el reconocimiento de los efectos personales entre compañeros

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EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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EL RECONOCIMIENTO DE LOS EFECTOS PERSONALES ENTRE COMPAÑEROS
PERMANENTES, COMO PROTECCIÓN A LA ESTABILIDAD DEL NÚCLEO
FAMILIAR QUE EMANA DE LA UNIÓN MARITAL DE HECHO.
MONOGRAFÍA DE GRADO
ZULMA JOHANA PEDRAZA NUMPAQUE
CLAUDIA YANETH VANEGAS ROMERO
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE POSTGRADOS
ESPECIALIZACIÓN DE DERECHO DE FAMILIA
BOGOTÁ D.C.
2013
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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Contenido
Introducción ............................................................................................................................................ 3
1. La Unión Marital de Hecho en Colombia. ............................................................................................. 5
1.1. Antes de la Ley 54 de 1990. El concubinato ................................................................................... 5
1.2. Unión marital de hecho. Ley 54 de 1990. ..................................................................................... 7
2. El concepto de Comunidad de vida permanente y singular como esencia de la Unión Marital de Hecho
en Colombia. ......................................................................................................................................... 10
3. Los efectos jurídicos de la unión marital de hecho en la actualidad. Desarrollo legal y jurisprudencial
.............................................................................................................................................................. 15
3.1. Sociedad Patrimonial ................................................................................................................. 15
3.1.1. Presunción de la sociedad patrimonial y su declaración. ...................................................... 15
3.1.2. El haber de la sociedad patrimonial. .................................................................................... 17
3.1.3. Disolución de la sociedad patrimonial. ................................................................................. 18
3.2. Alimentos entre compañeros permanentes. ............................................................................... 19
3.3. Pensión de Sobrevivientes. ......................................................................................................... 20
3.4. Derechos Sucesorales. Porción Marital y Vocación hereditaria. .................................................. 23
3.5. Extensión de los derechos de los compañeros permanentes a las Parejas del mismo Sexo..... 25
4. Los efectos personales del matrimonio aplicados a la unión marital de hecho ................................... 29
5. Los efectos personales reconocidos a la unión marital de hecho como una forma de protección a la
unidad y armonía familiar ...................................................................................................................... 34
6. Conclusiones ..................................................................................................................................... 38
Referencias Bibliográficas ...................................................................................................................... 39
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
3
Introducción
La finalidad de la “unión libre” no es solamente la de adquirir beneficios económicos, pues
entonces no se hubiesen dado las diferentes peleas jurídicas para la búsqueda de la igualdad de
condiciones entre cónyuges y compañeros permanentes, si no que se hubiesen conformado con
el surgimiento de una sociedad de hecho tal y como se venía rigiendo antes de la ley 54 de 1990.
Por el contrario, aunque no exista un contrato con formalidades solemnes, entre los compañeros
permanentes, su verdadera finalidad es la de constituir una familia, no una empresa y por lo
tanto el Estado está en la obligación de proporcionar todas las herramientas posibles para su
protección y conservación.
Sin embargo, a nuestro parecer, el desarrollo legal y jurisprudencial de la unión marital
de hecho no ha sido contundente y completo en cuanto a la protección de la institución de la
familia que se puede conformar de ésta manera, sino que se ha limitado a establecer los derechos
económicos que pueden presumirse por la existencia de tal unión entre dos personas.
Y es precisamente en el marco de esa protección que consideramos se ha omitido
permitir que por el hecho de esa unión deban surgir entre los compañeros permanentes los
mismos efectos personales (obligaciones y derechos) que surgen para los cónyuges por el hecho
del matrimonio.
Estos efectos, no deben mirarse como simples imposiciones que la ley hace a los
cónyuges por el hecho de dar su consentimiento, sino que deben ser estudiados y mirados desde
su incidencia directa en las relaciones familiares y en la estabilidad que pueden proporcionarle al
núcleo familiar como tal, siendo componentes esenciales de la vida en “comunidad permanente
y estable”, sin que esto signifique atentar contra el libre desarrollo de la personalidad de quienes
escogen la unión marital de hecho para conformar su familia, ya que una cosa es que los
compañeros permanentes no quieran someterse a las formalidades que el matrimonio exige y otra
muy diferente, que la ley permita que en torno a este tipo de uniones surja una familia destinada
al fracaso por su inestabilidad, por el hecho de depender de la voluntad de estos.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
4
La unión marital de hecho en Colombia se ha querido limitar al surgimiento de una
familia a partir de una simple convivencia que se inicia y se termina cuando los compañeros así
lo decidan y la cual se desarrolla en los términos que ellos establezcan, sin embargo esto puede
ser contraproducente, pues si se permite que sean ellos quienes se auto designen sus derechos y
obligaciones, sin encontrar limitaciones jurídicas, puede
desembocar
en la vulneración
reciproca de derechos fundamentales entre estos y hacia los demás miembros de la familia (
como es el caso de la violencia intrafamiliae) o peor aún, en una familia inestable en torno a un
proyecto de vida a futuro ( un ejemplo, cuando hablamos de la fidelidad).
Para nosotros es claro que para el legislador no es posible equiparar el matrimonio y la unión
marital de hecho en cada una de sus consecuencias jurídicas por el alcance que esto tendría, sin
embargo, no por ello, puede justificar su falta de legislación en este tipo de aspectos, que mas
allá de tener que ver con el consentimiento o no de quienes deciden unirse, hacen parte de la
esfera de la protección de la familia como institución, en procura de su estabilidad y
consolidación.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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1. La Unión Marital de Hecho en Colombia.
1.1. Antes de la Ley 54 de 1990. El concubinato
Antes de la expedición de la ley 54 de 1990 el concubinato 1, no era tan bien visto en el contexto
social y tenia consecuencias de rechazo y discriminación para quienes optaban por establecer su
relación sentimental bajo esta institución, diferenciándose sustancialmente de la figura que hoy
se reconoce como unión marital de hecho. Dentro de los sucesos que marcaron su desarrollo en
el marco jurídico y jurisprudencial, se mencionan como significativos los siguientes:
El artículo 329 del Código Civil, suponía que se tendrá por concubina de un hombre a
que establecía, que era concubina de un hombre ―la mujer que vive públicamente con él, como
si fueran casados, siempre que uno y otro sean solteros o viudos. Y que adicionalmente a esto,
existía ante la ley el concepto de las uniones punibles, especialmente las establecidas entre
mujeres casadas y hombres diferentes de sus maridos, o entre maridos y mujeres diferentes de
sus esposas, o entre hombre y mujer que no podían casarse entre sí, en razón del vinculo de
parentesco que se denominaban hasta la expedición de la Ley 45 de 1936, ayuntamientos
dañados y punibles, denominación que se le dio por considerarse que su establecimiento
implicaba la comisión de un ilícito punible por la ley penal, pues las unas constituían adulterio y
las otras incesto. La clasificación de las uniones extramatrimoniales en el Código Civil tenía
importancia fundamental, por los diversos efectos que se les otorgaba en relación con los hijos
procreados en ellas. Los nacidos de uniones dañadas y punibles recibían el nombre de hijos de
dañado y punible ayuntamiento, y según el antiguo artículo 52 ídem, estos eran los adulterinos y
los incestuosos. En cambio, los nacidos de unión extramatrimonial no dañada ni punible recibían
el nombre de hijos naturales (Valencia, Zea, 1995) 2. Agregando a lo suyo la discriminación que
en relación a las mujeres suponía tales relaciones (sic).
Por lo anterior, fue la Corte Suprema de Justicia la encargada de darle igualdad a las
mujeres que decidían conformar una familia a través de una unión libre, en cuanto a su situación
económica y social, dando como resultado, la ley 28 de 1932, en este sentido consideró que tales
1
2
Era el nombre que se le daba a la Unión marital de hecho antes de la ley 54 de 1990.
Citado por Duva Silvestre, (2012).
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reformas debían llevarse a cabo para superar la ostensible inequidad devenida del trato
inmemorial discriminatorio y desigual a las uniones libres iniciando así en 1935 lo que esta
corporación llamó, un proceso de transformación de alto contenido social y jurídico, ab initio,
registrando su realidad, para admitir, en veces, sus efectos económicos, especialmente a través de
la sociedad de hecho cuando concurrían sus elementos (S.C.S.J. 30 de noviembre de 1935) 3 y, en
la época actual, en su dimensión familiar y del estado civil de las personas (S.C.S.J. 11 de marzo
de 2009)4 (sic).
En la misma sentencia de 1935, la corte estableció los requisitos para que existiera la
sociedad de hecho de la siguiente manera:
Habiendo de reconocer las sociedades de hecho “(…)que se originan en la colaboración
de dos o más personas en una misma explotación y resultan de un conjunto o de una serie
coordinada de operaciones que efectúan en común esas personas (…) cuando la aludida
colaboración de varias personas en una misma explotación”, señaló la Corte, “las siguientes
condiciones: 1° Que se tratara de una serie coordinada de hechos de explotación común; 2º Que
se ejerza una acción paralela y simultánea entre los presuntos asociados, tendiente a la
consecución de beneficios; 3º Que la colaboración entre ellos se desarrolle en un pie de Igualdad,
es decir, que no haya estado uno de ellos, con respecto al otro u otros, en un estado de
dependencia proveniente de un contrato de arrendamiento de servicios, de un mandato o de
cualquiera otra convención por razón de la cual uno de los colaboradores reciba salario o sueldo
y esté excluido de una participación activa en la dirección, en el control y en la supervigilancia
de la empresa; 4º Que no se trate de un estado de simple Indivisión, de tenencia, guarda,
conservación o vigilancia de bienes comunes, sino de verdaderas actividades encaminadas a
obtener beneficios. (Sic.)5
Y para concluir, según Cabra Monrroy (1982), entre los efectos jurídicos que se
derivaban de las sociedades de hecho, se encontraban:
3
Sentencia citada por la misma corporación, en Sentencia del 24 de febrero de 2011, al referirse al desarrollo histórico del concubinato en
Colombia.
4
Ibíd.
5
Ibíd.
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7

No se vinculaban por obligaciones alimentarias ni por los deberes de ayuda o
auxilio mutuo.

En cuanto a las donaciones se sostenía que podrían ser permitidas, aunque podrían
alegarse nulas en virtud de la causa ilícita o inmoral.

La mujer concubina no tenia calidad de heredera

No consagro el concubinato para la investigación de la paternidad, solo bastaban
las relaciones sexuales entre el supuesto padre y la madre del menor.

Era posible celebrar contratos de trabajo, sociedades civiles o comerciales entre
los concubinos.
Luego de la sentencia de la Corte Suprema de 1935 surgieron nuevas leyes que aunque no
reconocían este tipo de uniones, procuraron regular algunos derechos de los concubinos, como la
ley 45 de 1936 que introdujo cambios en lo concerniente a la filiación extramatrimonial; la Ley 9
de 1946 , que denominó a la concubina como compañera permanente y la reconoció como
eventual beneficiaria de la pensión de sobreviviente y otras normas laborales que establecieron
cierto tipo de beneficios como la asistencia en la maternidad, hasta llegar a la ley 54 de 1990.
(Londoño B. y Gómez D. 2010).
1.2. Unión marital de hecho. Ley 54 de 1990.
Conforme a los cambios sociales que empezaron a generarse en el contexto social, al desarrollo
legal que venía surgiendo y ante la abundancia de uniones libres que fueron conformándose, se
expidió la ley 54 de 1990, la cual intentó regular las relaciones entre los concubinos (a quienes
denominó compañeros permanentes) en cuanto a los derechos patrimoniales que surgían de ese
tipo de relaciones, convirtiéndose en su régimen legal y creando una nueva figura jurídica, con
unas características y requisitos específicos dentro de los que pueden resaltarse los siguientes:

La denominó como Unión marital de Hecho.

La definió como “aquella
relación que existe entre dos personas que sin
necesidad de estar casadas forman una comunidad de vida permanente, sin tener
impedimentos legales para contraer matrimonio”
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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
Estableció que para todos los efectos civiles, el hombre y la mujer que se unieran
por este vínculo se denominarían compañeros permanentes.

Contempló por primera vez la existencia de una sociedad patrimonial entre los
compañeros permanentes, estableciendo como tiempo mínimo de convivencia para su
presunción el término de 2 años, mediante el cual ellos pueden acceder a un régimen
similar al de la sociedad conyugal de ganancias a título universal.
De esta manera, nuestra legislación con la ley 54 de 1990,
reconoce y acepta la
existencia de las uniones maritales de hecho y por ende el surgimiento de sus efectos
patrimoniales, debiendo cumplir con las circunstancias previstas en la misma ley, permitiendo
de este modo, que las personas que desean convivir y no optan por el matrimonio, tengan por lo
menos una protección económica similar a los cónyuges. Sin embargo, quedaba con un vacio,
pues en esta ley no se reconocía a la unión marital de hecho como una forma de constituir una
familia, solamente se enfocó en el aspecto económico de la unión, lo que en nuestra opinión, la
hace poco garantista en cuanto a las relaciones de este tipo de familias y entre cada uno de sus
miembros, especialmente entre los compañeros permanentes.
Con el devenir de la Constitución Política de Colombia en 1991, este vacío se hace a
nuestro parecer, aun más notorio, ya que la norma suprema estableció en su artículo 42 6 el
reconocimiento, no solo como familia de aquella que surge del vínculo del matrimonio, sino
también la que surge de vínculos naturales, estableciendo para las dos, igualdad y protección
integral, mediante esto, el Estado colombiano reconoce y promete proteger tanto la familia
matrimonial como la extramatrimonial, siempre que esta última sea formada por un hombre y
6
El Artículo 42 de la Constitución política 1991. Estableció que La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos
naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla. El
Estado y la sociedad garantizan la protección integral de la familia. La ley podrá determinar el patrimonio familiar inalienable e inembargable. La
honra, la dignidad y la intimidad de la familia son inviolables. Las relaciones familiares se basan en la igualdad de derechos y deberes de la pareja
y en el respeto recíproco entre todos sus integrantes. Cualquier forma de violencia en la familia se considera destructiva de su armonía y unidad, y
será sancionada conforme a la ley. Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o procreados naturalmente o con asistencia
científica, tienen iguales derechos y deberes. La ley reglamentará la progenitura responsable. La pareja tiene derecho a decidir libre y
responsablemente el número de sus hijos, y deberá sostenerlos y educarlos mientras sean menores o impedidos. Las formas del matrimonio, la
edad y capacidad para contraerlo, los deberes y derechos de los cónyuges, su separacón y la disolución del vínculo, se rigen por la ley civil. Los
matrimonios religiosos tendrán efectos civiles en los términos que establezca la ley. Los efectos civiles de todo matrimonio cesarán por divorcio
con arreglo a la ley civil. También tendrán efectos civiles las sentencias de nulidad de los matrimonios religiosos dictadas por las autoridades de
la respectiva religión, en los términos que establezca la ley. La ley determinará lo relativo al estado civil de las personas y los consiguientes
derechos y deberes”.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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una mujer que lo hagan de manera responsable y seria y asumiendo las obligaciones que
implican formar parte de un grupo familiar, de tal manera que para configurar la familia
matrimonial solamente faltara el vínculo conyugal (S.C.S.J. Diciembre 12 de 2001. Expediente
6721).
En consecuencia, la ley 54 de 1990 empieza a ser cuestionada y por lo tanto su articulado
empieza a ser demandado mediante acciones de inconstitucionalidad, por medio de las cuales,
los ciudadanos buscan la protección igualitaria de las familias extramatrimoniales por vía
jurisprudencial a través del estudio de constitucionalidad de las mismas, lográndose así el
reconocimiento de los efectos jurídicos derivados de la unión marital de hecho, tales como el
reconocimiento a la pensión de sobreviviente, alimentos entre los compañeros permanentes,
derechos herenciales, la porción marital y el acogimiento de las parejas del mismo sexo a este
régimen, convirtiendo en una de las leyes más estudiada constitucionalmente, y que mediante
este medio ha tenido que ser completada y ajustada, pero no en su totalidad.
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2. El concepto de Comunidad de vida permanente y singular como esencia de la Unión
Marital de Hecho en Colombia.
La ley 54 de 1990 en su artículo primero define la Unión Marital de Hecho como aquella que
está “…formada entre un hombre y una mujer, que sin estar casados, hacen una comunidad de
vida permanente y singular”, condicionando de este modo la existencia de tales uniones al
desarrollo de una vida en común que debe cumplir con unas características especiales y ciertas
finalidades, aspectos, por demás relevantes, que no fueron precisamente definidos por la ley sino
mediante pronunciamientos jurisprudenciales, esencialmente de la Corte Suprema de Justicia y
que para nuestro trabajo se hace imprescindible conocer y analizar.
Esta corporación ha conservado su posición con respecto a lo que se debe considerar
como una comunidad de vida, reiterándola en varios de sus pronunciamientos y definiéndola de
la siguiente manera:
La comunidad de vida, o comunidad vital o consorcio de vida, es pues un concepto que
como acaba de apreciarse, está integrado por elementos fácticos objetivos como la convivencia,
la ayuda y el socorro mutuos, las relaciones sexuales y la permanencia, y subjetivos otros, como
el ánimo mutuo de pertenencia, de unidad y la affectio maritalis, que unidos además a la
descendencia común y a las obligaciones y deberes que de tal hecho se derivan, concretan
jurídicamente la noción de familia […] (S.C.S.J. Diciembre 12 de 2001. Expediente 6721).
Así, es posible entonces puntualizar cuáles son las características o elementos sobre los
que debe constituirse dicha comunidad de vida, los cuales han sido claramente desarrollados por
la jurisprudencia y la doctrina.
Convivencia: Es el elemento principal, la esencia de la unión marital de hecho, ya que
sin ella no puede presumirse la voluntad de los compañeros de querer conformar una familia. A
diferencia del matrimonio, aquí no es un deber, sino un requisito para su existencia y es el hecho
que marca el inicio y el final de la unión.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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La Corte Suprema ha indicado que precisamente a partir de la comunidad de vida que se
establece entre los compañeros, deben surgir de manera indubitable aspectos tales como la
convivencia de ordinario bajo un mismo techo, esto es la cohabitación, el compartir lecho y mesa
y asumir en forma permanente y estable ese diario quehacer existencial, que por consiguiente
implica no una vinculación transitoria o esporádica, sino un proyecto de vida y hogar comunes
que, se insiste, no podría darse sin la cohabitación que posibilita que una pareja comparta todos
los aspectos y avatares de esa vida en común […]”
(S.C.S.J. Diciembre 12
de 2001.
Expediente 6721).
En nuestro concepto, a pesar de que la convivencia ha sido establecida tanto como el
punto constitutivo de la unión marital de hecho, como el de disolución cuando se da su ruptura,
creemos que además, debe considerarse también como una finalidad de la comunidad de vida y
no deben asimilarse a un deber, pues dos personas que deciden compartir sus vidas en todos sus
aspectos afectivos, económicos, sociales y familiares, en todo momento y circunstancia de la
vida, deben partir de la convivencia para poder hacerlo, estableciendo entre ellos un lazo aun
más fuerte y estable, pasando así de un noviazgo a una relación de pareja más sólida y concreta,
con unos propósitos firmes, los cuales no consisten solamente en compartir una cama, si no
también u proyecto de vida en sí mismo, con la conciencia de las consecuencias y dificultades
que esto conlleva.
Permanencia: Pero esta convivencia además, no puede ser esporádica ni pasajera, debe
prolongarse en el tiempo, como una manifestación del deseo de constituir el vinculo familiar, lo
que a su vez, le proporciona una estabilidad y seguridad a la unión y permite que en ella se
desarrollen todos los elementos para que pueda cumplirse su finalidad principal, el surgimiento
de un núcleo familiar.
La Corte Suprema de Justicia ha manifestado que la permanencia toca con la duración
firme, la constancia, la perseverancia y, sobre todo, la estabilidad de la comunidad de vida, y
excluye la que es meramente pasajera o casual; esta nota característica es común en las
legislaciones de esta parte del mundo y se concreta aquí para efectos patrimoniales en dos años
de convivencia única; e indudablemente atenta contra esa estabilidad y habrá casos en que la
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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descarta el hecho mismo de que un hombre o una mujer pretenda convivir, como compañero
permanente,
con un número plural de personas, evidentemente todas o algunas de estas
relaciones no alcanzan a constituir una unión marital de hecho. (S.C.S.J. Septiembre de 2.000.
Referencia: Expediente 6117.)
En Colombia a falta de un contrato solemne y la expresión del consentimiento en la
unión marital de hecho, como si ocurre en el matrimonio, se han impuesto términos mínimos de
permanencia
para la adquisición de ciertos derechos, como por ejemplo, los dos años de
convivencia para la presunción de la sociedad patrimonial o los 5 años de convivencia anteriores
a la muerte del causante para el reconocimiento de la pensión de sobreviviente.
Si bien es cierto que la permanencia en la relación procura estabilidad para la misma,
consideramos que la definición que se le ha dado, trasciende más allá del campo de la duración,
puesto que ni siquiera en el matrimonio, a pesar de la existencia de un contrato y donde éste
elemento es una obligación, es posible garantizar que perdure por toda la vida, pues es un
aspecto
subjetivo, que depende de los cónyuges, de la manera como se desarrollen sus
relaciones y queda atribuido exclusivamente a su libre albedrío y a su fuero personal , pues no
pueden obligarse a estar con quien no quieren.
En estos términos, consideramos que el ánimo de permanencia debe presumirse en la
unión marital de hecho, por la voluntad de unirse entre los compañeros, cosa diferente, es que en
un momento dado esta permanencia deba probarse ante una autoridad para el reconocimiento de
derechos, pues tal y como lo ha expresado la misma jurisprudencia, habrá casos en que la
descarta el hecho mismo de que un hombre o una mujer pretenda convivir, como compañero
permanente,
con un número plural de personas, evidentemente todas o algunas de estas
relaciones no alcanzan a constituir una unión marital de hecho (S.C.S.J. Septiembre de 2.000.
Referencia: Expediente 6117).
Singularidad: Este aspecto hace referencia a que solamente debe existir un tipo de unión
con estas características, por lo que se excluye la concurrencia de uniones maritales de hecho lo
que además, también proporciona estabilidad y seguridad a la hora de conformarla.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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La Jurisprudencia ha mentado que esta condición atañe con que sea solo esa, sin que
exista otra de la misma especie, cuestión que impide sostener que la ley colombiana dejó sueltas
las amarras para que afloraran en abundancia uniones maritales de hecho, y para provocar
conflictos mil para definir los efectos patrimoniales; si así fuera, a cambio de la seguridad
jurídica que reclama un hecho social incidente en la constitución de la familia, como núcleo
fundamental
de la sociedad,
se obtendría incertidumbre. (S.C.S.J. Septiembre de 2.000.
Referencia: Expediente 6117.)
Sin embargo, a pesar de su consideración en la prevención de conflictos de derechos
económicos, consideramos que su incidencia debe tener un trasfondo más profundo, pues no solo
puede evitar esto, sino también, conductas que pueden afectar la estabilidad del núcleo familiar
como tal y atentar contras la relaciones interpersonales de los compañeros permanentes, tal y
como lo explicaremos al hacer referencia a los efectos personales específicamente.
Ayuda y socoro mutuos. Estos dos aspectos, han sido desarrollados doctrinariamente en
el ámbito familiar, desde la perspectiva matrimonial, en palabras de Pastor Álvarez (1998), el
socorro y la ayuda mutuos, se han venido entendiendo como deberes jurídicos de características
peculiares por su doble vertiente, no solo estrictamente personal, sino también de profundo
sentido económico. En su vertiente patrimonial se satisfacen cotidianamente a través del deber de
contribución a las cargas familiares. Del mismo modo, afirma que su contenido en la relación
matrimonial también queda predefinido inicialmente por la ley y por la noción jurídica de
matrimonio en una acepción eminentemente descriptiva: como la necesaria cooperación o
colaboración precisa para hacer frente a las necesidades de ambos cónyuges y a las individuales
de cada uno en todos los ámbitos de la vida; los cuales además deben ser entendidos en el
ámbito de la convivencia, pues fuera de ella su apreciación y consideración seria arto difícil.
Así las cosas, cuando se configuran en conjunto todos los elementos de la comunidad de vida
anteriormente descritos, puede decirse que nos encontramos ante una unión marital de hecho,
pues tal como lo reiteró la Corte Suprema en uno de sus pronunciamientos, la unión marital de
hecho, es una comunidad formada por un hombre y una mujer, sin impedimento para que puedan
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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casarse, “constituida esa comunidad para formar una familia, es decir, de manera permanente y
estable” y que al faltar tan sólo la constitución del vínculo conyugal, “tiene que recibir un
tratamiento jurídico semejante por muchos aspectos al que merece la unión conyugal”. Por
consiguiente dos son los presupuestos que a juicio de esta Corte son fundamentales para
reconocerle a la unión marital de hecho la situación jurídica prevista por la ley, “la licitud y la
permanencia y estabilidad de la familia, presupuestos que sin ninguna hesitación se
advierten en la familia matrimonial y que en cuanto aparezcan en la unión marital de hecho,
dan pie para encontrar la familia extramatrimonial que reconoce la Carta Política de 1991”.
(Subrayado fuera del texto). (S.C.S.J Diciembre 12 de 2001. Expediente 6721).
Para concluir, a partir de lo anterior podemos interpretar que lo que se está planteando es que la
familia que surge de la unión marital de hecho debe tener las mismas características de la que
surge del matrimonio y que esa comunidad de vida a la que se refiere para la constitución de la
unión marital, es la misma que surge por el hecho del matrimonio. Y partiendo de esta base,
puede empezar a ponerse en entre dicho, si esos efectos personales que se pregonan del
matrimonio en realidad han sido establecidos por la ley o si son la simple consecuencia de la
decisión que toman dos personas de unirse y de formar una familia, que debe de antemano estar
consolidada por una comunidad de vida permanente y que nada tiene que ver con la existencia de
un contrato o no, pues todos estos elementos están implícitos en esta figura.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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3. Los efectos jurídicos de la unión marital de hecho en la actualidad. Desarrollo legal y
jurisprudencial
3.1. Sociedad Patrimonial
Es el efecto económico principal, atribuido y desarrollado desde el establecimiento de la ley 54
de 1990, en la cual se reconoció que entre los compañeros permanentes puede surgir la sociedad
patrimonial, y que atribuye derechos a ambos compañeros sobre el haber de la unión siempre y
cuando se cumpla con los requisitos establecidos, en ella.
3.1.1. Presunción de la sociedad patrimonial y su declaración.
El artículo 2º de la ley en mención, estableció que se presume la existencia de la
sociedad patrimonial entre compañeros permanentes y hay lugar a declararla judicialmente si se
encuentren en cualquiera de los siguientes casos:
 Cuando exista unión marital de hecho durante un lapso no inferior a dos años, entre un
hombre y una mujer sin impedimento legal para contraer matrimonio.
 Cuando exista una unión marital de hecho por un lapso no inferior a dos años e
impedimento legal para contraer matrimonio por parte de uno o de ambos compañeros
permanentes, siempre y cuando la sociedad o sociedades conyugales anteriores hayan
sido disueltas y liquidadas por lo menos un año antes de la fecha en que se inició la
unión marital de hecho.
Este artículo fue objeto de estudio constitucional en Sentencia 014 de 1994, en ella la
Corte Constitucional hizo algunas precisiones sobre el surgimiento de la sociedad Patrimonial,
entre las que se pueden extraer las siguientes:
 La Ley 54 de 199 no consagra ningún requisito económico para la declaración
judicial de la existencia de una sociedad patrimonial. En efecto, para ello es
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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suficiente que se compruebe la existencia de una unión de hecho durante un término
no inferior a dos años, con la aclaración de que en los casos en que uno o ambos
convivientes tengan impedimentos legales para contraer matrimonio, deben haber
disuelto y liquidado sus sociedades conyugales anteriores con una anticipación no
menor de un año [...]
 […] es importante precisar que el artículo 2° de la Ley 54 de 1990 no tiene por fin
establecer cuándo se ha constituido una unión de hecho, sino cuándo se puede
concluir que la existencia de una unión de hecho ha generado una sociedad
patrimonial […]
 El objetivo del artículo 2° de la Ley 54 de 1990 es precisar qué situaciones permiten
presumir y declarar judicialmente la existencia de una sociedad patrimonial entre
compañeros permanentes. Ello dentro del propósito de regular los conflictos de orden
patrimonial que surgen de las distintas modalidades que puede revestir la unión de
hecho.
Por otro lado, el mismo artículo en su inciso 2° (adicionado por la Ley 979 de 2005),
estipula que, las formas en que los compañeros permanentes que se encuentren en alguno de
estos casos pueden declarar la existencia de su sociedad patrimonial, entre éstas:
1. Por mutuo consentimiento declarado mediante escritura pública ante Notario donde dé fe
de la existencia de dicha sociedad y acrediten la unión marital de hecho y los demás
presupuestos que se prevén en los literales a) y b).
2. Por manifestación expresa mediante acta suscrita en un centro de conciliación legalmente
reconocido demostrando la existencia de los requisitos previstos en los literales a) y b) de
este artículo.
Con respecto al tema de la
declaración de la unión marital de hecho, la Corte
Constitucional en Sentencia 158 de 2007 se refirió a su finalidad, en los siguientes términos:
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
17
[...] Entonces, la declaración de la unión marital de hecho sólo es necesaria
respecto de los mencionados efectos patrimoniales. En concreto, su declaración sólo tiene el
alcance de hacer efectiva una sociedad patrimonial. En otros casos, cuando otras normas se
refieran específicamente a los “compañeros permanentes” no se exigiría la declaración de la
unión marital de hecho, sino que sería válido otro tipo de acreditación de la condición de
compañero permanente [...]
Pudiéndose concluir que para que surja la sociedad patrimonial o se presuma su existencia entre
los compañeros permanentes debe haber transcurrido como mínimo dos años de convivencia y
que para tener derecho a los beneficios que de ella surgen, la sociedad necesariamente debe
declararse bajo las formas previstas en la ley, sin que ello signifique que deba hacerse lo mismo
para otro tipo de derechos, pues es diferente cuando lo que se quiere acreditar la existencia de
unión marital de hecho como tal, lo cual permite utilizar otro tipo de medios probatorios 7.
3.1.2. El haber de la sociedad patrimonial.
La ley establece que el patrimonio o capital producto del trabajo, ayuda y socorro mutuos
pertenece por partes iguales a ambos compañeros permanentes.
7
Así lo deja de presente la misma Corte en la Sentencia 158 de 2007 cuando manifiesta que: “Sobre el alcance de la
situación concreta de los efectos patrimoniales establecidos en el artículo 2° (modificado art. 1° L.979/05) de la Ley
54 de 1990, se pronunció recientemente la Corte Constitucional, y estableció que dichos efectos tienen claros fines
de protección para los compañeros permanentes, tal como es el sentido de la toda la Ley 54 de 1990 en general.
Así, lo relativo a la protección consistente en presumir efectos patrimoniales, no se refiere a los compañeros que no
declaren la unión marital. Con ello se ratifica que una cosa es la unión marital de hecho conformada por
compañeros permanentes con todos los efectos civiles (art 1° L.54/90) y otra distinta la unión marital de hecho
declarada para hacer efectiva la presunción de sociedad patrimonial entre compañeros (art 2° L.54/90. modif. art.
1° L.979/05). Sobre la última situación se dijo recientemente en la sentencia C-075 de 2007:
“No puede perderse de vista que el objeto de la ley es atender a la disposición del patrimonio conformado durante
el tiempo de cohabitación en los eventos en los que la misma termine por cualquier causa. En ese contexto, el
régimen legal tiene dos manifestaciones centrales: Por un lado, se establece la presunción sobre la existencia de
una sociedad patrimonial entre compañeros permanentes, y por otro, aunque concebida desde una perspectiva
probatoria, se contempla la posibilidad que tienen los integrantes de la pareja, a partir de la convivencia mantenida
por un período de al menos dos años, de acceder voluntariamente a ese régimen mediante declaración ante notario
o en el escenario de una conciliación.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
18
En su artículo tercero determina los activos que ingresan a la sociedad patrimonial y los
que no se incorporan a su haber. Los primeros están constituidos por el patrimonio o capital
producto del trabajo, ayuda y socorro mutuo y los originados en los réditos o mayor valor de los
bienes propios, los cuales "pertenecen por partes iguales a ambos compañeros permanentes". Los
segundos, que no alimentan el acervo social, son los adquiridos en virtud de donación, herencia o
legado, y los que hubieren sido adquiridos con anterioridad a la unión marital de hecho. Así
como el código civil contempla la constitución de la sociedad conyugal, por el mero hecho del
matrimonio (art. 1774), la que tiene el carácter de sociedad de ganancias a título universal, la Ley
54 de 1990, a su turno, contempla la sociedad patrimonial entre compañeros permanentes, si se
reúnen los elementos que configuran el supuesto material de la unión material de hecho. (S.C.C.
1032 de 2002).
Dicho régimen es similar, más no igual al que surge con relación a la sociedad conyugal,
tales diferencias han sido sustentadas por la Corte Constitucional, de la siguiente manera:
El matrimonio y la unión de hecho comparten la característica esencial de ser instituciones
creadoras de la institución familiar. Como tales es claro que las dos figuras merecen una misma
protección constitucional. Sin embargo, ese idéntico trato no puede aplicarse enteramente a los
asuntos relacionados con los derechos patrimoniales que se derivan de las sociedades conyugal y
patrimonial. Tanto las condiciones en que surgen las dos sociedades como las pruebas por
aportar acerca de su existencia son diferentes y ello puede generar consecuencias distintas en este
campo, siempre y cuando, como se ha expresado reiteradamente por esta Corporación, las
diferencias sean razonables, es decir, se puedan sustentar con una razón objetiva[...] (S.C.C. 014
de 1998)
3.1.3. Disolución de la sociedad patrimonial.
La ley contempla también la posibilidad de cualquiera de los compañeros permanentes
pueda pedir la disolución y liquidación de la
siguientes causas:
sociedad patrimonial por cualquiera de las
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
19
 El mutuo consentimiento de los compañeros permanentes elevado a Escritura Pública
ante Notario.
 De común acuerdo entre compañeros permanentes, mediante acta suscrita ante un Centro
de Conciliación legalmente reconocido.
 Por Sentencia Judicial.
 Por la muerte de uno o ambos compañeros.
3.2. Alimentos entre compañeros permanentes.
Este efecto le fue dado por la Corte Constitucional mediante la sentencia 1033 de 2002
aludiendo que entre los compañeros permanentes también existe la obligación alimentaria, con
base en el principio de solidaridad que se ha promulgado constitucionalmente, el cual debe
existir entre el Estado y los particulares.
Pero es especialmente en las relaciones de los
particulares como integrantes de la familia, que surge la obligación alimentaria, dentro de la
cual cada miembro es obligado y beneficiario recíprocamente, atendiendo razones de equidad y
que su finalidad, es la subsistencia de los beneficiarios8, concluyendo que:
De este modo, una interpretación conforme a la Constitución del numeral 1º del artículo
411 del Código Civil obliga concluir que si la obligación alimentaria se fundamenta en el
principio de solidaridad, según el cual los miembros de la familia tienen la obligación de
suministrar la subsistencia a aquellos integrantes de la misma que no están en capacidad de
asegurársela por sí mismos, y la unión marital de hecho al igual que el matrimonio está
cimentada en la ayuda y socorro mutuos de quienes integran esas relaciones, no resulta razonable
ni proporcional que se brinde un tratamiento desigual en materia de derecho de alimentos a los
compañeros permanentes frente a quienes celebraron contrato de matrimonio, por el simple
origen del vínculo familiar, más aun teniendo en cuenta la expresa prohibición que hace el
artículo 13 Superior. Precisando sí al final, que los compañeros permanentes sólo podrán exigir
el derecho alimentario, hasta que esté demostrada su condición de integrantes de la unión marital
de hecho, puesto que debe existir certeza que quien dice ser compañero permanente lo sea en
realidad.
8
Reitera la Corte lo ya dicho en la Sentencia 237 de 1997.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
20
3.3. Pensión de Sobrevivientes.
En cuanto a este aspecto es importante resaltar que dicho efecto ha estado consagrado como tal
en nuestra legislación desde la expedición de la Ley 100 de 1993 en su artículo 47, en el cual
señaló como beneficiarios de la pensión de sobreviviente a los compañeros permanentes, siendo
éste luego modificado por la ley 797 de 1993, dejándolo previsto de la siguiente manera:
Son beneficiarios de la pensión de sobrevivientes:
a) En forma vitalicia, el cónyuge o la compañera o compañero permanente o supérstite,
siempre y cuando dicho beneficiario, a la fecha del fallecimiento del causante, tenga 30 o más
años de edad. En caso de que la pensión de sobrevivencia se cause por muerte del pensionado, el
cónyuge o la compañera o compañero permanente supérstite, deberá acreditar que estuvo
haciendo vida marital con el causante hasta su muerte y haya convivido con el fallecido no
menos de cinco (5) años continuos con anterioridad a su muerte.
b) En forma temporal, el cónyuge o la compañera permanente supérstite, siempre y
cuando dicho beneficiario, a la fecha del fallecimiento del causante, tenga menos de 30 años de
edad, y no haya procreado hijos con este. La pensión temporal se pagará mientras el beneficiario
viva y tendrá una duración máxima de 20 años. En este caso, el beneficiario deberá cotizar al
sistema para obtener su propia pensión, con cargo a dicha pensión. Si tiene hijos con el causante
aplicará el literal a).
Si respecto de un pensionado hubiese un compañero o compañera permanente, con
sociedad anterior conyugal no disuelta y derecho a percibir parte de la pensión de que tratan los
literales a) y b) del presente artículo, dicha pensión se dividirá entre ellos (as) en pro porción al
tiempo de convivencia con el fallecido.
Este Articulo ha sido objeto de estudio constitucional en Colombia precisamente con
relación a la protección de los derechos de los compañeros permanentes, por tal motivo
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
21
consideramos importante señalar algunas de las sentencias que a través del tiempo han dado
alcance a esta norma, en beneficio de las personas que en algún momento de sus vidas deciden
conformar una familia mediante una unión marital de hecho.
La Corte Constitucional
en sentencia
1094 de 2003,
en la cual se estudió la
constitucionalidad de los 5 años de convivencia que se deben cumplir como requisito para poder
acceder a la pensión de sobreviviente, adujo que,
la norma persigue una finalidad legítima al
fijar requisitos a los beneficiarios de la pensión de sobrevivientes, lo cual no atenta contra los
fines y principios del sistema ya que el régimen de convivencia por 5 años sólo se fija para el
caso de los pensionados y que con este tipo de disposiciones lo que se pretende es evitar las
convivencias de última hora con quien está a punto de fallecer y así acceder a la pensión de
sobrevivientes y que por otro lado, al establecer este tipo de exigencias frente a la duración de la
convivencia, la norma protege a otros posibles beneficiarios de la pensión de sobrevivientes, lo
cual está circunscrito dentro del ámbito de competencia del legislador al regular el derecho a la
seguridad social. De modo que, los derechos de la cónyuge en ningún momento se ven
vulnerados por el reconocimiento que se le da al compañero o compañera permanente de los
mismos, expresando que el hecho de establecer algunos requisitos de carácter cronológico o
temporal para que el cónyuge o compañera o compañero permanente supérstite sea beneficiario
de la pensión, no significa que el legislador haya desconocido o modificado la legislación civil
sobre derechos y deberes de los cónyuges emitida en desarrollo del artículo 42 de la
Constitución, pues la seguridad social representa un área autónoma frente al ordenamiento civil
(CP, arts. 42 y 48) [sic.]
El tema fue tratado nuevamente en sentencia 1035 de 22 de octubre de 2008, en la cual
declaró condicionalmente exequible el aparte del inciso 3 del literal b del artículo 13 de la ley
795 de 1993 que prescribe: […] En caso de convivencia simultánea en los últimos cinco años,
antes del fallecimiento del causante entre un cónyuge y una compañera o compañero
permanente, la beneficiaria o el beneficiario de la pensión de sobreviviente será la esposa o el
esposo. Si no existe convivencia simultánea y se mantiene vigente la unión conyugal pero hay
una separación de hecho, la compañera o compañero permanente podrá reclamar una cuota parte
de lo correspondiente al literal a en un porcentaje proporcional al tiempo convivido con el
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
22
causante siempre y cuando haya sido superior a los últimos cinco años antes del fallecimiento del
causante. La otra cuota parte le corresponderá al cónyuge con la cual existe la sociedad conyugal
vigente.
En este pronunciamiento la Corte Constitucional precisó que para que se presente el
supuesto fáctico descrito por el aparte demandado de la norma, se requiere la existencia de la
convivencia simultánea, esto es, que ocurran al mismo tiempo la convivencia del causante con el
respectivo cónyuge y con el compañero o compañera permanente durante los cinco años previos
a la muerte del causante y concluyó que la norma en cuestión constituía un trato discriminatorio
entre el cónyuge y el compañero permanente por lo que, en consecuencia, con el fin de eliminar
la discriminación advertida y evitar un vacío en la regulación, declara la constitucionalidad
condicionada del aparte demandado en el entendido que además de la esposa o esposo, también
es beneficiario de la pensión de sobrevivientes, el compañero o compañera permanente y dicha
pensión se dividirá entre ellos (as) en proporción al tiempo de convivencia con el fallecido
(S.C.C. 1035 de 2008)
Por último, luego de varias disputas que se presentaron en relación con la aplicación de
la norma demandada en la sentencia, así como consecuencia de los argumentos de la Corte
Constitucional, se expidió la ley 1204 de 2008, la cual en su artículo 6, reguló tal situación
estableciendo que:
 Si la controversia radica entre cónyuges y compañera (o) permanente, y no versa
sobre los hijos, se procederá reconociéndole a estos el 50% del valor de la
pensión, dividido por partes iguales entre el número de hijos comprendidos. El
50% restante, quedará pendiente de pago, por parte del operador, mientras la
jurisdicción correspondiente defina a quién se le debe asignar y en qué
proporción, sea cónyuge o compañero (a) permanente o ambos si es el caso,
conforme al grado de convivencia ejercido con el causante, según las normas
legales que la regulan. Si no existieren hijos, el total de la pensión quedará en
suspenso hasta que la jurisdicción correspondiente dirima el conflicto.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
23
 Si la controversia radica entre hijos y no existiere cónyuge o compañero (a)
permanente que reclame la pensión, el 100% de la pensión se repartirá en iguales
partes entre el total de hijos reclamantes, pero solo se ordenará pagar las cuotas
que no estuvieran en conflicto, en espera a que la jurisdicción decida. Si existe
cónyuge o compañero (a) permanente se asignará el 50% a este o estas(os) y sobre
el 50% correspondiente a los hijos se procederá como se dispuso
precedentemente.
3.4. Derechos Sucesorales. Porción Marital y Vocación hereditaria.
Luego de hacer un análisis sobre las decisiones tomadas en jurisprudencias anteriores con
respecto al tratamiento que debe dársele a los compañeros permanentes, reconociendo la
existencia de omisiones relativas frente a estos temas, y de hacer nuevamente la claridad que en
términos de derechos de protección de la familia no debe hacerse ningún tipo de discriminación,
la Corte Constitucional nuevamente mediante sentencias 283 de 2011 y 238 de 2012, reconoció
los derechos sucesorales a los compañeros permanentes referentes a la Porción Conyugal
(Marital para ellos) y la vocación sucesoral que les permite ser llamados a heredar en la sucesión
intestada.
 Sentencia 283 de 2011.
En esta ocasión la corte llegó a la conclusión de que no existía ninguna razón lógica para
que el compañero permanente no pudiese acceder al derecho de optar por la Proción conyugal,
puesto que la finalidad de dicha figura jurídica estaba directamente relacionada con las cargas
propias que se contraen con la decisión de llevar una vida en común y que se encuentra ligada a
las circunstancias de socorro y ayuda mutua, por lo que no debe depender de la existencia de un
contrato solemne para su reconocimiento.
La Corte se refiere a la finalidad de la porción conyugal y al reconocimiento de este
derecho a los compañeros permanentes en los siguientes términos:
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
24
[…] Para esta Corporación, si el fin de la denominada “porción conyugal” es garantizar
al cónyuge supérstite gozar de parte del patrimonio de la persona con la que convivió con
vocación de permanencia, a quien apoyó y a quien cuidó, si el patrimonio con que cuenta
después de disuelta la sociedad conyugal resulta menor al que le correspondería por “porción
conyugal”, como una forma de compensar y equilibrar las cargas propias de la decisión de
compartir una vida en común, no existe una razón válida para sostener que esa protección
patrimonial no pueda ser reconocida también al compañero o compañera permanente supérstite,
quien sin haber solemnizado su relación mediante el contrato matrimonial, actuó
con la
convicción y en la libertad de compartir un proyecto de vida, con solidaridad y prodigando
cuidados y apoyos que no tienen en la relación marital su razón de ser. […] esta figura no tiene
su fundamento en el contrato de matrimonio sino en la necesidad de proteger al miembro de la
relación que después de una convivencia fundada en el apoyo y las renuncias mutuas, queda con
un patrimonio inferior al de aquel que falleció y que le permite optar por participar en él […]
Por tanto, en este caso, se debe aceptar que el compañero o compañera permanente supérstite
tiene el derecho a ser tenido en cuenta en la masa herencial de su compañero como ocurre con
el o la cónyuge supérstite cuando opte por la denominada “porción conyugal” dentro de las
asignaciones forzosas que regulan los artículos 1226 y 1230 del Código Civil, y que incumben
tanto a las sucesiones testadas como a las intestadas, pues como asignación forzosa que es, su
observancia es obligatoria, incluso en contra de la voluntad del testador, sin que ello implique
que adquiera la calidad de heredero. (S.C.C. 283 de 2011)
 Sentencia 238 de 2012.
En éste pronunciamiento, la Corte constitucional reconoce que en este tema también
existe una omisión relativa por parte, tanto del legislador como la jurisprudencia, pues han
omitido aclarar que las disposiciones de los articulo 1040, 1046 y 1047 del código civil,
comprenden también al compañero permanente creando así un tipo de discriminación de estos
frente a los cónyuges. En estos términos, cconsidera la Corte que:
La organización de la vocación sucesoral obedece, entonces, a un claro criterio familiar
y, siendo de esta manera, el reconocimiento al cónyuge de la vocación hereditaria no agota la
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
25
protección constitucionalmente ordenada a favor de la familia y de sus miembros, pues si bien es
cierto que la familia conformada por la pareja que ha celebrado el contrato de matrimonio debe
ser protegida, también lo es que la Carta no limita a ella el mandato de protección, sino que
comprende en él a otros tipos de familia. Así entonces, al reconocer el derecho a suceder, en los
respectivos órdenes, solo a quien en vida haya estado unido con el causante en virtud del
vínculo matrimonial se priva de esa concreta medida, de innegable base familiar, a la unión
marital que, según se ha visto, comparte con el matrimonio el efecto de dar lugar a una familia
y, desde luego, al compañero o compañera permanente que en vida del fallecido conformó con
él una familia de hecho […] El compartir un proyecto de vida suele implicar, además, la
contribución del compañero permanente en el mantenimiento y hasta en el acrecentamiento del
patrimonio personal del miembro de la pareja, razón de más que justifica que en materia
sucesoral la protección de la familia comprenda al compañero o compañera permanente del
causante, de la misma manera como comprende al cónyuge supérstite […]
3.5. Extensión de los derechos de los compañeros permanentes a las Parejas del mismo
Sexo.
La extensión de los derechos o efectos antes mencionados a las parejas del mismo sexo,
se hizo necesaria en el contexto social por el que pasa nuestro país y por el mismo
reconocimiento que hace el artículo 42 de la Constitución Nacional a las diferentes formas de
constituir una familia. Así las cosas, el primer paso que se dio al aspecto, se consolidó en la
sentencia 075 de 2009 en la cual se estudió la constitucionalidad de la ley 54 de 1990 como
régimen patrimonial aplicado únicamente a las parejas de heterosexuales. En esta ocasión y así lo
expresó la Corte, en la demanda demostró que los homosexuales que cohabitaban se encontraban
desprotegidos patrimonialmente, porque al terminarse la cohabitación no contaban con
herramientas jurídicas para reclamar de su pareja la parte que les corresponde en el capital que
conformaron durante el tiempo de convivencia, desprotección también se daba en el evento de
muerte de uno de los integrantes de la pareja, caso en el cual, por virtud de las normas
imperativas del derecho de sucesiones, el integrante supérstite podría ser excluido de la
titularidad de los bienes que conformaban ese patrimonio, por el derecho de los herederos del
causante. Motivo por el que luego de hacer el análisis detallado de la situación, la Corte
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
26
extendió a las parejas del mismo sexo la aplicación de la ley 54 de 1990 conforme a las
siguientes consideraciones:
En el ámbito del problema que ahora debe resolver la Corte, resulta claro que la falta de
reconocimiento jurídico de la realidad conformada por las parejas homosexuales es un atentado
contra la dignidad de sus integrantes porque lesiona su autonomía y capacidad de
autodeterminación al impedir que su decisión de conformar un proyecto de vida en común
produzca efectos jurídico patrimoniales, lo cual significa que, dado un régimen imperativo del
derecho civil, quedan en una situación de desprotección que no están en capacidad de afrontar.
No hay razón que justifique someter a las parejas homosexuales a un régimen que resulta
incompatible con una opción vital a la que han accedido en ejercicio de su derecho al libre
desarrollo de la personalidad, ni resulta de recibo que la decisión legislativa de establecer un
régimen para regular la situación patrimonial entre compañeros permanentes, sea indiferente
ante los eventos de desprotección a los que puede dar lugar tratándose de parejas
homosexuales.
De este modo se tiene que se puede identificar en este caso un mínimo de protección que resulta
constitucionalmente obligado porque la ausencia de un régimen jurídico que, en el ámbito
patrimonial, se aplique de manera específica a las parejas homosexuales, implica que sus
integrantes deban regirse por el régimen ordinario civil, lo cual limita su autonomía para
autorregular las consecuencias patrimoniales de su decisión de vivir como pareja y deja en un
limbo jurídico la dimensión patrimonial de esa decisión, con consecuencias potencialmente
lesivas en el evento en que termine la cohabitación. […] Dicho de otra manera, la decisión
legislativa de no incluir a las parejas homosexuales en el régimen patrimonial previsto para las
uniones maritales de hecho, comporta una restricción injustificada de la autonomía de los
integrantes de tales parejas y puede tener efectos lesivos, no solo en cuanto obstaculiza la
realización de su proyecto de vida común, sino porque no ofrece una respuesta adecuada para
las situaciones de conflicto que se pueden presentar cuando por cualquier causa cese la
cohabitación. ….. Así, no obstante las diferencias objetivas que existen entre los dos tipos de
pareja, y las específicas consideraciones que llevaron al legislador del año 1990 a establecer
este régimen de protección, fundadas en la necesidad de proteger a la mujer y a la familia, no es
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
27
menos cierto que hoy por hoy puede advertirse que la parejas homosexuales presentan
requerimientos análogos de protección y que no existen razones objetivas que justifiquen un
tratamiento diferenciado […]
Esta sentencia fue solo el comienzo para que jurisprudencialmente se le extendieran todos
los derechos a las parejas del mismo sexo, pues luego de su publicación, la Corte emitió nuevos
pronunciamientos en los que atribuyó a estas parejas más derechos de los contemplados en la ley
54 de 1990, entre esas encontramos9:
 Sentencia C 811 de 2007.
Vinculación al régimen contributivo como
beneficiario a la pareja del mismo.
 Sentencia C 336 de 2008. Reconocimiento de la pensión de sobrevivientes a un
miembro de la pareja del mismo sexo. Precisando también que en estos casos las
parejas podrían acudir ante un notario para expresar la voluntad de conformar una
pareja singular y permanente, que permita predicar la existencia de una relación
afectiva y económica responsable, de la cual posteriormente pueden derivar
prestaciones de una entidad tan noble y altruista como la correspondiente a la
pensión de sobrevivientes.
 Sentencia C 798 de 2008 la Corte estimó que en la descripción del tipo de
inasistencia alimentaria contenida en el artículo 1° de la Ley 1181 de 2007 era
exequible bajo el entendido que en ese mismo tipo penal también podían incurrir
los integrantes de las parejas del mismo sexo.
 Sentencia C 029 de 2009, la Corte extendió, en varios aspectos, el
reconocimiento que la legislación civil, penal, administrativa, entre otras
codificaciones, hizo a la unión marital de hecho a las parejas del mismo sexo.
9
Estas sentencias (hasta la C 029 de 2009) fueron referidas en estos términos, por la Corte Constitucional al
reiterarlas en la Sentencia T 911 de 2009.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
28
 Sentencias
C 283 de 2011 y
C 238 de 2012: En las cuales se hicieron
extensivos los derechos de porción marital y la vocación sucesoral a las parejas
del mismo sexo, conforme a lo ya estudiado por la corte en la sentencia 075 de
2009.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
29
4. Los efectos personales del matrimonio aplicados a la unión marital de hecho
El artículo 176 del código Civil establece que los cónyuges están obligados a guardarse fe, a
socorrerse y ayudarse mutuamente, en todas las circunstancias de la vida. Son estos los aspectos
que doctrinaria y jurisprudencialmente se han denominado los efectos personales del
matrimonio.
Quienes tienen la calidad de cónyuges adquieren, por esa sola circunstancia, recíprocos
derechos, cargas, deberes y obligaciones, en la medida en que son miembros de una relación
familiar y los tienen en condiciones de igualdad entre ellos mismos como pareja, pero también
“frente a la sociedad y al Estado”10. En este sentido la Corte ha explicado que “la familia
encuentra firmeza y solidez en la alianza que surge entre los esposos”, quienes, “en el seno de la
familia” y en forma conjunta, “asumen el cumplimiento de las obligaciones y derechos
correlativos que el orden natural y positivo les imponen”, bien sea, “por su condición de
esposos” o por su calidad de padres, si llegan a serlo 11 (S.C.C. 577 de 2011) [sic] (El subrayado
es nuestro).
Lo que pretendemos hacer a continuación es un estudio de cada uno de esos efectos que
por tanto tiempo ha dicho el Estado ha impuesto la ley a los cónyuges, se manera que a partir de
su análisis, podamos ir estableciendo su naturaleza y el carácter implícito que tienen en la unión
marital de hecho, el que hasta ahora queda así porque el Estado no ha hecho su reconocimiento
de manera expresa y legal.
La cohabitación: Medina Pabón (2011) describe éste deber como aquel por el cual, los
esposos deben compartir " techo, lecho y mesa" como reza ese paradigma de comportamiento de
pareja integrado a la cultura popular, indicando que su concepción, traspasa las fronteras de la
simple comunidad de residencia ya que comprende aquellas actitudes propias de la vida de
pareja, incluyendo las manifestaciones de interrelación afectiva y sexual propia de los sujetos
cabeza del hogar.
10
11
Cfr. Sentencia C-875 de 2005.
Cfr. Sentencia C-271 de 2003.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
30
En este sentido, debemos recordar a las especificaciones ya hechas en el acápite de la
comunidad de vida permanente, en donde hicimos alusión a la convivencia como requisito de
existencia para unión marital de hecho y como deber en el matrimonio.
Tanto la unión marital de hecho como en el matrimonio, presuponen
hablar de
cohabitación, pues es solamente en el diario vivir en donde los cónyuges o compañeros pueden
definir si se entienden o no con su pareja, pueden establecer la manera en que llevaran su
relación y la forma en que organizaran su hogar.
En nuestro concepto, la cohabitación es un elemento que permite afianzar las relaciones
familiares y es algo implícito a la comunidad de vida que debe surgir tanto el matrimonio como
en la unión marital de hecho (pues es una de sus finalidades), por lo que no debe dejarse al libre
albedrio de los cónyuges y compañeros permanentes, pues es allí donde empiezan a establecerse
las relaciones familiares y a generarse un núcleo familiar concreto, con las responsabilidades que
eso implica, de lo contrario solo se generarían relaciones esporádicas y casuales, aun ante la
existencia de un contrato matrimonial, pues no tendría ningún sentido si después de su
celebración cada cónyuge coge por su lado.
La fidelidad: Medina Pabón (2011), al hacer referencia a este efecto, indica que su
objeto preservar el carácter único y excluyente del matrimonio mediante la abstención de
relaciones sexuales con persona diferente del cónyuge. Aduce que, en cuanto a la situación
puramente afectiva, la singularidad es una respuesta mutua, y por ende se ajusta a ese interés de
cada ser humano de no compartir
ciertos elementos que considera fundamentales […]
terminando con la alusión de que la fidelidad coadyuva principalmente a la estabilidad familiar,
y por eso tiene el carácter de imperativo de comportamiento.
En la unión marital de hecho no se concreta como el deber de fidelidad, sino que se hace
alusión a la singularidad de la relación, tema al que la jurisprudencia se ha referido en los
siguientes términos:
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
31
La ley sólo le otorga efectos civiles a la unión marital de hecho que se conforma por un
solo hombre y una sola mujer, lo que, per se, excluye que uno u otra puedan a la vez
sostenerla con personas distintas y da para decir que si uno de los compañeros tiene vigente
un vínculo conyugal, lo contrae después, o mantiene simultáneamente una relación
semejante con un tercero, no se conforma en las nuevas relaciones la unión marital, e
incluso, eventualmente se pueden desvirtuar las que primero fueron iniciadas; en el fondo,
implícitamente se produce el efecto personal de la exclusividad de la relación […]
[…] Y que la comunidad de vida sea singular atañe con que sea solo esa, sin que exista
otra de la misma especie, cuestión que impide sostener que la ley colombiana dejó sueltas las
amarras para que afloraran en abundancia uniones maritales de hecho, y para provocar conflictos
mil para definir los efectos patrimoniales; si así fuera, a cambio de la seguridad jurídica que
reclama un hecho social incidente en la constitución de la familia, como núcleo fundamental de
la sociedad, se obtendría incertidumbre […] (S.C.S.J. 20 de Septiembre de 2.000. Expediente
6117). Resaltado fuera del texto.
En estos términos, consideramos que estos dos aspectos no deben mirarse desde el punto
de la “obligación” o “el deber” legal entre los cónyuges o los compañeros permanentes, pues
más que a una imposición legal, este tipo de decisión atañe directamente al fuero personal de
cada uno de ellos y a un deber moral para con quien establece una relación de unidad y respeto.
La fidelidad o singularidad, como se quiera llamar, permite que se mantenga la armonía de la
familia, evitando conductas inmorales indeseables que puedan lesionar de manera afectiva y
emocional a cualquiera de los miembros del núcleo familiar, especialmente al cónyuge, sin que
sea éste precisamente el único afectado.
Reconocerlo como efecto personal en las dos uniones, significa darles la misma
importancia y el mismo valor, pues no les permite ni al compañero permanente, ni al cónyuge,
establecer en un lado y otro relaciones jurídicas de este tipo con otras personas, lo que puede
proporcionar estabilidad y permanencia a las uniones, por lo menos durante su duración, como
sería el caso de la unión libre, pues no puede aducirse que imponer ciertos deberes a quienes han
decidido conformar una familia de este modo,
atente contra el
libre desarrollo de su
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
32
personalidad, pues ellas escogen la manera de unirse, mas no pueden escoger los derechos y
obligaciones que deseen se deriven de las mismas.
Ayuda y socorro mutuos. Medina Pabón (2011), refiere a este efecto como aquel que
“comprende tanto el apoyo, la compañía, el consuelo y la ternura, propias del afecto que deben
rodear a una pareja, como el suministro de los elementos materiales necesarios para tener una
vida digna, que cada uno está en el deber de proporcionar al otro” y cuya manifestación más
objetiva está en la obligación mutua de los cónyuges de proporcionarse alimentos.
Al referirnos a este aspecto como un elemento de la comunidad de vida dejamos previsto
que hace alusión al mantenimiento del hogar y al manejo de las cargas del mismo, las cuales,
según la legislación Colombiana deben ser llevadas de manera igualitaria y equitativa por los
cónyuges y proporcionalmente a las capacidades económicas de cada uno.
En la unión marital de hecho, el socorro y la ayuda mutua son acciones reconocidas, que
obligatoriamente se originan de esa comunidad de vida permanente que se debe establecer entre
los compañeros, así lo ha dejado previsto la jurisprudencia en sus diferentes pronunciamientos:
[…] La comunidad de vida implica cohabitación y colaboración económica y personal en
las distintas circunstancias de la vida, así como la convivencia que posibilita la recíproca
satisfacción de las necesidades sexuales; exige que ese trato de pareja que se dispensan los
compañeros sea conocido dentro del círculo social y familiar al que pertenecen. (S.C.S.J. 28 de
Marzo de 2012. Proceso No. 33772).
[…] La configuración de la unión marital de hecho, presupone, convivencia more uxorio,
comunidad de vida estable y permanente plasmada en las relaciones sexuales, la ayuda, socorro
mutuo y la affectio marital, o sea, un conjunto de “elementos fácticos objetivos como la
convivencia, la ayuda y el socorro mutuos, las relaciones sexuales y la permanencia, y
subjetivos otros, como el ánimo mutuo de pertenencia, de unidad y la affectio maritales”[…]
(S.C.S.J. 12 de diciembre de 2001. Expediente No. 6721),
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
33
Así las cosas, podemos concluir que la ayuda y socorro mutuo son elementos también
derivados de la comunidad de vida, misma que como ya lo mencionamos, debe surgir tanto en el
matrimonio como en la unión marital de hecho, lo que no los hace precisamente deberes que
imponga la ley, sino deberes morales que atañen a la relación de pareja y que al igual que los
anteriores permiten constituir un núcleo familiar solido, concertado en la ayuda mutua, en la
solidaridad y en el auxilio de los cónyuges o compañeros para mantener su solvencia, en valores
de reciprocidad .
Tal es así, que en el caso de la unión marital, esta solidaridad fue más que reconocida cuando
mediante vía jurisprudencial, se estableció que entre los compañeros permanentes también
existe la obligación alimentaria, por lo menos mientras dure la convivencia, y además en el
artículo 3 de la ley 54 de 1990, cuando establece que el patrimonio o capital producto del
trabajo, ayuda y socorro mutuos pertenece por partes iguales a ambos compañeros
permanentes.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
34
5. Los efectos personales reconocidos a la unión marital de hecho como una forma de
protección a la unidad y armonía familiar
Del estudio hecho anteriormente sobre la unión marital de hecho, su reglamentación y los efectos
jurídicos que se le han reconocido por la ley y la jurisprudencia, es posible deducir que tales
efectos atañen directamente a lo económico o patrimonial, dejando de lado aquellos que tienen
correspondencia directa con las relaciones de la familia y con la conservación de la armonía y la
unidad de la misma12, aquellos que en nuestro concepto no son más que los efectos personales
que según la ley, surgen por el hecho del matrimonio entre los cónyuges y que no le han sido
equiparados aún a los compañeros permanentes en aras de la diferenciación que debe hacerse
entre las dos figuras jurídicas.
Este hecho ha sido reconocido por la Corte Suprema de Justicia al referirse a los efectos
jurídicos de la ley 54 de 1990, en los siguientes términos:
Esta ley señala los efectos de la “unión marital de hecho”, aunque los restringe, en
principio, a reconocer, la conformación de una sociedad patrimonial entre los compañeros
permanentes; tal ordenamiento dista de ser completo, por lo que no está exento de dificultades en
su aplicación; y especialmente denota un desprecio injustificado en punto de los efectos
personales de la unión marital que necesariamente inciden en la relación entre los miembros
de la pareja, y entre ésta y la correspondiente prole, pues si acaso se avista en ella algún
reconocimiento en ese sentido, es sobre todo implícito […] (resaltado fuera de texto). (S.C.S.J.
20 de Septiembre de 2.000. Expediente 6117). (Subrayado nuestro).
Éste entonces, se convierte en uno de los tantos vacios jurídicos que le conciernen a la ley
que reguló la unión marital de hecho, pues dejó de lado que no solo existe un interés económico
en su constitución sino que tiene como finalidad principal, la conformación de una familia, la
cual debe ser protegida en la misma manera que la que nace del matrimonio permitiendo por ello
12
En sentencia del 28 de Marzo de 2012. Proceso No. 33772. La Sala de Casación penal se refiere, a estos dos
aspectos como el bien jurídico tutelado cuando se habla de su protección, ya que según el artículo 42 de la Carta
Política, la familia no sólo constituye el núcleo fundamental de la sociedad, sino que su protección debe ser
garantizada tanto por el Estado como por la sociedad, en la medida en que cualquier forma de violencia cometida en
su contra debe considerarse destructiva de ella.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
35
que el Estado pueda intervenir en aquellos asuntos que procuren su unidad y armonía, asuntos
que tienen que ver directamente con las relaciones personales de los miembros que conforman el
núcleo familiar,
Esta falta de reconocimiento siempre ha estado sustentada en la diferencia esencial que
existe entre el matrimonio y la unión libre y que se dejó establecida en la jurisprudencia de la
siguiente manera:
Las diferencias son muchas, pero una de ellas es esencial y la constituye el
consentimiento que dan los cónyuges en el matrimonio al hecho de que la unión que entre
ellos surge sea una unión jurídica, es decir, una unión que en lo sucesivo tenga el carácter de
deuda recíproca. La unión que emana del consentimiento otorgado por ambos cónyuges, hace
nacer entre ellos una serie de obligaciones que no es del caso analizar ahora detalladamente, las
cuales son exigibles por cada uno de ellos respecto del otro, y que no terminan sino por la
disolución del matrimonio por divorcio o muerte o por su declaración de nulidad. Entre ellas, las
más relevantes son las que se refieren a la comunidad de vida y a la fidelidad mutua […] De lo
anterior se deducen conclusiones evidentes: en primer lugar, que el matrimonio no es la mera
unión de hecho, ni la cohabitación entre los cónyuges. Los casados no son simplemente dos
personas que viven juntas. Son más bien personas jurídicamente vinculadas. La unión
libre, en cambio, sí se produce por el solo hecho de la convivencia y en ella los compañeros
nada se deben en el plano de la vida en común, y son libres en la determinación de
continuar en ella o de terminarla o de guardar fidelidad a su pareja. En el matrimonio, en
cambio, las obligaciones que surgen del pacto conyugal, a pesar de que pueden llegar a
extinguirse por divorcio y éste a su vez puede darse por voluntad de los cónyuges 13, es
menester lograr la declaración judicial del divorcio para que se produzca la disolución del
vínculo jurídico a que se ha hecho referencia. (S.C.C. 533 de 2000, resaltado de la corte).
“La simple convivencia” como la llamado la Corte, no significa que dos personas han
decidido irse a vivir por capricho, sino que también ha decidido ejecutar un proyecto de vida
juntos, del cual siempre el resultado será una nueva familia, si se llegan a consolidar todos los
13
Cfr. Código Civil art. 154 numerales 8° y 9°.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
36
requisitos para que ello suceda, por lo tanto reconocer tales efectos, permite que desde el
principio tomen la decisión con responsabilidad y respeto, no es simple, porque no es igual a la
convivencia que puede establecerse con un amigo, tío o un primo, sino que tiene un contexto
diferente, pues en ella lo que se pretende es crear lazos de afecto de pareja y además de posibles
padres e hijos (teniendo en cuenta que en casi todas hay procreación), y son precisamente estas
relaciones las que procura el estado proteger a partir de los artículos 42, 5 y 13 de la
Constitución.
“Los compañeros nada se deben en la vida común”, esta expresión es cuestionable, pues
según la diferencia, el contrato hace que los cónyuges se “obliguen el uno con el otro” , sin
embargo, el respeto, la unidad, singularidad o fidelidad , socorro y la ayuda mutua, son aspectos
de la vida en común, implícitos en ella, otra cosa es que se hayan positivizado para imponerlos
mediante un contrato a quienes quisieran contraer matrimonio a la luz de las normas del Estado;
pero estos aspectos en nuestra opinión surgen de la convivencia y cuando dos personas toman la
decisión de hacer una vida juntos sea casándose o no, saben de antemano lo que implica, y saben
que no es un juego, no puede alegarse que los compañeros permanentes no se deban nada,
porque estos deberes más que legales son morales y cada uno debe ser consciente de las
consecuencias que puede acarrear si falta a alguno de ellos, pues sabe que su hogar o familia
pueden verse afectados.
De acuerdo con la Constitución, la autonomía de las personas encuentra un límite en los
derechos de los demás y en el orden jurídico. Por ello la Corte ha entendido que el derecho al
libre desarrollo de la personalidad consagra una protección general de la capacidad que la
Constitución reconoce a las personas para autodeterminarse, esto es, a darse sus propias normas
y desarrollar planes propios de vida, siempre y cuando no se afecten derechos de terceros o el
orden jurídico.14 (Sentencia 075 de 2009, sic.).
En este sentido, una cosa es permitirles a las personas unirse en la forma que ellos prefieran y
establecer las normas de su esfera familiar de manera intima y digna, otra, es permitir que entre
14
Sentencia C-481 de 1998
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los compañeros permanentes se den relaciones de libertinaje o irrespeto, entre ellos, o que
aquello que tuvo como finalidad ser un núcleo de familiar, termine convertido en una simple
pareja con hijos o negocios en común, sin que el Estado les muestre que existen consecuencias
sobre esa decisión libre y responsable que tomaron de conformar la familia, por lo menos durante
el tiempo en que vivan juntos. Este tipo de disposiciones no deben mirarse como una manera de
atentar contra esa unión, sino para proteger su estabilidad, como una forma de buscar que sea
permanente y no ocasional y que además pueda consolidarse como una verdadera familia.
Los efectos personales como lo ha dicho la misma corte están directamente aliados a las
relaciones de familia, a la armonía y la unidad, misma que debe garantizárseles a las uniones
libres, por ser una de las familias reconocidas en el artículo 42. No se trata de equipararla al
matrimonio, porque es verdad,
la unión termina justo en el momento en que termina la
convivencia, así que de sumo ya no existirá más ayuda y socorro, pero no puede pasar lo mismo
mientras esta se desarrolla, porque entonces, aspectos como la singularidad o fidelidad puede
llegar a afectar derechos patrimoniales y para ello puede ejecutarse de mala fe y a escondidas,
por uno de los compañeros o la falta de ayuda y socorro mutuo, por ejemplo, puede permitir que
uno de los compañeros se aprovece del otro y decida llevar una vida cómoda y sin mucho
esfuerzo, mantener la convivencia y después de dos años reclamar derechos económicos.
Por tales motivos los efectos personales no deben mirarse en la unión marital de hecho
como las obligaciones o deberes que se deben los compañeros, sino como derechos que emanan
de la de la convivencia que se constituye, es decir como el mínimo de respeto que deben tener el
uno por el otro y por quienes conforman su núcleo familiar.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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6. Conclusiones
 Con base en lo anterior, podemos concluir, que nuestra legislación colombiana aunque
reconozca a la unión libre, en su artículo 42 de la constitución política, como una familia
y
pretenda
brindarles igualdad de
derechos frente
a
los cónyuges,
existen
ciertos vacios jurídicos que enfrentan estas parejas que deciden empezar una vida
en común,
pero
sin
someterse
a
un
contrato solemne como
lo
es
el
matrimonio, dejándolos en una desigualdad notoria frente a la protección de sus
derechos civiles.
 Tanto el matrimonio como la unión marital de hecho son una toma de decisión libre y
voluntaria de dos personas, que quieren empezar a convivir, para contraer tanto derechos
como obligaciones, y no solo en el campo económico, como al parecer está consagrada
la unión libre.
 A lo largo de nuestra investigación lo que pretendimos, fue destacar la importancia de los
efectos
personales
de
la unión marital
de
hecho,
los
cuales
no están señalados tácitamente en nuestra norma, pero que mediante el desarrollo de
nuestra
monografía,
pudimos concluir,
que
no
necesariamente
porque
se
encuentren estipulados en la ley como en el caso del matrimonio, son la finalidad de la
unión solemne, ya que por el solo hecho de querer conformar una familia se
ven implícitos en la misma, pues de modo contrario no sería viable dar inicio a una
convivencia estable y unida.
 Ha sido la
jurisprudencia la encargada de velar por la igualdad de derechos y la
no discriminación para los compañeros permanentes, pero notoriamente se quedo corta
en lo que respecta el tema, porque aunque si existe una protección, esta no es lo
suficientemente clara y por el contrario si algo contradictoria.
EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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EFECTOS PERSONALES EN LA UNIÓN MARITAL DE HECHO
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 Sentencia de la Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. M.P. Julio Enrique
Socha Salamanca. 28 de Marzo de 2012. Proceso No. 33772.
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