CNT: un mundo por descubrir… y aplicar Estamos en una época de la historia, excitante desde el punto de vista científico y tecnológico. Ante nuestros ojos desfilan, casi sin descanso, nuevos avances científicos. En los medios de comunicación, los temas de ciencia y tecnología toman cada vez mayor relevancia; algunos se muestran con apariencia de ciencia ficción y son más curiosos que prácticos. Otros, sin embargo, son realmente grandes avances y pueden llevar de la mano una transformación de los usos y las industrias a los que afectan. Uno de los que incluiríamos dentro de este último tipo nos llega de la mano de unas pequeñas estructuras tubulares de átomos de carbono y dimensiones nanométricas (1 nanómetro es la millonésima parte de un milímetro): son los «nanotubos» de carbono y en torno a ellos puede llegar una auténtica revolución en una inimaginable cantidad de sectores industriales. Precisamente el Círculo de Innovación en Materiales, Tecnología Aeroespacial y Nanotecnología (CIMTAN), con sede en el INTA, ha realizado recientemente un informe de Vigilancia Tecnológica sobre las aplicaciones industriales de los nanotubos de carbono. Algunos de los hallazgos y conclusiones de este estudio son la base de lo que se expone a continuación. Hace apenas dieciséis años, en 1991, Sumio Iijima, un científico de la multinacional NEC, descubrió unas curiosas estructuras con forma tubular formadas por átomos de carbono, con patrones constantes a lo largo de toda su estructura. Más allá de la singularidad de la estructura, lo que llamó la atención de los investigadores fueron las increíbles propiedades que estos tubos presentaban. Sus propiedades mecánicas, eléctricas y térmicas no tienen parangón con las de ningún otro material conocido. En cuanto a las eléctricas, además, según sea la colocación de los átomos en la estructura se da la curiosidad de que pueden presentar propiedades conductoras, semiconductoras o aislantes. Si se logran aprovechar todas estas propiedades en aplicaciones adecuadas, las posibilidades son enormes. Cada una de estas propiedades, por sí sola, bastaría para revolucionar algunos sectores, pero todas juntas en un mismo material pueden revolucionar casi la totalidad de sectores y dar opciones a obtener nuevas aplicaciones hasta ahora impensables. Científicos e ingenieros de todo el mundo se han puesto manos a la obra para intentar aprovechar las posibilidades que ofrecen los nanotubos de carbono (CNT son sus siglas en inglés). La tarea no está resultando fácil. Por un lado, en muchas de las aplicaciones las características de los CNT han de estar muy controladas y los sistemas de producción carecen, en muchos casos, de la repetitividad adecuada. Por otro, existen más problemas de los previstos para poder dispersar los CNT en otros materiales y aprovechar de esta forma sus propiedades. Es necesario tiempo para superar estas y otras limitaciones técnicas, pero el futuro promete ser esperanzador. De hecho, el presente ya nos está mostrando algunos casos de éxito en aplicaciones con CNT. En el mercado existen bicicletas, raquetas de tenis, bates de béisbol y otros elementos deportivos que tienen CNT dispersos. Además, se conocen prototipos de dispositivos electrónicos y sensores, por poner algún ejemplo, promovidos por grandes multinacionales, basados en esta tecnología. Si agrupamos las diferentes aplicaciones basadas en CNT en grandes bloques, encontramos que están siendo investigadas en todo el mundo para aplicaciones que tienen que ver con: electrónica, sensores, instrumentación científica, fotónica, materiales, biotecnología, química, energía y mecánica. Cuesta pensar en un sector productivo que no se vea afectado por alguna de estas áreas. España también se está subiendo al carro de los CNT. A modo de ejemplo, ocupa el cuarto lugar europeo en participación en proyectos incluidos en cualquiera de los seis Programas Marco anteriores, interviene en diecisiete proyectos, por detrás de Alemania (32), Francia (25) y Reino Unido (22). Sus intereses son variados y reflejan, a pequeña escala, los mismos que se dan a escala mundial. En resumen, los CNT están ahí, tienen mucho que ofrecer y, aunque sería ingenuo pensar que se van a imponer en todas las aplicaciones en las que se está investigando, seguro que van a aportar mejoras muy significativas y nuevas soluciones en un gran número de casos. Ahora es el momento de interesarse por ellos y prepararse para que su irrupción en el mercado no sólo no deje obsoletas nuestras empresas, sino que sea aprovechada para que ganen relevancia internacional. Hemos visto que algunos objetos de material deportivo ya están en el mercado. En pocos años serán una realidad diferentes dispositivos electrónicos y sensores basados en los CNT de carbono; otras aplicaciones les seguirán… Las industrias españolas deberían estar preparadas. CIMTAN – OTRI (INTA)