Conocí a Miguel Siguán siendo estudiante en la Universitat de

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Conocí a Miguel Siguán siendo estudiante en la Universitat de Barcelona la primera
mitad de los años 70. En aquellos años la Psicología estaba en un estado muy
incipiente de desarrollo, a diferencia de lo que ocurría en otros países, donde la
tradición de estudios universitarios de Psicología, centros de investigación y
actividad profesional tenía ya bastantes décadas. En España, donde solamente se
podía estudiar en Barcelona, Madrid y Salamanca, la Psicología todavía formaba
parte de Filosofía y Letras, y su estatus académico y presencia social distaban
mucho de los que tiene actualmente. En aquel panorama destacaba la figura de
Siguán, con conexiones con investigadores relevantes de la Psicología, con
asociaciones internacionales, y quien promovía con múltiples iniciativas
la
internacionalización de la Psicología en la UB (fomento de estancias en el
extranjero de estudiantes recién egresados, nombramientos de doctores honoris
causa de eminentes Psicólogos europeos, como Piaget, etc.). Al propio tiempo
Siguán fomentaba también la investigación de una manera decidida, en una época
en que hacer investigación en España era francamente complicado. Él supo
aprovechar el cargo que ocupaba como director de ICE de la UB desde 1969 para
promover investigación básica y aplicada, y para tratar de dinamizar el sistema
educativo introduciendo nuevos aires y nuevos enfoques. Suyas fueron las
iniciativas de los seminarios de Sitges sobre Educación y Lenguas, desde 1974, que
tanta repercusión tuvieron posteriormente.
Pero para los estudiantes de aquella época, más interesados en acabar con la
dictadura franquista, que en la ciencia y el desarrollo profesional, todas estas cosas
pasaban prácticamente desapercibidas y la figura de Siguán como autoridad
académica era percibida bajo el prisma deformador del infantilismo izquierdista
como alguien próximo al régimen franquista. Lo recuerdo todavía asistiendo a
algunas asambleas que convocábamos. Un absoluto acto de valentía.
Varios años después, siendo yo ya doctor y profesor en la Universidad de Santiago
de Compostela, tuve la ocasión de coincidir con él (y con Mariano Yela también,
entre otros) en el XXIII Congreso Internacional de Psicología que tuvo lugar en
1984 en Acapulco. Las dos semanas que estuvimos allí me permitieron conocer
más de cerca a Miquel y darme cuenta que la estereotipada imagen de estudiante
que tenía de él era absolutamente equivocada. No solamente su propia historia
personal, bien conocida, sino su actitud y talante ante la vida eran diametralmente
opuestos a la imagen de un "facha". Desde entonces hemos tenido una excelente
amistad, que se intensificó al dedicarme yo al estudio de la adquisición del
lenguaje.
En bastantes ocasiones logré organizar cursos en Santiago de los que los
estudiantes que asistían salían absolutamente encantados. Sin usar un discurso
técnicamente farragoso, sus exposiciones les hacían comprender los temas de que
trataba de una manera fácil y atractiva, pero no vulgar, y poner en relación
procesos históricos y psicológicos de una manera esclarecedora. Mi sensación es
que Siguán dio lo mejor de sí como comunicador científico no precisamente en su
juventud, sino ya en su época madura. Esas visitas, muchas veces de una semana
de duración, fueron una ocasión de lujo para disfrutar de su conversación aguda,
ingeniosa, y llena al mismo tiempo de un extraordinario sentido común y una
claridad pasmosas. Su capacidad de análisis, tanto fuesen problemas sociales como
psicológicos, hacía ver las cosas con una sorprendente facilidad.
Siguan era una persona intelectualmente muy inquieta, sensible a los nuevos
procesos emergentes, y en lo que se refiere a nuestra profesión combinaba esa
característica con una gran sensibilidad e interés por lo que hacían jóvenes
investigadores, asistiendo a sus presentaciones en congresos, o leyendo sus
artículos recientes, ¡y comentándoselos!
Uno de los momentos de los que me siento más satisfecho es cuando nombramos
miembro de honor de la Asociación para el Estudio de la Adquisición del Lenguaje
(AEAL) a Miquel en un acto que tuvo lugar en 2007 e Oviedo, durante uno de
nuestros congresos, a los que él siempre asistía. No hubo homenaje más merecido,
ni más sentido para todos nosotros, para él y para Mareile, su querida mujer. Sin él
probablemente o no existiríamos, o lo haríamos de forma mucho más precaria. Sin
duda, él ha sido el gran promotor de la investigación del lenguaje en su diversidad,
como fenómeno psicológico, educativo y social.
Miguel Pérez Pereira
Catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación
Universidad de Santiago de Compostela
Presidente de AEAL
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