Roma clásica

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à NDICE
• Ã ndice -------------------------------------------------- pag 1
• La Sociedad Romana -------------------------------- pags 2-3
• La Vida Cotidiana ----------------------------------- pags 4-7
• La Familia -------------------------------------------- pag 8
• La Educación ----------------------------------------- pag 9
• BibliografÃ−a ------------------------------------------- pag 10
LA SOCIEDAD ROMANA
Como en la mayorÃ−a de las sociedades de la antigüedad, la población estaba dividida en dos grandes
bloques: los hombres libres y los esclavos.
Dentro de los hombres libres, también se distinguÃ−an dos bloques:
los ciudadanos y los no-ciudadanos.
La mujer se consideraba que era como un menor de edad, independientemente de su condición.
Entre los hombres libres también se hacÃ−a una distinción, que consistÃ−a en que unos eran `cives'
(ciudadanos) y otros `peregrini' (extranjeros).
Decir que a estos últimos se les permitÃ−a vivir en Roma, pero carecÃ−an de derechos polÃ−ticos.
Básicamente, los `cives', tenÃ−an unos derechos civiles y polÃ−ticos tan sencillos como: derecho a voto, a
desempeñar ciertos cargos públicos, a presentar defensa contra una sentencia; derecho a contraer
matrimonio, a la propiedad y el comercio, etc....
Bastantes de estos derechos podÃ−an ser adquiridos por nacimiento, por liberación de un esclavos, y por
concesión del Estado.
Tanto podÃ−an dotarte de ellos como arrebatártelos.
Los ciudadanos se dividÃ−an en patricios y plebeyos.
Los primeros eran los que podÃ−an considerarse puros en parte, pues descendÃ−an de los primitivos
romanos, y forman la aristocracia.
Los plebeyos proceden de la anexión de los pueblos sometidos por Roma, y forman la mayorÃ−a de la
población de ésta.
Tras muchas luchas, los plebeyos logran la igualdad de derechos civiles ayudando en parte que el ejército
estuviese formado por la plebe.
Tras más luchas, consiguen la total igualdad de derechos por lo que ya se podÃ−a aspirar a tener cargos
polÃ−ticos.
Otra categorÃ−a a comentar eran los llamados `clientes' (se incluyen dentro de los hombres libres) que eran
ciudadanos que “motu proprio”
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se ponÃ−an bajo la protección de una persona rica.
La relación entre cliente y patrón era muy Ã−ntima, hasta que cuando empezó la época imperial, los
clientes pasaron a verse como un elemento decorativo, con una Ã−nfima remuneración y mal tratada.
Los esclavos eran considerados objetos, y de no mucho valor, y el poder que podÃ−an ejercer sus dueños
sobre ellos no tenÃ−a fin.
El esclavo en cuestión carecÃ−a de derechos, salvo que podÃ−an contraer matrimonio con una compañera
de esclavitud (contubernium).
Los esclavos eran utilizados para trabajos que beneficiaban a todos menos a su colectivo en cuestión:
hacÃ−an trabajos de obras públicas y servicios públicos (lo que teóricamente desempeñan los
trabajadores de una brigada y de obras públicas).
Antes nombrado, el esclavo podÃ−a obtener su libertad si procedÃ−a por parte de su amo.
A esta persona se le llamaba liberto, pero seguÃ−a sin tener muchos más derechos y seguÃ−a debiendo
fidelidad y respeto a su amo.
Con relación a la mujer, cuya condición era similar a la del esclavo (salvo que esta tenÃ−a derechos
civiles), se sabe que los patriarcas tenÃ−an total control sobre ellas.
La mujer romana presenta una diferencia con respecto a la griega, y es que está dotada de más derechos; de
manera que podÃ−an salir de casa y visitar todo tipo de lugares públicos, comÃ−an con sus esposos, etc...
Las mujeres se casaban entre los trece y diecisiete años.
Durante la época imperial, la mujer, una vez casada, desempeñaba un papel importante de la casa, tal era
su relevancia, que se decidió que la mujer fuese dueña de lo que habÃ−a aportado al matrimonio.
Por lo cual, habÃ−a mujeres que no sólo llevaban las riendas con sus maridos, sino que las habÃ−a que
mandaban sobre ellos.
La mujer tenÃ−a ya una postura independiente, por lo que algunas (pero contadas) mujeres intentaron romper
tabúes y barreras decidiendo participar en eventos olÃ−mpicos, o bien participando activamente en la vida
polÃ−tica.
LA VIDA COTIDIANA
LOS ESPECTÔCULOS
Toda sociedad de cualquier civilización ha tenido sus momentos de diversión y ocio, que en el caso de los
romanos, ellos lo llamaban `ludi' (juego).
PodÃ−an ser de dos Ã−ndoles: `circenses' (de circo o anfiteatro) o `scaenici' (de teatro).
Al ser fiestas oficiales, todos los ludi eran subvencionados por el estado y organizados por los ediles.
En el caso de los “ludi circenses”, el evento se iniciaba con un desfile en el que se transportaban imágenes
de los dioses al circo.
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A continuación, enumeraban el orden de los espectáculos y empezaba la fiesta.
En el circo se realizaban luchas de gladiadores que principalmente eran soldados de guerra hechos prisioneros,
aunque también hubo que luchó por voluntad propia.
Luchaban a muerte entre sÃ−, y en ocasiones, si un contendiente caÃ−a desarmado, el público o el
presidente de los juegos decidÃ−a la vida o la muerte del gladiador.
HabÃ−a muchos tipos de lucha y se llegaron a inventar muchas variantes con el fin de agradar lo más
posible al público.
Normalmente cada gladiador vivÃ−a unos seis o siete combates, y si sobrevivÃ−a, se volvÃ−a entrenador,
pues se le perdonaba la vida.
A parte de hacer luchas de hombre a hombre, se realizaban luchas de un hombre contra un animal (o varios).
Se traÃ−an desde todos los rincones del mundo romano animales tales como leones, cocodrilos, elefantes,
rinocerontes, etc....
Cuanto más exóticos y peligrosos fuesen: mejor.
También se probó hacer luchar únicamente animales, pero lo más corriente era que se hiciese combatir
a un hombre contra un león, un toro o un oso.
Una atrocidad que servÃ−a para entretener a los romanos eran las ejecuciones públicas, aunque para ellos
era tremendamente divertido.
Se pensaba que el no aprovechar para hacer espectáculo con un condenado era derrochar diversión.
Algunos ejemplos de ejecuciones eran: atar al reo en una estaca y que fuese despedazado o comido por fieras;
dejarlo desarmado ante un toro; incineraciones estando vivo el condenado; o lo más curioso de todo, se
programaba una obra teatral de carácter trágico, y el actor que en principio debÃ−a morir, era reemplazado
por el condenado muriendo de verdad.
Si la ejecución no habÃ−a sido lo suficientemente emocionante, el público se iba muy desilusionado.
Por último, estaban las carreras de coches, que solÃ−an ser las que daban fin a la fiesta, pues era el que
más gustaba a los espectadores.
Participaban cuatro equipo cada uno luciendo un color y todos los equipos eran financiados por toda los
romanos.
El juego consistÃ−a en dar siete vueltas al eje del circo (que solÃ−an ser ocho mil metro más o menos) con
un carro tirado por cuatro caballos.
LA VESTIMENTA
Como elemento importante en la vida de todos, está la vestimenta.
En la época de la Roma clásica, no se conocÃ−an tantos materiales y tejidos como ahora se conocen.
El tejido más común era la lana junto al lino.
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La lana se trataba de muchas maneras y dependiendo de la calidad de lana que uno vistiese era fácil deducir
a que estrato pertenecÃ−a.
Los contactos con Oriente Próximo permitieron la llegada de el algodón y la seda, aunque sólo se
utilizaron como elementos decorativos.
La indumentaria masculina se componÃ−a principalmente de: la túnica y la toga.
Anteriormente, se usaba ropa interior con la toga, que eran las únicas vestimentas.
Pero la ropa interior fue reemplazada por la túnica, que se convertirá en vestido común para hombres y
mujeres.
La túnica masculina era corta (hasta las rodillas), se sujetaba a la cintura con una cinta, y no tenÃ−a mangas.
Sobre la túnica, se colocaba la toga, que requerÃ−a gran maña para poder colocársela a uno.
Las túnicas, al igual que nuestras ropas actuales, podÃ−an ser de muchas maneras, pero solÃ−an ser lisas.
HabÃ−a muchos tipos de togas, y cada tipo indicaba una cosa.
El llevar una toga u otra podÃ−a significar cosas tales como: tienes mayorÃ−a de edad y eres libre; estás
aspirando a un cargo polÃ−tico; vas a cumplir la mayorÃ−a de edad; eres una persona con un importante
cargo; eres un general que ha triunfado; etc....
HabÃ−a dos togas que no se clasificaban en el anterior grupo, pues si las anteriores las podemos llamar `togas
de época de paz', estas son prendas militares.
Se llaman `sagum' y `paludamentum'.
La primer toga, es la que llevan todos los militares desde el centurión a cargos de menor relevancia.
La segunda, la solÃ−a portar un general en época de campaña.
La ropa femenina no distaba mucho de la masculina, salvo detalles visibles y contados.
Las túnicas eran más largas (hasta los pies), y solÃ−an estar decoradas.
Debajo de la túnica, llevaban una cinta ancha a modo de sostén que se denominaba `fascia pectoralis' o
bien `mammilare'.
Usaron durante algún tiempo la toga, pero la sustituyeron por la `stola', que era más ancha y larga que la
toga.
Era propia de las matronas.
También se ponÃ−an encima de la stola un manto (o `palla') más pequeño que la toga y que se colocaba
con facilidad.
EL ASEO
Se sabe que los romanos eran muy limpios y se aseaban mucho, pese a que suene paradójico frente a que
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dormÃ−an con la túnica.
En todas las casas habÃ−a una estancia llamaba `balnea' en la que habÃ−a una bañera y disponÃ−an de
agua caliente.
Al igual que habÃ−a baños privados, los habÃ−a públicos, que eran construidos por empresas privadas
(`thermae') aunque estaban al alcance de todo romano.
En las termas, habÃ−a habitaciones tales como los vestuarios, las termas de diferente agua, etc...
Pero además habÃ−a servicios como gimnasios, sala de masajes y venta de bebidas y alimentos.
Los hombres se solÃ−an bañar hacia las últimas horas del dÃ−a mientras que las mujeres lo hacÃ−an por
la mañana.
Ambos se bañaban en recintos distintos.
EL CÃ MPUTO DEL TIEMPO
El primer calendario que usaban se componÃ−a de 304 dÃ−as repartidos entre diez meses, pero Numa
Pompilio lo reformó añadiendo los meses de `Ianuarius' (enero) y `Februarius' (febrero).
Por lo que el año pasó a tener 355 dÃ−as y empezaba en `Martius' (marzo) y le seguÃ−an: `aprilis',
`maius', `iunius', `quintilis' (que acabó siendo `Iulius' gracias a Julio César), `sextilis' (acabó siendo
`Augustus' en honor a Augusto), `september', `october', `nouember', `december', `ianuarius' y `februarius'.
Febrero poseÃ−a 28 dÃ−as; marzo, mayo, julio y octubre, 31 dÃ−as; y el resto de los meses 29 dÃ−as.
Cada mes estaba divido en tres fechas importantes que servÃ−an para decir el dÃ−a actual: `kalendae'
(calendas y 1er dÃ−a de cada mes), `nonae' (nonas y dÃ−a 5 exceptuando los meses altos que era 7), e `idus'
(idus y dÃ−a 13 salvo los meses altos que era 15).
El dÃ−a se dividÃ−a dos partes: el dÃ−a (que constaba de 12 horas desde la salida hasta la puesta del sol) y la
noche (que se dividÃ−a en cuatro turnos de vela cada uno de tres horas, desde la puesta hasta la salida del
sol).
En invierno, los turnos de vigilia eran más largos.
El mediodÃ−a se denominaba `meridiem' y la medianoche `media nox'.
Por tanto, las horas desde media noche hasta mediodÃ−a se llamaban `antemeridiem' (a.m.), y las horas desde
mediodÃ−a hasta medianoche `postmeridiem' (p.m.).
Por la mañana se levantaban a horas tempranas y se acostaban al ocaso del sol.
Desayunaban y a partir de allÃ− ya comenzaba la actividad diaria.
La mañana estaba consagrada a los negocios y la tarde al descanso (quitando que habÃ−a esclavos que
trabajaban todo el dÃ−a, y que habÃ−a quien no trabajaba en todo el dÃ−a).
El almuerzo tenÃ−a lugar a mediodÃ−a (`prandium') y era similar a la cena.
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Después realizaban su siesta, y luego, si les tocaba baño (se aseaban cada ocho dÃ−as), iban a las termas.
La cena no era muy abundante, y rara vez comÃ−an carne.
El la época clásica, y aun más en la imperial, era recomendado por los médicos el vomitar para seguir
comiendo.
Para algunos, la jornada acababa aquÃ−, pero para los que vivÃ−an con lujo, accedÃ−an a un segundo
festÃ−n (`comissatio')
Y por último se dirigÃ−an a sus aposentos para reposar; se preparaban la ropa limpia del dÃ−a siguiente, y
dormÃ−an con la túnica puesta.
LA FAMILIA
El concepto de familia en Roma era diferente del que ahora tenemos: la familia desde un punto de vista
jurÃ−dico era que todo lo que estaba ligado al paterfamilias (padre superior) era suyo.
Concretando más, lo que con su descendencia habÃ−a conseguido.
Decir que el Estado ni el Derecho Público tenÃ−an autoridad sobre una familia: el juez era el paterfamilias.
El podÃ−a decidir sobre todo menos sobre su mujer, decidiendo cosas como reconocer o repudiar (o incluso
matar) a un hijo, casarlos como quiera, y lo que remata su poder, derecho a disponer de todos los bienes de la
familia y de sus componentes.
Matizar que el tÃ−tulo de pater lo tiene el varón de más edad que esté vivo.
EL MATRIMONIO
El fin esencial del matrimonio era la conservación de la familia.
Todo ciudadano poseÃ−a derecho a tener una esposa.
Para que un matrimonio fuese válido los contrayentes debÃ−an cumplir requisitos de edad, fertilidad y lo
más importante, tener el consentimiento de los “patres”.
Hay dos tipos de enlaces maritales: el oficial (en el que la mujer pasa a pertenecer a la familia del marido) y la
no-oficial (en la que no se celebran ceremonias).
Al igual que ahora, para la boda se escogÃ−a un dÃ−a, y los novios se vestÃ−an bien; después se hacÃ−a
el banquete; y por último se fingÃ−a el robo de la novia del regazo de su madre por parte del novio,
simbolizando con ello el nuevo lazo de unión.
La vivienda, también era muy diferente, y habÃ−a tres tipos: la `uilla', la `domus' y la `Ã−nsula'.
Hablaré de la domus.
Principalmente se orientaba al interior pues no habÃ−a ventanas y la luz entraba por los patios centrales.
Se componÃ−an de un solo piso y habÃ−an habitaciones tales como:
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un vestÃ−bulo, un atrio, un tablino (donde reposaba el pater), habitaciones para los ocupantes, un comedor,
una cocina, una biblioteca, un salón, un baño, etc.....
LA EDUCACIÃ N
Hasta los siete años, el niño aprendÃ−a de su madre (que le enseñaba a leer), y después pasaba a
manos del padre, que le enseñaba a escribir, tener interés por las cosas, y muchos principios
ético-morales sobre como ser en la vida.
Para perfeccionar lo aprendido en casa, el niño iba a una escuela, donde un maestro (`litterator') le otorgaba
muchos conocimientos.
Se tenÃ−a la costumbre de hacer regalos a los maestros en fechas determinadas.
Durante su tiempo en la escuela, lo niños leÃ−an y trataban textos de poetas.
Después pasaban a la enseñanza secundaria, que ya eran estudios especializados y que sólo los cursaban
los hijos de adinerados.
Duraba hasta los 16 años; el maestro se llamaba `grammaticus'.
AquÃ− se procedÃ−a a aprender literatura griega esencialmente, pero también se les enseñaba
geografÃ−a, mitologÃ−a, gramática, fÃ−sica, etc...
La intención era, que al final de la secundaria, el individuo hubiese pasado a ser un hombre maduro y culto.
Terminada esta secundaria, se le enseñaba el arte de la retórica, de manos de un maestro o `rhetor'.
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