Contaminación de Suelo

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CONTAMINACIÓN DEL SUELO
Inés García y Carlos Dorronsoro
Degradación del suelo.
1 La problemática de la utilización del suelo.
2 Tipos de degradaciones.
3 Consecuencias en el suelo.
4 Evaluación de la degradación.
5 Importancia de la degradación del suelo y estado actual.
1. La problemática de la utilización del suelo. Concepto de
degradación.
Como se ha expuesto en los temas anteriores, el suelo es un ente de la Naturaleza,
cuyas características son el resultado de una larga evolución hasta alcanzar un equilibrio
con las condiciones naturales. Y hemos de tener claro que en esas condiciones
ambientales no está incluida la acción de las civilizaciones humanas. El suelo es un
componente del medio natural y como tal debe ser considerado como un suelo virgen,
no explotado. Es evidente que su continua y abusiva utilización por parte del hombre ha
truncado su evolución y ha condicionado negativamente sus propiedades. Como
resultado el suelo se deteriora, se degrada.
Se considera como degradación del suelo a toda modificación que conduzca al
deterioro del suelo.
Según la FAO - UNESCO la degradación es el proceso que rebaja la capacidad actual
y potencial del suelo para producir, cuantitativa y cualitativamente, bienes y servicios.
La degradación del suelo es la consecuencia directa de la utilización del suelo por el
hombre. Bien como resultado de actuaciones directas, como agrícola, forestal,
ganadera, agroquímicos y riego, o por acciones indirectas, como son las actividades
industriales, eliminación de residuos, transporte, etc.
Actualmente existe una fuerte tendencia que clama por una utilización racional del suelo.
Sus principios se agrupan en lo que se conoce por Conservación de Suelos. Las
teorías conservacionistas persiguen obtener máximos rendimientos pero con mínima
degradación.
El cuidado del suelo es esencial para la supervivencia de la raza humana. El suelo
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produce la mayor parte de los alimentos necesarios, fibras y madera. Y sin embargo, en
muchas partes del mundo, el suelo ha quedado tan dañado por un manejo abusivo y
erróneo que nunca más podrá producir bienes (FAO, 1976).
2. Tipos de degradaciones.
Dentro del amplio concepto de degradación se distinguen una serie de degradaciones
diferentes.
2.1 Degradación de la fertilidad. Es la disminución de la capacidad del suelo para
soportar vida. Se producen modificaciones en sus propiedades físicas, químicas,
fisicoquímicas y biológicas que conllevan a su deterioro.
Al degradarse el suelo pierde capacidad de producción y cada vez hay que añadirle más
cantidad de abonos para producir siempre cosechas muy inferiores a las que produciría
el suelo si no se presentase degradado.
Puede tratarse de una degradación química , que se puede deber a varias causas:
pérdida de nutrientes, acidificación, salinización, sodificación, aumento de la toxicidad
por liberación o concentración de determinados elementos químicos. El deterioro del
suelo a veces es consecuencia de una degradación física , por: pérdida de estructura,
aumento de la densidad aparente, disminución de la permeabilidad, disminución de la
capacidad de retención de agua. En otras ocasiones se habla de degradación
biológica , cuando se produce una disminución de la materia orgánica incorporada.
2.2 Erosión. La erosión es la pérdida selectiva de materiales del suelo. Por la acción
del agua o del viento los materiales de las capas superficiales van siendo arrastrados. Si
el agente es el agua se habla de erosión hídrica y para el caso del viento se denomina
erosión eólica .
El concepto de erosión del suelo se refiere a la erosión antrópica , que es de desarrollo
rápido. Frente a ella está la erosión natural o geológica , de evolución muy lenta.
La erosión geológica se ha desarrollado desde siempre en la Tierra, es la responsable
del modelado de los continentes y sus efectos se compensan en el suelo, ya que actúan
con la suficiente lentitud como para que sus consecuencias sean contrarrestadas por la
velocidad de formación del suelo. Así en los suelos de las superficies estables se
reproduce el suelo, como mínimo, a la misma velocidad con que se erosiona.
Es más, es muy importante destacar que la erosión natural es un fenómeno muy
beneficioso para la fertilidad de los suelos.
Efectivamente, como es sabido, todas las propiedades del suelo, y por tanto su
profundidad, son consecuencia de una determinada combinación de los factores
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formadores. En una determinada región aparecerá un suelo cuya profundidad será el
resultado de un clima concreto (temperatura y precipitaciones), sometido a la actividad
de unos determinados organismos, en un tipo de relieve, que actúan sobre una clase de
roca durante un tiempo. Si no actuase la erosión natural esa profundidad de material
edafizado se iría alterándose progresivamente cada vez más conforme el suelo se fuese
volviendo más antiguo y llegaría un momento que todos los minerales originales se
habrían transformado totalmente, ya no aportarían ningún nutriente nuevo al suelo y
este quedaría constituido por un residuo totalmente infértil. Prácticamente toda la Tierra
estaría recubierta de una capa inerte, sin posibilidad de soportar vida alguna.
Afortunadamente este panorama aterrador no se presenta precisamente debido a la
erosión geológica. Esta lenta erosión va decapitando lentamente las capas superiores de
los suelos con lo que va disminuyendo el espesor del suelo y este se va
progresivamente profundizando hacia capas más internas donde se encuentra el material
original sin transformar (para mantener su profundidad de equilibrio con las
condiciones ambientales). Así, de esta manera se van incorporando continuamente
nuevos materiales al suelo (materiales frescos, no alterados, con abundantes minerales
que al alterarse aportan nutrientes a los suelos). El tipo de suelo será siempre el mismo
(mientras no se produzca un cambio en las condiciones ambientales) pero, ¡se irá
desplazando con el tiempo!. Hacia el interior de la tierra en los relieves planos y
caminando lateralmente en los relieves colinados (los valles se van ensanchando).
2.3 Contaminación. Por último, el suelo se puede degradar al acumularse en él
sustancias a unos niveles tales que repercuten negativamente en el comportamiento de
los suelos.
La FAO define la contaminación como una forma de degradación química que provoca
la pérdida parcial o total de la productividad del suelo.
El diccionario de la Real Academia define la contaminación como la alteración de la
pureza de alguna cosa, como los alimentos, el agua, el aire, etc.
La acumulación de sustancias tóxicas para los organismos suele producirse de una
manera artificial, como consecuencia de las actividades humanas, pero también puede
ocurrir de manera natural, la edafización libera sustancias contenidas en las rocas
(heredadas o neoformadas) que se concentran en el suelo alcanzando niveles tóxicos.
3. Consecuencias de la degradación.
La degradación tiene importantes consecuencias. Veamos las referidas al suelo en sí
mismo y dejaremos las medioambientales y socioeconómicas para otras disciplinas
(avalanchas, inundaciones, empobrecimientos, migraciones, etc).
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•
Pérdida de elementos nutrientes (N, P, S, K, Ca, Mg...). Puede ser de manera
directa, bien al ser eliminados por las aguas que se infiltran en el suelo o bien por
erosión a través de las aguas de escorrentía, o de una forma indirecta, por
erosión de los materiales que los contienen o que podrían fijarlos.
•
Modificación de las propiedades fisicoquímicas: acidificación, desbasificación y
bloqueo de los oligoelementos que quedan en posición no disponible.
•
Deterioro de la estructura. La compactación del suelo produce una disminución
de la porosidad, que origina una reducción del drenaje y una pérdida de la
estabilidad: como consecuencia se produce un encostramiento superficial y por
tanto aumenta la escorrentía.
•
Disminución de la capacidad de retención de agua: por degradación de la
estructura o por pérdida de suelo. Esta consecuencia es especialmente
importante para los suelos andaluces sometidos a escasas precipitaciones
anuales.
•
Pérdida física de materiales: erosión selectiva (parcial, de los constituyentes más
lábiles, como los limos) o masiva (pérdida de la capa superficial del suelo, o en
los casos extremos de la totalidad del suelo).
•
Incremento de la toxicidad. Al modificarse las propiedades del suelo se produce
una liberación de sustancias nocivas.
En definitiva, se produce un empeoramiento de las propiedades del suelo y una
disminución de la masa de suelo. Estos efectos tienen dos consecuencias generales: a
corto plazo, disminución de la producción y aumento de los gastos de explotación
(cada vez el suelo necesita mayor cantidad de abonos y cada vez produce menos). A
largo plazo: infertilidad total, abandono, desertización del territorio.
4. Evaluación de la degradación
Como la degradación del suelo es un proceso muy complejo, debido a muy diferentes
causas y con consecuencias y efectos diversos, es muy difícil desarrollar un sistema
único de evaluación.
Los principales organismos internacionales dedicados al medio ambiente se han venido
preocupando de este grave problema y han desarrollado una serie de directrices de uso
recomendado para las distintas naciones. En esta línea, FAO - UNESCO - PNUMA
(Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) han desarrollado un
metodología para la evaluación de la degradación de los suelos de aplicación a todo el
mundo (Metodología Provisional para la Evaluación de la Degradación de los Suelos,
FAO, Roma, 1980).
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4.1 Principios de trabajo
El principio fundamental de esta metodología es que el clima (en su concepto mas
amplio que considera hasta los organismos que él condiciona) ataca los suelos, los
cuales poseen una resistencia natural frente a las fuerzas degradantes y esta estabilidad
es drásticamente modificada por la acción humana.
Un segundo principio trata la formación del suelo como un proceso dinámico, en
continua evolución, y por tanto la metodología ha de poder evaluar de distinta manera a
un suelo que se encuentre bien conservado pero que actualmente se esté degradando
con rapidez de otro suelo que por el contrario se encuentre muy degradado pero que
actualmente lo haga a una velocidad de deterioro muy pequeña.
Un tercer principio adoptado en esta metodología es que la evaluación de los riesgos
alcanza su máxima utilidad cuando al realizar la evaluación se eliminan todos los
factores relativamente inestables o no permanentes (como puede ser la vegetación o el
uso actual) no se consideran al poder cambiar en un momento determinado. De esta
manera las evaluaciones (que consumen tiempo y presupuesto) adquieren un carácter
permanente (no se vuelven obsoletas por un simple cambio en el uso del suelo).
4.2 Términos de degradación
De lo expuesto en el apartado anterior se desprende que al hacer una evaluación de la
degradación de los suelos existen varios enfoques.
Estado actual del suelo. Representa la valoración de como de degradado se
encuentra el suelo. Es una medida de la degradación soportada por el suelo hasta el
momento presente. Su evaluación es imprescindible para planificar la tolerancia de un
suelo a la previsible degradación futura.
Degradación actual (intensidad de la). Es la degradación que actúa en el momento
presente. Dado que la degradación se expresa como una velocidad anual, es decir,
como la intensidad del proceso, y no como el daño acumulado desde el pasado hasta el
presente, la información referente a la degradación actual debe complementarse con la
información relativa al estado actual del suelo, con el fin de poder determinar cuanta
degradación puede soportar el suelo.
Riesgo de degradación. Es el riesgo de que ocurra degradación en ciertas
condiciones adversas definidas. Para su cálculo se consideran sólo factores estables (o
por lo menos relativamente estables) como clima, suelo y relieve. La vegetación, uso y
explotación actual de la tierra no se tienen en cuenta para que la evaluación no se quede
automáticamente anticuada por un cambio del uso de la tierra y para el cálculo del
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riesgo se maneja un valor estándar adverso como seria la eliminación de la vegetación
natural y el abandono del suelo en barbecho desnudo continuo. Esta evaluación marca
la tendencia general de las tierras a la degradación. De esta manera se evalúa como se
comportaría el suelo si se le somete a una pésima explotación. Partiendo de la
evaluación de los riesgos se puede predecir la degradación que soportará un
determinado suelo al someterlo a diferentes usos, al ir sustituyendo el valor estándar
(suelo desnudo) por los correspondientes a los diferentes usos que se estén ensayando.
Resumiendo, la evaluación basada sobre factores permanentes se denomina riesgos de
degradación de un suelo y es independientemente del uso actual que este soportando.
Cuando se consideren los factores inestables actualmente presente se obtiene una
evaluación de la degradación actual.
4.3 Normativa para la evaluación de la degradación
Para evaluar cada tipo de proceso degradante se emplea una determinada propiedad,
expresada en unas unidades concretas y se analiza como va cambiando cada año.
Degradación física de la fertilidad: aumento anual de la densidad aparente, en
gr/cm3; o bien por disminución anual de la permeabilidad, en cm/hr.
Degradación química de la fertilidad:
•
acidificación , disminución anual de la saturación en bases, en %;
•
salinización , aumento anual de la conductividad eléctrica en pasta saturada a
25ºC en dS/m (dS=deciSiemens) o en mmhos/cm, siendo ambas medidas
equivalentes (1 dS/m = 1 mmhos/cm);
•
sodificación , aumento anual del sodio cambiable, en %;
•
toxicidad , aumento anual de los elementos tóxicos, en ppm.
Degradación biológica de la fertilidad : disminución anual del humus, en %.
Erosión hídrica y eólica : pérdida anual de suelo, en t/ha/año.
Contaminación : aumento anual de contaminantes, en %/año o en ppm.
Los distintos grados de intensidad de degradación se establecen en una serie de escalas
correspondientes a cada tipo de degradación (la diversidad de agentes contaminantes
impiden el establecimiento de una escala de uso general), como se resumen en la
siguiente tabla.
5. Importancia de la degradación del suelo y estado actual.
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La importancia de la degradación se deduce de la importancia del objeto que deteriora.
La FAO-UNESCO-PNUMA han puesto de la relieve la extrema gravedad de este
problema en numerosas ocasiones y como resultado de la 1ª Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Desertificación, celebrada en Nairobi en 1977 elaboró la
CARTA MUNDIAL DE LOS SUELOS.
A modo de resumen podemos destacar los siguientes hechos.
El suelo es un componente esencial del medio ambiente en el que se desarrolla la vida.
El suelo es frágil, de difícil y larga recuperación (tarda desde miles a cientos de miles de
años en formarse), y de extensión limitada, por lo que se considera como recurso no
renovable. Un uso inadecuado puede provocar su pérdida irreparable en tan sólo
algunos años.
Se usa para fines muy diversos: agricultura, ganadería, pastos y montes, extracción de
minerales y de materiales para la construcción, soporte para las construcciones,
eliminación de residuos, para actividades de ocio y recreo.
El problema de la degradación del suelo no es un descubrimiento de nuestra
civilización, pues ya quedaba registrado en los documentos de los romanos y de los
griegos: Así ya Platón describía la destrucción del suelo como resultado de las
deforestaciones.
No obstante en un principio el problema no era acuciante debido a la escasa densidad
de población y al hecho de que las civilizaciones primitivas se establecían en las
llanuras próximas a los ríos (suelos fértiles, con abundante agua y fáciles
comunicaciones). La espectacular explosión demográfica actual ha provocado la
roturación de tierras en relieves cada vez con pendientes más fuertes, fuertemente
degradables, y como consecuencia frenar la degradación del suelo se ha convertido en
uno de los grandes retos de nuestra civilización.
El proyecto internacional "Global Assessmente of Soil Degradation", 1991, (GLASOD)
ha puesto de manifiesto el grave estado de degradación en que se encuentran
actualmente los suelos en todo el mundo (Mapa Mundial de Degradación 1:10 millones;
versión didáctica). Los resultados referentes a los distintos tipos de degradaciones
provocadas por el hombre se reproducen en la siguiente tabla
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En esta tabla destaca la erosión del suelo como el proceso que afecta al mayor número
de hectáreas, representando el 83,6% de toda la degradación (1.642 millones de
hectáreas). Dentro de este proceso es la erosión hídrica el fenómeno más importante
(55,7%). También es de resaltar que la contaminación del suelo (de la que tanto se
habla últimamente, en vez del gravísimo problema de la erosión) afecta sólo a 21,8
millones de hectáreas (si bien hay que aclarar que los datos de esta tabla se refieren a la
contaminación local del suelo y no a la contaminación difusa, como es la producida por
la agricultura que contamina muchímas más hectareas que la local).
Si a las 1.701 millones de hectáreas (Mha) de las tierras actualmente cultivadas en el
mundo le sumamos las 3.190 Mha de áreas potencialmente cultivables obtenemos un
total de 4.891 Mha, de las que 1.093,7 están afectadas por la erosión hídrica, lo que
representa un 22% de todas estas áreas. La erosión eólica afectaría al 11%, la
degradación química al 5% y la física al 2%, aproximadamente. En resumen parece
correcto afirmar que el 40% de las tierras cultivadas o potencialmente cultivables del
mundo.
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Los países desarrollados, generalmente con climas húmedos, la contaminación de suelo
es el más grave problema, mientras que en los países de climas subhúmedos a áridos la
erosión constituye el principal problema (Mapa Mundial de Erosión Hídrica, Mapa
Mundial de Erosión Eólica, Mapa Mundial de Erosión Hídrica más Eólica).
Especialmente delicada es la situación de los suelos de España (Mapa de la Erosión del
Suelos en España), y concretamente en Andalucía Oriental la erosión afecta de manera
muy grave a la gran mayoría del territorio (Mapa de Riesgos de Erosión del Suelo en
Andalucía). También se pone de manifiesto la importancia de la erosión a nivel mundial
al evaluar la carga de sedimentos que transportan los ríos en las grandes cuenca
hidrográficas (tabla).
En el informe GLASOD se identifican cinco intervenciones humanas que han
provocado la degradación de los suelos: deforestación y explotación de bosques
(574Mha), sobrepastoreo (679Mha), manejo impropio de suelos agrícolas (552Mha),
sobreexplotación de la vegetación para usos domésticos (133Mha) y actividades
industriales (23Mha).
En las anteriores figuras se reproduce la situación de los suelos a nivel mundial, en
España y en Andalucía. Estos mapas son por sí mismos significativos, pero no dejan
de ser aproximaciones más o menos certeras del nivel de degradación de los suelos del
mundo, pero nosotros tenemos en nuestro entorno pruebas palpables que nos muestran
el terrible estado de degradación que soportan los suelos.
Efectivamente si salimos al campo (o recordamos cualquier paisaje cercano)
registraremos imágenes en las que la superficie del suelo es amarillo, gris, rojiza, parda,
o cualquier coloración pero siempre predominando los tonos claros. Esta imagen esta
en contradicción con el concepto de suelo. Como sabemos el suelo está constituido
por varios horizonte, pero presentando en siempre en superficie un horizonte A, de
enriquecimiento en materia orgánica y por tanto de color negro (o por lo menos gris
oscuro).
¿Qué ocurre en los suelos de nuestros campos de labor? ¿Por qué presentan colores
claros? ¿Donde está el horizonte negro superficial, que haría que en las imágenes de los
paisajes rurales predominara el color negro, solamente enmascarado por el verde de la
vegetación?
La respuesta por aterradora que sea no deja de ser sencilla. ¡El horizonte superficial de
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color negro, rico en materia orgánica, el horizonte fértil, ha desaparecido de nuestros
campos! (un agricultor con dotes de observación habrá observado estos cambios si ha
roturado una tierra virgen). Los cambios de coloración sólo pueden ser atribuibles a
una degradación del suelo, que ha perdido su materia orgánica. La pérdida de materia
orgánica se produce por varias causas: bien por agotamiento (no reposición al extraer
las cosechas), por mineralización (al eliminar la cobertera vegetal aumenta la temperatura
del suelo y prevalece la mineralización frente a la humificación) o por erosión.
Generalmente estas causas actúan de forma progresiva: el suelo pierde la materia
orgánica, se vuelve muy inestable a la erosión y se sufre una erosión progresiva que en
casos extremos llega a destruir completamente al suelo (en este estado se encuentra
gran parte de los suelos de los olivares andaluces, en los que lo que se está labrando
directamente las margas). Conociendo la tipología del suelo se puede reconstruir sus
horizontes y se puede evaluar la intensidad de la erosión sufrida (figura).
Finalmente, vamos a concluír este capítulo recordando nuevamente que uno de los
retos más importantes con que se enfrenta la humanidad, es la degradación del medio
ambiente en general y concretamente la degradación de los suelos cultivados. La
deforestación masiva que han sufrido los suelos en todo el mundo como resultado de
una presión socioeconómica cada vez más asfixiante, unida a un desconocimiento
absoluto de los gravísimos problemas que conlleva la utilización indiscriminada del
suelo ha desembocado en la dramática situación actual. Afortunadamente nuestra
civilización parece estar despertando según se desprende de la lectura de los informes
especializados que los organismos competentes emiten periódicamente como la FAO,
UNESCO, PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y
UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos
Naturales), entre otros. A continuación finalizamos reproduciendo algunos párrafos de
estos informes (textos FAO-UNESCO-PNUMA).
Todas esas aseveraciones contenidas en la selección de informes
FAO-UNESCO-PNUMA no debemos aceptarlas en su sentido negativo, de resignación
catastrofista, y sí en el sentido constructivo de que la degradación del suelo representa
un gravísimo problema en el sistema de explotación actual, pero que puede ser
perfectamente controlada mediante la aceptación de las teorías conservacionistas.
Como se verá en los siguientes temas, las pérdidas para un determinado suelo de
cultivo se pueden reducir en aproximadamente a la mitad por un procedimiento tan
sencillo como es desarrollar las labores en dirección perpendicular a la línea de máxima
pendiente en vez de paralelo a esta dirección, como sigue siendo incomprensiblemente
la práctica habitual en nuestros campos. Si además entre las franjas de cultivo se
intercalan fajas de hierbas, u otro cultivo herbáceo, las pérdidas pueden ser reducidas
hasta su cuarta parte. La construcción de vias de desagüe para el agua de escorrentía es
una medida que proporciona muy buenos resultados. Por último, si se hacen labores de
terraceo la erosión es eliminada en sus 9/10 partes y si se procede al abancalamiento del
terreno el control de la erosión es prácticamente absoluto dentro de los bancales.
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Si las técnicas anteriores no fuesen aconsejables habría que planificar otro tipo de uso
del suelo, en este sentido adelantaremos también que una recubierta permanente puede
reducir las pérdidas de suelo hasta en cincuenta veces su valor inicial y una buena
cubierta densa puede llegar a ejercer un factor de protección de hasta 1000 veces con
respecto a un cultivo cerealista de secano.
La conservación del suelo para las generaciones futuras es un deber moral
irrenunciable, su realización práctica está todavía a nuestro alcance y constituye una
línea de conducta que puede ser llevada a cabo de manera individual sin esperar a que
nos sea impuesta por la Administración la cual va siendo lentamente sensibilizada sobre
los gravísimos problemas medioambientales.
CARTA MUNDIAL DE LOS SUELOS
La conferencia
Los principios
Las directrices
Las recomendaciones
LA CONFERENCIA,
Recordando la Resolución VI de la Conferencia Mundial de la Alimentación (Roma,
1974), por la que se instaba a la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación a establecer la Carta Mundial de los Suelos como base
para una cooperación internacional con miras a la utilización más racional de los
recursos de tierras,
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Dándose cuenta que los recursos de tierras son limitados y que solamente un pequeño
porcentaje de las tierras contribuye actualmente a la alimentación de la población
mundial que probablemente alcanzará los seis mil millones a fines de siglo,
Recordando además el Programa de Acción tal como fue adoptado por la Conferencia
Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (Roma, 1979), que pedía
&laqno;una utilización eficaz de la tierra ... teniendo debidamente en cuenta el equilibrio
ecológico y la protección del medio físico», y el Plan de Acción de la Conferencia de
las Naciones Unidas sobre Desertificación (Nairobi, 1977) para combatir la degradación
y la desertificación de las tierras,
Estando de acuerdo en que las necesidades alimentarias de la humanidad, entre ellas, la
erradicación de la malnutrición, pueden satisfacerse mediante:
•
la intensificación de la producción de los cultivos alimentarios, inclusive los
cultivos múltiples, siempre que pueda realizarse de manera segura,
•
el cultivo de nuevas tierras donde se reúnan las condiciones para una producción
sostenida, con vistas a satisfacer las necesidades de la producción alimentaria,
•
el establecimiento y la mejor utilización de pastizales y bosques.
•
Compartiendo la preocupación motivada por el riesgo de que empeoren los
suelos como consecuencia de una incorrecta intensificación de la producción
agrícola, especialmente en las zonas expuestas a la erosión por efecto de las
aguas y el viento, o a la salinidad y la alcalinidad,
Tomando nota de las investigaciones realizadas por la FAO en colaboración con la
Unesco, el PNUMA, la OMM y otras organizaciones internacionales competentes, y
previa consulta con los gobiernos interesados, con vista a evaluar el potencial de las
tierras que pueden ser todavía cultivadas, sin perder de vista la necesidad de proteger la
cubierta vegetal permanente de las cuencas de captación y de las necesidades de tierras
para la silvicultura, el pastoreo y otros aprovechamientos, con particular referencia a los
riesgos de degradación irreversible de los suelos así como la magnitud de los costos y
los insumos requeridos,
Reconociendo que han de lograrse progresos definitivos en la intensificación de la
ayuda destinada al mejoramiento de la productividad y la conservación de los suelos
mediante la adopción y puesta en práctica a nivel nacional e internacional de principios
y directrices apropiadas para la acción,
Habiendo tomado nota de las conclusiones y recomendaciones adoptadas por el
Comité de Agricultura en su sexto período de sesiones y por el Consejo en su 7º
período de sesiones,
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1. Por la presente adopta la Carta Mundial de los Suelos,
2 Recomienda a las Naciones Unidas y organizaciones internacionales interesadas que
en el marco de sus respectivas esferas de competencia hagan efectivos los principios y
directrices expuestos a continuación.
PRINCIPIOS
1. Entre los principales recursos de que dispone el hombre están los sistemas de tierras
y aguas, así como el reino vegetal y animal asociados con ellos: el uso de estos
recursos no debería provocar su degradación o destrucción, porque la existencia del
hombre depende de su constante productividad.
2. Reconociendo la suprema importancia de los suelos para la supervivencia y el
bienestar de los pueblos y la independencia económica de los países, así como la
necesidad cada vez mayor de aumentar la producción alimentaria, es absolutamente
necesario dar gran prioridad al fomento de un uso óptima de las tierras, al
mantenimiento y al mejoramiento de la productividad de los suelos y a la conservación
de los recursos edafológicos.
3. Por degradación de los suelos se entiende la pérdida parcial o total de la
productividad de los mismos, cuantitativa o cualitativamente, o en ambas formas, como
consecuencia de procesos tales como la erosión hidráulica eólica de los suelos, la
salinización, el anegamiento, el agotamiento de los nutrientes&laqno; de las plantas el
deterioro de la estructura de los suelos, la desertificación y la contaminación. Además,
se pierden diariamente importantes extensiones de suelos, al-destinarlos a usos no
agrícolas. Este estado de cosas es alarmante si se considera a la luz de la urgente
necesidad de incrementar la producción alimentaria de fibras y de madera.
4. La degradación de los suelos repercute directamente en la agricultura, al disminuir los
rendimientos de los cultivos y los recursos hídricos, pero también se ven gravemente
afectados otros sectores de la economía y el medio ambiente en su conjunto, entre ellos
la industria y el comercio, debido a factores como las inundaciones, o la acumulación
de sedimentos en los ríos, las presas y los puertos.
5. Una de las principales responsabilidades de los gobiernos, a nivel nacional, es que,
en sus esfuerzos por la producción agrícola y en otras actividades económicas,
incorporen medidas para el mejor uso posible de los suelos, para el mantenimiento y
mejoramiento a largo plazo de su productividad, evitando al mismo tiempo que se
pierdan suelos productivos, En este empeño deberían participar las organizaciones no
gubernamentales y los usuarios de las tierras para asegurar que se utilicen todos los
recursos disponibles del modo más racional posible.
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6. La concesión de incentivos apropiados para la agricultura y un marco técnico
institucional y jurídico idóneo son condiciones básicas para lograr un buen
aprovechamiento de las tierras.
7. La ayuda que se preste a los agricultores y otros usuarios deberá estar orientada
hacia los servicios prácticos y deberá estimular la adopción de medidas para lograr un a
buena explotación de las tierras.
8. Ciertas estructuras de tenencia de tierras pueden constituir un obstáculo para la
adopción de medidas válidas de ordenación y conservación de suelos en las
explotaciones agrícolas. Habrá que buscar modos y medios para superar dichos
obstáculos respetando los derechos, las obligaciones y las responsabilidades de los
propietarios, los arrendatarios y los que explotan las tierras, de conformidad con las
recomendaciones de la Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural
(Roma, 1979).
9. Debería mantenerse bien informados a los que explotan las tierras y al público en
general sobre la necesidad y los medios de mejorar la productividad y la conservación
de los suelos. Debería hacerse especial hincapié en la instrucción y programas de
extensión y capacitación del personal agrícola a todos los niveles.
10. Con el fin de lograr una utilización óptima de las tierras, es importante evaluar los
recursos de tierras de los países en función de su idoneidad a diferentes niveles de in
sumos para distintos tipos de aprovechamiento de tierras, incluida la agricultura, el
pastoreo y la silvicultura.
11. Las tierras que tengan varios aprovechamientos deberán explotarse de manera
flexible, para no descartar así durante largo tiempo o para siempre, futuras opciones a
otros ! posibles usos. El aprovechamiento de las tierras para fines no agrícolas debería
organizarse de modo que se evite, en la mayor medida posible, la ocupación o la
degradación i permanentes de los suelos de buena calidad.
12. Las decisiones sobre el uso y la ordenación de las tierras y de sus recursos
deberían favorecer el beneficio a largo plazo más bien que las conveniencias a corto
plazo, que pueden dar lugar a la explotación, la degradación y la posible destrucción de
los recursos de los suelos.
13. Las medidas de conservación de las tierras deben incluirse en la fase de
planificación correspondiente al desarrollo de las tierras y los costos deben estar
comprendidos en los presupuestos de planificación del desarrollo.
DIRECTRICES PRACTICAS
La aceptación de estos principios requeriría que se adoptaran las medidas siguientes:
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Por parte de los Gobiernos
i. Elaborar una política para una apropiada utilización de las tierras según la adecuación
de las mismas a los diferentes tipos de utilización y las necesidades del país.
ii. Incorporar principios de aprovechamiento y ordenación racionales de las tierras y la
conservación de los recursos del suelo en la pertinente legislación sobre recursos.
iii. Crear un marco institucional para seguir de cerca y supervisar la ordenación y
conservación de los suelos, y para coordinar las actividades de las organizaciones que
participan en el aprovechamiento de los recursos de tierras de los países con miras a
lograr la opción más racional entre las alternativas posibles.
iv. Evaluar las nuevas tierras y las ya explotadas respecto a su conveniencia para
distintos usos y evaluar asimismo los posibles riesgos de degradación. Presentar a los
que toman decisiones otros posibles usos de las tierras que satisfagan las aspiraciones
de las comunidades y aprovechar la tierra de acuerdo con sus posibilidades.
v. Ejecutar programas de enseñanza, capacitación y extensión a todos los niveles en
materia de ordenación y conservación de suelos.
vi. Difundir lo más ampliamente posible la información y los conocimientos referentes a
la erosión de suelos y métodos para controlarla en las explotaciones agrícolas y las
cuencas hidrográficas haciendo hincapié en la importancia de los recursos del suelo
para beneficio de la población y el desarrollo.
vii. Establecer vínculos entre las administraciones locales y los que explotan las tierras
para la puesta en práctica de políticas de suelos y hacer hincapié en la necesidad de
poner en práctica técnicas comprobadas de conservación de suelos, y de integrar
medidas adecuadas en silvicultura y agricultura para la protección del medio ambiente.
viii. Procurar establecer condiciones socioeconómicas e institucionales favorables a la
ordenación y la conservación racional de los recursos de las tierras. Estas condiciones
comprenderán el proporcionar seguridad a la tenencia de tierras y suficientes incentivos
financieros (por ejemplo subvenciones, desgravación fiscal, créditos) a los usuarios de
las tierras. Estimular sobre todo a los grupos que deseen trabajar de manera cooperativa
y con su gobierno para lograr la apropiada utilización de las tierras, la conservación y el
mejoramiento de suelos.
ix. Realizar programas de investigación que proporcionen un válido apoyo científico a
las labores prácticas de mejoramiento y conservación de los suelos sobre el terreno, y
presten la debida consideración a las condiciones socioeconómicas vigentes.
Por parte de los organismos internacionales
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i. Seguir intensificando los esfuerzos para despertar la conciencia y fomentar la
cooperación entre todos los se&laqno;ores de la comunidad internacional, ayudando a
organizar, donde sea necesario, campañas de publicidad, seminarios y conferencias y
facilitar publicaciones técnicas apropiadas.
ii. Ayudar a los gobiernos, especialmente de los países en desarrollo, a petición de
éstos, a establecer la legislación, las instituciones y los procedimientos adecuados para
hacer posible que puedan iniciar, ejecutar y seguir de cerca los programas de
aprovechamiento adecuado de las tierras y conservación de los suelos.
iii. Fomentar la cooperación entre los gobiernos para adoptar métodos válidos de
utilización de tierras, especialmente en las grandes cuencas hidrográficas
internacionales.
iv. Prestar especial atención a las necesidades de los proyectos de desarrollo agrícola
que incluyan como elementos importantes la conservación y d mejoramiento de los
recursos de los suelos, la facilitación de insumos e incentivos a nivel de explotaciones
agrícolas y de las cuencas hidrográficas, y el establecimiento de las estructuras
institucionales necesarias.
v. Respaldar programas de investigación pertinentes a la conservación de suelos, no
sólo los de carácter técnico, sino investigar también sobre los problemas sociales y
económicos que están vinculados con las cuestiones relativas a la conservación de los
suelos y ordenación de los recursos de tierras.
v. Velar por el acopio, recopilación y difusión de la experiencia y la información
relacionadas con los programas de conservación de suelos y los resultados obtenidos
en las diferentes regiones agroecológicas del mundo.
POSIBILIDADES PARA ADOPTAR MEDIDAS COMPLEMENTARIAS
En las directrices para tomar medidas contenidas en la Cana Mundial de los Suelos se
pide la adopción de acciones complementarias en diferentes sectores del desarrollo y
conservación de tierras:
Evaluación de las tierras y la planificación de su aprovechamiento
•
estudios de suelos y evaluación de tierras
•
evaluación de la degradación y desertificación de los suelos
•
evaluación del potencial de utilización de las tierras de acuerdo con el sistema
agroecológico
•
evaluación de las capacidades para mantener a la población
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•
planificación del aprovechamiento óptimo de las tierras
•
capacitación en los sectores de trabajo antes citados
Ordenación de suelos y fertilizantes
•
mantener y mejorar la fertilidad del suelo
•
promover el uso eficaz de fertilizantes
•
fomentar el uso de abonos orgánicos, biogás y métodos de fijación del nitrógeno
•
evaluación y eliminación de las deficiencias de micronutrientes
•
ensayos de suelos y plantas
•
promoción de sistemas integrados de nutrición vegetal
•
mejoramiento de los métodos de labranza :
•
mejoramiento de la producción en las zonas de cultivos migratorios
•
capacitación en los sectores de trabajo antes citados
Conservación y recuperación de tierras
•
conservación de suelos y ordenación de cuencas hidrográficas
•
legislación y políticas de conservación de suelos
•
recuperación de tierras salinas y alcalinas
•
lucha contra la desertificación
•
creación de servicios de conservación de suelos
•
capacitación en los sectores antes mencionados
La FAO amplía su cooperación para actividades complementarias conexas con estas
directrices de acción. Para obtener información diríjanse a:
CARTA MUNDIAL DE LOS SUELOS
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Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)
Dirección de Fomento de Tierras y Aguas
Via delle Terme di Caracalla
00100 Roma, Italia
Textos recogidos de informes FAO-UNESCO-PNUMA
"El cuidado del suelo es esencial para la supervivencia de la raza humana. Da la mayor
parte de los alimentos necesarios, fibras para alimentos y madera para materiales de
construcción. Y sin embargo, en muchas partes del mundo, el suelo ha quedado tan
dañado por un manejo erróneo y por abusos que nunca podrá de nuevo producir
alimentos, para no hablar de fibras y otros cultivos industriales, al menos en un futuro
previsible. Este maltrato ha conducido a la erosión del suelo en vasta escala, esto es, a
la pérdida física de la capa superficial del suelo que es la parte más vital necesaria para
un sano crecimiento de las plantas. Una vez perdida esta capa superficial el suelo ha
quedado perdido para toda finalidad práctica". (FAO, 1976).
"La degradación de los suelos es, en su sentido más amplio, uno de los principales
problemas con que se enfrenta el mundo en este momento. La población del planeta
aumenta cada cinco días en más de un millón de personas y se calcula que se duplicará
entre 1980 y 2015. El suelo es y seguirá siendo en un futuro previsible la base de la
producción alimentaria, pero cabe preguntarse si bastará para alimentar una población
dos veces mayor que la existente a partir de la próxima generación. No ofrece duda que
la demanda de tierra va a ser mucho mayor. Incluso ahora muchos millares de hectáreas
dejan de cultivarse cada año por exceso de erosión, salinidad, anegación o esterilidad, y
en millones de ellas el potencial productivo básico declina progresivamente hacia dicho
estado". (FAO-PNUMA, 1984).
"Actualmente se destruye la tierra e incluso se alteran los distintos climas locales porque
el hombre ha modificado el delicado equilibrio ecológico de la naturaleza con la tala y
quema indiscriminadas de bosques, la quema de pastizales y el pastoreo excesivo en
ellos, y el cultivo y riego del suelo efectuados sin comprender enteramente los procesos
dinámicos, o sin valorar los efectos finales que está originando". (FAO-PNUMA,
1984).
"El peligro de erosión es uno de los factores que más gravemente limitan la producción
agrícola y las posibilidades de aprovechamiento de la tierra". (FAO, 1986).
"El valor irreemplazable del suelo como medio de producción es cosa admitida
generalmente. En cambio, su vulnerabilidad al abuso, aunque se hable mucho de ella,
sólo la reconocen plenamente quizás los especialistas en la materia. Esta degradación,
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sin embargo, no se limita a las áreas áridas o semiáridas, sino que se extiende también a
las templadas húmedas y tropicales húmedas". (FAO-PNUMA-UNESCO, 1980).
"La magnitud de la erosión del suelo no ha sido aún reconocida en toda su importancia.
La remoción de 1mm de suelo por la acción del agua, mediante erosión laminar, no es
fácil de observar, pero una capa de suelo de 1mm equivale a 10 m3 de suelo por
hectárea.
Se ha calculado que la superficie total de suelos perdidos a lo largo de historia es
mayor que toda la superficie que se mantiene en cultivo hoy en día. Actualmente, 5-7
millones de hectáreas de tierras cultivadas (0,3 a 0,5 por ciento del total) se pierden
cada año por degradación de los suelos, y se prevee que a finales del siglo se pierdan
10 millones anualmente, lo que equivale a 0,7 por ciento del área que se cultiva al
presente. De proseguir el ritmo actual de degradación de la tierra, cerca de un tercio de
la tierra cultivable del mundo se destruirá en los próximos veinte años, y la
productividad del suelo en los países en desarrollo se reducirá en un quinto".
(FAO-PNUMA, 1984).
"La erosión causa inundaciones desastrosas que amenazan la propiedad y la vida de los
habitantes, determina largas sequías debido a la reducción de la capacidad del suelo de
retener el agua, y hace que se sequen los manantiales y los cursos de agua, dando lugar,
por último, a la aparición de desiertos creados por el hombre". (FAO, 1986).
"Las civilizaciones surgieron en los lugares donde la agricultura era más productiva.
Cada vez que declinó la producción agrícola, en general debido al mal aprovechamiento
de los suelos, decayeron también las civilizaciones y, a veces, desaparecieron del todo.
De los tres requisitos fundamentales para que prospere una civilización -suelos fértiles,
abastecimiento de agua seguro y terrenos relativamente llanos dotados de
precipitaciones suficientes y que no cause erosión- es muy probable que el tercer factor
sea el más importante. Por lo demás, va aumentando los testimonios que indican que la
degradación de los suelos ha derribado civilizaciones con la misma seguridad con que
lo haría una conquista militar. En los países ribereños del Mediterráneo, la
despoblación forestal de las laderas y la consiguiente erosión han creado desiertos
artificiales en tierras que fueron productivas...Los romanos de la antigüedad se
alimentaban con hortalizas traídas de las regiones del Norte de Africa, hoy desérticas.
No basta con decir que los suelos son la mayor fuente de riqueza de un país. Son
muchos más que eso: son la vida misma del país. Y en nuestros tiempos, en un país
tras otro, los suelos van desapareciendo, llevados por el agua o el viento". (FAO,
1983).
"Reconociendo la suprema importancia de los suelos para la supervivencia y el
bienestar de los pueblos y la independencia económica de los países, así como la
necesidad cada vez mayor de aumentar la producción alimentaria, es absolutamente
necesario dar gran prioridad al fomento de un uso óptimo de las tierras, al
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mantenimiento y al mejoramiento de la productividad de los suelos y a la conservación
de los recursos edafológicos". (FAO, 1983).
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