From the SelectedWorks of L. Alberto Huamán Ordoñez 2013 La autorización administrativa de licencias de funcionamiento Alberto Huamán Ordoñez Available at: http://works.bepress.com/albertohuamanordonez_albertohuamanordonez/6/ PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO Poder de policía administrativa, derechos de libertad y amparo constitucional: autorización tipo, “autorización en precario” y licencias de funcionamiento. Análisis de jurisprudencia L. Alberto HUAMÁN ORDÓÑEZ(*). SUMARIO: I. La autorización administrativa como género y las figuras de la “autorización en precario” o autorización para el uso de vías públicas y de la licencia de funcionamiento en cuanto especies de aquella. Autorización, licencia y otras figurillas de habilitación de derechos del administrado, se trate o no de su otorgamiento, conforme a potestades regladas o discrecionales. II. Sentencias del TC materia del presente estudio: 2.1. La revocación de licencias de funcionamiento se genera a partir del incumplimiento de determinadas obligaciones legales pero esto no habilita a que la Administración actúe arbitrariamente debiendo esto ser verificado por el juez de amparo: La STC N° 2326-2003-AA/TC, del 7 de octubre del 2003 o el tema de las restricciones administrativas al dominio privado. 2.2. La utilización de licencias provisorias para giros comerciales distintos de la misma dan pie a que el Ayuntamiento, en ejercicio del poder de policía administrativa, imponga potestades de control materializadas en multa: La STC N° 2002-2003-AA/TC, del 29 de octubre del 2004. 2.3. El inicio del procedimiento administrativo para solicitar una autorización administrativa bajo la forma de licencia de funcionamiento constituyen actos de trámite que no acreditan el ejercitar los derechos a la libertad de empresa y de trabajo conforme a ley. La STC N° 0411-2005-PA/TC, del 31 de marzo del 2005. 2.4. Si el administrado no acredita que viene ejerciendo el derecho subjetivo preexistente secundum legis, el amparo no es el orden procesal indicado de defensa de sus reclamaciones jurisdiccionales: La STC N° 3330-2004-AA/TC, del 11 de julio del 2005. 2.5. Una ordenanza municipal no puede revocar una licencia de funcionamiento obtenida en fiel cumplimiento de los requisitos de validez de acto más aún si ha sido otorgada por ley. La STC N° 01921-2009-PA/TC, del 6 de diciembre del 2010. 2.6. La afectación de la libertad de trabajo como de empresa requieren, de modo urgente, que se vengan ejercitando dichos derechos subjetivos conforme a ley por lo que el ejercicio del poder de policía administrativo deviene en legítimo en dicha intervención: La STC N° 04160-2010-PA/TC del 4 de marzo del 2011. 2.7. El entendimiento de la autorización como género frente a la “autorización en precario” y la licencia en cuanto especies de la primera La constitucionalidad de la Ordenanza N° 173-MDLM, que regula el uso comercial de la vía pública en el distrito de La Molina en la STC N° 00022-2010-PI/TC, del 23 de mayo del 2011: 2.7.1. El límite temporal para el concesorio de una “autorización en precario” por ser un acto de tolerancia, eminentemente gracial de la Administraciones Municipales se basa en que el título habilitante que sostiene la autorización a título de precario no se basa en derecho subjetivo alguno del administrado: Análisis del artículo 4 de la ordenanza distrital materia de proceso de inconstitucionalidad y puntos flacos de la argumentación contenida en el fundamento 19 del fallo. 2.7.2. La prestación de actividades económicas de modo ambulatorio debe ser la fuente única de ingresos del administrado beneficiario con la “autorización en precario” establecida en el artículo 6 de la ordenanza distrital. La permisión municipal no debe tender, en el uso de esta técnica administrativa de restricción de derechos del particular, a promover mayores fuentes de ingresos que las necesarias para la subsistencia. 2.7.3. La limitación de que varios miembros de una misma familia formen diversas unidades económicas que sean pantalla de una más grande rompiendo el alcance altruista de la “autorización en precario” se afirma en el carácter asistencial de esta permisión excepcional inserto en (*) Abogado por la Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo”. Especialista en Derecho Administrativo, Derecho Laboral y Proceso Contencioso Administrativo. Con estudios de Especialización en Administración de Recursos Humanos en el Instituto Peruano de Administración de Empresas (IPAE). Correos electrónicos: [email protected]; [email protected]. 1 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO el artículo 7 de la ordenanza distrital. 2.7.4. La conducción personal del negocio buscando evitarse la “venta” “cesión” o “traspaso” de la autorización y los plazos para el ausentismo del titular del negocio. Análisis de los artículos 8 y 20,1. 2.7.5. La prohibición del trabajo a menores de edad en el comercio ambulatorio busca impedir afectaciones a ellos pero el Tribunal debió compulsar esta medida administrativa con la falta de cunas y guarderías públicas habiendo podido ordenar a la Municipalidad el realizar todos los actos tendientes a habilitar las mismas. 2.7.6. La prohibición de desarrollar más de un giro comercial al precario, esto es al comerciante ambulatorio, se afirma en armonizar los derechos de otros administrados que sí cuenten con licencia de funcionamiento. III. Final. I. La autorización administrativa como género y las figuras de la “autorización en precario” o autorización para el uso de vías públicas y de la licencia de funcionamiento en cuanto especies de aquella. Autorización, licencia y otras figurillas de habilitación de derechos del administrado, se trate o no de su otorgamiento, conforme a potestades regladas o discrecionales: Lo concerniente a la adquisición, revocación o declaratoria de nulidad de las licencias de funcionamiento como acto administrativo o como parte de dicho procedimiento es uno de los temas cruciales de conocido interés que, en el ámbito jurídico - administrativo, ha suscitado, a nivel de justicia judicial, la intervención del juez de amparo pues encierra diversas como dispares situaciones de hecho y de derecho en las que se contraponen, cualquier irreconciliables enemigos, los derechos fundamentales del administrado frente al poder de policía administrativa como parte del elenco de potestades gubernativas dadas a los poderes públicos para el cometido de los fines de interés público. Para ingresar de lleno a lo que nos interesa, viene a bien determinar una línea clara, además de coherente, que permita establecer el entendimiento saludable de lo que es materia de estudio así como unificar, desde nuestra palestra, la diversidad conceptual que existe, en la práctica, entre el poder de policía, autorización como figura base, licencia y autorización (dejando para otro momento, el tratamiento del permiso y la habilitación como formas exteriorizadas de la autorización como género); merituación que haremos en el presente trabajo buscando orientar al lector sobre el alcance de dichas instituciones y su manejo en la realidad. En cuanto al poder de policía, debemos manifestar que es ésta una institución vinculada al elenco de poderío exhibido por la Administración Pública para limitar derechos de los administrados como con buen detalle lo rescata la jurisprudencia: “8. Las potestades a las que se hace referencia (…) la Ley Orgánica de Municipalidades corresponden a la función de policía de la Administración, es decir, aquella que le permite limitar la libertad y la propiedad de los administrados mediante el ejercicio de la coacción, y cuya finalidad no es otra que posibilitar el ejercicio de los derechos y libertades de los propios ciudadanos, garantizar la seguridad ciudadana y velar por el desarrollo urbano del territorio de su competencia. 2 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO 9. Este deber de crear las condiciones para el ejercicio de los derechos y a la vez garantizar la seguridad ciudadana y el desarrollo de los ciudadanos como sociedad que justifica el poder de limitar derechos de los administrados es lo que fundamenta el poder de policía de la Administración. (…) 14. En el caso de autos, el demandante cuestiona el ejercicio del poder de policía de la Municipalidad, poniendo en tela de juicio la medida de clausura temporal que le fue impuesta. Alega que para su validez, la clausura requería necesariamente de un procedimiento administrativo previo con todas las garantías del debido procedimiento, en donde fuera posible discutir la existencia de la infracción que se le imputa y la pertinencia de una sanción. (…) 20. Tolerar el ejercicio de una actividad que no cuenta con los requisitos mínimos exigidos por la Ley supone incrementar indebidamente un riesgo para la seguridad pública y amenazar el desarrollo urbano del distrito, perjudicando así la calidad de vida de los vecinos del distrito y el valor de su propiedad. En esa medida, no resulta acorde con las exigencias de la función de policía de la Administración y su deber de garantizar la seguridad pública”1. Si la esencia de los entes públicos es el bienestar general, como bien lo señalan las Cartas Constitucionales española2 y nacional3, es dable afirmar que el accionar de la Administración debe ir acompañado, en uso de su poder de autotutela, de las necesarias herramientas que permitan, con todo detalle, limitar o restringir de manera razonable y proporcional los derechos de los administrados al punto de proceder, inclusive por la fuerza si es que el ciudadano no lo hace de buena gana, esto es, espontáneamente, a hacerle entender el real alcance de dicha limitación o restricción, consonante con el derecho de los otros. De manera justificada, el poder de policía es, en sí mismo, la forma más depurada de proceder a dicha limitación la cual debe sostenerse, para evitar alguna desorientación de su parte, en una habilitación previa tasada en la lex o en instrumento que se le compare, por ejemplo, una ordenanza municipal; caso contrario, el poder de policía sin habilitación previa que le sirva de soporte o andamiaje puede constituirse en sinónimo de la más pura y descarada 1 STC N° 03951-2007-PA/TC, fdm. 5 al 9, 14 al 21 (Grifo Escorpio S.R.L. vs. Municipalidad Provincial del Callao). 2 Artículo 103 Constitución Española de 1978: “1. La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho. (…)”. 3 Artículo 44 Constitución 1993: “Son deberes primordiales del Estado: (…) promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación. (…)”. 3 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO arbitrariedad de los poderes públicos no faltándole razón a GARRIDO FALLA cuando afirma en abundante cita: “(…) hemos configurado la policía administrativa como el conjunto de medidas coactivas utilizables por la Administración para qué el particular ajuste su actividad a un fin de utilidad pública. Si bien es cierto que se trata de un concepto que tiene un perfecto encaje en el sistema actual del Estado de Derecho, debe de advertirse que estamos ante una noción heredada de la etapa anterior. Cabalmente el Estado - policía se caracterizaba en su actividad por las numerosas medidas de tipo limitativo con que interfería la actividad de los particulares desde la tasa del pan hasta la censura de las publicaciones. Al consagrarse legislativamente el Estado de Derecho, el individuo aparece como titular de una esfera de libertad (status libertatis) protegida jurídicamente contra las intervenciones del Estado. Tal esfera está constituida por el conjunto de los «derechos de libertad». Ahora bien, la posibilidad de que del uso de los derechos de libertad puedan derivarse peligros para el interés público, justifica las potestades de policía en manos del Estado. Con la policía administrativa el estado de libertad civil deja de ser un derecho absoluto del ciudadano. Se desprende, pues, de lo anterior la siguiente definición de la policía administrativa: aquella actividad que la Administración despliega en el ejercicio de sus propias potestades que, para garantizar el mantenimiento del orden público, limita los derechos de los administrados mediante el ejercicio, en su caso, de la coacción sobre los mismos. Es ésta, por tanto, una definición de la policía en función del concepto de orden público. Empero, plantear así la cuestión significa relativizarla de una vez para siempre, siendo este concepto contingente y variable. Lo que se entiende por orden público, en efecto, depende en cada momento de las concepciones dominantes acerca de los fines del Estado. Siendo el Estado de Derecho abstencionista en sus comienzos, el orden público casi se limita a asegurar la «tranquilidad de la calle». La policía administrativa es simplemente policía de seguridad. Pero antes de entrar en los linderos del siglo XX se produjo ya una tal ampliación de los fines estatales y autorizaron las leyes tan considerable número de nuevas intervenciones administrativas que, junto a la policía de seguridad -que, por antonomasia, siguió denominándose policía general-, comenzó a hablarse de policías especiales, para comprender con tal denominación aquel conjunto de medidas limitativas de la actividad de los particulares dictadas en relación con materias específicas: policía minera, forestal, de, aguas, de la circulación, etc. Realmente lo que había ocurrido es que el concepto de orden público se estaba ampliando, o, dicho de otra forma, que nuevos aspectos del interés público venían a justificar el empleo de las típicas medidas de coacción en que la policía consiste. La antiguamente denominada policía general queda, entonces convertida, a su vez, en una más entre las policías especiales: la policía de seguridad. Se ha verificado así, en sentido ampliatorio, un desplazamiento de la causa justificante de la acción coactiva estatal. Lo que caracteriza el Estado intervencionista de nuestros días es cabalmente esto: que la Administración está legitimada para limitar coactivamente las actividades de los particulares y no solamente por razón de orden público, tal como éste era concebido hace un siglo. Sin hacer estas advertencias resultaría un anacronismo seguir hablando del orden público en aquel sentido estricto como finalidad exclusiva de la policía. Lo único cierto es que para asegurarlo aparece una de las especies de la policía: la policía de seguridad. En definitiva, lo que hemos conseguido de esta manera es verter el viejo conjunto del Derecho policial -de tan impresionante tradición en la literatura jurídico-pública- en los moldes del moderno sistema de Derecho administrativo, para 4 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO constituir uno de los fundamentales capítulos en la teoría de los medios coactivos de la Administración”4. Establecido lo que podemos entender por poder de policía en toda su amplitud, debemos señalar que la licencia es una forma, también objetiva y por ello jurídica, de permitir a los ciudadanos el ejercicio de los derechos por ellos invocados sirviendo entonces ésta como instrumento para ejercitar los mismos en el marco de la ley: “6. De lo anterior se desprende que la recurrente no cuenta con la respectiva autorización municipal de funcionamiento para desarrollar la actividad comercial que se constató el 5 de octubre de 2007. En ese sentido, si bien es cierto que toda persona tiene derecho a trabajar libremente, según dispone el artículo 2.15 de la Constitución, no lo es menos que este derecho no es absoluto, pues está sujeto al cumplimiento de ciertas exigencias legales y administrativas dispuestas, en este caso, por los municipios; tal como se ha reconocido, por ejemplo, en la STC 00190-2006-AA/TC (FJ 7)”5. Precisamente este llamado “marco de la ley” es el queda engarzado al hecho de que los derechos fundamentales no son absolutos constituyendo este “marco”, la razonable, racional y proporcional limitación o restricción de los mismos, actuar éste último que se ve justificado, tal cual debemos señalarlo, en el poder de policía: “(…) las municipalidades, por mandato constitucional, son competentes para regular actividades y servicios en materia de educación, salud, vivienda, saneamiento, medio ambiente, transporte colectivo, circulación y tránsito, turismo, cultura, recreación y deporte, dentro del marco legal correspondiente. En ese sentido, en el ámbito de competencia municipal, para realizar alguna de las actividades o servicios regulados por la administración municipal, y a fin de ejercitar válidamente el derecho a la libertad de empresa -y consecuentemente, de ser el caso, poder alegar la vulneración a la libertad de trabajo, como derecho accesorio-, se debe contar previamente con la respectiva autorización municipal, sea esta licencia, autorización, certificado o cualquier otro instrumento aparente que pruebe la autorización municipal para la prestación de un servicio o el desarrollo de una actividad empresarial (...)”6. 4 GARRIDO FALLA, Fernando: “Los medios de la policía y la teoría de las sanciones administrativas”, en: Revista de Administración Pública, N° 28, enero-abril, 1959, p. 11. 5 STC N° 02898-2008-PA/TC, fdm. 6 (Gayoso Agramonte vs. Municipalidad Provincial de Arequipa). 6 STC N° 00467-2009-PA/TC, fdm. 2 al 3 (Barrial Flores vs. Municipalidad Provincial de Arequipa, Gerente de Administración Tributaria, Subgerente de Fiscalización y Procurador Público de la Municipalidad Provincial de Arequipa). 5 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO Revisemos el entendimiento de SANTOFIMIO GAMBOA: “En una primera aproximación a la discusión doctrinal sobre el tema, podríamos afirmar, sin lugar a equívocos, que algunos sectores del derecho administrativo han edificado el concepto de licencia a partir de consideraciones vinculadas a la presencia de la administración para viabilizar el ejercicio de derechos subjetivos preexistentes de los interesados, frente a limitaciones impuestas por el legislador para su ejercicio directo e ilimitado. El acto administrativo de licencia es considerado, así las cosas, un acto esencialmente de verificación y de naturaleza reglada, vinculado al ejercicio de los derechos subjetivos del interesado, razón por la cual se entiende como determinante para su expedición el cumplimiento de los requisitos imperativos de carácter legal por parte del interesado, lo que para la administración implica irremediablemente el deber de expedir las licencias correspondientes si se dan estos presupuestos. Bajo este concepto, se reitera el carácter reglado de la decisión de licencia y la imposibilidad del ejercicio de facultades discrecionales por la administración para estos efectos”7. Aunado a lo señalado, debemos indicar que la licencia se desprende de otra figura o institución de mayor envergadura representada por la autorización administrativa en cuanto género. A su vez, esta última institución podemos entenderla como una de las técnicas de alcance jurídico (otras son la concesión y la delegación de la que nos habla la norma procedimental tipo nacional8) a través de la cual, en pleno uso del poder de policía administrativa, se permite al administrado el ejercitar derechos que ya tiene9, vale decir, al contarse con derechos que preexisten a la permisión solicitada a la Administración el papel de ésta viene a ser el de ser un emisor de un 7 SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando: “Carácter colectivo de las licencias urbanísticas bajo los presupuestos del Estado social y democrático de derecho. La ruptura del individualismo clásico en el procedimiento y la decisión administrativos de licencia urbanística”, en: Revista digital de Derecho Administrativo, N° 2, primer semestre, 2009, pp. 44-45. 8 Artículo I Título Preliminar LPAG.-Ámbito de aplicación de la Ley: “La presente Ley será de aplicación para todas las entidades de la Administración Pública. Para los fines de la presente Ley, se entenderá por «entidad» o «entidades» de la Administración Pública: (…) 8. Las personas jurídicas bajo el régimen privado que prestan servicios públicos o ejercen funciones administrativas, en virtud de concesión, delegación o autorización del Estado, conforme a la normativa de la materia”. Los textos en cursivas nos corresponden. 9 Un claro ejemplo de autorización tipo o general es la otorgada por el Instituto Nacional de Cultura (INC); autorización referida a los supuestos de obras pública o privada constitutiva de Patrimonio Cultural de la Nación, se trate de edificación nueva, remodelación, restauración, ampliación, refacción, acondicionamiento, demolición, puesta en valor o cualquier otra ya que, para su ejecución, se hace necesario contar con la autorización previa del ente administrativo de cultura, conforme a la Ley Nº 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación (LGPCN). 6 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO pronunciamiento declarativo de dichos derechos: “(…) En el concepto de autorización, (…) se parte de la remoción de un límite legal para el ejercicio de un derecho o poder preexistente”. A partir de dicha comprensión, el de la autorización como género, se desprenden importantes figuras como la licencia, autorización como especie1011 (vale decir, como derivada de la autorización como género), habilitación12, permiso1314, etc. 10 “(…) se entiende por autorización el acto administrativo discrecional y precario mediante el cual la administración hace posible que el interesado pueda realizar determinadas actividades, prestar servicios, utilizar determinados bienes, cuando la ley condiciona estas actividades al beneplácito previo de la administración. En esta hipótesis, a diferencia de la licencia, así el interesado satisfaga plenamente los requisitos de ley, de todas maneras la autorización queda sujeta a la decisión discrecional de la administración, al igual que su duración, que puede ser revocada discrecionalmente por las autoridades cuando lo consideren oportuno y necesario: SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando: Op.cit., p. 44, pie de página 82. 11 Somos de la idea de que la autorización como especie, para diferenciarla de la autorización tipo, autorización como género o autorización “a secas”, puede ser calificada como “autorización sobre precario”. 12 “(…) la habilitación es el acto administrativo mediante el cual se faculta a una persona para realizar una actividad profesional, comercial o industrial determinada. Por ejemplo, se lo habilita para ejercer la medicina, para ser comerciante o actuar como una sociedad comercial”: ALTAMIRA GIGENA, Julio Isidro: “Privatización de la función de policía”, en: Anales de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdova, T. XLVII, Córdova - República Argentina, 2008, p. 49. 13 “(…) El permiso es entendido como aquel acto administrativo igualmente discrecional, precario mediante el cual se faculta a un particular para que ejecute algún servicio de interés público, o haga especial uso de ciertos bienes de uso público, a título gratuito o remunerado, en las condiciones establecidas por la administración”: SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando: “Carácter colectivo de las licencias urbanísticas bajo los presupuestos del Estado social y democrático de derecho. La ruptura del individualismo clásico en el procedimiento y la decisión administrativos de licencia urbanística”, en: Revista digital de Derecho Administrativo, N° 2, primer semestre, 2009, p. 44, pie de página 82; “(…) el permiso es el acto administrativo mediante el cual se faculta a una persona para utilizar una porción de un bien que pertenece al dominio público”: ALTAMIRA GIGENA, Julio Isidro: “Privatización de la función de policía”, en: Anales de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdova, T. XLVII, Córdova - República Argentina, 2008, p. 49. 14 Decreto N° 813/09, emitido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, del 10 de septiembre del 2009: “(…) Que aquellos permisos otorgados sobre bienes del dominio público revisten carácter esencialmente precario, y en tal sentido la doctrina es constante en afirmar que «El permiso de uso sólo constituye una tolerancia de la Administración, ya que en este orden de actividades, la Administración actúa dentro de la esfera de su poder discrecional; este último constituye el verdadero fundamento de la precariedad delderecho del permisionario (...) y la posibilidad de que sea revocado sin derecho a resarcimiento. De lo expuesto resulta que la atribución o facultad emergente de un permiso no constituye un derecho perfecto, un derecho subjetivo, ya que su propia esencia admite que sea revocado sin derecho a indemnización (...) el hecho mismo de que la revocación del permiso por principio general y sin necesidad de cláusula expresa que así lo establezca no entrañe indemnización demuestra que no se trata de un derecho subjetivo, ya que sería inconcebible el sacrificio de un derecho sin el correlativo resarcimiento por el menoscabo sufrido». «Por otra parte, pudiendo el permiso de uso ser revocado en cualquier momento por la Administración y sin recurso alguno, de acuerdo a una fundamental declaración de nuestra Corte Suprema de Justicia Nacional, resulta obvio que la potestad emergente de un permiso no constituye una propiedad del permisionario» y «Lo atinente al otorgamiento de permisos de uso sobre dependencias dominicales, no pertenece a la actividad reglada de la Administración. Al contrarío, por principio general, pertenece al ámbito de la actividad 7 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO Es verdad que es papel de los poderes públicos el de promover las actividades de los particulares dentro del rol de bienestar general predicado en la Constitución15, empero, esto debe operar de modo racional cautelando los derechos subjetivos e intereses legítimos de terceros y no solamente los del administrado que se dice afectado por la conducta administrativa en acción u omisión como es lo alegado en las demandas de amparo lo cual, por cierto, no siempre contiene la realidad de la intrincada relación entre administrado y Administración Pública al ocultarse detalles que, más tarde, salen a aflorar en la decisión jurisdiccional final y que colocan, en unas situaciones, al ciudadano y otras, a los poderes públicos, en una desventajosa posición frente al papel de afectado o afectado, según convenga, que exhiben en el proceso. Advirtiendo dicho escenario, es que ofrecemos esta vez un estudio dirigido al agudo tema de las licencias de funcionamiento y el amparo constitucional buscando indagar, a lo largo del mismo, en el sentido de los fallos supralegales emitidos por el Tribunal Constitucional (TC) así como el alcance, en el plano real, de las decisiones asumidas. II. Sentencias del TC materia del presente estudio: El Tribunal ha emitido diversos pronunciamientos: por esto es que consideramos detenernos en los que juzgamos de mayor importancia en cuanto encierran el tema del aparente choque de las potestades públicas de fiscalización y control que traducen, finalmente, el ejercicio del poder de policía administrativa, todo ello, frente a los derechos de los administrados; unos que los tienen como preexistentes, otros que los tienen a criterio del ente público por derivarse de un pedido de gracia. Sobre esta base, pasemos a tratar lo concerniente a las decisiones tribunalicias: 2.1. La revocación de licencias de funcionamiento se genera a partir del incumplimiento de determinadas obligaciones legales pero esto no habilita a que la Administración actúe arbitrariamente debiendo esto ser verificado por el juez de amparo: La STC N° 2326-2003- discrecional de ella (...) el otorgamiento de dichos permisos depende de la discrecionalidad administrativa, pues la Administración hallase habilitada para apreciar si el permiso que se pide está o no de acuerdo con el interés público» (Marienhoff, Miguel S. “Tratado del Dominio Público”, págs. 331 y ss.); Que el permiso de uso es una mera tolerancia y por lo tanto revocable sin derecho a indemnización alguna y sin necesidad de cláusula expresa que así lo establezca; (…)”. 15 Artículo 44 Constitución 1993: “Son deberes primordiales del Estado: (…) promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y equilibrado de la Nación. (…)”. 8 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO AA/TC, del 7 de octubre del 2003 o el tema de las restricciones administrativas al dominio privado: La alegación de vicios procesales en el procedimiento de revocatoria de licencia de funcionamiento es otro de los tópicos debatibles en sede constitucional de amparo que se contrapone al incumplimiento de ciertos requisitos limitativos de la propiedad que toca al administrado obedecer. En situaciones como estas, toca al juzgador constitucional balancear el ejercicio de poder de policía frente a las limitaciones establecidas al administrado como bien lo señala el Constitucional: “2. Mediante Resolución de Alcaldía N.° 6673, de fecha 20 de marzo de 2002, se revocó la licencia de funcionamiento del local comercial de la demandante, ubicado en la avenida Tacna N.° 398, esquina jirón Huancavelica N.°s 526-534, Lima, por haber subdividido el inmueble, por estar ello prohibido en el Centro Histórico de Lima, y por haber alterado el giro del negocio sin contar con la correspondiente autorización municipal. 3. Si bien es cierto que toda persona tiene derecho a trabajar con sujeción a ley, no lo es menos que este derecho no es irrestricto y que debe estar sujeto al cumplimiento de las disposiciones de cada gobierno local; caso contrario, la municipalidad tiene la facultad de clausurar el local y de sancionar. 4. Asimismo, es pertinente precisar que del estudio de autos se aprecia que los emplazados han respetado el debido proceso administrativo en la emisión de las resoluciones cuestionadas; por tanto, este Tribunal estima que la decisión de la municipalidad de revocar la licencia de funcionamiento del local de la demandante, ha sido tomada en virtud de las atribuciones establecidas en el artículo 192° de la Constitución y la Ley Orgánica de Municipalidades; en consecuencia, no se ha acreditado la vulneración de ningún derecho constitucional invocado en la demanda”16. Del estudio del fallo, esto es de la STC N° 2326-2003-AA/TC del 7 de octubre de 2003, podemos advertir que la revocatoria se sustenta en dos situaciones objetivas: una, determinada a partir de la imposibilidad de subdividir el bien inmueble sobre el que recae la autorización de licencia de funcionamiento y el segundo, por alterar el giro del negocio sin contar con la autorización de la comuna. Acudiendo a la doctrina, BELLOTTI en cuanto a las restricciones administrativas al dominio sostiene: “Las restricciones administrativas al dominio se establecen con el objeto de lograr concordancia entre los derechos de dominio de los particulares y los intereses públicos. Limitan la amplitud del derecho de dominio de los particulares y de acuerdo con la doctrina en general se modifica el alcance del carácter absoluto, 16 STC N° 2326-2003-AA/TC, fdm. 2 al 4 (Rodríguez Pérez vs. Alcalde de la Municipalidad Metropolitana de Lima y Director de Comercio y Mercados). 9 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO que el derecho romano atribuía al derecho real que otorga mayor número de facultades sobre una cosa a su titular. (…) El derecho de dominio debe definirse atendiendo a sus limitaciones legales pero no sólo con referencia al derecho civil, sino también al derecho administrativo. El art[ículo]. 2611 [del] C[ódigo].C[ivil]. [argentino] dispone: «Las restricciones impuestas al dominio privado sólo en el interés público, son regidas por el derecho administrativo». Las limitaciones o restricciones al dominio son civiles cuando tutelan intereses privados de los vecinos, recíprocamente considerados en sus relaciones individuales, tienen por objeto salvaguardar intereses de las propiedades contiguas. Las limitaciones o restricciones administrativas contemplan los intereses públicos de toda la comunidad o de un grupo social o una zona de la ciudad. (…) Los motivos determinantes de las restricciones por interés público son muy variados, se pueden fundar en razones de seguridad, higiene, salubridad, moralidad, cultura (ej., prohibición de exportación de restos fósiles o de objetos arqueológicos), y por razones de urbanismo para lograr una ciudad armónica, equilibrada y modernamente en la normativa urbanística por razones ambientales, con el objetivo de alcanzar un medio ambiente urbano sano. Es uno de los medios jurídicos empleados para procurar la calidad del medio ambiente urbano”17. Al encontrarse ello regulado en una norma expresa, esto es en la Ordenanza N° 337-2001, que establece que el órgano de fiscalización y control remitirá al órgano competente un informe que sustente la procedencia de la revocación o suspensión de autorizaciones, habilita a que la Administración opere conforme a ley disponiendo la revocación de la licencia otorgada no cabiendo apreciarse lesión alguna a los derechos que se invocan como afectados por lo que la demanda termina siendo declarada infundada. 2.2. La utilización de licencias provisorias para giros comerciales distintos de la misma dan pie a que el Ayuntamiento, en ejercicio del poder de policía administrativa, imponga potestades de control materializadas en multa: La STC N° 2002-2003-AA/TC, del 29 de octubre del 2004: La autorización de licencias provisorias o provisionales es un tema delicado ya que, al amparo de ellas, puede el administrado realizar actividades diferentes a las autorizadas de modo momentáneo sin ningún aparente control de policía. En el caso concreto, el accionante de amparo arremete contra la Municipalidad de Santa Eulalia de Acopaya solicitando la inaplicación de decisiones emitidas por Alcaldía por las que se le emite multa por seguir laborando con licencia vencida requiriendo, además, la restitución del funcionamiento de su establecimiento comercial así como un pedido para dejar sin efecto diversos puntos de otra resolución de alcaldía. Como se 17 BELLOTTI, Mirta Liliana: “Restricciones administrativas al dominio con finalidad ambiental en el Derecho Urbanístico”, en: Tutela jurídica del medio ambiente, Vol. XLV, Ediciones de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, Córdoba - República Argentina, 2008, pp. 22-24. 10 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO puede extraer de los fundamentos del fallo, la licencia provisional había sido otorgada para un giro en específico pero el uso que se le da a la misma es diferente del decidido por el ente público, lo cual faculta al ejercicio de la potestad atribuida por las competencias municipales: “14. Conforme consta en autos, pese a que la licencia provisional del recurrente ha sido otorgada para el giro Hospedaje y Restaurante Campestre, se acredita que en el referido local se han venido realizando actividades bailables o fiestas sociales que se prolongaban hasta la madrugada, perturbando la tranquilidad de los vecinos del lugar; lo que no aparece refutado por el recurrente, quien, por el contrario, ha insistido en que tiene licencia definitiva al amparo de la Ley N.º 27180 y, refiriéndose a los hechos que se incluyen en la Resolución de Alcaldía N.º 179-2002 (considerando 2), ofrece como prueba de descargo una discutible Autorización Subprefectural que, más bien, prueba la realización de actividades para las que no contaba con autorización de la autoridad competente”18. El ciudadano común, como podemos extraer de la trama de la STC N° 20022003-AA/TC, del 29 de octubre del 2004, mantiene el pensamiento que una licencia provisional es una patente de corso para hacer lo que venga en gana. Con todo lamento, esto no es así puesto que el ejercicio a que actividad realizar no se constituye en sinónimo de abierta transgresión o menoscabo de normas de orden público o a derechos de terceros. En la situación concreta, el realizar actividades bailables superando la tarde no es un buen fundamento para argüir la afectación de un derecho fundamental ya que la licencia tiene un giro en específico; todavía más, la citada autorización del subprefecto argüida por el actor en nada ayuda a clarificar la situación sino, antes bien, contribuye a apreciar con mayor claridad y detenimiento la situación de afectación de derechos; por ello, el amparo viene a declararse infundada dado que la multa impuesta por laborar con licencia vencida ha sido emitida al amparo de las potestades de control y fiscalización. 2.3. El inicio del procedimiento administrativo para solicitar una autorización administrativa bajo la forma de licencia de funcionamiento constituyen actos de trámite que no acreditan el ejercitar los derechos a la libertad de empresa y de trabajo conforme a ley. La STC N° 0411-2005-PA/TC, del 31 de marzo del 2005: 18 STC N° 2002-2003-AA/TC, fdm. 14 (Cotta Moreno vs. Municipalidad de Santa Eulalia de Acopaya). 11 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO La confrontación entre lo afirmado por el administrado y las alegaciones de los poderes públicos en cuanto al uso de licencia de funcionamiento es uno de los puntos de quiebre que encierra un eterno pero silencioso debate entre derechos preexistentes y autorización para ejercer los mismos o, de dicho de otra manera, entre derechos fundamentales y policía administrativa. El amparo en cuanto proceso de tutela sumaria de derechos fundamentales es el instrumento usado para un debate como este tal cual se puede apreciar en la STC N° 0411-2005-PA/TC, del 31 de marzo del 2005, la cual nace a propósito de la demanda planteada por la conductora de un centro nocturno de diversión para adultos donde su conductora doña Blanca Yanet Romero Hurtado, habiendo solicitado el certificado de compatibilidad de uso como uno de los pasos para la obtención de la licencia de funcionamiento, no le es otorgado el mismo habiéndole sido impuesta una multa ante lo cual acude en vía de recurso para, más tarde, ir al amparo. Ante esto, atendiendo al uso residual de este proceso constitucional y a la defensa jurisdiccional de un derecho preexistente, el Alto Tribunal expresa: “2. Merituados los argumentos de las partes, así como, las instrumentales obrantes en el expediente, este Colegiado considera que la demanda no resulta legítima en términos constitucionales, debido a que de su mismo texto se desprende que la recurrente no cuenta con licencia para funcionar en el giro de Night Club, habiéndose limitado a tramitar la expedición de la misma. En todo caso, el hecho de que haya venido realizando el pago correspondiente ante la Municipalidad Distrital de San Ramón, sin contar con la citada licencia, no significa que ella se expida sin que se cumplan los requisitos legales; en todo caso ha debido regularizar su situación mediante la licencia correspondiente antes de comenzar a operar, caso contrario su funcionamiento se constituye en ilegal, por lo que la multa aplicada al local nocturno se ha efectuado con arreglo a ley. Por consiguiente, la autoridad emplazada ha actuado conforme a las atribuciones conferidas por el artículo 46° de la Ley Orgánica de Municipalidades N.° 27972, no resultando arbitrario o irrazonable su proceder en el presente caso”19. De la sentencia constitucional podemos extraer un punto de importancia el amparo es un proceso que, por su propia naturaleza jurídica, se constituye en una justicia de restablecimiento de derechos del ciudadano. El juzgador constitucional de amparo es un juez de tutela por ende resultaría extraño solicitar la reposición de las cosas al estado anterior a la vulneración de un derecho fundamental que, con todo detalle, no se tiene. La sola tramitación de un procedimiento, a excepción de que el derecho haya sido reconocido por acto expreso o por acto ficto o silencio positivo administrativo no habilita a argüir el ejercicio de dicho derecho conforme a ley ya que el derecho al trabajo, base de las argumentaciones de la accionante, necesita agotar exigencias tasadas en la ley para ser ejercitado; exigencias que, por supuesto, no han sido satisfechas por la accionante. 19 STC N° 0411-2005-PA/TC, fdm. 2 (Romero Hurtado vs. Municipalidad Distrital de San Ramón). 12 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO 2.4. Si el administrado no acredita que viene ejerciendo el derecho subjetivo preexistente secundum legis, el amparo no es el orden procesal indicado de defensa de sus reclamaciones jurisdiccionales: La STC N° 33302004-AA/TC, del 11 de julio del 2005: Como lo hemos señalado en párrafos precedentes, no debe confundirse la autorización administrativa que obra como género respecto de la licencia de funcionamiento que es la especie. La licencia es parte de los cometidos del poder público, como tal, permite regular de manera ponderada el ejercicio de derechos constitucionales tales como las libertades de trabajo y de empresa. Los derechos fundamentales, debemos tenerlo siempre presente, no son irrestrictos. Al amparo de dicha argumentación, debe siempre efectuarse un balance entre el ejercicio de derechos preexistentes y los derechos de terceros teniendo como un árbitro a los poderes públicos quien pese a contar con la potestad autorizante no abdica de la potestad de fiscalización y control pudiendo articular, también, su potestad sancionadora. En este punto, el Constitucional en la STC N° 3330-2004-AA/TC, del 11 de julio del 2005, sostiene lo siguiente: “27. El reconocimiento de la autoridad municipal en el otorgamiento de la licencia Este Colegiado, por más que reconoce la capacidad judicial de resolver las causas, debe solicitar a los magistrados que, en la medida de lo posible, reestablezcan la autoridad municipal y su autonomía funcional, para que otorguen las licencias de funcionamientos, según las competencias asignadas constitucionales. Solo si es que existe un derecho fundamental vulnerado, puede intervenirse judicialmente, pero debe evitarse la “amparización” de la resolución de problemas municipales, hecho al que contribuye el presente Código Procesal Constitucional. El reconocimiento de la autoridad municipal en el otorgamiento de licencia se encuentra plenamente sustentada en la Constitución (artículo 195 incisos 4 y 8), y por el principio de interpretación de ‘corrección funcional’, un órgano jurisdiccional no puede interponerse en las competencias de otro ente con reconocimiento constitucional. Este el fin básico de la presente sentencia, que 13 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO va a tratar de analizar el fondo del asunto, al margen de que se deba declarar improcedente”20. Resulta puntual que el administrado cuestiona diversas fases del procedimiento incluyendo en dicha discusión la confrontación de actos administrativos, básicamente resoluciones de alcaldía y resoluciones directorales, como de actos de administración interna tales como informes; empero, la situación de nulidad no solo de actos ni de actos de trámite equiparados a actos administrativos como de diversas actuaciones procedimentales no puede implicar el pasar por alto que el amparo va dirigido a la tutela de derechos fundamentales preexistentes. El juez de amparo no es un juzgador que crea un derecho ex novo ya que la atribución constitucional dada no le permite ser un juez emisor de sentencias constitutivas; el que se dice afectado con el daño provocado por el Estado (eficacia vertical de derechos fundamentales) o por particulares (eficacia horizontal de derechos fundamentales), en base a lo antes señalado, debe tener el derecho. Justamente, el derecho constitucional que sostiene la demanda de amparo es el ropaje que acompaña el sano ejercicio del derecho de acción en sede constitucional; sin contar con dicho derecho, el accionante acude a la justicia con la desnudez propia de nuestros primeros padres bíblicos antes de comer la manzana prohibida. 2.5. Una ordenanza municipal no puede revocar una licencia de funcionamiento obtenida en fiel cumplimiento de los requisitos de validez de acto más aún si ha sido otorgada por ley. La STC N° 01921-2009-PA/TC, del 6 de diciembre del 2010: En este caso, el accionante solicita al juzgador de amparo el declararse la inaplicación, a su caso, de la Ordenanza Municipal N° 00044 merced a la cual la autoridad representada por la Municipalidad Provincial del Callao (MPC) dispone la prohibición de la actividad comercial de venta de frutas que realiza en su local comercial, norma que entiende viene a revocar la autorización municipal tenida argumentando que la citada norma constituye una vulneración de su derecho al trabajo en su manifestación de libertad de trabajo. En sede de primer grado la demanda es amparada pero al ser cuestionada ésta se ve revocada por el órgano jurisdiccional superior por lo que el ciudadano acude al recurso de agravio constitucional para la tutela de sus derechos. Para conceder protección al administrado, el Tribunal afirma que se ha afectado el derecho a la notificación de las actuaciones previas a la prohibición de la actividad comercial, por esto, llega a sostener en la STC N° 01921-2009-PA/TC, del 6 de diciembre del 2010: 20 STC N° 330-2004-AA/TC, fdm. 27 (Ludesminio Loja Mori vs. Municipalidad Metropolitana de Lima, Dirección Municipal de Comercialización y Defensa del Consumidor y la Dirección de Fiscalización y Control de la Municipalidad Metropolitana de Lima). 14 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO “12. En el caso en concreto, la Municipalidad actuó de manera arbitraria al poner en vigencia una norma que deja sin efecto un acto administrativo obtenido de acuerdo a ley y previo procedimiento administrativo, lo que resulta lesivo al derecho al trabajo del actor, al privarlo de seguir ejerciendo su actividad comercial. 13. La entidad demandada señala como justificación el haberse otorgado un plazo de 15 días para que el actor pueda ponerse a derecho cumpliendo las disposiciones materia de impugnación, lo que a juicio de este Tribunal resulta ser un plazo por demás impertinente e improbable para el cumplimiento de los citados dispositivos, que acarreaban salir del local de su propiedad y abandonar su actividad comercial. 14. En todo caso, la demandada debió dar a conocer o notificar oportunamente al demandante de los planes que tenía para esta zona del Callao. No basta con disponer la probable y condicional reubicación del demandado y más aun cuando se trata de un negocio en un bien inmueble de su propiedad desde hace varios años, el que, como ya se ha señalado, es conducido de acuerdo a una autorización obtenida en cumplimiento de una serie de requisitos válidos y vigentes. 15. En conclusión, este Tribunal considera que la Municipalidad ha excedido las facultades que le otorgaba la Constitución habiéndose vulnerado el derecho a la libertad de trabajo del demandante”21. Si ya el actor contaba con licencia de funcionamiento indeterminada otorgada al amparo del Decreto Legislativo N° 776 desde el 2002 entonces carecía de todo sentido que la ordenanza cuestionada, sin más, dispusiera prohibir la actividad comercial que venía realizando conforme a ley. Así pues el ponerse en vigencia la norma municipal en clara transgresión de la norma nacional sin tomar en cuenta que el administrado ha obtenido una licencia de funcionamiento cumpliendo con todos los requisitos de validez para su expedición ha producido la afectación de uno de los elementos de validez del acto referido al procedimiento regular. Es más, corresponde rechazar, como lo hace el TC, la argumentación referida al otorgamiento de un plazo de 15 días para adecuarse a la citada ordenanza puesto que éste es un plazo harto breve que hubiera sido exigido, por ejemplo, para quien no contase con licencia pero que, de ninguna manera, puede funcionar para quien sí ejerce sus derechos fundamentales de conformidad con la regulación establecida. 21 STC N° 01921-2009-PA/TC, fdm. 12 al 15 (Ramos Quispe vs. Municipalidad Provincial del Callao). 15 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO 2.6. La afectación de la libertad de trabajo como de empresa requieren, de modo urgente, que se vengan ejercitando dichos derechos subjetivos conforme a ley por lo que el ejercicio del poder de policía administrativo deviene en legítimo en dicha intervención: La STC N° 04160-2010PA/TC, del 4 de marzo del 2011: En otro pronunciamiento contenido en la STC N° 04160-2010-PA/TC del 4 de marzo del 2011, del cual vale la pena echar mano, el Constitucional ha tratado el delicado y siempre vigente tema de la licencia de funcionamiento que no se tiene con el ejercicio de derechos ciudadanos que sí se tienen. En el caso concreto, la demandante sostiene, como parte de su pretensión procesal, la inaplicación de determinada ordenanza municipal por afectar el derecho a trabajar libremente pues alega que, pese a contar con un certificado de seguridad en defensa civil, hasta la fecha no le ha sido otorgada la licencia de funcionamiento a más de un año de haberlo peticionado a través de un primer escrito al cual han acompañado otros a los que, en igual medida, tampoco se les ha otorgado respuesta. Al no haber logrado acreditar en sede judicial previa al TC que se cuenta con el derecho, la demanda es declarada improcedencia en sede de primer y segundo grados judiciales, ocurriendo igual situación en sede tribunalicia. A saber: “5. Que, según lo reconoce la propia recurrente en su escrito de demanda, su local comercial no cuentan con licencia de funcionamiento expedida por la autoridad municipal, por lo que no habría situación anterior que reponer, toda vez que en el proceso de amparo no se declaran derechos sino que se restituyen. Por lo tanto al no evidenciarse en el actuar de la autoridad edil arbitrariedad alguna que denote afectación de los derechos constitucionales invocados, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 38º del Código Procesal Constitucional, la presente demanda deviene en improcedente”22. Como se ha señalado, el amparo no es un auxilio al cual pueda acudirse para superar situaciones normales de control administrativo; el amparo es un mecanismo de excepción en la protección de derechos fundamentales que anteceden a su menoscabo. Por lo señalado, no es posible amparar la demanda al no contarse con el derecho. 2.7. El entendimiento de la autorización como género frente a la “autorización en precario” y la licencia en cuanto especies de la primera. La constitucionalidad de la 22 STC N° 04160-2010-PA/TC, fdm. 5 (Aguilar Morán vs. Municipalidad Distrital de Corrales). 16 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO Ordenanza N° 173-MDLM, que regula el uso comercial de la vía pública en el distrito de La Molina en la STC N° 00022-2010-PI/TC, del 23 de mayo del 2011: Un pronunciamiento de importancia, a propósito del tema, es el establecido en la STC N° 00022-2010-PI/TC, del 23 de mayo del 2011, seguido por 1177 ciudadanos contra la Municipalidad Distrital de La Molina (MDLM) en un proceso de inconstitucionalidad donde el Pleno Jurisdiccional del Tribunal le ha tocado pronunciarse sobre la autorización administrativa como especie y la licencia de funcionamiento, ello, a razón de la Ordenanza N° 173-MDLM, que regula el uso comercial de la vía pública en el distrito de La Molina, en la cual se cuestionaban diversas normas de ésta. Entre ellas se atacaban en sede de constitucionalidad abstracta diversas disposiciones de esta norma. A saber: - El artículo 4 en su segundo párrafo que llegaba a establecer que la autorización municipal regirá por el plazo de 1 año debiendo exhibirse de modo permanente en el módulo de venta o portada diariamente por el mismo comerciante o titular, pudiendo darse su renovación a solicitud del interesado, con escrito presentado en la Unidad de Trámite Documentario dentro de los 30 días anteriores al vencimiento de la misma. - El artículo 6 el cual regula que el uso comercial de la vía pública puede concederse sólo a personas que tengan como única fuente de ingreso esta actividad en los rubros de comercialización de bienes o servicios que se precisarán en el respectivo reglamento, en la ubicación determinada por el Municipio y dentro de los horarios que para cada actividad fije la norma reglamentaria. - La segunda parte del artículo 7 el cual dejaba sentado que, entre otros, no pueden ser sujetos de autorización administrativa dos o más miembros de una misma familia que mantengan parentesco hasta el segundo grado de consanguinidad o segundo de afinidad con otro comerciante que cuente con autorización municipal, prohibición que alcanza también al conviviente. - El artículo 8 que planteaba que el comercio en la vía pública con autorización municipal es ejercido en forma personal, directa y exclusiva, salvo situaciones excepcionales, debidamente acreditadas en las que la Sub Gerencia de Comercialización (SGC), quien previa solicitud escriturada, autorizará el reemplazo del titular hasta por 45 días en caso de enfermedad y, hasta 30 días por año, por razones de 17 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO índole personal precisando, además, dicha disposición sostenía que la designación del suplente se efectuará con la presentación de la solicitud, siendo la SGC de la MDLM la encargada de extender la autorización temporal respectiva. - La prohibición de trabajo o la permanencia de menores de edad en el módulo, extendida a la restricción de alimentarse o pernoctar en el mismo, así como la presencia de personas distintas al titular de la autorización, en cuyo caso dará lugar a la sanción correspondiente; esto, conforme a su artículo 12. - El artículo 15 el cual regula de modo expreso que los titulares de la autorización municipal para la conducción de módulos dedicados al expendio de periódicos, diarios, revistas, loterías y complementarios, están terminantemente prohibidos de exhibir en sus módulos imágenes, figuras, estampas, fotografías, afiches, o cualquier otra representación que atente contra el pudor público, la moral y las buenas costumbres; limitación que se extiende a la venta este tipo de publicaciones a los menores de edad. La misma norma, entiende por complementarios aquellos productos publicitarios o de comunicación tales como discos compactos, videos, libros, fascículos, y encartes distribuidos por los diarios y revistas. - La regulación establecida en la ordenanza materia de presunta inconstitucionalidad que establece que el titular de la autorización municipal queda obligado a desempeñar personalmente la actividad autorizada como parte de las condiciones establecidas en dicha norma, esto, merced a lo precisado en el artículo 20,1. Identificadas las normas objeto del proceso de constitucionalidad, damos por conveniente efectuar un análisis de los dispositivos que son materia de juzgamiento; pasando a efectuar esto en función del tema de la autorización tipo, “autorización en precario” y la licencia de funcionamiento. Pasemos al examen de dicho conjunto normativo: 2.7.1. El límite temporal para el concesorio de una “autorización en precario” por ser un acto de tolerancia, eminentemente gracial de la 18 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO Administraciones Municipales se basa en que el título habilitante que sostiene la autorización a título de precario no se basa en derecho subjetivo alguno del administrado: Análisis del artículo 4 de la ordenanza distrital materia de proceso de inconstitucionalidad y puntos flacos de la argumentación contenida en el fundamento 19 del fallo: El Constitucional, antes de entrar al análisis de interés en cuanto a este apartado, deja sentado que conforme a la regulación de la Carta Suprema, una de las competencias de los ayuntamientos en cuanto atañe al comercio ambulatorio es el de establecer su regulación como su control como parte de las potestades otorgadas a estos poderes públicos. Para un proceder así, sostiene el Tribunal, esta atribución de poder jurídico, tratándose de una comuna distrital, es que se guié o ampare en una norma emitida por el municipio provincial; situación que se cumple en el caso concreto ya que la Ordenanza N° 173-MDLM, que regula el uso comercial de la vía pública en el distrito de La Molina se sostiene en la Ordenanza N° 002-MML de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), que reglamenta el comercio ambulatorio en la Provincia de Lima. Precisado lo anterior, debemos indicar que la licencia de funcionamiento es la forma más emblemática, pero no la única, de expresar la potestad autoritativa de extender autorizaciones administrativas. Por lo señalado, yerran enormemente los argumentos de la demanda (fundamento 7 del fallo) respecto del artículo 4, segundo párrafo de la ordenanza sometida al tamiz de constitucionalidad, cuando sostienen que la autorización municipal para el uso comercial de la vía pública -“autorización en precario”- tiene en esencia la misma naturaleza jurídica que la licencia de funcionamiento pues, como se sostiene de parte nuestra, la autorización tipo y la licencia tienen un grado o escala de género a especie pero esto no las ata, con toda certeza, a un único régimen de entendimiento ya que la licencia como parte de la autorización administrativa es otorgada en uso de facultades absoluta y enteramente regladas en tanto la otra, la “autorización en precario”, es dada en virtud a facultades o potestades discrecionales de la Administración, nunca regladas; resulta cierto que ambas instituciones que se desprenden de la autorización tipo (de la cual se desglosan la habilitación y el permiso) requieren que el ciudadano cumpla con los requisitos tasados en la ley pero, con toda certeza, el uso de las potestades administrativas varían, pese a venir de la institución de la autorización como género, según se trate de una o de otra. Lógicamente, la autorización tipo como técnica jurídico - administrativa en cuanto género que expresa el poder de policía, que puede quedar sujeta a potestades regladas o discrecionales, se expresa de corrido con la figura de la licencia aun cuando, siendo claros, ésta no sea la única forma que exprese la naturaleza jurídica de la autorización tipo pues si se agotare en ella carecería de todo sentido que, amén de las licencias, existan los permisos, la habilitación y la “autorización en precario” o autorización a título de precario para el uso de vías públicas que son otras formas de expresión de la autorización administrativa general o tipo. 19 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO Sobre las autorizaciones, tipo, en general o como género, de nuevo, GARRIDO FALLA: “(…) De las reglamentaciones de policía se desprenden dos tipos de prohibiciones: unas con carácter absoluto, en el sentido de que niegan al particular toda posibilidad de hacer o actuar en un determinado sentido, incluso previendo normalmente para el caso de que la transgresión del precepto legal o reglamentario se produzca, una intervención policial de carácter represivo; otras prohibiciones, en cambio, no tienen sino un carácter relativo, pues en relación con la actividad de que se trate, permiten a la policía que examine y aprecie las circunstancias que se dan y, en su caso, que remueva los obstáculos que para el particular derivaban de la reglamentación establecida. Esta es, cabalmente, la técnica de las autorizaciones. Se trata, por tanto, de una técnica que repugnaba, hasta cierto punto, al Estado de Derecho liberal, pero que deviene rasgo típico del Estado intervencionista de nuestros días. Cada vez más los derechos individuales que se consagran en las nuevas Constituciones y Leyes Fundamentales son derechos condicionados en su ejercicio a una reglamentación previa que acarrea un consiguiente sistema de autorizaciones administrativas. Esta afirmación es especialmente válida en relación con el derecho de propiedad. (…) Puesto que son muchos los derechos individuales cuyo ejercicio depende de autorizaciones de policía, éstas adquieren una gran variedad de contenido. Si en una materia determinada el principio general es el de la libertad sin restricciones, ó el de la necesidad de la autorización previa, es cuestión que habrá de resolverse de acuerdo con el Derecho positivo. En cualquier caso -como antes se advirtió- es siempre necesaria la existencia previa de una reglamentación”23. A contraparte, en cuanto a la autorización como especie, ALTAMIRA GIGENA nos explica: “La autorización es el acto administrativo mediante el cual una persona puede hacer lo que está prohibido para la generalidad, por ejemplo estacionar un vehículo en lugares no permitidos. Se trata de un acto administrativo dictado en ejercicio de facultad discrecional, que crea un derecho precario y que, como tal, puede ser revocado si las circunstancias tenidas en cuenta han cambiado”24. Apreciemos, dejando de un lado los pareceres de la doctrina, lo manifestado por el Tribunal: “19. En efecto, la «licencia de funcionamiento» se otorga sobre un «inmueble, parte del mismo o instalación determinada con carácter de permanente», mientras que la «autorización municipal» se concede para el comercio en la vía pública y tiene un carácter temporal. Como ha dicho este Tribunal, «la autorización para el comercio ambulatorio es un acto 23 GARRIDO FALLA, Fernando: “Los medios de la policía y la teoría de las sanciones administrativas”, en: Revista de Administración Pública, N° 28, enero-abril, 1959, p. 11. 24 ALTAMIRA GIGENA, Julio Isidro: “Privatización de la función de policía”, en: Anales de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdova, T. XLVII, Córdova - República Argentina, 2008, p. 48. 20 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO específico de tolerancia por el que las municipalidades facultan a particulares a realizar un uso especial de los bienes públicos. La características de este tipo de autorizaciones son: acto jurídico unilateral, revocable y puede ser objeto de la aplicación de una tasa» (STC [N°] 03893-2009-PA/TC, fundamento 2; STC [N°] 05420-2008-PA/TC, fundamento 5)”25. Lo dicho por el Alto Tribunal en cuanto a la diferenciación entre licencia de funcionamiento y la “autorización en precario” en el fundamento de este fallo es de interés pero presenta un defecto irreconciliable en la argumentación: que la primera tiene vocación de permanencia respecto del inmueble, parte del mismo o instalación determinada mas no habla la de la permanencia o constancia del negocio como bien se puede leer del artículo 2 de la Ley Nº 28976, Ley Marco de Licencia de Funcionamiento (LMLF) más aún teniéndose en cuenta que el artículo 3 de la norma nacional relativa a licencias de funcionamiento prescribe que el otorgamiento de la licencia no obliga a la ejecución de la actividad económica, con fines de lucro o sin él, en un plazo determinado en tanto la segunda es temporaria, nunca constante en cuanto a la realización del negocio por operar por permisión excepcional en un espacio público normalmente incompatible para el ejercitamiento de los derechos a la libertad de empresa y de trabajo; sin embargo, creemos, hubiese sido necesario establecer un radio de diferenciación basado en otros criterios, estos sí de mayor poderío respecto de los alegados por el TC. A saber: ▪ Enfatizar poderosamente el uso y consecutivo alcance de las potestades públicas como criterio medular y tangencial para realizar la diferenciación entre ésta y aquella; entre la licencia de funcionamiento y la “autorización en precario”: dado que en la dación de la licencia de funcionamiento se hace uso de la potestad necesariamente reglada26 debiendo cumplirse fielmente con los requisitos recogidos en la ley o norma que se le equipare y, a contraparte, la “autorización en precario”, pese a derivar de la figura general de la autorización administrativa (generalmente vinculada a potestades regladas aun cuando no siempre sea así), se da a la cubierta de potestades discrecionales27. 25 STC N° 00022-2010-PI/TC, fdm. 19 (Rodrigo Martín Fernández Nazario en representación de 1177 ciudadanos vs. Municipalidad Distrital de la Molina por los artículos 4, segundo párrafo, 6, 7, segunda parte, 8, 12, 15 y 20,1 de la Ordenanza N° 173-MDLM, del 31 de diciembre de 2008, que regula el uso comercial de la vía pública en el distrito de La Molina). 26 Esto es, cumpliendo con los requisitos tasados en la ley sin otorgar, strictu sensu, al empleado público el valorar la oportunidad, conveniencia del pedido del administrado. 27 RODRÍGEZ DÍAZ, Óscar: “La discrecionalidad en el ejercicio de la potestad subvencional”, en: Auditoría Pública. Revista de los órganos autonómicos de control externo, N° 43, 2007, p. 82: “(…) la potestad discrecional es una autorización realizada por las Cortes Generales hacia la Administración para que de forma parcial (ya que existen necesariamente elementos reglados) 21 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO ▪ La licencia de funcionamiento y la “autorización en precario” parten de procedimientos administrativos disimiles uno del otro: la primera se otorga luego de un procedimiento de evaluación previa28 que, aunque hoy se encuentra sujeto a silencio positivo administrativo en caso de no expedirse la licencia dentro del plazo, demuestra la expedición ficta29 o expresa de la misma tras la generación de un proceso intelectivo por parte de la Administración; la “autorización en precario”, en cambio, es resultado de un procedimiento de aprobación automática30 en donde la Administración no necesita “pensar”. ▪ El derecho que sostiene la “autorización en precario” se alza sobre una petición aunque ésta sea de corte gracial; esto, no pasa con la petición que sirve de base al pedido de licencia de funcionamiento: cual si fuere una venia a título de conmiseración por cuanto no hay un título legal específico que permita exigirlo a los poderes públicos como si se tratase de una inexorable obligación de la Administración ya que no existe, con propiedad y en esencia, una norma específica que regule el derecho del ciudadano a que las entidades gubernamentales le concedan la posibilidad de vender sus productos (léase bienes o servicios) en la vía pública; nada obliga, entonces, a los poderes públicos a conceder la autorización a título de precariedad sobre el uso de las vías públicas. El derecho que sostiene el pedido o petición de licencia se asienta en un derecho previamente tenido por el administrado asentado en la Constitución a través de su artículo 20,2 como de la LPAG y de la norma relativa a las licencias de pueda optar entre una pluralidad de soluciones justas, o, en otros términos, optar entre alternativas que son igualmente justas desde la perspectiva del derecho”. 28 Artículo 8 LMLF.- Procedimientos para el otorgamiento de la licencia de funcionamiento: “La licencia de funcionamiento se otorgará en el marco de un único procedimiento administrativo, el mismo que será de evaluación previa con silencio administrativo positivo. (…)”. 29 “(…) lo que se espera con la técnica del silencio positivo es que la Administración remueva unos límites que han sido impuestos a los derechos de los particulares y cuyo ejercicio queda condicionado a la constatación de su compatibilidad con el bien común”: CALVO CHARRO, María: “Silencio positivo y acciones declarativas”, en: Revista de Administración Pública, N° 128, mayo-agosto, 1992, p. 341. 30 Artículo 31 LPAG.- Régimen del procedimiento de aprobación automática: “(…) 31.4. Son procedimientos de aprobación automática, sujetos a la presunción de veracidad, aquellos conducentes a la obtención de licencias, autorizaciones, constancias y copias certificadas o similares que habiliten para el ejercicio continuado de actividades profesionales, sociales, económicas o laborales en el ámbito privado, siempre que no afecten derechos de terceros y sin perjuicio de la fiscalización posterior que realice la administración”. Los textos en cursivas son nuestros. 22 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO funcionamiento, ello, en sustento de una solicitud de derecho31; la autorización como especie o a título de precario se hace sobre el solo derecho de petición. 31 ▪ El derecho de petición será simple en una forma de la autorización con título de precario y calificado en la otra: será simple en la autorización para el uso de la vía pública con fines de comercio informal; en cambio, será calificado en el otorgamiento del pedido de licencia. ▪ La vigencia de la licencia de funcionamiento es indeterminada salvando contados casos de vigencia temporal a solicitud del administrado; en cambio, la autorización en cabeza de precario siempre va a ser a ser temporaria: no cabiendo la posibilidad a ésta última, dada su naturaleza jurídica, de llegar a ser otorgada de modo permanente ni siquiera de modo excepcional, único o singular. ▪ La tendencia a utilizar las figuras de revocación o nulidad serán de mayor o menor magnitud según se trate de la licencia o de la autorización a título de precario: Así como el señalar la remota o muy pequeña posibilidad de acudir a la revocación para eliminar la licencia otorgada pues para ello puede utilizarse la figura de la nulidad, sea de parte (a través de la vía de recurso) o de oficio; a contraparte, en la autorización a título de precario es posible utilizarse la revocación para dejar sin efecto la decisión discrecional tomada si, por ejemplo, no se ha hecho uso de dicha autorización en determinado tiempo o se le ha dado un fin diferente STC N° 1042-2002-AA/TC, fdm. 2.2.5. (Sindicato Unitario de Trabajadores Municipales del Rímac vs. Municipalidad Distrital del Rímac): “2.2.5 Las diferencias entre el derecho de petición y las solicitudes de derecho Tal como lo expone Juan Carlos Morón Urbina (Comentarios/Nueva Ley de Procedimiento Administrativo General. Gaceta Jurídica Lima 2002), la diferencia más saltante entre ambos institutos radica en que las solicitudes de derecho son aquellas en «donde el administrado cuenta a su favor, además del derecho genérico a la petición, con el apoyo de otra norma específica que le reconozca iniciativa cualificada o legitimación especial dirigida a provocar la actuación de la Administración o recibir alguna autorización o reconocimiento». Es decir, el amparo legal del recurrente no se sujeta única y exclusivamente a los alcances del inciso 20) del artículo 2°. de la Constitución, sino que invoca de manera exacta, precisa y particular una norma legal que le otorga concreta y cabalmente el goce o ejercicio de un derecho, facultad o atribución de naturaleza jurídica. En ese contexto, queda claro que el contenido diferenciador del derecho de petición reside en el fundamento jurídico en que el acto se apoya. En caso de que éste encuentre un mínimo respaldo en una norma específica y diferente a la anteriormente citada, escaparía del ámbito de derecho objeto de examen y se orientaría a ser stricto sensu una típica solicitud de derecho”. 23 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO al de la solicitud con la que se abrió el procedimiento o si es que se han incumplido determinadas obligaciones establecidas en el título habilitante tales como no conducir personalmente el negocio, no renovar la autorización en los plazos establecidos, etc. La Administración Pública Municipal, dentro de su facultad de ordenación territorial, dispone lo que es más conveniente con el interés público como parte de sus competencias administrativas. En este sentido RINCÓN CÓRDOVA establece: “(…) la autoridad administrativa por medio de su actividad no crea un derecho, sino que en ejercicio de su función de policía y cumpliendo los parámetros fijados por el ordenamiento jurídico, supedita su ejercicio al cumplimiento de ciertas condiciones”32. Dicha determinación trae a correlato el hecho de que el uso de la vía pública, por parte del comercio ambulatorio, debe ser enteramente restrictivo más aún cuando se ven comprometidas las vías públicas o, de modo general, los espacios públicos, por ello, viene la logicidad del límite temporal en la autorización municipal. La MDLM dispone, dentro de sus competencias reguladoras, el prever un plazo de un año para el uso del espacio público para el ofrecimiento ambulatorio de bienes y servicios ofertados al público, lapso de tiempo que consideramos razonable ya que no necesariamente el comercio ambulatorio debe tener vocación de permanencia más aún si se pretende informalizarlo. Creemos que, en este extremo, el artículo 4 de la Ordenanza no hubiere superado el filtro de constitucionalidad si la llamada autorización municipal no hubiere regulado la posibilidad de renovación a solicitud del administrado o, en el peor de los escenarios jurídicos, hubiese impedido la renovación de la misma; al no suceder esto, la norma cuestionada supera el examen de constitucionalidad. 2.7.2. La prestación de actividades económicas de modo ambulatorio debe ser la fuente única de ingresos del administrado beneficiario con la “autorización en precario” establecida en el artículo 6 de la ordenanza distrital. La permisión municipal no debe tender, en el uso de esta técnica administrativa de restricción de derechos del particular, a promover mayores fuentes de ingresos que las necesarias para la subsistencia: Igualmente se somete a constitucionalidad el artículo 6 de la MDLM, dispositivo donde se regula el comercio ambulatorio como única fuente de ingresos del beneficiario con la autorización municipal. El baremo de entender que el uso, a 32 RINCÓN CÓRDOBA, Jorge Iván: “La aplicación del artículo 6.1 de la Convención Europea de Derechos Humanos en las actuaciones administrativas y en el control judicial ejercido sobre las actividades de la Administración Pública”, en: Revista de Jurisprudencia Administrativa, N° 4, Departamento de Derecho Administrativo - Universidad Externado de Colombia, septiembre 2003, p. 14. 24 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO los efectos de comercio ambulante, de la vía pública ha de concederse a personas que tengan en él su única fuente de ingresos radica en buscar el mantenimiento o la manutención del sujeto; sería contrario a dicha regulación el que el individuo cree riqueza de modo contrario a la regulación exigida para quienes cuentan sí con una licencia de funcionamiento. Es precisamente éste, amén del elemento de la temporalidad, el que separa gravemente el entendimiento entre autorización y licencia. Toda restricción de derechos fundamentales debe tenerse un basamento legal. En el caso concreto, dicho pilar está en la ordenanza cuestionada que, de ninguna manera, atenta contra la libertad de trabajo. Éste último derecho constitucional no puede ser entendido de modo independiente con la regulación establecida ex lege ya que la finalidad de la dación de la autorización municipal para el ejercicio del comercio ambulante no es la creación de riqueza del administrado sin cumplir con los requerimientos legales establecidos dentro del claro marco competencial del Ayuntamiento de La Molina: “26. A juicio de este Tribunal, la prohibición de que el autorizado para el uso comercial de la vía pública no tenga más fuente de ingreso que esta actividad, tiene como fin constitucional legítimo reservar esta autorización -acto específico de tolerancia para el uso especial de un bien de dominio público- a aquellas personas de escasos recursos que no estén en condiciones de generarse otra fuente de ingreso para su subsistencia, autorización que está sujeta a regulación municipal conforme al Bloque de la Constitucionalidad, según se ha visto”33. Si el uso comercial de la vía pública, concedido de manera temporaria como forma objetiva y racional de medir su excepcionalidad, fuere concedido a personas que tuvieren otros ingresos se quebraría enormemente la finalidad altruista promovida por el Municipio cuestionado resultando el acto especifico de tolerancia en un acto de plena aceptación; lo que dañaría la naturaleza general de una licencia de funcionamiento, la cual es de corte indefinido o permanente frente a una aceptación administrativa en el uso del espacio público, signada por la excepcionalidad. 2.7.3. 33 La limitación de que varios miembros de una misma familia formen diversas unidades económicas que STC N° 00022-2010-PI/TC, fdm. 26 (Rodrigo Martín Fernández Nazario en representación de 1177 ciudadanos vs. Municipalidad Distrital de la Molina por los artículos 4, segundo párrafo, 6, 7, segunda parte, 8, 12, 15 y 20,1 de la Ordenanza N° 173-MDLM, del 31 de diciembre de 2008, que regula el uso comercial de la vía pública en el distrito de La Molina). 25 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO sean pantalla de una más grande rompiendo el alcance altruista de la “autorización en precario” se afirma en el carácter asistencial de esta permisión excepcional inserto en el artículo 7 de la ordenanza distrital: Respecto de la segunda parte del artículo 7, debemos indicar que los accionantes sostienen que este dispositivo se constituye en una honda limitación al derecho fundamental a la libertad de trabajo. Al respecto, el TC determina que la intencionalidad de dicha regulación efectuada por el Ayuntamiento es la de evitar la generación de lucro, pues la finalidad de instaurar un régimen jurídico en cuanto al uso de la vía pública que atienda a un ingrediente de solidaridad más aún si se repara en que el uso de la vía pública, vía autorización, debe ser de corte provisorio, esto es, no signado con las líneas de lo permanente. Esto lo advierte el Alto Tribunal: “31. El Tribunal observa que el objetivo de la norma objeto de control es impedir que los miembros de una misma familia obtengan más de una “autorización municipal”, pues las ganancias obtenidas por la suma de ingresos de todos ellos desnaturalizaría la finalidad perseguida con dicha autorización, que es conceder, excepcionalmente y de modo temporal, el uso de la vía pública para un fin comercial a aquellas personas de escasos recursos que no están en condiciones de generarse ingresos de otro modo para su subsistencia. Sin embargo, a juicio de este Tribunal, ello no justifica una prohibición absoluta como la contenida en la norma impugnada, pues pueden darse circunstancias que hagan que no se presente la situación que la norma bajo análisis intenta proscribir, no obstante que la “autorización municipal” se otorgue a más de un miembro de una misma familia. Este podría ser el caso de los miembros de una misma familia que mantengan parentesco hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad que puedan tener su propia carga familiar”34. Si se aceptase que personas que no sean, necesariamente, de escasos recursos económicos, sean titulares de autorizaciones breves para el concesorio o aceptación de ejercicio del derecho a la libertad de comercio en dicho distrito quedaría en el aire asumir que la autorización concedida por la ordenanza debatida en proceso abstracto busca promover fines comerciales que superarían, en el plano real, la propia organización administrativa dirigida a la ordenación territorial. El ejercicio del poder de policía, juzgamos, es ponderable pues se busca generar que los ingresos económicos derivados de la actividad de comercio aceptada, de modo proporcional 34 STC N° 00022-2010-PI/TC, fdm. 31 (Rodrigo Martín Fernández Nazario en representación de 1177 ciudadanos vs. Municipalidad Distrital de la Molina por los artículos 4, segundo párrafo, 6, 7, segunda parte, 8, 12, 15 y 20,1 de la Ordenanza N° 173-MDLM, del 31 de diciembre de 2008, que regula el uso comercial de la vía pública en el distrito de La Molina). 26 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO por el Municipio, vayan dirigidos a la manutención de los administrados, con recursos generados por ellos mismos dirigidos a su subsistencia. 2.7.4. La conducción personal del negocio buscando evitarse la “venta” “cesión” o “traspaso” de la autorización y los plazos para el ausentismo del titular del negocio. Análisis de los artículos 8 y 20,1: El ejercicio personal de la actividad de comercio ambulante es otro de los temas que se debaten en torno a la ordenanza cuestionada. De una parte, los demandantes alegan la presencia de una irrazonable limitación en el ejercicio de los derechos constitucionales a las libertades de trabajo y de empresa llegando a señalar que habrá situaciones que superen la calidad personal del conductor del negocio señalando, además, que no toca a la Administración Pública el decidir el tiempo de la contingencia que haga imposible la conducción personal del negocio materia de ordenanza municipal. Somos de la idea que la norma no deviene en inconstitucional al establecer, de modo razonable, la posibilidad de autorizar el reemplazo del titular del negocio. El poder de policía administrativa del cual emana la institución de la autorización es un poder jurídico de fiscalización. ALTAMIRA GIGENA al hablar del poder de policía procede a afirmar: “He sostenido (…) que los derechos reconocidos por la Constitución Nacional [Argentina] a todos los habitantes no son absolutos, ya que deben ejercerse «… conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio» (art. 14). Estas normas pueden emanar del Congreso de la Nación, o de las legislaturas provinciales o del Concejo Deliberante de los municipios mediante ordenanzas, ya que sólo puede ser por ley. Son necesarias para hacer posible la vida en sociedad, ya que en ellas se establecen los derechos y obligaciones que cada persona tiene. Están dirigidas al mantenimiento del orden público y del bienestar general. Restringen y limitan las actividades privadas, pero no pueden llegar a cercenar los derechos. Esta competencia que tiene el Estado para dictar las normas que reglamenten el ejercicio de los derechos se denomina «poder de policía», que en doctrina también se le conoce con otros títulos como «actividad administrativa de coacción», «intervención estatal» o «regulación» (…). (…) el poder de policía (…) debe ser razonable, lo que significa que debe ser proporcionad[o] y adecuad[o] a las circunstancias y a la finalidad perseguida, ya que no sólo se trata de una restricción de derechos, sino que tiene por finalidad preservar el derecho de los demás para satisfacer el bienestar general. Además, no debe olvidarse que toda limitación a un derecho debe producir el menor daño posible, ya que si se puede elegir entre varias medidas se debe adoptar la que sea menos gravosa para el afectado”35. 35 ALTAMIRA GIGENA, Julio Isidro: “Privatización de la función de policía”, en: Anales de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdova, T. XLVII, Córdova- República Argentina, 2008, pp. 43-44. 27 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO Pues bien, la norma escrutada regula que el ejercicio personal, directo y exclusivo se vea modulado a situaciones de no conducción personal del negocio siempre y cuando se presenten supuestos de excepción los que, para variar, marchen acompañados de su debida prueba. Otro de los puntos, aun cuando no es tocado por el Alto Tribunal, es el que el pretexto del reemplazo sea visto como una forma jurídica de encubrir la venta o traspaso del negocio alterando, de modo tangencial, su condición altruista que renace en su otorgamiento. Imaginemos que el “suplente” que viene reemplazando al titular del negocio más allá de los 45 días en caso de enfermedad o de 30 días en situaciones de orden personal sea, en la realidad de las cosas, un beneficiario ajeno total y lejanamente a la relación jurídico - administrativa establecida inicialmente al no acompañar la solicitud escriturada, amén de la falta de autorización emitida por la SGC de la MDLM de la que nos hablan el artículo 8 de la Ordenanza; así, dicho “suplente” será en el plano no jurídico un “comprador” de la autorización administrativa concedida pero ante la ordenanza pasará como si fuere un común sustituto del titular quien, en realidad, no es ya. El Tribunal, en cuanto a los plazos de 45 y no 30 días, propuestos en la ordenanza, no le concede la razón a la MDLM ya que ésta, en la norma debatida, no recoge la posibilidad de ampliación o prórroga de los mismos. Si bien el TC propone dicha fórmula, no nos mostramos de acuerdo con tal posición puesto que la prórroga debe operar para casos necesariamente graves como la ocurrencia de una enfermedad incurable o gravosa como el cáncer, sida u otra que impidan que el titular pueda conducir su negocio. Si falleciese un familiar del titular del negocio no creemos que dure más de 30 días el realizar todos los trámites necesarios para su entierro, situación harto irreal, salvo que dicho familiar domicilie en el extranjero lo cual, a su vez, pondría en entredicho que dicho titular es una persona de escasos recursos. Entonces, en consonancia con nuestras afirmaciones, creemos que los plazos señalados en los tiempos de 45 y 30 días, conforme corresponda, son proporcionales y razonables con la situación de hecho que se pretende regular. En cuanto al artículo 20,1 que establece que el titular de la autorización municipal queda obligado a cumplir estrictamente las condiciones establecidas en la relación jurídica de permisión, entre ellas, la referida al desempeño personal de la actividad autorizada, creemos que esto no es incompatible con el poder de policía ya que justamente el control forma parte del mismo. La actividad administrativa no solo queda en promover la actividad de los particulares, siempre que ella se acude a ley, sino que también lleva impresa la potestad administrativa de fiscalización y control; de lo señalado, el administrado no puede verse beneficiado con un haz de derechos sin que esto lleve, a correlato, atado el cumplimiento de diversos deberes y hasta obligaciones puesto que la naturaleza jurídica de la autorización no radica solo en el permitir sino en vigilar pudiendo llegar a la oportunidad de revocar la autorización si no se cumpliesen, entre otros puntos, con las regulaciones establecidas entre el 28 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO comerciante ambulante y la MDLM en cuanto Administración Pública, entre ellas las relacionadas a la conducción personal del puesto salvando las situaciones, plenamente aceptadas, del suplente siempre que éste último opere como tal y no como una fachada de un negocio más grande pero fragmentado bajo diversos titulares. 2.7.5. La prohibición del trabajo a menores de edad en el comercio ambulatorio busca impedir afectaciones a ellos pero el Tribunal debió compulsar esta medida administrativa con la falta de cunas y guarderías públicas habiendo podido ordenar a la Municipalidad el realizar todos los actos tendientes a habilitar las mismas: La ordenanza objeto de examen de constitucionalidad al establecer de modo expreso la prohibición del trabajo de menores de edad en el módulo, lo cual hacía extensible a la permanencia de ellos en el mismo al igual que el alimentarse o pernoctar en el mismo, así como la presencia de personas distintas al titular de la autorización, señalaba que dicha contravención daría lugar a la sanción correspondiente; esto último en clara aplicación de la potestad sancionadora. A criterio de los demandantes, dicha norma se constituía en un evidente atentado a los derechos al trabajo y del niño así el de permanecer a su lado, especialmente, en los primeros años de vida; a contraparte, el Municipio alegaba que la busca de la norma era evitar que menores de edad sean objeto de utilización en el trabajo del comercio ambulante, lo cual ya había sido, además, materia de constatación por el ente municipal: “51. Sobre el trabajo de menores en el módulo, la norma impugnada, en efecto, establece su prohibición absoluta. Respecto a esta materia, el Código de los Niños y Adolescentes permite el trabajo de menores a partir de los doce años, bajo ciertas condiciones, como, por ejemplo, que la actividad laboral no importe riesgo o peligro (cfr. artículo I de su Título Preliminar y artículo 22º). Desde esta perspectiva, el trabajo en la vía pública puede ser considerado riesgoso para el menor y así lo ha entendido el Decreto Supremo Nº 003-2010-MIMDES, pues ha incluido dentro de la relación de trabajos peligrosos para los adolescentes los que se “realicen en la vía pública y que exponen a las y los adolescentes a accidentes de tránsito, violencia, explotación sexual y abuso”. Por estas consideraciones, este Tribunal considera que la norma impugnada no es inconstitucional al prohibir el trabajo de menores”36. 36 STC N° 00022-2010-PI/TC, fdm. 51 (Rodrigo Martín Fernández Nazario en representación de 1177 ciudadanos vs. Municipalidad Distrital de la Molina por los artículos 4, segundo párrafo, 6, 29 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO Como es visto, el TC acepta que la regulación jurídica existente permite el trabajo de menores siempre que la realización del mismo no traiga aparejado algún riesgo o peligro para el menor prestador del mismo por lo que, de suceder en contrario, con la finalidad de evitar éste, se recoge la citada prohibición también susceptible de evaluación jurisdiccional especial. Así pues, atendiendo a que existe un listado prohibitivo que sostiene que, entre otros el trabajo infantil en el ámbito ambulatorio es reprobable, el Tribunal sostiene que la regulación efectuada por la ordenanza no genera inconstitucionalidad alguna. En cuanto a la permanencia de menores en el trabajo, a su vez, sostiene: “52. Sin embargo, la norma impugnada no sólo prohíbe el trabajo de menores de edad, sino también, conforme señalan los demandantes, la permanencia de estos en el módulo, con lo cual proscribe también su presencia aun cuando no fuera para el trabajo. 53. La Constitución, en su artículo 4º, señala el deber del Estado de protección del niño y del adolescente, especialmente en situación de abandono. De conformidad con la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución, los derechos del niño deben interpretarse de conformidad con la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas (1989). El artículo 18º, numeral 3, de dicha Convención, prescribe: “Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para que los niños cuyos padres trabajan tengan derecho a beneficiarse de los servicios e instalaciones de guarda de niños para los que reúnan las condiciones requeridas”. 54. Desde esta perspectiva, si la emplazada no está en posibilidad de poner a disposición del autorizado para el comercio en la vía pública el servicio de cunas y guarderías infantiles, debe permitir, en protección de los derechos del niño y su interés superior (cfr. artículo IX del Título Preliminar del Código de los Niños y Adolescentes), la presencia de menores de edad en el módulo cuando ello se justifique en razón de la necesidad de que estos permanezcan al cuidado de sus padres. 55. Puede tenerse en consideración aquí, por ejemplo, lo regulado por la Ley N.° 27240, que en su artículo 1° (modificado por la Ley N° 28731), numeral 1.1, dispone: “la madre trabajadora, al término del período postnatal, tiene derecho a una hora diaria de permiso por lactancia materna, hasta que su hijo tenga un año de edad. En caso de parto múltiple, el permiso por lactancia materna se incrementará una hora más al día. Este permiso podrá ser fraccionado en dos tiempos iguales y será otorgado dentro de su jornada laboral, en ningún caso será materia de descuento”. 7, segunda parte, 8, 12, 15 y 20,1 de la Ordenanza N° 173-MDLM, del 31 de diciembre de 2008, que regula el uso comercial de la vía pública en el distrito de La Molina). 30 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO 56. En vista de ello, este Tribunal no encuentra razonable que la norma impugnada prohíba, por ejemplo, la presencia en el módulo de un menor hasta de un año de edad, a quien su madre deba asistir en sus necesidades de lactancia o la prohíba en otras circunstancias en las que la presencia de menores de edad se justifique en razón de la ineludible necesidad de que permanezcan al cuidado de sus progenitores. 57. Consecuentemente, en lo que respecta a la inconstitucionalidad del artículo 12º de la Ordenanza impugnada, el Tribunal considera que la prohibición de la permanencia de menores de edad en el módulo no debe entenderse como si se tratara de una regla absoluta, sino que admite excepciones, en casos debidamente justificados, como los expresados en el fundamento anterior”37. En cuanto a la permanencia de menores de edad en el centro de trabajo representado por el puesto ambulatorio debemos indicar que si bien el TC ha reforzado su tesis de declarar constitucional el artículo 12 de la ordenanza, se debió ordenar a la MDLM que habilite el sistema de cunas y guarderías infantiles para el conjunto de madres trabajadoras para impedir que estas participen con sus hijos menores de edad en el trabajo. Es más, revisando la Ley N° 27972, Ley Orgánica de Municipalidades (LOM), ésta norma precisamente regula dicha competencia municipal en su artículo 84,3.238 por lo que si la finalidad de la ordenanza es impedir que menores de edad sean partícipes del elemento trabajo en edades que no superan el mínimo legal de los 12 años se debió establecer, como medida de ponderación y atendiendo a la realidad de las cosas, a ordenar a la Comuna la toma de acciones materiales y jurídicas tendientes a la apertura de dichos centros de atención a menores más aun si puede ingresar el ingreso de S/. 55.00 nuevos soles, pagaderos como tasa por renovación anual de autorización municipal para sostener las cunas públicas atendiendo a que la regulación del comercio ambulatorio tiene una finalidad altruista y no la mera concepción de fuente de ingresos para el Municipio como suele ocurrir en la gran mayoría de ayuntamientos del país donde el cobro de tasas y demás derechos al comercio ambulante se convierte en la “gallina de los huevos de oro” o la mal llamada “caja chica” de las Municipalidades. 37 STC N° 00022-2010-PI/TC, fdm. 52 al 57 (Rodrigo Martín Fernández Nazario en representación de 1177 ciudadanos vs. Municipalidad Distrital de la Molina por los artículos 4, segundo párrafo, 6, 7, segunda parte, 8, 12, 15 y 20,1 de la Ordenanza N° 173-MDLM, del 31 de diciembre de 2008, que regula el uso comercial de la vía pública en el distrito de La Molina). 38 Artículo 84 LOM.- Programas sociales, defensa y promoción de derechos: “Las municipalidades, en materia de programas sociales, de defensa y promoción de derechos, ejercen las siguientes funciones: (…) 3. Funciones específicas compartidas de las municipalidades distritales: 3.2. Promover, organizar y sostener, de acuerdo a sus posibilidades, cunas y guarderías infantiles, establecimientos de protección a los niños y a personas con impedimentos y ancianos desvalidos, así como casas de refugio. (…)”. 31 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO 2.7.6. La prohibición de desarrollar más de un giro comercial al precario, esto es al comerciante ambulatorio, se afirma en armonizar los derechos de otros administrados que sí cuenten con licencia de funcionamiento: El pluralismo económico es un derecho constitucional alegado por los demandantes para cuestionar el artículo 15 de la ordenanza municipal aduciendo la inexistencia de sustento técnico o legal que permita la limitación a un solo giro comercial impidiendo la realización de giros secundarios ya que la norma materia de proceso solamente permite el giro principal de la venta de periódicos, diarios, revistas, loterías y complementarios así como la venta de discos compactos, videos, libros, fascículos y encartes distribuidos con periódicos y revistas no permitiendo aceptar como giro secundario la venta de golosinas y bebidas envasadas en fábrica; a contracorriente, la Municipalidad sostiene que el concesorio de la vía pública para la venta ambulatoria usando la técnica de la autorización no constituye, de modo alguno, una abierta libertad de empresa, en este aspecto, la autorización dada para el uso de la vía pública por tener la calidad de singular no puede usarse de modo libérrimo es de allí, entonces, que la ordenanza ha recogido de modo taxativo los giros de negocio a ser desarrollados por los titulares del negocio. El TC sostiene que la disposición materia de proceso no impide la venta de golosinas, lo cual alegan los accionantes de este juicio abstracto, lo cual resulta cierto puesto que el artículo 15 solo establece que dicha norma recoge la prohibición de exhibir imágenes, figuras, estampas, fotografías, afiches o cualquier otra representación que se constituya en un atentado contra el pudor público, la moral y las buenas costumbres en sus módulos así como vender este tipo de publicaciones a menores de edad. El Tribunal expresa que la regulación que establece como parte de las obligaciones el desempeño concreto y único de la actividad comercial se afirma en que no se genere interferencias entre quien si tienen dicha autorización respecto de los comerciantes ambulantes: “66. El Tribunal considera que la limitación que la disposición impugnada establece no es excesiva, sobre todo si se tiene en cuenta que la autorización para realizar actividades de comercio ambulatorio es excepcional y que su finalidad es brindar de la misma oportunidad a quienes no tengan otra fuente diferente de ingreso”39. 39 STC N° 00022-2010-PI/TC, fdm. 66 (Rodrigo Martín Fernández Nazario en representación de 1177 ciudadanos vs. Municipalidad Distrital de la Molina por los artículos 4, segundo párrafo, 6, 7, segunda parte, 8, 12, 15 y 20,1 de la Ordenanza N° 173-MDLM, del 31 de diciembre de 2008, que regula el uso comercial de la vía pública en el distrito de La Molina). 32 PODER DE POLICÍA ADMINISTRATIVA, DERECHOS DE LIBERTAD Y AMPARO Seria incongruente y hasta arbitrario además de contrario al principio de igualdad no tratar iguales a los iguales y desiguales a los desiguales: permitir a quienes no cuentan con licencia de funcionamiento ejercer la misma actividad de comercio respecto de quienes sí la tienen afectando, con tal proceder, el giro realizado por estos últimos. III. Final: Como se ha podido extraer del sentido de los fallos del TC no resultaría sencillo a la justicia el compatibilizar los derechos del ciudadano frente al poder de policía puesto que el administrado no siempre va a expresar la verdad en juicio insistiendo, muchas veces, en el papel de afectado cuando viene ejercitando derechos sin contar con el respaldo legal necesario para ello. De la misma manera, se ha podido apreciar que entender el sentido de la figura de la “autorización en precario” en comparación con la figura de la licencia pese a que, ambas, se desprenden de una figura de corte o alcance general llamada autorización administrativa. Poderosos elementos, como ha sido sostenido, separan a la una de la otra pese a que, ante los ojos del administrado de a pie, parezcan tener similitud que, en realidad, no presentan. 33