Muerte y resurrección de Cristo en nuestro pueblo. Durante la

Anuncio
Muerte y resurrección de Cristo en nuestro pueblo.
Durante la recientemente pasada Semana Santa, en el clima de la memoria intensa de los
acontecimientos culminantes de la vida, pasion y muerte de Jesucristo, la Direccion General de
Estadisticas Encuestas y Censos presentó los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares,
correspondiente al año 2014. Según los datos de este informe la pobreza en general afecta a
1.530.000 paraguayos, cuyos ingresos son inferiores al costo de una canasta básica de consumo.
Un poco menos de la mitad de esta población se encuentra en situacion de pobreza extrema y,
segun este mismo informe, entre el 2013 y el 2014 ha habido un aumento del numero de
personas que han pasado de la pobreza a la pobreza extrema o indigencia.
Asimismo se anota en este informe que al tiempo que disminuyó el ingreso del 20% de la
población más pobre en un 1%, el ingreso del 20% de la población con más recursos aumentó en
un 14%, lo que pone de manifiesto una situación de creciente inequidad social que, de seguir en
este mismo rumbo, no podrá generar sino dolor y sufrimiento en la población más necesitada.
Esto nos recuerda la enseñanza de los Obispos de América Latina reunidos en Mexico con San
Juan Pablo II, que nos decian: "Vemos a la luz de la fe, como un escándalo y una contradicción
con el ser cristiano la creciente brecha entre ricos y pobres. El lujo de unos pocos se convierte en
insulto contra la miseria de las grandes masas. Esto es contrario al plan del creador y al honor
que se le debe. En esta angustia y dolor la Iglesia discierne una situación de pecado social de
gravedad tanto mayor por darse en países que se llaman católicos y que tienen la capacidad de
cambiar".
En los recientes días de la Semana Santa hemos visto varias escenificaciones que representaban
la pasión, buscando ayudarnos a ver la crudeza del padecimiento de Jesús. En este sentido nos
recuerdan nuestros obispos: "La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida
real rostros muy concretos en los que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de Cristo, el
Señor que nos cuestiona e interpela: rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de
nacer, rostros de indígenas, rostros de campesinos, rostros de obreros frecuentemente mal
retribuidos, rostros de subempleados y desempleados, rostros de marginados y hacinados
urbanos, rostros de ancianos marginados de la sociedad"...
Los datos ofrecidos por la Direccion General de Estadisticas, Encuestas y Censos nos ofrecen
elementos para marcar las estaciones del Vía Crucis que recorren todo el año los pobres en el
Paraguay, estaciones que recorren cargando con la cruz de la mala alimentacion, la deficiente o
nula educacion y atencion a su salud, la precaria vivienda, el desempleo o sub empleo y todas las
consecuencias que trae la pobreza extrema o indigencia.
La muerte de Jesús, que fue víctima de la injusticia y la violencia, sin embargo no ha sido la
última palabra para los que creemos en su resurrección como la reivindicación que Dios hizo de
la enseñanza y del modo de vida de Jesucristo. Esta enseñanza y éste modo de vida nos impulsa a
vivir en cercanía con los pobres, acompañar sus luchas, defender su dignidad, haciendo que
nuestra fe se viva y exprese en la búsqueda de una mayor justicia y equidad social. Como bien
dicen los obispos: "Esta realidad exige, pues, conversión personal y cambios profundos de las
estructuras que respondan a las legítimas aspiraciones del pueblo hacia una verdadera justicia
social".
La reivindicación de una vida mas digna para los pobres, como la reivindicacion de Jesús obrada
en la resurrección, es un necesario camino a recorrer hacia la resurrección de nuestro pueblo,
hacia la vida en abundancia que nos ofrece Jesús.
Pa'i Alberto Luna, SJ.
Descargar