Soy venezolano, padre de familia y cultivo los campos de la tiena natal, títulos llIas que suficientes, para elevar mi voz á las altas regiones de la política venezolana, en que se halla V. E. colocado por los sufragios d'e la mayoría de nuestros compatriot~s. Pero me asisten otros de q!1e quiero hacer uso, pues que los sanguinarios é intolerantes, intentan amedrentar á los que no profesamos sus horribles principios de esterminio y silencio. Pertenecí á los que quisievon en 1826 destrozar el pacto colombiano, y terminar el ,poder vitalicio del general Bolivar. Res · tituido á Venezuela este hombre famoso y extraordinario por ' sus talentos, por sus servicios" por sus pretensiones y por sus demasías, y reconciliado con el autor de la revolucion, me juzgué muy débil para cooperar á demoler el deforme edificio que quizo ent6nces cimentarse, y en el que figuraban como robustas pilastras, los Paez, los Montillas, los Urdanetas, los Sucres, los Salones. los 2 Carreiios,y tantos otros,cuyos talentos militares se hallarán siempre asociados á las glorias dO e la patria. Renuncié la política, derra - mé la tinta con que habia escrito mis pensamientos, no luminosos, pero sí patrióticos, y esperé los sucesos venideros, contentándome con la triste gltlria, de no firmar documento alguno que pudiese contribuir al triunfo de planes libertícidas. Contráigome á las odiosas actas y peticiones de 1828, que quiero creer no rubricaria V. E. Llegó la revolucion de 1829, no tuve en ella ni la mas mí -o nima parte, pero sí la prohijó mi COl'azon, pues que los revoluciona rios, Mariiio, A. Quintero, J. M. Pelgron, A. Fortique &a, &a, proclamaban mis dos mas caros objetos: separacion de la asociacion colombiana, y desconocimiento del Jefe Supremo, ó dígase Presidente. Alzáronse colosos y provincias que acaudilló el general Monagas, otros enmudecieron, y yo volví á escribir, sosteniendo como me era posible la hermosa causa del pais en que nací: combatí en el periódico titulado Venezuela y el Congreso, al ge , neral Monagas y á sus valerosos compañeros, hasta que en el Valle de la Pascua se dió el fausto decreto que V. E. recordará eon placer. Yo habia sido perseguido por las huestes en insurreccion, y mi habitacion rural saqueada indignamente: sin embargo, leí con placer indecible aquel documento que llamo y llamaré fausto, lo celebré en las columnas del papel que redactaba, y tuve la satisfaccion de que el gefe que lo dictó, hiciese de mis principios políticos, elogios mas generosos que merecidos, en una nota confidencial que conservo como honrosa. Fué mi única recompensa, y me pareció excesiva y espléndida, pues que en la paz y en la reconciliacion de los venezolanos, hallaba yo la indemnizacion de mis desgracias y el colmo de la satisfaccion á que aspiraba. Solo tuve presente despues de aquel decreto, que en otras circunstancias dieron los mismos MODagas á la patria, muchos y faustos dias de gloria y de esperanzas. I , 3 Me honró el colegio electoral de 1852, con el favor popular de diputado provincial, y consagrándome á. su desempeño como me lo permitian mis débiles fuerzas, volví á. escribir y á. sostener cuestiones, que llamo yo vitales para la libertad. Impugné, en el período electoral de 18:34, á. los partidarios del militarismo, y cuando en 1835, estalló la ominosa revolucion del 8 de Julio, fuí, no el primero en combatirla, pero tampoco el último. Hice muy poco porque mis fuerzas son pocas. Supongo á. V. E. impuesto de muchos pormenores, y supongo tambien que V. E. se habrádignado leer mis páginas. En las anteriores y en esta peticion,hay poco de mi cosecha. He procurado beber algo en las claras y purísimas fuentes de Raynal, del Astro de los siglos, el i.nmortal patriarca de Ferney, del Marques de Beccaria, del conde Rrederer. Aquí tiene V. E. el mayor número de las autoridades que yo sigo. Repito que poco hay de mi cosecha. Apénas lo local. Júzgueme V. E. por lu que de mí haya leido, por la escasez de solicitudes que notará. en los archivos de las Secretarías de Estado, relativas á 'empleos ó adelantos materiales firmadas por Lander: no me juzgue V. E . por lo que le digan mis adversarios, ni sus íntimos amigos, en cuya conducta, ie observa mas celo que prevision, mas amor propio que amor á la patria. Con tales títulos y antecedentes, voy á dirigir á V. E. mis pensamientos y súplicas en las solemnes circunstancias que nos rodean, sobre la gran cuestion de muerte 6 vida, de proscripciones 6 clemencia que nos agita. Dígnese V. E. leerme solo, y libre del influjo de las sutiles inspiraciones de los hombres que aspiran á su apreciable amistad, ó á sus valiosos favores. V. E. perderá . so minutos como José Maria Vargas, pero puede hallar como Presidente constitucional de Venezuela, alguna idea, alguna indi-cacion que lo detenga, algun juicio pequeño, que le haga formar mil juicios grandesy luminoso~. Los individ\los que saben pen- 4 sar, hallan á ,'eces en escritos poco meritorios, ocas ion de descubrir verdades refulgentes, porque los pensamientos de los hombres, son 6rganos simp{lticos de los pueblos-individuos; porque en tales casos perfecciona el talento del lector, lo que apénas asomó el insuficiente escritor_ Voy á explicarme con entera libertad: conozco que me espongo á la saiía de los verdugos y perseguidores, pero son pocos, aunque hablen á gritos y en las plazas públicas, y los otros en sus aposentos pasmados y aturdidos_ Yo apelo á la libertad de imprenta, á esa omnipotente garantía de los pueblos libres, que ya fué comparada al foro romano. Son pocos y bulleros, Excmo. Sr., porque en general los venezolanos son humanos y generosos. Ademas ¿ que imporbn los dicterios que me esperan 6 que pueden prodigarme, si logro el bien de inculcar con suceso lo~ hermosos pensamientos de aquellas antorchas 19minosas? Poco 6 nada Excmo. Sr. Me resigno á sufrir, porque la satisfaccion de repetir lo que dijeron génios superiores, génios que semejantes al astro del dia, derramáron torrentes de luz sobre el mundo todavía feroz y esclavizado, vIII e bien el sinsabor de oirme llamar perverso, faccioso, inmoral, vocinglero, reformista, aspirante &a. vale bien la pena de oirme denigrar por los que no nombraré hoy, aunque me tienten de mil modos, mis inclinaciones á las réplicas satíricas. Cuando se trata de que vivan ó mueran algunos ve nezolanos,la impaciencia y la sátira son sentimientos y armas pro· hibidas. Y si á los hombres muy pequeños de Venezuela, nos es permitido el uso de las memorables respuestas de los famosos griegos, yo me anticipo á contestar á los que me improperen, insul- ten, pero lean. Entro en materia, Excmo. Señor. Las r~voluciones no son desgracias que sufre ímicamente Venezuela. Desde el Misisipí hasta el Cabo de Hornos, desde Acapulco hasta Talcahuano n el Nuevo Mundo, que infaustamente fué y se llamó español, se suceden las revoluciones atropelladamente: 5 en unas repúblicas se establecen gobiernos federales, suaves y democráticos, y caen á la vuelta de algunos años, precediend<> á su ruina combates, horrores y anarquía: en otras se establecen sistemas militares fuertes y vigorosos, y sufren la misma suerte, precediendo tambien á SI! ruina los mismos combates, hor- rores y anarquía. Obsérvenos V.E. Solo el des6rden y la desolacion son durables y perennes, alternando á lo sumo momentos de esperanzas, con largos dias de pena y confusion. Méjico ya república, ya imperio, ya federal, ya central, Guatemala, Colombia, Perú, Bolivia, Chile, y Buenos Ayres, son paises que estan diciendo al que quiere observarlos: Existen en el mundoHispano-Americano fuentes inagotables de anarquía. Sus pobres moradores no encuentran medios 6 combinaciones que las agoteJl, y atolondrados se atribuyen redprocamente, segun son vencidos 6 vencedores, la causa de su infortunio. Si yo me dirigiera esta vez á lectores vulgares, me empeñaria, en impugnar la brutal réplica, que hacen los partidarios de la sal~­ gre. La Nueva Granada dicen, goza de sociego porque mató á la vez en los patíbulos á. muchos de sus hijos ¡Bárbaros! Tambien Venezuela tuvo SU! cinco años de paz, tambien tuvo sus mom¡m- tos de esperanzas, y lejos de haber decapitado á los que la escaD· dalizáron como colombiana, 6 á los que la conmovieron como nacion independiente, 'los perdonó y obr6 con harta eord,ura: algunos de ellos se numeran hoy entre sus mas bizarros defensores. fiespues de largas horas de excesos bacanales, descansa natural· mente el individuo. Duerme algo, porque su afan fué excesivo. Así sucedi6 en Venezuela, así sucede en la Nueva Granada, así sucederá en el Ecuador, así sucederá en Venezuela. El indivi· duo duerme segun se ha fatigado, y estos pueblos-individuos, se sociegan ó duermen segun se han conmovido en sus revoluciones intestinas. No se engañe V. E. : 'Santander cometi6 un acto de es- 6 ~ andalosa crueldad, pel'mitiendo que fuesen sacrificados en los cadalzos decenas de granadinos. No hay crímen político qu e merezca tantas víctimas, y aun podria sostenerse que no hay constitucion en todo el mundo hispano -americano, que merezca el holocausto de víctimas humanas. de manos infantiles. Son estos pactos, I)bras frágiles Y si para aplacar á los políticos perseguido- res necesito imitar los escritores incrédulos, que cuando hablan de las instituciones religiosas dicen hipócritamente: "todas son invenciones del hombre, exceptuando la nuestra;" entiéndase tambien que yo digo, son obras frágiles, exceptuando la venezolana, la granadina, la ecuatoriana (segun sea el lector), de manos infantiles. La posteridad juzgará al general Santander, y muchos liberales estamos viendo llegar el dia, en que tendrémes que sostener el derecho de asilo, en favor de este personage, ayer condenado á muerte por vencido, y perdonado por el general Bolivar, hoy vencedor y perpetrando ases: natos jurídicos. Seis, ocho, ó diez años de sociego, solo quieren decir que el afan precedente fué como 6, 8, 6 10. Es preciso repetirlo, aunq ue se resienta el ampr propio nacional: no hallamos combinaciones que nos den so~iego. Colocando á V. E. en la presidencia, llevamos el princi pio del poder civil. al zenit de ~Ia esfera política. ¿ Y hemos gozado por eso de tranqui- lidad? Aseguramos por eso, siquiera un año mas, de momentos de esperanzas? De lo que voy diciendo no se infiere, Excmo. SI'., que estoy por la impunidad de los excesos de Julio, que deploré y reprobé en alta voz. Pero sí quiero decir, que debemos penar ú. sus autores, no de un modo que los estermine, sino de una manera que los corrija. ¿ Adonde iriamos hoy, si hubiésemos decapitado á los gefes 6 nota- bles de todas las conspiraciones colombianas y venezolanas? Si Bolivar en 1827 hubiera sometido ú. Paez ú. todo el rigor de las 7 leyes entónces existentes, ¿ hubiera contado Venezuela en 1835 con los servicios del denodado y filantr6pico caudillo, que tanto ha contribuido á salvarla? ¿Hubiera la patria numerado hoy en las filas constitucionales á sus buenos servidores, los Muñozes, los Cistiagas, los Ortegas, y á tantos otros de quienes tanto ha necesitado? Si Venezuela no hubiera sido previsiva y conciliadora, ¿ Hubiéramos tenido en la borrasca que acabamos de pasar á los Heres, los Paredes, los Corderos, los Salones? ¿ Hubiéramos tenido al Jeneral Montilla, cuyos servicios nan sido tan exquisitos y patrióticos? Las repúblicas de Méjico, Guatemala, Venezllela, N. Granada, Ecuador, Perú, &a. son embarcaciones mal construidas, , que navegan rodeadas de escollos en mares procelosos. El experto piloto da á veces la salvacion, pero como todos tenemos y debemos tener el derecho de empuñar el timon, sucede muchas' veces el naufragio, cuando, precisamente llegábamos á puerto. ¿Y será prudente, será nacional que gritemos pasado el conflicto: perezca la tripulacion? No pronunciaré yo voces tan inhumanas. Tampoco diré yo como dicen otros muchos, castiguemos al piloto. Es perjudicial, es feroz que nos transformemos hoy en jueces implacables y sanguinarios, nosotros que tantas 'razones tenemos para compadecer á los revolucionarios temerarios y contumaces, nosotros que podemos llamarnos una sociedad de cómplices, si las revoluciones son crímenes por ser revoluciones. Se ha comparado el carácter de las naciones al agua, que tom,!, siempre la forma de los vasos en que se deposita. El' génio de los gobiernos equivale á la copa 6 vacija, que decide de la forma del carácter nacional. (l) 'Nuestros gobiernos han sido constantemente gobiernos revolucionarios, y el génio de los gobiernos es poderosamente comunicativo: la nacion lo recibió, ¿ y exterminarémos hoy á Jos torpes, vehementes 6 mal avisados, que cediérM ' (1) Helvecio. 8 á la habilud nacional sin considerar que no habia objeto plau5ible, y empleando los infernales medios de la fuerza material? V. E. es ilustrado, y cuando los hombres no son malignos, q que las pa- ,siones no ofuscan las luces de su razon, se manifiestan siempre tanto mas indulgentes, c'lanto mayor es la ilustracion que hanadquirido. V. E. sabe, como ideológico muy justamente afamado, qu e los mas de los hombres son lo que ellos deben ser, porque nuestras ideas son casi consecuencias necesarias de las sociedades en que vivimos, de las lecturas que hacemos, y de los objetos que se nos presentan. V. E. sabe que la virtud, en totlos los pueblos de la tierra, es el efecto de la sabiduría mas 6 ménos grande de las administraciones qu e han tenido. (1) Nuestra falta de educacion política, nuestro' carácter vehemente, las huellas de los grandes hombres colombianos y venezolanos, la incapacidad de algunos de los que nos gobernaban el 7 de Julio, son Excmo. Señor, con otra multitud de cOllsideraciones, disculpas no suficientes, pero sí merecedoras de tenerlas en memoria. No las desatienda V. E., que es el legítimo heredero ó representante de los derechos y obligaciones que tuvieron los gobiernos anteriores. Acuérdese V. E. de que sus valientes compatriotas en la sangrienta lucha de la independencia, fueron clementes cuando victoriosos, terribles cuando vencidos. ¿ Desmentirémos la hermosa recomendacion de ser clementes con los vencidos, hoy que los vencidos son nuestros compatriotas, nuestros amigos? V. E. sabe que la seguridad y tranquilidad de los ciudadanos descansa mas 'sobre las costumbres que sobre las leyes penales, que las buenas costumbres no se adquieren con el espectáculo de los suplicios, ni con la horfandad de centenares de hijos de proscriptos, que no es la crueldad de las penas sino la infalibilidad de ~ -----~--_.---- (1) Retvecio. ---- 9 su'aves penas lo que corrige, porque la crueld.ad ó dureza hace cautos y feroces á. los que sobreviven, y pllepara un porvenir sangriento y desastroso. I V. E. sabe que ciertas leyes criminales como la que nosotros llamamos de ,conspiradores, parecen dictadas por verdugos en proveeho de los mismos verdugos, y que en tiempo/! de efervescencias, se ha visto conspirar bajo el cadalso, al tiempo mismo de caer ensangrentadas las cabezas de los conspimdores, así como' en tiempos da amnistía ó de olvido, se ha visto tambien que todo volvia á. entrar en el orden y en el deber. Los vene:z.olanos no son de los hombres que escarmientan en cabeza agena. d Escarmentáron los militares conspiradores con el trá- gico fin de Gabante? de 1829, con la~ Escarmentáron los civiles conspiradores muertes recibidas en los cadalsos y en los cam- pos de batalla por los Guerras, los Padillas y los Córdovas, de inmortal memoria? , Repitámoslo de mil modos: es inmensa la distancia entre el de~pótico gobierno espaiiol del que partimos, y el suave gobierno republicano por el que suspiramos, y en esta gran distancia desaparece el tino, nos chocamos y perdémos el juicio. Los que se lanzan,ó son como V.E. lanzados, á. su pesar, en los negocios de la patria, puede decirse que entran en los tres mil aposentos del laberinto de Egipto. Son hombres dignos de compasion, porque parece que la política vene7.0lana quiere hoy convertirse en el mónstruo Minotauro, que Dedalo encerró en el otro laberinto de Creta, y que alimentaban con víctimas humanas. Ya me parece que oigo la algazara de los hombres terl'iblils del momento. Ellos creen que me expl~co con exce8iva libertad, por- que el hombre depravado por el poder, ó por la servidumbre, es entre todos los animales el mas estúpido, el mas cobarde y el mas ' cruel. No será pues estraiio que se unan los verdugos de hoy, con algunas de las víctimas de mañana, para sofocar la voz de los que es- 2 lO 17ribjn\os con libertad, d~ los que intentamos poner Hmites al espantoso abuso de la fuerza, y á la '\nGoncebible résignacion de los que se anonadan. Los que escriben contra las leyes de sangre, dirán los fuertes, predican la revoluoion, y las víctimas de mañana coincidirán diciendo, "¿ no tenemos bastantes garantías en la moralidad de los que mandan r" Al que teme, le acusa la conciencia. Pero \ yo prescindiré de esta bataola que supongo, y continuaré comunicando á V. E. la liore expresion de mi entendimiento. Tiene tamblen V. E. tres consideraciones no de poca monta, que deben inclinarlo á librar á Venezuela del escándalo de los cadalsos, y á la disminucíon de otras penas. l." Se ha sostenido por los íntimos amigos de V. E.; que la revolucion del 8 de ~ulio no ha tenido otras miras que derribar á V. E. (Jaque-Mate número 2.) Así es que en cierto modo, el Excmo. Sr. José Maria Vargas se presenta como parte, en esta infausta disencion dom éstica de algunos 'Venezolanos, r.ontra la gran mayoría t¡ue lo eligió. Toca pues á V. E. contestar con hechos públicos é inequívocos, que no es parte agraviada como individuo, y que si lo es, tambien usa de sus atribuciones constitucionales, perdonando ó conmutando magnánimamente. 2." Deportado V. E., acometió el Sr. General Paez la empresa de restablecer la constitucion, empleando el perdon y el olvido, siempre que los comprometidos deponian las armas: hizo prodigios combinando el denuedo ¡¡on la generosidad, y continuó en esta línea, hasta' que acercúndose despues del Pirital á la man sion del Supremo Gobierno, se le restl'ingieron las facultades, que tuvo al principiar la campaña. Paez distante del gobierno, con- cedió á los que retrooedieron, vida, grados y propiedades. inmediato al gobierno tenia que regatear lo que era generoso. Paez De aquí ha resultado que generalmente se dice: "Paez es el mas pa.. triota y clemente de los venezolanos: si él hubiera lIlandado "como presidente, 6 no habria sobl'evenitlo la revolucioll, ó habl'ix <c 'dufad!l muy pocp. Paez ha s¡¡lvado la constitucion, y las vida~ "de mUcllOS venezolanos: no lo pudo hacer todo, porque el go"bierno restringia sus facultades." Es pre~i80 convenir, Excmo. Sr., en que este modo de discurrir hUmilla al gobierno y eleva ~ Pae¡r;; V. E. está en el caso de pensar sériamente sobre este in 'Cidente del 8 de Jl,Ilio. Los pod.eres supremos de la l)ac~Qn, deben ocupar el primer lugar en los eo.razones de los ~enezolanos. Si así .no sucede, hastll Ja estr,uctura del gobierno .corre un riesgo in.mine.Q,te. .No porque Paez aspire á. puestos peligrosos, sino porque el gobierno ,nO oc\!;pa su luga.r, lf porque de hecho hay otro poder creado por ,la grllititud nacional. Hay pun~os que me he pro- puesto DO puofundizar, y tal vez ni se allfecia el motivo que me .d.eteFmina. 3.· ruede decirse que el ciudadano José Maria Var- .gas es el primer paisano ú hombre privado, <}:uE1 eD toda Colombia ¡'¡~gó ·ó.la .primera magistratura .d.e una de \as f\acione.s eD qu.e se dividió ·aq\\el\a sociedad. Toca pues á V.E. hacer ver, que el tra,ge .ciudadano abriga tambien corazones generosos, corazonEls que ántes quieren olvidar los agravio!! que vengarlos. Boli;var y Paez, presidiendo á Colombia y Venezuela, supierQn eD ocasiones so.lemnes como'lilS actuales, abrazar á los ~De!lligos suyos, lf de las ;instituciones que regian : su.pieron de este modo cODvertir en ciu.dadanos fieles, á. enemigC/s tel}aces. Imítelos V. E. Son raras oca_siones, semejantes. No prive V. E. á. los que vestimos la casaca , .negra, del honQl' de que participarémos viéndolo engrandecerse por la clemencia. Arráiguese V. E. en los corazones de los dtls· venturados, que al crímen de conspirar sin .objeto plausible, unie,rQn la desgracia de ser veneidos. ,La gratit~d vive largos dias en los pechos desgracjados, así coo)o se..aniquila y muere fácilmente . en los ufanos y venturosos. La demencia nacionat, de~pu~s <le un triunfo tan espléndido.como el que hemos obtenido, es comparable .11. los vasos de incienso, que .colocados sobre los altares del eterno, 12 bastan para llenar de perfumes la dilatada extension de nuestros templos. Imagínese V. E. á. las virtuosas Merced Mutis de Ibarra y Candelaria Duarte, y á la amable Carolina Carabaiio (á. la que si no estoy equivocado conoció yagasaj'; V. E. en su infancia), imagí. neselas V. E. desoladas, tristes, rodeadas de numerosas proles y de hermanos queridos, y anegadas en lágrimas esperando de los labios de V. E. la proscripcion 6 el perdon, la muerte 6 la vida del esposo y del padre. Imagínese V. E. mil matronas y mil jó· venes mas, coinpatriotas nuestras, que en este instante se hallan en situado n tan angustiada, imagíneselas V. E. sensibles por la educacion y por la edad con la conciencia que tienen y deben te· ner de los servicios tributados á la patria, y de las virtudes privadas de sus deudos. ¿ Cual seria su desesperacion al saber que V.E. se mostrara inexorable? Pero yo no me he propuesto hablar al corazon del primer magistrado de Venezuela, sino Íl su entendimien . too Lleno de confianza, sln embargo, en la sensibilidad de V. E., paso á. decir algo, aunque muy en bosljuejo, contra la indigna pena del último suplicio. El derecho de vivir es inagenable, y como la sociedad, ó séase la mayoría de los miembros asociados, no puede ni debe tener mas autoridad que la suma de los contingentes de libertad, que cada individuo cede á la reunion, resulta evidentemente, que la sociedad no tiene el derecho de imponer la pena de muerte. lo ha atribuido, ó mas bien se lo ha usurpado. Ella se Cada uno ha ce- dido la porcion mas pequeiia de su libertad para garantía de los tiernas; pero en los sacrificios mas pequeiios de la libertad de cada uno, no puede hallal'se el de la vida, que es el mayor de todos los bienes. Ya sé yo que muchos criminalistas levantarán algazara con tra estas doctrinas bienhechoras de Beccaria y Rcederer : so.n su~esores involuntarios de los crueles favoritos, que aconsejáron 13 á. los emperadores y reyes, el exterminio de los enemigos de su usurpado poder. Ellos dicen que el que mata merece la muerte, pero tambien replica Roeder, el que hace beneficios, es digno de que los demas hombres le hagan beneficios. ¿ Y se ha ordenado acaso que se prive de la capacidad de recibir beneficios, al que no los retril>uye? No convenceré yo á. muchos de estos talentos in- humanos, tanto mas porfiados en la buena opinion que tienen de ellos mismos, cuanto que su tenacidad nació con mil errores adquiridos desde la juventud, y son el resultado de mucho tiempo y de muchos e~tudios? La sociedad, que es una persona pública, asesina á las personas privadas que asesinan, y nuestra sociedad, que ha tenido siempre el deber de darnos egemplos de moral, usurpaba tambien con sus confiscaciones, los bienes de los ciudadanos, que robaban ú ofendian á otros ciudadanos, ó á la nacion, cuyas eontradicciones dirán á los venideros de un modo incontestable, que la civilizacion presente apéna~ es la aurora de los destinos huma- nos, ó la cuna del bien de las sociedades (1). Todavía muchas naciones de Europa, castigan de muerte el robo á mano armada, y en la misma sentencia ordenan la confiscacion, es decir, usurpan en provecho propio los bienes del condenado. Esperanzado yo en los progresos de las luces, no dudu de que llegará, no muy tarde, el venturoso dia en el que se borre de nuestros códigos la pena de muerte, como ti¡'ánica, indigna, é innecesaria. Ya el Constituyente, á cuyo luminoso Cong¡-eso tuvo V. E.la honra de pertenecer, recomendó su economía, y ojalá no suceda en tan importante cuestion, lo que vimos todos que aconteció en la de confiscacion. Confiscamos hasta mas no poder, para luego decir, no haya maa confi8cacionea. ¿ Matarémos hasta mas no poder á. nues- tros propios conciudadanos, para luego decir, no matémoa mas? ¿ Para que luego se diga, que dejamos de matar, no por falta de vo- (1) Jouy. 14 luntad, sino por sobra de víctimas? Los directores de las naciones no deben tener por objeto el exterminio d'e los que delinquen, sino su correOClOn. Los usu-rpadores europeos inventáron tormentos y suplicios, para hacer que la obediencia fuese mas ciega é infinita, tormentos y suplicios que parecen salido'S del consejo de -los demonios, y los Tepublicanos del Nuevo Mundo, proclamando los principios mas 'filantropicos, adoptamos las leyes y los usos de los tiranos mas Grueles. Nosotros que estamos llamados para gobernar ilus- trando, para gobernar convenciendo, gobernamos ó querémos gobernar Sofocando, gobernamos ó querémos gobernar aniquilando. V. E. ha visto tÍ. los feroces re!ilactores del Conciso sosteniendo que la capacidad intelectual de un delincuente en política, es circunstancia que debe determinarnos tÍ. matarlo, como si la capaci- dad intelectual no aumentase las probabilidades de la correccion .del delincuente, como si esas capacidades intelectuales fuesen tan .(Jomunes en nuestra patria; como si el delicado gobierno, que hemos preferido, pudiese existir sin ellas, inocentes ó arrepentidas, -como si fuese ' justo matar al que hizo en mil ocasiones serVICIOS importantes, y delinquió en una. Excmo. Señor, el General Francisco Carabaño, ,cuya vida concedió el Congreso el }.O de Marzo, y cuya sentencia de muerte quiso dictar el mismo Congreso á. los muy pocos dias, sin que hubiese cometido nuevos delitos en el intérvalo, no es el facineroso, ni el malhechor, ni el general sin servicios de que nos ha hablado J. Y. Chaquert, muy adicto servidor del rendido, cuando era comanda~te o, de la Guayra. El retrato es infiel, por no deéir infame. d No conocemos toda la rígida' moral de Cara\;año? Es tan pública como su compliGidad en los trastornos del año 35. Chaquert puede ser buen padre y buen esposo, pero no 'mejor padre ni mejor esposo, ni ménos buen amigo, como lo ha sabido ser Carabaño. y 15 én cllllnto á, sus seilvici08, 8010 S'On ignorados de los que no conbcen la historia d'e la patria.. No 1¡IS compararé yo. á los <tue han tributado. á, Colombia y Vene7Juela, Clo.mo 'guerreros, Pilez, Montina, Clcrrefioj y,o.tros muchos. La exaotitud, es necesaria, para defen- der y hasta para calumniar; pelro. sí diré¡ que en la mano, derecha de OarabMie, y en su pié i7Jquierdo, herido.s pGr balas españollls, en el cerro. Fagina de Mariara. yen, el sangriento ataq u'e que. diero.n IGS republicano.s á Valencia á las 6tdenes del general FraD\lisco. Miranda, estan las , icatrices que desmienten á Chaquert. Solo. falta que el mismo. Chaquert¡ vistiendo. el ho.nro.so ·trage de miliciano nacional, hiera tambien el co.r3/l.o.n del desgraciado Carabaño. Permitame V. E. terminar esta digresion, recomendando á. Io.s redactores del Conciso, la mbima siguiente: hay tres 'cosas que el que se llama republicano respeta con preferencia: el pueblo., la desgrama, y las p3llabras del hombre de bien (1). Muy poco. he !licho Co.ntra la tiránica é indigna pena del últ imo. suplicio. Soy iOGaparh por mi e:scasez de luees. Pero V. E. tiene tratada la materia lumino.samente, en lo.s delitos y penas del marques de Beccaria, en las co.nsideraciones so.bre la pena de muerte del Conde Roderert, y en las inmortales páginas del elocuente Jouy. Suplico. á V¡ E-" forme con los pensamientos' de estos benefacto.res del género humano, un· mUI'O impenetrable Gontra las sugestiones de los inhumanos. por Dios y por la Patria, no prefiel'a V. E, las. sanguinarias uoctvínas del Docta!" en medicina Juan Pablo Ma rat. • -_.~-----------, ( 1) Tuvo Chaquert la f erocidad de anticipa,' aflicciones, poniendo en su Conciso _ent,'e calaveras, el nO,'1I{),'e de un militar rend'¡do á disCl'eciQn. y cuando algunos meditábamos en la i!npre8Íon que esto ctI,usa,'ia sobre el ánimo de la esposa é hijos de Carabaño, hubo un gen~ral (á quien debe la patrie, lo tJ!l ejamrl ~ de~erá á Cliaque!'t) que exclamo: " Ventzuelrt necesita gel1te, pero esto du hor''o,' : Vf7Iezuela no necesita de itlmigm cion de verdugos," El bufon del Congreso, sin embargo, celebr6 con som i,ms la imJencion. 16 El monstruoso indulto que se apropio V. E . espon'táneamente el dia de su cumpleaños, es cruel,inmoral, nulo é inconstitucional , y desdoroso á la representacion nacional, y al honor del 'Gobierno. Nos sepulta, Excmo. Sr., en una eternidad de infamia. , Presenta ademas un estupendo contraste, con las mercedes que en semejantes dias, dispensaban los reyes de Castilla á sus oprimidos vasallos. ¿ Porqué no firmó V. E. su fatal cúmplase, un dia ántes ó un dia despues? No se dijera hoy, que se han asociado las ridí- culas apariencias de la vanidad política, á las odiosas realidades de un inaudito rigor gubernativo. He dicho que V. E. se lo apropió, porque era potestativo en V. E . admitir la autorizacion que ,le daba la legislatura, ó no admitirla. Esta no legisló, sino autorizó para ........ ·Habiendo V. E. provocado el acto sin indicar el carácter rigoroso ó clemente de que deseara verlo revestido, y habiéndolo V. E. prohijado tan literal y solemnemente, nos ha dicho á todos los venezolanos, tal vez sin querer decirlo, he aquí lo qu¿ yo deseaba: toda la responsabilidad es de V. E. El edificio del' poder civil no puede levantaroe con la infernal mezcla que algunos' , prefieren, de sangre, p6lvora, llantos y horfandades. Este indulto irónico, abre en nuestro pais el camino al régimen del terror, régimen de prisiones, de cadalsos, de ruinas, de perseguidores y perseguidos, de verdugos y víctimas. gozar del triunfo. N o nos deja ni tiempo para Observe V. E. como estamos divididos los ve ~ nezolanos: los que han hecho cosas grandes lO notables para resta-' blecer el órden, y los que mas han sufrido como Paez, Macero, Montilla, M. J. Tovar, Carreño, Ortega, Piñango, AU1-recoechea, y demas Señores del Concejo Municipal de Puerto-Cabello &a. &8_ quieren clemencia y olvido: el ministerio de V. E. y sus íntimos amigos, ql:lieren sangre y espiaciones (1 ). , ) Las disenciones civiles ( 1) El General Pae::, lueU'o que se 8epur6 del egé¡'cito, ha di ~ at rígido con su edecan el 8,-_ 8aslPjon, una respetuo~a peticion congreso implorando clemencia. ' 17 pUlln, y la posteridad yaun ios mismos vivientes, juzgan á. los que en ellas figuran, no por las victorias que consiguen, ni por la asiduidad con que se consagráron, sino por los principios que defendieron, y por los medios que empleáron, pues que hasta los laureles de, semejantes guerras, se cojen marchitos en el mismo campo de batalla. Cuando un gobierno tiene la impDudencia de lan7Jlrse en la carrera del terror, apénas puede contenl\rse en ella, porque una medida rigorosa llama á su ayuda otra medida mas rigorosa, y el número y la irritacion de los descontentos, se acrecientan proporcionalmente; (1), porque los gobiernos desapiadados, forman enemigos implacables. He aSllgurado que el monstruoso indulto es cruel, inmoral, nulo, inconstitucional, y desdoroso á la representacion nacional, J al honor del gobierno.-Es cruel porque en sustancia á. nadie perdona, nada olvida, y porque las penas que se derivan de su contenido, ion duras hasta el estremo :, cadalsos, proscripciones perpétuas ó de 10 años ó de 5 por lo ménos.-Es inmoral porque revive de un modo odioso y solapado, la infame ley de confiscaciones. Si la responsabilidad por daños y perjuicios es una obligacion civil, ¿ pa.ra qué recordarla tan oficiosamente. en la quinta condicion del ,artículo cuarto de la autorizacion? ¿ Corresponde á. la dignidad del gobierno, estimular á los venc~dores á que se apropielL los bienes de los vencidos? ¿ Hay acaso un solo venezolano consti- tucional, que no tenga perjuicios que reclamar P ¿ Es digno del gobier.no dividir la sociedad en' perseguidores y perseguidos? Los proscriptos tienen esposas, hijos, y muchos deudos.-Es nulo é inconstitucional, porque las odiosas excepciones que ha establecido atacan la igualdad con que la Constitucion quiere que sean juzgaab~ueltos ó castigados, todos .Ios venezolanos; porque al dictar el Congreso la autorizacion, y V. E. al apropiársela, han dos, y ----(1) IJulaure. 18 hecho de juzgadores y no de legisladores ni egecutores; porque el Congreso no tuvo ni pretextos para revocar su decreto del 1.0 de Marzo; porque ni el Congreso, ni V.E., ni los tres poderes supremos de la nacion reunidos, tienen la autoridad que presupone la condicion 4." del mismo artículo 4.° El artículo 196 de la constilbcion dice: "Ningun venezolano podrá ser juzgado, y mucho "ménos castigado, sino en virtud de ley anterior á su delito, y des · "pues de haber sido citado, oidoy convencido legalmente." Y V.E. ord ena que cualquier juez, dé muerte en la misma playa (puede así decirse) al proscripto ú. perpetuidad, que vuelva á pisar la tierra d e la que fué ciudadano. ¿ Han dejado los proscriptos de ser venezolanos, por ser revolucionarios, por ser delincuentes? Puede V. E. poner fuera de la ley ó de la constitucion, que es algo mas, á los que han quebrantado las leyes? Son venezolanos hasta qu e mueran, y la constitucion no debe defenderse quebrantándola. Tan noble , causa no debe defenderse inícuamente. ¿ Con que si un proscripto, atravesando la vasta extension del Océano en busca del pan ó de honestos medios de vivir, es arrebatado por una tempestad, y arrojado á nuestras costas, allí lo cogerémos, y allí ~ in juz- garlo lo asesinarémos? Estoy cierto de que si ha habido gobernante~ superiores que manden semejante abominacion, Venezuela no tendrá jueces de paz ni .mUriii:ipales que la pl'rpetren. V. E. mismo, pasado el calor del momento, va a ruborizarse de lo que aca- ba de hacer.-Y es desdoroso al Congreso y al Egecutivo, porque revelá Ít. la nacion que la clemencia del l. ° de Mat·zo, fué mera . ostentacion; porque revela que solo el ruin temor, ó sola la conve· niencia de desarmar á los facciosos de Puerto-Cabello, nos inelujo á perdonar, pero que rendidos IÍ. discreclon, desaparecieron los motivos de ser clementes; porque nos presenta clementes con el ,armado, crueles con el rendido. Yo veo, Excmo. St·., el horrend o mónstruo de la tiranía (civil ú milit.~r, poco importa la denomina- 19 cion con que se disfrace), avanzar caminando sobre montones de ruinas y cadáveres, la veo tragarse lÍ vencidos y vencedores, unos en pos de otros y derrocar la república. Pero nuestra libetal y humana constitucion facilita todavía á. V. E. 'medios de subsanar algunos de sus errores, y sobre todo, medios de evitar lÍ Venezuela el escándalo de los cadalsos. En los gobiernos absolutos es punto de honor y aun de conveniencia pública, insistir en lo mandado. Llaman la insistencia, carácter, porque son los gobiernos de la fuerza. Pero en los gobiernos re- presentativos, u'esistir ó retroceder de los errores mandados, es decoroso, es digno de gvbernantes ilustrados cómo V. E. Son ,los gobiernos de la inteligencia, son los del pensamiento tan espiritual como el alma. gobernados. ' mandé," El gobernante que retrocede nos dice á los " No solo pensé ántes de ml/ndm', sino despues que V. E. tiene entre sus partidarios hombres virtuosos y 'desinteresados, hombres que no aspiran al título de feroces. Pero de los partidos, dice Madama de Stael, no se puede juzgar, sinq por las doctrinas que ellos profesan , cuando se ven dominantes, cuando son mas fuertes. Por todas las razones expuestas y reverenciando yo la constitucion de Venezuela por dos razones: l." porque es obra de la mayoría venezolana: 2." porque es humana y liberal SUPLICO RESPETUOSAMENTE á V. E" que sin pérdida de tiempo, revoque por otro decreto el inconstitucional que ha librado con fecha de 21 del cOl'l,iente, exigiendo luego de la legislatura una autorizacÍon clemente y filantrópica: si se revocan los actos de la clemencia soberana, ¿ causará sorpresa que se revoquen los de rigor? Y que bien acceda V. E. á esta respetuosa súplica, ó bien suceda lo conb'ario, se digne V.E., en cuafquier caso, conmutar tf1da pena capital, que se imponga pur los tribunales de justicia, á los qu e estén encausados 6 se encausaren como comprendidos en la ominosa 20 revolucion del 8 de Julio, ó en sus incidencias, usando V. E. al efecto del poder que le da sábiamente la atribucion 21 del artícu lo 117' de nuestra constitucion. En nuestro pais, Excmo. Sr., se ha matado demasiado para que se mate mas, y yo me he explicado ante V. E. con entera libertad, porque no lo creo un tirano. Si lo creyera, tendria muy presente el consejo de Raynal. "Nadie está obligado á decir la verdad á los tiranos." A la patria, Excmo. Sr., se le supuso el sexo de las madres, para dar á entender á la mayoría de los asociados, que debiamos emplear con los delin cuentes, no la severidad y firmeza que usamos los padres, sino la indulgencia y dulzura casi inseparables de la sensibilidad mugeril. Caracas 30 de Marzo de 1836. .. • ? '. ' . I "