CÓMO TENER CONVERSACIONES TRANQUILAS Y LLENAS DE ARGUMENTOS SOBRE EL 1 Busque a una o varias personas dispuestas a conversar sobre el Proceso de Paz. Inicie la conversación y trate de identificar si están convencidos de votar Si o No o están indecisos. Recuérdeles lo importante que es su voto, cualquiera que sea; que esta no es una elección cualquiera y que en sus manos está una decisión histórica. La conversación vale la pena con cualquiera que esté dispuesto a tenerla porque el intercambio de argumentos puede convencer a un indeciso de votar sí o fortalecer los argumentos para que otros puedan replicarlos. Primero que todo escuche 2 Aproveche para hablar con muchas personas con quien nunca se había tomado el tiempo de hacerlo, conocer sus preocupaciones y su punto de vista, eso también fortalece sus propios argumentos. Al final haga una lista de preocupaciones y argumentos y fortalezca los temas en los que se sienta débil. 3 EL MÁS DIFICIL Invítelo a votar por el SÍ Cuando pueda, en medio de estas conversaciones, ofrézcale a su interlocutor respuestas y explique las razones por las cuales usted cree que la mejor opción es votar SÍ. Recuerde ponerse en los zapatos de la otra persona y hablar desde las preocupaciones que pueda tener. Algunos argumentos por el SÍ El SÍ es una oportunidad que nos están dando, mientras que el N0 es absolutamente inútil. El SÍ es el futuro, el NO es el pasado. Si gana el SÍ existe una posibilidad alta de que pare la guerra y se reduzcan los muertos, las víctimas, las bombas, las extorsiones, los secuestros en general. Porque si gana el Si las Farc dejan de existir. Es cierto que falta mucho para que cese toda la violencia de Colombia que tiene muchas fuentes, pero este es un primer paso gigante y nos abre una oportunidad única. Es un hecho que el camino hacia el Acuerdo ya ha reducido las muertes, nunca se habían registrado menos muertos por el conflicto que desde que las Farc decretaron el cese al fuego unilateral. Esto muestra que el camino hacia el acuerdo salvó muchas vidas y que su firma y refrendación salvarán muchas más. Si gana el NO volvemos a lo mismo, nada cambia y nunca sabremos si esto hubiera funcionado. Habremos privado a nuestra generación y a las siguientes de una oportunidad. El acuerdo logrado en La Habana es el mejor posible, NO es cierto que se pueda negociar uno mejor y menos en un corto plazo. Este proceso de paz fue largo, difícil, serio y de mucho pero mucho trabajo. Tenía reglas muy claras y personas muy respetables y con mucho conocimiento del conflicto y de las normas de nuestro país. En la mesa de negociación había, entre otros, Generales de la República que se dedicaron durante años a combatir a la guerrilla, abogados expertos en justicia transicional y derechos humanos. Además hubo participación muy organizada de la sociedad civil, de empresarios, de campesinos, entre otros. Esta no es una decisión de gobierno o una política pública cualquiera, es producto de una negociación entre enemigos con diferencias históricas. Ambas partes llevaron al límite sus posibilidades de ceder, tuvieron mucha presión de las comunidades y la sociedad civil y lograron el mejor resultado posible. Es de lejos mucho más completo y prometedor que cualquier negociación anterior que hayamos tenido en Colombia con grupos armados. La afirmación de decir que NO se negociaría un mejor acuerdo es vaga, no dice cuándo, cómo ni con quién, ni por qué sí lo lograría. Es una decisión mucho mejor intentarlo con éste y participar activamente para que sea el mejor. Fortalecer nuestra democracia y terminar el conflicto nos protege de las dictaduras de extrema izquierda y derecha. Las FARC en armas no nos aseguran que no nos volvamos Venezuela o cualquier otra dictadura. Al contrario, el Acuerdo Final incluye una serie de transformaciones y compromisos del gobierno que fortalecen la democracia y las instituciones, y que le apuntan a disminuir la pobreza. El riesgo de caer en un modelo autoritario y dictatorial como el de Venezuela, de extrema derecha o extrema izquierda, existe realmente es en gobiernos con instituciones débiles y democracias frágiles, y puede llegar por las armas o por las urnas indistintamente. Por eso el riesgo no lo trae la desmovilización y participación en política de las Farc con ideas de izquierda; el riesgo aparece si descuidamos nuestras instituciones, nuestra democracia y nuestra labor como ciudadanos. En las democracias estables coexisten distintas ideas políticas pero se protegen siempre los derechos, la división de poderes y la legalidad. Mientras más espacio haya para la deliberación y el debate de todo tipo de ideas, y menos se metan las armas en la política, más probable es que se vote a conciencia y que nunca nunca seamos como la Venezuela de hoy. Los ciudadanos tendremos más que nunca el poder de decirle a la propuesta política de los candidatos desmovilizados de las FARC -NO-. Las víctimas quieren la paz Una gran parte de las víctimas de las FARC se cuentan entre las personas que más fuerza le han hecho al acuerdo. Su argumento: no quieren que lo que les pasó a ellas le pase a nadie. No quieren que se repita. Para ellas eso es mil veces más importante que cualquier otra consideración. El SÍ no es de Santos. SÍ Votar por el SÍ no equivale a apoyar a Santos o a su gobierno. Usted puede estar en desacuerdo con todo lo que ha hecho Santos (el acuerdo no lo hizo Santos) y aún así votar por el SÍ. Hay que pensar en Colombia más allá de los políticos de turno, en la Colombia para las nuevas generaciones. No dejemos que nos vuelvan víctimas de la enemistad entre Uribe y Santos y nos pongan a pelear entre nosotros, la paz es mucho más importante y es para nosotros, no para ellos. El campo y los más pobres de Colombia necesitan que nos pongamos en sus zapatos. Los que más sufren las consecuencias de la guerra son los más pobres y quienes se encuentran en zonas rurales; y a menos que se ponga fin al conflicto y se inicien las transformaciones que se requieren ellos siempre, siempre, serán vulnerables. En las zonas que más han sufrido la guerra es donde el apoyo por el Acuerdo es el más alto, pero no tendría que ser así porque todos quisiéramos una mejor Colombia y en las ciudades estamos en capacidad de ponernos en sus zapatos. Habrá justicia como parte de un proceso de transición hacia la paz; los ciudadanos podremos vigilar que la paz cumpla sus compromisos. Los que más sufren las consecuencias de la guerra son los más pobres y quienes se encuentran en zonas rurales; y a menos que se ponga fin al conflicto y se inicien las transformaciones que se requieren ellos siempre, siempre, serán vulnerables. En las zonas que más han sufrido la guerra es donde el apoyo por el Acuerdo es el más alto, pero no tendría que ser así porque todos quisiéramos una mejor Colombia y en las ciudades estamos en capacidad de ponernos en sus zapatos. El propósito es nunca más política con armas y para eso hay que abrirle espacios políticos a los desmovilizados. Al final de una negociación de paz es natural que haya un apoyo para facilitar la participación política de los que hacen el tránsito de las armas a la vida civil. En este caso será un apoyo para que conformen un partido político, cumpliendo todos los requisitos de ley. No habrá curules a dedo. Para apoyar el tránsito y luego de que compitan en igualdad de condiciones con todos los otros partidos, en las elecciones se les apoyará con las curules que falten para completar 5 en senado y 5 en cámara. Esto solo durante dos periodos legislativos luego de los cuales su permanencia dependerá exclusivamente de los electores y de su cumplimiento de los compromisos con el Acuerdo de Paz. Una vez más, y sin la intranquilidad de la violencia, los colombianos tendremos la oportunidad de decirles No.