En Portada - Consejo General de Procuradores de España

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EN PORTADA
Jornada organizada por el Consejo General
de Procuradores
CARLOS LESMES:
“La eficacia de la ejecución es
una de nuestras asignaturas
pendientes”
El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos
Lesmes, reconoció que la ejecución, tema central de la jornada organizada por el
Consejo General de Procuradores, sigue siendo una de las “asignaturas pendientes”
de nuestro sistema jurídico y procesal. Por eso valoró positivamente el esfuerzo
de los procuradores en aportar soluciones, y les reiteró su apoyo al considerar
que son, y “deben seguir siendo”, en alusión a las reformas en marcha, “una pieza
esencial en el proceso” que “han contado y contarán siempre con mi apoyo”.
Texto: Raúl de Andrés
Fotos: Álvaro Jiménez
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Procuradores • Nº 108
L
a jornada sobre la ejecución de
sentencias en el orden civil se celebró el pasado 9 de junio en la
sede del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. El director del
Centro, Benigno Pendás, explicó que
esta institución quiere recuperar su
tradición de apertura a todos los sectores del ordenamiento jurídico y dar
relevancia a aspectos no sólo en el
ámbito que le es propio, la Constitución, sino también en el resto de las
EN PORTADA
disciplinas del derecho público y privado.
De ahí el contacto con los procuradores
en unas jornadas anteriores y la idea de
organizar actividades de forma conjunta.
Además, la ejecución, recordó, es una
cuestión de relevancia constitucional, ya
que el artículo 24 de la CE no tiene sentido si la Justicia es únicamente declarativa. Desde el punto de vista del justiciable, la ejecución es probablemente más
importante en la práctica que la propia
declaración de sus derechos, aseveró.
Carlos Lesmes inauguró la jornada con
un mensaje en el que reconoció el déficit
del sistema en materia de ejecución. De
nada sirve que nos reconozcan derechos
los textos constitucionales o legales si no
gozamos luego de amparo, de tutela y
de protección en el ejercicio de los mismos, reflexionó. Y este derecho conlleva
no sólo el obtener una sentencia favora­
ble, sino que aquello que nos ha sido declarado en la sentencia pueda ser ejecutado. “Por lo tanto la ejecución es relevante
desde la perspectiva constitucional de la
tutela judicial. Y también es verdad junto
a esto que, pese a esta importancia, una
de las asignaturas pendientes en nuestro
sistema procesal y judicial es la eficacia
de la ejecución”, aseguró la máxima autoridad judicial del país.
Por este motivo agradeció al Consejo
General de Procuradores su invitación a
esta jornada, así como “el empeño que
tienen siempre en aportar su esfuerzo en
la mejora de la Administración de Justicia”. Pocos colectivos hay que, como los
procuradores españoles, “constantemente
se estén ofreciendo para que se le encomienden nuevas funciones, y precisamente para obtener una agilización en la Ad­
ministración de Justicia”, afirmó el presidente del CGPJ. “Me consta así, y en las
distintas responsabilidades que he desempeñado siempre han estado presentes los
procuradores con su ofrecimiento de que
‘estamos aquí y nosotros podemos con­
tribuir claramente a la mejora’. Yo creo
además que ha habido sensibilidad en las
sucesivas reformas legislativas en otorgarles protagonismo en ámbitos tales como
el de la ejecución”, añadió el magistrado,
“y por lo tanto quiero animarles a que
continúen con este ofrecimiento y con este
empeño en contribuir en la mejora de la
Administración de Justicia española”.
Un proceso que tarda años en ejecutar
Pese a que en primera instancia se obtiene la declaración del derecho con cierta rapidez, la ejecución ya no es tan ágil,
reconoció Carlos Lesmes, y aunque ha
habido mejoras, “tardamos todavía años
en ejecutar aquello que nos ha sido declarado en la sentencia”. Entre los “significativos esfuerzos” realizados para mejorar la
situación citó la propia LEC 1/2000, que
cambió sustancialmente el procedimiento
de ejecución en relación con el establecido en la Ley de 1881, y también las sucesivas reformas procesales. Como la Ley
13/2009 de reforma de la legislación
procesal para la implantación de la Nueva Oficina Judicial (NOJ) que delimita con
mayor claridad las funciones en materia
de ejecución de jueces y secretarios, y la
implantación de los servicios comunes de
ejecución, que ha permitido unificar criterios en las oficinas judiciales y conseguir
una especialización del personal. O la Ley
de 2011 de medidas de agilización procesal, que también está encaminada a
una mejora de esta parte del proceso.
Además hay reformas legislativas en
marcha, recordó, como el anteproyecto
de ley de reforma de la LEC que ­preten­de
mejorar con claridad la eficacia de la ejecución en aras de una mayor tutela ju­
dicial efectiva. Por lo tanto, pese a que es
una asignatura pendiente, “nos es­tamos
preparando para poder superarla con
prontitud y alcanzar unas respuestas inme­
diatas en cuanto a ejecución se refiere”.
Carlos Lesmes aprovechó la ocasión
también para felicitar al Consejo General
de Procuradores por el premio de Administración judicial electrónica 2014 que
“pone también de manifiesto esa vocación de modernidad y de servicio a la
Administración de Justicia”.
Pocos colectivos
hay que, como
los procuradores
españoles,
“constantemente
se estén ofreciendo
para que se le
encomienden
nuevas funciones”
aseguró
el presidente
del CGPJ
Oferta de los procuradores
El presidente del Consejo General de
Procuradores, Juan Carlos Estévez, coincidió con Carlos Lesmes en el diagnósProcuradores • Nº 107
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EN PORTADA
La jornada se articuló
en dos mesas redondas.
En la primera de ellas
intervinieron Luis DíezPicazo, Juan Damián
Moreno, Javier Borrego y
Juan Carlos Estévez, que
actuó como moderador
(foto superior).
En la segunda participaron
José Miguel Castillo, Sara
Díez y Francisco Cerrillo,
como moderador (foto
inferior).
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tico sobre la lentitud de la ejecución de
sentencias, clave última de la insatisfacción que provoca en los ciudadanos. Y
al hablar de posibles soluciones reiteró
una vez más el ofrecimiento de los procuradores, compatible con la previsión
constitucional que otorga a los tribunales
la capacidad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. “El imperativo de ejecutar
–explicó Estévez– no equivale a hacer
ejecutar; el primero obliga a una realización personal de la actividad, mientras
que en la segunda expresión cabe la delegación en otras personas o instituciones. Así ha sido entendido por el legislador de unos años a esta parte que ha
ido dándonos a los procuradores nuevas
facultades en actos de comunicación y
ejecución. El anteproyecto de reforma de
la LEC nos convoca a ejercer esas nuevas
funciones y adquirir nuevas competencias
en esos ámbitos”, insistió.
Además, si se analiza el derecho com­
parado, argumentó el presidente de los
procuradores, aquellos países donde se
produce una ejecución más ágil son los
que disponen de unos profesionales liberales encargados de la misma, siempre con control jurisdiccional y con cierto
margen de función pública. Con distintos
nombres o características, donde existen
estos agentes de ejecución la estadística
demuestra que el sistema funciona mejor,
como por ejemplo ha ocurrido en los últimos años en Portugal.
“En España hemos ido avanzado en
los últimos años, no ha habido ningún tipo
de discusión, y los gobiernos que han ido
sucediéndose, fueran del color que fueran, han ido avanzando en esta materia
tendiendo a externalizar algunas funciones de colaboración con los tribunales en
el ámbito de la ejecución”, recordó. Los
ejemplos de otros países son modelos a
imitar, para coger de cada uno lo mejor e
ir trasladándolo a nuestro Derecho. “Y si
alguna profesión en España está llamada
a ejercer esas funciones no es otra que
los procuradores”, reiteró Juan Carlos Estévez, ya que es la figura más próxima a
los agentes de ejecución que existen en
otros países. “La Constitución lo permite,
los legisladores están por la labor, han
ido avanzando sobre esta materia, y aunque sea un tránsito hacia la modernidad
muy lento, más de lo que todos deseáramos, se está produciendo y esperamos
que algún día llegue a culminarse. Ese es
el sentido de esta jornada”, concluyó el
presidente de los procuradores.
Sin entrar a valorar aspectos concretos
sobre cómo debería reformarse la ejecución en España, los ponentes que participaron en la jornada sí que despejaron
cualquier duda sobre la constitucionalidad de la propuesta de los procuradores, o su encaje en el ámbito europeo. Se
trata del magistrado de la Sala Tercera
del Tribunal Supremo y catedrático de
Derecho Constitucional Luis Díez-Picazo;
el catedrático de Derecho Procesal Juan
Damián Moreno; el abogado del Estado jefe del Tribunal de Cuentas y exjuez
del Tribunal de Estrasburgo, Javier Borrego; el portavoz del Grupo Popular en
la Comisión de Justicia del Congreso de
los Diputados, José Miguel Castillo, y la
profesora de Derecho Procesal en ICADE
Sara Díez Riaza. Actuaron como moderadores el propio Juan Carlos Estévez y
el coordinador del Grupo de Trabajo de
Formación y Cultura y vicesecretario del
Consejo General de Procuradores, Francisco Cerrillo. 
EN PORTADA
Luis Díez-Picazo, magistrado del Tribunal Supremo
Encomendar los trámites de
la ejecución a un profesional
no va contra la Constitución
L
a conclusión de Luis Díez-Picazo, magistrado del
Tribunal Supremo y catedrático de Derecho Constitucional, fue rotunda. Sin pronunciarse sobre la
bondad u oportunidad de las propuestas legislativas que hay sobre la mesa, desde un punto de vista estrictamente jurídico suscribió los argumentos defendidos
previamente por el presidente del Consejo General de
Procuradores en el sentido de que encargar los trámites de la ejecución a un profesional, bajo control de los
órganos judiciales, no puede considerarse en ningún
caso anticonstitucional.
Y añadió: no sólo la Constitución, también la Ley Orgánica del Poder Judicial, la vigente y la de 1870, y
las constituciones de 1869, 1837 y 1812, sostienen que
lo que corresponde exclusivamente a los tribunales en
materia de ejecución es hacer ejecutar. “No dice ejecutando, sino ‘haciendo ejecutar’, y aquí la terminología
no es casual”, remarcó. Lo único que es exigible desde
un punto de vista constitucional es que el control último
en materia de ejecución lo mantengan los tribunales
de Justicia; ahora bien, que las actuaciones, los trámites
en los procedimientos de ejecución, estén encomenda­
dos a órganos distintos de los jurisdiccionales es algo
“que será oportuno o inoportuno, dependiendo de cómo
esté diseñado, pero que no es en sí mismo contrario a
la Constitución”.
Lo único que exige la carta magna, y hay jurisprudencia del Tribunal Constitucional abundante sobre
todo en materia de ‘autotutela’ administrativa, recordó
el magistrado, es que si las decisiones son discutidas,
controvertidas o polémicas en última instancia tengan
que ser dirimidas por el tribunal correspondiente. “Tan
es así –explicó– que en lo contencioso ‘ejecutando’ no
es algo que haga el tribunal contencioso-administrativo;
la propia Ley de la Jurisdicción de lo Contenciosoadministrativo, artículo 103 y siguientes, deja claro que
la ejecución de las sentencias corresponde a la Administración condenada. Cuestión distinta es que las
controversias que puedan surgir al hilo de esa ejecución hayan de ser resueltas por el tribunal correspondiente. Si eso vale para los tribunales contenciosoadministrativos, y nadie ha discutido nunca que eso no
sea conforme a la Constitución, no hay ninguna razón
para que no pueda valer en las ejecuciones en otros
órdenes jurisdiccionales”, aseveró Luis Díez-Picazo.
Potestad jurisdiccional
Para sostener este argumento realizó un pormenorizado análisis del artículo 117.3 de la Constitución, que
consagra el principio de reserva de jurisdicción, o de
exclusividad, en sentido positivo, ya que lo que exige es
que la potestad jurisdiccional, juzgar y hacer ejecutar
lo juzgado, sólo pueda ser ejercida por juzgados y
tribunales, por órganos integrados en el Poder Judicial,
y que por consiguiente gozan de las garantías de independencia, inamovilidad, responsabilidad, sometimienProcuradores • Nº 108
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EN PORTADA
Que los trámites de procedimientos de
ejecución estén encomendados a órganos
distintos de los jurisdiccionales “no es
en sí mismo contrario a la Constitución”,
afirmó Díez-Picazo
to pleno a la ley, etc. Sólo los juzgados
y tribunales son auténticamente jueces,
con todos los deberes y prerrogativas inherentes a la condición de juez: juzgar y
hacer ejecutar lo juzgado. Es algo exclusivo de los tribunales ejercer la potestad
jurisdiccional en todo tipo de procesos en
los que puedan estar en juego algún tipo
de derechos o intereses, y en su caso el
control de la legalidad en la actuación
de la Administración y la imposición de
penas por hechos delictivos.
Para comprender bien este principio
de reserva de jurisdicción, subrayó que
es importante tener en cuenta que no forma parte de la tradición del constitucionalismo europeo, que no es obligatorio
en cualquier constitución liberal democrá­
tica contemporánea “o que sea algo que
debamos dar por descontado en cualquier constitución europea de comienzos
del siglo XXI”. Muchas constituciones
modernas, perfectamente democráticas
y homologables, no tienen este principio
de reserva de jurisdicción, “o al menos no
consagran esa idea de que juzgar y hacer ejecutar lo juzgado es un monopolio
de jueces y tribunales con la misma intensidad con la que lo hace la Constitución
española”.
Y puso varios ejemplos: en algunos
importantes países europeos existe la
llamada dualidad de jurisdicción, la ordinaria y la administrativa. En Francia,
Italia, Bélgica, Países Bajos o Suecia, los
tribunales que juzgan a la Administración
no son tribunales judiciales, no forman
parte del Poder Judicial. Y recordó que
el Consejo Constitucional de Francia ha
establecido que ese principio de dualidad de jurisdicciones forma parte del
­significado de la separación de ­poderes
que se da en aquel país, y que por tanto tiene rango constitucional; o sea, que
mientras la Constitución no sea reformada sería inconstitucional en Francia encomendar el contencioso-administrativo a
los tribunales ordinarios.
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La Constitución italiana contiene una
mención a las jurisdicciones especiales,
y por tanto hay ámbitos donde se juzga
y hace ejecutar lo juzgado que no están
formados por jueces con todas las garantías propias del Poder Judicial, aunque sí
prohíbe la creación de nuevas jurisdicciones especiales.
No son sólo los ejemplos de Francia e
Italia, hay otros países que siguen esa misma tónica, añadió el catedrático de Derecho Constitucional. Y en materia de ejecución de sentencias el Convenio Europeo
de Derechos Humanos tampoco prohíbe
con carácter general que algunas formas
de ejecución puedan ser ejercidas por
órganos ajenos al Poder Judicial. En Alemania una función tan importante como
la ilegalización de partidos políticos está
encomendada al Tribunal Constitucional,
“y nadie ha dudado que es una solución
razonable y perfectamente adecuada a
las exigencias de un moderno Estado de
Derecho”, resaltó.
La conclusión es que el principio de
reserva de jurisdicción, o de exclusividad
en sentido positivo, no es un elemento necesario o constante en cualquier moderno
Estado democrático de derecho o cons­
titucional. Por el contrario, al menos con
el rigor que está proclamado en nuestra
Constitución, este principio es característico español y refleja una visión “especialmente rigurosa” de la separación de
poderes entre el Judicial y los poderes
políticos del Estado, el Legislativo y el Ejecutivo. Una característica que pertenece a
nuestra historia, que viene al menos desde
la Constitución de Cádiz, y que se repite
con algunas excepciones a lo largo de
toda nuestra historia constitucional.
Ahora bien, ¿excluye el artículo 117.3
que sujetos u órganos distintos de los jueces y tribunales participen en el ejercicio
de la potestad jurisdiccional? El magistrado tiene una opinión clara: en cuanto
al hecho de juzgar, sólo caben aquellas
excepciones previstas por la Constitución: la jurisdicción militar en el ámbito
estrictamente castrense, y la jurisdicción
del Tribunal Constitucional sobre todo en
aquellas materias en que están directamente afectados derechos e intereses de
los particulares a través del recurso de
amparo. Las otras excepciones no previstas, aunque –matizó– seguramente conformes a la Constitución o autorizadas
por ella, con una cobertura constitucional implícita e inequívoca, serían los tribunales supranacionales. Pero en cuanto
a “hacer ejecutar lo juzgado”, sí caben
otras excepciones que serán competencia
del legislador. 
EN PORTADA
Juan Damián Moreno, catedrático de Derecho Procesal
“Es posible atribuir muchas
actividades de la ejecución
a otros profesionales”
“T
ampoco me cabe la menor duda de que
existan actividades fuera del marco de
la actividad judicial que puedan ser encomendadas a otros profesionales”. Juan
Damián Moreno, catedrático de Derecho Procesal,
coincidió en su diagnóstico final con el magistrado Luis
Díez-Picazo como conclusión a su ponencia en la jornada organizada por el Consejo General de Procuradores en torno a la ejecución. Ambos catedráticos han
formado parte de la comisión de expertos encargada
de redactar una propuesta de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
En el momento en que se promulgó la Constitución,
explicó Juan Damián Moreno, los constituyentes estaban “muy preocupados” en atribuir la fase de ejecución a los jueces probablemente porque en el periodo
anterior había actividades en las que se burlaba el
sentido del fallo. Sin embargo, “hoy en día es absolutamente claro que es posible atribuir muchas de estas
actividades a otros profesionales”. Y puso un ejemplo:
tras una intervención quirúrgica, el cirujano deja en
mano de otras personas toda la gestión del proceso
de recuperación posterior. “Este es el posoperatorio
al que hay que someter a la ejecución forzosa, en un
momento donde lo que se busca es la eficiencia y la
efectividad”, aseguró el catedrático.
Con un matiz: es muy importante que esa actividad de ejecución forzosa, a la que también calificó
de “asignatura pendiente” de nuestra Administración
de Justicia, esté siempre supervisada por un juez, ya
que hay que tomar muchas decisiones que tienen un
componente invasivo, “incluso dramático”, no sólo en
el patrimonio sino también en la personalidad o la
fama del ejecutado. Por eso tiene que haber un juez
que garantice el sentido del fallo, que haga ejecutar
lo juzgado, y que también proteja los derechos de
aquellas personas que están siendo sometidas a eje­
cución forzosa y limite las actividades que puedan
atentar contra los mismos, como el derecho a la intimidad, a la protección de datos, o a no sufrir más daños
de los necesarios.
Así, en opinión del catedrático, el juez “tutela” el
proceso de ejecución, pero no lo dirige. “Por eso es
necesario que existan otra serie de profesionales que
participen, que colaboren y que intervengan en el
proceso de ejecución”, reiteró. Como el huissier en
Francia, o figuras anglosajonas como el ‘sheriff’ o el
‘bailiff’ “que colaboran en la ejecución forzosa como
delegados del acreedor pero también como delegados del órgano judicial”.
En definitiva, todo este planteamiento nace de que
al órgano judicial “le interesa muchísimo” el cumplimiento de las sentencias, ya que al fin y al cabo es el
Estado el que ha decidido. “Todo lo que suponga dar
a la sentencia judicial un contenido efectivo por parte
de quienes deben colaborar en su ejecución me pareProcuradores • Nº 108
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EN PORTADA
cerá siempre una medida que servirá
para que las resoluciones judiciales
no se conviertan, como ha dicho el
Tribunal Constitucional, en meras declaraciones de intenciones”, razonó
el catedrático.
José Miguel Castillo, portavoz del Grupo
Popular en la comisión de justicia
del Congreso de los diputados
Factor de confianza
Y la importancia de la ejecución
no es accesoria. Citó un estudio de
la Comisión Europea presentado por
la vicepresidenta y comisionada de la
Justicia, Viviane Reding, donde se alude a la eficacia de la Justicia como
elemento garante de la confianza de
los ciudadanos en el sistema judicial.
“Estamos hablando de algo mucho
más serio, más allá de lo que es la
propia satisfacción del derecho o del
acreedor ejecutante”, añadió Juan
Damián Moreno. “No sólo damos
una satisfacción en lo que se refiere
a la tutela judicial efectiva a quien ha
logrado confiar en la Justicia, sino que
también nos presentamos ante la sociedad dando una imagen de confianza de todo el sistema judicial”.
Y en sentido contrario, hay veces
que las dificultades en la ejecución
de las resoluciones judiciales actúan
como factor de inhibición frente a
muchos ciudadanos que se plantean
presentar una demanda ante los tribunales. En buena lógica, esto obliga
a “reforzar los mecanismos que incluyen las leyes procesales llamados
a garantizar no tanto la eficacia de
la tutela judicial que viene contenida en la sentencia, sino la eficiencia
del sistema judicial en lo que se refiere a la ejecución de las resoluciones
judiciales”.
Juan Damián Moreno destacó el
gran avance que ha supuesto para la
legislación española en esta materia
la promulgación de la LEC 1/2000
al introducir mecanismos orientados a
garantizar esa tutela judicial efectiva,
aunque no son suficientemente eficaces y eficientes y en muchas ocasiones
pasa “demasiado tiempo” hasta que
se resuelve la solicitud de ejecución.
“Y la eficiencia tiene que ver muchí­
si­mo con la agilidad, es buscar los
mejores medios para garantizar la eficacia de la resolución judicial”, agregó. Es ahí, en su opinión, “donde probablemente nuestra legislación haga
aguas”, y por eso valoró positivamente los pasos que se están dando ya
que “al final tendrán como resultado
que el acreedor ejecutante pueda obtener una Justicia rápida y eficaz”. 
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Procuradores • Nº 108
La nueva LOPJ
“potencia la
función pública de
los procuradores”
E
l portavoz del Grupo Popular en la Comisión de Justicia del
Congreso, José Miguel Castillo, analizó en su ponencia la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial emprendida por el
Gobierno. El parlamentario trató de dar respuesta a las críticas
que se han suscitado ante este anteproyecto, y de matizar algunas
de las medidas que contiene. Por ejemplo, explicó que el hecho de
que pudiera desaparecer el concepto vigente de partido judicial, y
la instauración de los tribunales provinciales de instancia, no quiere
decir que desaparezcan los órganos judiciales ni las infraestructuras
existentes, ya que funcionarán como sedes desplazadas.
En lo que más directamente afecta a los procuradores, remarcó
que se potencia su función pública de colaboración con los tribunales en la realización de actos de comunicación procesal así como en
materia de embargos y ejecución. Este último, recordó, es “un ámbito inédito hasta ahora” para la Procura pues estaba reservado a
funcionarios públicos, otorgándose a los procuradores capacidad
de certificación con la condición de agentes de la autoridad según
proceda, en línea además con las previsiones contenidas en el an­
teproyecto de ley de reforma de la LEC.
El motivo de estas modificaciones, razonó José Miguel Castillo,
es la adecuación de la figura del procurador a la de otros profesio­
nales europeos que ejercen funciones similares. Dentro de la intensa
EN PORTADA
agenda de reformas acometidas por el Gobierno, añadió el portavoz, “es evidente que
se ha apostado por dotar de nuevas funciones a los procuradores incluso haciendo que
en determinadas situaciones puedan tener la
condición de agentes de la autoridad, lo que
manifiesta la inequívoca voluntad de garantizar el futuro de esta profesión”.
El Grupo Popular justifica la necesidad ineludible de una reforma de la LOPJ debido a
las altas cifras de litigiosidad y a “un gravísimo problema por la lentitud en la tramitación
de los procedimientos judiciales, causa de la
elevada tasa de pendencia judicial y de la
principal queja de los ciudadanos en materia
de Justicia”, argumentó el diputado.
Los datos demuestran también, en su opinión, que con la actual estructura “el mayor
gasto en Justicia, que siempre viene bien, no
genera más eficacia al sistema ni incrementa
la calidad. Lo evidente es que tenemos una
pésima organización de nuestro sistema judi­
cial, tras haber seguido durante años una política de creación de nuevos juzgados para
dar respuesta a las necesidades. Sin embargo
se ha venido manteniendo la estructura territorial de partidos judiciales, anacrónica y sin
sentido de la España de nuestros días, que necesita una reforma urgente”, como según dijo
demuestra el hecho de que el 43,6% de los
casi 4.000 órganos judiciales de nuestro país
no llegan al módulo de entrada de asuntos.
“No tiene sentido que un 60% estén saturados
y más de un 40% no”, aseveró, sin que exista
una mayor flexibilidad para distribuir la carga
de trabajo.
Con estos argumentos, enumeró algunas
líneas básicas a la hora de plantear las reformas:
◗◗ Reducir el índice de litigiosidad desjudicializando procedimientos a través del Proyecto de Ley de Jurisdicción Voluntaria, así
como de la despenalización de las faltas
prevista en la reforma del Código Penal
que se está tramitando en el Congreso.
◗◗ Mejorar el diseño organizativo, básicamen­
te a través de la reforma de la LOPJ. El
sistema de partidos judiciales, que establece unos criterios territoriales a la hora
de asignar competencias a los juzgados y
tribunales, impide la flexibilidad en el momento de repartir los casos dependiendo
de la sobrecarga de unos y otros.
◗◗ La reforma de la LOPJ tiene además como
objetivo agilizar la Justicia y reducir los
tiempos de respuesta, principal causa de
queja ciudadana; fortalecer la independencia judicial; establecer un nuevo modelo de organización judicial adaptado
a la realidad económica, social y jurídica
del siglo XXI, y apostar por una mayor
profesionalización y especialización de
los tribunales. 
Javier Borrego, abogado del Estado
jefe del Tribunal de Cuentas
“Los grandes
comunicadores
en el seno de la
Justicia son Los
procuradores”
J
avier Borrego, abogado del Estado jefe del Tribunal de
Cuentas y exjuez del Tribunal de Estrasburgo, aprovechó su ponencia para hacer una observación sobre el
papel que se le debería reservar a los procuradores.
El reglamento europeo del año 2007 relativo a la notificación y al traslado en los estados miembros de documentos
judiciales y extrajudiciales en materia civil o mercantil dice
que cada Estado miembro comunicará cuáles son los funcionarios públicos, autoridades u otras personas competentes
para esta función. Y mientras que Francia o Bélgica incluyen
a los huissiers de Justicia, en España sólo se dice que son
los secretarios judiciales. Si en el año 2007, cuanto se dictó
ese reglamento europeo, ya estaba vigente la nueva LEC y
se habían ampliado las competencias de los procuradores,
a los que calificó de “los grandes comunicadores en el seno
de la Justicia”, ¿por qué no se los incluyó también? “Es una
duda que dejo ahí”, manifestó Javier Borrego.
El exmagistrado del Tribunal de Justicia de la Unión Euro­
pea (TJUE) analizó los antecedentes jurídicos y políticos de
Procuradores • Nº 108
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EN PORTADA
una Unión Europea que no sólo tiene una unidad económica, sino que aspira a una unidad en la protección
de los derechos fundamentales, que es el punto más
alto del espacio judicial que se pretende. Este es un proceso de muchos años, recordó, de pasos progresivos
como el que dio el Tribunal Constitucional español en
2011 cuanto planteó al TJUE la primera cuestión prejudicial, en el caso Melloni ya resuelto, sobre el papel
de la Justicia europea en relación con nuestro sistema
constitucional. Alemania también lo ha hecho ya, y por
tanto todas las jurisdicciones europeas reconocen la
existencia del tribunal comunitario.
Javier Borrego explicó los mecanismos de que dispone el TJUE para obligar al Estado afectado a adoptar las medidas necesarias para la ejecución de sus
sentencias, imponiendo incluso sanciones en caso de
no hacerse efectivas, como ha ocurrido con la reciente
multa al Reino de España de 30 millones de euros como
consecuencia de las ayudas ilegales a sociedades del
País Vasco. 
Sara Díez Riaza, profesora de Derecho Procesal en ICADE
“La profesión de procurador
es compatible con la de agente
de ejecución”
L
a profesora Sara Díez Riaza, autora entre otros
del libro La Procuraduría, analizó la figura del
agente de ejecución en Europa, con especial énfasis en el huissier de Justicia francés y el agente
de execução portugués. Y su conclusión fue rotunda:
“Me ratifico en la compatibilidad de la profesión de
procurador con la de agente de ejecución del sistema
continental francés, fundamentada en la necesidad de
la celeridad de la ejecución. Es necesario que esto lo
respalde la ley y yo auguro una buena aceleración de
la Justicia, que es lo que todos queremos”.
La profesora enmarcó su análisis en el artículo 6.1
del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que establece el derecho a un proceso en un plazo razonable.
Sobre esta exigencia, recordó, versa toda la cuestión a
16
Procuradores • Nº 108
debate en materia de ejecución, ya que la Justicia no
es justa si no se produce a tiempo. Por eso, ya desde
2001 en una reunión de los ministros de Justicia en
el Consejo de Europa se estableció la necesidad de
armonizar todos los sistemas de ejecución europeos,
centrándose fundamentalmente en la figura del huissier
de Justicia o de un agente judicial. Y como demostró
citando uno por uno su nombre y funciones en cada
caso, es claro que hay agentes de ejecución en todos
los países aunque, eso sí, con distintos perfiles y denominaciones.
Los lectores interesados en todas estas figuras euro­
peas del agente de ejecución pueden encontrar más
información en la página web de la Unión Internacional de Huissiers de Justicia. 
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