Síntesis de aportes del Primer Foro Interinstitucional para la

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SINTESIS DE APORTES DEL PRIMER FORO INTERINSTITUCIONAL PARA
LA REFORMA POLICIAL
El Primer Foro Interinstitucional para la Reforma Policial, celebrado del 7 al 9 de julio de
2015, reunió a importantes sectores sociales e instituciones locales e internacionales,
animados por contribuir al fortalecimiento de la Policía Nacional y al mejoramiento de la
seguridad ciudadana en el país. El evento, que contó con el auspicio de La Fundación
Institucionalidad y Justicia (FINJUS), el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) y la Agencia de los Estados Unidos para la el Desarrollo Internacional
(USAID), se desarrolló en un marco de pluralidad y libre expresión de criterios y opiniones
acerca de las prioridades y condiciones más idóneas para avanzar en la reforma policial,
atendiendo a la cordial invitación de la Jefatura de la Institución.
El Foro se constituyó en un escenario donde, desde diferentes enfoques y perspectivas,
comunicadores sociales, académicos, organizaciones de la sociedad civil, expertos en
seguridad ciudadana y reforma policial, identificaron un abanico de preocupaciones,
propuestas y sugerencias que coincidieron en los aspectos medulares, cuya síntesis será
entregada tanto a los órganos legislativos, como a los hacedores de políticas públicas en
materia de seguridad ciudadana, de forma que sirvan para enriquecer la iniciativa de la Ley
Orgánica de la Policía Nacional que ha estado conociendo el Congreso Nacional, así como
para que el Poder Ejecutivo tome nota de la necesidad de asegurar los recursos
presupuestarios que requiere la implementación de una reforma policial integral como la
que espera la sociedad dominicana.
Un punto común del Foro es que existe una amplia coincidencia en que la reforma policial
constituye una necesidad de cara a las transformaciones en la vida democrática que ha
vivido el país. Se reconoció que la Policía Nacional surgió en un régimen de fuerza que la
configuró como una institución represiva, jerarquizada y militarizada, marcando su imagen
institucional y alimentando la desconfianza de la sociedad. Pese a los avances
institucionales registrados en el Estado dominicano, la Policía Nacional ha permanecido
estancada por décadas, lo que ha impedido la reforma integral que adecue su estructura y
dinámica de trabajo a las exigencias del Estado social y democrático de derecho
proclamado por la Constitución.
El Foro reconoció que la institución policial cuenta con grandes potencialidades y
capacidades en todos los órdenes, los que lamentablemente no podrán tener un impacto
positivo y de largo alcance si no se realizan los cambios normativos, organizacionales y de
los modelos de gestión, así como el diseño de las políticas públicas que son necesarias para
redoblar su eficiencia y efectividad en la prevención y persecución del delito, generar una
mayor y mejor confianza en la ciudadanía y responder a las necesidades presentes y futuras
de una sociedad cada más exigente y global.
Entre los grandes ejes de la reforma policial que fueron identificados en el Foro se
encuentran, en primer lugar, la adopción de una nueva Ley Orgánica, aspecto que es
prioritario e inaplazable, pero insuficiente por sí solo, para el logro de una reforma policial
integral. El reto mayor es implementar adecuadamente las aspiraciones contenidas en la ley.
Ello requiere voluntad política y recursos económicos que respalden lo planteado en la
norma. En segundo lugar, la reforma de la Policía debe visualizarse en el marco general de
un conjunto de políticas de seguridad ciudadana que, a su vez, debe ser coherentes con la
Estrategia Nacional de Desarrollo que contiene las exigencias del Estado social y
democrático de derecho. En tercer lugar, la implementación efectiva de la reforma requerirá
que la Policía desaprenda viejas prácticas, es decir, emprender una transformación cultural,
en diferentes órdenes, desde la revisión de la doctrina policial hasta la puesta en
funcionamiento de nuevos protocolos para la acción policial acordes con la misión moderna
que le asigna el artículo 255 de la Constitución.
De estos grandes ejes, y a partir de las intervenciones puntuales de los participantes en el
Foro, se deriva un conjunto de iniciativas que pueden ser agrupadas en las siguientes líneas
programáticas de la reforma policial:
1.
Dignificación de la función policial. Se reconoce que el bajo salario de los
integrantes de la Policía es un factor de riesgo para la reforma, por lo que es imperativo
mejorarlo, aunque la fijación de los mismos debe hacerse en función de los
requerimientos del puesto y funciones. Este eje comprende, además, el fortalecimiento
de la seguridad social de los agentes y sus familias, políticas de vivienda y una pensión
digna. También ha de contemplarse una dotación más completa de los medios de
seguridad para el ejercicio de la función policial.
2.
Fortalecimiento del sistema de la carrera policial. Si bien existe una carrera policial,
es imprescindible fortalecerla de cara a los nuevos paradigmas de la gestión policial. El
ingreso a la Policía debe ser por concurso público de méritos. Hay que crear un sistema
meritocrático para los ascensos, que destierre el tráfico de influencias y el
incumplimiento del escalafón de la carrera. Preciso es establecer un régimen de
incompatibilidades que prevenga los conflictos de intereses.
3.
Redefinición de la doctrina policial. Es preciso repensar los dogmas y principios de
la función policial para adaptarlos a los requerimientos de una sociedad democrática.
Los agentes del orden deben ser reentrenados en los nuevos paradigmas para superar
una cultura represiva que ha pervivido a pesar de innumerables avances.
4.
Profesionalizar y especializar los agentes policiales. La educación es un componente
vital para lograr la transformación cultural que requiere la reforma policial. La Policía
necesita seguir contando con recursos humanos eficientes para las distintas tareas
propias de su función. La formación debe ir de la mano con los requerimientos del
puesto para que impacte en el mejor desempeño de la función y para ser efectiva debe
contarse con un plan integral educativo de toda la institución.
5.
Fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas. Los actos de las instituciones
en el marco de la democracia deben estar revestidos de transparencia y apertura. La
Policía necesita abrirse a los requerimientos de la sociedad, que demanda la
erradicación de prácticas ilegales en el manejo de recursos a lo interno, como en el
plano operativo con los ciudadanos. La falta de transparencia solo tiende a generar
desconfianza e impide que la ciudadanía aprecie la labor policial.
6.
Fortalecer los controles internos y externos. La Policía es una agencia expuesta a
grandes riesgos y tentaciones y, por tanto, necesita rigurosos sistemas de control, tanto
internos como externos. Los controles represivos o disciplinarios deben respetar el
debido proceso de ley que manda la Constitución. Es imperativo, además, fortalecer y
delimitar la Inspectoría y el área de Asuntos Internos. Las Comisiones de Investigación
Independientes podrían ser un mecanismo efectivo para elevar la confianza ciudadana
de cara a situaciones o casos complejos que ameritan de gran credibilidad. Se deben
adoptar mecanismos de control como las declaraciones juradas, las investigaciones de
patrimonio y las pruebas de confianza.
7.
Desmilitarizar la gestión policial. La Policía, que nació imbuida de un espíritu
castrense o militar, necesita hoy vislumbrarse como una agencia civil de servicio a la
ciudadanía, despojándose, donde aún perduren, de los métodos represivos que le
caracterizaron. La gestión policial deberá seguir las técnicas modernas que han tenido
tanto impacto en todas las áreas de la economía y la sociedad y que han sido asumidas
por el sector público a nivel mundial, con la finalidad de mejorar los procesos y
servicios en beneficio de la comunidad.
8.
Enfoque en Derechos humanos. Una de las principales exigencias que se realizan hoy
a la Policía es avanzar gradualmente hacia un modelo de servicio que garantice la
seguridad ciudadana desde un enfoque de derechos humanos, de forma que se asegure
la protección de las personas conforme las exigencias del Estado social y democrático
de derecho. Esto impone repensar los protocolos del uso de la fuerza y las armas de
fuego para evitar los excesos y los abusos en perjuicio de la población, al tiempo que
se garantizan los medios necesarios para la seguridad de los agentes policiales.
9.
Fortalecer la inteligencia e investigación criminal. La complejidad del fenómeno
criminal en la actualidad impone a la Policía superar los esquemas de investigación por
caso, y pasar una persecución estratégica, así como la coordinación de macroprocesos
para perseguir redes criminales. La especialización en la función de investigación será
vital, así como la sinergia de la Policía Nacional y el Ministerio Público, para
robustecer la investigación y la acción penal pública, en el marco de las atribuciones y
competencias constitucionales y legales de cada una de ellas.
10. Reforzar la prevención del delito. La prevención del delito debe concebirse como
uno de los espacios privilegiados de la relación y cooperación entre la sociedad y la
Policia. Esta tarea, si bien no es exclusiva de la Policía, forma parte del núcleo esencial
de su función. Ello exige un mayor involucramiento con la comunidad conforme el
paradigma de la “Policía de la proximidad”.
11. Apoyo interinstitucional. Una reforma policial integral requiere de un gran apoyo
interinstitucional y la coordinación de múltiples políticas de gobierno a nivel central y
local. El Servicio 911 es un ejemplo de lo provechoso que resulta la adecuada
coordinación de esfuerzos para brindar servicios a la ciudadanía. De ahí que es
necesario establecer canales de comunicación permanente que aseguren un intercambio
de información entre la Policía y las otras instituciones del Sistema de Justicia, así
como los órganos de la administración pública que interactuan a gran escala en las
políticas de seguridad y bienestar ciudadano.
12. Plataforma tecnológica. Es importante dotar a la Policía de las herramientas
tecnológicas prioritarias para el ejercicio adecuado de la función. No se puede prevenir
ni perseguir el delito eficientemente si no se cuentan con equipos apropiados, menos
aun cuando se trata del crimen organizado.
13. Redefinición de la adscripción orgánica. Se plantea la necesidad de reordenar la
estructura para adscribirla al Ministerio competente conforme el modelo constitucional
que reserva al Presidente de la República la autoridad y mando supremo de las fuerzas
de seguridad, obrando ordinariamente por intermedio del ministro del ramo. Esto
conlleva también una revisión del Consejo Superior Policial para asegurar un
contrapeso entre los componentes que lo integran.
14. Eliminar la asignación de agentes policiales a servicios particulares. Se hace
imperativo redirigir el servicio policial a sus fines naturales. Ello supone impedir
legalmente la asignación de agentes policiales para asuntos privados, pues solo los
dignatarios y autoridades que por la naturaleza de función requieran escolta policial
deben contar con este beneficio de forma racionalizada y debidamente publicitada. Los
particulares únicamente debería contar con escolta policial por mandato judicial para
protegerlos en caso de que sean víctimas o testigos claves de un proceso judicial.
Estas líneas programáticas se materializarán en los procesos legislativos e institucionales
que son prioritarios en la actualidad y que servirán de base a las diversas políticas públicas
ligadas a las áreas de los sistemas de seguridad ciudadana y justicia, entre otros, para
beneficio de toda la población. Para el logro cabal de estas grandes metas, es esencial que el
Poder Ejecutivo disponga de las medidas necesarias para que la dotación de los recursos
presupuestarios y las directrices de política pública sean incrementados y fluyan de manera
adecuada, así como que asuma el liderazgo de impulsar las transformaciones y las defienda
frente cualquier resistencia en el campo político.
A lo largo del Foro, los distintos expositores coincidieron en reconocer la gran apertura y
disposición de diálogo con la sociedad de la actual Jefatura de la Policia Nacional, su
disposición y voluntad de conducir los procesos de la reforma institucional, lo que se
expresa en los avances registrados en diversas áreas de la gestión de la institución
producidos en este período y que han preparado las condiciones para las necesarias
reformas del porvenir.
Servio Tulio Castaños Guzmán
Vicepresidente Ejecutivo FINJUS
9 de julio, 2015
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