GEHS 4030 Civilización Occidental Moderna y Contemporánea J. Presencia del occidente en oriente (desde los años 1980 al presente) 1. Antecedentes históricos. 2. Conflictos étnicos. 3. Guerra en Yugoslavia (ejercicios: localización en el mapa, relación con el nacionalismo) 4. Imposición de la Paz de los Estados Unidos. 5. El Islam en el mundo contemporáneo a. Conflicto árabe- israelí (ejercicios: debate entre árabes e israelitas) b. Guerra del Golfo Pérsico y otros conflictos actuales. c. El fundamentalismo en auge en el Siglo XXI. Guerra en Yugoslavia (http://es.wikipedia.org/wiki/Guerras_yugoslavas) Las Guerras yugoslavas fueron una serie de conflictos en el territorio de la antigua Yugoslavia, que se sucedieron entre 1991 y 2001. Comprendieron dos grupos de guerras sucesivas que afectaron a las seis ex repúblicas yugoslavas. Se han empleado términos alternativos como Guerra de los Balcanes, la Guerra de la ex Yugoslavia, Guerras Yugoslavas de Secesión o raramente Tercera Guerra Balcánica (un término acuñado por el periodista británico Misha Glenny, aludiendo a las Guerras de los Balcanes entre 1912 y 1913). Las guerras se caracterizaron por los conflictos étnicos entre los pueblos de la ex Yugoslavia, principalmente entre los serbios por un lado y los croatas, bosnios y albaneses por el otro; aunque también en un principio entre bosnios y croatas en Bosnia-Herzegovina. El conflicto obedeció a causas políticas, económicas y culturales, así como a la tensión religiosa y étnica. Las Guerras Yugoslavas terminaron con gran parte de la ex Yugoslavia reducida a la pobreza, con desorganización económica masiva e inestabilidad persistente en los territorios donde ocurrían las peores luchas. Las guerras fueron los conflictos más sangrientos en suelo europeo desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, resultando en unas 300.000 muertes y millones más sacados de sus hogares. Fueron también los primeros conflictos desde la Segunda Guerra en haber sido formalmente juzgados los genocidas y muchos de los individuos claves participantes fueron consecuentemente acusados por crímenes de guerra. Las guerras yugoslavas pueden dividirse en tres grupos de conflictos diferentes: Guerras durante el desmembramiento de la República Federal Socialista de Yugoslavia 1. Guerra de los Diez Días (o Guerra de Independencia eslovena) (1991) 2. Guerra Croata de Independencia (1991-1995) 3. Guerra de Bosnia (1992-1995) Guerras en áreas pobladas por albaneses: 1. Guerra de Kosovo (1999) 2. Conflicto del Sur de Serbia (2001) 3. Guerra de Macedonia (2001) Campañas aéreas de la OTAN contra los serbios: 1. Bombardeo de la República Srpska (1995-1996) 2. Bombardeo sobre Yugoslavia (1999) Contenido 1 Trasfondo 2 Los primeros conflictos (1991-1995) 3 Conflictos en el este y el sur 4 Enlaces externos Trasfondo Las tensiones provinieron de la composición multiétnica del primer Reino de Yugoslavia y la relativa supremacía política y demográfica de los serbios. Estas tensiones fueron aprovechadas por el Eje RomaBerlín-Tokio en la Segunda Guerra Mundial, que establecieron un estado títere que abarcaba la mayor parte de las actuales Croacia y Bosnia-Herzegovina. Se puso a cargo de este Estado Independiente de Croacia a una organización fascista, la Ustashe, que llevó a cabo una política genocida contra los civiles serbios del territorio. La milicia serbia Chetnik contraatacó contra los croatas. Ambos se enfrentaron y fueron finalmente derrotados por el movimiento de tendencia comunista y antifascista partisanos, compuesto por miembros de todos los grupos de la zona, lo que desembocó en la formación de República Federal Socialista de Yugoslavia. En el caso de las zonas pobladas por albanos, la causa principal fue el crecimiento de la población albana en áreas en las que anteriormente eran minoría. En el caso de Kosovo, algunos serbios interpretaron este crecimiento de la influencia albanesa como la pérdida de sus territorios ancestrales. Los primeros conflictos (1991-1995) Las Guerras Yugoslavas se iniciaron con la secesión de las dos regiones del norte de la antigua Yugoslavia — Eslovenia y Croacia — a causa de un amplio abanico de motivos. El primero de estos conflictos, conocido como la Guerra de los Diez Días o la Guerra de Eslovenia, se llevó a cabo oficialmente para prevenir el desmembramiento de Yugoslavia y acabó con la retirada del Ejército Popular Yugoslavo en 1991. El segundo conflicto, la Guerra Croata de Independencia, también se llevó a cabo con la misma motivación pero devino abiertamente en un choque nacionalista, entre los nacionalismos serbio y croata, personificados en Serbia por el Presidente Slobodan Miloševid y en Croacia por el Presidente Franjo Tuđman. En enero de 1992 el Plan de Paz Vance determinó que la ONU tomaría el control de algunas zonas y acabó con los conflictos militares, aunque hasta 1995 no se detendrían definitivamente los ataques esporádicos de artillería sobre ciudades croatas y las incursiones ocasionales de fuerzas croatas en zonas bajo el control de la ONU. En 1992 el conflicto llegó a Bosnia-Herzegovina, donde lucharían tres facciones: los serbios de BosniaHerzegovina, los croatas de Bosnia-Herzegovina y los musulmanes de Bosnia-Herzegovina, que diferían principalmente en sus religiones tradicionales: ortodoxos, católicos y musulmanes, respectivamente. Fue con mucho el conflicto más sangriento de las Guerras de Yugoslavia. Las Guerras Yugoslavas en el oeste terminaron con la retirada militar en Eslovenia y la derrota de los rebeldes serbios en Croacia y la firma de los Acuerdos de Dayton en 1995 por Bosnia seguido de la intervención militar contra el lado serbio por la OTAN. Los combates en Croacia acabaron en 1995, tras dos operaciones rápidas del Ejército Croata, de nombre en clave Operación Flash y Operación Tormenta, en las que consiguieron recuperar todo su territorio excepto la zona bajo control de la ONU (UNPA) del Sector Este. Todos los serbios de estas zonas pasaron a ser refugiados. El Sector Este se controló por la administración de la ONU (UNTAES) y fue reintegrado pacíficamente en Croacia en 1998. En 1994 Estados Unidos gestionó la paz entre Croacia y el Ejército de la República Bosnia-Herzegovina. La masacre de Srebrenica y la ofensiva de las tropas croatas en zonas bajo control serbio tras la Operación Tormenta provocaron que los bosnios perdieran zonas bajo su control, y se presionó a todos los bandos para dejar las armas y negociar un final a la Guerra de Bosnia. La guerra acabó tras la firma del Acuerdo de Dayton el 14 de diciembre de 1995. Guerra en la antigua Yugoslavia Conflictos en el este y el sur Kosovo (1999) Guerra de Kosovo (1996-1999). Conflicto en la República de Macedonia (2001). Conflicto en el sur de Serbia (2001). En Kosovo, Macedonia, y en la propia Serbia, los conflictos se caracterizaron por la tensión política y racial entre los gobiernos eslavos y las minorías albanesas que buscaban autonomía, o independencia, como fue el caso de Kosovo. El conflicto en Kosovo estalló en una guerra a gran escala en 1999, mientras que los conflictos entre macedonios y serbios sureños se caracterizaron por choques armados entre las fuerzas estatales de seguridad y las guerrillas de etnia albanesa. La guerra en Kosovo terminó con la intervención de la OTAN contra las fuerzas serbias, aunque posteriores desórdenes generalizados en Kosovo estallaron en 2004. Los conflictos en el sur de Serbia y en la república de Macedonia terminaron con tratados de paz internacionalmente fiscalizados entre los insurgentes y el gobierno, pero la situación en ambas regiones sigue frágil. Conflicto árabe-israelí (http://www.portalplanetasedna.com.ar/conflicto01.htm) Un nuevo e importante factor de conflicto en las relaciones Oriente-Occidente fue el final del mandato británico en Palestina y la fundación del Estado de Israel en parte de ese territorio, donde se había refugiado una gran cantidad de judíos con motivo de la persecución nazi. Desde hacía varios años, Inglaterra se había mostrado favorable al sionismo (doctrina que postulaba la unión de los judíos en una sola nación) y había prometido a los judíos les sería otorgado un territorio para que establecieran su nación en tierras palestinas, las que, de acuerdo con la particular tradición histórica judía, les pertenecían como herencia de sus antepasados que las habían habitado en tiempos remotos. En diciembre de 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó un plan que establecía la partición de Palestina en dos Estados independientes, uno árabe y otro judío, y de una zona internacional en la ciudad de Jerusalén bajo control de las Naciones Unidas, con una unión económica entre las tres entidades. El plan fue inmediata-mente aprobado por los judíos y rechazado por los árabes, situación que generó serios enfrentamientos entre ambas comunidades. La creación del Estado judío en tierras palestinas, al causar la expulsión de los pueblos árabes radicados en ellas, creó uno de los más graves conflictos en la política mundial del siglo XX. El 14 de mayo de 1948, cuando los británicos pusieron fin a su mandato y abandonaron Palestina, fue proclamada la fundación del Estado de Israel. En seguida, estalló la guerra entre el nuevo ejército de israelí y los árabes de Egipto, Líbano, Siria, Irak y Transjordania, que atacaron el territorio del nuevo Estado sionista. Esta guerra, que sería la primera de una serie de enfrentamientos armados en la región, se prolongó hasta enero de 1949 y finalizó con la victoria de Israel que consolidó su posición y obtuvo más territorio que el previsto en el plan de partición propuesto por la ONU. La derrota de Palestina ante Israel dio motivo para que los árabes se sintieran defraudados y traicionados no sólo por los países occidentales aliados de Israel, sino también por los dirigentes árabes incapaces de enfrentarse a su enemigo y sospechosos de connivencia con el imperialismo occidental. Todo ello fue el “caldo de cultivo” donde se gestaron los movimientos populares y revolucionarios árabes a partir de esa fecha, dando origen al panarabismo (unión de todos los pueblos árabes), movimiento de lucha para la liberación de los territorios palestinos. Por otra parte, la riqueza petrolera de los Estados árabes habría de constituir un elemento más de discordia en aquel conflictivo territorio, en donde el panarabismo se fue perfilando como contrario al bloque occidental. La segunda guerra árabe-israelí ocurrió entre octubre y noviembre de 1956, conocida como la Guerra de Suez, originada por las acciones emprendidas por el presidente egipcio Gammal Abdel Nasser, cuya orientación nacionalista y revolucionaria lo llevó a enfrentarse a la Gran Bretaña. En julio de ese año, en relación con las necesidades económicas para la construcción de la presa de Assuán, Nasser decretó la nacionalización del Canal de Suez e indemnizó a los propietarios ingleses y franceses para proceder después a prohibir el paso de los barcos israelíes por el Canal. Esas acciones preocuparon seriamente a los gobiernos de Inglaterra y Francia, ante el temor de que Nasser suspendiera los embarques de petróleo que sus países importaban utilizando como vía el Canal de Suez. Este hecho provocó que Gran Bretaña, Francia e Israel atacaran militarmente a Egipto el 29 de octubre de 1956; con la respuesta armada de este país, dio comienzo la segunda guerra árabe-israelí. Ante la gravedad de la situación en Medio Oriente, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió en una sesión de emergencia en la cual se acordó exigir a los países invasores su retiro de Egipto. Bajo la presión de la ONU y sin haber logrado el apoyo de Estados Unidos en este conflicto, ingleses y franceses se retiraron en diciembre de 1956, de manera que la zona del Canal quedaba bajo vigilancia de las Naciones Unidas. Este fracaso de las potencias occidentales en el Medio Oriente resultó en beneficio de la Unión Soviética, que aprovechó la situación para intervenir en la política de esta conflictiva región brindando a Egipto ayuda económica y militar para la construcción de la presa de Assuán, con lo cual se fortaleció la posición de Nasser. Como era de esperarse, pronto intervino el gobierno de Estados Unidos para contrarrestar el dominio soviético. A principios de 1957 fue promulgada la Doctrina Eisenhower, que implicaba un programa de asistencia económica y militar ofrecido por el gobierno estadounidense a los países del Medio Oriente. Ese mismo año, este programa fue adoptado por Líbano, Libia, Turquía, Irak, Israel, Túnez y Sudán, y eso permitió a Estados Unidos participar en los conflictos que ocurrieran en la región. De esta manera, el conflicto árabeisraelí constituyó un factor más de discordia entre los dos bloques, poniéndose en peligro la paz mundial cada vez que la animosidad volvía a cobrar fuerza ante los renovados intentos de los pueblos palestinos por recuperar los territorios cedidos a Israel en 1948. Con el apogeo del nasserismo, la difícil situación entre los Estados Árabes e Israel, estabilizada en 1957, se deterioró de nuevo a partir de 1962 hasta desembocar, en junio de 1967 en la tercera guerra árabe-israelí, llamada la Guerra de los Seis Días, que terminó con una espectacular victoria de los israelíes, quienes ocupan los territorios árabes del Sinaí, Gaza, Golán y Cisjordania, arrebatados a Egipto, Siria y Jordania. Tras la tercera guerra, los israelíes se afirman en los territorios ocupados y las actividades bélicas quedan limitadas a las acciones de los palestinos contra Israel desde los países árabes vecinos. En Egipto, el presidente Anwar al-Sadat, sucesor de Nasser tras la muerte de éste en 1970, replantea un nacionalismo más conservador y a favor de Occidente, en tanto que en la región se intensifican las presiones derivadas de la pugna Oriente—Occidente. En octubre de 1973, la situación de conflicto lleva a la cuarta guerra árabe-israelí —la Guerra del Yom Kippur— en Suez y el Golán, que tendría repercusiones muy negativas para el destino económico de los países industrializados importadores de petróleo. Por otra parte, esta crisis representa el retroceso de la URSS en la región y el aumento de la influencia de Estados Unidos, bajo cuyo patrocinio no sólo se reorienta la política de Sadat, sino se inician las negociaciones que llevan a resultados reales y a acuerdos entre Egipto e Israel, enmarcados en el giro que toma el Próximo Oriente a mediados de los años setenta. Principales fechas del conflicto entre israelíes y palestinos: 9 de noviembre de 1947.- La ONU aprueba el Plan de Partición de Palestina. El proyecto prevé la creación de dos Estados, uno judío y otro árabe, mientras que Jerusalén y sus alrededores quedan bajo administración internacional. 14 mayo de 1948.- Se proclama el Estado de Israel, pero los países árabes no aceptan su existencia y comienza la primera guerra árabe-israelí. 24 de febrero de 1949.- Termina la primera guerra árabe-israelí. Israel amplia su territorio; Cisjordania, que incluye Jerusalén Oriental, queda en manos del reino de Transjordania, mientras que la franja de Gaza queda bajo control militar egipcio. En 1950, el reino de Transjordania cambia su nombre por el de Jordania y se anexiona Cisjordania. Del 5 al 10 de junio de 1967.- Guerra de los Seis Días, Israel se anexiona el Sinaí egipcio, Cisjordania y los Altos del Golán sirios. 6 de octubre de 1973.- Siria y Egipto atacan a un desprevenido Israel. Comienza la Guerra del Yom Kippur (fiesta judía), que concluye poco después con la victoria de Israel, si bien queda dañada la imagen de que un Ejército invencible. 27 de marzo de 1979.- Israel y Egipto firman los Acuerdos de Camp David por los que se devuelve el Sinaí. 6 de junio de 1982.- Israel invade El Líbano con el pretexto de expulsar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). 10 de noviembre de 1987.- Comienza la primera Intifada o revuelta popular palestina. Del 30 octubre al 3 de noviembre de 1991.- Se celebra en Madrid la Conferencia de Paz que marca el principio del entendimiento entre israelíes y palestinos. 13 de septiembre de 1993.- El primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yaser Arafat, firman en Washington una Declaración de Principios que se basa en los acuerdos negociados en secreto en Oslo y que otorga la autonomía para Gaza y Jericó. 25 de febrero de 1994.- Un colono judío mata a 30 palestinos en la mezquita de la Tumba de los Patriarcas, en Hebrón. 3 de abril de 1994.-El Ejército de Israel comienza el repliegue de Jericó y Gaza, al tiempo que se reanudan en El Cairo las negociaciones, suspendidas tras la matanza de Hebrón. 4 de mayo de 1994.- El primer ministro israelí, Yizahk Rabin, y el presidente palestino, Yasir Arafat, firman en El Cairo la puesta en marcha de la autonomía palestina. 1 de julio de 1994.- El líder palestino, Yasir Arafat, llega a Gaza tras 27 años de exilio. 19 de octubre de 1994.- 23 personas mueren en un atentado suicida de Hamás en Tel Aviv. 28 de septiembre de 1995.- El primer ministro israelí, Yizahk Rabin, y el líder palestino, Yasir Arafat, firman en Washington ante la presencia del presidente estadounidense, Bill Clinton, el denominado Oslo II o Acuerdo de Taba. 4 de noviembre de 1995.- El primer ministro israelí, Yizahk Rabin, es asesinado por un radical judío. 27 de diciembre de 1995.- Después de 30 años de ocupación el Ejército completa la evacuación de seis ciudades palestinas, aunque se pospone la retirada de Hebrón. 20 de enero de 1996. Yasir Arafat gana las elecciones en la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Del 25 al 29 de septiembre de 1996.- El Ejército de Israel reprime con dureza las protestas por la apertura del túnel de los Asmoneos, en Jerusalén Oriental. Los enfrentamientos causan ochenta muertos, en su mayoría palestinos, y más de mil heridos. 25 de julio de 2000.- Fracasan las negociaciones entre el primer ministro israelí, Ehud Barak, y el presidente palestino, Yasir Arafat, reunidos desde el día 11 de julio en Camp David, bajo la mediación del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. 28 de septiembre de 2000.- Ariel Sharon visita la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén oriental, lo que provoca el estallido de la segunda Intifada palestina. Diciembre de 2001- Sharon decreta el confinamiento en Ramala del presidente palestino, Yasir Arafat, a quien hace responsable de la ola de atentados. 16 de junio de 2002.- Israel comienza la construcción de un muro de separación entre palestinos e israelíes de más de 400 kilómetros y que discurre por territorio ocupado de Cisjordania. Miles de palestinos quedan aislados y cientos de olivos arrasados. Más tarde el Tribunal de Justicia de La Haya lo declarará ilegal. 17 de mayo de 2003.- El primer ministro israelí, Ariel Sharon, y su colega palestina, Mahmud Abás (Abu Mazen), se reúnen para hablar sobre un nuevo plan de paz denominado "Hoja de ruta" auspiciado por la comunidad internacional. 11 de noviembre de 2004.- Muere en Francia Yasir Arafat después de varios días en coma. 9 de enero de 2005.- Abu Mazen gana las elecciones para sustituir a Yasir Arafat como presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Guerra del Golfo Pérsico (http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_del_Golfo) La llamada Guerra del Golfo Pérsico o simplemente Guerra del Golfo fue la guerra de 1990 a 1991 entre Iraq y una coalición internacional, compuesta por 34 naciones y liderada por Estados Unidos, como respuesta a la invasión y anexión del emirato de Kuwait por Iraq. También se la conoce como Operación Tormenta del desierto, nombre de la campaña liderada por Estados Unidos para liberar Kuwait. En Iraq, la guerra es con frecuencia llamada simplemente Um M'aārak - "La Madre de todas las batallas". El inicio de la guerra comenzó con la invasión iraquí a Kuwait el 2 de agosto de 1990, la cual fue inmediatamente sancionada económicamente por las Naciones Unidas. Las hostilidades comenzaron en enero de 1991, dando como resultado una crucial victoria para las fuerzas de la coalición, lo cual condujo a que las tropas Iraquíes abandonaran Kuwait dejando un saldo muy alto de víctimas humanas. Las principales batallas fueron combates aéreos y terrestres dentro de Iraq, Kuwait, y la frontera de Arabia Saudita. La guerra no se expandió fuera de la zona de Iraq-Kuwait-Arabia, aunque algunos misiles iraquíes llegaron a ciudades israelíes. Las causas de la guerra, e incluso el nombre de ella, son aún temas de controversia. Invasión a Kuwait Al amanecer del 15 de agosto de 1990, las tropas iraquíes cruzaron la frontera de Kuwait con vehículos armados e infantería, ocupando puestos y puntos estratégicos en todo el país, incluyendo el Palacio del Emir. El ejército de Kuwait fue rápidamente vencido, aunque lograron dar el tiempo necesario para que las fuerzas aéreas de aquel país lograsen huir a Arabia Saudita. La lucha más difícil se desarrolló en el Palacio del Emir, donde los miembros de la guardia real lucharon a favor de que la familia real tuviera tiempo de escapar. Un primo del Emir, quien comandaba la guardia, estuvo en el grupo de aquellos que murieron. Las tropas saquearon reservas alimenticias y médicas, detuvieron a miles de civiles y tomaron el control de los medios. Iraq detuvo a miles de turistas occidentales como rehenes para después intentar usarlos como escudo para las negociaciones. Después de que un breve gobierno títere liderado por Saddam Hussein fuese instalado, Iraq anexó Kuwait. Hussein instaló entonces un nuevo gobernador provincial, describiendo lo acaecido como la "liberación" del pueblo de las manos del Emir; esto fue usado principalmente como propaganda de guerra. La guerra Como respuesta a estos sucesos, el 16 de enero de 1991 una coalición internacional de 31 países liderada por Estados Unidos y bajo mandato de la ONU, inició una campaña militar con el fin de obligar al ejército invasor a replegarse de Kuwait. Los países integrantes de la coalición eran Argentina, Arabia Saudita, Australia, Bangladesh, Bélgica, Canadá, Checoslovaquia, Corea del Sur, Dinamarca, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Hungría, Reino Unido, Italia, Kuwait, Marruecos, Países Bajos, Nueva Zelanda, Nigeria, Noruega, Omán, Pakistán, Polonia, Portugal, Qatar, Senegal y Siria. Para la batalla, la coalición había logrado reunir un ejército de 680.000 hombres, 2.000 carros de combate y una flota de 100 barcos de guerra entre los que había seis portaaviones, además de un impresionante despliegue aéreo de al menos 1.800 aviones. Cabe destacar que el contingente norteamericano era por mucho el más numeroso con 415.000 soldados de los cuales 27.000 eran mujeres. Los iraquíes disponían de un ejército de 545.000 soldados, 4.500 blindados y 700 aviones de combate entre los que había MiG-21, MiG-23, MiG-25, MiG-29, Mirage F-1, Su-24 y algunos bombarderos Tupolev Tu-22K. También contaban con un buen número de misiles Scud-B de alcance medio y algunas plataformas móviles con las cuales era posible dispararlos desde cualquier zona en Iraq. Todo esto sin mencionar un importante arsenal de armas químicas y biológicas que diferentes países occidentales, entre ellos Estados Unidos, le habían proporcionado a Saddam Hussein durante la sangrienta guerra que el dictador había librado con Irán unos años antes. Inicialmente, la operación aliada recibió el nombre de Escudo del Desierto y más adelante sería rebautizada como Tormenta del Desierto. La campaña inició el 17 de Enero con una serie de bombardeos en los que se utilizaron 100 misiles crucero Tomahawk disparados desde barcos estacionados en aguas del Mar Rojo y el Golfo Pérsico. Algunos de los blancos alcanzados durante los primeros ataques fueron 3 Palacios Presidenciales, el Ministerio de Defensa, la Dirección de inteligencia militar, cinco estaciones de teléfono, el puente Ashudad, el Cuartel general de la Fuerza Aérea, una fábrica de ensamblaje de misiles Scud, la sede del partido Baath, la sede central de la policía, la estación central de televisión y diferentes ministerios. Durante la primera semana de ataques aéreos, la coalición anunció que se había logrado la destrucción de al menos 350 aviones enemigos, mientras que los iraquíes afirmaban haber derribado 60 aviones aliados. La coalición únicamente reconocería la pérdida de 4 aviones y más tarde se daría a conocer que una refinería de Khafji en Arabia Saudita había sido atacada por la artillería Iraquí. Ataque a Israel y Arabia Saudita En un intento por romper la coalición y provocar la salida de Egipto, Siria, Irán y otras naciones árabes del conflicto, Saddam Hussein dio la orden de bombardear Israel usando misiles Scud-B para obligar al estado hebreo a entrar en la guerra. La táctica no funcionó y los israelíes se abstuvieron de realizar represalias, pero estos ataques obligaron a la coalición a modificar sus planes. A partir de ese momento, las plataformas móviles con las cuales los iraquíes disparaban contra Israel serían el objetivo primordial de los ataques. En total unos 41 misiles Scud con carga convencional impactarían sobre las ciudades israelíes de Tel-Aviv y Haifa. El pánico se apoderó de los habitantes de Israel, pues temían que Saddam Hussein decidiera lanzar un ataque químico o biológico en cualquier momento. Debido a esto, el gobierno de Israel distribuyó máscaras antigás. El día 19 un bombardeo iraquí causó la muerte de 3 personas y dejó heridas otras 16. Para evitar esto, el ejército de Estados Unidos dispuso la instalación de 6 baterías de misiles Patriot, anti- misiles Scud, en territorio israelí, 2 en Turquía y 21 en Arabia Saudita. A pesar del despliegue de la defensa anti misil, esto no impidió que 46 misiles Scud cayeran sobre territorio saudita, la mayoría en la capital, Riyad. De hecho todavía, hasta el día de hoy, la efectividad de los anti misiles Patriot durante la Guerra del Golfo es objeto de debate. Fundamentalismo (http://es.wikipedia.org/wiki/Fundamentalismo) Se denomina fundamentalismo a distintas corrientes religiosas que promueven la interpretación literal de un texto «fundamental» (como por ejemplo el Corán o la Biblia) como autoridad máxima, ante el cual ninguna otra autoridad puede invocarse, y que debería imponerse sobre las leyes de las sociedades democráticas. En un sentido amplio, también se identifica con las corrientes anti-modernistas de distintas religiones. A veces se le confunde con el milenarismo o el mesianismo, o se le asocia con fanatismo o extremismo, aunque este último término se suele reservar para actitudes específicamente políticas. El término integrismo, que es el tradicional en español para referirse a este fenómeno, está semánticamente muy próximo, aunque en una interpretación estricta, el fundamentalismo designa un fenómeno moderno (una forma de rechazo a las consecuencias secularizadoras de la modernidad, pero surgido desde la modernidad tecnológica), mientras que el integrismo promueve una respuesta tradicionalista. En muchos casos, el concepto del fundamentalismo viene irremediablemente atado a la interpretación de una Sagrada Escritura (Biblia, Corán, Torah...), sobre la que, no obstante, se sostiene que es infalible, atemporal y universalmente válida. Así, en oposición al proceso de relativización de las "verdades absolutas" contenidas en los Libros Sagrados que se venía dando hasta ahora, encontramos una rotunda afirmación del valor de cada versículo de los mismos y una apología de su aplicación literal, en algunos casos más allá de lo que jamás se hizo. Por supuesto esto supone la asunción de dos supuestos: que Dios otorgó a sus Profetas una visión unívoca de su voluntad y que ésta está recogida y es disponible de manera directa a los seguidores de la doctrina fundamentalista. Oposición a la ciencia Dicha doctrina contrasta en la mayoría de los casos con la moderna visión científica de la realidad, que cuestiona y pone en evidencia gran parte de los postulados de las Escrituras. La ciencia, desde la Ilustración, ha ido despojando a las religiones de autoridad en muchos campos; lo que unido al agotamiento del positivismo científico durante el siglo XX, habría llevado a sectores del ámbito religioso a una especie de "contraataque" con fuerzas renovadas por el desencanto ante las supuestas promesas incumplidas de una ciencia que sacaría a la raza humana de las miserias milenarias en las que se había visto envuelta. Oposición a Occidente Estamos ante un movimiento de carácter casi universal, pero, por supuesto, no unitario, ni de objetivos claramente identificables, de hecho a menudo son excluyentes entre sí. Muchos grupos definidos como fundamentalistas no usan esa definición o, por el contrario, rechazan que ésta se utilice para gente distinta de ellos mismos. En general, podemos decir que se trata de una reacción al papel pasivo de lo religioso avalado por la concepción del mundo de la Europa contemporánea que exportó e impuso en muchos lugares del mundo unos valores que muchos perciben como un atentado a sus raíces e identidad. Por ello, en muchas ocasiones se percibe el fundamentalismo como una doctrina anti-occidental y se asocia exclusivamente a los movimientos islamistas que se oponen a los sistemas autoritarios seculares establecidos en el mundo islámico tras la descolonización. Sin embargo, en la Historia se han dado otras corrientes de pensamiento que cabría calificar de fundamentalistas en su momento, entre las que cabe citar la Reforma protestante o los almohades y almorávides que invadieron Al-Ándalus. Y, asimismo, existen movimientos fundamentalistas en el seno de países occidentales y basados en la cultura que se considera occidental. Lo único que se puede admitir es que el fundamentalismo va contra unos principios que el mundo occidental ha hecho suyos y que su tradición religiosa (cristianismo) ha asumido, sobre todo un aspecto especialmente importante: la separación entre religión y Estado y la aceptación de que las leyes humanas predominen sobre las divinas. Esa diferencia hace que el fundamentalismo sea en unos regímenes (particularmente los islamistas) un instrumento totalitario o bien en otros (particularmente en los democráticos) se limite a ser la ideología de uno o varios grupos de presión. A ese respecto podríamos hablar, por ejemplo, de una oposición entre el fundamentalismo y la secularización de las sociedades; pero no en particular contra Occidente, aunque las sociedades occidentales se identifiquen claramente con ese proceso. Por otro lado, es necesario recordar que en el fundamentalismo no es una forma de conservadurismo sino más bien de tradicionalismo (con todas las reformas que ello precise), de vuelta a los supuestos valores de un pasado idealizado. En ningún caso existe una tendencia a mantener lo presente o inmediatamente anterior, pues precisamente los fundamentalistas se quejan de la corrupción moral crónica de su entorno y la necesidad de una «purificación». Las cabezas pensantes de los grupos fundamentalistas hacen referencia a un pasado ejemplar que, en realidad, no está recogido en ninguna fuente sino que es una idealización de los momentos cumbre de la cultura que les es propia. En las secciones de cada religión se verá a lo que se refiere cada uno. Fundamentalismo en política Toda iniciativa fundamentalista está abocada a inmiscuirse en la política del Estado en el que se desarrolla por su misma naturaleza moralista y reformista. Ya que el Estado posee el monopolio de la educación o, al menos, su control en prácticamente todo el mundo, los fundamentalistas se ven constantemente enfrentados a él cuando sus doctrinas son ignoradas o, como ocurre habitualmente, del todo criticadas en la enseñanza. Es obvio que cualquier movimiento de estas características buscará la mayor difusión de sus ideas entre el gran público y de ahí la necesidad de controlar los vehículos del saber. Los fundamentalistas suelen basarse en escuelas de pensamiento preexistentes y modificarlas a su medida o bien crear las suyas propias. Los partidos y asociaciones de ideas fundamentalistas están activos en EEUU, Israel y casi todos los países del mundo árabe, mientras que brillan por su ausencia en Europa y África. La aceptación varía desde su prohibición en Argelia a los ejemplos de fundamentalismo triunfante: el Wahabismo que es la doctrina oficial de Arabia Saudí y el régimen de los Ayatolás chiíes en Irán. Sólo viendo las trayectorias de ambos países encontramos la primera prueba de que el fundamentalismo no es incompatible con una política pro-occidental y, por ende, que la orientación política del mismo está altamente condicionada por los factores en los que surge. Asignación: Discusión de ejemplos concretos del fundamentalismo en la política de Estados Unidos y de Puerto Rico.