumidas voluntariamente como directrices de autorregulación de los medios audiovisuales. No se trata de códigos de autorregulación, porque emanan de la autoridad reguladora y no de los propios medios, sino de indicaciones no vinculantes 7 Ver también el trabajo de Ramajo y Luzón (2010), centrado en la televisión pública catalana. 9 jurídicamente en relación con el tratamiento mediático de determinados temas especialmente sensibles desde el punto de vista de los colectivos o de los valores y principios implicados, que permiten mejorar la calidad del tratamiento y la presentación de la materia en cuestión. Pueden considerarse, pues como un mecanismo “blando” de regulación, o bien como una forma de corregulación que contribuyen a complementar los códigos deontológicos así como las guías editoriales y los libros de estilo de los que se han dotado algunos medios. Las recomendaciones no constituyen pues meros recordatorios de la normativa jurídica aplicable, sino que incorporan reflexiones y propuestas que la sobrepasan y que sólo son susceptibles de ser adoptadas por los profesionales como fruto de una decisión voluntaria. No seguir las recomendaciones por parte de los operadores no supone infracción alguna, pero el CAC verifica hasta qué punto son seguidas o adoptadas como un indicador de la calidad informativa y mediática. Por otro lado, hay que tener en cuenta que buena parte de las recomendaciones elaboradas por el CAC no sólo son fruto del trabajo, el conocimiento y la experiencia acumuladas en la institución, sino también del diálogo y trabajo conjunto con personas expertas, representantes de los colectivos directamente afectados y también profesionales del sector. Este aspecto es especialmente importante pues contribuye a la difusión de las recomendaciones y a su adopción. El CAC viene elaborando recomendaciones desde el año 1997, en temas como la publicidad de juguetes en la televisión, el tratamiento informativo de las tragedias personales, de la inmigración, de la anorexia y la bulimia, del mundo rural, de las drogas, el hecho religioso en programas de entretenimiento, la celebración de juicios, la calidad de la información en los procesos electorales, o la participación de los menores de edad en medios audiovisuales (CAC, 2010b). Además, ha participado también en la reflexión y elaboración de las “Recomendaciones para un tratamiento informativo equilibrado de las mujeres inmigradas en los medios de comunicación”, coordinado por ACSUR-Cataluña (Lienas et alii, 2010). Destacaré aquí por su importancia las “Recomendaciones sobre el tratamiento de la violencia machista en los medios de comunicación”, elaboradas conjuntamente con la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña, el Colegio de Periodistas, el Consejo de la Información de Cataluña, el Observatorio de las Mujeres en los Medios de Comunicación, el área de Igualdad y Ciudadanía de la Diputación de Barcelona, el Programa de Mujeres del Ayuntamiento de Barcelona, así como distintas unidades de la Generalitat de Cataluña (Departamento de Acción Social y Ciudadanía, Departamento de Interior, Relaciones Institucionales y Participación y el Instituto Catalán de las Mujeres). Se trata de una actualización de las recomendaciones elaboradas en el año 2004 por las mismas instituciones, que incorporan además una relación de los recursos existentes para la atención a las víctimas de la violencia machista. Los puntos básicos de estas recomendaciones son los siguientes: 1) Tratar la violencia machista como una violación de los derechos humanos y un atentado contra la libertad y la dignidad de las personas, 2) seleccionar y diversificar las fuentes de información, 3) hacer visibles las aportaciones de las mujeres y presentarlas con toda su autoridad, 4) respectar el derecho a la intimidad de las personas agredidas y la presunción de 10 inocencia de las personas agresoras, 5) respetar la dignidad de las personas agredidas y de las personas de su entorno familiar o vecinal y no mostrarlas nunca sin su consentimiento previo, 6) utilizar conceptos y terminología que se ajusten a la definición de los hechos, 7) hacer visible la violencia machista que opera de forma más encubierta y que cuesta más de reconocer, 8) evitar el sensacionalismo y el dramatismo, tanto en la forma como en el contenido de las informaciones de violencia machista, 9) escoger sólo las imágenes que aporten información y evitar concentrar la atención en las personas agredidas y en las de su entorno, 10) evitar la relación de causa-efecto entre los hechos y la procedencia de las personas implicadas, su situación sociocultural y/o las circunstancias personales, 11) contextualizar la información, 12) garantizar el seguimiento informativo de los casos, informando de su resolución y, si procede, de la recuperación de las personas agredidas, 13) informar y mostrar que el acto violento tiene consecuencias negativas para los agresores, 14) rectificar de forma inmediata cualquier información errónea que se haya podido difundir sobre un caso, y 15) fomentar la formación de los y las profesionales de la comunicación. 4. Los materiales formativos. Potenciar una mayor y mejor presencia de las mujeres en los medios. Más mujeres en los medios y mejor representadas es un objetivo para alcanzar mayor calidad en la información y para reflejar mejor a la sociedad. Para conseguir este objetivo hay que incidir en la formación, de manera que los profesionales de los medios tengan una perspectiva de género; es decir, sean conscientes de que nuestras sociedades atribuyen determinadas características a los hombres y a las mujeres por el hecho de serlo, que actualmente hombres y mujeres tienen roles y responsabilidades similares, y que los prejuicios y estereotipos de género impiden percibir esta realidad y obstaculizan la igualdad real. Con este objetivo, el Instituto Catalán de las Mujeres, el Consejo del Audiovisual de Cataluña y el Colegio de Periodistas de Cataluña impulsaron el proyecto “Género y medios de comunicación. Instrumentos para visibilizar las aportaciones de las mujeres” (Eines de Gènere, a partir de ahora) con la idea de crear un instrumento útil para promover la reflexión crítica y a ampliar la mirada periodística desde el rigor y la pluralidad. El proyecto empezó a materializarse en el año 2009 y finalizó en el 2011. Actualmente se está presentando en distintas universidades para su difusión (Consell de l’Audiovisual de Catalunya, Institut Català de les Dones i Col·legi de Periodistes de Catalunya, 2011). Las Eines de Gènere tienen como objetivo proporcionar instrumentos formativos para los periodistas y las universidades que contribuyan a conseguir una representación equilibrada y diversa de las mujeres en los medios de comunicación, desde pautas profesionales y criterios estrictamente periodísticos. Se trata de avanzar en la inclusión de la perspectiva de género en los contenidos informativos de los medios de comunicación. Los medios de comunicación son agentes muy influyentes en la transmisión, creación y mantenimiento de estereotipos, valores y pautas de comportamiento. Son un sector clave y con una gran influencia y, por tanto, tienen una responsabilidad social en la construcción de una sociedad que elimine los desequilibrios aún existentes entre 11 hombres y mujeres. Es positivo en todo caso que distintos medios de comunicación se hayan implicado en la elaboración de las Eines de Gènere. El manual se ha elaborado a partir del trabajo conjunto con periodistas de distintos medios de comunicación (23 medios de comunicación en total, públicos y privados: prensa, radio, televisión y agencias), que han aportado su experiencia y los ejemplos concretos de noticias que han servido para analizar y debatir las distintas formas de enfocar la información. En este sentido, las Eines de Gènere recogen casos prácticos extraídos de distintos medios de comunicación. Incluyen preguntas, reflexiones y sugerencias que contribuyen a la reflexión crítica y a aportar criterios de rigor y pluralidad a las noticias. El manual promueve el análisis de los prejuicios de género que perviven en nuestra sociedad, que penetran en los mecanismos de trabajo periodístico y que, finalmente, se reflejan en el relato informativo. En este sentido, pretende promover una reflexión crítica y ampliar la mirada periodística desde el rigor y la pluralidad. Las Eines de Gènere tienen el formato de DVD interactivo, que incluye el texto y los enlaces con las noticias que se analizan, de manera que se puede consultar directamente la página del periódico, el audio radiofónico o el vídeo televisivo que son objeto de comentario. Este tipo de presentación proporciona un elemento didáctico de primera magnitud. Las Eines de Gènere tienen tres partes, precedidas de una introducción en la que se explica los objetivos del manual, en qué consiste la perspectiva de género y las indicaciones para utilizar la guía. La primera parte tiene seis capítulos en que se analizan las prácticas periodísticas relacionadas con la representación de género: la invisibilidad de las mujeres; las mujeres presentes pero sin darles voz; los roles y estereotipos aplicados a las mujeres; los nuevos espacios ganados por las mujeres; el poder de la palabra; y el poder de la imagen. Estos seis capítulos se estructuran de una misma forma: - Cuestiones previas, con explicaciones que proporcionan una visión amplia del tema y ayudan a introducirlo. - Materiales de análisis: son las noticias procedentes de distintos medios de comunicación. Constituyen el núcleo de las Eines de Gènere, pues a partir de cada una de las noticias seleccionadas se comentan las prácticas periodísticas, y se introducen preguntas para propiciar el análisis y el debate. - Datos y conclusiones: Incluye datos concretos que complementan las explicaciones planteadas en la introducción previa. - Buenas prácticas: Se trata de noticias que permiten visualizar las aportaciones de las mujeres en relación al tema tratado, o las dificultades existentes para avanzar hacia la igualdad. Se extraen de los ejemplos aportados por los participantes en los grupos de trabajo. El segundo apartado es temático. Profundiza sobre el tratamiento periodístico de las mujeres políticas, de las mujeres inmigradas, de la violencia machista y la salud de las mujeres. En este caso las cuestiones para la discusión no se plantean noticia por noticia sino en el conjunto de las informaciones analizadas. 12 El tercer apartado incorpora recursos e indicaciones para ayudar a superar las rutinas de la práctica periodística y hacer posible que el discurso informativo incorpore la dimensión de género y las aportaciones de las mujeres. El manual no pretende establecer una paridad forzada entre hombres y mujeres, sino mejorar la forma en qué las mujeres son vistas, sentidas y tenidas en cuenta en los medios de comunicación. El objetivo es, en definitiva, conseguir unos contenidos informativos más rigurosos, plurales y justos. Destacaré algunas indicaciones que se apuntan y sugieren en las Eines de Gènere: - Incluir la dimensión de género en el enfoque de la noticia, en la búsqueda de fuentes informativas y también en el momento de escoger y priorizar los temas. - Preguntarse de forma sistemática quien ha de protagonizar la historia, analizar a quien afecta realmente y decidir si el punto de vista de las mujeres puede aportar más información. - Entender que las mujeres pueden opinar sobre cualquier ámbito de la sociedad y no sólo de aquéllos que les afectan más directamente. Sus aportaciones e iniciativas han de ser tenidas en cuenta en todas sus dimensiones. - Utilizar los buscadores de expertas como herramienta para localizar mujeres que puedan colaborar con los medios. Hay que destacar también que el manual Eines de Gènere es novedoso respecto a otras experiencias similares porque incluye numerosos ejemplos de buenas prácticas, que no sólo sirven de modelo y orientación, sino que muestran que los medios de comunicación están avanzando en la mejora del tratamiento de las mujeres en la información. La idea de que la administración, instituciones y periodistas colaborasen conjuntamente para hacer este manual se concretó en el año 2009. La iniciativa partió de las tres instituciones que impulsan el proyecto: el Consejo Audiovisual de Catalunya, el Instituto Catalán de las Mujeres y el Colegio de Periodistas de Cataluña. Como dinámica de trabajo se planteó trabajar conjuntamente con periodistas y con los responsables de los medios de comunicación, y así se hizo, de manera que durante dos años numerosos profesionales y expertos han trabajado en este proyecto. Este planteamiento no era accesorio, sino fundamental: el proyecto se tenía que llevar a cabo a partir de las personas que trabajan en los medios y que cada día se enfrentan a la información. Esta participación representa el éxito del proyecto y define su esencia. En el año 2009 y en el 2010 se organizaron seis talleres de trabajo, que se hicieron en Girona, Lleida, Tarragona y Barcelona. En estos talleres los periodistas participantes aportaron su experiencia y conocimientos lo que hizo viable el proyecto. Los temas tratados se consensuaron previamente entre los participantes, que aportaban sus puntos de vista así como los materiales informativos para facilitar el debate y la reflexión. Un grupo coordinador, constituido por siete profesionales de distintos ámbitos iba elaborando materiales y propuestas así como las líneas de trabajo de los talleres. Arantza Díaz, periodista, se encargó de coordinar este grupo y de redactar el manual. También se ha contado con especialistas en distintos ámbitos (antropología, periodismo, comunicación audiovisual, filología, medicina o psicología) para dinamizar los talleres. 13 Y han participado también entidades expertas como la Asociación de Mujeres Periodistas de Cataluña, el Observatorio de las Mujeres en los Medios de Comunicación y la Red Internacional de Mujeres Periodistas y Comunicadoras. Los créditos del proyecto muestran el amplio esfuerzo colectivo que ha supuesto realizar este manual. La continuación de esta experiencia está todavía en fase muy incipiente. Se pretende abordar el terreno de la ficción, que tiene tanto o más influencia que los programas informativos, lo que implica modificar los sectores implicados e introducir la participación de productoras, guionistas, cámaras y editoras de telenovelas y programas de ficción. 5. Para acabar La necesidad de mejorar la presencia de las mujeres en los medios de comunicación procede de una doble constatación: las mujeres aparecen en los medios por debajo de su presencia real en la sociedad y, además, aparecen asociadas a unos roles y a unos estereotipos que las vinculan a roles tradicionales y que no reflejan los avances en la vida de las mujeres y en su participación en la sociedad. Los desequilibrios en la representación de las mujeres en los medios provienen de dos causas de naturaleza diferente aunque estén interrelacionadas. Hay una de carácter cultural, derivada del hecho de asignar una menor importancia o valor a las actividades que ejercen las mujeres, cosa que los medios tienden a reproducir. La otra causa se relaciona con factores sociales y de poder y con los desequilibrios que persisten en la sociedad entre hombres y mujeres: en los partidos políticos, en la actividad institucional, en la representación profesional o en el liderazgo asociativo. Las mujeres aparecen más y con representaciones más ajustadas a su situación real cuando tienen cargos importantes en la esfera política, social y profesional. Más presencia de las mujeres en estos ámbitos debería traducirse en un mayor equilibrio en la representación de hombres y mujeres en los medios. Y no sólo en los informativos sino también en la publicidad y en los programas de ficción o de entretenimiento. Los esfuerzos para conseguir una representación más equilibrada y justa de las mujeres en los medios han de venir desde diferentes instancias y sectores. Desde las Administraciones públicas, pero también desde los sectores profesionales; desde los medios pero también desde partidos, corporaciones y asociaciones. También desde el activismo de las mujeres que ocupan puestos de liderazgo. No se trata solo de una cuestión de justicia y de equidad, que lo es, sino también de conseguir mayor rigor y calidad en los medios al reflejar la realidad de forma compleja, rigurosa y ajustada. 6. Bibliografía ALTÈS, E. (coord.) (2000). Imágenes de las mujeres en los medios de comunicación. Madrid: Instituto de la Mujer. BACH, M.; ALTÈS, E.; GALLEGO, J.; PLUJÀ, M. y PUIG, M. (2000). El sexo de la noticia: Reflexiones sobre el género en la información y recomendaciones de estilo. Barcelona: Icaria. 14 BERNARDO PANIAGUA, J.M.; MARTÍNEZ GARCÍA, E. y MONTIEL ROIG, G. (2009) (eds.) Retos de la comunicación ante la violencia de género, València, Tirant lo Blanch. BEZURNARTEA, O.; GARCÍA, M.M. y RODRÍGUEZ, A. (2011). “La paridad no llega a las noticies. Escasa representación de la mujer como cargo y como Fuente”, [en línea], III Jornadas sobre Mujeres y Medios de Comunicación. Leioa: Universidad del País Vasco. (Consulta 25 marzo 2012). BOURDIEU, P. (1996). Sur la télévision. Paris. 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