VIDARTE, Guillermo Antonio

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LA CIENCIA Y LA CIENCIA FICCIÓN
Alumno: VIDARTE, Guillermo Antonio
Escuela: La Salle Jobson, Santa Fe
Profesor Guía: CANTERO, Carlos Raúl
La Ciencia Ficción ha anticipado hechos e influido directa e indirectamente en nuestra cultura,
configurando nuestro imaginario colectivo durante todo el siglo XX.
De esto trata esta monografía: de cómo la ciencia ficción como género literario, ha podido
adelantar hechos y ha sido capaz de influir en nuestra cultura a lo largo del siglo XX. Para abordar
la temática decidí proceder a la lectura de tres importantes libros de ciencia ficción: “Fahrenheit
451” de Ray Bradbury, “Un mundo feliz” de Aldous Huxley y “1984” de George Orwell. Estos
autores tienen gran relevancia en el género por la fama de sus escritos y por cómo logran relatar tan
vívidamente un mundo futurista donde las cosas parecen ser muy distintas de cómo son hoy o de
cómo eran en el momento en que ellos las han escrito. Sin embargo hay muchas cuestiones
planteadas por ellos, de una forma extrema, que hoy se han convertido en verdades, quizás de
manera poco perceptible y más sutil pero se dan y tal vez lleguen a ser tal cual ellos las
describieron.
El futuro es lo más incierto, no hay invento alguno, hasta el día de hoy, que nos permita
alcanzarlo, verlo o vislumbrarlo, nunca estaremos seguros de lo que vendrá y esos autores, como
humanos que fueron, tampoco lo estuvieron. Sin embargo lograron adelantar hechos, ¿qué hechos
consiguieron adelantar y cuáles no? ¿Cómo lo lograron? ¿Qué los motivó? ¿Han influido en los
científicos del siglo XX o bien sus escrito son paralelos en absoluto con los inventos y
descubrimientos contemporáneos? ¿Qué se presagia en la actualidad? ¿Hay signos de que algunas
de las realidades planteada por los autores puedan llegar a darse? Estas son algunas de las preguntas
a las que se tratará de dar respuesta con el desarrollo de esta monografía.
DESARROLLO
Hay varios hechos que se han conseguido adelantar a lo largo del siglo XX y antes del
mismo: por ejemplo Julio Verne logró anticiparse a la idea de un submarino con su libro “Veinte
mil leguas de viaje submarino”, que fue publicado en 1869 mucho antes de que los mismos
existieran; pero sólo me dedicaré en esta monografía a autores del siglo XX, como el
norteamericano Bradbury, el inglés Huxley o el británico George Orwell.
Estos tres autores describen mundos futuristas, realidades ficcionales que se dan en épocas
muy lejanas o no demasiado; ya que por ejemplo Orwell se sitúa en su libro “1984” (publicado en el
año 1949) en el año 1984 que para él era futuro pero para nosotros ya es pasado hace 25 años. En
cambio, Bradbury no se molesta en establecer un año para ubicar al lector y Huxley habla de un 632
d.F. (después de Ford) lo cual equivaldría en nuestra era al 2579 d.C. tomando como punto de
referencia la muerte de Henry Ford en 1947.
Los tres textos, si bien pertenecen al género literario “ciencia ficción” pueden ser
perfectamente tomados como libros de filosofía, en los cuales el autor, basándose en el presente que
vive, se esfuerza por intentar descubrir hacia dónde apunta la sociedad a la que pertenece, es decir,
hacia dónde pretende ir. El autor busca encontrar el rumbo que esa sociedad está tomando y una vez
que cree que lo ha descubierto, intenta anticipar hechos que serían consecuentes a lo que se estaba
haciendo en el momento de la elaboración del texto. Para ello puede utilizar varias estrategias pero
la más común es exagerar situaciones haciéndolas extremas, el autor toma un determinado hecho y
lo exagera suponiendo que el paso de los años podría llegar a hacer que eso se dé así. Por ejemplo
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Bradbury en su libro “Fahrenheit 451” toma el hecho de cómo influía en la vida de la gente de su
país el televisor y lo extremiza llegando a que en el libro se hable de una sala donde las cuatro
paredes están totalmente ocupadas por televisores de pantallas gigantes, donde las personas pasan
horas viendo imágenes con colores de alta definición, sonidos reales y fuertes que tantalizan a los
receptores, los cuales parecen llegar a confundir realidades, atontarse hasta tal punto de pensar que
eso es la realidad y olvidar o dejar de lado la otra, la que está del otro lado de la puerta y hasta
llegan a llamar “familia” a los conductores, presentadores y actores que ven en la pantalla. Este
ejemplo deja claro cómo a través de la exageración estos escritores consiguen expresar lo que
piensan con un tono más bien crítico que neutral. Otro ejemplo que podemos citar, dentro del
mismo libro, y que es aún más inquietante es la quema de libros: los bomberos son los encargados
de incendiar los libros, que son considerados nocivos en esa sociedad, ¿por qué? Porque hacen que
la gente piense por sí sola, que tenga capacidad crítica y se haga preguntas que no le favorecen a los
que están en el poder.
En este punto creo que se diferencian los autores de ciencia ficción del siglo XX y los
anteriores como Verne. En el hecho de que Verne describía mundos fantásticos con el fin de tener
lugares maravillosos donde situar sus aventuras. Mientras que los tres autores a los que he citado
anteriormente escriben sus libros como literatura pero no describen al mundo como un contexto en
el que simplemente se desarrollan las aventuras de los protagonistas, ellos priorizan este contexto
sobre los personajes (que están inmersos en el mismo), a través de la descripción del mismo
pretenden hacer entrever una crítica social del mundo actual, a ellos no les gustan muchas cosas que
ven que suceden en su mundo real y para criticarlas han optado por exagerarlas, crear un mundo
futuro donde todo se ha salido de control para hacer que las personas de sus épocas y posteriores
reflexionen acerca de lo que están logrando con sus actos, inventos y actitudes. Orwell, Bradbury y
Huxley privilegian el contexto y explican el mismo de una forma que sea capaz de movilizarnos,
que no nos pase desapercibida, para que reaccionemos y pensemos profundamente en el rumbo que
está tomando el mundo en el que habitamos.
Así, vemos cómo Orwell, que vivió ambas Guerras Mundiales y fue testigo de los regímenes
totalitarios, describe un mundo donde se manipula la información a niveles atroces para mantener
engañadas a las personas, donde se reduce el idioma progresivamente para que la gente piense cada
vez menos, donde el estado maneja arbitrariamente todos los ámbitos de la vida humana, donde se
pretende mantener la guerra eternamente a través del Minipax (el Ministerio de la Paz, aquí se
evidencia la ironía del autor) y donde todo, absolutamente todo, es controlado constantemente por el
llamado Gran Hermano, que podría ser perfectamente asociado a cualquiera de los líderes de los
regímenes autoritarios europeos de principios y mediados del siglo XX. Orwell critica al
totalitarismo y a través de su libro advierte a los lectores sobre las posibles consecuencias de esos
gobiernos. He aquí un caso que a simple vista no se ha cumplido, es decir, en el año 1984 los
estados totalitarios ya habían sido eliminados y no hubo signos de un mundo como el descrito por
Orwell aunque esto no quiere decir que en la actualidad no haya formas encubiertas de
totalitarismo, ya que existen determinadas entidades que concentran en sus manos muchísimo poder
y lo usan de manera arbitraria (como los medios de comunicación masiva) o que quizás en otro año
más lejano esto no llegue a darse. Por otro lado tenemos a Huxley, que detalla en su libro “Un
mundo feliz” un mundo donde se diviniza a la tecnología (lo cual queda comprobado en el
reemplazo de Cristo por Ford para diferenciar momentos históricos o bien en que en lugar de
persignarse se dibujan con los dedos una T en el pecho, por el primer modelo Ford T), donde se ha
llegado a un nivel tan desmesuradamente alto de avance en materia reproductiva que los humanos
dejan de reproducirse de manera vivípara, los niños ya ni siquiera son concebidos o gestados en el
vientres de una mujer, ni siquiera nacen sino que son “decantados”, son concebidos, gestados y
“decantados” artificialmente en un laboratorio; luego son criados en los centros dedicados a ello,
donde se los adoctrina y condiciona psicológicamente a través de atroces estrategias según la casta a
la que pertenezcan, de esta forma se elimina a la familia y a las relaciones amorosas ya que se
practica el sexo de manera libre y desdeñosa, sólo para satisfacer deseos sexuales espontáneos y
usando anticonceptivos en grandes cantidades para hacer imposible la concepción de un hijo, lo
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cual sería visto como algo salvaje e incivilizado, se logra mentalizar a las personas desde pequeñas
que han de ser felices con la casta que les tocó y se los hace consumistas sin sentido que deben
favorecer sin juicio crítico alguno al sistema a través de determinado tipo de compras innecesarias.
Un lugar donde la gente toma constantemente una droga llamada “soma” que el mismo estado le
proporciona para anestesiarse, olvidar sus problemas y evitar que se hagan preguntas que podrían
no beneficiar a quienes están en el poder. En fin, la lectura y posterior análisis que se hace del libro
de Huxley es atemorizadora, y a eso quería llegar el autor, a que por alarmarnos tanto pensemos,
reflexionemos, critiquemos y tomemos resoluciones acerca del mundo en que vivimos. Algo en lo
que debemos detenernos también a analizar es el título de la obra: “Un mundo feliz”, o sea que en
él las personas son felices, pero ¿qué es ser felices para esas personas? Pues ser felices es tener las
necesidades básicas satisfechas y no tener problemas, a toda costa, evitarlos ya sea a través de la
droga, del consumo desmedido o la ignorancia; este presagio contenido en el título del libro quizás
sea lo más perturbador, que las personas lleguen a tener ese concepto de felicidad. Pensemos que
esta obra fue escrita en el año 1932, hace 77 años, pero la pregunta actual a plantearnos es:
¿estamos muy lejos de lo predicho por Huxley?; ¿no estamos cumpliendo con esta profecía al darle
tanta importancia a los inventos tecnológicos, al tomar al sexo como una simple fuente de placer
disociada del amor o la procreación, a tratar de olvidarnos del mundo y sus problemas a través del
consumo de drogas, al avanzar inmoralmente con los métodos de reproducción artificial?, ¿son muy
diferentes las actuales “clases sociales” a las castas mencionadas en el libro? ¿Qué nos espera si la
ciencia sigue avanzando de manera paralela a la ética? O bien ¿qué es lo que nos hace felices hoy
en día?
CONCLUSIÓN
Estos tres literatos que bien pueden ser llamados filósofos procuraban inquietarnos a través
del temor a la posibilidad de tener que vivir en esos “mundos” que se han descripto. Querían que
meditemos y consideremos qué estamos haciendo con nuestro mundo, el actual, no uno futuro sino
el de hoy en día.
Ha quedado bien claro que no han fantaseado y que no inventaron al azar rasgos de la
realidad que describían, sino que se basaron en un análisis inductivo de su “actualidad”, de lo que
estaba pasando en su entonces y relataron posibles consecuencias, utilizando la ironía y la
exageración como estrategias para intranquilizarnos.
El desarrollo de la ciencia tiene mucho que ver con la ciencia ficción, pero no es que la
ciencia se desarrolle según lo que dictan “Un mundo feliz” o “Fahrenheit 451” sino que estos
autores del siglo XX han observado y razonado sobre los avances que la ciencia ya había dado en su
entonces y en los que pretendía dar, es decir, trataron de predecir, según lo que veían y creían, qué
podía suceder si, por ejemplo, los avances tecnológicos se seguían dando de esa forma, acelerada y
separada de la ética y cómo esto beneficiaría a un grupo dominante haciendo al pueblo cada vez
más desinteresado, sumiso e ignorante. Así muchas veces consiguieron ver ese rumbo del que se ha
hablado anteriormente y adelantarse en el mismo de una manera sorprendente.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
-Verne, Julio, “20000 leguas de viaje submarino”, Grupo Editor Altamira, Buenos Aires, Argentina,
2000.
- Huxley, Aldous, “Un mundo feliz”, Arenal, Ciudad de Buenos Aires, 2008.
- Bradbury, Ray, “Fahrenheit 451”, Plaza & Janés editores, Bogotá, Colombia, 2008.
- Orwell, George, “1984”, Editorial Destino, Buenos Aires, Argentina, 2001.
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