REQUISA CASOS DE URGENCIA SALA PRIMERA: ³(OSHUVRQDOSROLFLDOWLHQHODSRVLELOLGDGGHUHDOL]DUUHTXLVDVXUJHQWHVVHJ~QORGLVSXHVWR SRUHODUWLQFGHO&33´ Co n fo rm e Sala Prim er a, s en ten c ia d el 7/03/2000 en c au s a 315: Rec u r s o d e Cas ac i— n in terp u es to p o r el M in is terio Pœ b lic o Fis c al. Pese la amplitud de contenido que trasunta la rœbrica del art’culo 225 -reglamenta la requisa o inspecci—n personal-, el texto contiene dos condiciones que restringen el ‡mbito de validez de la norma en comento. Segœn una de ellas, s—lo queda comprendido el individuo respecto del cual "haya motivo suficiente para presumir que oculta .... cosas relacionadas con un delito". Segœn la restante, el precepto exclusivamente abarca las cosas cuya ocultaci—n se hace en el cuerpo, vale decir en las cavidades y hendiduras naturales (boca, ano, vagina, o’do medio), o directamente en el interior de las visceras, como es usual entre quienes transportan estupefacientes utilizando c‡psulas que luego son defecadas o vomitadas. O sea que los objetos materiales ocultos en la ropa (armas, dinero, alhajas, etc.), resultan extra–os a la disposici—n legal de que se trata. Lo anteriormente consignado bastar’a para sellar positivamente la suerte del UHFXUVR (PSHUR FRPR OD GRFWULQD ²\HQGR PiV DOOi GHO WH[WR GH OD OH\ VRVWLHQH TXH HO dispositivo alcanza a todas las inspecciones personales (Bertolino, "C—digo ...", p. 271; Hortel, "Nuevo C—digo ...", p. 310; en la literatura concerniente al art. 230 del C—digo Federal: D'Albora, "C—digo ...", ps. 305 y sigts.), por v’a de hip—tesis supondrŽ que el dispositivo legal no contiene la precisa aclaraci—n, puesta entre comas para subrayar su significado, de que s—lo comprende las cosas ocultas "en el cuerpo". Y bien, en este caso funciona el art. 294 inc. 5 del C. P. P., que habilita a los funcionarios de la polic’a realizar las requisas urgentes con inmediato aviso al juez competente y al ministerio fiscal. Es decir que en el caso, habida cuenta que se estaba investigando il’citos cuyo proceso ejecutivo se hallaba inacabado en relaci—n a alguno de ellos, o cuyos autores pretend’an alejarse del "locus delicti conmissi" para procurar su impunidad, la situaci—n de urgencia era objetivamente aprehensible para cualquier mortal y, a todo evento, una cuesti—n de hecho librada a la apreciaci—n de quien estaba actuando con facultades fiscales delegadas "ministerio legis". A manera de ep’tome dejo constancia que no puede presuponerse que el legislador ha querido colocar al funcionario encargado de velar por la prevenci—n y represi—n del delito verdaderamente inerme en situaciones de peligro vital como en la enfocada "supra", ap. III, letra "b", ni tampoco en la imposibilidad de intervenir con la m‡xima presteza ante un delito que se est‡ cometiendo porque, en definitiva, ir’a contra el fin social de las codificaciones penal y procesal penal, lesionando as’ gravemente el derecho constitucional a la seguridad que mana de los arts. 7 de la Convenci—n Americana sobre Derechos Humanos y 9 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Pol’ticos. Co n fo rm e Sala I, s en ten c ia d el 07/07/1999 (d el v o to d el Dr Pio m b o ) en c au s a 316: Rec u r s o d el M in is terio Pœ b lic o Fis c al, en el m is m o s en tid o d el 27/06/2000 en c au s a 879: Villeg a, Os c ar En r iq u e s / Rec u rs o d e Cas ac i— n Del voto del Dr. Natiello: No aparece indispensable requerir orden escrita expedida por magistrado competente para que funcionarios policiales lleven a cabo incautaci—n en las ropas del sospechado, cuando se hayan investigando il’citos que se encuentren en proceso