Los regalos de Baltasar y la imparcialidad del juez

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DOCTRINA
CONSTITUCIONAL
DOCTRINA CONSTITUCIONAL
Los regalos de Baltasar
y la imparcialidad del juez
NOTAS PRELIMINARES
El caso en comentario acoge un pronunciamiento judicial bastante anecdótico, que deriva de una instrucción por lesiones graves
seguida contra el rey mago Baltasar, en Huelva-España. Los hechos denunciados ocurrieron durante la cabalgata de Reyes de 2010,
cuando el rey Baltasar arrojó los caramelos
con un excesivo ímpetu, que uno de ellos golpeó a la denunciante y le produjo una lesión
ocular, lo que motivó que denunciara al mago
de oriente por lesiones.
El juez previamente al archivo del caso, se pronunció acerca de diversas cuestiones de carácter procesal. Afirmó que no podía encausar al
mago de Oriente porque se trata de una persona extranjera, sobre la que España no tenía jurisdicción, y además porque el propio juez se
consideraba fiel seguidor desde pequeño.
En el fallo, el propio juez se pregunta si estaría
obligado a formular su abstención, pues reconoce que el rey mago Baltasar, con el concurso
de los reyes Melchor y Gaspar, le han venido
ofreciendo anhelados presentes cada 6 de enero desde que tiene uso de razón; no obstante
ello, no formula abstención, dejando en libertad a la parte para que, si lo estimara pertinente, lo recuse; y ello por considerar que la persona denunciada no sea, tal vez, el propio rey
mago Baltasar, sino la persona que representaba al mismo en la cabalgata del día 6 de enero.
Precisamente, esta pública confesión que hace
el juez, sobre su simpatía hacia el encausado, es
lo que motiva hacer este comentario para distinguir entre abstención, impedimento y recusación, en la actividad de los jueces.
Una de las garantías de un proceso constitucionalmente válido es la independencia e imparcialidad de los jueces, la cual
es exigida por los justiciables a través de la recusación, o evaluada por el propio juzgador por medio de supuestos de abstención o el impedimento. En este escenario, la autora desarrolla cada una de las figuras descritas, resaltando el hecho
que la falta de imparcialidad debe ser analizada en cada caso
en concreto cuando se presenten motivos que perturben la
función de juez y no de forma abstracta.
I. LA INDEPENDENCIA JUDICIAL
Abordar el tema de la imparcialidad requiere previamente que este sea
ubicado dentro del contexto de la independencia judicial, pues, en la
medida en que no se garantice esta, la imparcialidad estaría en riesgo
de afectarse. Se dice que la independencia judicial es para la administración de justicia como el oxígeno para la vida humana; en atención
a ello, es necesario que los jueces sean independientes para garantizar
los derechos de los ciudadanos, pues la actuación del derecho objetivo
se hará solo con sujeción a la ley, desvinculándose de cualquier otra
sumisión o influencia1.
La independencia judicial puede ser definida como la presencia de
una actuación jurisdiccional libre de interferencias e influencias, de
manera tal que los jueces decidan solamente conforme a Derecho y
no basándose en criterios extrajurídicos, sean estos políticos, económicos, culturales y/o sociales. Implica la no intervención de poderes
* Doctora en Derecho. Jueza Supernumeraria. Profesora ordinaria en la Facultad de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
1 El Tribunal en la STC Exp. Nº 00023-2003-AI/TC señaló que la independencia
judicial debe ser entendida como aquella capacidad autodeterminativa para proceder a la declaración del derecho, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, dentro de los marcos que fijan la Constitución y la ley. En puridad, se trata de una
condición de albedrío funcional.
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SUMILLA
Marianella LEDESMA NARVÁEZ*
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ni funcionarios de otros órganos, en
la tarea de administrar justicia. Tiene un solo significado: que los jueces administren justicia, de manera imparcial, tomando como único
norte, la ley.
apariencia en el estudio de la imparcialidad. Siguiendo la línea jurisprudencial del Tribunal de Estrasburgo, recogida por el Tribunal
Constitucional peruano en el caso
Ivesur, dice:
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que “el
principio de independencia judicial
constituye uno de los pilares básicos
de las garantías del debido proceso,
motivo por el cual debe ser respetado en todas las áreas del procedimiento y ante todas las instancias
procesales en que se decide sobre
los derechos de la persona. La Corte ha considerado que el principio
de independencia judicial resulta indispensable para la protección de los
derechos fundamentales, por lo que
su alcance debe garantizarse inclusive, en situaciones especiales, como
lo es el estado de excepción”2.
Por su parte, el Tribunal Constitucional ha señalado que debido a la delicada labor que desempeña el juez
como garante de la aplicación de las
leyes y de la Constitución, debe gozar
de credibilidad social. Para ello, tiene
que despojarse de intereses particulares o cualquier influencia externa que
pueda incidir en sus decisiones. Asimismo, advirtió que al ser la independencia judicial uno de los principios
propios de la función jurisdiccional,
que supone el respeto a la autonomía
del Poder Judicial, tanto por parte de
los poderes públicos como particulares, así como dentro de la propia institución, las decisiones de los jueces
no solo deben ser imparciales, sino
que dicha imagen debe proyectarse
a la sociedad3.
De ahí que el Tribunal Constitucional ha incorporado la teoría de la
2
3
4
5
“Un Tribunal no podría, sin embargo, contentarse con las conclusiones obtenidas desde una
óptica puramente subjetiva; hay
que tener igualmente en cuenta consideraciones de carácter
funcional y orgánico (perspectiva objetiva). En esta materia, incluso las apariencias pueden revestir importancia (...)
debe recusarse todo juicio del
que se pueda legítimamente temer una falta de imparcialidad.
Esto se deriva de la confianza
que los tribunales de una sociedad democrática deben inspirar
a los justiciables (...)” (caso De
Cubber contra Bélgica, del 26
de octubre de 1984; STC Exp.
Nº 00023-2003-AI/TC y STC
Exp. Nº 0004-2006-PI/TC); Así,
las garantías derivadas del derecho a ser juzgado por un juez arbitral imparcial son plenamente
aplicables, incluso bajo la teoría
de la apariencia, cuando el nombramiento de los miembros (alguno o algunos) del Tribunal arbitral la efectúa una institución
ajena a las partes del convenio que permite su constitución
(STC Exp. Nº 6149-2006-AA/
TC, fundamento 62)4.
Esto significa que la legitimación
de un juez para conocer un conflicto no debe analizarse bajo las
restricciones que señala la norma
procesal para el impedimento y la
recusación, sino que bajo las justificaciones de la abstención debe
asumirse a la teoría de la apariencia, a fin de preservar la credibilidad social en sus decisiones.
La independencia no puede confundirse con la imparcialidad o neutralidad. Considera Requejo5, que la independencia del juez no es más que
una institución jurídica en virtud de
la cual el sistema delimita con precisión el sector del ordenamiento que
encierra los elementos relevantes
para el juez a la hora de ejercer jurisdicción, desconectando a este de los
sectores sistémicos que por su mayor grado de indeterminación o por
contener información sistémica escasamente elaborada parece conveniente excluir de lo que ha de constituir el núcleo argumentativo y de
actuación con arreglo al cual el juez
debe aplicar jurisdiccionalmente el
derecho. Con esta desvinculación
–dice Requejo– “se persigue que el
ordenamiento sea la única base de
actuación del juez y además que lo
sea sin la injerencia de otros órganos
a la hora de delimitar e interpretar el
sector del ordenamiento que ha de
aplicarse en cada caso”.
Se confía en el juez para que sea él
quien decida qué norma y de qué
modo debe aplicarse, sin que puedan producirse injerencias desde
otras sedes, razón por la cual se priva
de relevancia jurídica a todo tipo de
orden o requerimiento encaminado a
imponer al juez un determinado criterio. El único criterio jurídicamente relevante es el configurado por la
norma jurídica interpretada y aplicada de conformidad con las reglas
de interpretación y aplicación contenidas en el propio sistema, entre las
cuales el principio de independencia
excluye, por ejemplo, las órdenes de
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Reverón Trujillo vs. Venezuela. Sentencia del 30 de junio de 2009, parágrafo 68.
STC Exp. Nº 02250-2007-PA/TC.
STC Exp. Nº 02851-2010-PA/TC.
REQUEJO PAGÉS, Juan Luis. Jurisdicción e independencia judicial. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1999, p. 164.
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LOS REGALOS DE BALTASAR Y LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ
los superiores jerárquicos6. Lo desarrollado líneas arriba nos permite
reafirmar algunas ideas eje:
-
-
-
-
La independencia es necesaria
para la existencia de la judicatura. Mientras más amplias sean
las garantías que goce el juez en
el ejercicio de su cargo, tanto mayor será su independencia.
Cuando se reclama la independencia de los jueces no se está
pidiendo nada para los jueces
mismos, sino que se está exigiendo algo que sirve para asegurar los derechos de los ciudadanos frente a la labor de la
jurisdicción.
La independencia del juez le permite tener como único norte la
ley, privilegiando en su interpretación los valores constitucionales sobre cualquier disquisición;
además ninguna autoridad, ni
siquiera los magistrados de instancia superior, pueden interferir en su actuación; tal como expresamente lo señala el artículo
16 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial.
Por último, nadie puede irrogarse la facultad de orientar
las decisiones judiciales. Cada
juez debe ejercer independientemente la función jurisdiccional para que pueda considerarse
un juez imparcial, caso contrario, estará mirando la solución
bajo la arista de quienes la dirigen o la imponen. Como dice
Montero Aroca7: “La independencia no supone discrecionalidad ni que el juez esté sometido a su conciencia al momento
de sentenciar, sino implica ser
independiente para poder quedar sometido a la ley, pero no a
cualquier ley sino la que opere
privilegiando los principios de
la Constitución; sin embargo, la
independencia solo se explica,
solo se justifica, solo sirve para
poder actuar el derecho objetivo en el caso concreto, es decir, para que los jueces puedan
cumplir su función con la única
vinculación: la ley”.
II. MARCO NORMATIVO QUE
PRESERVA LA IMPARCIALIDAD
El sistema de impedimentos y recusaciones ha sido construido dentro
del Derecho Procesal para que los
ciudadanos, y especialmente las partes, puedan evitar que en determinado caso se vulnere el principio de la
imparcialidad del juez. El Código
Procesal en los artículos 306 y 310
establece el procedimiento para el
ejercicio de esta garantía del justiciable, que a la vez posibilite la defensa del juez frente a quien va dirigida la sospecha.
1. La recusación
La recusación es el medio por el cual
las partes exteriorizan su voluntad
para que un juez determinado se separe de su conocimiento por sospechar de su imparcialidad. El sujeto
activo siempre es la parte y el pasivo
el juez de todas las instancias, aun
los de la sala de casación. La recusación tiene que fundarse en algún
motivo como razones de parentesco,
de sentimientos, entre otras causas
que detalla el artículo 307 del Código Procesal Civil; caso contrario se
rechazarán liminarmente tal como
hace referencia el artículo 314 del
Código Procesal Civil.
El Código Procesal admite la recusación con expresión de causa
y promueve un incidente contra
el juez, invocando hechos y situaciones jurídicas tipificadas en la
norma procesal con el objeto de
obtener la separación del proceso;
sin embargo, existen algunas legislaciones foráneas que admiten la
recusación sin causa, pero es cuestionada en la doctrina por considerarla abusiva.
Para nuestro Código Procesal, este
modelo de recusación sí requiere la
demostración de alguna circunstancia capaz de arrojar sospechas sobre la imparcialidad del juez. En
cambio, en la recusación sin expresión de causa –señalan sus detractores– podría constituirse en un medio
frecuente utilizado con el deliberado propósito de obstruir o dilatar el
curso de los procedimientos y que
incluso puede hacer ilusoria la distribución proporcional de los procesos; además porque no se puede
negar que existan numerosas situaciones de hecho que, sin configurar
estrictamente causales de recusación
previstas por la ley, ni poder encuadrarse en ellas pese al alcance más
amplio que se les asigne, implican
el riesgo de un proceder judicial no
exento de favoritismo hacia alguna
de las partes.
Nótese que el inciso 3 del artículo
314 del Código Procesal Civil señala
que si no se ofrecen los medios probatorios necesarios para acreditar la
causa de recusación, esta se rechaza,
sin embargo, es precisamente este
uno de los argumentos que se utilizan para justificar la recusación sin
causa, pues se permitiría la posibilidad de apartar del conocimiento del
proceso a un juez que, pese a hallarse incurso en alguna causal de recusación, la prueba de los hechos que
la configuran resulta imposible o de
dificultosa producción. Otra razón
recae en la conveniencia de brindar
a las partes una mínima garantía de
selección, merced a la cual pueden
6Ídem.
7 MONTERO AROCA, Juan. Derecho jurisdiccional. Parte general. Bosch, Barcelona, 1994, p. 109.
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D OCTRINA
evitarse los inconvenientes derivados de la actuación de un magistrado negligente.
2. El impedimento
El impedimento es el hecho legalmente previsto que imposibilita al
juez conocer de un proceso judicial.
Los impedimentos están fijados en
el artículo 305 del Código Procesal
Civil para asegurar la imparcialidad
del juez y ofrecer garantía a los administrados y litigantes.
Cuando concurre una de las causales del citado artículo 305 del Código Procesal Civil, el juez está
obligado a declararse impedido
tan pronto advierta la existencia de
ella. Tales causales son taxativas
y deben, por lo tanto, interpretarse restrictivamente. Si no lo hace,
cualquier persona podrá formular
contra él una recusación, para que
no conozca de la actuación o del
proceso.
La recusación y el impedimento persiguen el mismo fin: apartar del juez
sospechoso como garantía del justiciable. Cuando el juez siente afectada su imparcialidad, desde ese mismo momento de la manifestación
surge una condición impeditiva para
el ejercicio de la función jurisdiccional en el respectivo proceso. En ese
sentido, dice la norma: “El juez a
quien le afecte alguna causal de impedimento, deberá abstenerse y declararse impedido tan pronto advierta la existencia de ella”.
Adviértase que las razones de impedimento y recusación se aplican a los
jueces de todas las instancias y a los
de la sala de casación, esto es, desde
el juez lego (juez de paz) hasta el juez
supremo; ello es coherente porque
todos los jueces de todas las instancias ejercen función jurisdiccional
y una de las garantías del ejercicio
8
Levítico 19:15
180
de esta función es la
imparcialidad.
La relevancia de la teoría
Procesal Civil permite al juez abstenerse,
no por causas recogidas en la recusación e
impedimento, sino en
las fundadas en otros
motivos graves de decoro o delicadeza.
Tanto la recusa- de las necesidades en la
ción como el impe- filosofía jurídica española
dimento constituyen
contemporánea está fueuna garantía indirecta para el justiciable ra de discusión, no así, la
como plataforma del idea de democracia deliejercicio de la fun- berativa.
En lo que atañe al deción jurisdiccional
recho de abstención,
con rectitud e imla ley adopta una
parcialidad. Ello es atendible porfórmula flexible, porque remitienque en toda actuación de la jurisdicdo fundamentalmente a las motivación existen dos partes enfrentadas
ciones subjetivas del juez, tiende a
entre sí que acuden a un tercero imrespetar todo escrúpulo serio que
parcial, llamado juez, para que deeste manifieste en orden a una pocida el conflicto. Esa potestad jurissible sospecha sobre la objetividad
diccional del tercero para definir los
de su actuación; en ese sentido, la
conflictos exige que este no sea al
redacción del texto del artículo 313
mismo tiempo juez y parte. La radel Código Procesal Civil señala:
zón de ello se explica en la concep“Cuando se presentan motivos que
ción misma de justicia. Si la justicia
perturban la función del juez, este,
está constituida para dar a cada uno
por decoro o delicadeza, puede abslo que le corresponde, el juez al aplitenerse mediante resolución debidacar el derecho en ejercicio del poder
mente fundamentada”.
jurisdiccional, no puede lícitamente
La abstención constituye un deber
inclinar la balanza de la justicia a fade los jueces y su procedencia o imvor de uno u otro por razones subprocedencia está exclusivamente rejetivas o personales. Su criterio tieservada al juicio de otros órganos june que ser equilibrado e imparcial.
El único interés que les guíe debe
diciales. En ese sentido el artículo
ser la recta administración de justi313 del Código Procesal Civil señacia, sin desviar su criterio por conla: “El juez que se abstiene remite el
sideraciones de amistad, enemistad,
expediente al juez que debe conocer
simpatías y antipatías respecto a litide su trámite. Si el juez a quien se
gantes, o por posibilidades de lucro
remiten los autos considera que los
personal, o por razones políticas, enfundamentos expuestos no justifican
tre otras; de ahí que resulte tan acerla separación del proceso, seguirá el
tada la cita de Levítico en la Biblia,
trámite previsto en el artículo 306
cuando dice: “No actúes con injuspara el impedimento”.
ticia cuando dictes sentencia: ni faLa abstención a continuar con el covorezcas al débil, ni te rindas ante
8
nocimiento del proceso no está suel poderoso” .
jeta al libre albedrío del juez, sino
3. La abstención
que ella tiene que ir acompañada
de referentes objetivos que lleven a
La abstención es el deber de cada
justificar las razones por las cuales
juez de apartarse del conocimiento
el juez se aparta de sus funciones;
del proceso por considerarse parciacaso contrario, el juez incurriría en
lizado. El artículo 313 del Código
LOS REGALOS DE BALTASAR Y LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ
responsabilidad funcional por apartarse indebidamente del proceso.
La parcialidad del juez no es tolerada por el sistema procesal, por ello,
se permite a las partes que puedan
separar al juez del proceso, bajo criterios objetivos. En todo caso, cuando el propio juez aprecie que estaría
incurso en supuestos que impidan
realizar su labor de manera imparcial, puede este voluntariamente
apartarse del proceso; sin embargo,
hay circunstancias en que el retiro
del juez no puede darse por argumentos objetivos, que recogen tanto los artículos 305 y 307 del Código
Procesal Civil, sino que como señala
el artículo 313 del Código Procesal
Civil, por “motivos que perturben su
función”. Bajo esas circunstancias,
se permite que el juez pueda retirarse
del proceso, siempre y cuando justifique, a través de una debida motivación, las razones que perturban
su imparcialidad.
El hecho de que la parte haya denunciado al juez ante la Oficina Descentralizada de Control Interno del Poder Judicial no es justificante para
amparar la abstención por decoro.
Véase sobre el particular el siguiente pronunciamiento: “El hecho que
una de las partes formule denuncias
o quejas contra el magistrado a cargo de un proceso, no quiere decir
que el magistrado sea su enemigo o
amigo de la otra parte, máxime si se
tiene en cuenta que lo hace en ejercicio de un derecho que asiste a las
partes sin distinción alguna. En efecto, las denuncias o quejas que pudiesen formular las partes no constituyen situación que perturbe la función
jurisdiccional del magistrado, por lo
que no puede ser causal para que se
separe del proceso, máxime si como
en el presente caso el proceso sobre el cual señala el recurrente haber
formulado denuncias no tiene relación alguna con los autos, no existiendo coincidencia entre las materias o las partes”.
Para Romboli9, la imparcialidad no
debe ser vista como una institución
que implica absoluta desvinculación
e indiferencia a la causa a decidir,
por parte del juez, ni la puntual y escrupulosa observancia de la ley, sin
que otras “fuerzas” puedan apartarlo
de ello; sin embargo, debemos tener
en cuenta que el juez no obra como
un mero aplicador de leyes, sino que
efectúa juicios de valor que lo conducen a escoger una de las interpretaciones posibles, y sobre las cuales
–como señala Romboli– no puede
dejar de influir la visión del mundo,
propia del magistrado en particular.
En esta labor, “todas las normas necesariamente deben ser interpretadas y el margen de elección que se
concede al operador jurídico es directamente proporcional a la generalidad de la disposición a aplicar;
por ejemplo, el margen será mayor
para las normas constitucionales,
bastante elásticas por naturaleza, a
las cuales el juez debe referirse, no
solo para evaluar la no manifiesta
carencia de fundamento de eventuales cuestiones de legitimidad constitucional, sino también y sobre todo
para orientar su actividad interpretativa, y para elegir entre las varias
soluciones posibles aquella que sea
más conforme al dictado constitucional, según la interpretación que
él mismo le atribuye”10.
El tema propuesto no se orienta entonces a cuestionar la imparcialidad
del juez, entendida esta como “la
puntual y escrupulosa observancia
de la ley sin que otras ‘fuerzas’ puedan apartarlo de ello”, sino que va
más allá: busca cautelar la libertad
que debe tener todo juez para ejercer
su función con independencia. Esos
juicios de valor que le llevan a escoger por una u otra interpretación
de la norma, deben ser realizados
con la mayor libertad, para elegir
–con independencia– por la que sea
coherente con el mandato constitucional, según la interpretación que
el propio juez le atribuya y que lo
trasmita en la motivación de sus
resoluciones.
La decisión del juez de apartarse
del proceso no solo se agota en dicha determinación, sino que encierra una afectación mayor: la postergación de una tutela efectiva, la
que se hace más cuestionable cuando se hace uso indebido de dicha
facultad. Se sostiene ello porque
al nuevo juez que recibe el proceso de la abstención, no puede serle convincente los argumentos que
expone el juez reticente para apartarse del proceso. En esas condiciones, señala el artículo 313 del Código Procesal Civil, que si el juez
a quien se remiten los autos considera que los fundamentos expuestos
no justifican la separación del proceso, seguirá el trámite previsto en
el artículo 306 del Código Procesal
Civil, esto es, remitir los autos en
consulta al superior en grado para
que resuelva sobre su legalidad. Si
se acepta el impedimento se enviará el expediente al juez que deba
reemplazar al impedido; en caso
contrario, se devolverá al juez que
venía conociendo. En tanto sucede
ello, el proceso y toda la actividad
procesal se paraliza.
Hay muchos factores que contribuyen a la demora judicial, algunos atinentes a la voluntad y arbitrio del
juez, otros a la inconducta procesal de los litigantes; sin embargo,
se sostiene que el abuso de la abstención que se viene haciendo, ha
9 ROMBOLI, Roberto. El juez preconstituido por ley. Pontificia Universidad Católica del Perú, Palestra, Lima, 2005, p. 200.
10 Ibídem, p. 201.
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hecho que el instituto pierda su prestigio y adquiera las características de
un procedimiento destinado a obstruir la tramitación rápida del proceso. Como dice Palacio, “ese abuso le ha hecho perder algo más: el
efecto constructivo y educador que
tiene ante la opinión pública, la separación del conocimiento del proceso al juez por justa causa”. Se busca apartar por razones que prestigian
la conducta del juez, que por causas
o motivos de desprestigio: la severidad, la honestidad, la rectitud y la
fortaleza. Los institutos procesales
de la excusación y recusación tienden a garantizar la independencia e
imparcialidad del juzgador respecto
de las partes, pero su uso no siempre se efectúa conforme a los principios éticos que inspiran al proceso
judicial; todo lo contrario, es utilizado como un mecanismo de amedrentamiento al juez para lograr que
este se aparte del proceso o permita,
con la abstención, dar cabida a la tramitación que recoge el artículo 306
del Código Procesal Civil, provocando una serie de reenvíos interjueces, que por sus dilaciones procesales afectan el regular desarrollo
del proceso.
III. EXTENSIÓN DE LA IMPARCIALIDAD A OTROS ÓRGANOS JUDICIALES
Un tema que relevar en este comentario es afirmar que la imparcialidad es una garantía recurrente para
los litigantes frente a la actividad de
los jueces; todo lo contrario, también esta garantía se extiende a los
auxiliares judiciales y a los órganos
de auxilio judicial, que realizan una
labor complementaria, de apoyo a
la actividad judicial para que esta
pueda cumplir sus fines. Podemos
citar como órganos de auxilio judicial, al perito, depositario, interventor, martillero público, curador
11 Véase el artículo 55 del Código Procesal Civil.
182
procesal, la Policía y otros órganos
que determine la ley entre los que
podemos citar, al cuerpo médico forense, a los traductores e intérpretes, entre otros11.
Esta exigencia de imparcialidad es
razonable, porque en el desarrollo
del proceso concurren diversos sujetos, como los llamados auxiliares
jurisdiccionales, quienes van a trabajar por la operatividad del sistema judicial y de manera particular
por el proceso judicial. Tanto la Ley
Orgánica del Poder Judicial (artículo
249) como el artículo 54 del Código
Procesal Civil coinciden en señalar a
los secretarios de sala, relatores, secretarios de juzgado y los oficiales
como auxiliares de justicia.
El artículo 315 del Código Procesal
Civil regula la posibilidad de la recusación, tanto a los auxiliares jurisdiccionales como a los órganos de
auxilio judicial. Establece que pueden ser recusados por las causales
contenidas en el artículo 307 del Código Procesal Civil en lo que sean
aplicables, ante el juez o la Sala judicial respectiva. La tramitación de
ella se rige por las reglas del artículo
310 del Código Procesal Civil.
se encuentran afectados por dichas
causales.
El impedimento es la espontánea
declaración que hacen los sujetos
procesales, llámese auxiliares jurisdiccionales u órganos de auxilio
judicial, de encontrarse impedidos
para conocer de un asunto. El impedimento es el hecho legalmente
previsto que imposibilita a dichos
sujetos intervenir en el proceso judicial. Las causales para los impedimentos están fijadas en el artículo
305 del Código Procesal Civil; ellas
tienden a asegurar la imparcialidad
de los auxiliares jurisdiccionales y
de los órganos de auxilio judicial, a
fin de ofrecer garantía a los administrados y litigantes.
Cuando concurre cualquiera de las
causales del citado artículo 305 del
Código Procesal Civil, dichos sujetos están obligados a declararse impedidos tan pronto se advierta la
existencia de ella. Tales causales
son taxativas y deben, por lo tanto,
interpretarse restrictivamente.
Recusación e impedimento persiguen el mismo fin: apartar a los auxiliares jurisdiccionales y órganos
de auxilio judicial del proceso como
garantía del justiciable. Asimismo,
cuando ellos sientan afectada su imparcialidad, desde ese mismo momento surge una condición impeditiva para el ejercicio de la actividad
judicial en el respectivo proceso, situación que debe llevar a la abstención por declararse impedido.
La recusación es el medio por el
cual las partes exteriorizan su voluntad para que otros sujetos procesales ajenos al juez, no intervengan en el proceso por sospechar de
su imparcialidad. El sujeto activo
siempre es la parte y el pasivo los
auxiliares jurisdiccionales y los órganos de auxilio judicial de todas
las instancias.
CONCLUSIONES
Por otro lado, tanto los auxiliares
jurisdiccionales como los órganos
de auxilio judicial están sujetos a
las causales de impedimento reguladas en el artículo 305 del Código
Procesal Civil. En tales circunstancias, tienen el deber de abstenerse si
1. La independencia e imparcialidad de los jueces, son garantías establecidas a favor de los
justiciables, y para ello se ha
creado la abstención, el impedimento y la recusación, como
mecanismos para preservar la
LOS REGALOS DE BALTASAR Y LA IMPARCIALIDAD DEL JUEZ
imparcialidad en las decisiones
de los jueces.
los que deben ser graves, de decoro o delicadeza.
2. La abstención implica el deber
del juez de apartarse espontáneamente del conocimiento del
proceso, cuando se hallare comprendido en alguna de las causas
de recusación. Además, implica
la facultad del juez para invocarla, cuando se presenten motivos que perturben su función,
3. La abstención del juez a intervenir en un proceso judicial debe
ser tratada con prudencia, pues,
al ser un incidente dentro del camino procesal puede alterar la
celeridad y la tutela efectiva que
se busca alcanzar. Al caso concreto, es perfectamente aplicable el no haber optado por ella,
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pues los hechos así narrados no
se ajustan a supuestos de impedimento ni recusación, a pesar
de que el juez invoque haber recibido regalos de los Reyes Magos, cada seis de enero.
Se debe tener presente que la
falta de imparcialidad del juez
no puede ser alegada en abstracto, sino tiene que ser probada en
cada caso concreto.
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