Abandono escolar y trabajo infantil en México. Estudio de caso: Un acercamiento a la situación familiar de los menores ocupados. Teresita del Niño Jesús Carrillo Montoya, María Luisa Urrea Zazueta, Carmen Beatriz Audelo López, Diana Rocío González León, Silvia Liliana Tamayo Ontiveros, Rosaura Urquídez Valenzuela. (Universidad Autónoma de Sinaloa, México) [email protected], [email protected], [email protected] Resumen. El impacto de las crisis económicas en las familias de los más pobres de México se expresa, entre otros, en que los menores tengan que trabajar, que desarrollen una doble jornada, laboral y escolar. Tal circunstancia los coloca en condiciones de mayor vulnerabilidad social, pues la incorporación temprana al trabajo conlleva riesgos de fracaso y abandono escolar, de accidentes y enfermedades derivadas del trabajo y de privación de derechos y explotación. Los éxitos y fracasos de los padres son predictivos del futuro de los hijos. La menor disponibilidad de capital cultural y de recursos económicos de las familias pobres posiciona a sus hijos en desventaja social, particularmente educativa, la cual se agudiza en los niños que trabajan y van a la escuela, no obstante este doble esfuerzo, terminan por abandonar la escuela, pero además se les hace sentir como únicos responsables. En México, en el año 2010, más de tres millones de niños de entre 5 y 17 años de edad realizan una actividad económica, de éstos alrededor de un millón doscientos mil no asisten a la escuela. En el caso de Sinaloa se estima que más de cien mil menores de edad laboran. En el presente trabajo se analiza la relación entre abandono escolar y trabajo infantil en México a partir de un estudio de caso de una localidad de Sinaloa, México. Palabras clave: abandono escolar, trabajo infantil, familia, capital cultural, reproducción social. Introducción. No obstante de la enorme cantidad de trabajos y estudios sobre la educación y la pobreza realizados por múltiples instancias -organismos multilaterales, institutos evaluadores regionales y locales, organizaciones no gubernamentales, entre otras- y de las diversas reformas educativas emprendidas en los países en desarrollo aun faltan, sostiene X. Bonal (2006), explicaciones convincentes acerca de las limitaciones de las instituciones escolares que impiden que los grupos más pobre de la población transiten por éstas sin fracasar. Para la adecuada 1 comprensión de los problemas sociales contemporáneos, entre ellos el trabajo infantil y el abandono escolar, propone transformar los cuestionamientos y las formas de acercarnos a los problemas. Si bien, la situación en materia de trabajo infantil en México no es significativamente distinta de la prevaleciente en el resto del mundo en desarrollo, es pertinente conocer las especificidades que cobra en el caso nacional y en sus distintas regiones, de allí el interés por acercarnos a su manifestación en una localidad del noroeste mexicano. Problematizar la doble jornada infantil -trabajo y escuela- es una tarea indispensable para apoyar el análisis de la pertinencia local-regional de las políticas educativas de los distintos niveles de gobierno. En México las políticas educativas gubernamentales recuperan, al menos en el plano discursivo, la premisa de la OIT (2003) acerca de la importancia de otorgar una mayor educación y salud a los niños dado que en el largo plazo ello generará mayores beneficios económicos y sociales para los individuos y la sociedad en general, así como un conjunto de externalidades positivas tales como la reducción del analfabetismo, la disminución de la delincuencia infantil y el aumento en la productividad de los sujetos. En este trabajo se presentan los resultados del estudio sobre trabajo infantil y abandono escolar realizado, en el 2010, en la capital del estado de Sinaloa, Culiacán, al noroeste de México. En un primer apartado se problematiza el trabajo infantil y su relación con el abandono escolar, se recuperan los principales planteamientos que sobre estos tópico han formulados los organismos multilaterales; y se describe la manifestación de este problema a nivel mundial, particularmente a nivel de América Latina y el Caribe. En el apartado siguiente, se describen, a partir de datos oficiales y actualizados, las tendencias del trabajo infantil y abandono escolar en México y Sinaloa. En el tercer apartado, se exponen las premisas sociológicas que orientan el análisis sobre la relación entre la situación familiar, el trabajo infantil y el abandono escolar, los referentes son P. Bourdieu, Fernández Enguita, Bowles y Gintis. Finalmente, en el cuarto apartado se presenta el diseño del estudio de caso, los resultados y las conclusiones. 1 Una panorámica del trabajo infantil y el abandono escolar. El término de trabajo infantil en su sentido más literal alude a la realización de tareas laborales por parte de un menor. Al respecto, Francisco Cos (2000) señala que tales actividades pueden ser de tiempo completo, remuneradas o no, en la calle o en algún local, y que éstas generan diversos efectos como: tensiones físicas, sociales o sicológicas; vida en la calle y/o en malas condiciones; remuneración insuficiente; excesiva responsabilidad; obstaculización escolar; socavamiento de la dignidad y de la autoestima, como la esclavitud, el trabajo servil o 2 la explotación sexual. En suma, perjudican el pleno desarrollo social y sicológico del infante y/o adolescente. Martha Arias (1998) clasifica el trabajo infantil en urbano y rural, y explica cómo se va configurando cada uno de ellos. El trabajo infantil rural puede iniciarse cuando los niños realizan actividades a una temprana edad, primero en cuestiones relacionadas con el mantenimiento del hogar y el cuidado de los más pequeños del núcleo familiar. Después a los seis o siete años, los niños comienzan a colaborar en la cosecha de los campos. A los once o doce años empiezan a realizar tareas más riesgosas como la aplicación de agroquímicos. Una de las modalidades más comunes de inserción de los niños en las actividades laborales es el trabajo junto a los padres, sobre todo en aquellas familias en las que los adultos perciben un salario por trabajo a destajo. Mientras que el trabajo infantil urbano, explica Arias (1998), se va configurando cuando el menor realiza diversas actividades fuera de su casa, tales como: ventas de alimentos, periódicos y de pequeños artículos de consumo, limpieza de calzado, lavado de parabrisas, reparación de neumáticos, recolección de basura, cartones y latas o botellas, las cuales conllevan el riesgo de pasar a la mendicidad. Este tipo de actividades implica que los menores enfrenten diversos peligros propios del trabajo y del entorno donde lo realizan como el tráfico, la contaminación, la inseguridad, el acoso y la violencia. En virtud de que generalmente el trabajo urbano obedece a la situación de pobreza de la familia de los menores, éste es visto como normal, como una forma de sobrevivencia. La situación de abandono o deserción escolar es resultado de las contradicciones existentes en la convivencia social. Al respecto, Juan Carlos Tedesco (2006) sostiene que el nuevo capitalismo se caracteriza por el surgimiento de nuevas formas de producción y dominación que impiden la integración de los sujetos sociales, y que una manifestación de lo anterior es la incorporación de la población con baja escolaridad al mercado de trabajo. El resultado de esta situación es un escenario de excluyentes y excluidos en todos los ámbitos de la vida social y particularmente en la escuela, lugar en el que debiera promoverse la autonomía de los sujetos para aprender a manejarse en escenarios de incertidumbre y no fomentar el círculo sin fin de la reproducción social. 1.1 Trabajo infantil y abandono escolar, principales tendencias. Entre los organismos internacionales que dan seguimiento al problema del trabajo infantil y el abandono escolar destacan el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización de las Naciones Unidas para Educación la Ciencia y la Cultura 3 (UNESCO) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los cuales han establecido como uno de sus ejes principales de acción, el tratamiento y erradicación del trabajo infantil. Para la UNICEF (2011) es resulta esencial: “(…) velar porque todos los niños y niñas vayan a la escuela y reciban una educación de calidad”, como una de las acciones encaminadas a la prevención del trabajo infantil. De acuerdo con las cifras oficiales de este organismo, actualmente existen en todo el mundo 158 millones de niños y niñas que trabajan, cuyas edades oscilan entre los 5 y 14 años de edad; es decir, uno de cada seis, y además muchos de ellos laboran en condiciones de peligro. Según el Programa de Información, Estadística y de Seguimiento en Materia de Trabajo Infantil (SIMPOC), realizado por la OIT en el 2004, existe trabajo infantil cuando el rango de edad de los menores oscila entre los 5 y 17 años. Este rango de edad varía de acuerdo al tipo de trabajo, nivel de desarrollo del país y tipo de empleo. Algunos países en desarrollo fijan la edad 14 años, en el caso del trabajo ligero, incluso se habla de niños y niñas que se incorporan a estas actividades desde los 12 y 13 años, sobre todo en países con deficiencias económicas y educativas muy marcadas (OIT, 2004). No obstante que en la mayoría de los países se ha definido una edad legal para que el niño trabaje, las estadísticas oficiales de organismos internaciones y nacionales dan cuenta de la existencia de miles de menores en edad escolar que, desde los 5 años, se encuentran desarrollando alguna actividad laboral. Circunstancia que pone de manifiesto las inconsistencias existentes entre los discursos oficiales, la reglamentación jurídica y la realidad imperante en los países. En el informe del Estado Mundial de la Infancia 2011 (EMI 2011) de la UNICEF, se muestran las tasas de trabajo infantil en el periodo 2000-2010 en niños de 5 a 14 años, para el caso de países de América Latina y el Caribe y el mundo. Tabla 1. Tasa de trabajo infantil por regiones del mundo. 2000-2010 América Latina Países en Países y el Caribe desarrollo industrializados Trabajo infantil 2000-2010*, total 8 17 – Trabajo infantil 2000-2010*, hombre 9 17 – Trabajo infantil 2000-2010*, mujer 7 16 – Fuente: Elaboración propia, datos de UNICEF, 2011. Como se puede observar la incorporación al trabajo infantil ocurre de manera casi similar para ambos géneros en la región de América Latina y el Caribe, mientras que en el caso de los países industrializados no se reportan tasas de trabajo infantil. 4 Para la Organización Mundial del Trabajo (OIT) el problema del trabajo infantil y la escuela es de una complejidad que trasciende con mucho la adopción de medidas legales: “…si la legislación de los diferentes países, hace obligatorio que los padres envíen a sus hijos a la escuela, entonces, ¿esto eliminará automáticamente el trabajo infantil?, por otro lado reconoce que (…) mientras que el trabajo infantil es a menudo una contribución muy necesaria al ingreso de la familia, la educación puede ser tan costosa que la decisión de enviar a un niño a la escuela o a trabajar, será difícil para muchos padres pobres” (Hilowitz y otros, 2004:112). Al respecto existe abundante evidencia empírica en diferentes estudios internacionales, así como en este trabajo, que da cuenta de que los padres de niños y niñas que trabajan toman la difícil decisión de enviar a sus hijos a trabajar aunque ello implique abandonar la escuela. 1.2 Las implicaciones del trabajo infantil en el abandono escolar. Aunque no se dispone de registros explícitos acerca del impacto del trabajo infantil sobre el abandono escolar a nivel mundial, éste es reconocido por la OIT y la UNICEF como un factor causal, entre otros. A ello obedece, en gran parte, que la atención al problema del abandono escolar sea una de las principales acciones de dichos organismos: “La tasa de supervivencia hasta el último grado se convirtió en un indicador oficial del Objetivo de Desarrollo del Milenio (educación primaria universal), en enero de 2008” (UNICEF, 2011). Tabla 2. Tasas de asistencia y permanencia de educación primaria en regiones del mundo y México. 2005-2009. Regiones del mundo África Asia América Latina y el Caribe Países industrializados Países en desarrollo Países menos adelantados Mundo México Asistencia a la escuela primaria 2005-2009* Hombre Mujer 69 84** 92 80* 67 80* 97 67 81** 93 77* 66 77* 97 Permanencia hasta el último grado de primaria 2005-2009* Datos Datos encuestas administrativos 67 79 85 96 77 60 79 92 87 91 83 91 - Fuente: Elaboración propia, datos UNICEF, 2011. *Datos referidos al año disponible más reciente durante el periodo indicado por el titular de la columna. **No incluye china 5 Los datos anteriores indican quela tasa mundial de permanencia y conclusión de la escolaridad primaria es del 79%, lo cual implica que el 21% de la población en edad de concluir la primaria ya la ha abandonado. Lamentablemente los estudios realizados por estos organismos escasamente abordan los factores o razones que provocan la deserción escolar. En el caso de México las estadísticas del EMI 2011 presentan un panorama más alentador, pues se reporta una tasa de permanencia y conclusión de la educación primaria del 92% según los datos administrativos. 2 El trabajo infantil y el abandono escolar en México. De acuerdo con el Informe Anual 2010 de la UNICEF para México la cobertura nacional de preescolar en el periodo 2008-2009 fue de 77.6 %, cobertura inferior a los niveles ciclos educativos subsiguientes, primaria y secundaria: 103.3 y de 82.4 %, respectivamente. Sin embargo, aún cuando la universalización de la educación primaria en México es un logro importante, prevalece el problema de deserción o abandono escolar que se presenta en los últimos grados de la educación primaria, el cual tiende a profundizarse en los niveles subsiguientes, educación media y superior. Dos años después, según datos del Censo de Población y Vivienda 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), un total de 28,657,753 niños y niñas entre los 5 y 17 años, 3,384,053 estaban fuera de la escuela; el 52 % de ellos eran niños y el 48 5 niñas. Dado que el censo en cuestión únicamente registra información laboral de la población mayor de 14 años no se dispone de datos sobre la ocupación o trabajo infantil, necesarios para correlacionar ambas variable, escolarización y trabajo infantil. Pero otro estudio realizado por el INEGI y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS), denominado Módulo de Trabajo Infantil (MTI), nos arroja datos de la situación de ocupación laboral y abandono escolar infantil; inicialmente se realizó en los años 1997 y 1999 y en la década siguiente en el 2007 y 2009. Este estudio es parte de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) que realiza el INEGI cada trimestre, su población de estudio fue el grupo de edad establecido por la OIT para el trabajo infantil, 5 a 17 años, que hubiesen realizado una actividad económica la semana anterior a la encuesta. El MTI del 2009 fue un anexo de la ENOE del cuarto trimestre del 2009, y fue aplicado en 55 025 viviendas particulares con niños y niñas de 5 a 17 años, conforme a la muestra de la ENOE. Los resultados más relevantes del Modulo de Trabajo Infantil 2009 fueron los siguientes: 6 Tabla 3. Tasas de la ocupación e inasistencia escolar de la población de 5 a 17 años. México, 2009. Nacional Tasa de ocupación /1 10.7 Zonas urbanizadas 7.1 Tasa de inasistencia escolar /1 9.5 6.8 11.6 Tasa de población en quehaceres domésticos que no asiste a la escuela /2 Tasa de ocupados que no asisten a la escuela /3 10.6 8.0 12.7 39.7 37.9 40.4 31.9 35.9 30.2 4.0 3.5 4.2 5.7 8.9 4.4 27.2 29.1 26.3 15.8 10.4 20.9 17.9 13.2 22.6 Tasa de ocupados que trabajan 35 horas o más a la semana /3 Tasa de ocupados con accidente, lesión o enfermedad 3/ 14/ Tasa de ocupados que laboran en lugares no apropiados o no permitidos 3/ 15/ Tasa de ocupados que declararon estar expuestos a riesgos en su trabajo 3/ 16/ Tasa de hogares con niños o niñas de 5 a 17 años ocupados 17/ Tasa de hogares monoparentales con niños o niñas de 5 a 17 años ocupados 18/ Zonas menos urbanizadas 13.6 Fuente: INEGI (ENOE cuarto trimestre 2009), Módulo de Trabajo Infantil 2009. 1/ Tasas calculadas contra la población de 5 a 17 años 2/ Tasa calculada contra la población de 5 a 17 años en quehaceres domésticos 3/ Tasas calculadas contra la población ocupada de 5 a 17 años 14/ Comprende a los ocupados que declararon haber sufrido algún accidente, lesión o enfermedad en su trabajo actual o en los anteriores y requirieron atención médica 15/ Comprende a los que trabajan en minas; río, lago o mar; pisos elevados o andamios; calle, crucero o avenida; depósito de basura; bar, cantina o centro nocturno. 16/ Comprende a los que declararon estar expuestos a: polvo, fuego o explosivos; ruido excesivo vibraciones; humedad o temperaturas extremas; herramientas peligrosas o equipo pesado; iluminación insuficiente; productos químicos; descargas eléctricas; y desechos orgánicos de animales. 17/ Tasa calculada respecto al total de hogares con niños o niñas de 5 a 17 años. 18/ Tasa calculada respecto al total de hogares monoparentales con niños o niñas de 5 a 17 años. En el año 2009 había en México un total de 28.2 millones de niños y niñas entre 5 y 17 años, cifra que representaba el 26.2% de la población nacional total. De ellos, 50.7% son niños y 49.3% niñas. La tasa de ocupación en actividades económicas -medida que muestra el porcentaje de los menores que desempeñan un trabajo, ya sea económico o doméstico, en relación con la población total infantil- fue de 10.7 %. La distribución geográfica de los niños y adolescentes trabajadores era la siguiente: en las áreas más urbanizadas, es decir en localidades de 100 mil y más habitantes, se concentraba el 29.7% del total de niños y niñas ocupadas; en contraste, la gran mayoría (70.3%) radicaba en localidades con menos de 100 mil habitantes. La tasa de ocupación en las áreas más urbanizadas fue de 7.1%, porcentaje que en los niños ascendió a 9% y en la niñas se ubicó en 5.2%. En contraste, las áreas con menos de 100 mil habitantes, registran una tasa de ocupación infantil significativamente mayor: 13.6%; en el caso de los niños dicha tasa fue de 18.2% y en las niñas de 8.8 por ciento. Este dato es relevante 7 para el análisis del problema en localidades con una gran actividad económica agrícola, como la que nuestro trabajo refiere. Según la posición en la ocupación, 49.1% de los niños y niñas ocupadas eran trabajadores subordinados remunerados y 47.2% trabajadores sin pago. La distribución de los infantes por sectores de actividad económica muestra que el 50.5% trabajaba en el comercio y los servicios, el 29.6% en las actividades agropecuarias y el 18% en la industria. El tipo de unidades económicas en estaban trabajando generalmente eran micronegocios, dado que 81.2% laboraban en unidades económicas de uno a cinco trabajadores. Con respecto al tiempo dedicado a las actividades económicas se encontró que 31.9% de niños y niñas ocupadas trabajaron 35 horas o más a la semana y un 27% menos de 15 horas semanales. Los ingresos que percibieron por su trabajo son generalmente bajos: 43.3% ganaron como máximo hasta 2 salarios mínimos y 47.3% no percibieron ninguna remuneración. Alrededor de 120 mil niños y niñas ocupadas, cifra equivalente al 4% del total de niños y niñas ocupadas, sufrió algún accidente, lesión o enfermedad en alguno de los trabajos que tuvo, el cual requirió atención médica. El 5.7% de los niños trabajadores laboraba en lugares no apropiados o no permitidos, tales como minas, lugares sin ventilación o luz, alturas, calles o avenidas, bares y cantinas. Asimismo, 27.2% de los niños y las niñas ocupadas estaban expuestas a alguna clase de riesgo en su trabajo; eso, laboraban en lugares con ruido excesivo, humedad, herramientas peligrosas, productos químicos, entre otros. Tabla 4. Situación escolar de los menores ocupados y distribución por sexo. México, 2009. Nacional Hombres Mujeres Población ocupada 3,014,800 2,016,888 997,912 Asiste a la escuela 1,819,056 1,173,359 645,697 No asiste a la escuela 1,195,744 843,529 352,215 Fuente: construcción con base en datos del INEGI-ENOE, 2009 e INEGI-Módulo de Trabajo Infantil 2009. De acuerdo con los datos del Módulo de Trabajo Infantil 2009 del total de menores que realizaron alguna actividad económica durante la semana de referencia: el 66.9% eran niños y el 33.1% niñas; el 28.4% tenían entre 5 y 13 años de edad y el restante, 71.6%, entre 14 y 17 años. Del total de niños y niñas ocupadas el 39.7% no asistía a la escuela, casi 1.2 millones de niños de los cuales 70.5% eran niños y 29.5% niñas. 8 En México, en el cuarto trimestre de 2009, había un total de 15.1 millones de hogares en los vivían niños y niñas entre 5 y 17 años; de ese total, en 2.4 millones había niños y niñas ocupada, lo que representa el 15.8% del total de hogares con niños en ese grupo de edad. Con respecto al tipo de hogar del que provienen los menores trabajadores se encontró lo siguiente: en el 12.8% de los hogares el jefe de familia no trabajó; el 23.8% de los hogares tenían jefatura femenina. Asimismo, los datos indican que a mayor número de integrantes aumentan las tasas de ocupación: mientras que en el 30. 7 % de hogares con ocho o más miembros había menores trabajadores, tal porcentaje disminuye 12.9% en hogares conformadas por cuatro personas. Por último, cabe destacar que a menor instrucción del jefe, el porcentaje de hogares con niños ocupados es mayor; como contraparte, en los hogares con jefes de mayor escolaridad, el porcentaje de hogares con niños ocupados es menor; esto es, en 30.1% de los hogares donde el jefe no tiene instrucción había niños ocupados, contra 7.5% de los hogares donde el jefe tenía algún año de preparatoria o más. 2.1 Disposiciones legales del trabajo infantil en México. La Constitución de los Estados Unidos Mexicanos consagra el derecho al trabajo en el artículo 123, y en sus fracciones II, III y XI regula los derechos de los niños y niñas que trabajan. Complementariamente la Ley Federal del Trabajo en sus artículos 22, 23, 173-180, 362, 372 y 995 puntualiza la regulación jurídica en materia de contratación de niños y niñas, la cual establece que: “…no podrán ser contratados menores de 14 años y los que estén en el rango de 14 a 16 años deberán contar con el permiso de sus padres o tutores”. Cabe indicar que el patrón que incumpla con la legislación concerniente a los menores, será acreedor a una sanción; sin embargo, observamos que ésta no es grave, pues es sólo de tipo económico (Ley Federal del Trabajo 2008). No obstante estas disposiciones jurídicas el Estado mexicano no asegura su cumplimiento, los menores realizan sus labores a la vista de todos, sin ninguna clase de protección legal: “...una de las prevenciones del actual gobierno federal es impulsar la reforma laboral, en la cual ha recibido sugerencias de funcionarios de primer nivel de incorporar un capítulo que trate sobre la erradicación del trabajo infantil y tipificar como delito la contratación de menores de 14 años fuera del círculo familiar, señalando que no basta una sanción administrativa, sino que hay que regresar a los niños que laboran a las aulas, con los padres y darle cárcel a quien explote la mano de obra infantil” (Muñoz, 2011:10) 9 En el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2007-2012 se establece como estrategia para la atención del abandono escolar y el trabajo infantil la ejecución del Programa de Atención para Menores y Adolescentes en Riesgo (PAMAR), a través del organismo público para Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y de programas de apoyos económicos como el de Oportunidades. El principal objetivo del PND respecto de este problema se orienta a: “…promover cambios en las condiciones de vida de los menores y familias en situación de vulnerabilidad, así como mejorar la protección que brinda en las colonias a través de acciones institucionales y sociales bajo un enfoque integral de atención, desarrollando programas que permitan tener respuestas autogestivas como estrategia de este objetivo se proporciona becas para la compra de útiles escolares condicionándolas con el no abandonar la escuela, no atendiendo la problemática de raíz” (PND, 2007-2012). En México el problema del abandono escolar y trabajo infantil se atiende a través del Instituto Nacional de la Educación de los Adultos (INEA), por medio del Modelo de Educación para la Vida y el Trabajo (MEPVyT). Éste se conforma por tres opciones educativas, las cuales atienden a grupos de población en situación de abandono escolar con características diferenciadas: adultos que no accedieron a la escolaridad o la dejaron inclusa; grupos étnicos que hablan alguna lengua o dialecto y que no se integraron a la escolaridad en español; y niños en edad de 10 a 14 años que abandonaron la escuela. 2.2 Caso: Tendencias de incorporación al trabajo infantil en Sinaloa. Sinaloa, entidad ubicada en el noroeste de México, es considerada como el estado agrícola más importante del país y cuenta con una amplia franja de litoral en el golfo de California y el Océano Pacífico. El 65 % de su población económicamente activa se ubica en el sector terciario, el 20% en el sector secundario y el 15% en el sector primario (INEGI, 2010). La distribución por sectores económicos de los menores trabajadores en Sinaloa, entre 5 y 17 años de edad, observa un comportamiento muy similar al arriba anotado: el 53% participa en el sector terciario y casi un 15 % en el sector secundario, ambos sectores concentran el trabajo infantil urbano; mientras que el sector primario absorbe al 30 % de la mano de obra infantil rural. Tabla 5. Población ocupada de 5 a 17 años según sector de actividad económica. México, 2009. Sector de actividad económica Población ocupada de 5 a 17 años Nacional Sinaloa 3 014 800 Primario 893 599 Secundario 543 270 101 424 29 832 14 117 Fuente: construcción propia con datos del INEGI, 2009. 10 Terciario 1 522 103 53 477 No especificado 55 828 3 998 No obstante que sólo un tercio de los menores trabajadores de Sinaloa participan en el sector primario, fundamentalmente en labores agrícolas, las políticas gubernamentales para abatir el trabajo infantil han priorizado a este sector: “… las políticas sociales se han enfocado a atender el trabajo infantil rural, a través del programa llamado (empresa libre de trabajo infantil), el cual se ha implementado en los campos agrícolas como un plan piloto, consiste en una red de vinculación laboral en atención a sectores vulnerables coordinados con organismos como el DIF estatal, el Instituto Sinaloense para la Educación de los Adultos (ISEA) y la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), con el propósito de colaborar con los agricultores otorgando becas alimenticias condicionadas éstas a que los menores no laboren en el campo y se garantice su asistencia a las escuelas” (entrevista al Subdelegado de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social de Sinaloa, 2010). Dicha prioridad se explica, fundamentalmente, por razones de orden económico. En los años recientes en los estados del sur de los EEUU se han emprendido campañas de boicot comercial contra los productos agrícolas de Sinaloa, bajo el argumento de la explotación infantil. Por otra parte, la focalización de las políticas gubernamentales hacia el trabajo infantil agrícola ha provocado la desatención del trabajo infantil urbano, el cual absorbe a casi el 70 % de los menores trabajadores en Sinaloa. Un ejemplo de ello, es la estrategia del Sistema Municipal de Desarrollo Integral de la Familia (DIF)1 Culiacán, organismo que a través del programa PAMAR proporciona a los menores en riesgo de calle una beca de $ 1,600.00 anuales- 127 dólares anuales aproximadamente- y capacitación básica en computación, bajo la condición de que los menores asistan a la escuela. La eficacia del PAMAR es por demás insuficiente por las razones siguientes: el programa no contempla ninguna acción para conocer las circunstancias de vida de los menores trabajadores y las razones por las que, en la mayoría de los caso, abandonaron la escuela; su cobertura es marginal, en el 2010 únicamente se otorgaron 192 apoyos; además, el monto anual que se otorga es apenas de un poco más de cuatro pesos diarios frente a los 300 o 500 pesos que los menores ganan en un día de trabajo. 1 El DIF es un organismo nacional que de acuerdo con la ley nacional sobre Asistencia Social debe coordinar las actividades de la materia; se integra por 32 Sistemas Estatales DIF y por los Sistemas Municipales DIF. 11 Tabla 6. Tasa de inasistencia escolar de la población de 5 a 17 años. México, 2010 Población infantil por grupos de edad México Hombre Sinaloa Mujer Culiacán Hombre Mujer Hombre Mujer De 5 a 9 años 4.99 4.74 3.04 2.78 3.07 3.03 De 10 a 14 años 6.30 5.77 5.58 4.22 5.21 3.98 5 Años 21.49 20.03 17.79 14.49 17.16 13.65 16 Años 35.27 33.59 27.35 24.29 27.01 23.63 17 Años 44.00 41.63 34.95 31.34 33.14 30.72 Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI 2010. En un comportamiento esperable la tasa de deserción escolar se incrementa conforme aumenta la edad de los menores. Así, en todos los casos el primer grupo de edad (de 5 a 9 años) registra la tasa más baja, ésta aumenta ligeramente en el siguiente grupo, de 10 a 14 años. A partir de los 15 años la deserción escolar se eleva significativamente, edad en la que teóricamente se concluye la educación secundaría, hasta llegar a representar más del 40 % entre la población de 17 años. Cabe destacar dos cuestiones: primera, en todos los casos las niñas registran sostenidamente tasas menores de abandono escolar, en uno o dos puntos porcentuales; segunda, Sinaloa y Culiacán presentan tasas menores a las nacionales, aunque las diferencias no muy significativas. Tabla 7. Población de 5 a 17 años según condición de asistencia escolar. México, 2009. Condición de asistencia escolar Población de 5 a 17 años Asiste No asiste No especificado Nacional 28,247,936 25,562,686 2,678,570 6,680 Ocupados 3 014 800 1 819 056 1 195 744 0 Sinaloa 691,839 639,545 52,294 0 Ocupados 101 424 75 846 25 578 0 Fuente: construcción propia con datos del INEGI, 2009. En México la tasa de ocupación de menores, población entre 5 y 17 años de edad, asciende a 10.7 %, del total nacional de ese grupo de referencia, y el 39.7% de los menores ocupados no va a la escuela. Si bien, Sinaloa registra una tasa de incorporación temprana al trabajo más alta que la nacional, también reporta un porcentaje mayor de menores trabajadores que asisten a la escuela; la tasa de ocupación correspondiente es de 14.7%, más de cuatro puntos porcentuales por encima de la nacional, pero sólo el 25.2% de los menores sinaloenses ocupados está fuera de la escuela contra el 39.7% nacional (INEGI, 2009). 12 La mayoría de los estudios sobre trabajo infantil y abandono escolar dan cuenta de la existencia de una correlación entre el nivel de estudios de los padres y la escolaridad de los menores, lo cual se explica, en parte, por la influencia de las valoraciones que la familia tiene respecto de la escolaridad. Al respecto, Mier y Terán (2005) explican que hay una congruencia entre la preparación de los padres y las ideas que transmiten a los hijos en lo concerniente a la importancia de la escuela. Los datos del Censo de Población y Vivienda 2010 correspondientes al municipio de Culiacán constatan lo anterior. El 51% de los hogares a los que pertenece la población entre 5 y 17 años que sí asiste a la escuela son encabezados por una persona con una escolaridad de nivel medio superior o superior; mientras que en el 49% de hogares restantes el nivel educativo del jefe de familia es de educación básica o sin escolaridad. Sin embargo, los hogares con jefatura femenina presentan una situación exactamente contraria: en el 59% de los hogares la jefa sólo cuenta con el nivel de educación básica o sin escolaridad y en el 41% restante poseen estudios de nivel medio superior o superior. Por otra parte, el 78 % de los hogares de los menores trabajadores que no asiste a la escuela, son encabezados por personas con educación básica o sin escolaridad, proporción que aumenta al 83% en el caso de los hogares con jefatura femenina (INEGI, 2010). 3 Situación familiar, abandono escolar y trabajo infantil: puntos de partida. Los procesos de socialización, de transmisión cultural, que ocurren en el seno familiar atraviesan por una etapa de crisis, debido a los efectos que sobre las estructuras familiares cobran la globalización, las modificaciones en las dinámicas de los distintos espacios de la vida social y la desigualdad económica, principalmente: “La crisis de la función de transmisión intergeneracional está asociada a una de las características más importante del contexto cultural del nuevo capitalismo” (Tedesco, 2006:33). Entre los principales cambios en las familias contemporáneas están los relativos a su composición, expansión de la familia nuclear, reducción del número de hijos, crecimiento de las uniones libres y de los hogares monoparentales, ausencia de la figura paterna o el cambio frecuente de ésta, modificaciones en los roles del padre y de la madre, y la ausencia de ambos padres por cuestiones de trabajo. Tales circunstancias de vida generan nuevas visiones y formas de entender la realidad social, por lo que se vuelve urgente la construcción de otros modos de interacción en contextos desconocidos para amplios sectores de la población. Al respecto, J. C. Tedesco (2006) sostiene que, en general, son las familias de los sectores excluidos o marginales las más afectadas por las nuevas dinámicas sociales y que son éstas las que tienen menores 13 posibilidades de asimilar y aprovechar las estrategias que el sistema político y económico ofrece como respuesta a sus demandas sociales. 3.1 Situación familiar y reproducción social. Es indiscutible que la educación per se no resolverá la pobreza ni la desigualdad socioeconómica que viven las familias, sostiene Reimers (2003), porque no es la educación la fuente de la pobreza y porque en los tiempos actuales una mayor escolaridad no garantiza la movilidad social, al menos no para la mayoría. El acceso y la permanencia en la escuela se constituyen en una carrera de obstáculos, económicos, cognitivos y sociales, sobre todo para los niños provenientes de los segmentos más pobres y entre éstos para los niños trabajadores. Como plantean los teóricos de la Reproducción la escuela lejos de propiciar la igualdad es una institución reproductora y legitimadora de las desigualdades sociales: “(…) proporcionando un mecanismo abierto, objetivo y evidentemente meritocrático para la asignación de individuos a posiciones económicas desiguales” (Enguita, 1999:138). La inculcación de la meritocracia en las mentes de los niños y jóvenes conduce a los individuos a asumir como propia la responsabilidad de las distintas formas de desigualdad social que viven, y consecuentemente consideran inútil problematizar la realidad social y más aún intentar transformarla. En esa misma tesitura, Bowles y Gintis (1985) sostienen que no son sólo las aptitudes y habilidades cognitivas las que determinan la posición de los individuos en los diferentes campos sociales, entre ellos la escuela y el trabajo, sino que influyen también la situación social y económica de la familia de origen, además de las características intrínsecas de las personas como la raza y el género; por lo tanto resultan poco fructíferos los enormes esfuerzos que realizan las familias pobres para que sus hijos acudan a la escuela: “…la tendencia actual a la desinstitucionalización de la relación entre el diploma, la cualificación y el oficio deriva del debilitamiento de la posición de los asalariados que encuentran cada vez menos seguridad en las instituciones y menos referencias estables acerca de su propio valor y su identidad, y por esto mismo se le culpabiliza de su propia suerte” (Laval, 2004:52). 3.2 El capital cultural de las familias. Las categorías de espacio social y capital cultural de Bourdieu (1994) resultan particularmente útiles para analizar la influencia de la situación familiar en el trabajo infantil y el abandono escolar. De acuerdo con este sociólogo francés el espacio social se conforma por distintos campos (económico, cultural, social, simbólico) y sus respectivos tipos de capitales, de 14 tal manera que la posición social de los agentes depende de los capitales que adquieran o hereden. Asimismo, señala que la posición en el espacio social, condiciones sociales de existencia, propicia la adquisición de distintos tipos de hábitos, gustos, prácticas y estilos de vida, es decir la trayectoria seguida por la familia influye fuertemente en las elecciones de los agentes sociales: “Las familias son cuerpos articulados animados por una tendencia a perpetuar su ser social (con todos sus poderes y privilegios). Esta tendencia está en el principio de las estrategias de reproducción… entre ellas las estrategias educativas” (Bourdieu, 1994:95). Más particularmente Bourdieu explica que la escuela, en tanto espacio social, tiende a perpetuar las desigualdades sociales: “El mecanismo de reproducción escolar se puede explicar por la forma en que el sistema escolar realiza operaciones de selección para mantener el orden preexistente, es decir, las separación entre los alumnos dotados de cantidades desiguales o de tipos diferentes de capital… como las diferentes aptitudes son inseparables de las diferencias sociales según el capital heredado, el sistema escolar tiende a mantener las diferencias sociales preexistentes” (Bourdieu, 1994:97). 4 Diseño del estudio empírico sobre la situación familiar, el trabajo infantil y el abandono escolar. El estudio empírico de la relación entre situación familiar, trabajo infantil y abandono escolar se realizó en el año 2010, en la colonia Miguel de la Madrid de la ciudad de Culiacán, Sinaloa, México. La investigación se desarrollo en tres etapas: la primera de ellas, consistió en el estudio descriptivo de la situación socioeconómica de la población; a partir de los resultados de esa primera etapa, en la siguiente fase el interés se enfocó al estudio del trabajo infantil en las familias (localización de los hogares con menores trabajadores, acopio de información relativa al número de menores trabajadores, edades, situación escolar, tipo de trabajo que realizan, ingresos y características generales de la familia); en la tercera etapa, se realizó un estudio de caso, bajo el enfoque cualitativo, con el fin de tratar de comprender cómo conciben la circunstancia de sus hijos los padres de menores trabajadores que han abandonado la escuela. El universo del estudio de caso estuvo integrado por 17 padres de familia, 10 mujeres y 7 hombres, los cuales encabezan 10 hogares, su inclusión en el estudio atendió al criterio de que en ese momento alguno de sus hijos estuviera trabajando y no asistiera a la escuela, las edades de los menores fluctuaban entre 8 y 14 años. Las técnicas de investigación utilizadas fueron la aplicación de una cédula para la descripción de la situación socioeconómica de las familias; la consulta a fuentes secundarias, literatura especializada -sobre trabajo infantil y escolaridad- y a bancos de datos. Así como, la 15 entrevista semi estructurada a los padres de familia, la cual tuvo como ejes el trabajo infantil y el abandono escolar, dichas entrevistas se realizaron directamente en los hogares. 4.1 Análisis de los resultados. 4.1.1 Características de las familias de los menores trabajadores. La mayoría de los menores trabajadores provienen de familias que emigraron de la zona rural en busca de trabajo, su tiempo de residencia en la periferia de la ciudad va de los 5 a los 15 años y en promedio se integran por seis miembros. El tipo de estructura familiar predominante es la familia extensa, dado que la familia nuclear comparte la vivienda con los abuelos u otros familiares, seguida de la familia nuclear propiamente y tres hogares monoparentales con jefatura femenina. El nivel educativo de las madres de familias entrevistadas es de educación básica inconclusa, con un promedio de escolaridad de 5 años; una situación similar se presenta en el caso de los padres, aunque su promedio de escolaridad es menor, 4 años. Las familias participantes en el estudio habitan en viviendas que no son de su propiedad, son casas prestada o construidas en terrenos invadidos, las cuales sólo cuentan con dos habitaciones, generalmente una de ellas se destina como dormitorio para todos los miembros de la familia, niños y adultos. Tales condiciones de hacinamiento impiden, entre otras cuestiones, que los niños y jóvenes dispongan de un espacio para realizar sus labores escolares. Además, las viviendas carecen de algunos servicios públicos y no existe una organización comunitaria para gestionar los servicios ni para enfrentar los problemas que más les aquejan: violencia y alcoholismo. Por último, cabe destacar que el ingreso económico familiar se integra tanto por el salario de uno o ambos padres y por la aportación de los menores ocupados, en todos los casos la aportación de éstos últimos llega a representar hasta casi el 50% del total del ingreso familiar. 4.1.2 Los padres de familia ante el trabajo infantil y el abandono escolar. A través de las entrevistas se puso de manifiesto que los padres son portadores de la denominada ideología de la escuela (M. Carnoy, 1999). Sin embargo, también son conscientes de sus circunstancias de vida y asumen que no tienen elección, que desde la infancia deben incorporarse al trabajo. Las siguientes expresiones dan cuenta de ello: “…estudié hasta tercer grado de primaria y pienso que es bueno que los hijos estudien para que sepan todo y salgan adelante”, “…yo hubiera querido estudiar pero en la 16 casa no había dinero”, “…es bueno que la gente estudie así salen un poco de la pobreza”, “…se me hace importante que las personas estudien porque así van a poder tener un trabajo bueno”. Asimismo, los entrevistados reconocieron que su nivel económico y escolar les impide transmitir o heredar a sus hijos el capital cultural y material necesario para tener éxito en la escuela: “…mi grado de estudios fue hasta segundo de primaria, ya no me acuerdo de nada de la escuela y mis papás nunca nos dijeron que la escuela era buena así que no le di importancia”, “…yo aunque sea estudié hasta quinto grado de primaria y quisiera que mis hijos estudiaran pero pues no puedo”, “…estudié hasta sexto año, mis papás ya no me mandaron porque no hubo dinero”, “…me hubiera gustado estudiar para ser profesora, mi papá nunca nos ayudaba”, “…yo hubiera querido estudiar pero desde muy chico me regalaron mis papás”, “…le pasó lo que a mí, que no estudié,¡uno que no se aguanta!”,“… cuando tenían tareas no les podía ayudar ¿cómo? ¡apenas sé leer!”. Las experiencias de vida de los padres de los menores trabajadores les llevan a asumir como natural el trabajo infantil y el abandono escolar, incluso en algunos casos se valora al trabajo como más importante que la escuela: “…hay que estudiar ¡de perdis! para ganarse la vida” o “para tener un buen trabajo”, “…mis padres sólo nos decían que el trabajo era bueno para que ayudáramos para la comida”, “…ayudaba a mi papá en la pizca de maíz”, “…taspanaba las tierras desde los doce años”, “…iba al campo a cortar tomate”, “…el trabajo de mi hijo es importante porque con lo que gana me ayuda y me sirve mucho para comprar cosas”, “…no los mandé a la escuela, tienen que trabajar para que me ayuden”, Por otra parte, los padres consideran que la razón por la que sus hijos abandonaron la escuela fue por el desinterés del niño y no por sus circunstancias de vida; es decir se identifica al menor como el principal responsable de su condición de excluido de la escuela: “…ya no quieren estudiar”, “…se salía de clases y me iba a vigilarlo pero es inquieto”, “…además existen maestros que no corrigen, pero si permiten la carrilla por el hecho de que mi hijo trabaje”, “… cuando empiezan a ganar dinero, ya no les gusta la escuela”, “…empiezan a cambiar, andar de vagos o se hacen independientes”. 17 Pero también entienden que por su condición de pobres sus hijos están en desventaja en la escuela y que están expuestos a manifestaciones de rechazo: “…los maestros lo rechaza”, “…el maestro lo discrimina, se muestra prepotente y lo culpa de los problemas que suceden en la escuela”. No obstante lo anterior, los padres no renuncian a sus expectativas respecto de un mejor futuro para sus hijos, los niños trabajadores: “…la visión que tengo para mí muchacho en un futuro es que sea muy grande, que sea bueno y trabajador”, “…yo le estoy tirando a que sea trabajador y no ande con chingaderas en la calle”, “…si tuviera un trabajo bien remunerado podría darles una vida mejor y de esa manera evitaría que trabajen de golpe, tan duro”, “…ojalá que mis hijos tengan una casa, un trabajo y una familia estable”. No obstante, los padres tienen claro que viven en un círculo de pobreza el cual difícilmente podrán romper sus hijos: “…esta vida me ha tocado vivirla en la pobreza y así están mis hijos que a causa de eso no van a la escuela”, “… mis hijos, como yo, tampoco fueron a la escuela, y para el futuro no se que pase, porque uno no sabe cómo van a salirlos hijos”, “…necesito dinero para poder mandar a mi hijo a la escuela ya que no tengo para comprar lo que le piden”, “…no hay dinero para libros, uniformes, zapatos y cuotas que piden en la escuela”, “…sólo tenemos para mal alimentarnos y a veces ni eso”, “…no tengo un trabajo estable”. Este acercamiento a las percepciones y valoraciones de los padres de los menores trabajadores permite entender que si bien la importancia que otorgan los padres a la educación es predictiva del futuro escolar de sus hijos, ésta no es determinante y que en la elección de incorporar o no a los hijos al trabajo, con el riesgo inminente de que dejen la escuela en un futuro inmediato, pesan más las circunstancias de vida que enfrentan las familias. Conclusiones. A la temprana incorporación al trabajo le es consustancial el riesgo de abandono escolar. En virtud de que son los menores de los sectores más pobres los que se ven obligados a trabajar tempranamente, dadas sus circunstancias de vida, el abandono de la escuela limita aún más las posibilidades de romper el círculo de pobreza, pues tendencialmente estarán destinados a ocupar trabajos precarios y difícilmente serán capaces de demandar el cumplimiento de sus 18 más elementales derechos ciudadanos: empleo y salario digno, educación, salud, vivienda y participación política real. Comprender la naturaleza del trabajo infantil y su impacto en la escolaridad de los menores exige tanto de explicaciones macrosocioecnómicas, acerca de las magnitudes causas y efectos del trabajo infantil, como también del análisis micro sociológico para poder entender cuáles son las pautas culturales que orientan las decisiones de estos agentes sociales. En suma, la formulación de políticas eficaces tendientes a la atención del trabajo infantil y el abandono escolar exige comprender la visión que de su realidad han construido esos agentes sociales, desde sus circunstancias de precariedad, discriminación y exclusión. El acercamiento microsociológico es una veta de investigación necesaria de seguir trabajando. Referencias Arias, Robles Marta, (1998): Adultos a la fuerza. La explotación laboral de la infancia, INTERMÓN, Barcelona. Bonal, Xavier (2006): Globalización, educación y pobreza en América latina. ¿Hacia una nueva agenda política?, Fundación CIDOB, Barcelona. Bourdiue, Pierre (1994): Capital cultural, escuela y espacio social, Siglo XXI editores 1ª edic., México. Bowles, Samuel y Herbert Gintis, 1985: La introducción escolar en la América capitalista, 2ª ed. Siglo XXI Editores, México. Carnoy, Martin (1999): “Educación, Economía y Estado”, en Sociología de la Educación. Mariano Fernández Enguira (editor). 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