Los Habitantes

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Los Habitantes
Javier Laborde D.
Javier Laborde D.
La ocupación humana de la sierra de Los Tuxtlas ha sido uno de los
factores más importantes en la transformación del paisaje. Hacer un
recorrido de los asentamientos, desde la época prehispánica hasta los
datos arrojados por los censos de población más recientes, da
una idea clara de cómo las actividades productivas han transformado
la vegetación, la geomorfología, el suelo y la hidrología
de Los Tuxtlas.
PARTE
1
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Estudios palinológicos recientes han mostrado que desde hace
4000 años (2000 años a.C.) se cultivaba maíz en Los Tuxtlas
(Goman, 1992). La evidencia arqueológica (Santley y Arnold,
1996) de restos de cerámica y otros varios artefactos, corroboran
la presencia humana desde hace 3500 años (1,400 a.C.), desde
entonces, hasta la llegada de los colonizadores españoles a principios del siglo XVI, la presencia humana en la sierra de Los
Tuxtlas ha sido continua.
Parece que los asentamientos prehispánicos se ubicaron principalmente en el noroeste y oeste del Lago de Catemaco,
en su costa y a lo largo del Río Grande de Catemaco, en lo que
Santley y Arnold (1996) han denominado la diagonal de ocupación prehispánica; en esas planicies de suaves pendientes
Siemens (Capítulo Los Paisajes) reconoce el principal complejo
de paisajes culturales de Los Tuxtlas.
Aunque los asentamientos prehispánicos permanecen
hasta la Colonia, se pueden distinguir dos periodos tomando
como base los cambios en la densidad de la población. El primer
periodo ocurrió hace 3000 años (1000 años a.C.) cuando el crecimiento poblacional alcanzó una densidad de 8.5 habitantes por
km2, a lo cual siguió una disminución de la población que redujo la densidad hasta 4 habitantes por km2 , que se mantuvo
hasta aproximadamente 100 años d.C. cuando se inició el segundo periodo de aumento de la población, que alcanzó una cifra
récord de 133 habitantes por km2 , alrededor del año 500 d.C.,
cifra que disminuye nuevamente hasta 30 habitantes por km2 en
1000 d.C. (Goman, 1992; Santley y Arnold, 1996).
El primer apogeo de la población coincide con el auge
de dos ciudades pertenecientes a la civilización olmeca. Se trata
de Tres Zapotes y Laguna de Los Cerros, ambas situadas en la
parte más baja de las faldas de las montañas: la primera al sur
del volcán San Martín Tuxtla y la segunda al sur del Santa Marta.
Ambos sitios arqueológicos se cuentan entre los primeros centros ceremoniales-urbanos de Mesoamérica (Coe, 1965; Stuart,
1993). El auge de estas ciudades se inició hace 3000 años, en el
periodo Formativo y se prolongó por 800 años hasta el periodo
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Preclásico (del año 1200 al 400 a.C.). La ubicación de las ciudades al pie y extremos de la sierra sugiere que controlaban la
extracción y distribución de roca basáltica para la elaboración de
esculturas, cabezas, estelas y altares olmecas, que fueron transportados a sitios tan lejanos como La Venta, en Tabasco (Stuart,
1993). Además, ambos sitios se ubican en terrenos fértiles y casi
planos, con disponibilidad de agua, indispensable para el desarrollo de la agricultura en áreas extensas.
El segundo pico de población coincide con la edificación
del centro ceremonial-urbano de Matacapan, alrededor del año
300 d.C., ubicado al noroeste del Lago de Catemaco, en la misma
diagonal de ocupación prehispánica, al centro de la sierra de Los
Tuxtlas. En el año 500 d.C. el centro de Matacapan tenía entre
35,000 y 40,000 habitantes en una superficie de siete hectáreas,
la mayor concentración de población en este periodo y en
toda la sierra considerando los 107 asentamientos y villas registradas (Santley y Arnold, 1996). Los numerosos restos arqueológicos muestran que durante el periodo Clásico de 250 a 900
d.C. Los Tuxtlas era una región crucial en la ruta de comercio
establecida entre el altiplano central (Teotihuacan) y la zona
maya (Coe, 1965; Santley y Arnold, 1996).
Los resultados de estudios palinológicos de los sedimentos de lagos de Los Tuxtlas (Byrne y Horn, 1989; Goman,
1992), muestran que durante los dos picos de población, disminuye sensiblemente la cantidad de polen de especies arbóreas y
aumenta la cantidad de polen de maíz y de malezas asociadas a
la milpa, lo cual refleja una deforestación extensiva. En esos
resultados también se hace evidente que cuando disminuye la
cantidad de población, la vegetación forestal se recupera rápidamente, aún del periodo de mayor deforestación ocurrido entre
2200 y 1300 años antes del presente, lo cual indica que el paisaje,
probablemente fragmentado, mantuvo remanentes importantes
de selva durante este largo periodo lo que le dio la capacidad de
recolonizar los campos abandonados.
Aproximadamente a fines del siglo XV, los mexicas controlaron la porción oeste de la sierra. En el Códice Mendocino se
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citan las poblaciones o villas tributarias, entre las que destacan
Cosamaloapan, Tlacotalpan y Santiago Tuxtla. Los tributos consistían en cacao, mantas de algodón blancas y decoradas, pieles
de jaguar, cotorras, iguanas y objetos de jade. Unos años más
tarde, los españoles al llegar a la región encuentran dos grupos
lingüísticos: popoluca y náhuatl. Los hablantes de popoluca
tienen la más larga historia de residencia en la sierra, posiblemente se remonta al tiempo de la ocupación olmeca, mientras
que los hablantes de náhuatl son desde luego un grupo mucho
más reciente (Coe, 1965; Scholes y Warren, 1965).
Hernán Cortes encabezó la colonización española de Los
Tuxtlas solo unos años después de la caída de la gran
Tenochtitlán en 1521. Entre 1525 y 1528 estableció el primer ingenio azucarero y uno de los primeros pies de cría de ganado bovino en el trópico húmedo de la Nueva España, en las cercanías de
la recién fundada ciudad de Santiago Tuxtla (González-Sierra,
1991), se trata sin duda de uno de los primeros intentos
agropecuarios en toda América continental.
La introducción del ganado bovino fue tan exitosa que
rápidamente ocupó buena parte de la sierra de Los Tuxtlas y las
partes bajas de los ríos Papaloapan y Coatzacoalcos. El ganado
se diferenciaba entonces en tres grandes tipos, de acuerdo a sus
características, comportamiento y sobre todo a su facilidad o
dificultad de manejo y crianza: ganado tipo "chichihua" o lechero
en los pantanos y humedales, el ganado "rodeano" en potreros o
espacios abiertos y el ganado "montaraz" que vagaba libremente
en la selva (Aguirre-Beltrán, 1992).
La presencia española afectó las poblaciones de indígenas de la sierra; para fines del siglo XVI la población nativa había
decrecido de forma alarmante a causa de las enfermedades
trasmitidas por los europeos y por efecto de las condiciones de
esclavitud a que fueron sometidos. En el siglo XVII los pocos
indígenas que aún habitaban la sierra fueron en su mayor parte
reubicados a nuevas villas y solo algunos se refugiaron en las
partes más inaccesibles de las montañas (Aguirre-Beltrán, 1992;
Buckles, 1989). Es interesante mencionar que una de las épocas
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con menor densidad de habitantes en la región corresponde al
periodo comprendido entre finales del siglo XVI y principios del
siglo XX, el resultado del despoblamiento indígena provocado
por el contacto europeo, no fue exclusivo de Los Tuxtlas, pues
fue muy común en el resto del trópico húmedo americano.
La administración colonial fundó muy pocas ciudades o
poblados en la región, pues muy pocos peninsulares y criollos
propietarios de la tierra habitaban en Los Tuxtlas, casi todos se
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Los Habitantes
asentaban en Veracruz, Xalapa, Puebla y en la Ciudad de México,
de tal forma que la población local era de una mayoría indígena,
seguida por la población negra traída de África y una minoría de
mestizos ocupados de administrar el manejo agrícola y
ganadero. La población africana fue traída para encargarse de
las labores de producción de caña y extracción de azúcar, y más
tarde estuvo dedicada al manejo del ganado vacuno (AguirreBeltrán, 1992).
Al finalizar el periodo colonial, entre Acayucan y
Santiago Tuxtla existían siete hacendados propietarios de
270,350 ha, con hatos entre 1,000 y 30,000 cabezas (AguirreBeltrán, 1992). La distribución de las haciendas y los sitios
alrededor de las ciudades de Acayucan y Santiago, las convirtieron en los centros económicos de Los Tuxtlas, desde
entonces hasta fines del siglo XIX (González-Sierra, 1991;
Buckles, 1989).
Los principales productos de Los Tuxtlas eran, en primer
lugar, azúcar seguido por el algodón y el tabaco junto con la
extracción de madera. Todo se transportaba por el río San Juan
hasta Tlacotalpan y de ahí a Veracruz. Del ganado lo único que
se exportaba fuera de la región eran los cueros, ya que la leche
y la carne, por perecederos, solamente se consumían localmente. No obstante, la ganadería mitigaba las fluctuaciones de
la producción agrícola y constituía una fuente segura de alimentos y riqueza, y tal vez lo más importante era que el ganado vacuno se utilizaba para apropiarse de grandes extensiones de tierra (Melgarejo-Vivanco, 1980; Aguirre-Beltrán, 1992).
A fines del siglo XIX hubo un cambio importante en la
estructura económica y productiva de la sierra de Los Tuxtlas. En
1870 se creó en Minatitlán un aserradero moderno propiedad de
un norteamericano, para exportar madera tropical a los Estados
Unidos y a Europa desde el puerto de Coatzacoalcos, (Buckles,
1989), esto ocasionó una gran perturbación de los sitios más
accesibles de selva, que en menos de 30 años fueron despojados
de las maderas preciosas, provocando una crisis en la región que
afectó al centro económico de Acayucan, grandes extensiones
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Los Habitantes
de selvas clareadas y perturbadas fueron entonces utilizadas
para cultivar café y abrir potreros.
En 1909 se construyó en Minatitlán una refinería de
petróleo, con lo cual Acayucan perdió su papel como centro
económico rector del sureste de Los Tuxtlas, y fue sustituido por
Minatitlán y Coatzacoalcos (Buckles, 1989). En la parte occidental
de Los Tuxtlas, aproximadamente en las mismas fechas, también
hubo cambios importantes: la producción de tabaco hizo que
San Andrés Tuxtla tomara el lugar del centro económico rector
en sustitución de Santiago Tuxtla (González-Sierra, 1991).
En las primeras décadas del siglo XX, la introducción de
razas cebuínas mejoradas provenientes de Brasil y de las nuevas
tecnologías de pastos y forrajes desarrolladas en Australia y
África (Reveal-Mouroz, 1980) provocó otro cambio de gran
importancia para la economía de la región, En solamente cuatro
décadas, entre 1930 y 1960, el ganado cebú (Bos indicus) sustituyó completamente al ganado introducido desde 1528 por los
españoles (Bos taurus) que durante casi cuatro siglos se naturalizó en la sierra.
Alrededor de 1950 los programas nacionales de colonización hicieron del sur de Veracruz la puerta del trópico húmedo
mexicano debido al notable rendimiento agrícola y pecuario. La
frontera agrícola siguió al establecimiento de nuevos centros de
población (Reveal-Mouroz, 1980). La vertiginosa expansión
ganadera en Los Tuxtlas se da principalmente mediante el
establecimiento de grandes ranchos privados, y se incrementó
dramáticamente durante las últimas tres décadas del siglo XX,
cuando la ganadería extensiva se transforma en la actividad primaria preponderante, aún a costa de la agricultura ejidal. La
ganadería que se practica actualmente en Los Tuxtlas, y en general en todo el trópico húmedo mexicano, además de ser muy
reciente en términos ecológicos, es distinta a la que se practicó
desde la Conquista hasta las primeras dos décadas del siglo XX,
básicamente debido al cambio de vacas y forrajes, a las prácticas
de manejo pecuario y al paisaje.
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División política
La región de Los Tuxtlas está repartida en ocho municipios:
Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla, Catemaco, Hueyapan de
Ocampo, Soteapan, Mecayapan, Pajapan y Tatahuicapan (creado
en 1996); entre todos juntos suman 433 mil ha (4,330 km2).
Es necesario aclarar que la superficie total de los ocho
municipios varía según la fuente que se consulte, por ejemplo,
considerando las superficies reportadas en la base estadística
municipal del estado de Veracruz (1994), la superficie total de
estos municipios es de 443 mil ha. En este caso nos basamos en
la cartografía de INEGI sobre las áreas geoestadísticas básicas y
municipales (AGEB’s, 1995), elaboradas a escala 1:50,000 para el
conteo de población y vivienda 1995, cartas que fueron digitalizadas e incorporadas al SIG-Los Tuxtlas del INECOL (Mapa 3), y
en cuyo caso la superficie total de los mismos municipios es de
433 mil ha. Otros cuatro municipios limitan o tocan con la sierra, los consideramos como vecinos de ella, se trata de: Ángel R.
Cabada al oeste, y Acayucan, Chinameca y Soconusco al sureste.
Estos municipios no se han considerado como parte de la sierra
de Los Tuxtlas, debido a la pequeña extensión que puede ser
considerada como parte de ella (Cuadro 1).
En las 433 mil ha que abarcan los municipios tuxtecos,
la población en 1980 era de 256,220 habitantes (densidad bruta
de 59.2 habitantes por km2), en 1990 aumentó a 307,937 habitantes (71.1 habitantes por km2), en 1995 a 338,376 habitantes
(78.1 habitantes por km2), INEGI 1995), por último, en 2000 fue
de 351,315 (81 habitantes por km2). En 1995 tres ciudades superaban 10 mil habitantes: San Andrés Tuxtla (54,045), Catemaco
(22,965) y Santiago Tuxtla (15,500); tres tenían más de 5 mil habitantes: Juan Díaz Covarrubias (7,955), Pajapan (6,426) y
Tatahuicapan (6,338). En estas seis localidades se concentraba
en 1995, 33.8% del total de habitantes de los municipios de Los
Tuxtlas. En el año 2000, el total poblacional de cada uno de
los municipios de la región tuvo valores cercanos a los registrados en el censo anterior: San Andrés Tuxtla (58,853), Catemaco
(23,631) y Santiago Tuxtla (15,348).
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Los Habitantes
Municipio
Superficie
total
Superficie
dentro
de la sierra
% de la superficie
dentro
de la sierra
San Andrés Tuxtla
95,691
65,898
68.9%
Santiago Tuxtla
62,063
19,227
31.0%
Hueyapan de Ocampo
71,136
33,141
46.6%
Catemaco
66,005
64,549
97.8%
Soteapan
63,231
62,998
99.6%
Mecayapan
44,145
43,786
99.2%
65.1%
Pajapan
30,732
20,017
433,003
309,616
Ángel R. Cabada
49,763
11,560
23.2%
Acayucan
72,465
8,049
11.1%
Chinameca
17,268
546
3.2%
Soconusco
14,948
170
1.1%
MUNICIPIOS TUXTECOS
Mpios. vecinos:
TOTAL DE LA SIERRA
329,941
CUADRO 1. La superficie total (hectáreas)
de los municipios y su extensión en la sierra de
Los Tuxtlas (SIG-Los Tuxtlas y Áreas Geoestadísticas
Municipales, INEGI, 1995).
La población actual
A continuación se presenta un análisis de la población de la sierra de Los Tuxtlas, con base en los datos oficiales del censo general de población del año 2000.
De acuerdo con este censo, había 351, 315 habitantes en
los siete municipios de Los Tuxtlas que se distribuían en 1,116
localidades de diferente tamaño. Entre estas localidades, 70%
tenían menos de 100 habitantes y 90% de las localidades tenían
menos de 1,000 habitantes. En el año 2000 sólo seis localidades
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Los Habitantes
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tenían más de 5,000 habitantes, si consideramos esta cifra como
ciudad entonces en este año 33.6% de la población era urbana,
mientras que 66.4% era rural, distribuída en 1,110 localidades
(Cuadro 2).
La población de los municipios de San Andrés Tuxtla,
Santiago Tuxtla y Catemaco es en su mayoría mestiza; mientras
que en los municipios de Hueyapan de Ocampo y Mecayapan
(incluyendo Tatahuicapan) predomina la población indígena, en
los municipios de Pajapan y Soteapan la población es casi exclusivamente indígena, de las etnias nahua y zoque-popoluca. La
población mestiza tiene una tradición de pequeños propietarios
y rancheros, mientras que la indígena tiene una tradición de
propiedad comunal, dedicada a la agricultura de subsistencia y
recientemente a una combinación de agricultura y ganadería de
subsistencia.
En lo que se refiere a la distribución de la población por
grupos de edad, destaca el intervalo de 15 a 65 años que es
52.7% de la población (162,190 habitantes), seguido por el de 0 a
14 años con 43.7% (134,544 habitantes) y finalmente el de la
CUADRO 2. Distribución de
poblados y número de habitantes
en los ocho municipios de la
sierra de Los Tuxtlas.
Tamaño
de los poblados
Número
de poblados
Porcentaje
Número
de habitantes
Porcentaje
(No. habitantes)
<100
780
69.9
12,746
3.6
100 - 499
194
17.4
51,041
14.5
500 - 999
76
6.8
53,435
15.2
1,000 - 1,999
41
3.7
58,431
16.6
2,000 - 4,999
19
1.7
59,979
17.1
21,851
5,000 - 9,999
3
0.3
10,000 - 14,999
0
0
15,000 - 50,000
2
0.2
38,979
11.1
>50,000
1
0.1
54,853
15.6
100
351,315
100
TOTAL
70
1,116
0
6.2
0
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población mayor de 65 años con 3.6% (11,203 habitantes). La
población que se puede considerar laboral entre 15 a 65 años, es
la predominante, sin embargo, la proporción de la población que
se encuentra en edad de dependencia económica es muy alta.
Propiedad de la tierra
La información fue obtenida del censo 1995 incorporado al SIGLos Tuxtlas. En la sierra de Los Tuxtlas predomina la propiedad
de tipo ejidal, en su mayoría los ejidos tienen dotación oficial con
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su respectivo decreto presidencial; sin embargo, la situación de
muchos de ellos sigue siendo irregular y la regularización de sus
documentos oficiales ha llevado demasiado tiempo.
En la sierra hay 268 unidades o polígonos de propiedad
ejidal que abarcan en total 215,824 ha (67.1% de la superficie de
la sierra). El polígono ejidal más pequeño es de 110 ha, que corresponde a una ampliación ejidal, mientras que el más grande
tiene 6,701 ha. En promedio los ejidos de Los Tuxtlas tienen una
superficie de 542 ha. Aunque en el mapa se incluye a Pajapan
como un ejido, en realidad se trata de tierras comunales con una
superficie aproximada de 15 mil ha (Mapa 4).
En la sierra, 51,257 ha (15.9% del total) pertenecen a 100
propiedades privadas, que son desde predios con menos de 10
ha hasta lotes de 3,000 ha, con un promedio de 513 ha por
propiedad. La mayoría de estos predios son ranchos ganaderos.
Debido a que el índice de agostadero para la región es de una
cabeza de bovino por hectárea, entonces el tamaño máximo de
una propiedad ganadera permitido por la ley mexicana en la
región sería de 500 ha. Los predios o terrenos mayores están
divididos en fracciones registradas con diferentes propietarios,
por lo que prácticamente nadie tiene más de las 500 ha permitidas oficialmente. La razón por la que en el SIG-Los Tuxtlas
aparecen digitalizadas propiedades mayores a las 500 ha, se
debe a que la información de la subdivisión de los lotes privados
no es asequible o no existe la información necesaria para ser cartografiada.
Hay 15 colonias agrícolas o ganaderas cuya superficie
cubre más de 30,000 ha (10.2%), algunas colonias o anexos de
ellas son muy pequeñas, menores a 50 ha, pero en promedio las
colonias tienen alrededor de 2,000 ha cada una, y la más grande
es la colonia La Perla del Golfo, con más de 11 mil ha (Cuadro 3).
Otras formas de propiedad incluyen a 5 propiedades federales
con un total de 1,269 ha, en las que hemos incluido las 640 ha de
la EBITROLOTU. Dos corresponden a fundos legales (557 ha) y
hay siete polígonos declarados como zonas urbanas (469 ha). En
la sierra hay poco más de 11,000 ha sin información sobre su
régimen de propiedad.
72
Los Habitantes
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Tipo
de propiedad
Número
de predios
colonia agrícola
Superficie
Total
Promedio
Tamaño
menor
Tamaño
mayor
15
32,900.9
2,193.4
33.7
11,277.8
268
215,823.9
542.3
109.6
6,701.4
prop. federal
5
1,268.6
135.8
7.3
640.0
prop. privada
100
51,257.1
512.6
7.0
3,087.6
ejidal
fundo legal
2
556.9
278.4
119.6
437.2
zona urbana
7
469.1
67.0
13.3
143.3
sin información
CUADRO 3. Tipo de propiedad
de la tierra. Número de predios,
superficie total en hectáreas,
promedio y tamaño mínimo y
máximo para cada tipo.
11,149.0
Es necesario mencionar que en el decreto en el que se
crea la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas (Capítulo La Reserva de
la Biosfera), se expropiaron cerca de 16,000 ha de las 18,000
de la zona núcleo de la sierra de Santa Marta. De esta superficie
expropiada cerca de 9,400 ha pertenecían a ocho ejidos y 6,300
ha eran propiedad privada, al concluirse la ejecución de la
expropiación estas tierras serán propiedad federal y estatal.
Densidad y crecimiento poblacional
Hemos incorporado la información censal al SIG-Los Tuxtlas, del
INECOL, en el cual se incluye el número de habitantes por localidad, censados en 1980, 1990 y 1995.
El siguiente análisis se basó en el número de habitantes
por localidad en 1995, sin embargo, es necesario aclarar que de
un total de 1,094 localidades registradas en los entonces siete
municipios de Los Tuxtlas, 479 correspondían a caseríos de
menos de tres viviendas cada uno, y no se dispone de información censal de ellos. La cifra de 338,373 habitantes que vivían en
1995 en esos siete municipios de Los Tuxtlas, se basa en los
datos de 615 localidades con información censal y que corresponden a localidades con más de tres viviendas. Sin embargo,
suponiendo que cada uno de los 479 caseríos con menos de tres
viviendas, tuvieran todos 3 viviendas y en cada una habitaran 5
73
Javier Laborde D.
Los Habitantes
personas (tamaño promedio de familia en la región), entonces el
máximo de habitantes para los siete municipios considerados
sería de 345,561 habitantes en 1995. Cifra que representa claramente una sobrestimación, pues gran número de los caseríos
mencionados corresponden a una sola vivienda, por lo que la
cifra real para 1995 debe ser cercana a los 342 mil habitantes.
Para analizar la distribución geográfica de la población,
así como para estimar su crecimiento reciente, se tomaron en
consideración las localidades para las cuales se tenía información acerca del número de habitantes en 1990 y en 1995, las
localidades que cumplieron con el requisito anterior fueron 570,
ubicadas en la sierra de Los Tuxtlas y sus alrededores. Para cada
una de estas localidades se calculó la tasa de crecimiento (o
variación) de la poblacional anual entre 1990 y 1995, las tasas
resultantes se agruparon en cuatro categorías: a) decreciente
(tasas negativas); b) de 0 a 2% anual; c) de 2.1 a 5% anual; y
d) mayor al 5% anual. Además, se analizó la distribución de la
población utilizando el SIG-Los Tuxtlas, de la siguiente manera:
sobre el mapa con las 570 localidades mencionadas y utilizando
el número de habitantes de 1995, se trazó una circunferencia de
un km de diámetro que fue “barrida” cada 100 m de terreno en
todas direcciones. Con este “barrido” espacial obtuvimos del
SIG polígonos con densidad poblacional equivalente, agrupados
en intervalos variables de la densidad (número de habitantes por
por km2) poblacional resultante del “barrido” realizado en la
computadora (Mapa 5).
En la sierra hay dos grandes porciones con una densidad poblacional menor a 10 habitantes por km2. Estas áreas
están en las partes altas y menos accesibles del volcán San
Martín Tuxtla y de la sierra de Santa Marta, ubicándose principalmente hacia la cima y sobre la ladera norte en cada caso. Esta
situación se repite en una menor superficie del volcán San
Martín Pajapan. Estas áreas de muy baja densidad poblacional
corresponden a las tres zonas núcleo de la Reserva de la Biosfera
Los Tuxtlas, y es donde se encuentran los remanentes de vegetación forestal mejor conservados de toda la sierra (capítulo La
Reserva de la Biosfera, Mapa 14).
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Javier Laborde D.
Los Habitantes
Existen áreas pequeñas de alta concentración poblacional con densidades mayores a 500 habitantes por km2,
alrededor de las tres ciudades de Los Tuxtlas que en 1995 tenían
más de 10 mil habitantes (Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla y
Catemaco). Sobre la carretera federal que conecta a estas tres
ciudades la densidad poblacional se mantiene por arriba de los
300 habitantes por km2. Al sur del volcán Santa Marta y del San
Martín Pajapan hay áreas con densidades poblacionales entre
100 y 300 habitantes por km2, alrededor de las cabeceras municipales y principales poblaciones indígenas. Particularmente preocupante es la situación al sur del Santa Marta, en donde además
de la relativamente alta densidad poblacional, se presentan al
menos cuatro poblaciones con más de 1,000 habitantes cada
una, cuya tasa de crecimiento entre 1990 y 1995 excedió al 5%
anual.
En los alrededores de la laguna de Sontecomapan la
densidad poblacional oscila entre 25 y 200 habitantes por km2,
hay varias localidades que aunque no pasan de 1,000 habitantes
cada una, tienen tasas de crecimiento mayores al 5% anual. Es
particularmente notorio que hacia la parte oeste de la sierra, hay
un gran número de localidades relativamente pequeñas en las
que el número de habitantes decreció entre 1990 y 1995,
situación que seguramente se debe al reciente fenómeno de
emigración de los habitantes de la sierra hacia otras regiones.
Hay un buen número de poblaciones pequeñas y medianas que
tienen una tasa de crecimiento anual inferior al promedio estatal
(3% anual). Mientras que en la porción este de la sierra, aunque
hay menos poblaciones que en la porción anterior, tienen tasas
de crecimiento equivalentes a la media estatal y en algunas la
tasa excede el 5% anual.
En conclusión, la región de Los Tuxtlas tiene una muy
larga historia de ocupación humana durante la cual se han registrado oscilaciones notables en la densidad de su población y
por lo tanto en la extensión e intensidad de la alteración de su
paisaje. Lo anterior es importante ya que con anterioridad se
pensaba que la región de Los Tuxtlas se había mantenido relati-
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Javier Laborde D.
Los Habitantes
vamente deshabitada o con densidades de población humana
mínimas, hasta antes de la masiva colonización que se inició en
las décadas de 1940 y 1950, y ello podría ser una de las razones
por las que esta región todavía tiene una muy alta biodiversidad
y contiene en la actualidad los últimos remanentes de selva
húmeda de la planicie costera del Golfo de México. Estudios
recientes han demostrado que la interpretación anterior no es
correcta, ya que la presencia humana y por tanto la utilización y
alteración de la selva de Los Tuxtlas es muy antigua, y su biodiversidad actual y pasada se ha mantenido a pesar del uso continuo de los recursos naturales por parte de sus habitantes.
La selva de Los Tuxtlas, aparentemente tiene una muy
alta capacidad de regeneración ante la perturbación, una vez que
ésta cesa. Sin embargo, esta aparente resiliencia de la selva tuxteca no puede desligarse de las prácticas de manejo y uso que
sus habitantes han implementado en ella. Durante la época prehispánica la regeneración de la vegetación forestal en acahuales
era parte integral del ciclo de roza-tumba-quema de la agricultura milpera prehispánica, que durante milenios fue utilizada en
el trópico húmedo mexicano sin menoscabo de su enorme biodiversidad. Sin embargo, la sorprendente recuperación de la
selva en épocas anteriores no puede extrapolarse al presente,
pues el uso actual del suelo, dominado principalmente por
potreros, busca la eliminación de la vegetación forestal y
por primera vez en la historia de ocupación de la sierra, la selva
estorba a las actividades humanas y su remoción permanente es
deseable para el sistema pecuario imperante. Así, la extensión
de potreros y las prácticas de manejo pecuario ponen en gran
riesgo la biodiversidad de la región y han disminuido y fragmentado la selva de Los Tuxtlas a un nivel sin precedente.
La distribución de los asentamientos en Los Tuxtlas
todavía sigue la forma de la diagonal de ocupación prehispánica
citada antes. Es claro que se trata de los terrenos más planos y
más productivos, y que esta zona es un paso natural desde tierra firme hacia el mar, en donde se concentra la mayor proporción de habitantes en la sierra. A pesar de lo anterior, es notable
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la marcada variación en la dinámica poblacional entre las distintas zonas de la sierra.
Aunque la zona sur-oriental de la sierra, donde está la
mayor concentración de población indígena, tenía en 1995 una
baja densidad poblacional, se concentran en esta zona un considerable número de poblaciones con tasas anuales de crecimiento muy altas y en el futuro inmediato estas poblaciones
ejercerán gran presión sobre los remanentes forestales cercanos. Por otro lado, el eje Santiago-San Andrés-Catemaco mantiene la densidad poblacional más alta de la sierra, y en la
actualidad es un proceso de conurbación muy activo. La zona
conurbada concentra algunos de los problemas ambientales
más graves que enfrentan los habitantes de la sierra, que se
agravarán más en el futuro si no se logra detener el azolve de
ríos y lagos debido a la deforestación, y la contaminación de las
aguas por agroquímicos y derivados urbano-industriales.
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La subsistencia y bienestar de los habitantes de Los
Tuxtlas ha estado ligada a la naturaleza forestal del paisaje de la
sierra, y a la biodiversidad. Sin lugar a dudas el reto ambiental
más grave que enfrentan actualmente los habitantes de la sierra
es el de garantizar la conservación futura de los remanentes de
selva y bosques en los que se mantiene todavía gran parte de la
biodiversidad nativa original. Para ello es indispensable que
se asegure el cumplimiento de los objetivos por los cuales se
estableció el decreto de Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas. Es por
ello que el reciente decreto es crucial, ya que actualmente es
la única y última opción que tenemos para detener el avance de
la deforestación y lograr proteger efectivamente los remanentes
forestales que todavía existen en la sierra.
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