Resolución quirúrgica del criptorquidismo

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manual de técnicas clínicas
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Este libro está reproducido en el sitio web de IVIS con el permiso de Grupo Asís.
IVIS agradece a Grupo Asís por su apoyo.
TÉCNICA CLÍNICA
Resolución quirúrgica
del criptorquidismo
Claudio Mazzoni1,
Simone Gradellini2,
Francesco Tonon3,
Elena Borri4
Veterinario
clínico libre
mazzoni.claudio@
aliceposta.it
2
Veterinario
especializado en
patología porcina
s.gradellini@
fastwebnet.it
3
Veterinario
clínico libre
[email protected]
4
Veterinaria
especializada en
patología porcina
[email protected]
1
El criptorquidismo en porcino es bastante frecuente y puede ser bilateral, pero más comúnmente es
unilateral. Se trata de una anomalía hereditaria
cuya vía de resolución principal es la identificación
y la eliminación de los reproductores portadores.
Reviste una importancia principalmente económica, dado que la carne de estos sujetos adquiere un
olor desagradable que limita notablemente su
valor comercial. En espera de que se difunda la
técnica de castración química, el único tratamiento aconsejado es el quirúrgico. Como alternativa a
la metodología quirúrgica clásica, a continuación
viene descrito un sencillo procedimiento aplicable
incluso en sujetos muy jóvenes, que puede ser de
gran ayuda para reducir las pérdidas económicas
en el matadero.
En los cerdos, el sistema reproductivo está sujeto
con frecuencia a anomalías de desarrollo. El criptorquidismo es el defecto del aparato genital que
más frecuentemente se halla en los lechones
macho (Edwards MJ, Mulley RC, 1992).
Se caracteriza por la falta de migración o el descenso incompleto de uno o de ambos testículos y
puede ser uni o bilateral. Se habla de criptorquidia
abdominal si el testículo permanece en el abdomen, y de inguinal si se aloja en esa región anatómica. En el primer caso el testículo no ha superado el anillo inguinal interno. Puede quedarse cerca
del riñón, en el propio lugar original (criptorquidia abdominal completa o alta), o hallarse más o
menos próximo al anillo inguinal interno (criptorquidia baja). En todo caso, es pequeño, blando e
incapaz de una espermatogénesis normal. La cola
del epidídimo siempre está separada, como extendida y a veces incluso comprometida en el anillo
inguinal interno. El espacio inguinal o está ocupado sólo por tejido conectivo, o bien contiene únicamente un rudimento de proceso vaginal del peri-
MATERIAL
El material necesario para realizar
la resolución quirúrgica del
criptorquidismo es el siguiente:
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Sistema de anclaje (por ejemplo, una escalera)
Varias cuerdas de 50 cm
Si los lechones pesan menos de 10 kg,
dos tiras de velcro autoadhesivas
Papel
Guantes de látex desechables
Superficie sobre la que apoyar
el material quirúrgico
Cubo para los residuos
Azaperona intramuscular
(como preanestésico)
Asociación de zolazepam y tiletamina intramuscular (como anestésico)
Pinza de cuchara
Portaagujas (17 cm)
Clamp recto (16 cm)
Hilo no reabsorbible EP4
Emasculador Hausmann curvo (16 cm)
Bandeja arriñonada o rectangular
Tijeras de Mayo curvas (17 cm)
Dos jeringas estériles de 2,5 ml
Mosquito curvo (12,5 cm)
Una jeringa estéril de 5,0 ml
Mango de bisturí y bisturí
Agujas de sutura semicurvas de punta triangular Desinfectante para agujas e hilo
Solución yodada para la
G10 (36 mm) y G11 (23 mm)
desinfección de los tejidos
Hilo reabsorbible EP4
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TÉCNICA CLÍNICA
toneo, con o sin la cola del epidídimo. El gubernaculum testis no está desarrollado. Si ambas gónadas presentan tal anomalía, el animal es infecundo, pero conserva todos los caracteres sexuales
secundarios de los ejemplares normales de su especie (Baron R, 1994).
En las criptorquidias inguinales, la túnica vaginal
y el músculo cremáster están desarrollados y, en
definitiva, persiste un estado intermedio en el que
el testículo está todavía alojado en el espacio inguinal (Baron R, 1994).
DIAGNÓSTICO
Dado que hay que intervenir en sujetos muy jóvenes o, en todo caso, difícilmente de más de 12
semanas de edad, no podemos fiarnos de la visualización de los caracteres sexuales secundarios típicos de los individuos púberes que tienen una edad
y un peso bastante diferentes, para los cuales se
aconseja la vía laparoscópica (Cheli R, 1998).
El primer diagnóstico debe hacerlo el personal técnico de la sala de partos, que durante la castración
debe identificar con un crotal o un corte auricular
a los lechones que presentan uno o ningún testículo. Además, es una buena práctica no castrar el testículo contralateral al criptórquido, para permitir
de esta manera, además de una fácil identificación
del sujeto, un óptimo punto de referencia para el
cirujano. La bibliografía (Edwards MJ et al., 1992)
y nuestra experiencia personal indican una mayor
incidencia de criptorquidismo unilateral izquierdo.
A diferencia de lo que sucede con las hernias
(Mazzoni et al., 2005), donde el mejor diagnóstico
se hace con el sujeto en neurolepsia, el testículo criptórquido se identifica mejor con el individuo bajo
anestesia general. De hecho, los músculos abdominales contraídos limitan fuertemente las manipulaciones de la región inguinal, pero todavía más del
área perirrenal, impidiendo, en resumen, el diagnóstico del criptorquidismo abdominal alto y bajo.
INFORMACIONES FINALES
La intervención quirúrgica descrita en este trabajo,
de una duración de unos 8-10 minutos y que no
requiere la ayuda del personal de la explotación,
presenta la ventaja de ser aplicable en individuos
jovencísimos en el momento del destete o incluso
en la propia sala de parto.
Hay que subrayar además que la incisión operatoria, debido a las relaciones anatómicas de la región
y a la modalidad de la intervención, no permite
una contaminación masiva del espacio intraperitoneal, con todas las ventajas sanitarias que se derivan. De aquí la posibilidad de no aplicar el tratamiento antibiótico (amoxicilina + ácido clavulánico o cefalosporina de larga duración) que, sin
embargo, seguimos prefiriendo personalmente.
Es necesario destacar que, gracias a la ausencia de
cavidades subcutáneas neoformadas, como en el
caso de las hernias, la aparición de sieromas está
prácticamente descartada. En estas condiciones, y
debido a la reducidísima incidencia de complicaciones bacterianas, el porcentaje de éxito de la
operación descrita está en torno al 95-98%.
A TENER EN CUENTA
Educar al personal de la sala de partos para que identifiquen a los lechones con un sólo testículo (monórquidos) mediante un crotal o un corte auricular.
No extirpar el testículo presente de estos lechones.
El empleo de una anestesia manejable y segura permite trabajar tranquilamente y sin la ayuda
de personal de la granja.
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TÉCNICA CLÍNICA
DESCRIPCIÓN DE LA TÉCNICA
1
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico debe ser primero visual y
luego exploratorio.
Diagnóstico visual
1
2
También cuando está presente el testículo
contralateral, pero todavía más en su ausencia, el diagnóstico visual pasa por la búsqueda de la o las cicatrices de castración en
la región escrotal. Es importante subrayar
que esta investigación no es simple, ya que
cuando las cicatrices están presentes resultan muy evidentes, pero cuando están
ausentes el diagnóstico se complica a
causa de todos los traumatismos de diversa
naturaleza a los cuales está sometida la
región escrotal por su posición. Esto determina la aparición de falsos positivos. Es útil
subrayar que, para valorar correctamente
las cicatrices, juega un papel importante el
tiempo transcurrido entre la castración y el
diagnóstico. Todo esto se supera con la
experiencia, pero la diagnosis visual requiere siempre la máxima atención. Este protocolo debe aplicarse también sobre los
monórquidos, dada la posibilidad de que el
testículo retenido pueda descender en un
segundo momento.
2
Diagnóstico exploratorio
3
Una vez que el lechón está bajo anestesia
general, cuya modalidad se puede consultar
en las actas SIPAS 2004 (Mazzoni et al.,
2004), se le debe atar por los miembros
inferiores sobre el plano de operaciones,
que puede ser una escalera, de forma que la
cabeza del animal quede hacia abajo y el
abdomen hacia quien va a operar.
Abarcando con la mano el flanco del animal
que potencialmente contiene el testículo
retenido, se ejerce una presión con el pulgar
desde abajo hacía arriba, partiendo del
abdomen y terminando cerca del área de
proyección del anillo inguinal externo sobre
la piel. La manipulación es más fácil si el
criptorquidismo es inguinal, mientras que
para el abdominal se necesita una mayor
atención, dado que es posible confundir el
testículo retenido con la vejiga llena o con el
riñón correspondiente. En ambos casos el
testículo se percibe como una estructura
globosa y huidiza colocada en los planos
subyacentes al área de palpación.
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TÉCNICA CLÍNICA
ABORDAJE QUIRÚRGICO
4
5
La terapia quirúrgica consiste en la eliminación del testículo
retenido.
4
Con el animal anestesiado y colocado como se indica en la parte
del diagnóstico exploratorio, se procede a una desinfección de la
piel de la región inguinal. Después se realiza una incisión longitudinal de casi 3 cm, paralela al rafe medio y a 1-2 cm al lado del
último pezón. Esta incisión corresponde siempre al área de proyección cutánea del anillo inguinal externo.
5
Después, se alcanza el canal inguinal y el anillo correspondiente
con la ayuda de los dedos. Con las tijeras se procede a la incisión de los planos superficiales (dartos y fascia espermática
externa) del propio canal y a su consiguiente apertura, que va a
permitir ver mejor también el anillo inguinal externo. En este
punto el desarrollo de la intervención varía según el criptorquidismo sea inguinal o abdominal.
6
Criptorquidismo inguinal
En esta intervención, la eliminación del órgano resulta facilitada porque el testículo se encuentra ya comprometido o en las
proximidades inmediatas del canal inguinal. Es posible que,
como consecuencia de las manipulaciones o de la posición
que toma el lechón durante la intervención, el testículo resbale al interior del anillo inguinal externo. En este caso se puede
recurrir a referencias anatómicas bien precisas, como el
gubernaculum testis o el músculo cremáster, que por su relación con el testículo permiten una rápida recuperación y una
fácil exteriorización.
Criptorquidismo abdominal
El protocolo de esta intervención es más complejo que el precedente, ya que el testículo se encuentra en el interior de la cavidad
abdominal, y más precisamente cerca del riñón correspondiente
(alto), o en la mejor de las hipótesis, próximo al anillo inguinal
interno (bajo). Además el gubernaculum testis no está presente
y también es extraño que aparezca el músculo cremáster.
6
Sin embargo, también para esta intervención disponemos de una
referencia anatómica de gran importancia: el epidídimo.
Desafortunadamente, no siempre es bien visible, pero ejerciendo
desde el exterior un mínimo de presión sobre el abdomen en
dirección craneo-caudal, es posible guiar el testículo hasta que,
en la proximidad del anillo inguinal externo, se pueda alcanzar
justo mediante el epidídimo, que está extendido respecto a su
posición típica en la galería escrotal.
7
Hay que fijar el epidídimo con el clamp.
8
Se debe proceder a una tracción progresiva sobre el órgano y,
con la ayuda de los dedos, favorecer la superación del anillo
inguinal externo.
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TÉCNICA CLÍNICA
DESCRIPCIÓN DE LA TÉCNICA (continuación)
ELIMINACIÓN
DEL TESTÍCULO
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La vascularización, bien por la edad del animal, bien por las características del órgano,
no está muy desarrollada, de forma que no
requiere suturas particulares. Consideramos
que la simple rotación de los vasos garantiza una hemostasis más que suficiente para
evitar la aparición de futuras hemorragias.
10
Después de la eliminación del testículo, la
sutura del anillo inguinal externo con un
punto separado en catgut crómico EP4
resulta un procedimiento aconsejable para
evitar que, como consecuencia de las
maniobras realizadas, se alteren las relaciones de continuidad del peritoneo de forma
que hagan posible la aparición de hernias
secundarias a la intervención.
11
Cuando está presente el testículo contralateral, es posible quitarlo con la ayuda de un
emasculador Hausmann para pequeños animales, a través de la misma apertura operatoria cutánea por la que se ha intervenido
para eliminar el órgano retenido.
12
Finalmente la realiazación de la sutura de la
piel junto con los planos subyacentes, con
puntos separados en hilo no reasorbible
EP4, culmina la intervención.
BIBLIOGRAFIA
ALTHOFF W., MAYER M., RICHTER L., SIMON D. (1988) “Genetic
causes of hernia and cryptorchidism in pigs”, Zuchtungskunde
60(4), 319-329
BARON R. (1994) “Anatomia comparata dei mammiferi domestici”
vol. 4, Nuova edizione, Bologna, Edagricole
BLANCHARD T.L., SCHUMACHER J., TAYLOR T.S., VARNER D.D.
(1990), “Detecting unilateral and bilateral cryptorchidism in large
animals”, Vet.Med. 85(4), 395-403
CHELI R. (1988) “Clinica chirurgica veterinaria” vol.1, 3a ed., Torino,
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9
10
11
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Unione Tipografico-Editrice Torinese
EDWARDS M.J., MULLEY R.C. (1992) “Malattie genetiche, congenite e neoplastiche”, in: Leman A.D., Straw B.E., Mengeling W.L.,
D’allaire S., Taylor D.J. “Malattie del suino”, 7aed., Padova, Piccin
Nuova Libraria S.p.A. 1996, 800
MAZZONI C., GHERPELLI M. (2004), “Esperienze di anestesia del
suino in condizioni di campo”, Atti del XXX meeting annuale
S.I.P.A.S., Salsomaggiore Terme (PR), 25-26/03/2004, 237-243
MAZZONI C., GRADELLINI S., TONON F. (2005),”Tecnica di riduzione chirurgica dell’ernia inguinale nel suino”, Atti del XXXI meeting
annuale S.I.P.A.S., Mantova, 17-18/03/2005, 429-435
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ADVERTENCIA
Los conocimientos técnicos veterinarios están en constante evolución. Las investigaciones recientes y la experiencia clínica, al mismo tiempo que amplían nuestros
conocimientos hacen necesarios cambios en los tratamientos y en la terapia farmacológica, por lo que se
debe ser cuidadoso en su aplicación. En consecuencia, se
recomienda a los lectores que analicen los últimos datos
aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para
comprobar la dosis recomendada, la vía y duración de
la administración y las contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del veterinario clínico determinar la
dosis y el tratamiento más adecuado para cada paciente, en función de su experiencia y del conocimiento de
cada caso concreto. Ni el editor ni el autor asumen responsabilidad por los daños y/o perjuicios que pudieran
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© 2008 Asís Veterinaria, S.L.
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50013 Zaragoza. España
Editado con la colaboración de Boehringer Ingelheim
Diseño y maquetación: Asís Veterinaria
ISBN: 978-84-612-3074-7
Depósito Legal: Z-1.615/2008
Impreso en España
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