José Antonio Primo de Rivera

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JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA
Hijo primogénito del que fuera dictador en España entre 1923 y 1930, el general Miguel
Primo de Rivera, nació en Madrid, en abril de 1903. Cursó la carrera de Derecho,
licenciándose como abogado en 1922. Tras cumplir el servicio militar abrió su propio
bufete en Madrid.
Su actividad política se inició en 1930, para reivindicar la memoria de su padre
ante las duras críticas surgidas tras su dimisión. En mayo de ese mismo año asumió la
vicepresidencia de la conservadora Unión Monárquica y empezó a colaborar en la
prensa política con duras críticas a los intelectuales y al predominio de las masas. Al
proclamarse la República intentó alcanzar acta de diputado en las elecciones de 1931,
pero fue derrotado. En el verano de 1932 fue detenido e interrogado por su presunta
colaboración en el intento de golpe de Estado del general Sanjurjo, que nunca pudo
probarse, quedando absuelto de cualquier cargo.
En marzo de 1933 participó en la fundación del semanario El Fascio, en el que
empezó a exponer sus nuevos ideales políticos. Bajo la influencia de los fascismos
alemán e italiano, José Antonio, crítico del liberalismo y del Estado liberal democrático,
preconizaba la construcción de un Estado corporativo y autoritario. Visitó Italia,
entrevistándose con Mussolini y, en octubre de ese mismo año, tras celebrar un mitin en
el madrileño teatro de la Comedia fundó un nuevo partido político, Falange Española
(FE). Un partido fascista, antiliberal y antimarxista, que justificaba el uso de la
violencia política («la dialéctica del puño y de las pistolas») y proclamaba la defensa de
la unidad de la patria frente a los separatismos.
En las elecciones de noviembre de 1933, presentándose en coalición con el
bloque monárquico, fue elegido diputado a Cortes por la provincia de Cádiz,
incorporándose al Parlamento. Unos meses después, su partido se fusionó con las Juntas
de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) creadas por Ramiro Ledesma Ramos y
Onésimo Redondo, lo que dio paso a la formación de FE y de las JONS, que dirigió, en
sus primeros meses, el triunvirato formado por los tres fundadores, José Antonio,
Ledesma y Redondo. Se consolidó así la orientación fascista y autoritaria del partido, y
su presencia pública caracterizada por el recurso a la violencia política y el pistolerismo.
Pese a su carácter minoritario, FE y de las JONS fue ganando protagonismo. José
Antonio, gran orador, acabó desplazando de la jefatura del partido a sus colaboradores.
Ledesma fue expulsado del partido y José Antonio se convirtió en el líder indiscutible
de la formación política, que se distanció de los monárquicos y reforzó su carácter
fascista, recibiendo ayuda financiera desde Italia. La creación del Sindicato de
Estudiantes Universitarios (SEU), con una masiva afiliación de estudiantes, la activa
campaña de mítines políticos y la fundación del semanario Arriba lo hizo más visible.
Durante los años 1934 y 1935, la violencia política en las aulas, en choques y asaltos
contra los estudiantes izquierdistas de la FUE, y los continuos atentados cometidos por
los pistoleros falangistas, con varias muertes a sus espaldas y también con varias
víctimas entre sus filas, marcaron su trayectoria.
En las elecciones de febrero de 1936, a las que FE se presentó en solitario,
distanciado de los monárquicos, no obtuvo ningún diputado. La derrota reforzó su
vocación insurreccional. José Antonio venía defendiendo, desde tiempo atrás, la
necesidad de un golpe de fuerza contra la República y ya había mantenido contactos con
jefes militares para su posible preparativo. Su partido aprobó la redacción de planes
precisos, pero estos nunca obtuvieron los apoyos suficientes.
Tras las elecciones, el gobierno del Frente Popular ilegalizó a la Falange y, en
marzo de 1936, José Antonio fue detenido y encarcelado bajo la acusación de posesión
ilícita de armas. En el mes de junio se le trasladó a la cárcel de Alicante. Desde allí
siguió en permanente contacto, en visitas y correspondencia, tanto con sus
correligionarios y colaboradores, como con los dirigentes políticos y militares
implicados en la insurrección contra el gobierno. Aunque, en un primer momento, José
Antonio fue reacio a implicarse en el movimiento, al considerar que no estaba
asegurada una salida política adecuada, finalmente dio su conformidad a los planes de
Mola e hizo un llamamiento a su partido para que se incorporara, sin reservas, a la
sublevación.
Tras el estallido de la guerra hubo varios proyectos, algunos apoyados desde la
Alemania hitleriana, para intentar su liberación por medio de alguna acción de
comandos. También se hicieron al gobierno republicano propuestas de canje de
prisioneros, proponiendo, por ejemplo, el canje entre un hijo del entonces presidente del
gobierno, Francisco Largo Caballero, prisionero del bando rebelde, por José Antonio.
Pero todos los intentos fracasaron.
En noviembre de 1936, José Antonio Primo de Rivera, junto a su hermano
Miguel y su cuñada, fueron procesados por un Tribunal Popular bajo la acusación de
conspiración y rebelión militar. José Antonio fue condenado a muerte y fue fusilado a
primera hora de la mañana del 20 de noviembre de 1936.
Su muerte convirtió a su figura en uno de los mártires más emblemáticos del
bando sublevado, alcanzando una popularidad y una presencia política mucho mayor
que la que tuvo en vida. Convertido en un icono permanente del nuevo Estado, los
puntos fundamentales de la Falange, por él fundada, sirvieron de base ideológica para la
definición programática de la España de Franco. Al acabar la guerra sus restos fueron
depositados, con todos los honores, en el Valle de los Caídos.
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