¿Dónde están las reliquias de la Pasión?

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¿Dónde están las reliquias de la Pasión?
Belleza del patrimonio cristiano / Reliquias
Por: P. Ignacio Acuña Duarte. S.J. | Fuente: Revista Cristiandad
Desconocidas y poco veneradas
Para un mundo informado sólo por los ojos de la carne, Semana Santa apenas representa un espacio de "reflexión y purificación de la
memoria".
Alguno más piadoso, quizás, sólo concentre la mirada en la fiesta de la Resurrección, obviando implícitamente los sufrimientos
inenarrables de la Pasión y de la Cruz.
La ciencia, por su parte, se empeña en "desmitificar" la tradición y la fe, confundiendo con fraudes y engaños a los fieles poco instruidos
con sensacionalismo barato. La prensa corre con gran parte de la responsabilidad al difundir semejantes sandeces y medias verdades.
Con el correr del tiempo, es verdad, muchas de las "impresionantes revelaciones" caen en el olvido o el descrédito, pero en el corazón
de las personas queda la sensación de desacralización. Un caso típico ha sido el montaje paracientífico y manipulador del Santo
Sudario.
¿Cuántos ilusos aún repiten con tono seguro las irresponsables afirmaciones que la prensa se apresuró a divulgar sobre supuestos
descubrimientos de fraude en el Santo Sudario de Turín? Evidentemente ninguno de estos personajes conoce los dictámenes de la
ciencia profesional que concluyó certificando la autenticidad de la preciosa reliquia. Valga como referencia la conversión de
investigadores tras el proceso de estudio y verificación.
Pero como el escándalo vende, aún queda quien asegure que se trata de una invención medieval realizada por medio de complejos
procesos holográficos para producir el efecto 3D cuando en el siglo XIX se mirase el negativo y se ampliaran, por ejemplo, la zona de los
ojos y se observase sobre ellos monedas romanas del año 30 según la costumbre local.
De todo eso y mucho más deberemos soportar cada Semana Santa, repetidos ad nauseam por todos los medios de comunicación
esmerados en entrevistar desconocidos expertos en negar todo lo afirmado y en afirmar todo lo negado.
Las preciosas reliquias de la Pasión
Un silencio revelador es el que se hace en torno a todas las reliquias que se conservan de la Pasión. ¿Quien se ha enterado de su
existencia o ha recibido la sugestión de visitarlas y venerarlas con piadoso amor?
La cristiandad cuenta con decenas de ellas. Todas son testimonios ciertos de la veracidad histórica de los Evangelios y obligan forzosamente - a darles aceptación. Cosa aparte es la rebelión a la consecuencia que ello implica, esto es, la suprema virtud y verdad
que de ellos emana y la necesidad de seguir a Cristo a riesgo de la condenación eterna.
Examinemos, en tanto, el glorioso panorama que nos ofrece la Santa Iglesia, Maestra infalible de la Verdad y depositaria de tan ricos
dones.
Las columnas del Templo de Jerusalén
El magnífico templo que había en Jerusalén cuando murió nuestro divino Redentor fue destruido, y según el sagrado vaticinio
pronunciado por sus labios sagrados, no quedó piedra sobre piedra. Constantino el grande hizo trasladar doce columnas de este templo
destruido, para que se colocaran delante de la Confesión de San Pedro; hoy en día aún se ven ocho debajo de la magnífica cúpula del
Vaticano, dos en el altar de San Mauricio, dentro de la capilla del Santísimo, y otra en la cámara inferior de la capilla della Pietá, que
según la tradición es en la que estuvo apoyado el divino Jesús cuando de edad de doce años disputó con los doctores de la Ley.
Columnas del velo del templo
El velo del templo de Jerusalén, que se rasgó en dos partes al morir nuestro divino Salvador, era sostenido por dos columnas, las cuales
hoy día se conservan en el claustro de la basílica de San Juan de Letrán, en Roma.
Mesa de la Cena
La mesa, en la cual el amabilísimo Jesús celebró la última Cena e instituyó el adorable Sacramento del altar, se conserva y venera en la
misma basílica de San Juan de la Cruz.
Plato de la Cena
Se conserva uno en la santa iglesia de Génova
Toallas
De las que sirvieron, tanto para lavarse las manos al Salvador como para enjuagar los pies a sus Discípulos, se conserva una parte
notable en la citada basílica de San Juan.
Asiento
Del que, en forma de cama, sirvió a nuestro amable Jesús en la última Cena, se conserva una gran parte en la capilla llamada Sancta
Sanctorum, en Roma.
Cáliz
El precioso cáliz de que se sirvió nuestro divino Redentor al instituir el augustísimo Sacramento del altar, tiene la imponderable dicha de
conservarlo la santa y metropolitana Iglesia de Valencia: todos los años se coloca en el Monumento.
Monedas que recibió Judas
Se conservan tres en la catedral de Génova, y una en la basílica de Santa Cruz de Jerusalén, en Roma
Cenáculo
Ocupado hasta mediados del siglo XX por los musulmanes, este lugar, uno de los más santos en la tierra, puede ser visitado bajo las
condiciones impuestas por el gobierno que actualmente rige Tierra Santa. Los cristianos pueden visitarlo y ganar las preciosas
indulgencias concedidas por los Romanos Pontífices a cuantos orasen en tan santo sitio.
Huerto de Getsemaní
Tanto la gruta en donde oró nuestro divino Redentor, que se conserva en su estado natural, como algunos de los olivos, que se cree son
los mismos que existían en tiempo de la Pasión del Señor, están bajo la custodia de los ejemplares hijos del patriarca de Asís, en
Jerusalén.
Piedra del torrente del Cedrón
Habiendo prendido al Señor, y llevándolo a la casa de Anás, al pasar por el torrente de Cederrón, la tradición dice que tiraron al Señor al
fondo del torrente, dejando impresas las huellas de sus pies, rodillas, manos y cabeza sobre la durísima piedra que aún hoy se muestra
a los peregrinos.
Cuerdas con que fue atado el Señor
Un pedazo importante se conserva en España, en la basílica del Escorial, y otro en Italia, en la catedral de Anaghi.
Casa de Anás
En el lugar donde estuvo esta casa hay una iglesia y convento, ocupado por monjas armenias.
Casa de Caifás
En el lugar en que estuvo hay una iglesia, cuidada por los armenios: en ella se ve un calabozo muy reducido, en donde pasó algunas
horas nuestro divino Salvador: allí mismo había una columna en la cual estuvo atado, y es la que hoy se venera en Roma, en la iglesia
de santa Práxedes. En el altar que hay en el fondo del ábside de esa iglesia se ve la piedra que se puso a la puerta del sepulcro del
Salvador.
Lienzo con que vendaron los ojos al Señor
Se venera una parte en la iglesia de San Francisco á Ripa, en Roma.
Pretorio de Pilatos
El lugar en donde estaba hoy día también estuvo ocupado por los musulmanes, pero los fieles ya pueden visitarle y ganar indulgencia
plenaria orando allí.
Escala Santa
Se llama así la que estando en el pretorio de Pilatos fue santificada y regada con la sangre de nuestro amable Salvador: tiene veintiocho
gradas; se conserva en Roma, en la iglesia que lleva su nombre. Los fieles la suben de rodillas.
Columna de la flagelación
La principal parte se conserva en Jerusalén en la capilla que los Padres Franciscanos tienen en el Santo Sepulcro; pero se veneran
partes muy notables en las principales basílicas de Roma, en la basílica del Escorial en España y en la iglesia de San Marcos de
Venecia.
Azotes
Se veneran en la catedral de Anagni y en la Iglesia de Santa María in vía lata en Roma.
Corona de Espinas
Se venera en la Santa Capilla de Paris, pero sin espinas que han sido distribuidas por toda la cristiandad: en Roma son cerca de veinte
las que reciben veneración pública: las iglesias que tienen más son las de San Marcos y Santa Praxénedes, las cuales conservan tres.
En el Vaticano hay dos; en San Juan de Letrán una, etc. En España son muchas las que reciben veneración en diversas iglesias: en el
Escorial se veneran once; Barcelona tiene la dicha de venerar varias, y en el célebre santuario de Montserrat se custodian dos.
Clámide
Se conserva parte en las iglesias de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Francisco à Ripa, en Roma
Columna de los improperios
Se conserva en la iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén.
Arco del Ecce Homo
Hoy día se ve gran parte de él en la magnífica iglesia que el celoso misionero Alfonso María de Ratisbona levantó en Jerusalén para las
monjas de Sión, tras su conversión desde el judaísmo por gracia de Nuestra Señora.
Santa Faz
La tradición común es que fueron tres las imágenes que quedaron en el velo de la Verónica, pero son muchísimas mas las que se
veneran en la cristiandad. Las auténticas son: la que se venera en Roma, en la basílica de San Pedro; en España, en la catedral de
Jaén, y en Venecia, en la iglesia de San Marcos. Las demás, aunque milagrosas, son tenidas como facsímiles o tocadas al original.
Puerta judiciaria
Aún se ven en Jerusalén restos de esa Puerta, por donde pasó el divino Salvador yendo al Calvario.
Columna de la sentencia
Frente a la puerta judiciaria se ve hoy, guardada por los Padres Franciscanos, la gran columna donde, según la tradición, tuvieron a
nuestro divino Salvador mientras hacían los preparativos para crucificarle.
Vestidos de Jesús
La túnica inconsútil se conserva en Argenteuil. Estudiada y contrastada con el Santo Sudario, las heridas coinciden y corroboran los
relatos de la Pasión. Se guarda una similar en Tréveris, Alemania. El manto se repartió por la cristiandad, pero se conserva un
importante trozo en la catedral de Anagni.
La santa Cruz
Pocas reliquias se han propagado por toda la tierra como la perteneciente al árbol santo en donde murió nuestro Redentor, pero de un
modo especial se conservan aún partes insignes en las basílicas de San Pedro y santa Cruz de Jerusalén, en Roma; en la catedral de
Anagni se venera también un pedazo muy notable, y en la cual se ve aun uno de los agujeros que se hicieron al crucificar a nuestro
divino Salvador.
Clavos
La tradición enseña que fueron tres los que tuvieron suspendido al Salvador del mundo: uno entero se conserva en Santa Cruz de
Jerusalén, en Roma; otro en la capilla del Palacio Real de Madrid, y otro se ha distribuido a diversas iglesias de la cristiandad. Además
de esos clavos, se veneran otros que también eran de la cruz pues los brazos de la misma estaban clavados y el I.N.R.I. también.
I.N.R.I.
La principal parte se halla en la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma; en san Juan de Letrán y en San Marcos de la misma
ciudad santa se ven pedazos notables.
Esponja
La principal parte se venera en la Santa capilla de París, pero se conservan partes en la basílica del Escorial, en España, y en las de
San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y Santa María Transtévere, en Roma.
Lienzos que cubrieron al Señor estando en la cruz
Se veneran en San Juan de Letrán y en San Marcos, de la misma ciudad eterna.
La Lanza
Esta, sin la punta, se venera en San Pedro de Roma: la punta, según afirma el Papa Benedicto XIV, desde el tiempo de San Luis se
conserva en la Santa capilla de Paris.
Sangre y agua
Es de fe que del costado se nuestro divino Salvador salió sangre y agua : entre las reliquias más insignes que se exponen a la pública
veneración en la santa ciudad de Roma, se encuentra parte de la sangre, y agua que salió de su sagrado costado después de muerto,
se conserva en la basílica de San Juan de Letrán. En la de San Marcos se expone un velo que se embebió en la misma sangre y agua.
Piedra de la unción
Se venera en Jerusalén, en la iglesia del Santo Sepulcro
Santo Sepulcro
Dios ha querido que permaneciera en Jerusalén, siendo bajo todos los conceptos el sepulcro más glorioso que ha habido y habrá sobre
la tierra. Muchas iglesias se glorían de tener pequeñas partes de tan glorioso monumento.
Sudarios y lienzos del Señor en el Santo Sepulcro
Según la costumbre que tenían los hebreos al embalsama, varios eran los sudarios y lienzos que empleaban: así parece deducirse del
evangelio de San Juan. En la iglesia de San Juan de Letrán se conserva uno de esos lienzos en que estuvo envuelta la cabeza del
Señor en el Sepulcro. En las iglesias de San Marcos, de San Francisco á Ripa y en el Escorial, en España, se veneran partes de otros
lienzos; pero los santos sudarios de Turín en Italia, Besancon en Francia y Santo Domingo de la Calzada en España, son los que de
modo especial han sido venerados y admirados siendo el de Turín el que la ciencia certificó como autentificable por las notables
corroboraciones históricas y prodigiosas cualidades del santo tejido.
Reflexión final
Si la emoción embarga nuestros corazones al contemplar la riqueza y significación de la presencia de tales reliquias, sólo cabe extender
nuestro amor y comprensión a un paso más. Y es ineludible.
¡Cuánto daríamos en este momento por ser trasladados - como Daniel al etíope - hasta cualquiera de estas reliquias! ¡Con qué gusto
pasaríamos horas de rodillas venerando esos preciosos recuerdos del Salvador, que acaso fueron bendecidos por el roce de su tacto o
que contienen parte de su Divina Sangre!
Y olvidamos, a un mismo tiempo, que quizás a pasos de nosotros, no muy lejos, tenemos al mismo Cristo presente en Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad. ¡A pocos minutos tenemos al mismo Cristo presente y tan vivo como cuando regó de gracias las preciosas reliquias
que comentamos!
Contemplémosle ahora allí, donde le tenemos cerca. Meditemos en lo sólo y abandonado que se encuentra. Nadie peregrina hasta allí,
nadie se arrodilla ante su sagrada Presencia. Pocos, muy pocos, parecen tener conciencia cabal de Él.
Vemos a tantos comulgar sin respeto, sin la debida compenetración que tal acto merece ¡Acto envidiado por los mismos ángeles, que no
pueden comulgar! Es el mismo Cristo que viene a nosotros. ¡Cuántos comulgan con la mano, tocando con sus manos indignas e
impuras el sagrado Cuerpo del Redentor! Duele pensar en semejante irreverencia, que a causa de la extensión y frecuencia ha sido
indultada por la Iglesia. Imaginar tan sólo las divinas partículas olvidadas en la mano y llevadas al bolsillo, o caídas al suelo. Tiemblo al
pensar en ello, en la tristeza y escándalo de los santos ángeles.
Mártires y santos, los mismos cruzados ofrecieron sus vidas por la conservación de las reliquias y lugares sagrados. Muchos prefirieron
morir antes que verlas profanadas. ¿Cómo no querremos nosotros, hermanos en la fe e hijos de la Iglesia como ellos, ya no venerar las
reliquias sino adorar a nuestro dulce y amable Salvador presente día y noche en la Sagrada Eucaristía?
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