DE INIESTA A LA GUERRA DE FILIPINAS

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REVISTA DE HISTORIA
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA
El Estado español encara la última década del siglo XIX además de con el territorio en el continente
europeo, las Islas Baleares y las Islas Canarias, con los siguientes territorios <dos Presidios de la costa de Afríca,
como Ceuta, Melílla, Chcifarinas) Peñón de la Gomera y Alhucemas; las islas de Fernando P6o, Annobón, Corisco,
Mosquitos, en el golfo de Guinea, además de una porción de tierra firme en el cabo de San Juan, sobre la misma costa
africana; las islas de Cuba y Puerto Rico con sus dependencias de los islotes de Pinos, Pasage, Culebrera y Bieques, en
América, mar de las Antillas; y las islas Filipinas, Carolinas y Marianas, en número de más de tres mil, en Oceanía.»1
Estas posesiones quedarán reducidas de forma drástica tras la guerra hispano-norteamericana de 1898,
cuando ellO de diciembre de ese año y a través del 'denominado Tratado de París, España cederá su soberanía sobre los territorios de Puerto Rico, sobre el resto de las posesiones españolas en el Caribe y en la región
del Pacífico. Por ese Tratado, España «renuncia [a] todo derecho de.soberanía y propiedad sobre Cuba» al mismo
tiempo que cedía a los Estados Unidos las islas de Puerto Rico y las demás que están. bajo su soberanía en
las Indias Occidentales y la Isla de Guam en el Archipiélago de las Marianas 2 y por último «España concede
a los Estados Unidos el archipiélago conocido por las Islas Filipinas ... »3
Para llegar a esta situación, el
Estado español hubo de pasar diferentes
momentos a lo largo de las últimas décadas
del siglo XIX, que le condujeron a lo que
la historia ha recogido como el Desastre
del 98. Primero vinieron las luchas contra
los nativos alzados en armas en pos de su
independencia, Cuba 1868-78, 1879-80
Y 1895-98, después Filipinas 1896-1898,
y finalmente la desigual guerra hispanonorteamericana llevada a cabo entre las
fechas del 25 de abril y el 12 de agosto de
1898, guerra que supuso como ya hemos
dejado dicho la pérdida de las últimas
colonias de Ultramar, a la vez que un
duro golpe a la tocada conciencia nacional
española.
JULIÁN
BRUNO
,
,
MARTINEZ AVALOS
(INIESTA 1876-MANILA 1898)
D E INIESTA A LA
GUERRA DE FILIPINAS
37
José Luis Clfuentes Perea
Licenciado en Historia.
Universidad de Barcelona
Dentro del engranaje del Imperio español, las islas Filipinas fueron desde nluy
antiguo una pieza atípica y poco conocida.
Filipinas, un archipiélago formado por más de 7.100 islas, muchas de ellas pequeños islotes en los que la soberanía española no llegó nunca a ser más que un mero formalismo, y donde desde antiguo nunca se había
llegado a ejercer un .dominio pleno, es el claro ejemplo de que se podía aparentar lo que realmente no se
era, es decir, que gran parte del territorio no estaba sometido a los españoles, instalados principalmente en
las franjas costeras. Los españoles nunca se sintieron especialmente atraídos por las islas Filipinas, al menos
hasta la entrada en servicio del Canal de Suez (1869).
1 Policarpo Mingote y Tarazana: Geografía de España y sus colonias. Establecimiento tipográfico de los Herederos de Miñón. León 1887. Pág. 7
2 Artículo 2 del Tratado de Paz entre España y los Estados Unidos de América. Gaceta de Madrid, nO 123 de 3 de mayo
de 1899
3 Artículo 3 del Tratado de Paz entre España y los Estados Unidos de América. Gaceta de Madrid, nO .123 de 3 de mayo
de 1899
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Compañía General de Tabacos de Filipin as) 1882. Establecimiento Tipográfico de los sucesores de
Rivadeneyra. Biblioteca Nacional de Espmia. Jvladrid.
Fue con motivo del conflicto hispano-alemán por las Islas Carolinas, 1885\ cuando se empieza a prestar
un creciente interés por parte de los distintos gobiernos de España a la defensa de Filipinas aunque resuelto
el incidente progresivamente se va abalidonando el intento.
J
Un punto igualmente crítico era la distancia del Ar~hipí~~ago con la Península, una distancia de más de
catorce mil kilónletros 5 , hemos de tener en cuenta que el recorrido desde la Península hasta el Archipiélago
era toda una odisea, toda vez que no fue hasta la apertura del Canal de Suez en noviembre de 1869, cuando
se experimente un cierto grado de proximidad colonia-metróp oli. Antes de la apertura la comunicación
entre España y Filipinas se hacía a través de la antigua ruta oriental de la Indias portuguesas, es decir, los
veleros se veía n obligados a rodear el sur de África por el Cabo de Buena Esperanza, surcando el índico con
4 La llamada Crisis de las Carolinas fue un conflicto que enfrentó en 1885 a España con Alemania p<>r la poscsión del archipiélago de las islas
Carolinas en el océano Pacífico.
S La distancia entre Barcelona y Manila en vuelo regular es de unos 11.200 km.
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REVIS'TA DE HISTORIA
escala en Angor en la isla de Java y Si ngapur. La travesía media estaba establecida en unos 130 días. Después
de la apertura del Canal la duración se situaba en torno a los 30 días.
Esa distancia física y sentimenta l pudo ser, j umo con otras causas la culpable de que los movimientos
independentistas de la América española continental no tuvieron repercusión, al menos aparentelnente, en
Filipinas, y que continuara siendo fiel a España a lo largo del siglo XIX, aunque ya en el último tercio empieza a notarse el desconten to de las cIases ilustradas filipinas que deseaban para las isla una igualdad total
con Jas provincias peninsulares e insulares españolas.
El proceso independentista, como todos los procesos, no fue cosa de un día, se fue gestando poco a
poco, de manera que crecerá a medida que Erece' la sensación de que la cIase política de la R estau ración
se mostró incapaz de articular una serie de medidas políticas capaces de dar respuesta a las reivindicacio nes reformistas que la sociedad filipina empezaba a reclamar. El. desentendimiento con que la nletrópoli
"premió" a la colonia generó un constante y cad a vez nlás profundo desasosiego ep. el archipiélago con
un trasfondo cada vez más independentista. A lo largo de los años España había mantenido el archipiélago
fi lipino sumido en el at raso y sometido a un régimen intolerable de explotación. Muchos fueron los desengaños su fri dos, desengaños que, poco a poco, crearon el ambiente favorable a la independencia, y un
paso muy importante en este camino fue la pérdida de la representación en Cortes (Constitución de 1837
y siguientes), buena muestra de 10 que anotábamos líneas atrás.
A esto deberíamos de unir que la conjura filipina fue estimulada por el odio de los nativos hacia los
abusos y las tropelías de las comunidades religiosas. El control de Filipinas por parte de las autoridades españolas, se fundamentó desde el principio en un bi nomio jndi olublc, el Gobernador G eneral y la Iglesia. El
primero controlará el Ejercito y la Armada, y como Gobernador G eneral todo lo demás, pero el poder de l~
Iglesia y de sus órdenes como los Agustinos, los Dominicos, los Franciscanos o los Jesuitas está también presente no sólo por su control sobre bienes r ústicos o urbanos, sino sobre el con erol exclusivo de la enseñanza.
El año 1895 no fue sólo el del levantamiento en Cuba, también fue el año que en el archipiélago filipino
se va a vivir la antesala de su alzamiento. El profesor L. E. Togores de la Universidad San Pablo CEU, ha
recopilado fuentes documentales y bibliográ fi cas existentes en España que nos indican que ya en agosto de
1895 existían informes, llegados a través de los religiosos españoles que prestaban su m inisterio en las diferentes provincias de Luzón de la importancia que tomaba el Katipunan y de su conocida actitud antiespañola, así conlO del gran núm ero de afiliados con que contaba. Muchos de estos datos los habían conseguido
los religiosos a través de su trato directo con los feligreses, en muchos casos incluso a través de la confesión.
J
En abril de 1896 se observa cómo en un amplio núnlero de provincias de la Isla de Luzón se trabajaba
en los p repa rativos de la sedición.También la G uardia Civil llamaba la atención sobre el tema, el profesor
Togores nos habla de los inform s emitidos por el ten iente Manuel Sitjar, jefe de la sección de este cuerpo
en Pasig, en esos informes datados el5 de julio de ese mismo año el Teniente informaba que en aquel pueblo existían entre 600 y 700 miembros afiliados «a una asociación de base masónica) pero cuyos verdaderos
designios eran altamente políticos y antiespañoles»6.
Días despué' va rios miembros del clero filipino daban a conocer más noticias sobre los preparativos de
la sublevación. El padre agustino Mariano Gil, párroco de Tondo, había tratado de poner en g uardia al mismo Capitán General del archipiélago, General Blanco. Pero sus denuncias sobre la supuesta rebelión fueron
recibid as con gran escepticismo por el General español, que se limitó a ordenar varias pesquisas ya practicar
varias detenciones. Las órdenes religiosas consideraron la actuación de Blanco como de blanda e irresolu ta.
y con éstas llegamos al 23 dt: agosto de 1896, Andrés Bonifacio, hijo de una familia pobre de Manila,
reunió a los jefes del Katipunan, en la localidad de Balintawak, en las inmediaciones de la localidad de
Togores Sánchez, Luís. E: La revuelta taga/a de 1896/97: Primo de Rivera y los acllerdos de Biac-na-BaJo. Revista española
del Pacífico. Asociación Española de E tudios de Pacífico (AEEP), N° 6. Año VI. 1996.
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39
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Caloócán , arrabales de Manila. Este acontecimiento está considerado como el punto de partida del proceso
independentista.filipino. Pero habrá que esperar a las 12 de la noche del 25 de agosto fecha en la que estallaba la sublevación en N ovaliches, Pineda y Caloocán, este alzamiento en un primer momento es frenado
por un teniente, un sargento, un cabo españoles y un grupo de guardias civiles indígenas. Aunque la situación en Manila es de u n fracaso momentáneo, en Cavite sí se llega a un éxito relativo. El alzamiento no
se produjo de forma generalizada en todo el archipiélago, sería tres dias más tarde, el 28, cuando el propio
Bonifacio llama a la revolución a través de un manifiesto a todas las células locales del Katipunan en la Isla
de Luzón, a partir de ahí se extendió con un éxito desigual.
La noticia de la conjura filipina produjo gran consternación en la metrópoli. En aquellos días fmales
de agosto, las noticias de Filipinas vinieron a amargar las alentadoras noticias que llegaban de la otra parte
del Atlántico (Cuba), donde el General Valeriana Weyler, Capitán General de la Isla empezaba a enderezar
una situación claramente compl icada para las arnlas españolas. El entusiasmo comedido que dichas noticias
provocaron en la Península pronto se vio turbado por las noticias de los acontecimientos del archipiélago.
El 30 de agosto se ataca Manila, donde se libran combaces de gran intensidad que fueron positivos para
las armas españolas. Ese nlÍsmo día la Gaceta de Manila publica un de creto del Gobernador General que en
10 artículos establece el estado de guerra:
Art. 1: desde la publicación de este bando queda declarado eJ estado de guerra en el terrÍ!orío que comprende las
provincias de J\1anila) Bulacán} Pampanga} Nueva Écija, TarJac, La Laguna) Cavite y Batangas.>/
Poco a poco la rebelión se irá extendiendo a otras provincias sobre todo a la de Cavite, alzada prácticamente en masa. En poco tiempo en Manila y en Cavite los españoles quedaron reducidos al terreno que
ocupaban las capitales de estas provincias, en La Laguna y Batangas los reveses fueron grandes.
40
La respuesta del General Blanco al auge sedicioso fue implacable, de u n rigor aplastante, encarcelalnientos, consejos de guerra, fusilamientos, etc. Si los primeros momentos fueron d e gran confusÍón e incluso condescendencia, en los siguientes Blanco abandonó su supuesta tibieza aplicando una dura represión,
hubo m ás de treinta fusilanlÍentos, así como embargo de los bienes de los rebeldes. Las medidas represivas
fueron una constante, que se vio en un ú ltimo extremo coronada con la publicación del decreto de 20
de septiembre en el que se recoge el embargo de los bienes a los rebeldes, cosa que no sentó muy bien en
algunos sectores peninsulares.
En España las noticias que llegaban de Filipinas causaban estupor; nadie conocía la verdadera situación
de la colonia. Su máxima autoridad con su actuación a la cabeza fueron discutidos en el Congreso y su prestigio en el archipiélago se fue haciendo cada vez menor, llegando hasta el Gobierno petíciones de relevo.
Mientras esto ocurría a más de 14.000 kilómetros, en la Península se empieza a actuar. Las primeras
unidades militares en recibir instrucciones de t raslado son los infantes de marina de las bases de Cádiz y
Ferrol, el 31 de agosto por telegrama se les indica que a ellos les ha correspondido form ar el primer batallón del primer regimiento de Infantería de Marina que partirá para las Filipinas, serán 915 hombres, tres
cuartas partes de los mismos no han completado su instru cción militar.
El mismo día 31, el ministro de la Guerra - Geneql A~árra ga- firma la Real Orden circular por la
que se dispone la organización de un batallón de Infantería con destino a Filipinas, se le denominará Batallón de Cazadores Expedicionario, núm. L Serán 1.051 hombres que se distribuirán en plana mayor y
6 conlpañías que con fecha 8 de septiembre saldrán del puerto de Barcelona en el vapor Montserrat. Ese
mismo día salía desde Barcelona otra expedición con destino a la Isla de Cuba. El personal de este batallón
llevará 2 trajes de rayadillo; el máuser, correaje y portafusiles le será entregado en la plaza de Barcelona8 •
CasteUano Escudícr l Alicia: Filipina.s. De la insurrección a la intervención de EE.UU. 1896-1898 Madrid, Silex, D.L.
1997 pág.138
8 R. O. de 31 de agosto de 1896. Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, N° 194. 1 de septiembre de 1896
7
REVISTA DE I-IlSTORLA
Este primer refuerzo enviado llegará a su destino a finales de septiembre, y será seguido por más, mientras
el Archipiélago ve como poco a poco la rebelión va prendiendo en otros lugares, en otras islas como la de
Mindanao, joloo y sobre todo en Paragua.
Por Real Orden de 7 de septiembre, se dictan las bases para la organización de dos nuevos batallones,
en este caso llevarán por nombre Batallón Cazadores Expedicionario núm. 2 para el que se organice en
Barcelona y Batallón Cazadores Expedicionario núm. 3 para el que se organice en Guadalajara9 • A finales de septiembre se produce una tercera etapa organizativa, en concreto la que supone la creación de los
Batallones de Cazadores expedicionarios nO 4, n° 5 y n° 6, nuevamente serán las provincias de Barcelona y
Guadalajara las encargadas de su organización, en el caso de los números 4 y 5 se llevarán a cabo en Barcelona y el número 6 en Guadalajara1o •
La segunda gran oleada de envío de tropas se inicia por ReaI Orden de 9 de diciembre de 1896 en la
que se establece se organicen siete batallones de Infantería de 1.401 plazas cada uno, con destino al distrito
de Filipinas observándose al efecto las siguientes prescripciones:
Articulo 1°. Estas unidades se denominarán Batallón Cazadores Expedicionario número 9, 10, 11, 12,
13, 14 Y 15, respectivamente, y se organizarán: el núm. 9 en Sevilla; ellO en Cádiz; el 11 yel 12 en Barcelona; el 13 en Valencia; el 14 en Zaragoza, y el 15 en Guadalajara.
Art. 2°. Cada batallón constará de plana mayor y ocho compañíasll .
En lo que respecta al personal de tropa decir que este «será designado por sorteo sino hubiere voluntarios,
comprendiendo en él á todos los individuos que pertenezcan al cuerpo respectivo. Del sorteo se exceptuaran los que en los
anteriores hubieran permutado con otro que se halle en situación por la cual no le correspondiese ahora ser sorteado. 12» .
Resumiendo lo anotado en líneas anteriores, podemos apuntar la siguiente cronología en el envío de
tropas:
41
04.09.96. Desde Cádiz en el vapor Cataluña: 3 jefes, 19 Oficiales y 895 soldados de Infantería de
Marina.
08.09.96 Desde Barcelona, vapor Montserrat: 3 Jefes, 28 Oficiales y 1.033 soldados.
14.09.96. Desde Cartagena y Barcelona, vapor Antonio López: 3 Jefes, 24 Oficiales y 785 Soldados
de Infantería de Marina, en Cartagena; 401 soldados de Artillería, en Barcelona.
18.09.96. Desde Barcelona, vapor Isla de Luzón: 7 jefes, 61 Oficiales y 2.063 de tropa.
06.10.96. Desde Barcelona, vapor Colón: 5 jefes, 65 Oficiales y 1.322 de Tropa.
16.10.96. Desde Barcelona, vapor Covadonga: 6 jefes, 73 Oficiales y 1.945 Tropa.
07.11.96. Desde Barcelona, vapor Alfonso XII: 6 Generales, 24 jefes, 64 Oficiales y 1.058 de Tropa
12.11.96. Desde Barcelona, vapor León XIII: 4 Jefes, 32 Oficiales y 1.774 de Tropa.
27.11.96. Desde Cartagena y Barcelona, vapor San Fernando: 5 jefes, 48 Oficiales y 2.028 de Tropa.
09.12.96. Desde Barcelona, vapor Isla de Mindanao: 2 jefes, 35 Oficiales y 1.398 de Tropa.
9
R. O. de 7 de septiembre de 1896. Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, N° 200, 8 de septiembre de 1896
El desarrollo legislativo de la fonnación del Batallón de Cazadores Expedicionario N° 4, lo encontramos en la R. O. de 3 de Octubre. D. O. M.G.
N° 222.
10
11
R. O. de 9 de diciembre de 1896. Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, N° 278, 10 de diciembre de J 896
Colección Legislativa del Ejército, 1896. Ministerio de la Guerra. Imprenta y Litografía del depósito de Guerra. Madrid 1896. pág. 555 Y siguientes.
12
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17.12.96 . Desde Barcelona, vapor Isla de Luzón: 3 Jefes 27 O ficiales y 1.734 Tropa.
17.12.96. D esde Barcelona, vapor Antonio López: 3 Jefes, 17 Oficiales y 1.102 Tropa.
•
18.12.96. Desde Valencia, vapor Montevideo: 5 Jefes, 31 Oficiales y 2.094 Tropa.
•
19.12.96. Desde Cádiz, vapor MagaUanes, 6 jefes, 37 Oficiales y 2.783 Tropa
•
20.12.96. Desde Barcelona, vapor Colón: 5 j efes, 37 Oficiales y 2.141 TropaY
Total quince expediciones de fuerzas con destino a Filipinas. Los buques que las componen parten con
sus bodegas repletas , de mozos que se alejan de sus casas, de sus fami lias, de sus novias, de sus modestos
planes de futu ro, para aventurarse en un viaje por mar que durará aproximadamente un mes y que además
para muchos supone su primera experiencia con el líquido elemento. Soldados que sufrirán los ataques del
mareo que produce el continuo ajetreo del vapor en su lento avanzar hacia su destino, que contemplarán
mundos exóticos, multicolores y desconocidos, en todo caso soñado, y que ni en sus mejores momentos
pensaron que llegarían a conocer. Verían otras culturas otras raza , aunque esto mismo lo vivirían no sólo
el personal de tropa, talnbién muchos suboficiales, oficiales e incluso más de un jefe pa 'aron por idénticas
circu nstanci as.
]ULIÁN MARTÍN E Z ÁVALOS, UN SOLD ADO DE INIESTA EN FILIPINAS
El 7 de octubre de 1876, en la villa conquense de lniesta, negaba al mundo un niño,
que un día después sería asentado en el Registro Civil con el nombre de J ulián Bruno
Martínez Ávalos. Julián era hüo legitimo de
Joaquín Martí nez, de profesión jornalero y
natural de la villa de Iniesra, y de Antonia
Ávalos, de profesión las ocupaciones de su
sexo y natural de El Peral. Sus abuelos paternos, J ulián Martínez, natural y vecino de
1niesta, y María Núñez, también residente
en la villa, y por el lado materno Pascual
Ávalos y María Antonia M olina, ambos naturales de El PeraL
42
Partida de nacimiento de Julián Bruno iWart{l1cz Avalos
De la infancia y juventud de Ju lián
poco es 10 que sabemos, sus primeros
años debieron ser como los de cualquier
niño de su edad y condición. Julián ocupa
cronológica mente, según el libro de regis tros
de nacimientos del R egistro Civil de Iniesta
el número 172, cifra alta de nacimientos por
., lo que hemos de pensar que muchos de estos
nacidos correrían y trotarían por las calles
de Iniesta con nuestro joven mozo haciendo
cuantas trastadas estuvieran a su alcance.
Las tabas, las canicas, el aro, la pelota, la
peonza, la comba, los juegos de corro, de
pillar, de salto . .. , a menudo acompañados de
13 Estados de las fuerzas y material sucesivamente enviados con motivo de las actual s campañas a los distritos de Ultramar en las fechas que se
expresan. Imprenta del Depósito de la Guerra , Madrid J 897. págs. 67-69
REVISTA I)E HISTC)RIA
canciones, frases e incluso bailes, fueron los entretenimientos que llenarían su infancia en los años 80-90
del siglo XIX 14 • En fin, juegos, peleas, amores, desamores, cuántas cosas en tan pocos años.
Diecinueve años después, y como en años anteriores, 1895 comenzaba en Iniesta con el tradicional
Bando del Alcalde de la villa, llamando al alistamiento a los jóvenes que ese año iban a cun1plir los 19 años
de edad, o que aún siendo mayores de ésta y sin exceder de 40 no habían sido incluidos en algún alistamiento anterior. Es el momento en el que la burocracia de la quinta inicia sus trálnites.
Como joven mozo en el que concurren estas características, Julián se verá inn1erso en esos trámites,
poco hemos podido encontrar de su paso por esos menesteres, ya que tanto el Archivo General Militar de
Guadalajara, como el Archivo General Militar de Segovia, han respondido a nuestra petición de datos sobre
él de idéntica manera: «examinados los índices de los Fondos Documentales custodiados en este Archivo, no figura
en los mismos, antecedente alguno a nombre de D. Julián Bruno Martínez Ávalos, perteneciente al R/1894-1896.»
1895 fue un año diferente, y las quintas no iban a ser menos, las circunstancias obligaron al Gobierno a
contar anticipadamente con la fuerza del reemplazo de dicho aílo, lo que se recoge también en las páginas
del Diario Oficial del Ministerio de la Guerra al exponer que ingresarán en caja los mozos del alistamiento
del año actual, el 21 de septiembre y no en el mes de diciembre como marcaba la Ley de Reemplazos15 •
Por lo datos que nos proporciona el Estado general demostrativo del número de hombres con que ha de
contribuir cada una de las 61 Zonas para reemplazar las bajas de las unidades orgánicas del Ejército, así de la
Península como de U'ltramar, y la parte correspondiente a las Islas Baleares, Canarias y África, sabemos que
el número de soldados sorteados en 1895 fue de 93.580, de los que la Zona de Reclutamiento número 26 de
Cuenca sortea un total de 1.647 mozos, y que el repartimiento de éstos se hizo de la siguiente manera: 1.074
mozos tendrían como destino el cupo de la Península, 422 al cupo de Ultramar, (387 a la Isla de Cuba y 35
a Puerto Rico y Archipiélago de las Filipinas) quedando como excedentes de cupo la cifra de 151 mozos. 16
No sabemos si en el acto de clasificación y declaración de soldados de 1895 en Iniesta, Julián fue declarado soldado, o si por el contrario resulto excluido por alguna de las causas por las que podía ser excluido
o, quien sabe, si resultó excedente de cupo en el citado año. Lo que sí tenemos documentado es que Julián
perteneció al Batallón Cazadores Expedicionario de Filipinas número 14, como mínimo entre los meses
que concurren entre enero de 1897 a enero de 1898. Por lo tanto será a partir de aquí desde donde iniciaremos la retrospectiva sobre nuestro mozo.
Ya sea por una situación o por otra, por salir excedente de cupo o por salir declarado soldado, lo nlás
tardar a lo largo de 1896 Julián entra a formar parte del ejército español 17 • Es muy probable que Julián tuviera como primer destino militar la Península, y más concretamente el arma de Infantería, como la gran
mayoría de los reclutas de la época, muy lnermados por los envíos masivos de tropas que se hicieron con
motivo de la guerra de Cuba, y desde ese cuerpo fuese uno de los soldados que se aportaron para cubrir el
contingente de los batallones de cazadores, en su caso el número 14. Sea como fuere, nuestro joven mozo
experimentará en sus carnes el cambio de situación, de civil a militar y con ello las vicisitudes de la vida
castrense, duras donde las haya en aquellos días. Sus primeros días como soldado van a coincidir con el
en1peoramiento de los problemas ultramarinos, a la sublevación cubana, se le iba a unir ahora la sublevación
Mfilipina, un nuevo conflicto bélico para la España de finales del XIX. Las incertidumbres de la guerra ciernen sus nubarrones sobre Julián. El 23 de agosto de 1896 tiene lugar el levantamiento independentista en
14 El nombre de los juegos lo hemos extraído de: Ciclo de conferencias Modelos 2009, Blanco Carpintero, Marta: Abrigo de niño, 1890. Museo
del Traje. Centro de Investigación del Patrimonio Etimológico. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Disponible el 18/12/2013 en: http://
museodeltraje.mcu.es/popups/09-2009.pdf
15
Real Decreto de 16 de agosto de 1895, Diario Oficial del Ministerio de la Guerra, 20 de agosto de 1895, n° 182, pág. 633.
16
Gaceta de Madrid, pág. 206, número 292, 19 de octubre de 1895.
17 Por Real Orden de 6 de marzo de 1896 se llama a filas, se llama a filas a todos los excedentes de cupo del reemplazo de 1895, así como a todos
los de 1894 no incorporados pertenecientes a las zonas de la Península e Islas Baleares. Díarío Oficial del Ministerio de la 'Guerra de 7 de marzo
de 1896
43
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las Islás Filipinas) apenas dos días después) el día 25 de agosto tienen lugar las primeras escaramuzas armadas
entre fuerzas españolas y los levantados en armas.
El verano de 1896 iba a dar paso a un otoño que se presentaba complicado cuando menos para las armas
españolas. La Guerra de Cuba viv ía durísimos combates en la provincia de Pinar del Río, combates que parecían iniciar un lento inclinar de la balanza. bélica para los intereses españoles, si bien los días y las semanas
pasaban sin que se diera lo que todos en la Metrópoli anh laban, una gran victoria que fuese el preludio
de un inminente fin de la guerra. Pero eso no llegaba. Al contra rio, lo que se venía encima era un nuevo
llamamiento a filas de más masas de jóvenes peninsu lares, por Real Orden de 3 de agosto se establecerá que
los excedentes de cupo de 1894 no incorporados lo harán en el momento que los Capitanes Generales de
las diferentes regiones militares lo designen.
Como ocurriera con el levantamiento cubano, también en el caso filipi no el Gobierno de la Metrópoli
deberá enviar fuerzas militares a sofocar la rebelión. Desde bien temprano el Gobierno toma cartas en el
asunto e inicia la organización de los denominados como Batallones Expedicionarios de Cazadores lB) los
criterios a seguir serán los mismos que se utilizaron para los que serían destinados a la Isla de Cuba. La
primera expedición de tropas, compuesta por un total de 4 viajes que se extiende durante una quincena de
días, empieza a organizarse. El número total de batallones enviados al Archipiélago será de 15, sumando
todos los envíos un total aproximado de 24.500 hombres. l9
El m ismo día 29 de agosto la Compañía Trasatlántica ya trabaj aba en la posible organización de la expedición, las cifras que barajaba quedan en un documento que se conserva en el Museo Marítimo de Barcelona, sede del Archivo de la Trasatlántica y que bajo el título de Expedici6n de tropas a Filipinas. Continge'1te
asignado al vapor-correo del día 10 [de octubre de 1896], anticipado al dla 6, concedía al vapor-correo Colón una
previsión de 1.439 hombres, de los que 4 serían Jefes, 53 oficiales, 41 sargentos y 1.341 cabos y soldados 20 ,
44
Por la documentación consultada, sabemos que nuestro mozo pertenecía al Batallón de Cazadores nO
14, por lo que será bajo las direct rices emanadas de la Real Orden circular de 9 de diciembre de 1896 que
disponía las no rmas organizativas de siete batallones de Infantería con destino al distrito de Filipinas, por
las que se regirá su destino. Estas u nidades, denominadas como Batallón Cazadores números 9 a 15, serán
Ías últimas que partirán con el fin de incrementar, más aún, las tropas en el Archipiélago.
Según el fondo de la Compañía Trasatlántica, consultado para este nlenester, los últimos envíos de
tropas se producirán a fmales del año 1896, aunque empezaban a prepararse ya en fecha temprana, un docu mento de la compañía titulado Proyecto de envío de 7 batallones a Filipinas} del 15 al20 de diciembre y fechado
en Madrid el 25 de noviembre de ese año establecía como fecha de partida para el Batallón de Cazadores
nú mero 14, el 20 de diciembre, el transporte encargado de la travesía sería el vapor-correo Colón, y la
previsión embarque sería de 2.160 hombres, de los que 54 serían Jefes y Oficiales, y 2.106 sargentos. cabos
y soldados 21 •
En los días de noviembre y diciembre de 1896 los puertos de Barcelona, Valencia y Cádiz, son un continuo ir y venir de hombres y material de . guerra. Los embarques de jóvenes de procedencia geográfica muy
diversa, dan como resultado compañías en las que se mezclan soldados ya instruidos con otros procedentes
de permutas , o con recién incorporados a la vida milital:.
'.
Del estudio de las filiaciones de los oldados salidos de Baleares para las Filipinas, el investigador balear
Juan Jo é Negreíra Parets) ha concluido que la mayoría de ellos contaban en esas fechas con edades com-
18 El primer batallón de Ca.zadores expedicionario núm. I nace de la mano de la Real Orden de 31 de agosto de 1896. Diario Oficial del Ministerio
de la Guerra, I de septiembre de J896, n° 194, pág. 956 Y 957.
1') Estados de las fuerLas y material sucesivamente enviados con motivo de las actuales camp:rnas a los distritos de Ultramar en las feenas que se
expresan. Imprenta del Dep6sito de la Guerra. Madrid 1897
20
2.5.1/22 "Expediciones de tropas a Filip inas" (18961. Caja 96 Musco Marítim de Barcelona
21 2.5. [/22 "Expediciones de tropas a Filipinas" [1896], Caja 96 Museu Maritim de Barcelona
REVISTA DE HISTORIA
prendidas entre los 20 y los 22 años 22 . Pero a nivel estatal la edad desciende hasta algunos casos próxi mos
a los 18 y 19 años. No es de extrañar por tanto las palabras del M inistro de la Guerra, G eneral Azcárraga,
cuando declaraba: "nadie más que yo ha lamentado tanto la corta edad en que, con arreglo á la ley de Reclutamiento y reemplazo, ingresan en el Ejército los jóvenes llamados al servicio en armas."23 N uestro joven
mozo cuenta con 20 años y dos m eses .
En diciembre del 96, se o rganizó en Zaragoza el Batallón de Cazadores, núm. 14, expedicionario para
Filipinas. Organizado el batallón como se pudo. fue después conducido por tren a Barcelona, desde donde
estaba prevista su partida para el día 20 de ese mismo lnes. Según la prensa de la época el batallón había
llegado a Barcelona entrando por la Estación., dell)Torte, donde fueron recibidos por el comisario de guerra
Cesar Costa, u n capitán y varios tenientes. En el tránsito no se inicia el embarque, pasan sus prinleras y
únicas horas en las dependencias del cuartel de San Jaime, donde se les sirvió el tradicional desayuno tras
el cual comenzará la marcha hacia puerto donde a través de
vapores golondrinas serán conducidos al
Colón, la hora las diez en punto, y todo ello en Inedia del mayor orden y regularidad
los'
Fueron a despedir las tropas, entre otros, el Capitán General señor
Despujol, el Gobernador Militar
José García Navarro, el intendente
señor Porta, los generales de división
señores Castellvi, González Tablas,
Alameda y González Moro, el alcalde señor Nadal, el teniente alcaide
señor Comas de Argemir, el concej al señor Novelle, y un la rgo séquito filás. El público fue escaso, quizás
debido a 10 desapacible del día.
45
Los soldados iban todos alegres y
al partir en los vaporcitos se despedían con vivas y agitando las gorras.
R ecorrido de las expediliones militares y civiles
de la CompañIa Tra "atlántica en 1896
Además de las bandas de los regimientos, asistieron la municipal y la del Asilo Naval. Terminado el embarque el C apitá n General acompaÍlado de los generales González Tablas y Mazarredo subió a bordo para despedi rse de las tropas. Según el
diario La Vanguard ia, la tropa fue obsequiada con dinero y tabac0 2" ,
Además de los más de dos olil hombres, a última hora del día fueron cargados en el Colón unos cuatro
millones de cartuchos máuser 25 •
El itinerario a seguir por el Colón queda determinado en las siguientes escalas:
Barcelona - Port Said salida el 20 de diciembre llegada el 27 de diciembre.
Pare Said - Suez salida el 27 llegada el 28.
Suez - Adén salida el 28 llegada ell de enero de 1897.
Adén - Colombo salida el2 de enero llegada prevista para el 9 Ó 10 de enero.
A esta escala debía de seguirle Singapur para llegar finalmente a Manila el 23 de enero de 1897
Negreira Parets, Juan José: Baleares en la Gu~rra de Filipinas (J896 1898). Lleonard Muntaner editor. Palma de Mallorca 2006
Isern, Damián: El desastre nacional y sus causas, Op. Cit. pág. 255
24 La Vanguardia, Barcelona 21 de diciembre de 1896
25 La Dinastía. Barcelona, 21 de diciembre de 1896
22
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el camino, y «re/midos en rebañitos pequeños, todos los que podían caber sobre cubierta, y por turno) se [es
fueron ensenando las voces de mando, los toques de corneta, el mecanismo del fusil máuser, que era completamente desconocido aún para los que no lla mábamos quintos, y para muchos cabos y sargentosJ la manera de cargar y descargar apuntar
y hacer f uego) procurando que cada uno hiciera un par de disparos, para que resultaran fogr4eados.»26
La llegada a Manila acabamos de verlo, tiene lugar el 23 de enero de 1897) es decir, 34 días después de
su salida del puerto de Barcelona. La travesía no había sido todo lo buena que hubiera sido de desear, a lo
largo de la misma se vive el deceso de cuatro de los soldados que compon ían la exped ición 27 ,
03/0111897
Juan
Perea
Pérez
Pleuroneumonía
Villamartín
Cád iz
08/0111897
Laureano
Marín
Soriano
Colapso cardíaco
Navamorcuendc
Toledo
14/01/1897
José
Giménez
Ribas
Bronconeumonia
Broto
Zaragoza
20/0111897
Juan
Zambrano
Torres
Bronquitis capilar
Olvera
Cádiz
Además de estas defunciones, la travesía vive un suceso un tanto extraño es la desaparición en el trayecto entre Barcelona y Port Said del soldado Ilalnado Félix García Torres, de la segunda compañía del batallón, suceso éste que ocasionó la apertura de unas "Diligencias instruidas en averiguación del paradero del
soldado de la segunda compañía del Batallón de C a~dores numero 14, desaparecido en el vapor Colón".:?8
El recibimiemo que la población de Manila brinda a los recién llegados es, en palabras de los periódicos
de la época, de «gran entusiástico.)
46
Con la llegada de estas nuevas fuerzas el General Polavíeja, máxima autoridad militar en las Islas desde
diciembre de 189621 , esperaba empezar las operaciones en la zona de Cavite. Desde su llegada al mando
supremo, las operaciones de guerra cambiaron de aspecto en Filipinas. La actitud puramente defensiva en
que se encontraban los destacamentos se transforma en una actitud mucho más activa y en una constante
persecución del enemigo en columnas móviles dentro de las provincias de Bartaán, Pampanga, haci a la
parte de los esteros: Nueva Écija al Sur, Bulacán, Manila, Laguna y Batangas.
Las fuerzas recién llegadas no tardarían en ponerse manos a las obra, dado que eran esperadas con especial interés. En Manila estuvieron unos pocos días que se aprovecharon para organizar algo las unidades
y enseñar a la tropa lo más indispensable de la instrucción del recluta. Acto seguido y sin tiempo de aclimatación, sin con ocer dónde estaban ni dónde iban, hubo que salir a ca mpaña, pasa ndo su primera noche
en los montes de San M ateo, será en esos montes donde muy posiblenlente nuestro joven Julián hará su
bautismo de fuego, un testigo de los hechos narra de la siguiente nlanera las escenas de aquella noche: «se
dispararon una enormidad de iiros al aire ya las sombras, resultando que un centinela dto á su inmediato compañero un
balazo en Ima pierna, sacando provecho de esta sensible desgracia, pues por ella vieron aquellos chiquillos las consecuencias
que acarrea el miedo y lo fu eron perdiendo) áfuerza de trabajosJ desvelos y peligros para los oficiales) expuestos siempre
al desastre y á la deshonra, cualldo se va á la)y'cha con tales elementos.»3o
Los nleses de febrero a diciembre pasarían para Julián de la mejor manera po ible, tal vez enfermó de
alguna de las enfermedades que con tanta facilidad se cogía'n en aquellas latitudes, o bien fue herido en
26
27
Carta de1 Capitán Pérez Fernández, ci tada en Isern, Damián: El desastre nacional y sus causas, pág. 260
3.1.1. Llibre de registre civil/eclesiastic. Caixa 112.3.1.1123 Colón: actes de defuncions 1896 - 1898. Museu Marítim de Barcelona.
2S Expedielue conservado en el Muscu Ma.rilim de Barcelona, 2.5.1124 "Diligencias inslruidas en averiguación del paradero del soldado de ]a
segunda compañía del Batallón de Cazadores numero 14, desaparecido durante la travesía de Barcelona a Port Said llamado Ftlix G reía Torres
en el vapor Colón. 1896
29 El general Camilo G,ucía de PoI avieja del Caslílto, fue nombrado en diciembre de 1896 Gobernador y Capilán General de Filipinas y general en
jefe del ejército que operaba en las islas.
30
Isern, Damian: El deslStre nacional y sus causas. op. cit. págs. 260-261
RIVISTA DE HISTORIA
alguna de las acciones de guerra en las que sin lugar a dudas participaría su unidad, la ausencia de datos, ya
lo hem os dicho, nos obliga a tener que dejar aquí su carrera militar.
No será hasta su aparición en el Diario Oficial del Mi nisterio de la Guerra, el día 10 de diciembre de
1898. cuando volvamos a tener m ás noticias de Julián; ese día en su página 1.284, en la 4 hoja de la Relación nominal de los individuos de tropa fallecidos en el ejército de Filipinas, en las fechas que se expresan,
encontramos su nombre, ha pasado algo menos de un año desde su llegada al Archipiélago, y el día 4 de
enero de 1898 Julián Martínez Ávalos, natural de Iniesta, provincia de Cuenca, aparecerá relacionado como
fallecido en Manila, provincia del mismo nombre, Filipinas, la causa de la muerte enfermed ades comunes
o accidente. La historia de Julián había terminado.
3
"
'
Unos años de pués. el 30 de agosto de 1905, en la Gaceta de Madrid volvemos a encontrar su nombre,
y la última información que de Julián conservamos, con fecha 19"de abril de 1901 había entrado en oficinas
dependientes de la admin istración oficio reclamando los haberes adeudados al soldado de infantería Julián
Martínez Ávalos, perteneciente al Batallón de Cazadores expedicionario n° 14. El hecho de aparecer en la
relación de créditos que por obligaciones de la última guerra de Ultramar emitía la Junta Clasificadora, era
sinónimo de reconocimiento de la deuda y a partir de su publicación en la Gaceta, el interesado disponía
de cinco años para recla mar el cobro de la canti dad reconocida, en el caso de Julián MartÍ nez Ávalos, la
cantidad era de 83 pesetas y 63 céntimos, cantidad que se refiere al periodo comprendido entre enero de
1897 y enero de 1898. Desconocemos si los padres de Juliá n llegaron en aJgún momento a cobrar la deuda,
lo que sí parece quedar claro es que con el cobro de ese dinero acababa todo lo que podía dar de sí el paso de
Julián por el ejército y su participación activa en las últimas guerras coloniales de la España del siglo X IX.
NOTAS FINALES
Las bajas del Ejército de Filipinas no fueron menos significativas que las del Ejército destin ado en Cuba,
citando fuentes oficiales el diario barcelonés La Dínastía, informaba el 2 de abril de 1897 que de de el 30
de agosto de 1896 hasta el 28 de febrero de 1897, las bajas ascendieron a 5 jefes, 21 oficiales y 234 luuertos;
y 13 j efes 39 oficiales y 368 soldados heridos)!.
Como en el caso de Cuba, el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra (DOMG) publicó listados
de las muertes en Filipinas (enviados por el Capitán General) desde el 31 de junio de 1897 hasta el 16 de
septiembre de 1900 con todos los datos de nombre, fechas y lugares de nacimiento y muerte, causas del
fallecimiento, arma o cuerpo, grado y filiación completa. Hemos recontado las bajas aparecidas obteniendo
la cifra de 2 .765 bajas, a esta cifra hemos de añadir el número de soldados repatriados que desde las colonias
del Pacífico regresaron a España enfermos , este número cuantifica la cifra de 2.478 32 hombres, lo que nos
daría una cifra total de bajas de 5.243 hombres.
U na de esas bajas es la de Julián Bruno Martínez Ávalos, falle cido en tierras filipinas el 4 de enero
de 1898 en Manila provincia de Manila, seguramente en alguna de las salas del Hospital Militar. Su cuerpo
nunca regreso a Iniesta, se supone que sería enterrado en el conocido Cementerio Norte de Manila, cementerio de origen español, pero eso es sólo una suposición que aún está por probar.
Julián Bruno Martínez Ávalos, descanse en paz ...
31
La Dinastía, núm. 6.138, año XVI 2 de abril de 1897
32
Flores Thies, Jesús.
Ú)
repatriados de Filipinas. Mili/aria. Revista de Cultura Mi/itar. n° 13. Madrid, 1999.págs, 59 a 75. pág. 68.
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