Puede haber una comunicación de Dios con el hombre?

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Revelación 2011
Cuestión 5: ¿Puede haber una comunicación de Dios con el hombre?
1. Desde Dios.
1.1. Dios es Luz: es posible que se revele al hombre.
Hemos visto que Dios es el Ser Supremo, Absolutamente Simple e Infinitamente Perfecto. Como
decíamos en la Cuestión 4, decantando el contenido de la “cuarta vía”: “Dios es la Vida, Dios es la Verdad,
Dios es el Bien, Dios es la Belleza; es decir: Dios es la realización perfecta, infinita y simultánea de todas
las cualidades positivas, en un solo Ser”.1
Tomemos de aquí la afirmación “Dios es la Verdad” –o, como le gusta decir a San Juan “Dios es Luz”
(1ª Jn 1,5; ver también Jn 9,5 y Ap 21,23; 22,5). Si Dios es la Verdad, si Dios es la Luz, entonces Dios es lo
máximamente cognoscible: no hay nada más visible que la Luz –la cual, incluso, nos permite ver las otras
cosas–, no hay nada más claro que la Verdad. Por eso, la contemplación de Dios nos llenará de Luz y de
Sabiduría.
Y también vimos que Dios es un Ser Personal.2 Y, como todo ser personal tiene conocimiento de sí
mismo, también Dios se conoce a Sí mismo, pero en Su caso esto se realiza de modo infinito y perfecto. En este
sentido, si Dios quisiera revelarse al hombre, lo podría hacer de un modo pleno; pues, ni siquiera tendría el
obstáculo que tenemos nosotros a veces, cuando queremos decir a otro lo que nos pasa... y no sabemos, o no
podemos.
Desde estas dos perspectivas –“Dios es la Verdad” y “Dios se conoce a Sí mismo”–, podemos decir que
es posible que Dios se revele al hombre.3
1.2. Dios es Amor: es probable que nos invite a una relación interpersonal amistosa.
Pero hay algo más. También hemos recordado recién que “Dios es el Bien”, Dios es la Bondad. O, como
le gusta decir a San Juan “Dios es Amor” (1ª Jn 4,8). Y lo propio de la bondad, lo propio del amor es dar... y,
sobre todo, darse.
A lo largo de la historia, Dios se ha mostrado bondadoso con el hombre: le ha dado el ser, le ha dado un
mundo en el cual vivir, le ha dado alimento para sustentarse. Es decir, Dios ya tiene una “historia de bondad
hacia el hombre”, pues le ha dado muchos bienes.4
Pero lo más propio del amor es darse uno mismo. Por eso, podemos pensar que Dios que es la Bondad,
este “Dios que es Amor”, quizás quiera coronar su historia de bondad hacia el hombre, dándose Él mismo:
revelándose (pues la palabra es el medio más preciso de comunicación entre personas) e invitándonos a la
comunión consigo (pues la “palabra amorosa” o el “amor expresivo” es el modo más perfecto de comunicación
entre personas).5
En conclusión: como Dios es Bondad y Amor, y lo más propio de la bondad y el amor es darse, podemos
pensar que es probable que Dios se revele al hombre.6
2. Desde el hombre: La revelación sobrenatural histórica como posibilidad para el hombre.
2.1. Solución por la vía positiva: el hombre como ser abierto al diálogo y la comunión.
0. Introducción.
En la historia de la humanidad nos encontramos con distintas comprensiones acerca de lo que es el hombre, o la
realidad:
- para el sensismo sólo es real aquel conocimiento realizado por medio de los sentidos: eso es la realidad
(pero se equivoca: según nuestros sentidos, el sol gira alrededor de la tierra; pero nosotros sabemos que en
realidad no es así).
- para el cientificismo sólo es real aquello que puede medir, pesar o contar. Pero sabemos que no es
así: también para un científico empirista existen el amor o la traición, la libertad y la corrupción.
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Cuestión 4, respuesta general, punto 4.
Cuestión 4, respuesta general, punto 1.
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“Posible” es “lo que puede ser”, dado que no supone ninguna contradicción en sí mismo. Por consiguiente, lo posible:
“ahora no es”, pero “podría ser”. Se opone a lo necesario (que es, y no puede no ser) y a lo imposible (que no puede ser).
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Y, por eso también, en las religiones que el hombre inventó a lo largo de la historia siempre estuvo incluida la “acción de
gracias” a Dios por los bienes recibidos.
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5
Lo cual, en la Trinidad se realiza de modo supremo: “Verbum spirans amorem”: la Palabra que espira al Amor.
6
“Probable” es lo que sucede con frecuencia, lo verosímil, lo más creíble, con la connotación de “posible” y, además le
agrega que es “más seguro que ocurra esto, que lo contrario”.
1
- nosotros, que cultivamos el humanismo cristiano, sostenemos el valor de los sentidos y de la ciencia
como fuentes de conocimiento. Pero corregimos las parcialidades de estas posturas -y las completamos- con una
visión inteligente y sabia de todo el conjunto de la realidad.
1. El hombre como ser relacional.
Cuanto más nos elevamos en la escala de los seres, vemos que ellos tienen cada vez mayor apertura
(diálogo) y relacionalidad con los otros seres. Así, vemos que una piedra no tiene mucha capacidad de relación;
una planta tiene bastante más; un animal mucho más, y finalmente tenemos a la persona humana, que tiene una
gran capacidad de diálogo y relación con los demás seres y, sobre todo, con otras personas.
Inclusive, dentro del mismo ámbito humano, vemos que un ser humano maduro tiene mayor capacidad
de diálogo y relación que un niño o un bebé. Aún más, quizás podamos decir que el grado de madurez humana
(no simplemente biológica o cronológica) de una persona se puede constatar por su capacidad para el diálogo y
la comunión (y su inmadurez, por su incapacidad para esto).
Por otra parte, ya los antiguos sabios han destacado que la felicidad se da sólo en el ámbito de la
amistad, del amor, de la comunión.
Por eso, cerrarse al diálogo y a la amistad con alguien noble y sabio es una necedad.
En la unidad 1 vimos que el hombre ha buscado y busca relacionarse con el Ser Supremo. Y si el diálogo
y la amistad con alguien noble y sabio es algo bueno para el hombre, ¡cuánto más lo será el diálogo y la amistad
con Dios mismo! Éste es el sentido profundo que tienen los dos primeros capítulos del libro del Génesis.
Por eso, nosotros decimos que la apertura del hombre a la Revelación y la Alianza con Dios, está en la
misma naturaleza del hombre: el hombre es “capaz de Dios” (si bien, la realización de esas Revelación y
Alianza sean ya de orden sobrenatural, pues depende del don de Dios).
Por eso, no aceptar la Palabra y el Amor de Dios, es totalmente contrario a la naturaleza humana.
Solamente en concepciones muy distorsionadas sobre Dios y sobre el hombre (Nietzsche, Sartre), se puede
sostener que el encuentro con Dios no es bueno para el hombre.
2. El contenido de la Revelación y el efecto de la Alianza.
El contenido de la Revelación y el efecto de la Alianza no son caprichosos ni insustanciales. Si Dios se
comunica, esto tiene que ver con la salvación del hombre, pues Dios es la fuente de la Vida, de la Luz y del
Amor. Si el hombre se cierra a esta relación, se daña a sí mismo.
3. La supereminencia de Dios.
Una lúcida autocomprensión del hombre, incluye su conciencia de ser creatura. Y, por lo tanto, con una
referencia fundamental al Creador, que es su Fuente.
Por otra parte, el Creador es soberanamente libre de comunicarse o no. Si lo hace, es un don de Sí, que
es gracia.
Si Dios habló (y si tenemos cierta conciencia y experiencia de Quien es Él: Sabiduría, Bondad, Creador,
Padre...), entonces hay que creerle “por que sí”.
Dios no está en función de nada ni de nadie. Si la revelación y la alianza tienen sentido para nosotros,
es porque Dios es nuestra Fuente de Vida y de Ser. Pero esto no significa que Dios esté en función de nuestra
salvación, que sea un medio para alcanzar un fin.
Y si Dios jamás hablara, la realización humana consistiría en escuchar el eterno silencio de Dios (K.
Rahner).
4. Conclusión.
El hombre, por naturaleza, está abierto al conocimiento y al amor. El hombre tiene una inquietud
constante que lo empuja a querer saber más y a querer ser feliz. Y esto lo diferencia radicalmente de los
animales. 7 No nos conformamos con lo que tenemos, sino que avanzamos sin pausa. Generamos cultura.
El origen de este movimiento está en la espiritualidad del hombre, que es una cierta forma de infinitud.
El espíritu humano es “infinito en potencia”: siempre puede saber algo más, siempre puede avanzar un poco
más...
La capacidad universalizante y abstractiva de la mente humana es una prueba de la espiritualidad del
hombre. También lo es la capacidad que tiene la conciencia humana para “girar completamente sobre sí misma”
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y observarse, siendo ella misma (al mismo tiempo) sujeto y objeto de conocimiento: la materia no puede
realizar esto.
La espiritualidad del hombre es la que abre la puerta al diálogo y a la comunión. Ante el espíritu
humano, que puede leer en lo profundo de las cosas, se desvela el misterio de la existencia, la maravilla del ser.
El ser humano pasa del conocimiento de las cosas particulares, al deseo de conocer el conjunto de la realidad. Y
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Además, un tigre no puede “destigrarse”, pero un hombre puede deshumanizarse.
Los antiguos lo llamaban (en latín): “reditio completa in seipsum”.
2
el siguiente paso es el deseo de conocer el Origen y Fundamento de la realidad. En ese momento aparece el
interrogante religioso: ¿de donde venimos? ¿hacia dónde vamos?, etc.9
2. Solución por la vía negativa.
1. Crítica del sensismo y del cientificismo.
Algunos sostienen que el conocimiento se reduce a los sentidos, a la experiencia sensible. Esta
concepción adquiere forma de elaboración filosófica en el empirismo y en el positivismo. Otros afirman que sólo
existe aquello que se puede contar, pesar o medir (materialismo).
Pero ¿qué es la experiencia? ¿qué es “experimentar” para un ser humano? Ya Aristóteles había señalado
que los sentidos solos a veces nos engañan (inclusive, si nos atenemos a lo que nos informan nuestros sentidos,
tendríamos que sostener que el sol gira alrededor de la tierra, y que ésta está quieta; pero sabemos que, en
realidad, no es así). Y, si lo que yo sostengo no es sólo la exclusividad del conocimiento por medio de los
sentidos, sino la exclusividad del conocimiento por medio de mis sentidos, aún hay mayor riesgo de engañarse.
Si puedo equivocarme por confiar sólo en mi inteligencia, cuánto más en sólo mis sentidos...
Si miramos las cosas con detenimiento, vemos que el análisis de laboratorio no agota el acceso a lo real.
Un análisis bioquímico no me dice qué es una lágrima humana, sólo me dice cómo es. Realidades como la
lealtad, el amor, la soberbia, el martirio, la justicia, etc. quedan fuera del foco del microscopio, pero son las
realidades más profundas de la vida.
En realidad, lo que conviene es que todo el hombre viviente sea el perceptor de la realidad, en sus
variados niveles de percepción: sensible, psíquica y espiritual. Así nos aseguramos el más amplio y profundo
contacto con la realidad (incluido el análisis científico, etc.).
Lo verdaderamente científico es la apertura a la realidad, el buscar la verdad, el no querer perderse de
nada. Y si algún método científico impone límites a priori, habrá que abrir los límites prejuiciosos de ese
método. 10
Un científico no puede dogmatizar. Si un experimento dio el mismo resultado 99 veces, sólo puede decir
que probablemente el experimento nº 100 tendrá el mismo resultado, pero no puede asegurarlo: quizás los
elementos que utiliza cambian de características en la repetición nº 100; quizás no tuvo en cuenta... tantas cosas.
Todo lo que tiene el científico es una presunción, no una prueba, ni una conclusión.
Por eso sostenemos que es mejor acercarse a la realidad con un método menos rígido -y más realista- que
sepa captar los variados matices de lo real.
2. La ética presupuesta.
Esta manera de acercarse a lo real presupone una ética: amar la verdad más que mis propias ideas;
respetar lo real, tal como es; liberarse de pasiones desordenadas que obnubilen la mirada o inclinen el corazón
desordenadamente; aplicación profunda y disciplinada para analizar la realidad, etc.
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La secuencia Ex – Gn 12-50 – Gn 1-11 profundiza en el origen: somos Pueblo de Dios – ¿Cuál es nuestro origen? Los
patriarcas – ¿Cuál es el origen de todo? Dios creador.
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Por otra parte, un método es solamente eso: un medio. Y si el medio me impide alcanzar el fin, que es el conocimiento,
tendré que ajustarlo para que sea realmente un medio y no un obstáculo.
3
Apéndice: Reflexión para descubrir que en el ser humano existe un principio espiritual e inmortal
(que habitualmente llamamos alma).
La siguiente reflexión es un acceso racional (es decir, un acceso posible sin necesidad de tener fe
religiosa) a la realidad de la existencia un alma espiritual e inmortal en el ser humano. De hecho, esta reflexión
ha sido hecha por algunos filósofos, como por ejemplo, Aristóteles. Por otra parte, éste es un tema tradicional en
la teología católica; un representante de ella podría ser Tomás de Aquino.
Dado que el presente escrito está destinado a personas sin formación específica en el área de la filosofía,
usaré un vocabulario menos preciso y tradicional que el utilizado habitualmente por los especialistas.
1. En primer lugar conviene clarificar los conceptos de causa y efecto, los cuales utilizamos para analizar la
realidad:
- causa: es el principio activo que produce efectos.
- efecto: es la realidad producida por una causa.
Así, por ejemplo, los padres son causa de sus hijos, y nuestra inteligencia produce ideas.
2. Luego, conviene notar lo siguiente: dado un determinado efecto es necesario que exista una causa que tenga por lo menos- la misma calidad del efecto.
Por ejemplo, si yo descubro que en mi casa alguien ha resuelto el crucigrama que trae el diario, aunque
yo no haya visto quien lo resolvió, puedo reflexionar al respecto y decir que:
- el perro no fue, porque no sabe leer ni escribir.
- mi sobrino tampoco fue, pues aunque sabe leer y escribir, aún no tiene el vocabulario ni la capacidad
intelectual para resolver un crucigrama de cierta complejidad.
- por tanto, ha tenido que ser una persona que tenga una cierta capacidad intelectual, adecuada para
poder producir como efecto la resolución de ese crucigrama.
- una persona que tenga una capacidad intelectual mucho mayor que la necesaria para resolver el
crucigrama, obviamente también puede hacerlo.
Con lo cual vemos un ejemplo del enunciado inicial: la persona que resolvió el crucigrama debe tener, al
menos, la calidad intelectual para producir ese efecto. Puede tener más, pero no menos, si no el efecto no se
produce.
3. Ahora pasaremos del ejemplo a su aplicación a nuestro tema.
Observamos que las ideas que producimos los seres humanos son de orden espiritual. No son como las
percepciones de los animales irracionales, que están atadas radicalmente a lo concreto y material. El perro
percibe ese pedazo de carne concreto; nosotros manejamos las ideas abstractas de “alimento”, “nutrición”, etc. El
perro se siente mal y se muere; nosotros nos planteamos el sentido de la vida, el problema del más allá, sabemos
de antemano que vamos a morir, etc. El perro se conforma con tener satisfechas sus necesidades físicas; nosotros
no nos conformamos con menos que una felicidad eterna.
También nuestro modo de amar supera el nivel meramente animal, mostrando elementos espirituales.
Los fenómenos humanos de amistad, don de sí mismo, fidelidad, lealtad (o sus contrarios) no se dan en el
mundo de los seres irracionales, pues ellos no tienen libertad, la cual es una conjunción de inteligencia y
voluntad. Y todos estas realidades son espirituales.
Ahora bien, dijimos más arriba que un efecto dado implica necesariamente la existencia de una causa
que tenga, por lo menos, la misma calidad que el efecto que observamos. Si nuestras ideas, nuestra libertad y
nuestro modo de amar tienen una dimensión espiritual, es necesario que exista una causa espiritual que los
produzca. A esa causa espiritual la solemos llamar alma.
4. Y si el alma es espiritual, también es inmortal, dado que un ser muere por la disgregación de los elementos
que lo componen. Pero el espíritu no tiene partes o elementos disgregables, sino que es simple e inmaterial. Por
eso no puede disolverse o morir.
Nota: quien desee profundizar en este tema puede ver en la 1ª Parte de la Suma Teológica de Tomas de Aquino,
los artículos que dedica el tema de la existencia del alma y sus características. También se puede consultar la
Historia de la filosofía de Johannes Hirschberger, cuando trata el tema del alma en Aristóteles, y en general
cualquier libro de filosofía católica que considere el tema del hombre.
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