Notas adicionales sobre La casa de Bernarda Alba: Conviene saber que la locura de María Josefa es la herramienta que usa Lorca para permitir a este personaje la libertad de dar voz a su ruptura con las costumbres establecidas y a su negación del mundo heredado. Conviene saber que, como nos recuerda el crítico Miguel García-Posada, editor de las Obras completas de Federico García Lorca (1997), La casa de Bernarda Alba es una obra “llena de dobles fondos, de escenarios asimismo exteriores que gravitan sobre el explícito espacio cerrado: voces de María Josefa, grito de angustia de la mujer linchada, golpes del caballo garañón . . . ”1, es decir, toda la gama de los ruidos que se filtran por las paredes cerradas de la casa desde fuera. Se destaca en este hecho la inherente teatralidad de La casa de Bernarda Alba. De esta manera, no hay que olvidar todo lo siguiente: los ruidos de “gente” (Adela y Pepe el Romano, desde luego) que las hermanas creen oír en el corral noche tras noche; las ocasiones cuando se le escucha rondar la casa a Pepe; los bellos cantos de los segadores llegando desde lejos; y los ladridos de los perros que auguran el desastre que nos espera en el Tercer Acto. Fuera de las cuatro paredes blancas de la casa de Bernarda Alba hay vida y movimiento. Adentro sólo hay sofocación y mala sangre. García-Posada anota que, tratándose de teatro: el verso se relaciona con la música, con la canción, o bien funciona en situaciones de desrealización que así lo permiten . . . Sólo un prejuicio realista puede revolverse contra ese uso del verso en el teatro, por más que se utilizara contra el autor en su momento y se haya utilizado después. La casa de Bernarda Alba no está del todo exenta de versos (la oración de Bernarda y las vecinas, las cantinelas de María Josefa) y es trivial considerar su mayor “desnudez” como prueba de que el poeta dramático se impone “al fin” sobre el lírico. 2 Conviene saber que hay diferencias entre ediciones de La casa de Bernarda Alba debido a varios hechos; el más importante se origina en errores que se cometieron al sacar la copia mecanografiada utilizada para la edición de Guillermo de Torre, de la editorial Losada (Buenos Aires, 1945)3. La versión de Abriendo puertas se basa en el manuscrito de Lorca que el poeta terminó el 19 de junio de 1936. Conviene saber que García-Posada apunta cuatro influencias sobre el teatro lorquiano: Federico García Lorca, Obras completas Tomo III, Círculo de Lectores, S.A., y Galaxia Gutenberg, S.A., Pág. 18. 1 2 Ibid., Pág. 19. 3 Durante años los herederos de Lorca no se resolvían a autorizar la representación y la impresión de La casa de Bernarda Alba. Es una obra polémica, anti autoritaria, e imperaba la censura del gobierno fascista del Generalísimo Francisco Franco. 1 a. Lope de Vega, y en menor grado, Calderón de la Barca y Tirso de Molina, dentro de una poética que abrigaba un fervor por los grandes logros del teatro del Siglo de Oro; b. Shakespeare, a quien Lorca admiró más que a ningún otro dramaturgo; c. El teatro modernista, especialmente el de Ramón del Valle-Inclán, dramaturgo gallego inventor de los esperpentos4, y el de Eduardo Marquina, dramaturgo español que restauró en España el teatro poético, con inclinación a cantar temas y escenas domésticos o familiares, un estímulo poderoso para Lorca; y d. El teatro de títeres, pues Lorca siempre tuvo de él un concepto muy alto. Significó para él el reencuentro con una de las grandes fuentes del drama, fuente deslustrada por el mal gusto de la clase media y de la burguesía de aquella época, mal gusto contra el que no dejaba de rabiar el poeta. En una entrevista, en 1934, Lorca afirmaba querer “hacer otro tipo de cosas, incluso comedia corriente de los tiempos actuales y llevar al teatro temas y problemas que la gente tiene miedo de abordar. Aquí, lo grave es que las gentes que van al teatro no quieren que se les haga pensar sobre ningún tema moral. Además, van al teatro como a disgusto. Llegan tarde, se van antes que termine la obra, entran y salen sin respeto alguno”.5 En otra ocasión se refirió a “la burguesía y la clase media, que han prostituido nuestro teatro . . .”6 Conviene saber que los temas del teatro de Lorca son los mismos de su poesía, vistos en los seis romances lorquianos en el Tomo I: a. La frustración, tema poderoso, y, a consecuencia de ella, la muerte: frustración existencial, pero también frustración social, y la frustración de la incontenible pasión sexual que salva todo obstáculo y arrasa las convenciones y prohibiciones; b. El amor, magnífico y sombrío a la vez; amor que puede llevar a la muerte, o que hace morir en vida. Preguntado sobre el protagonismo femenino que caracteriza sus obras, Lorca alguna vez respondió: Es que las mujeres son más pasión, intelectualizan menos, son más humanas, más vegetales; por otra parte, gran dificultad encontraría un autor para dar sus obras, si los héroes fueran hombres. Hay una crisis lamentable de actores, buenos actores, se entiende.7 c. La infertilidad; 4 esperpento—título dado por Ramón del Valle-Inclán a varias de sus obras, caracterizadas por un afán de presentar el sentido trágico de la vida, elevando lo grotesco a categoría literaria. 5 Ibid., Pág. 545. 6 Ibid., Pág. 532. 7 Ibid., Págs. 501-502. 2 d. El acecho de la muerte; e. La protesta social, en las últimas obras como La casa de Bernarda Alba, donde se protesta contra la condición de la mujer, contra el fanatismo y la intolerancia, y se aboga por una sociedad libre. Conviene saber que García-Posada apunta dos principios que son, según él, los dos polos fundamentales de la estructura dramática lorquiana: el principio de la autoridad y el principio de la libertad. El teatro de Lorca se nutre de estos dos opuestos, sin descontar la importancia de la pluralidad de planos en las obras lorquianas más complejas. Respuesta a la primera tesis de ensayo de la lección sobre La casa de Bernarda Alba: 1. Éste es un ejemplo del tipo de análisis temático que se verá en la Pregunta N° 2 del Examen de AP Spanish Literature. Para cumplir adecuadamente con los requisitos de esta tesis, el estudiante debe analizar, como mínimo, dos de los muchos momentos de la obra en que Bernarda responde al qué dirán como móvil determinador de sus acciones: entre otros, el acato a las formas visto al rezar, con el duelo, por su difunto esposo; ella cumple con el rito esperado aunque, al partir las vecinas, dice “¡Andar a vuestras cuevas a criticar todo lo que habéis visto! Ojalá tardéis muchos años en volver a pasar el arco de mi puerta.”; para Bernarda han venido “para llenar mi casa con el sudor de sus refajos y el veneno de sus lenguas.” Otros: la preocupación por el color adecuado de un abanico de viuda y el luto exagerado por el muerto; el interés por el chisme visto en los relatos sobre Paca la Roseta y la hija de la Librada, por ejemplo; y la inquietud por lo que pueda reportar Poncia sobre lo que dicen en el pueblo. De hecho, bastaría un buen análisis de la relación que tienen entre sí estas dos mujeres, pues una de las funciones de Poncia es enterarse de lo que dice la gente, para informar a Bernarda. Poncia se describe a sí misma como “buena perra” de Bernarda. Recuérdese que, tocante a lo que dice la gente sobre las visitas de Pepe a la ventana, Bernarda indaga: Bernarda. ¿Sigue tu hijo viendo a Pepe a las cuatro de la mañana? ¿Siguen diciendo todavía la mala letanía de esta casa? Poncia. No dicen nada. Bernarda. Porque no pueden. Porque no hay carne donde morder. ¡A la vigilia de mis ojos se debe esto! Uno de los momentos más reveladores de la obsesión de Bernarda con el qué dirán es su primera orden, al presenciar a la hija suicida: que la descuelguen y vistan como si fuera virgen y que las campanas den la señal de que ha muerto una doncella; en lugar de acongojado, sañudo o enloquecido, el pensamiento frío de esta madre va al qué dirán. Como antes ha dicho Bernarda a Poncia: “Aquí no pasa nada. ¡Eso quisieras tú! Y si pasara algún día, estáte segura que no traspasaría las paredes.” 3 Respuesta a la segunda tesis de ensayo de la lección sobre La casa de Bernarda Alba: 2. Éste es un ejemplo del tipo de análisis temático que se verá en la Pregunta N° 2 del Examen de AP Spanish Literature. Para cumplir adecuadamente con esta tesis, los ensayos deben tratar dos de los tres textos señalados, a opción del estudiante. Pueden enfocarse, por un lado, en la pasión sexual de Adela que la lleva a afrontar primero la mala fama (“me pondré delante de todos la corona de espinas que tienen las que son queridas de algún hombre casado”), después el encono de la madre (“¡Esto hago yo con la vara de la dominadora!”), y por fin la muerte al creer que Pepe el Romano ha muerto a manos de la tirana. Por otro lado, se puede tratar a Martirio y la pasión reprimida que la lleva a una confrontación final con su hermana, gritando “¡Sí! Déjame que el pecho se me rompa como una granada de amargura. ¡Lo quiero!”; es pasión que la impele a insinuar que Pepe está muerto, provocando así el suicidio de su hermana (“¡Hubiera volcado un río de sangre sobre su cabeza!”). La desesperación de cualquiera de estos dos personajes se podrá comparar con la de Soledad Montoya, que recorre su casa “como una loca/. . . /de la cocina a la alcoba”, provocando la advertencia del poeta que “caballo que se desboca/pronto encuentra la mar/y se lo tragan las olas”; y con la del mozo vuelto a casa desangrándose, de la vida montaraz, y la gitana enamorada, muerta sobre el aljibe, seducida por la mortífera luna durante la larga espera al amante (“¡Cuántas veces te esperó! ¡Cuántas veces te esperara!”). 4