Así se fabrica un `cazaestrellas`

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EL MUNDO. SÁBADO 29 DE JUNIO DE 2013
EM2 CIENCIA / EM2
APUNTE LEGO
JULIO
MIRAVALLS
Pensando en
lo pequeño
OORBYT.es
«¡Pensar primero en lo pequeño!»,
reclama Daniel Calleja, director general de Pymes de la Comisión Europea. Pensar en lo pequeño... o
cambiar cómo se estructura el pensamiento, igual que ha cambiado la
estructura de uso de la inteligencia
colectiva. Nuestro cerebro está formateado para afrontar primero los
asuntos desde la proximidad individualizada y escalarlos luego. Pero
las reglas del juego han cambiado.
Ejemplo: el martes, la Abogacía
General de la UE dictaminó a favor
de Google en un conflicto menor
para la gran corporación y quizás
enorme para el pequeño individuo
que busca amparo. Los expertos dicen que el español que pide el «derecho al olvido» ya ha perdido: la
decisión final en pleitos ante el Tribunal de Justicia de la UE suele fundarse en el dictamen de la abogacía.
El caso, en breve, es el de un
hombre que tuvo un tropiezo por
impagos hace años, que le persigue
hoy cada vez que alguien que tiene
alguna relación con él lo busca en
Google y aparece una añeja noticia
de prensa con su conflicto.
No es asunto baladí, esta consecuencia del brusco cambio de estructura social generado por la tecnología. Hace una década, la misma
noticia estaría en las hemerotecas y
nadie se tropezaría con ella salvo
buscándola con toda intención.
Ahora aflora, casi sin querer, por un
algoritmo de indexación, como tantos otros registros embarazosos.
¿Debe eliminar el periódico de
sus archivos una noticia que publicó en su día? Es evidente que no.
No vivimos en un 1984 orwelliano,
en el que Winston Smith, en el Ministerio de la Verdad, reescribe cada día páginas antiguas del Times
para que las noticias de ayer respalden posiciones políticas de hoy.
Tampoco culparé al buscador,
aunque me agrada el argumento de
que el material que muestra no es
suyo, sino del periódico: guardémoslo para hablar de «agregación».
La cuestión es ahora el grado de
propiedad que tenemos cada uno
sobre la propia persona e identificación, en este tiempo de tecnología invasiva a la que nos entregamos aceptando condiciones de uso
en todo tipo de sistemas digitales.
Tal vez este conflicto del olvido
exija replantear globalmente lo que
es el individuo en la sociedad. Quizás cada cual debería tener derecho
a registrar su identidad y prohibir
(o cobrar por) cualquier uso público que cualquier entidad quiera hacer de ella (incluido indexar) sin
ser por asunto de interés público.
Claro que, aún así, una noticia
publicada siempre será una noticia.
>El telescopio espacial Gaia,
listo para viajar al espacio.
Twitter: @juliomiravalls
El satélite Gaia, con el escudo solar desplegado, en la sala limpia de la fábrica de Toulouse en la que ha sido montado y testado. / ASTRIUM
ASTROFÍSICA
Gaia, el nuevo telescopio de la Agencia Espacial Europea, ya está listo para
ser enviado a la Guayana Francesa, donde será lanzado a finales de año
Así se fabrica un ‘cazaestrellas’
TERESA GUERRERO / Toulouse
Enviada especial
El enorme panel circular que protegerá al telescopio espacial Gaia de
los estragos de la radiación solar está empaquetado ya en grandes cajas. El resto del satélite, no menos
imponente y con un peso de unas
dos toneladas, está totalmente montado y se exhibe, ya listo, en la gran
sala limpia de la fábrica de Toulouse en la que han sido ensambladas
sus delicadas piezas y se han realizado las pruebas de resistencia de
la flamante nueva nave de la Agencia Espacial Europea (ESA).
En pocos días, sus componentes
serán de nuevo desarmados, embalados y enviados por avión y barco
rumbo al Puerto Espacial Europeo
de Kourou, la base de la Guayana
francesa desde la que el satélite será lanzado, previsiblemente, a finales de octubre, con un par de años
de retraso respecto al calendario fijado inicialmente.
«Nuestro bebé», como lo definió
Álvaro Giménez Cañete, director
del programa de ciencia y exploración robótica de la ESA, se situará
en febrero a una distancia de la Tierra de 1,5 millones de kilómetros.
Desde allí y con la energía que le
suministrarán sus paneles solares,
cartografiará durante cinco años las
estrellas de nuestra galaxia, la Vía
Láctea. Hasta mil millones de estrellas está previsto que observe con su
potente cámara digital, la mejor que
se ha enviado al espacio (tiene más
de mil millones de píxeles).
Aunque parecen muchas estrellas, representan sólo un 1% de las
que hay en nuestra galaxia. Además, esperan que descubra miles de
objetos celestes desconocidos, entre
para los científicos», aseguró.
«Todo el programa científico se
basa en la curiosidad. Es bonito
ver las estrellas de noche pero
queremos saber cuántas hay, de
qué estan hechas y cómo se mueven. Queremos comprender cómo
es el Universo. Y para eso envia-
Un mapa galáctico en 3D
Tras un largo viaje en el que recorrerá 1,5 millones de kilómetros,
está previsto que el satélite Gaia llegue a su zona de trabajo en
febrero para realizar una mapa tridimensional de mil millones
de estrellas y localizar 5.000 planetas extrasolares. Se situará en
uno de los denominados cinco puntos de Lagrange (o puntos de
«libración»), en concreto en el L2. Se trata de puntos muy
precisos del sistema Sol-Tierra, en los que un cuerpo
permanece estable y fijo en el Cosmos. Por ello son ideales para
las misiones de observación que necesitan estar emplazadas en
zonas muy estables. Giuseppe Sarri, jefe del proyecto Gaia en la
Agencia Espacial Europea, explica que para lograr la mayor
estabilidad posible de la nave se han incorporado estructuras
fabricadas con carburo de silicio (SiC), un material con el que
esperan garantizar además que la sonda sea ligera y duradera.
ellos nuevos planetas extrasolares,
enanas marrones o asteroides: «La
historia de la Vía Láctea, cómo se
formó, su evolución, lo grande que
es, está codificada en sus estrellas»,
explicó François Mignard, astrónomo del consorcio que procesará y
analizará la gigantesca cantidad de
datos que transmitirá: «Es un sueño
mos Gaia», señaló Giménez durante el encuentro que el jueves
reunió a ingenieros, científicos y
periodistas en la sede de Astrium,
situada en la Rue des Cosmonautes de Toulouse, un paraíso para
los ingenieros aeroespaciales.
Las batas blancas, los gorros y el
resto de material que viste el perso-
nal que entra y sale de las instalaciones en las que se encuentra el
satélite para evitar contaminar sus
componentes recuerda al de los
médicos. Su labor tiene también
puntos en común. Con la precisión
y la pericia de un cirujano han tenido que ajustar cada pieza. Y si
cualquier fallo en el quirófano puede suponer la muerte del paciente,
un error de cálculo o en la disposición de los instrumentos electrónicos podría echar al traste esta misión que ha costado 740 millones
de euros a los europeos.
Astrium es la contratista principal de este proyecto en el que han
participado medio centenar de empresas de 16 países. La aportación
industrial de España corre a cargo
de Crisa, EADS Casa, Mier, Rymsa,
Sener, Thales Alenia y Deimos.
Por lo que respecta al trabajo
científico, desde la Universidad de
Barcelona viajaron Carme Jordi,
Lola Balaguer y Eduard Masana,
tres de los astrofísicos españoles
que analizarán los datos. Aunque
están impacientes, para tenerlos
en sus manos aún tendrán que esperar un par de años. Según explican, el catálogo final de esta ambiciosa misión estará listo en 2021.
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