destruccion de explosivos

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DESTRUCCION DE EXPLOSIVOS Y ACCESORIOS
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ATENDER URGENTE.
DESTRUCCION DE EXPLOSIVOS
1.-
INTRODUCCIÓN
La destrucción de los explosivos industriales y sus accesorios, entendiéndose por
tal su descomposición de forma que no pueda producirse su regeneración, es una
operación que exige la adopción de una serie de precauciones específicas y,
particularmente cuando se trata de cantidades de cierta consideración, el
asesoramiento de un técnico especialista en explosivos, que dirija los trabajos y
establezca las medidas de seguridad necesarias en cada caso.
Sin embargo, puede presentarse la necesidad de tener que destruir con urgencia
algunos explosivos o accesorios, sin posibilidad de solicitar el consejo de un
especialista. Estas recomendaciones recogen una serie de conceptos básicos
aplicables en estos casos.
Como recomendación previa, de acuerdo con las disposiciones legales toda
destrucción de explosivos debe ser efectuada por una persona que tenga su
Licencia de Manipulador de Explosivos vigente y previa autorización de la
Autoridad Fiscalizadora que corresponda y bajo su presencia, hay que aconsejar
el máximo cuidado en la destrucción de explosivos; se trata de una operación no
habitual en la que deben extremarse las precauciones sobre las empleadas en la
utilización normal de los mismos explosivos. Ha de tenerse en cuenta, además,
que, exceptuando casos aislados en que se destruyen explosivos útiles, por
corresponder a restos que no interesan o no se pueden almacenar en depósitos
adecuados, la mayoría de las destrucciones lo que son de explosivos o accesorios
inservibles, cuyas características pueden estar modificadas y, por lo tanto
presentar riesgos no habituales.
2.-
SISTEMAS DE DESTRUCCION
Para la destrucción de los explosivos y los accesorios pueden utilizarse diversos
métodos que cabe clasificar en:
*
*
*
Destrucción por combustión.
Destrucción por explosión.
Destrucción química por disolución.
En algunos países, y en regiones próximas al mar o a lagos profundos, se
destruyen sumergiéndolos en zonas específicamente establecidas por la
Autoridad.
Evidentemente, es un método económico y seguro para la eliminación de
residuos, que sólo requiere la existencia de estas zonas adecuadas y debidamente
autorizadas.
Los sistemas más utilizados son la destrucción por explosión y por combustión.
La destrucción por métodos químicos ofrece en general, el inconveniente de un
alto costo y una cierta dificultad. No obstante, como veremos más adelante, el
sistema más adecuado para algunos explosivos es la disolución parcial en agua.
En principio, y salvo condicionantes topográficos, el método de destrucción más
aconsejable, en la práctica de las explotaciones mineras, consiste en provocar la
explosión de los materiales a destruir, dado que esto es la aplicación de los
sistemas habituales de trabajo, sin más diferencia, en todo caso, que la existente
entre una explosión confinada en un barreno y una explosión al aire. Sin
embargo, la proximidad a zonas habitadas puede impedir la aplicación de este
método; la explosión al aire origina una fuerte onda aérea, con los consiguientes
riesgos y molestias. En estos casos, debe adoptarse la destrucción por fuego, ya
que la probabilidad de que la combustión se transforme en detonación es
mínima, siempre que se adopten las precauciones adecuadas.
Con independencia del sistema de destrucción que se adopte, por explosión o por
combustión, deben considerarse unas distancias de seguridad tanto respecto a
zonas habitadas y vías de comunicación como en lo relativo al lugar de refugio
del personal que realiza la destrucción.
TABLA I
Distancias mínimas a lugares habitados y vías de comunicación
Cantidad de explosivo
a destruir
Distancia mínima
aconsejable
Hasta 1 kg.
De 1 a 2 kg.
De 2 a 5 kg.
De 5 a 10 kg.
De 10 a 25 kg.
De 25 a 50 kg.
De 50 a 100 kg.
150 m
200 m
250 m
325 m
450 m
550 m
700 m
En la Tabla I se indican las distancias mínimas que deben existir entre el lugar
de destrucción y las casas o lugares habitados y vías de comunicación (salvo que
se haya impedido el acceso a ellas) más próximas. Ha de tenerse en cuenta que
estas distancias mínimas no garantizan contra eventual rotura de algún vidrio;
para esto, sería necesario, al menos, triplicar las distancias indicadas, sin que,
pese a esto, pudiera obtenerse la seguridad absoluta.
TABLA II
Distancia mínima de protección del personal encargado
de la destrucción (a cubierto de proyecciones)
Cantidad de explosivo
a destruir
Hasta 1 kg
De 1 a 2 kg
De 2 a 5 kg
De 5 a 10 kg
De 10 a 25 kg
De 25 a 50 kg
De 50 a 100 kg
Distancia mínima
aconsejable
50 m
60 m
75 m
100 m
125 m
150 m
200 m
La Tabla II corresponde a las distancias mínimas que deben guardarse entre el
lugar donde se deposite el explosivo para su destrucción y el escogido para el
refugio del personal encargado de la operación. Este lugar debe elegirse de modo
que presente adecuada protección contra eventuales proyecciones.
Debe también 6tenerse en cuenta la necesidad de establecer una adecuada
vigilancia en los alrededores del lugar de destrucción. Debe impedirse el acceso
a un radio alrededor del lugar de destrucción, doble, como mínimo, a las
distancias indicadas en la Tabla II.
2.1.
Destrucción por combustión
La mayoría de las sustancias explosivas utilizadas en la industria civil, en
condiciones adecuadas, pueden quemarse, y esta descomposición destruye sus
primitivas cualidades explosivas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta siempre
la
posibilidad de que la combustión se transforme en una deflagración enérgica o
en una detonación, con repercusión tanto sobre los seres vivos y edificaciones
del entorno, como sobre el propio personal que efectúa la destrucción. No debe
olvidarse que, aunque los explosivos están formados por materias Químicas
estables, son capaces de explotar, es decir, transformarse con producción de
energía y gases, bajo la acción de pequeñas cantidades de energía.
Destrucción de Dinamita de pequeño diámetro por combustión
Uno de los modos de aporte de esta energía es el calentamiento del explosivo; al
alcanzarse una determinada temperatura, variable para cada sustancia,
comienza una reacción que crece exponencialmente con el aumento de la
temperatura. Los productos originados durante esta reacción, por lo que las
materias explosivas sometidas durante cierto período a temperaturas elevadas,
del orden de las existentes en una combustión, pueden llegar a explotar.
Ha de tenerse en cuenta que la cantidad de explosivo y, principalmente, las
dimensiones de los cartuchos, juegan un papel muy importante, ya que la
emisión de calor es proporcional al volumen y la radiación a la superficie,
por lo que el riesgo es más del doble en un cartucho de 2 ½ “ de  que en
uno de 1 “ de  y casi el triple en uno de 8 “ de  que en uno de 2 ½ “ de 
. Por lo tanto, debe procurarse la elección de un lugar con adecuadas
protecciones para las proyecciones lanzadas desde un hipotético foco explosivo
no alcancen a personas o edificios, ya que éstas, si el personal está
adecuadamente protegido, constituyen el mayor riesgo en caso de producirse
explosión.
Combustión de restos de explosivo sensibilizado con nitroglicerina.
El alejamiento de viviendas y vías de comunicación es una norma a seguir.
Asimismo, deberá buscarse un lugar desprovisto de vegetación, a fin de
minimizar el riego de incendio. Cuando se efectúen varias operaciones de
combustión, debe utilizarse para cada operación un emplazamiento diferente y
convenientemente separado de los demás; una combustión no deberá realizarse
en un emplazamiento ya utilizado, hasta que haya transcurrido un amplio tiempo
(recomendable 24 horas) de la combustión anterior.
Para proceder a la combustión se prepara una “cama” alargada de un ancho de
50 a 80 cm de leña fina, matorrales secos, paja etc.
Los cartuchos se extienden en hilera sobre esta cama, sin formar montón,
evitando además que se caigan de la “cama” o estén en contacto con el suelo.
Nunca deben quemarse las sustancias explosivas en sus cajas o bolsas de
embalaje. En general, debe evitarse por todos los medios el confinamiento de las
cargas a destruir, ya que éste aumenta el riego de explosión. Si el explosivo no
es muy combustible (como los acuageles, emulsiones o permisibles), o la leña
está algo verde o húmeda, debe iniciarse el conjunto con petróleo para favorecer
la combustión.
Disposición del cordón detonante para destruir por combustión.
En un extremo de la pira se colocará una brazada de leña, hojas o papel bien seco
(en caso contrario impregnado de combustible), en donde se prenderá el fuego,
para no hacerlo directamente. Debe tenerse en cuenta que el sentido de
propagación del fuego tiene que ser contrario a la dirección del viento, a fin de
impedir que la llama, dirigida por el viento, incida en el explosivo forzando el
calentamiento del mismo, pudiendo degenerar el proceso en explosión.
Combustión de restos de cordón detonante.
Iniciado el fuego se retirará el personal al lugar previamente elegido para
resguardo durante el proceso de destrucción. Terminada la combustión, se dejará
transcurrir, como mínimo, media hora para que se enfríen los restos, y entonces
se examinarán detenidamente para comprobar si queda explosivo sin quemar.
En el caso de que se hubiera cortado el fuego, se preparará la continuación del
mismo, una vez que el obligado enfriamiento del explosivo hubiese terminado,
añadiendo petróleo o leña seca.
En caso de formación de costras (sales fundidas por el fuego y posteriormente
solidificadas), resulta conveniente recogerlas y proceder a enterrarlas: pueden
ser perjudiciales para el ganado.
2.2.
Destrucción por detonación
Tal como se ha indicado anteriormente, es el método más adecuado para destruir
materias explosivas, por su simplicidad y rapidez y ser aplicación de una técnica
de trabajo perfectamente conocida por los usuarios de explosivos. Sin embargo,
insistimos en que a veces no es aplicable por la proximidad de zonas habitadas
que pueden resultar afectadas, dado que las explosiones suelen realizarse al aire.
La Tabla I indica las distancias se seguridad aconsejables en estas destrucciones.
Con respecto al campo de aplicación, puede decirse que abarca todos los
explosivos y accesorios, aunque no sea el más idóneo para todos ellos. Sin
embargo, cuando los explosivos se encuentren en mal estado de conservación, o
haya sospecha de ello, especialmente si se trata de explosivos de nitroglicerina nitroglicol, el método de explosión es siempre el más aconsejable, pues requiere
una manipulación mínima de las sustancias explosivas, pudiéndose a veces
proceder a la destrucción sin necesidad ni de abrir las cajas de explosivo.
Dentro de este sistema de destrucción, pueden establecerse las diferenciaciones
siguientes:
2.2.1. Explosión al aire
Por su simplicidad es el procedimiento más generalizado. La elección del lugar
donde se efectuará la destrucción debe hacerse con cuidado, teniendo en cuenta
la Tabla I de distancias. Debe tenerse siempre presente que en los efectos de la
onda aérea influyen de forma muy notable la dirección y velocidad del viento, la
nubosidad, la temperatura ambiente y la humedad relativa; por tanto, resulta
aconsejable en la práctica superar en lo posible las distancias mínimas de la
Tabla I.
El terreno donde se efectúe la destrucción debe estar limpio de malezas y
ramajes, para evitar el posible peligro de incendio, y de piedras, con lo que se
eliminarán peligrosas proyecciones. En todo caso, si existe vegetación seca, es
conveniente humedecerla mediante el adecuado riego.
La cantidad de explosivo a destruir cada vez depende fundamentalmente de la
mayor o menor proximidad a lugares habitados o de paso, de la cantidad total de
explosivos a destruir y de la mayor o menor facilidad de su transporte al lugar de
destrucción.
Cuando la cantidad a destruir cada vez es de 25 ó 50 kg. no es necesario extraer
el explosivo de sus cajas: basta introducir un cebo en las mismas.
Fundamentalmente, el explosivo se manipula de la misma manera que en una
tronadura normal: colocación de un cebo e iniciación del mismo por cualquier
sistema de encendido. Si los explosivos a destruir están en perfectas condiciones,
el cartucho cebo de la carga se puede formar aprovechando uno de los que se
pretende destruir; cuando el explosivo se encuentra, o hay sospechas de que se
encuentre en mal estado, el cartucho cebo se preparará con explosivo “fresco” y
se adosará a la carga a destruir
Cabe también sustituir el cartucho cebo por un ramal de cordón detonante,
enrollado alrededor del explosivo a destruir, cebado con un detonador en uno
de sus extremos, Cuando se trata de explosivos muy insensibles, o muy
descompuestos, es necesario utilizar un cebo suficientemente potente para
asegurar su destrucción total.
La iniciación de la explosión se hará preferentemente por medio de un detonador
eléctrico, aunque también cabe utilizar un detonador corriente y mecha lenta. En
el primer caso, el encargado de la destrucción accionará el explosor desde un
refugio alejado del lugar de la destrucción una distancia como mínimo, igual a
las indicadas en la Tabla I; en el segundo caso, la mecha debe tener la longitud
suficiente para permitir que el encargado de encenderla, alcance el refugio antes
de que se produzca la explosión, con toda tranquilidad.
La iniciación eléctrica, además de proporcionar una mayor seguridad, permite
destruir en un mismo tiempo varias partidas de explosivos, espaciando la
iniciación mediante detonadores de retardo, Con el objeto de que el
espaciamiento de las ondas aéreas originadas sea apreciable, es necesario
utilizar siempre detonadores eléctricos de retado de ½ segundo, nunca de
milisegundo (MS). En este caso, las partidas a destruir deben estar lo
suficientemente alejadas entre sí, no sólo para que no se origine una explosión
por simpatía, sino también para que la destrucción de una partida no disgregue la
adyacente, esparciéndola por el terreno e impidiendo su total iniciación por el
detonador correspondiente.
Para esto, en el caso de que se realicen varias destrucciones conjuntas mediante
detonadores de retardo, las distancias a las que deben colocarse unas partidas de
otras deben ser al menos dobles de lo indicado en la Tabla III
2.2.2. Explosión confinada en un barreno
Este método consiste en la perforación de uno o varios barrenos, calculando su
cuadrícula de manera que no se produzcan en la tronadura proyecciones
peligrosas introduciendo en dichos barrenos el explosivo a destruir dándoles
iniciación de manera convencional.
Este sistema de destrucción resulta de costo elevado y su preparación requiere
demasiado tiempo. No resulta práctico y sólo es aconsejable cuando se trata de
destruir grandes cantidades de explosivos, cuya destrucción al aire no es factible
por razones de distancia a lugares habitados, o pequeñas partidas de explosivos o
accesorios que se introducen para su destrucción en la carga de los barrenos de
una tronadura normal, tal es el caso de los sobrantes, que su devolución a
polvorín no sea posible de efectuar por alguna causa justificada.
En cierto modo, resulta similar a este método la destrucción de materias
explosivas en pozos o galerías de minas abandonadas. Sistema eficaz cuando se
trata de destruir materiales u objetos explosivos que pueden dar lugar a
proyecciones importantes, En este caso, debe tenerse en cuenta que la onda de
presión resulta muy reforzada por el efecto de cañón del pozo o las galerías, y
por las reflexiones que en ellas tienen lugar. Por ello, es aconsejable que el
alejamiento entre el lugar de refugio y el de destrucción sea del orden del doble
de lo indicado en la Tabla II.
2.2.3. Explosión bajo arena
Cuando se desea destruir por explosión pequeñas cantidades de explosivo, cuya
detonación al aire no es posible por razones de seguridad, es factible utilizar el
procedimiento de explosión bajo arena.
El método de explosión bajo arena consiste en enterrar la carga a destruir bajo
un montón de arena fina, exenta de piedras que puedan originar proyecciones.
La cantidad de arena re recubrimiento debe calcularse ampliamente, uno o varios
camiones de arena, según las cantidades a destruir. La iniciación será siempre
eléctrica o no eléctrica, iniciándose la carga a destruir con doble cebo.
Este sistema de destrucción presenta dos inconvenientes: por una parte, la nube
de polvo que se origina es muy intensa y, por otra, resulta difícil, en caso de
fallo, recuperar el explosivo no destruido.
2.2.4. Explosión bajo agua
La destrucción de explosivos por explosión bajo agua es prácticamente el único
procedimiento que puede seguirse en el caso de trabajos de tronaduras
submarinos, aunque puede utilizarse igualmente en aquellas otras obras que
estén próximas al mar, lagos o ríos caudalosos. Para evitar proyecciones
importantes, debe disponerse de una profundidad mínima de agua de 4 ó 5
metros.
En general, salvo en casos obligados, debe evitarse este tipo de destrucción,
pues, si bien no contamina el agua, sí, por el contrario, destruye por efectos de la
explosión la vida animal acuática en radios muy amplios.
2.2.5. Cantidades de explosivos a destruir
En principio, las cantidades de explosivo a destruir en cada operación pueden ser
cualesquiera, siempre que se adopten las distancias de seguridad
correspondientes y se sigan las instrucciones aconsejables al método adoptado.
No obstante, en general, no deben sobrepasarse los 12,5 kg. por operación,
especialmente cuando la destrucción se efectúa por combustión.
Si, como consecuencia de la cantidad total a destruir, fuera necesario fraccionar
el explosivo en diversas partidas, debe situarse con una separación entre sí, tal
que la explosión eventual o provocada de una partida no origine la de las
adyacentes.
TABLA III
Distancia entre partidas de explosivos a destruir
Cantidad de explosivo
a destruir
Hasta 1 kg
De 1 a 2 kg
De 2 a 5 kg
De 5 a 10 kg
De 10 a 25 kg
De 25 a 50 kg
De 50 a 100 kg
Distancia mínima
aconsejable
2m
3m
5m
7m
10 m
15 m
20 m
Estas distancias, especialmente en el caso de grandes cantidades, deben
duplicarse en la práctica, a objeto de evitar el desmoronamiento de las pilas de
materias explosivas preparadas para su destrucción.
2.3.
Destrucción por disolución
Este método sólo es aconsejable para aquellos productos que, siendo
pulverulentos, se disuelvan en algún líquido barato (agua por ejemplo) y no den
restos peligrosos contaminantes.
Prácticamente se reduce este procedimiento a la destrucción de los Anfos.
3.
DESTRUCCION DE EXPLOSIVOS INDUSTRIALES
En la destrucción de los explosivos industriales se pueden emplear los dos
métodos anteriormente indicados en función de la composición química del
explosivo y del diámetro de los cartuchos. Para determinados explosivos, resulta
más cómodo y seguro utilizar procedimientos específicos que se indicarán.
Como consecuencia de un prolongado almacenamiento en condiciones
inadecuadas, sobre todo un exceso de humedad, puede varias la constitución
primitiva del explosivo, Las sales solubles contenidas en el explosivo se
disuelven parcialmente, especialmente en aquellos que contienen pequeñas
cantidades de aceite explosivo. Al diluirse las sales, la nitroglicerina - nitroglicol
pueden exudar, si el explosivo es pulverulento, con lo que se pierde la seguridad
en el manejo. En condiciones extremas, lo mismo llegar a ocurrir con los
explosivos gelatinosos, aunque su absorción de agua es mucho más lenta y la
exudación mucho más improbable.
Estas exudaciones en principio de sales disueltas, posteriormente de compuestos
nitradoaromáticos (dinitro - tolueno o aceites de trotil) y finalmente hasta de
nitroglicerina - nitroglicol, deben ser embebidas, junto con sus residuos, en
abundante aserrín antes de proceder a su recogida y posterior destrucción. Las
manchas o impregnaciones del suelo deben lavarse, como medida de precaución,
por medio de una solución caliente de carbonato sódico, fregándolo con cepillo y
finalmente con agua caliente. Todo el material impregnado (cajas, bolsas, etc.).
debe ser destruido con precauciones semejantes a las indicadas para la
destrucción de explosivos.
3.1.
Explosivos con nitroglicerina (Amón Gelatina)
El método más rápido y eficaz de destrucción, se dispone de un lugar
suficientemente alejado de todo lugar habitado o de tránsito, es provocar su
explosión, de acuerdo con las normas indicadas en el apartado 2.2. Todos los
explosivos pueden ser iniciados con un cebo adicional, aunque se encuentren
húmedos e incluso mojados. Cuando se trate de explosivos deteriorados, la sobre
carga o cebo de explosivo gelatinoso debe ser como mínimo del 20% del peso
total de explosivo a destruir.
Cuando sea necesario proceder a la combustión del explosivo, se procederá de
acuerdo con lo indicado en la presente Cartilla, teniendo la precaución de que la
capa de explosivo sea lo más delgada posible, sin que supere su espesor a los 5
cm. Es de destacar que ciertos explosivos pulvurulentos, especialmente los
permisibles, arden mal y tienden a explosionar si no se les ha impregnado
adecuadamente con un combustible líquido como el petróleo.
El agua no resulta apropiada para destruir este tipo de explosivos, ya que las
gelatinas no son solubles en ella, y en el caso de los explosivos permisibles,
aunque lleguen a disolverse las sales, queda insoluble, entre otros aceites, la
nitroglicerina - nitroglicol,
lo que puede resultar peligroso, excepto que se sumerjan en grandes cantidades
de agua, como cuando se destruyen arrojándolos al mar o lagos profundos.
3.2.
Explosivos sin nitroglicerina
En general, el mejor método de destrucción es mediante disolución en agua,
aunque debe tenerse en cuenta que ésta queda contaminada, principalmente por
nitratos. Sin embargo, conviene hacer alguna especificación concreta para los
diferentes tipos actualmente más usuales.
Anfos. Se disuelven muy fácilmente en agua, en la que sobrenada el aceite
combustible que contiene. Si no se dispone en las proximidades de una cantidad
de agua corriente adecuada, regándolo abundantemente con una manguera puede
resolverse fácilmente el problema.
Acuageles (Slurrys). El procedimiento más apropiado es su combustión. En la
modalidad vertible o a granel, es aconsejable abrir el embalaje y extenderlo
sobre la cama de paja o aserrín preparada al efecto.
Emulsiones explosivas. También el procedimiento más apropiado es su
combustión, siendo recomendable en las modalidades a granel un aporte extra de
combustible para facilitar la combustión.
En toda combustión de explosivos se deben guardar las precauciones indicadas
en el punto 2.2.5. Cantidades de explosivos a destruir.
3.3.
Pólvoras (pólvora de mina, pólvoras negras y pólvora sin humo)
En general, las pólvoras pueden destruirse disponiendo un reguero de las
mismas en un sitio despejado y donde no exista riesgo de provocar un incendio.
Para iniciar el reguero debe utilizarse un trozo de mecha lenta, cuya longitud
mínima será de 1,50 m (para evitar toda posibilidad de que, al encenderla, una
chista provoque la iniciación de la pólvora).
Teóricamente, las pólvoras negras pueden destruirse por disolución en agua, ya
que al humedecerse pierden sus cualidades explosivas y uno de sus
componentes, el nitrato de potasio, es soluble . Sin embargo, la disolución es
muy lenta en la `práctica, y para conseguir resultados satisfactorios, es
necesario utilizar agua caliente y un método de agitación eficaz. Además, ha de
tenerse en cuenta que, si bien al humedecer la pólvora se forma una pasta no
explosiva, ésta recupera su alto poder de ignición una vez seca.
Cuando se trata de destruir pólvoras insensibilizadas por su alto contenido en
humedad, resulta recomendable, para lograr la destrucción total, cubrir la
pólvora a destruir con una cantidad igual de pólvora en perfecto estado.
4.
DESTRUCCION DE ACCESORIOS
los diferentes accesorios para tronaduras exigen procedimientos específicos de
destrucción. Esta puede ser particularmente delicada y difícil, como en el caso
de los detonadores, y aún más cuando se trata de residuos antiguos y
deficientemente conservados.
4.1.
Mecha lenta para minas
El mejor sistema para destruir la mecha lenta o de seguridad es proceder a
quemarla (destrucción por combustión). Se colocarán sobre la hoguera los rollos
de mecha, sin apilarlos unos sobre otros, aunque pueden colocarse rollos
completos de 100 metros. En estas condiciones el riesgo es mínimo, por lo que
no es necesario guardar las precauciones de seguridad y protección personal
indicadas anteriormente. Sin embargo, el humo originado es muy abundante y
denso y puede originar molestias.
Rollos de mecha lenta dispuestos para ser destruidos por combustión.
4.2.
Cordón detonante
El cordón detonante arde bien, y el recubrimiento de cloruro de polivinilo ayuda
a la combustión. Por todo esto, la forma mejor para destruir cordón detonante
es extendiéndolo longitudinalmente sobre una cama de leña seca, hojas o paja,
impregnándolo en petróleo como en el caso de los explosivos convencionales.
Nunca debe quemarse en los carretes, pues el confinamiento, unido a la
elevación de la temperatura, podría provocar la detonación.
También puede destruirse detonándolo si no hay problema de alarma, por onda
aérea, ya que el ruido ocasionado es muy intenso. Para ello, se extiende en
tramos de 100 m como máximo sobre el terreno y se procede a su iniciación de
acuerdo con los métodos y precauciones empleados en las tronaduras habituales.
Deberá cuidarse que el terreno elegido para la destrucción no esté recubierto por
hojas secas u otros materiales fácilmente combustibles, ya que en estos casos
existe un elevado riesgo de provocar un incendio.
Debe tenerse en cuenta, al destruir por explosión el cordón detonante, que el
detonador empleado de potencia Nº 8, colocado en la forma habitual, no posee
energía suficiente para iniciar el cordón cuando la Pentrita correspondiente esta
parte está húmeda, a no ser que se realice la iniciación axial del mismo,
enfrentando un detonador a un corte limpio de cordón detonante. En este caso,
puede iniciarse el cordón mediante un cartucho cebo, dispuesto en contacto y
paralelamente al cordón, o reforzando la acción del detonador, mediante tres o
cuatro trozos de cordón seco y en buen estado, de unos 10 cm de longitud, que
rodeen al detonador formando un mazo con éste y el cordón a destruir.
En el caso del cordón reforzado se debe preferir la detonación, pues el
confinamiento proporcionado por su recubrimiento reforzado, lo hace más
peligroso para ser quemado.
4.3.
Detonadores y conectores de retardo
Ha de tenerse en cuenta en la destrucción de detonadores que, a veces, se trata de
partidas antiguas mal conservadas y, por tanto, deterioradas; si esto sucede, su
manipulación es más peligrosa y obliga a adoptar el máximo de precauciones.
Los detonadores, principalmente los corrientes o de mecha, son sensibles a la
humedad, que pueden llegar a inhibirlos ante sus métodos de iniciación
habituales; sin embargo, estos detonadores conservarán su sensibilidad,
acrecentada si presentan algún deterioro en la cápsula metálica, ante los
esfuerzos mecánicos (golpes).
Si se trata de un número pequeño de detonadores, puede procederse a su
destrucción introduciéndolos en un barreno que esté cargado, entre dos cartuchos
de explosivos. También, y en este caso, pueden destruirse echándolos uno a uno
en una buena fogata previamente preparada, donde se originará su detonación
progresiva; siempre habrá que estar debidamente protegido contra la proyección
de metralla de los casquillos o cápsulas metálicas y de los tubos portarretardos,
en su caso si se trata de detonadores eléctricos, no eléctricos o conectores de
retado.
Para cantidades considerables, el mejor sistema de destrucción consiste en
provocar su explosión bajo confinamiento, convenientemente preparados, con
ayuda de alguna cantidad de explosivos. La forma de destrucción adecuada es la
siguiente:
 Se abre en el suelo un agujero de unos 30 o 40 cm de profundidad y unos 10 o
15 cm de diámetro.
 Se prepara un mazo o “piña” de unos 25 o 30 detonadores, como máximo,
agrupados con cinta adhesiva.
 Se coloca esta “piña” en el agujero, de modo que los alambres de conexión
en el caso de los detonadores eléctricos o los tubos de choque en el caso de
los detonadores no eléctricos, queden todos hacia un lado, sin mezclarse con
las cápsulas.
 Junto a éstas, en el lado contrario a los alambres o tubos, se coloca un
cartucho cebo de dinamita de 1” de .
 Se entierra el conjunto procurando, mediante un plástico o un papel, que la
tierra no separa los detonadores. Sobre éstos debe haber una capa de tierra de
30 unos cm de espesor sin piedras que puedan ser proyectadas durante la
detonación.
 Se procede a la detonación, teniendo que en esta destrucción se producen
muchas proyecciones de metralla formada por la cápsula metálica y cuerpos
de plomo de los cilindros de retardos, por lo que el operador debe situarse a
cubierto a una distancia de unos 100 metros.
En lugar del cartucho cebo, puede realizarse la destrucción utilizando cordón
detonante dispuesto de tal manera que rodee en dos o tres vueltas la “piña” de
los detonadores.
Con los conectores de retardo de superficie para cordón detonante se procede
de la forma anteriormente indicada.
En la elección del terreno donde se efectúe la destrucción, ha de procurarse que
sea lo más despejado y limpio posible, para poder revisar posteriormente si la
destrucción fue completa, ya que es posible que sean proyectados detonadores o
conectores no detonados.
Manojo de detonadores eléctricos para destruir mediante explosión.
Asimismo, también es posible que, por la alta temperatura producida, los
alambres de conexión o tubos no eléctricos, que salen despedidos, estén
incandescentes y puedan provocar un incendio.
Si se emplea el mismo agujero para una nueva destrucción, antes de colocar un
nuevo manojo, debe inspeccionarse detenidamente el fondo, a fin de comprobar
si se ha enfriado y no queden restos de la explosión anterior.
Cuando la cantidad de detonadores eléctricos a destruir no sea excesiva, puede
procederse a efectuar conexiones en serie y efectuando el disparo según el
procedimiento convencional iniciando con un explosor, esto evita la posible
dispersión de detonadores no destruidos.
Asimismo, en la destrucción de detonadores puede utilizarse un estanque con
más de un metro de agua, en lugar de utilizar un a cavidad o nicho. De este
modo, se evitarán proyecciones y la posibilidad de incendio en los alrededores,
aunque pueden quedar detonadores sin destruir.
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