Mensaje de S.S. Benedicto XVI y Catequesis Jornada Mundial del

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Mensaje de S.S. Benedicto XVI y Catequesis
Jornada Mundial del Enfermo2011
Arquidiócesis de Tijuana
Pastoral de la Salud
PRESENTACION
INDICE
En este primer intento de llegar a los hogares de nuestra Arquidiócesis de
Tijuana, en especial a aquellos que tienen en ellos un enfermo, la
Pastoral de la Salud, ha querido centrar la atención en los enfermos que
se encuentran solos y desamparados. Queremos como Iglesia estar al
pendiente y ocuparnos de ellos ya que no debemos olvidar que son parte
de nuestra comunidad cristiana.
Anuncio:
Mensaje de SS Benedicto XVI
Tema I: “Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina”
Tema II: La Soledad
Tema III: Ellos son parte de la Iglesia
Como se abordará el tema es apoyados en (anuncio, celebración y
solidaridad – fraternidad) que son los componentes que nos propone la
organización nacional de la Pastoral Social, en su dimensión Salud.
Celebración:
Lectio Divina
Hora Santa
En el anuncio encontramos el mensaje de SS Benedicto XVI para la
Jornada de este año 2011, además de dos temas, “No tengo a nadie que
me lleve a la piscina” y “La soledad”.
Oraciones
Rosario del enfermo
Solidaridad – Fraternidad
En la celebración encontramos algunas celebraciones en torno a la
Jornada: Un esquema de Lectio Divina, Hora Santa, Oraciones y Rosario
del enfermo y en solidaridad – fraternidad se habla de la parroquia y la
pastoral de la salud además una propuesta de organización.
La Parroquia y la Pastoral de la Salud
Una propuesta de Organización
Esperemos que este subsidio ayude a vivir mejor esta jornada en nuestra
Arquidiócesis, Parroquias, Hospitales y Asilos.
Comisión de Pastoral de la Salud
Arquidiócesis de Tijuana
ANUNCIO
MENSAJE DE SS BENEDICTO XVI PARA LA
JORNADA MUNDIAL DE ORACION POR LOS
ENFERMOS.
(11 DE FEBRERO DE 2011)
"Por sus llagas habéis sido curados" (1Pe 2,24)
¡Queridos hermanos y hermanas!
Cada año, en la celebración de la memoria de la Beata Virgen de
Lourdes, que se celebra el 11 de febrero, la Iglesia propone la Jornada
Mundial del Enfermo.
Esta circunstancia, como quiso el venerable Juan Pablo II, se convierte
en una ocasión propicia para reflexionar sobre el misterio del sufrimiento
y, sobre todo, para hacer a nuestras comunidades y a la sociedad civil
más sensible hacia los hermanos y las hermanas enfermos. Si cada
hombre es hermano nuestro, tanto más el débil, el sufriente y el
necesitado de cuidados deben estar en el centro de nuestra atención,
para que ninguno de ellos se sienta olvidado o marginado: de hecho, “la
medida de la humanidad se determina esencialmente en la relación con
el sufrimiento y con el que sufre. Esto vale tanto para el individuo como
para la sociedad. Una sociedad que no consigue aceptar a los que sufren
y que no es capaz de contribuir mediante la compasión a hacer que el
sufrimiento sea compartido y llevada también interiormente es una
sociedad cruel e inhumana" (Carta enc. Spe salvi, 38). Las iniciativas
que serán promovidas en cada diócesis con ocasión de esta Jornada,
sean de estímulo para hacer cada vez más eficaz el cuidado hacia los
que sufren, de cara también a la celebración de modo solemne, que
tendrá lugar, en 2013, en el Santuario mariano de Altötting, en Alemania.
1. Llevo aún en el corazón el momento en que, en el transcurso de la
visita pastoral a Turín, pude estar en reflexión y oración ante la Sagrada
Síndone, ante ese rostro sufriente, que nos invita a meditar sobre Aquel
que llevó sobre sí la pasión del hombre de todo tiempo y de todo lugar, y
también nuestros sufrimientos, nuestras dificultades, nuestros pecados.
¡Cuántos fieles, en toda la historia, han pasado ante ese lienzo sepulcral,
que envolvió el cuerpo de un hombre crucificado, que corresponde en
todo a lo que los Evangelios nos transmiten sobre la pasión y muerte de
Jesús! Contemplarlo es una invitación a reflexionar sobre lo que escribe
san Pedro: “Por sus llagas habéis sido curados" (1Pe 2,24). El Hijo de
Dios sufrió, murió, pero ha resucitado, y precisamente por esto esas
llagas se convierten en el signo de nuestra
redención, del perdón y de la reconciliación con el Padre; se convierten
también, sin embargo, en un banco de prueba para la fe de los discípulos
y para nuestra fe: cada vez que el Señor habla de su pasión y muerte,
ellos no comprenden, rechazan, se oponen. Para ellos, como para
nosotros, el sufrimiento permanece siempre lleno de misterio, difícil de
aceptar y de llevar. Los dos discípulos de Emús caminan tristes por los
acontecimientos sucedidos aquellos días en Jerusalén, y sólo cuando el
Resucitado recorre el camino con ellos, se abren a una visión nueva (cfr
Lc 24,13-31). También al apóstol Tomás le cuesta creer en la vía de la
pasión redentora: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no
pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo
creeré" (Jn 20,25). Pero frente a Cristo que muestra sus llagas, su
respuesta se transforma en una conmovedora profesión de fe: “¡Señor
mío y Dios mío!" (Jn 20,28). Lo que antes era un obstáculo insuperable,
porque era signo del aparente fracaso de Jesús, se convierte, en el
encuentro con el Resucitado, en la prueba de un amor
victorioso: “Sólo un Dios que nos ama hasta tomar sobre sí nuestras
heridas y nuestro dolor, sobre todo el inocente, es digno de fe" (Mensaje
Urbi et Orbi, Pascua 2007).
2. Queridos enfermos y sufrientes, es precisamente a través de las llagas
de Cristo como nosotros podemos ver, con ojos de esperanza, todos los
males que afligen a la humanidad. Resucitando, el Señor no ha quitado el
sufrimiento ni el mal del mundo, sino que los ha vencido de raíz. A la
prepotencia del mal ha opuesto la omnipotencia de su Amor. Nos indicó,
así, que el camino de la paz y de la alegría es el Amor: "Así como yo os
he amado, amaos también vosotros los unos a los otros" (Jn 13,34).
Cristo, vencedor de la muerte, está vivo en medio de nosotros. Y
mientras con santo Tomás decimos también nosotros: “¡Señor mío y Dios
mío!", sigamos a nuestro Maestro en la disponibilidad de dar la vida por
nuestros hermanos (cfr 1 Jn 3,16), siendo así mensajeros de una alegría
que no teme el dolor, la alegría de la Resurrección.
San Bernardo afirma: "Dios no puede padecer, pero puede compadecer".
Dios, la Verdad y el Amor en persona, quiso sufrir por nosotros y con
nosotros; se hizo hombre para poder com-padecer con el hombre, de
modo real, en carne y sangre. En cada sufrimiento humano, ha entrado
Uno que comparte el sufrimiento y la soportación; el cada sufrimiento se
difunde la con-solatio, la consolación del amor partícipe de Dios para
hacer surgir la estrella de la esperanza (cfr Carta enc. Spe salvi, 39).
A vosotros, queridos hermanos y hermanas repite este mensaje, para
que seáis testigos de ello a través de vuestro sufrimiento, vuestra vida y
vuestra fe.
3. Mirando a la cita de Madrid, en el próximo agosto de 2011, para la
Jornada Mundial de la Juventud, quisiera dirigir también un pensamiento
particular a los jóvenes, especialmente a aquellos que viven la
experiencia de la enfermedad. A menudo la Pasión, la Cruz de Jesús dan
miedo, porque parecen ser la negación de la vida. ¡En realidad, es
exactamente al contrario! La Cruz es el “sí” de Dios al hombre, la
expresión más alta y más intensa de su amor y la fuente de la que brota
la vida eterna. Del corazón atravesado de Jesús ha brotado esta vida
divina. Solo Él es capaz de liberar el mundo del mal y de hacer crecer su
Reino de justicia, de paz y de amor al que todos aspiramos (cfr Mensaje
para la Jornada Mundial de la Juventud 2011, 3). Queridos jóvenes,
aprended a “ver” y a “encontrar” a Jesús en la Eucaristía, donde está
presente de modo real por nosotros, hasta el punto de hacerse alimento
para el camino, pero también sabedlo reconocer y servir en los pobres,
en los enfermos, en los hermanos sufrientes y en dificultad, que
necesitan vuestra ayuda (cfr ibid., 4). A todos vosotros jóvenes, enfermos
y sanos, repito la invitación a crear puentes de amor y de solidaridad,
para que nadie se sienta solo, sino cercano a Dios y parte de la gran
familia de sus hijos (cfr Audiencia general, 15 de noviembre de 2006).
4. Contemplando las llagas de Jesús, nuestra mirada se dirige a su
Corazón sacratísimo, donde se manifiesta en sumo grado el amor de
Dios. El Sagrado Corazón es Cristo crucificado, con el costado abierto
por la lanza del que brotan sangre y agua (cfr Jn 19,34), "símbolo de los
sacramentos de la Iglesia, para que todos los hombres, atraídos al
Corazón del Salvador, beban con alegría de la fuente perenne de la
salvación" (Misal Romano, Prefacio de la Solemnidad del Sagrado
Corazón de Jesús). Especialmente vosotros, queridos enfermos, sentid la
cercanía de este Corazón lleno de amor y bebes con fe y alegría de esta
fuente, rezando: “Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo,
fortifícame. Oh buen Jesús, escúchame. En tus llagas, escóndeme"
(Oración de san Ignacio de Loyola).
5. Al término de este Mensaje mío para la próxima Jornada Mundial del
enfermo, deseo expresar mi afecto a todos y a cada uno, sintiéndome
partícipe de los sufrimientos y de las esperanzas que vivís
cotidianamente en unión con Cristo crucificado y resucitado, para que os
de la paz y la curación del corazón. Junto a él vele a vuestro lado la
Virgen María, a la que invocamos con confianza Salud de los enfermos y
Consoladora de los afligidos. A los pies de la Cruz se realiza para ella la
profecía de Simeón: su corazón de Madre está atravesado (cfr Lc 2,35).
Desde el abismo de su dolor, participación en el del Hijo, María ha sido
hecha capaz de acoger la nueva misión: ser la Madre de Cristo en sus
miembros. En la hora de la Cruz, Jesús le presenta a cada uno de sus
discípulos diciéndole: “He ahí a tu hijo” (cfr Jn 19,26-27). La compasión
maternal hacia el Hijo se convierte en compasión maternal hacia cada
uno de nosotros en nuestros sufrimientos cotidianos (cfr Homilía en
Lourdes, 15 de septiembre de 2008).
Queridos hermanos y hermanas, en esta Jornada Mundial del enfermo,
invito también a las Autoridades para que inviertan cada vez más
energías en estructuras sanitarias que sean de ayuda y de apoyo a los
que sufren, sobre todo a los más pobres y necesitados, y dirigiendo mi
pensamiento a todas las diócesis, envío un afectuoso saludo a los
obispos, a los sacerdotes, a las personas consagradas, a los
seminaristas, a los agentes sanitarios, a los voluntarios y a todos aquellos
que se dedican con amor a curar y aliviar las llagas de cada hermano o
hermana enfermos, en los hospitales o residencias, en las familias: que
en el rostro de los enfermos sepáis ver siempre el Rostro
de los rostros: el de Cristo. Aseguro a todos mi recuerdo en la oración,
mientras que imparto a cada uno una especial Bendición Apostólica.
TEMA I: “SEÑOR, NO TENGO A NADIE QUE ME META EN LA
PISCINA”
“Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a
Jerusalén. Hay en Jerusalén, cerca de la Puerta de las Ovejas, una
piscina llamada en hebreo Betesda. Tiene ésta cinco pórticos, y bajo los
pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, tullidos y
paralíticos. Todos esperaban que el agua se agitara, porque el ángel del
Señor bajaba de vez en cuando y removía el agua; y el primero que se
metía después de agitarse el agua quedaba sano de cualquier
enfermedad que tuviese. Había allí un hombre que hacía treinta y ocho
años que estaba enfermo. Jesús lo vio tendido y cuando se enteró del
mucho tiempo que estaba allí, le dijo “¿Quieres sanar? El enfermo le
contestó:< Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se
agita el agua, y mientras yo trato de ir, ya se ha metido otro>. Jesús le
dijo: < Levántate, toma tu camilla y anda>. Al instante el hombre quedó
sano, tomó su camilla y empezó a caminar”. Jn.5, 1-18
esencial del hombre, la vida, en cuanto ésta es capacidad y libertad de
acción.
Muchas fueron las razones que llevaron a Jesús a aquel enfermo para
curarlo: 1º) La naturaleza de su mal era muy a propósito para demostrar
el poder y la divinidad de Jesús. 2º) La duración del padecimiento movía
a Jesús a mayor compasión con aquel pobre enfermo. 3º) La resignación
y perseverancia del paciente lo merecía. 4º) Carece de ayuda.
¿Qué hace Jesús en la piscina de Betesda? Se sabe que dicha piscina
era un lugar pagano, dedicado a Esculapio, el dios de la salud. En este
lugar milagroso muchos esperaban y pocos se sanaban.
Jesús recuerda al enfermo que su falta de fe lo condujo al santuario
pagano, donde esperó inútilmente treinta y ocho años.
En esta ocasión Jesús se encuentra con un hombre que lleva treinta y
ocho años en una camilla, en espera, sin nadie que lo ayude para cuando
el ángel del Señor baja.
Ángel que desciende en ciertos momentos conocidos para Dios y
desconocidos para los hombres. Sino, no hubiera tantos enfermos en
torno a la piscina esperando el santo advenimiento.
¿Por qué se movía el agua? Para dar una señal de la presencia del ángel
y para indicar que aquella agua era instrumento de curación, no por su
propia virtud, sino por la de Dios.
Ahora, no todos sanan, era sólo el que descendía primero, sólo uno,
porque el Señor es la unidad. Aquellos a quienes desagrada esta pasión
del Señor no descienden, porque son soberbios, y creen que no
necesitan de nada para su salud.
En el caso del enfermo de treinta y ocho años no desciende no por no
querer, sino porque no tiene a nadie que lo ayude, pero hay que hacer
notar que su enfermedad estaba colmada de paciencia, sin desánimo y
esperando su curación.
Jesús sin que nadie le indicara, conoció por sí mismo la duración del mal,
y por eso, se sintió conmovido en su favor con preferencia a otros
enfermos. Jesús se da cuenta de lo avanzado del mal. A este
hombre/pueblo quiere dar la salud; al hombre sin fuerzas, incapaz de
movimiento y acción, víctima de su enfermedad; hombre en condición
infrahumana, sin creatividad ni iniciativa. Jesús da al enfermo una
esperanza de salud, ofreciéndosela implícitamente. Su propuesta toca lo
El hombre que está solo no se puede salvar por sí mismo, necesita a
alguien para obtener la salvación, y que mejor que Jesús.
Ahora, el milagro no es pedido y por otro lado, el paralítico no lo merecía
por sus obras ni tampoco por su fe en el poder de Jesús. Con una sola
palabra Jesús hace por aquel hombre lo que el agua había sido incapaz
de hacer. Sin aludir a la supuesta virtud medicinal del agua, cura
totalmente al hombre de su enfermedad. Del análisis del milagro se
deduce claramente que su importancia reside en inculcar una enseñanza
fundamental sobre la palabra vivificante de Jesús.
Es Jesús quien toma la iniciativa ante la pasividad de este enfermo. En
todos los milagros de curación, el necesitado acude a Jesús para pedir su
ayuda. En este caso el enfermo no va a Jesús, sino es Jesús quien va al
enfermo. Jesús invita al enfermo a asumir su propia responsabilidad de
vivir, aunque no tenga a nadie que lo ayude. Ante Jesús el “no tengo a
nadie que me ayude” no es escusa pues el puede
ayudarse por sí mismo.
No tengo quién me ayude: Para bajar al agua, y yo solo no puedo
hacerlo. El enfermo no entiende la pregunta hecha por Jesús: “¿Quieres
sanarte? No entiende a la primera que Jesús lo quiere sanar por la
soledad que ha vivido tantos años. Creyó que le interrogaba sobre su
voluntad de curar por virtud de la piscina, como otros, y a eso responde.
La contestación tiene sabor de excusa: No tengo a nadie… como quien
dice: no es mía la culpa. No me ha faltado la voluntad ni la diligencia, sino
la ayuda de los demás. Tenía razón aquel enfermo para expresarse así.
Aquél carecía de hombre; pero ahora se encuentra frente a Cristo
hombre, que siempre está a la puerta y llama y pregunta si quiere sanar.
no solo para subsistir, sino también para confirmarse como un ser
sociable.
La interrogación fue si quería sanar y la respuesta no fue “quiero”, sino,
me falta quien me ayude, que quiere decir: lo ansío con toda mi alma,
pero necesito quién me ayude. Y este es nuestro trabajo como agentes
de la pastoral de la salud, ofrecer mediante Jesús una oportunidad para
que el enfermo no se sienta solo y por otro lado asuma la responsabilidad
en su proceso de cura.
En la soledad experimentada añoraba la fusión con los demás y deseaba
la comunicación verbal y no verbal para lograr intimidad de la cual
carecía en el momento. Su soledad se nutria de una sensación de vacío y
de la experiencia de “falta de algo”. Me encontraba de frente a un joven
enfermo inundado de pena y vacío, con espacios vacantes para el
encuentro consigo mismo y con los demás. Dejaba ver que estaba en
busca de alguien y descubría que nadie estaba disponible para él, que
nadie satisfacía sus necesidades sociales, que nadie se ocupaba de él
en un sentido singular y profundo, que a nadie importaba directa y
verdaderamente, o que no hay nadie buscándolo o esperándolo.
En cuanto enfermo, no tenía esperanza. Responde respetuosamente
(Señor); sigue pensando que su salvación está en la piscina y expone a
Jesús su situación de dependencia. No puede ir él solo y nadie se presta
a ayudarle. El agua es factor de vida. Pero para él agua de vida es el
Mesías.
Como agentes de la pastoral de la salud, no tenemos que esperar a que
los enfermos busquen su salvación, hay que excitarlos, estimularlos,
ayudarlos para que quieran sanar y se involucren en la cura junto con su
comunidad parroquial.
Es cierto que en medio de nuestras comunidades encontramos a
muchos enfermos solos y desamparados a los cuales tenemos que
descubrir y acompañar, pero la entera muchedumbre sufre de la misma
enfermedad. Esto señala al enfermo como figura representativa: este
hombre encarna a la muchedumbre. La curación que va a efectuar Jesús
no va dirigida únicamente a un individuo, es el signo de la liberación de la
multitud de marginados, miserables, sometidos a la ley. La piscina es la
ciudad misma, a la que Jesús se acerca continuamente para sanar a los
hombres enfermos solos y desamparados.
TEMA II: LA SOLEDAD
“No me dejes, no me dejes…” Fueron las palabras que una madrugada
escuchaba de un joven enfermo en el área de urgencias del hospital.
Analizando las palabras y el que no me soltara de la mano me hizo
reflexionar sobre la soledad que en esos momentos estaba
experimentando. El no quitaba de su mente la necesidad de los demás
para vivir. Su condición de fragilidad lo ponía en comunicación conmigo,
Su soledad lo hacia sentirse excluido, de no tener acceso, quién sabe por
qué, a ese mundo de interacciones profundas y que son necesarias.
¿Qué es la soledad?
Es la experiencia de estar solos o sentirse solos, ausencia de un contacto
verdadero con los otros y consigo mismo.
Se puede definir como condición psicológica que nace de la falta de
relaciones interpersonales significativas o de la discrepancia entre las
relaciones humanas que un sujeto decide tener y aquellas que
efectivamente tiene.
Es una condición de malestar emocional que surge cuando una persona
se siente incomprendida o rechazada por otros o carece de compañía
para las actividades deseadas, tanto físicas como intelectuales o para
lograr intimidad emocional.
Es la constatación de que no se tienen las oportunidades y las
satisfacciones de las que los demás participan.
Es la sensación de no tener el afecto necesario deseado, lo cual produce
sufrimiento, desolación, insatisfacción, angustia, etc.
Ahora, no es lo mismo estar solo que sentirse solo. Estar solo no es
siempre un problema. Todos pasamos tiempos solos y nos vienen bien
para conseguir ciertos objetivos.
Sentirse solo, en cambio, es algo más complejo y paradójico, ya que
puede ocurrir incluso que lo experimentemos estando en compañía. En
este sentido, la soledad es una experiencia subjetiva que se produce
cuando no estamos satisfechos o cuando nuestras relaciones no son
suficientes o no son como esperaríamos que fueran.
La soledad objetiva es hacer referencia a la falta de compañía y la
soledad subjetiva la padecen las personas que se sienten solas.
Sentirse solo
Existe un fuerte sentido de soledad, un gran miedo a permanecer solos,
se vive continuamente como consecuencia de no ser aceptados o del ser
abandonados.
La soledad viene continuamente como vacío de llenar de cualquier modo.
La razón más profunda es que las primeras experiencias que el ser
humano hace de la propia individualidad derivan del ponerse en relación
con los otros, y cuando está solo teme de perder la conciencia del propio
yo.
Tenemos miedo de la soledad, del silencio porque lo vivimos como
símbolo de muerte, interpretada como extrema separación de los otros,
de la soledad final.
Se hace fatiga a comunicar de verdad, a encontrar al otro, a los otros de
manera significativa. En las grandes ciudades se vive en medio de tanta
gente, pero muchos viven solos. Se vive en medio de tantos pero al
mismo tiempo, lejanos de los otros, incapaces del encuentro y de una
comunicación auténtica. Se vive con los otros, más se sueña con
encontrar quietud o calma en la propia habitación, en soledad. Lo más
interesante en nuestro tiempo es que al estar en la habitación da miedo
estar solo con uno mismo y se prefiere encender la TV, la radio, el
celular; se viaja en la red para no encontrarse solo.
Tipos de soledad
Soledad física o social: Es la experiencia de estar solos, de no tener
relación con otros.
Soledad psicológica: hace referencia al componente emotivo
–
afectivo, del sentirse solos, el sentido del vacío.
Soledad espiritual: fruto de una percepción subjetiva de la propia
situación; soledad que expresa el sentido de plenitud, que caracteriza
algunos momentos de soledad física, buscada, elegida o vivida dándole
un propio significado.
Enfermedad más soledad
Existen momentos de la vida, señalados por el dolor y por la fragilidad, en
los cuales se es más vulnerable a la soledad. La soledad del enfermo
puede ser física, social, afectiva o espiritual. El enfermo se siente
traicionado por su propio cuerpo, marginado por los otros, en ocasiones,
olvidado por Dios.
El enfermo es una persona sola en el afrontar la angustia de su
enfermedad y en las decisiones que debe tomar, aunque cuando los
otros le estén cercanos, lo cuiden y lo acompañen. El dolor es suyo,
aunque alguien esté ofreciéndole presencia. El es consciente que los
otros pueden sufrir con él, pero no por él y que la fuerza para afrontar la
situación está en trabajar las fuentes emocionales que se consiguen no
fuera de sí, sino en él mismo, que debe asumir en soledad la
responsabilidad de vivir en modo digno el presente y decidir su futuro. La
soledad viene, muchas veces, tomada sólo en aspectos negativos y se
olvida que también tiene un aspecto positivo.
Aspecto positivo de la soledad
La soledad no es sólo un tiempo para estar solo, sino también es un
tiempo para estar consigo mismo. No es un tiempo de simple soledad
relacional sino un tiempo de relación interior.
Tenemos necesidad de la soledad no como simple pausa en el curso de
la vida sino como experiencia de crecimiento, una preciosa ocasión por
desarrollar una personalidad y conocimiento de aquello que somos.
En la soledad la persona se puede re apropiar de sus capacidades
reflexivas, simbólicas y recreativas, tomarse cura de sí mismo desde lo
profundo. Se puede convertir en un momento de crecimiento personal de
sí mismo y desarrollo de la personalidad, de crecer en autonomía.
El enfermo y toda persona tienen necesidad de saber relacionarse con
los otros, pero también consigo mismo.
El respeto del enfermo implica saber llevar una relación de ayuda que
sepa reconocer su necesidad de relación y su deseo de estar solo.
Los agentes de la pastoral de la salud, debemos ser instrumentos
eficaces con nuestra presencia para que la soledad física, social y
psicológica se convierta en una oportunidad de encuentro consigo mismo
y con Dios.
TEMA III: ELLOS SON PARTE DE LA IGLESIA
La Iglesia que nace del misterio de redención en la cruz de Cristo, debe
buscar el encuentro con el hombre sobre todo con el hombre que sufre.
El hombre se convierte de modo particular en “camino de la Iglesia”,
cuando en su vida entra el sufrimiento.
Lo que constituye fundamentalmente a la Iglesia es el vivir, en comunión
de fe, la caridad y la misión de Cristo con los más necesitados y
vulnerables. Por eso, la Iglesia debe de estar al pendiente de los pobres,
enfermos e indefensos. En esta ocasión, por el tema que nos ocupa
centramos nuestra atención en los enfermos que viven solos y
desamparados como parte importante de la Iglesia.
desamparados
1ª. Una mirada contemplativa sobre la vida y una tarea profética: El
agente de la pastoral de la salud está llamado a hacer suya la actitud de
contemplación a la vida y la salud, pero además, como miembro de la
comunidad eclesial debe de estar al pendiente de los enfermos y hacer
presente el proyecto de salvación del hombre y de la humanidad.
2ª Signo de cercanía del Padre y de su corazón “materno”: En el
acompañamiento sobre todo con los enfermos solos, el agente de
pastoral puede ser “huella” y “signo” de cercanía del Padre. Es importante
aprender a saber estar cercanos a quienes viven en el dolor y se
encuentran abandonados.
3ª Ser “liturgos” dentro de la experiencia – salud: El enfermo tiene
derecho a que en toda su experiencia de dolor encuentre espacios y
momentos celebrativos significativos y convenientes donde descubra que
es parte aun de la comunidad eclesial.
Aportes de los enfermos solos y desamparados para la comunidad
Eclesial
+ Forman parte de la comunidad.
La Iglesia debe ser un verdadero seno acogedor donde la vida en su
totalidad sea respetada, defendida, amada y servida, un lugar de
esperanza. Ante los enfermos solos y desamparados la Iglesia en primer
lugar debe de tener una actitud acogedora donde los gestos de servicio y
solidaridad se conviertan en práctica de una esperanza auténtica.
Por otro lado, es necesario valorar la presencia de los enfermos en medio
de la Iglesia para la salvación del mundo.“La valoración de la presencia
de los enfermos, de su testimonio en la Iglesia y de la aportación
específica que pueden dar a la salvación del mundo, requiere
todo un trabajo de educación amorosa que habrá de realizarse no sólo en
las instituciones sanitarias, a través de un acompañamiento apropiado,
sino también, y de forma muy especial, en las comunidades
parroquiales”. Es en los territorios parroquiales donde se tiene que
concretizar este trabajo, ya que es donde se encuentran los enfermos
que no tienen a nadie.
Actitudes sanadoras de la Iglesia para los enfermos solos y
+ Pertenecen a la comunidad con todo derecho, más aún, con derecho
particular.
+ Son miembros sufrientes de la comunidad, que viven en su persona la
pasión de Cristo en soledad y desamparo.
+ El enfermo solo y desamparado es en la comunidad el Sacramento de
Cristo, signo específico de su presencia. “Estuve enfermo y me visitaste”.
+ Ellos muestran y representan el rostro más original de Cristo, el de un
Dios que sufre “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”.
+ Por lo que los enfermos solos y desamparados no pueden considerarse
miembros de categoría inferior, seres miserables e inútiles, sino
elementos preciosos de la comunidad a quienes hay que sostener,
ayudar y acompañar.
¿Qué pueden aportar a la comunidad parroquial?
A nivel humano: Ellos pueden testimoniar, ofrecer y transmitir grandes
valores:
+ Nos recuerdan la realidad total de la vida humana, sujeta a limitaciones
y enfermedades.
+ Viven con humildad la innata fragilidad humana.
+ La paciencia no la conocen por concepto, sino por vivencia.
+ Animan en la hora de la prueba o desgracia.
+ Hacen valorar las propias cualidades y posibilidades ante la vida.
A nivel de fe: traen grandes bienes a la comunidad eclesial de la
cual son parte:
+ Recuerdan la trascendencia de la vida humana aún en los límites por
enfermedad y soledad.
+ Suscitan el sentimiento de esperanza cristiana, al no darse por
vencidos fácilmente.
En el sufrimiento y por el sufrimiento emerge una dignidad propia para el
enfermo, una misión propia, que los califica como miembros privilegiados
y dignos de reconocimiento, por eso, los agentes de la pastoral de la
salud debemos ser instrumentos para que ellos se encuentren consigo
mismo y con su comunidad parroquial de una manera más eficaz.
CELEBRACION
1. LECTIO DIVINA
EL PARALITICO DE LA PISCINA DE BETESDA
Monición:
La Lectio Divina, es un método de lectura-oración-reflexión, que tiene la
Iglesia para poder conocer, profundizar y vivir la palabra de Dios. Es un
camino que favorece el encuentro personal y comunitario con el Señor
por medio de su palabra, que nos ayuda a conocer el texto, a gustar de
él, a reflexionarlo, a encontrar a Dios en el texto y dejar que el Señor nos
hable e ilumine nuestra vida por ese medio.
1º Lectura del texto: Jn.5, 1-18
Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a
Jerusalén. Hay en Jerusalén, cerca de la Puerta de las Ovejas, una
piscina llamada en hebreo Betesda. Tiene ésta cinco pórticos, y bajo los
pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, tullidos y
paralíticos. Todos esperaban que el agua se agitara, porque el ángel del
Señor bajaba de vez en cuando y removía el agua; y el primero que se
metía después de agitarse el agua quedaba sano de cualquier
enfermedad que tuviese.
Había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
Jesús lo vio tendido y cuando se enteró del mucho tiempo que estaba allí,
le dijo “¿Quieres sanar? El enfermo le contestó:< Señor, no tengo a nadie
que me meta en la piscina cuando se agita el agua, y mientras yo trato de
ir, ya se ha metido otro>. Jesús le dijo: < Levántate, toma tu camilla y
anda>. Al instante el hombre quedó sano, tomó su camilla y empezó a
caminar.
Pero aquel día era sábado. Por eso los judíos dijeron al que acababa de
ser curado: < Hoy es día sábado, y la Ley no permite que lleves tu camilla
acuestas.> El les contestó, el que sanó me dijo: Toma tu camilla y anda.>
Le preguntaron: < ¿Quién es ese hombre que te ha dicho: Toma tu
camilla y anda?> Pero el enfermo no sabía quién era el que lo había
sanado, pues Jesús había desaparecido entre la multitud reunida en
aquel lugar.
Más tarde Jesús se encontró con él en el Templo y le dijo: < Ahora estás
sano, pero no vuelvas a pecar, no sea que te suceda algo peor.> El
hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado.
Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales curaciones en
día sábado.
Pero Jesús les respondió: < Mi Padre sigue trabajando, y yo también
trabajo.> Y los judíos tenían más ganas todavía de matarle, porque
además de quebrantar la ley del sábado, se hacía a sí mismo igual a
Dios, al llamarlo su propio Padre.
Palabra del Señor.
2º Reflexión
¿Qué me dice el texto?
Sugerencias para la lectura:
• ¿Cómo comienza el texto?
• ¿Qué hace Jesús?
• ¿Qué dice el enfermo?
• ¿Qué ocurre de inmediato?
• ¿Qué le advierte Jesús?
3º Meditación
¿Qué me dice el texto? ¿Qué nos dice el texto?
Sugerencias para la meditación.
• ¿Por qué se le acerca Jesús al enfermo?
• ¿Cómo se siente el enfermo física y moralmente?
• ¿Cuál es la respuesta de Cristo y porqué?
• ¿Por qué crees que le advierta que no vuelva a pecar?
• ¿Por qué crees que menciona a su Padre?
4º Contemplación
Sugerencias para la contemplación:
Con el deseo de conocer más de cerca al Señor y su amor
misericordioso, imagina en tu interior el diálogo entre el enfermo y Jesús,
pero como si tú fueras el enfermo.
Ahora reproduce mentalmente tus reacciones ante los enfermos ¿Qué
haces?
5º Oración
NO TENGO A NADIE
¡ Quieres sanar?
Señor, no tengo a nadie
el tiempo se torna en noche obscura,
dolor y sufrimiento
son mi compañía,
soledad y abandono
son el pan de cada día.
Angustia y miedo
me envuelven,
las ilusiones se confunden
mis sueños de desvanecen.
Levanto mis ojos al cielo
pues a ti grito: ¡Señor!
no te escondas,
ven en mi auxilio.
En el vacío y el silencio
redes de esperanza quiero despertar
¡Pues, no tengo a nadie!
pero al escuchar tu voz
mi vida vino a transformar.
Una pregunta, una respuesta
hizo que se llenara el vacío de mi alma,
por quien en un gesto de Amor
todo me dio
el perdón y vida nueva
Gracias, Señor
¡Pues ahora lo tengo todo¡
6º Acción
Sugerencias para el compromiso personal o en grupo
1.- ¿Qué acción puedo realizar o cambiar para ayudar a los enfermos o
ancianos?
2.- ¿Cómo puedo ayudar a los enfermos o personas de la tercera edad
en mi parroquia?
3.- ¿Qué acción puedo realizar para los enfermos en los hospitales?
4.- ¿Qué acción puedo hacer al visitar a los adultos mayores en los
asilos?
2. HORA SANTA
Introducción
Cuando estamos ante la presencia Eucarística de nuestro Señor
Jesucristo tenemos la gran oportunidad de encontrarnos frente a Él. Tal
como lo hicieron los enfermos de su tiempo; que lo vieron, lo escucharon,
lo tocaron, fueron vistos y escuchados por Él. De igual manera nosotros
podemos hablar con Él, estar con Jesús.
Es conveniente pedir la gracia, al Espíritu Santo que guíe nuestra alma a
ese encuentro con Jesús Eucaristía, para que nos descubra cómo en
esos momentos Jesús mira nuestro interior e inclina su oído a nuestras
oraciones.
1º Monición
Hoy nos hemos reunido en torno al Señor, para hacer presentes a todos
nuestros hermanos enfermos que se encuentran solos, que están
abandonados por sus familiares. Venimos a pedir perdón a nuestro Señor
por nuestros pecados de omisión, por nuestras faltas de caridad hacia
aquellos hermanos nuestros a quienes pudimos hacer mucho bien y no
hicimos nada; por dar un mal testimonio de Iglesia.
2º Canto
Altísimo Señor, que supisteis juntar
A un tiempo en el Altar ser Cordero y Pastor
Quisiera con fervor amar y recibir
A quién por mí quiso morir.
3º Exposición del Santísimo Sacramento
P. Alabemos y demos gracias en cada instante y momento
Todos: Al Santísimo y Divinísimo Sacramento
P. Señor Jesús creemos en Ti
Creemos Señor que has muerto en la cruz por nuestros pecados y que
ahora estás Vivo, presente en la Eucaristía.
Tú conoces la pobreza de nuestra fe,
auméntala Señor.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Canto
En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado
el corazón amoroso, el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
P. Señor Jesús esperamos en Ti
Esperamos Señor en tu misericordia, esperamos que el Espíritu Santo
nos enseñe a orar como conviene y nos guíe para vivir como lo esperas.
Esperamos en tus promesas y te entregamos el corazón para que lo
transformes y poder ser imagen de tu Amor en el mundo.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Canto
En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado
el corazón amoroso, el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
P. Señor Jesús te amamos
Te amamos Señor con la pobreza de nuestro corazón, amamos y
agradecemos el amor que nos ofreces día con día. Perdona nuestras
indiferencias y la falta de amor con que hemos lastimado tu corazón
amante.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Canto
En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado
el corazón amoroso, el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
¡OH JESUS MÍO! YO CREO, ADORO, ESPERO, OS AMO Y OS PIDO
PERDÓN POR LOS QUE NO CREN, NO ADORAN, NO ESPERAN Y NO
OS AMAN.
Canto
Hazme un instrumento de tu paz
donde haya odio, lleve yo tu amor
donde haya injuria tu perdón Señor
donde haya duda, fe en Ti
Maestro, ayúdame a nunca buscar…..
4º Oración
Señor nuestro Jesucristo, estamos hoy ante Ti, reunidos para pedirte por
nuestros hermanos enfermos, que no tienen a nadie, que están y se
sienten solos sin ganas de vivir. Toca Señor sus corazones para que
sientan tu amor y toca los nuestros para que sean más sensibles ante el
sufrimiento. Enséñanos a ser como Tú, a dar testimonio con nuestra vida
del Amor que debe sostener tu Iglesia, porque sólo así conocerá el
mundo que te pertenecemos, cuando vean tu rostro caritativo en nuestras
obras. Mira que el mundo se olvida del amor, hazlo renacer en nuestros
corazones que te ofrecemos hoy. Transfórmanos en Ti; para que con
nuestras manos acaricies al enfermo, con nuestros ojos le mires y con
nuestro corazón le ames. Todo te lo pedimos en tu nombre Jesús. Amén
5º Lectura
Del Evangelio de San Juan 5,2-9.14
Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en
hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. En ellos yacía una multitud de
enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua.
Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y
agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del
agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera. Había allí un hombre
que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, viéndole tendido,
sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: ¿Quieres curarte? Le
respondió el enfermo: Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina
cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo. Jesús
le dice: Levántate, toma tu camilla y anda. Y al instante el hombre quedó
curado, tomó su camilla y se puso a andar. Más tarde Jesús lo encuentra
en el Templo y le dice: Mira, estás curado; no peques más, para que no
te suceda algo peor. Palabra del Señor.
9º Oración
Enséñanos a amar Señor *
Para saber consolar a los que sufren… *
Para que todos te conozcan….*
Para que todos seamos uno en Ti…*
Para que juntos construyamos tu Iglesia…*
Para Gloria de nuestro Padre…*
Padre Nuestro
6º Reflexión
Dice la Escritura que el enfermo llevaba treinta y ocho años en espera de
poder entrar en la piscina ¿Por qué tanto tiempo? Y el mismo enfermo
responde: Señor, no tengo a nadie. Si preguntara nuestro Señor a los
enfermos de nuestro tiempo porqué no han confiado en Él, porqué han
desesperado en su enfermedad. Tal vez el enfermo responda: “Porque
no ha habido nadie que me hable de Ti, nadie que me tienda la mano y
me muestre tu amor, nadie que me hable de tus promesas y del valor del
sufrimiento. Qué impotencia la del enfermo que depende de los demás,
de nosotros que nos llamamos Iglesia. El Señor nos muestra su corazón
misericordioso, que se compadece de aquel hombre olvidado por todos.
Nos muestra la necesidad de dolernos del hermano necesitado, la
necesidad de tener el Corazón de nuestro Señor latiendo en
nuestro interior, para poder amar como Él ama.
Bendito sea Dios
Bendito sea su santo Nombre
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre
Bendito sea el nombre de Jesús
Bendito sea su sacratísimo Corazón
Bendita sea su preciosísima Sangre
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador
Bendita sea la excelsa Madre de Dios: María santísima
Bendita sea su santa e inmaculada concepción
Bendita sea su gloriosa asunción
Bendito sea el dulce nombre de María, Virgen y Madre
Bendito sea San José, su castísimo esposo
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. Amén
7º Momento de silencio para meditación personal
Sagrado corazón de Jesús, en Ti confío
Santa María de Guadalupe, Reina de México, salva nuestra patria y
conserva nuestra fe.
8º Canto
Yo no soy nada y del polvo nací
pero Tú me amas y moriste por mí
ante la cruz, sólo quiero exclamar tuyo soy, tuyo soy
toma mis manos te pido, toma mis labios……
10º Bendición con el Santísimo Sacramento
Señor nuestro Jesucristo, que en este admirable Sacramento nos dejaste
el memorial de tu pasión concédenos, venerar de tal modo los sagrados
misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos
constantemente los frutos de tu Redención. Tú que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén
RESERVA O CONSUMO DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
P. Procedamos en paz
Todos: Por la gracia de Dios
3.ORACIONES
“No tengo a nadie” Jn. 5,7
“No tengo a nadie”
Señor, que esa palabra no salga de mi boca, en ti tengo mi Padre, mi
madre, mi hermano, mi amigo, mi médico, mi todo. Siempre estás
conmigo en todo momento, aunque no te vea, ni te sienta. te agradezco
por todas las personas que son reflejo de tu rostro: a mis familiares,
médicos, enfermeras, que me prestan su servicio. y a todo buen
samaritano que me visita, consuela, habla de Ti y sobre todo, por tu
presencia a través de tu Sacerdote; que me conforta con los últimos
sacramentos. Señor, te agradezco infinitamente por venir en la Eucaristía
para ser mi alimento y fuerza en la cruz, y a tu madre a la que le suplico
me alcance de Ti fortaleza y amor para sobrellevar mi enfermedad o
sufrimiento. Madre Santísima, bendíceme, protégeme, e intercede por mí
es mi súplica que me alcances las gracias que necesito para que me
lleves en tus brazos al cielo a gozar contigo, de mi Padre Dios por toda la
eternidad. Amén
No tengo a nadie cuando se mueve el agua Jn.5, 7
Hermano cuando sientas que no tienes a nadie, di a María: te suplico
Madre mía, aumenta mi fe, esperanza, fortaleza. no estoy solo, me confío
a tus brazos maternales con tu presencia amorosa, ya no siento la
soledad.
A Jesús:
Tú que eres el buen samaritano acércate a mí cura mis llagas y alivia mis
dolores o dame la certeza que mi sufrimiento me acerca más a Ti.
Al Padre:
Gracias Padre mío, por tu amor que me manifiestas en mi enfermedad,
dame fortaleza, paciencia. Cuento siempre contigo, acompáñame para
caminar a tu lado.
Al Espíritu Santo:
Espíritu Santo sé mi luz en mi enfermedad y te pido por todos los que me
atienden, prestándome un servicio, te lo suplico por Cristo Nuestro Señor.
Amén
4.ROSARIO DEL ENFERMO
Monición:
Puedes sentirte solo en muchos momentos de tu vida, pero Nuestro
Señor Jesucristo nos descubre el misterio de la soledad, cuanto más sólo
estés, más dependes de Él, después de recorrer tu camino en la
enfermedad, el cuerpo sufre y el dolor purifica el espíritu, así
comprenderás que al rezar el Santo Rosario junto con María a los pies de
la cruz, llegaremos a Jesús, que nos llevará al Padre.
1er Misterio
Oración de Jesús en el huerto Lc. 22,40-44.
Llegados al lugar, les dijo: < Oren para que no caigan en tentación. >
Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y
doblando las rodillas oraba con estas palabras; < Padre, si quieres,
aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya>.
Entonces se le apareció un ángel del cielo para animarlo. Entró en agonía
y oraba con mayor insistencia. Su sudor se convirtió en gotas de sangre
que caían hasta el suelo.
Reflexión:
Aún cuando Jesús iba acompañado de sus discípulos en los momentos
de la prueba y sufrimiento, experimentó la soledad, no había nadie a su
lado, los discípulos le amaban, pero distraídos o cansados se habían
dormido, sólo un ángel del cielo vino a animarlo.
Hermano(a), hoy tu puedes ser también un ángel para el enfermo o
anciano, que no tiene a nadie, para acompañarlo y animarlo en su
soledad, y ayudarle a levantarse del desánimo o vacío, en que se
encuentra.
Cuando las lágrimas son iluminadas por el sol de la fe, se forma en el
alma, un hermoso arco iris de la paz.
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.
Ruega por nosotros y todos los que sufren
2º Misterio
La flagelación del Señor. Lc. 23, 20-24
Pilato, que quería librar a Jesús, les dirigió de nuevo la palabra, pero
seguían gritando: < ¡Crucifícalo, crucifícalo>. Por tercera vez les dijo:<
Pero ¿qué mal ha hecho este hombre? Yo no he encontrado nada que
merezca la muerte; por eso, después de azotarlo, lo dejaré en libertad.>
Pero ellos insistían a grandes voces pidiendo que fuera crucificado, y el
griterío iba en aumento. Entonces Pilato pronunció la sentencia que ellos
reclamaban.
Reflexión:
Jesús, perseguido y azotado injustamente por una multitud, qué
contradicción entre tanta gente, no tiene a nadie que le ayude.
Hermano(a), hoy como ayer, también nosotros manipulados por las
apariencias dejamos al anciano o al enfermo, sólo esto nos hace
reflexionar que debemos acompañar al enfermo, sin hacer juicios o
condenar el origen o causa de la enfermedad, hoy como Iglesia, es el
momento para practicar la caridad y la solidaridad.
Si amas a Jesús, ¡qué fácil es sufrir por él!, porque, <donde reina el
amor, no hay dolor, y si lo hay, se le ama (Sn. Agustín).
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.
Ruega por nosotros y todos los que sufren
3er Misterio
La coronación de espinas. Mc. 15,17-19
Lo vistieron con una capa roja y le colocaron en la cabeza una corona
que trenzaron con espinas. Después comenzaron a saludarlo:<Viva el
rey de los judíos!> Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le
escupían y se arrodillaban ante él para rendirle homenaje.
Reflexión:
Jesús, una vez más experimenta la soledad y el abandono, pues está
solo, los que lo habían seguido primero se durmieron, después corrieron
y ahora son espectadores del dolor y humillación, que son de los más
crueles sufrimientos. Hermano(a), tú no seas espectador del enfermo o
anciano que en ocasiones se avergüenzan de la enfermedad o
discapacidad que tienen y se sienten excluidos, sin nadie que los
atienda, sé valiente y recuerda que Jesús dijo: < En verdad les digo que,
cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos,
me lo hicieron a mí> Mt. 25,40
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.
Ruega por nosotros y todos los que sufren
4º Misterio
Jesús con la cruz acuestas. Lc. 23,26
Cuando lo llevaban, encontraron a un tal Simón de Cirene, que volvía del
campo, y le cargaron con la cruz para que la llevara detrás de Jesús.
Reflexión:
Maestro hasta el final, Él que es el camino, Jesús camina solo con la cruz
del dolor y sufrimiento, siempre tomando la iniciativa para enseñarnos
como se debe llevar. Él, para nosotros es como el Simón de Cirene para
llevar nuestra cruz, signo de vida donde se vence el mal con la plenitud
del bien. Hermano(a): Necesitas ser como Simón de Cirene con los
enfermos o ancianos, ayudarles a cargar con esa cruz que cada uno
tenemos y que no podemos ni debemos renunciar a ella, pues es
nuestro medio de salvación pero con la ayuda de otra persona, podemos
hacer que sea más ligera.<Plantad en vuestra alma a Jesús crucificado y
todas las cruces de este mundo os parecerán rosas> Sn Francisco de
Sales.
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.
Ruega por nosotros y todos los que sufren
5º Misterio
Jesús muere en la cruz. Lc. 23,46-47
Y Jesús gritó muy fuerte: <Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
>. Y dichas estas palabras, expiró. El capitán, al ver lo que había
sucedido, reconoció la mano de Dios y dijo: < Realmente este hombre
era un justo.>
Reflexión:
Jesús, hasta el final se sintió solo por los del mundo, pero siempre estuvo
cerca de su Padre, por eso sus últimas palabras son para el Padre Dios.
En un grito que resuena en toda la humanidad, grito de amor, que hizo se
reconociera al verdadero hijo de Dios y se arrepintieran de lo que habían
hecho. Hermano(a): No tenemos que esperar a que se muera nuestro
enfermo o familiar, para acompañarle o resaltar sus cualidades, sino que
en vida es nuestra oportunidad que no se sienta solo y encuentre en
nuestra compañía un sentido cristiano al sufrimiento, con la esperanza de
que el mañana será mejor. ¡Qué triste es el lamento de Jesús: < Esperé
que alguien se compadeciese de mí, y no hubo nadie; alguien que me
consolase y no hallé>! (Sal. 68, 21).
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.
Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.
Ruega por nosotros y todos los que sufren
Por las necesidades del Santo Padre Benedicto XVI y de cada Obispo
Padre Nuestro, I Ave María, Gloria al Padre,
Dios te salve María Santísima, hija de de Dios Padre, Virgen purísima y
castísima antes del parto, en tus manos encomiendo mi fe para que la
alumbres, llena eres de gracia, etc. Santa María…..
Dios te salve María Santísima, hija de de Dios Padre, Virgen purísima y
castísima en el parto, en tus manos encomiendo mi esperanza para que
la alumbres, llena eres de gracia, etc. Santa María…..
Dios te salve María Santísima, hija de de Dios Padre, Virgen purísima y
castísima después del parto, en tus manos encomiendo mi caridad para
que la alumbres, llena eres de gracia, etc. Santa María….
Dios te salve, María templo, trono y sagrario de la Santísima Trinidad,
Virgen concebida sin la culpa del pecado original. ¡Dios te salve! Reina y
Madre de misericordia…
Letanía
Señor, ten piedad de nosotros….
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
Óyenos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten piedad de nosotros.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las
súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos
de todos los peligros;¡Oh! Virgen gloriosa y bendita, ruega por nosotros,
Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las divinas
gracias y promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración de consagración del enfermo a María Santísima:
¡Oh! Señora mía, oh Madre mía…
Dulce Madre no te alejes……….
SOLIDARIDAD – FRATERNIDAD
1. LA PARROQUIA Y LA PASTORAL DE LA SALUD
La comunidad cristiana es la prolongación histórica de Cristo y se inspira
en Aquel que vino para que tengamos vida y sea vida en abundancia (cfr.
Jn.10, 10). Esto significa que la comunidad parroquial ha de
comprometerse en una acción evangelizadora, generosa de salud, que
eduque para vivir de la manera más sana posible y que acoja a la
persona especialmente en el momento de la enfermedad, ofreciéndole el
mismo trato sanante de Jesús y su presencia salvadora, y más cuando se
encuentra solo y desamparado.
La parroquia fuente de salud
La parroquia debe realizar una acción evangelizadora y generadora de
salud preventiva, ha de comprometerse en todo lo que ayuda a ser
humano y a vivir de manera más sana posible.
Educar para vivir sanamente
La parroquia está llamada a cultivar un estilo de vida más sano no sólo a
nivel individual sino también a nivel comunitario y social. En esta tarea el
campo es amplio: luchar por unas condiciones de vida más saludables,
como alimentación, vivienda, limpieza, medio ambiente, seguridad en el
trabajo, relaciones más fraternas y cordiales, fomento de descanso y la
recreación, una relación sana con la naturaleza, el cuidado del cuerpo y
del espíritu, lucha contra el alcoholismo y la drogadicción, iniciativas
contra la soledad e incomunicación, el estrés, la depresión, la promoción
de una vejez más sana, etc.
La parroquia y los enfermos solos y desamparados
En el territorio parroquial se debe hacer una campaña de conocimiento
de todos los enfermos en esta ocasión sobre todo que están solos y
desamparados, para una pastoral de la salud adecuada a los tiempos, 29
encarnada en la historia y concretamente operativa en la comunidad
parroquial con los enfermos más necesitados.
1º Conocer a los enfermos
Es de suma importancia conocer a los enfermos solos y desamparados
concretos que viven en el ámbito de la comunidad parroquial. Enfermos
que están en sus hogares de manera permanente solos. Este esfuerzo
por descubrirlos y conocer sus verdaderas necesidades requiere tiempo y
trabajo organizado; es un primer paso para construir una comunidad
fraterna que acoja y cuide a los enfermos que no tienen a nadie quien los
ayude a entrar en la piscina cuando el ángel del Señor baja a mover el
agua de la piscina.
2º Acercar la comunidad a los enfermos
La comunidad a de acercarse a los enfermos y, de manera especial y
preferente, a los más olvidados y solos. Esta cercanía ha de ser como la
de Jesús: amistosa, respetuosa, personalizada, reconciliadora, sanante.
Es importante que el enfermo sepa que no está olvidado; que es
aceptado, apreciado y querido por la comunidad parroquial. A los
enfermos debemos hacer sentir la cercanía material y espiritual de toda la
comunidad cristiana. Dice el Papa Benedicto XVI que es importante no
dejarlos en el abandono y en la soledad mientras afrontan un momento
tan delicado de la vida (Discurso 11.02.07).
Esta presencia de la comunidad, inspirada en el amor, ha de estar en la
medida de las posibilidades al servicio total y gratuito de los enfermos
más solos y desamparados, en función de sus múltiples necesidades de
orden físico, psicológico, de autoestima, de reconciliación y esperanza
para encontrarle sentido a su situación.
3º Hacer sitio al enfermo en el interior de la comunidad parroquial
Tenemos que recuperar el sitio que los enfermos tienen en la vida de la
comunidad, su presencia, su palabra y su testimonio en medio de ella.
Hay que posibilitar su participación en la celebración comunitaria, sobre
todo en días especiales (Pascua, día del enfermo, fiesta patronal, etc.),
seguir impulsando la celebración comunitaria de la Unción y orar por
ellos y con ellos.
Por otra parte, hemos de promover más el testimonio y compromiso
evangelizador de los mismos enfermos. El que vive su enfermedad de
manera evangélica no sólo recibe, sino que da; no sólo aprende, sino que
enseña; no sólo sufre, sino que irradia salud evangélica. Su presencia
puede ser humanizadora, interpelante, evangelizadora. De ahí la
importancia de incorporarlos, en la medida de lo posible, en grupos,
equipos pastorales, celebraciones y otras actividades, que se sientan
parte de la familia parroquial y no abandonados por ella.
4º Renovar la celebración de los sacramentos de los enfermos
Los sacramentos son los gestos culmen de toda la actividad y solicitud
que la comunidad ofrece al enfermo. De ahí la necesidad de celebrar
mejor los sacramentos de los enfermos, superando el ritualismo y
rescatando toda la fuerza sanadora que ellos encierran.
5º La atención pastoral a los enfermos hospitalizados
Es necesario mantener la unión entre la comunidad parroquial y los
enfermos solos y abandonados que se encuentran en las instituciones de
salud, es una manera muy significativa para manifestar la comunión
eclesial, la caridad y el interés de la familia parroquial y el cuidado
pastoral de los hermanos en la fe. Por ejemplo, cada vez se encuentran
más migrantes enfermos, solos y desamparados en los hospitales
públicos.
Por lo que la comunidad parroquial no puede ser indiferente y debe
hacerse presente como comunidad cristiana, tratando de contraer y
coordinar una presencia y acción pastoral entre estos enfermos de los
centros de salud y la parroquia.
2. UNA PROPUESTA DE ORGANIZACION
“En esta Jornada de oración por los enfermos solos y desamparados
debe sensibilizar a toda la comunidad y promover el servicio sanador
como un compromiso real y efectivo de toda la parroquia y que sus
actividades estén orientadas a vivir responsablemente el mandato
sanador de Jesús y el servicio a los enfermos y no para quitar la
responsabilidad del resto de los cristianos.
Debe de ser el cauce y expresión de la caridad pastoral, instrumento
concreto que impulsa, coordina y lleva a cabo las tareas (anuncio,
celebración, fraternidad y solidaridad) de toda la comunidad hacia los
enfermos que no tienen a nadie quien los ayude.
Objetivo: Recuperar el sitio que los enfermos tienen en la vida de la
comunidad, su presencia, su palabra y su testimonio en medio de ella.
Hay que posibilitar su participación en las celebraciones comunitarias.
1° Sensibilizar y concientizar
Para esto el equipo parroquial debe realizar una campaña de motivación
a la comunidad parroquial, para comprometerla en el cuidado y atención
de sus miembros enfermos desamparados (involucrando grupos
apostólicos, instituciones, profesionales de la salud, etc.).
Si ayuda para concretizar más la ayuda puede realizar un visiteo y censo
para descubrir los enfermos y ancianos solos y abandonados.
+ Los enfermos solos son los que más necesitan de tiempo y compañía
tanto en sus casas como en hospitales.
2° Elaborar el plan parroquial para la jornada
Es importante trabajar con base en un plan porque esto nos permite
evaluar el proceso y hacer los ajustes necesarios para ir respondiendo a
las necesidades reales. Puede ayudar sectorizar la parroquia, hacer un
diagnostico de la realidad para descubrir las principales necesidades de
estos enfermos, etc.
3° Líneas de acción
Al elaborar las líneas de acción hay que tener presente las tres
dimensiones de la Pastoral de la Salud con sus objetivos.
+ Anuncio
Objetivo: Desde el encuentro con Cristo en el Evangelio y Sacramentos
ir su encuentro con los hermanos enfermos solos y desamparados.
+ Aprovechar los temas de la primera parte de este subsidio.
+ Algunas otras actividades: Encuentros de reflexión sobre el derecho a
la salud y condiciones de vida dignas; jornadas de promoción y
educación en salud y prevención de las enfermedades; brigadas de
salud, saneamiento básico, programas alimenticios, promover estilos de
vida sanos, etc.
+ Celebración
+ Facilitarán la presencia del Sacerdote, acercar los sacramentos para el
enfermo (confesión, unción y sagrada comunión), contactar y
comprometer al Ministro Extraordinario de la Comunión, agentes de la
Pastoral de la Salud y voluntarios.
+ Aprovechar la segunda parte de este subsidio.
+ Solidaridad – fraternidad
Objetivo: Sensibilizar y motivas a la comunidad cristiana para que se
haga cargo de sus enfermos y ancianos que no tienen a nadie, haciendo
presente el amor misericordioso de Jesús.
+ Buscar responder a las necesidades de tipo material: medicamentos,
alimentación, ropa, elementos de aseo, fondo de dinero para
emergencias, etc.
+ Algunas otras actividades: Promover una campaña previa a la
jornada de acuerdo a las necesidades encontradas y promover
actividades como el pañalón, el metro del medicamento, en busca de
apoyos metálicos (para obtener andadores, sillas de ruedas, muletas,
etc), etc.
Para que toda nuestra vida
Se convierta en un servicio de amor y de solidaridad
Hacia todos los que sufren.
Y esto nos lo conceda tu Hijo Jesucristo,
Que vive y reina, resucitado y glorioso,
ORACION
A ti, Virgen santa,
A tu Corazón de Madre que Consuela,
Nos dirigimos en oración.
Tu, Salud de los Enfermos,
Consoladora de los afligidos, auxilio de los cristianos,
Socórrenos e intercede por nosotros.
Madre de la Iglesia,
Guía y sostén a los trabajadores
Y a todos los agentes de pastoral de la salud,
A los consagrados y a los sacerdotes,
A todos los que cuidan de los enfermos.
Visita a las familias aquejadas por la enfermedad de sus
seres queridos,
A los que viven el duelo por la muerte de un familiar,
A las personas solas
Y a todos los que no se sienten amados en este mundo.
Madre del Amor,
Haznos discípulos de tu Hijo Jesús, el Buen Samaritano,
Por los siglos de los siglos
Amen
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